Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sentimientos prohibidos. por Floralis

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

• Todavía no me acostumbro a plasmar las personalidades de Eijun y Miyuki, así que, si notan algún error, agradecería si me lo dijeran.

• Este fanfic transcurre durante el Acto II del manga.

• Los personajes no me pertenecen. Todos son creación de Terujima Yuji.

A Sawamura nunca le había gustado alguien de la forma romántica.

A sus dieciséis años, jamás había experimentado las mieles del amor y, por supuesto, estaba tan centrado en el béisbol que creía que nunca se enamoraría. Lo más cercano a esa experiencia era cuando sufría con una protagonista de manga shoujo a causa de su amor no correspondido, y lloraba cuando ésta rechazaba al rival (¡No seas tonta! ¡Al menos él no te haría sufrir!). Pero eso era todo. Él, simplemente, no se veía a sí mismo enamorado de nadie, ni siquiera de Wakana, a quien veía más como una hermana que como un potencial interés amoroso (Por más que Kuramochi creyera -y prácticamente insistiera- lo contrario). El béisbol era su pasión, su único amor, y sabía que moriría amándolo solo a él.

Pero para sus padres y abuelo... la historia era distinta. Ellos siempre insistían respecto a por qué no se conseguía una novia. Alguien con quien, en el futuro, sería capaz de formar una familia. Sawamura entonces lo tomaba como un simple chiste, y prefería responder con evasivas o agarrar al toro por los cuernos insistiendo que él no quería casarse. Como era de esperarse, su familia siempre afirmaba lo contrario (Ya verás que, cuando conozcas a alguien, cambiarás de opinión). Pero... ugh ¿Cómo decirles que a él solo le importaba jugar béisbol toda su vida? ¿Por qué no eran capaces de aceptar que él no quería tener novia?

Creyó que ese tormento duraría por toda la eternidad. Él mismo estaba excesivamente convencido de que era mejor que nadie le guste jamás. Fue así como cerró una puerta y, como fue tan descuidado, dejó la ventana abierta.


Había soñado con esa sonrisa miles de veces, pero nunca era capaz de descifrar a quién pertenecía. Es decir, él estaba convencido de saber quién era la persona tras ese rictus, pero cuando despertaba... Ese conocimiento se esfumaba con la facilidad que la arena se escapaba entre los dedos. No sabía quién era, pero lo que sí sabía era que su corazón se aceleraba descontroladamente cuando percibía un atisbo de ella. Una parte de su cerebro siempre gritaba: ¡Ésta es la persona junto a la cual quieres pasar el resto de tu vida! Y la parte restante parecía burlarse de él borrando cualquier indicio respecto a reconocer a quien se ocultaba tras la máscara.

Sawamura comenzó a creer que esos sueños recurrentes se estaban volviendo una pesadilla. Siempre que intentaba descifrar a quién soñaba, su mente desdibujaba el rostro dueño de aquella sonrisa.

Haruichi, quien siempre era buen observador, parecía preocupado por el extraño modo de comportarse de Sawamura, además de aquellas bolsas negras que tenía bajo los ojos como si no hubiera dormido lo suficiente. Por este motivo, mientras se encontraban desayunando, se atrevió a indagar respecto al bienestar de su compañero de equipo.

— Eijun-kun, luces pálido ¿Has dormido bien? —preguntó con el ceño fruncido.

Sawamura, quien acababa de llevarse un poco de arroz a la boca y se encontraba masticándolo, alzó la mirada y arqueó las cejas como si esa cuestión lo hubiera tomado por sorpresa. En realidad, Kuramochi ya le había hecho la pregunta luego de haberse levantado, y por otra parte, todavía no terminaba de acostumbrarse a ver las expresiones en el rostro de su amigo con tanta claridad desde que éste se había cortado el cabello. Si lo veía detenidamente, hasta podía resultar un poco escalofriante.

— ¡Por supuesto! ¡He dormido como un bebé! Solo he tenido algunas... pesadillas.

Haruichi abrió la boca para preguntar, pero antes que siquiera brotara algún sonido, una risa irrumpió la conversación.

— ¿Kuramochi te ha vuelto a obligar a jugar videojuegos de terror con él?

Sawamura alzó la mirada para encarar al dueño de esa voz tan socarrona, pero quedó helado al ver la sonrisa que cruzaba los labios del catcher. Inmediatamente su pulso se aceleró igual que cuando se encontraba en el montículo enfrentando a un bateador especialmente difícil de ponchar, y un cosquilleo de origen dudoso comenzó a extenderse a cada área de su cuerpo. ¡Esa... esa sonrisa! ¡La reconocía! Sin percatarse de que había quedado observando a Miyuki con la boca entreabierta, Haruichi carraspeó para retornarlo a la realidad de inmediato. Sawamura reaccionó enrojeciendo un poco y sacudiendo la cabeza.

— Solo fueron pesadillas... ¡No es la gran cosa! ¡Estoy bien!

