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Una Nueva Oportunidad por Arizt Knith

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Notas del fanfic:

Este es un fanfic YAOI en todo su esplendor, ya que utilizare a los personajes de Saint Seiya Clásico, también a los de El Lienzo Perdido y quizá (aun no estoy segura) a alguno que otro de Saintia Sho o no sé, en fin…

En este fanfic verán a muchos OC que son míos a excepción de unos cuantos (que ni idea de cuantos son ya que le pertenecen a mi pareja y los iré agregando de acuerdo a como vaya nuestro rol, porque si esta idea surgió de un rol que ya tiene su tiempo) habrán parejas heterosexuales tales como Aioria&Marin, y una de las principales tambien que es de un Oc&Oc pero luego habrá yaoi entre esos Oc, ¿Cómo es eso posible si uno de ellos es chica? Pues la cuestión es que un dios hará de las suyas y convertirá a esa chica en chico, así que si, mayormente será SOLO YAOI eue

Espero que les guste, este fic ya lo he subido en Wattpad y Fanficion!

No se olviden de dejarme comentarios, es algo que se los agradeceré! ^^/

Notas del capitulo:

Aclaraciones: Pues como sabrán yo ya había empezado esta historia pero, algo paso por mi cabeza así que decidí hacer varios cambios y weno… ya verán a lo que me refiero ;) espero que les guste este nuevo giro.

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Pr'ologo

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Era un día soleado en la bella Grecia, las personas iban y venían de hacer sus cosas desde muy temprano. Al ser uno de los lugares más bellos del mundo, y lleno de tantos mitos e historias, Grecia no pasaba desapercibido para los turistas de todas partes del mundo que ansiaban ir a conocer las famosas ruinas tales como el Partenón, u otros santuarios dedicados para los dioses griegos pero, más allá de todas esas edificaciones que aún se mantenían en pie después de tantos años. Existía otro lugar, un lugar muy apartado y de difícil acceso para los del exterior.

Ese lugar era conocido como el Santuario de Athena, uno el cual había permanecido ahí desde la época del mito, resguardando a la diosa quien reencarnaba cada doscientos años en el cuerpo de un bebé. Aquella quien era protegida por sus caballeros, 88 en total; siendo divididos entre los caballeros de bronce, plata y por último pero no menos importante, los de oro. Aquellos doce caballeros regidos por las doce constelaciones y los más fuertes de entre todos.

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X–

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"La leyenda nos dice que los caballeros siempre aparecen cuando las fuerzas del mal intentan apoderarse del mundo… en un tiempo lejano existió un grupo de jóvenes que protegía a Atenea, la diosa de la guerra, se les llamaba caballeros de Atenea y siempre combatían sin armas. Se cuenta que con un revés de la mano eran capaces de desgarrar el cielo y que de un solo puntapié abrían grietas en la tierra, hoy de nuevo un grupo de caballeros con el mismo poder e idéntico valor ha llegado a la tierra."

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X–

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Pero claro, para muchos aquello solo era un simple mito que contar a las siguientes generaciones por venir, pero lo cierto era que nada de eso era mentira.

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Ƹr0;y7;r0;Ʒ

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Día XX, Mes XX, Año 20XX

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Época Actual

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Santuario de Athena, Grecia

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Ƹr0;y7;r0;Ʒ

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Desde la última guerra santa contra Hades, el dios del Inframundo, además de aquella pequeña batalla que se había librado en las tierras heladas de Asgard. Se dice que Andreas Rize, el medico del Palacio Valhalla, termino convirtiéndose en el huésped del dios nórdico, Loki, y posteriormente dado la misteriosa enfermedad de la sacerdotisa, Hila de Polaris, Andreas fue elegido como sucesor a representante de Odín. Por ende y aprovechando que los caballeros dorados, habían sido revividos después de haber sacrificado sus vidas en el muro de los lamentos, para crear un camino a los caballeros de bronce, Loki decidió aprovechar la situación y usar las armaduras doradas para acelerar el crecimiento del "ser malvado" dentro de Yggdrasill, además de usar a una de las doncellas, Lyfia, para así atraer a los caballeros y apoderarse de las doce armaduras doradas.

Aunque claro nunca nadie conto con la intervención de Odín, quien se manifestó por medio de Lyfia para ayudar a los caballeros dorados a librar aquella batalla y obtener nuevamente una paz temporal en lo que se libraba la batalla contra Hades en los campos Elíseos.

Luego de haber ganado y no contentos con la derrota de otro dios olímpico, los dioses gemelos del sol y la luna, decidieron intervenir y encerraron las almas de los caballeros dorados en un monolito de piedra, donde nunca encontrarían el descanso, por haber levantado sus puños incontables veces contra los dioses; a pesar de que fue por proteger a su diosa y a la humanidad. El santuario y el báculo Nike fueron tomados por Artemisa, quien era custodiada por sus tres ángeles, Odysseo, Thesseo e Ikarus, quien más adelante resulto ser el hermano perdido de Marín. Pero como siempre los caballeros de bronce se levantaron incontables veces para seguir luchando y proteger a su diosa y a la humanidad, sobretodo Seiya de Pegaso, quien se debatió contra Apolo e inclusive, logro herir a aquel a quien se le compara con Zeus.

