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Vacaciones por Sai Ki

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Notas del fanfic:

Como siempre menciono, no espere una historia sin errores porque mi redacción no es perfecta y al escribirlo y publicarlo desde el móvil puede haber algunos errores o situaciones para aclarar.

Notas del capitulo: ¡Nueva parodia!
Como muchos tuvieron vacaciones de semana santa y somos conscientes de que hizo mucho calor, la historia se desarrolla en una cabaña en pleno verano.
Lo escribí en una noche así que también es sencillo.

Si los personajes me pertenecieran preferiría hacer una película.
Sé que no me están pagando por esto.
Saga se encontraba de lo más tranquilo observando el cielo estrellado pasada la medianoche. Tenía puesto un kimono del mismo rojo de su lápiz labial y aprovechaba la brisa que llegaba en la terraza donde se encontraba.


Se les había ocurrido el viaje como actividad para liberarse del estrés y solidificar su amistad para que A9 siguiera siendo una buena banda; habían rentado una cabaña con excelente vista a las faldas de una montaña. Lo principal era descansar pero no tardaron en bromear sobre la ropa que usarían y como apuesta, Hiroto y Saga terminaron usando kimonos que Nao les había comprado.

Para Saga no era un problema pero se le podía notar nervioso cuando, por la tarde, un par de jóvenes le preguntaron su nombre y coquetearon con él hasta que el pobre bajista terminó rechazando la oferta diciendo que estaba ocupado con alguien más, corriendo después a los brazos de su batero.

El resto del día había tenido que soportar las burlas de sus compañeros por lo que pudo descansar hasta caída la noche. Encendió un cigarrillo pasada media hora en silencio y siguió observando el cielo nocturno, pensando en el guitarrista pelinegro.

—¿No podías dormir?
Escuchó a su lado, sobresaltándose de inmediato. Era el mismo en quien había estado pensando y le miraba con una sonrisa.

—Salí a tomar aire… ¿qué hay de ti?

—Hace demasiado calor para dormir, además Shou y Hiroto… ya sabes que siempre son cariñosos y esas cosas.
Contestó con cierto cansancio, no porque le molestara la relación de sus compañeros de banda, sino porque siempre escogían el lugar menos indicado para demostrar su amor.

—Entonces será mejor quedarnos fuera por un tiempo. ¿Damos un paseo?
Le miró de reojo al preguntar, ignorando la imagen erotica que proporcionaba su sola figura bajo la luz de la Luna, con un hombro descubierto y los labios pintados, encima disfrutaba de los cigarros favoritos de Tora quien aceptó su invitación al golpearse mentalmente por quedarse como un bobo al mirar a su compañero bajista.

En silencio comenzaron a alejarse de la cabaña, siguiendo un camino de piedras el cual no sabían a dónde los llevaría pero no importaba, despejar sus mentes era lo mejor en ese momento al igual que refrescar sus cuerpos del agobiante calor.

Los primeros minutos los pasaron en silencio, compartiendo un cigarro de vez en vez, disfrutando del tabaco como del tacto indirecto entre sus labios. Pero las bromas y situaciones graciosas no tardaron en comenzar, sobre todo el pelinegro que se divertía molestando a Saga con que era más femenino que su hermana, riéndose aún más cuando el castaño comenzó a caminar como una chica y sobre todo cuando le tomó del brazo como si fueran una pareja.

Estuvieron caminando sin rumbo cerca de dos horas, momento en que decidieron regresar sus pasos. Aquel camino de piedra llegaba a una pequeña playa, seguramente nadie sabía de su existencia por lo que decidieron hablarle de ello a sus amigos para ir al día siguiente.


—No entiendo cómo Nao puede soportarlos.
Comentó Tora en murmullos al entrar a la cabaña y encontrar al guitarrista rubio y su actual líder abrazados en el suelo apenas con unas mantas cubriendo sus cuerpos desnudos.

—Tal vez hacen un trio cuando no estamos.
Comentó con gracia el castaño logrando una risa en su compañero.

Los futones estaban detrás de un biombo con grullas bordadas, eran los únicos que se encontraba en perfecto estado ya que el baterista había cambiado el suyo de lugar y se encontraba en la punta de la habitación.
Ambos músicos se quitaron las prendas que les estorbaban y pronto se vieron tan sólo con su ropa interior. Los bóxer negro de Saga resaltaban a la vista, más aún porque ni siquiera se había molestado en meterse bajo las mantas para cubrir su desnudez. Tora tenía un poco más de suerte debido a que sus tatuajes disimulaban bastante su piel desnuda así que si el bajista no tenía vergüenza, ¿por qué él debía cubrirse? Además el calor dentro de la cabaña comenzaba a asfixiarlo.


El menor de los dos fue el primero en dormir por lo que los ojos del guitarrista de inmediato recorrieron su cuerpo, las facciones de su rostro. ¿Realmente aquel hombre tan hermoso tenía más de treinta años? Porque estaba consciente de que el bajista era atractivo y tenía pretendientes pero, siempre se mantenía inalcanzable. Un día coqueteaba con alguien y al siguiente lo desconocía. Estaba siempre solo pero parecía ser feliz con ello, a veces salía en busca de “un poco de sexo” como él mismo solía decir en gracia pero nadie sabía con certeza sobre su vida privada.