En esos instantes Sawamura deseó que el arroz que todavía tenía en su cuenco desapareciera para ser capaz de eludir a Miyuki poniéndose de pie y saliendo de la escena, pero no, tenía una inmensa montaña de arroz justo frente a sus ojos, lista para ser devorada. Eso era tan molesto.

— Si estuvieras bien, no lucirías como si acabaras de salir de un ataúd.

— ¡No soy un zombie!

Grrr... Miyuki.

— ¡Oe, bakamura! ¡Come más despacio o de lo contrario acabarás vomitando todo lo que comiste! —exclamó Kuramochi desde la otra mesa.

Sawamura se detuvo de inmediato, pues no se había percatado de que estaba prácticamente tragando el arroz con prisa, ante la mirada divertida de Miyuki. ¿Pero por qué? ¿Por qué se sentía tan... extraño?

— ¡Muchas gracias por la comida! —exclamó Sawamura poniéndose de pie.

 Idiota ¿De verdad piensas comer solo eso? Sabes que si no comes...

— ¡Estoy bien con esto! ¡No hace falta que te preocupes por mí! —Sawamura se giró hacia Miyuki y sacó la lengua como un niño pequeño y molesto. Una gota de sudor resbaló por el costado del rostro del capitán mientras se guardaba la risa que permanecía atorada en su garganta—. ¡Asada! —pudo observar el modo en el que éste se estremecía—. Cuando termines de comer, juguemos a atrapar.

Asada tartamudeó algunas palabras incoherentes mientras se ajustaba las gafas, y Sawamura continuó con su camino.

— ¿Pero qué le sucede? —preguntó Kuramochi inclinándose un poco hacia atrás para ver la forma en la cual el pitcher de segundo se dirigía a lavar sus platos.

— Probablemente no ha dormido lo suficiente —sugirió Haruichi imitando al mayor.

Miyuki no respondió, aunque en sus ojos también brillaba un poco de preocupación.


Sawamura tenía el deseo urgente de evadir a Miyuki, aunque no comprendía exactamente por qué. Simplemente sentía que no quería verlo, especialmente desde que había descubierto que la persona con la cual soñaba cada noche no era otra más que el catcher. Cuando se descubría a sí mismo contemplándolo por largo tiempo, inmediatamente se reprochaba a sí mismo, como si hubiera hecho algo especialmente malo. Antes no había tenido ese problema, simplemente lo había desarrollado de la noche a la mañana, y él no comprendía su propio comportamiento. Cuando veía a Miyuki, rápidamente corría intentando lo posible porque éste no lo viera, o porque sus miradas no se cruzaran. Sawamura no entendía especialmente por qué creía que un encuentro casual con los ojos de Miyuki sería malo, simplemente lo sabía de manera inconsciente. Una vez incluso chocó contra Okumura por accidente, provocando que el catcher de primer año lo asesinara con la mirada. Tras algunas palabras torpes de disculpas, Eijun continuó corriendo mientras Miyuki se asomaba a ver la forma en la que la espalda del pitcher se alejaba.

Este extraño comportamiento continuó manifestándose por el resto de la semana. Ni siquiera el mismo Sawamura era capaz de comprender qué estaba ocurriendo exactamente incluso consigo mismo. ¿Por qué ahora le costaba respirar el mismo aire que respiraba Miyuki en la misma escena? ¿Por qué no era capaz de verlo a los ojos? ¿De dónde nacía esa urgente necesidad de evadirlo? No lo sabía, no existía una respuesta, y eso lo frustraba en niveles difíciles de suponer. Sabía que no podría estar eludiéndolo por siempre, pues ambos formaban parte del mismo equipo, y tarde o temprano debían verse a la cara, pero Sawamura simplemente no podía estar cerca del catcher. ¿Por qué? Ésa era una buena pregunta. Él mismo estaba buscando la respuesta.

Un día, mientras almorzaban, Haruichi realizó la dichosa cuestión a Sawamura.

— Eijun-kun, has estado evitando a Miyuki-senpai desde hace unos días ¿Hay una razón por la cual lo has hecho?

Los palillos casi cayeron de los dedos de Sawamura.

— ¿Eh? ¿Evitarlo? ¿P-Po-Po-Por qué habría de hacer eso?

— Dímelo tú a mí —Haruichi se encogió de hombros—. Pero todos se han percatado de ello, incluso los de primer año.

Eijun rió nervioso sin saber cómo responder a eso ¿Tan obvio había sido? Pero no le dio tiempo a responder, pues sintió un brazo pasar sobre sus hombros.

— Al fin puedo atraparte, Sawamura —Miyuki sonrió, y los ojos de Sawamura se abrieron como platos— ¡Yo!

Sawamura se libró del agarre y se puso de pie en un salto, percatándose de que empezaba a sudar nervioso.

— ¡M-MIYUKI KAZUYA!

— Es Miyuki-senpai para ti —lo corrigió éste, arrastrando la silla que estaba al lado de Sawamura y sentándose allí—. ¿Y bien? ¿Piensas decirme qué te sucede?

