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BABY BABY por Howlter

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“Akaashi, ¿por qué quieres ser tan miserable?” Akaashi solo suspiró y continuó revisando el contenido de las cajas que tenía alrededor, chequeando una vez más que todo estuviera preparado para la mudanza; tal vez, si se concentraba lo suficiente podría ignorar las molestas voces del dúo tirado alrededor de su living

“¡Sí, hombre!” Bokuto gritó desde su lugar en el sofá “Tsukki puede ser lindo y todo eso pero es una pesadilla para vivir con él”

“Bro, ¿recuerdas esa vez que tiró todos mis apuntes a la basura?” agregó Kuroo sonando completamente destrozado mientras seguía revisando las cajas que tenía al alcance

“¿Y la vez que arrojo mi sweater favorito por la ventana?” Akaashi recordaba ese sweater, rojo y con un gigante búho morado que gritaba cada vez que alguien tocaba uno de sus ojos, una completa desgracia

“Ese fue un favor a toda la humanidad, Bokuto-san”

“¡¡Akaashi!!”

“Tsukishima avisó a ambos las consecuencias de dejar sus cosas tiradas en cualquier lugar”  dos pares de ojos se posaron sobre él y continuó antes de que alguno pudiera interrumpirlo con sus intentos de excusas “Todavía resulta increíble como soportó tanto tiempo viviendo con ustedes”

Y tal vez, Akaashi debería haberse apegado a su primer plan porque ahora los gritos de Kuroo y Bokuto (por la líneas de Desearías tenernos como compañeros Somos los mejores, Akaashi no estaba seguro, ellos seguían gritando por encima del otro) estaban dando lugar a un horrendo dolor de cabeza.

 

 

Vivir con Tsukishima resultó ser un tanto interesante. En parte porque Akaashi jamás se imaginó siguiendo una rutina (más que nada por su falta de constancia en todo aquello que no atrapara su atención inmediatamente) y ahora, según indica la pequeña pizarra en la cocina, los martes son día de lavandería, los miércoles día de compras y los sábados: limpieza general. Por otro lado, ahora conocía otras facetas del rubio; por ejemplo, como a veces se perdía tanto en su música que comenzaba a mover su cuerpo sin darse cuenta o como, al contrario de lo que podría pensarse, tenía la costumbre de poner películas cada viernes.

No era como si no conociera a Tsukishima antes de mudarse, pero hasta ese momento el rubio solo era el compañero de piso de sus amigos. Y a decir verdad, la posibilidad de que sus pertenencias terminaran en la basura no era muy atractiva pero la renta era baja y la universidad estaba cerca; además, a Akaashi le gustaba pensar que no se encontraba en la misma categoría que Kuroo y Bokuto – la de idiotas salvajes. Aun así, es raro como ahora sabe tanto sobre Tsukishima, al punto de reconocer lo que el suspiro que el rubio dejo escapar significaba

“¿Mal día?” preguntó mientras Tsukishima se desplomaba a su lado en el sofá

“El peor” Akaashi no necesitaba una confirmación, las ojeras y el estado desordenado del cabello del otro eran pistas suficientes, y ausentemente pensó en lo molesto que era el hecho de que a pesar de lucir a un paso de la muerte Tsukishima se las arreglaba para seguir siendo atractivo

“¿Me estás mirando?” la voz del rubio lo sacó de sus pensamientos y ahora podía sentir la sangre subir a sus mejillas, así que dirigió su mirada hacia la tv y aclaró su garganta

“¿No? ¿Por qué? Están pasando Kill Bill por la televisión” era una mentira lamentable y Akaashi recordó con algo de amargura como antes de Tsukishima  se enorgullecía en ser un mentiroso decente. Ahora era un mentiroso horrible y apenas se veía descubierto su voz comenzaba a temblar y subía un tono; era consciente de que Tsukishima se había dado cuenta (si la sonrisa burlona que se dibujó en su cara podía tomarse como pista) pero el rubio decidió no decir nada, optando por descansar su cabeza en el hombro de Akaashi y tomar una corta siesta.

Esto tampoco era nuevo. Tomar casualmente una siesta juntos y eso. De hecho, una vez que Tsukishima se aseguró que Akaashi no iba a potencialmente matarlo y Akaashi estaba seguro de que sus cosas estaban a salvo, su relación se volvió… Esto. Estudiar en la misma habitación buscando la compañía del otro, Akaashi tomando el brazo de Tsukishima en cada viaje al supermercado aun sabiendo que no es necesario, Tsukishima comprando velas aromáticas porque recordaba a Akaashi decir que le gustaban.

 

 

“Estás muy callado hoy”

“Siempre estoy callado”

“Es diferente hoy” Akaashi debería haber esperado esto, este tipo de detalles jamás escapaban a Tsukishima. Estaba seguro que su estado era obvio de todas formas.

“Estoy pensando, solo eso” trato de excusarse ignorando el nudo que estaba formado en su estómago.

“¿Sobre?” continuo Tsukishima, ignorando su trabajo para estar cara a cara con Akaashi

“…Nosotros” solo le tomo un segundo para arrepentirse de lo que había dicho. La cara del rubio se transformó y Akaashi notó que era un buen momento para escapar, cambiar su nombre y comenzar una nueva vida lejos de Tokyo.

“¿Nosotros?”

“No es nada, en serio” Akaashi intento levantarse del sofá pero la mano de Tsukishima en su muñeca lo detuvo

“Akaashi, no. ¿Qué?”

“Quería decir…No” este era el momento. Si ambos continuaban ignorando la posible evolución de su relación podrían estar perdiendo algo importante, Akaashi había pasado horas pensando en eso; ¿Realmente quería perder la oportunidad de tener algo con Tsukishima solo por no tener el valor de hablar? Este era el momento de aclarar las cosas “Quiero salir contigo”

El silencio que siguió a sus palabras podría haber sido mucho peor, pero el color de las mejillas de Tsukishima y la sorprendida expresión de su cara ayudaban a aliviar un poco los nervios de Keiji.

“Akaashi, no” ok, tal vez Akaashi necesitaba aprender a leer expresiones “No” pero al contrario de sus palabras, las manos del rubio apretaron su agarre en las muñecas del otro

“¿Por qué?”

“No voy a hacerte esto. No puedo ser una carga”

“¿Carga?”

“Akaashi”

“Tsukishima”

“Sabes muy bien de que hablo” Akaashi escapo del agarre del rubio y llevo sus manos a la cara del otro, acariciando sus mejillas y disfrutando un poco como Tsukishima se inclinaba hacia el tacto

“No, no lo sé”

“No puedo ver, Akaashi. Si estuviéramos juntos todo el mundo se preguntaría por qué estás gastando tu tiempo y tampoco quiero que sientas que tienes la responsabilidad de cuidarme”

“Nunca me sentí de esa manera. Nunca. “ Akaashi notó las mejillas rosadas de Tsukishima y sonrió un poco cuando comenzó a cerrar la distancia entre ambos. 

Notas finales:

:P


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