Y cuando todo se creía perdido el ataque del dios del sol fue bloqueado por un ser muchísimo más poderoso. Minutos después la calma volvió a la tierra y sus habitantes. A los días se podía apreciar como el bello Santuario de Athena había vuelto a ser reconstruido y ya se podían apreciar aquellas increíbles esculturas de antaño. Para gracia y fortuna, todos los caballeros habían sido revividos e inclusive aquellos que habían muerto en la antigua guerra santa se encontraban vivos. Aunque claro, cuando esto ocurrió todos se encontraban confundidos. Los primeros en despertar fueron los caballeros dorados actuales, preguntándose cómo era que habían sido liberados de aquel monolito de piedra, en el cual sus almas se encontraban atrapadas.

Pero la confusión empeoro al ver a aquellos hombres que habían luchado en la antigua guerra santa del año XVIII. Cabe decir que a Shion por poco le da algo al ver a sus antiguos camaradas ahí, de no ser por Dohko que se encontraba a su lado el peli verde hubiera caído de bruces contra el suelo.

— ¿Q-que… que es lo que está pasando aquí? –La voz del joven Regulus fue la que se escuchó, atrayendo la atención de todos quienes se encontraban apenas cubiertos por aquellos mantos blancos que usaban en los santos caídos para luego enterrarlos. Nadie, ni tan siquiera Shaka o Asmita de Virgo, quienes eran los más cercanos a dios tenían idea de lo que pasaba—

— Caballeros míos… -Aquella voz acompañada con aquel enorme y cálido cosmos lleno de amor y bondad atrajo las miradas de todos. Era la voz de la mismísima Athena, quien venía acompañada con sus fieles caballeros de bronce, las miradas llenas de perplejidad y murmullos no se hicieron esperar, pero al tener a su diosa enfrente lo único que pudieron hacer fue arrodillarse ante ella y esperar alguna explicación para todo esto.

Saori, Athena, ya se veía venir esto después de lo que su padre el gran Zeus le había comentado. Porque si, el gran Zeus, padre de todos los dioses había estado observando todas y cada una de las batallas que se libraban en contra de su hija. Tal vez fue cruel de su parte el no haberle ayudado, y en más de una ocasión iba a hacerlo pero siempre que miraba a los caballeros de esta, defenderle sin dudar, levantarse sin importar cuan graves eran sus heridas ellos seguían protegiéndole; en especial aquel caballero de Pegaso entonces, ¿Por qué interferir? ¿Por qué hacerlo?

Fue por esto que dejo a Ares controlar a aquel caballero de Géminis, también a sus hermanos, Poseidón y Hades, pero cuando llego el turno de sus otros hijos y al ver la gran determinación de aquel joven, Seiya de Pegaso, fue cuando decidió poner un alto ante esta ridiculez, convocando a los doce olímpicos. Fue ahí donde hubo un Juicio contra los caballeros de Athena y cada una de las personas en la Tierra. Tanto Hades como Poseidón, Apolo y Artemisa alegaron contra Athena y sus caballeros de bronce quienes seguían respaldándole por si algún otro dios, planeaba atentar contra su vida.

Pero fue ahí donde Zeus soltó una enorme carcajada, llamando la atención de cada uno de ellos quienes solo le miraban con confusión, a excepción de su esposa Hera, quien parecía haber entendido el porqué, del comportamiento de su esposo. Cuando su risa hubo cesado, Zeus comenzó a dictaminar cual sería el "castigo" para esos caballeros, todos parecían contentos de que Zeus estuviera de su lado, y justo cuando Athena estuvo a punto de protestar, su padre le sorprendió diciendo que ella, sus caballeros y la Tierra que tanto amaba tendrían el perdón.

La sala a marmolada y llena de esculturas de ellos con detalles en oro y plata se llenó en completo silencio. Apolo iba a protestar contra su padre, pero al ver esto Zeus solo hizo un ademan para que se guardara silencio y entonces comenzó a hablar el.

— A lo largo de todo este tiempo me he mantenido al margen de cada batalla que se ha librado en la Tierra… —Los ojos tal cuales zafiros del dios se pasearon por toda la sala, observando a cada uno de sus hermanos, hijos y aquellos cinco mortales— Admito que no he hecho nada al respecto por detenerles… —Esta vez su mirada se detuvo enfrente de sus dos hermanos, Poseidón, quien se encontraba en el cuerpo de aquel joven, Julián Solo, tan solo bajo la mirada mientras que Hades se cruzó de brazo e hizo un mohín—Pero, he de admitir que tus caballeros me han impresionado. Jamás logre imaginar que unos… caballeros de bronce, lograran llegar tan lejos para defender a mi amada hija de cualquier mal y peligro, es por esto que no encuentro algún argumento convincente para destruir la Tierra… ¿Por qué hacerlo cuando estos humanos han protegido a su diosa, de los planes malignos de otros dioses? ¿Acaso sus guerreros no reaccionarían de la misma forma, si otro dios les amenazara y los llevara a guerra?