Sawamura tuvo el urgente impulso de salir corriendo de allí, pero no lo hizo (Sabía que Miyuki lo detendría de alguna manera), así que simplemente tomó asiento y continuó comiendo. No ofreció respuesta de inmediato, aunque cada segundo que pasaba en silencio le parecía eterno, incluso a él mismo. Miyuki no dijo nada, pero Sawamura no se animaba a ver la expresión que tenía tras esas gafas. Por alguna razón, el contacto visual resultaba imposible. Además, para agregar algo más por lo que preocuparse, el corazón del pitcher de segundo no paraba de latir con furia.

Era lo peor.

— No hay nada que decir —dijo Sawamura tras llevarse un trozo de pollo frito a la boca—. Ustedes simplemente se encuentran exagerando. Yo... no estoy evitando a nadie.

— ¿Nos tomas por idiotas, Sawamura? —la voz de Miyuki se escuchó fastidiada, pero ni siquiera así Sawamura giró el rostro a verlo—. ¿Ha sucedido algo? —Sawamura sabía que Miyuki estaba tratando de preguntar "¿He hecho algo malo?", pero no era bueno con las preguntas tan directas como ésa. Negó con la cabeza, y Miyuki pareció más fastidiado que nunca—. ¿Por qué no me miras?

Entonces el catcher sostuvo el rostro de Sawamura con ambas manos, obligando a éste a observarlo. Pasaron unos instantes hasta que éste finalmente reaccionó, apartando la mano de Miyuki de un manotazo y poniéndose de pie. Nadie fue capaz de contemplar la expresión que el pitcher llevaba, pues una sombra cruzaba su rostro, ocultándolo.

— Gracias por la comida —murmuró antes de alejarse. Miyuki hizo el ademán de ponerse de pie también, pero Zono apoyó una mano sobre el hombro de éste.

— Déjalo ser.


Eijun corrió hasta llegar a un sitio alejado, donde pudo sentarse a abrazar sus rodillas, no sin antes asegurarse de que nadie lo había seguido. Entonces apretó los dientes y las manos hasta no tener fuerzas, preguntándose qué había ocurrido con él ¿Por qué estaba comportándose de esa manera cada vez que veía a Miyuki? ¿Por qué no podía ser sincero con él? Era tan frustrante, tanto que no tenía palabras para describir la impotencia que sentía.

Casi estaba comportándose como alguna heroína de shoujo manga cuando ésta descubría que le gustaba el peor chico posible, pero ése no era el caso ¿O sí? Sawamura pronto enrojeció cuando descubrió que esa posibilidad existía, y sacudió la cabeza negativamente tratando de quitarse esa idea de la cabeza. ¡No era posible! ¡Por supuesto que no! ¿Enamorarse él de Miyuki Kazuya? ¿D-De un chico? ¡Eso no podía ser! ¡Por supuesto que no! Pero cuando descubrió que su corazón parecía responder positivamente cuando pensaba acerca de amor por el catcher, se alarmó.

¡No, definitivamente debía haber un error en todo eso! ¡Por supuesto que a él no le gustaría jamás ese chico tan insoportable! ¡Era un chico por todos los cielos! Pero cuando pensaba en Miyuki, y acerca de lo preocupado que éste parecía cuando intentó hablar durante el almuerzo, no podía dejar de sonreír como un tonto. ¿En serio? ¿Realmente se había fijado en el capitán? ¿E-Eso significaba que él era... gay?

Tragó saliva y, aquejado por esos pensamientos, notó que su estómago se revolvía.

No podía ser, no podía ser, no podía ser cierto.

Sawamura quería gritar, pero no lo hizo. Su labio inferior temblaba, y todo su cuerpo fue invadido por sudor. Eso no podía ser posible. Tenía que ser una maldita pesadilla. No era justo. ¿Por qué, Dios? ¿Por qué estabas castigándolo de esa manera? ¿Qué había hecho él de malo para merecer eso?

Como si Dios escuchara sus plegarias, Miyuki apareció desde la esquina y, al encontrar a Sawamura allí acurrucado, se acercó a él y se inclinó con una expresión preocupada.

— Sawamura, por todos los cielos. Luces realmente pálido... —Miyuki continuó hablando, pero no fue escuchado por el otro.

— ...Esto tiene que ser una broma —murmuró Sawamura.

— ¿Eh? —Miyuki no comprendió a qué debía referirse el menor, pero cuando menos lo esperó, éste ya se había arrojado sobre él y lo había abrazado llorando. Miyuki habría dicho algo cargado de burla, pero solo apoyó una mano sobre la espalda de Sawamura, mientras éste balbuceaba cosas ininteligibles—. ¡No me llenes de mocos, oye!

Sawamura no se apartó, y Miyuki lo dejó ser todo lo que quería.

Sawamura se odiaba, pero comprendió que por más que lo intentara, no podría odiar jamás a Miyuki. Éste había conseguido abrirse paso hasta su corazón de alguna manera, y sabía que sería imposible dejarlo ir a partir de ahora.

Sin embargo, también comprendía que ése tan solo sería el inicio de una pesadilla.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).