En cuanto a Tora, él también buscaba alguien que le sacara las ganas cuando se sentía caliente pero no lo divulgaba como el menor.
Cerró los ojos como si se recriminara a sí mismo. ¿En verdad se estaba preguntando sobre la vida sexual de su compañero que le parecía enormemente atractivo? Debía estar loco y ser un pervertido de primera.

No bastaron más de veinte minutos para que se decidiera a dormir, si seguía pensando cosas terminaría con una erección a las cuatro de la mañana y no se arriesgaría a satisfacerse en una habitación donde se encontraban sus amigos.





—¿Dónde fueron que Saga regresó tan cansado?
Fue la pregunta insinuante del vocal hacia el mayor, ambos caminaban de regreso a la cabaña luego de salir a comprar algo para comer mientras el resto les esperaba.

—Lejos de los gemidos de Hiroto, ¿no es obvio?
No había nada que pusiera tan de mal humor al pelinegro como despertarse temprano. Encima había tenido que aguantar ver a Nao abrazado al castaño al amanecer. ¿En qué momento se había cambiado de lugar? Y lo peor era que ese despistado bajista no se daba cuenta de nada. ¡Parecía gustarle!

—Supongo que las cosas con Saga no van bien, por eso tu mal humor siempre.

—¿”las cosas con Saga”? No sé a qué te refieres y si estoy enojado es porque hacía demasiado calor, no pude dormir.

—Es obvio cuando te le quedas mirando, Tora. ¿No crees que él ya lo sepa? Te recuerdo que tampoco eres discreto, subiendo fotos que le tomas a escondidas a Instagram… pero él también se la vive en su burbuja, qué complicados son.

—Nadie ha pedido tu opinión.
Dejó salir un suspiro de fastidio y buscó un cigarro entre las bolsas plásticas, por compartir con Saga a la madrugada se había terminado su cajetilla. Pero debía admitir que el tonto líder que iba a su lado tenía razón, intentaba llamar la atención del menor y él ni se daba cuenta.

Estaba tirando indirectas a un pozo sin fondo.




La segunda noche fue más tranquila, aunque no por ello menos incómoda. Shou y Hiroto fueron los primeros en acostarse más no en dormir, hablaban en murmullos pero no por eso les era menos incómodo a Tora y Saga, el batero estaba dormido desde hacía tiempo y les daba la espalda desde su rincón.

El más alto fue el primero en levantarse de su lugar y salir al patio para tomar un poco de aire. Hacía calor ahí dentro, sólo escuchaba palabras cursis y encima el bajista parecía ignorarlo mientras leía una revista. Se estaba estresando más que nunca en sus “vacaciones” y todo porque no habían rentado una cabaña con cuartos separados. Vaya molestia.


—Hey, Tora. Vamos a comprar algo para beber.

De nuevo se aparecía el castaño, aunque esta vez no usaba su bendito kimono, verle usando una de sus playeras holgadas con una bermuda debajo era igual de interesante.

—¿Tenías que usar mi ropa?
Lo molestó un poco al tiempo que le ofrecía otro cigarro y comenzaba a caminar en dirección a la tienda de autoservicio. Olvidándose de que seguramente estaría cerrada.

—No iba a salir con ese estúpido kimono puesto, si le pedía ropa prestada a Shou seguramente el pomeranio se molestaría y Nao… simplemente no me gusta la ropa que usa.

—No te estoy pidiendo explicaciones ¿si? Aunque luces gracioso con ropa que te va grande.

—Deberías bajar de peso para que no me quedara tan grande.

—¿Ahora es mi culpa? Tú eres el que parece una vara.

Se miraron unos segundos antes de comenzar a reír, siempre se la vivían en bromas y molestándose mutuamente.

Como era de esperar, la tienda de autoservicio se encontraba cerrada y estaban tan lejos de la ciudad que aventurarse a comprar algo sería una locura. Regresaron bromeando aún más, haciendo burla a sus compañeros con comentarios como “Ya deberíamos dormir, mi amor” y “podríamos tener sexo aprovechando que Saga y Tora no están”. Incluso el castaño fingió ser Nao mientras dormía, murmurando cosas sobre la madera para su batería y demás.

Al llegar a la cabaña ambos guardaron silencio, se suponía que el resto estaba durmiendo y ellos apenas podían acallar sus risas. Parecían dos adolescentes ebrios riéndose de cualquier tontería.

—Recuerda que debes quitarte mi ropa, no quiero que le pegues alguna de tus garrapatas o algo así.
Era consciente de lo profunda que sonaba su voz cuando murmuraba pero no quería dejar de hablar con el bajista, además apenas eran las tres de la mañana.

—Si tanto te importa tu ropa, ¿por qué no me la quitas?
Un murmullo tan sincero que las risas del mayor se apagaron en segundos. Saga no podía hablar en serio ¿o si? Pero antes de que pudiera reaccionar, el castaño le entregó sus prendas con una sonora risa que le valió varios reclamos por parte de “la parejita” para que se callaran de una vez.

—No juegues conmigo, Saga~kun.
El menor se estremeció en sobremanera al escuchar la grave voz de su compañero cerca de su mejilla y le apartó entre risas al sentir un beso sobre la misma. Quizás sus bromas habían ido demasiado lejos pero eso solo comprobó las sospechas de cada uno.

Había tensión sexual entre ellos.
Notas finales: Continuará...

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