El Templo Principal del Olimpo se llenó en un sepulcral silencio, los dioses ajenos tan solo afirmaron con la cabeza; a ninguno de ellos les gustaría que otro tratara de quitarle sus dominios y daban por hecho que sus guerreros reaccionarían de la misma manera, incluso si eso significara pelear en contra de un dios.

— Es por esto que no encuentro nada valió para castigarles... —Exclamo con simpleza mientras se acomodaba en su trono de oro—

— ¡Pero Padre! –La voz de Apolo se escuchó en todo el recinto, Artemisa tan solo miraba a su hermano quien insistía en castigar en los y humanos pero ella ya no compartía los mismos ideales que el dios del sol, no cuando su ángel más preciado, aquel al que había cuidado y educado había muerto frente a sus propios ojos por causa de su flecha, además Thesseus y Odysseus también estaban muertos, aquellos ángeles que siempre habían cuidado de ella; siendo ellos tres los pocos hombres con los que mantenía contacto por serle fieles.

— Hermano mío… Padre… padre tiene razón… ¿acaso tus guerreros no reaccionarían de la misma manera si, si alguien intentara atacarte?–Todos guardaron silencio ante la respuesta del dios del sol, pero esta nunca llego. Al contrario, Zeus podía ver como su hijo apretaba con fuerza sus puños para contenerse mientras miraba de reojo a aquellos jóvenes que estaban para protegerle—

El menor de los gemelos tan solo afirmo con la cabeza y regreso al lado de su hermana, quien le miraba y regalaba una sonrisa comprensiva. Las pocas palabras que Zeus volvió a pronunciar fueron acerca del perdón y del revivir a los caballeros que habían muerto en batalla, además de que se debía firmar un Tratado de Paz entre ellos ¡joder que eran familia! ¡Y como la familia que eran, debían de llevarse bien!

Poseidón fue el primero en aceptar sus errores y firmar el tratado, además de pedirle perdón a Athena por lo que había hecho, la joven diosa acepto las disculpas de su tío. Los siguientes fueron sus hermanos, Artemisa y Apolo, aunque este último lo hizo a regañadientes pero algo era algo. Por último fue Hades, quien solo lo hizo por su amada esposa quien no había dejado de regañarlo por tratar de consumir la Tierra en una oscuridad total, ¡de ser así ya no habría vida en la tierra! ¡Y nada de primavera! Aquello era algo que entristeció a la diosa, fue por eso que aprovecho para amenazar a su esposo de no ir a verle en los próximos siglos y que los pasaría con su madre, Deméter. Oh si, ver a aquella vieja arpía sonreírle de forma victoriosa al rey del Inframundo termino calándole y aceptar el estúpido tratado de su hermano menor Zeus.

Y dicho y hecho todos y cada uno de ellos firmo aquel tratado de Paz, los guerreros de cada dios que habían muerto volvieron a la vida pero, lo que nadie se espero fue que los caballeros del siglo XVIII también revivieran. Pero bueno, Zeus hizo eso al ver que en aquella guerra pasaron muchas cosas que le dejaron intrigado y, ahora solo falta ver qué pasaba.

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Athena regreso junto con sus caballeros a su amado Santuario, el cual ya estaba volviendo a la normalidad y ya no lucia como cuando Artemisa se encontraba en él. Y bueno, después de todo eso y como él era un dios lleno de mucho trabajo y cosas por hacer. (Eso y que de vez en cuando dejaba que Hermes e Iris se encargaran de hacer las cosas difíciles mientras él se tomaba un merecido descanso en las Bahamas) Pero aun así, Saori, es decir Athena se encontraba más que feliz por lo que su padre había hecho por ella. Eso y reprender a Apolo y Artemis, por atentar contra la vida de su amada hija. Así es, Zeus-sama había empleado aquella horrible cosa llamada "castigo"

Apolo y Artemis habían ido a parar a la tierra, como "humanos comunes y corriente" y para evitar problemas. El dios de dioses y con buen bronceado, y de cabellos dorados y ojos azulinos; había bloqueado el cosmos de sus hijos. Pues, ¿qué sería un castigo si sus mocos malcriados tenían su cosmos? Pero, se han de preguntar ¿Por qué unos dioses como ellos se encontraban en la tierra? Pues fácil, según Zeus, sus mocosos debían aprender que no todos los humanos son una escoria. Y había varias personas que valían la pena y luchaban por vivir. Artemisa al principio se lo tomo a mal, pero al ver que su padre le dio un incentivo. –Entiéndase que ese incentivo fue revivir a cierto angelito- la diosa de la luna, cacería, virginidad, y las fieras no volvió a contradecir al poderoso Zeus. Por otro lado, Apolo fue más difícil de persuadir; pero al ver a cierta ninfa, quien fue su más grande amor en el pasado, se calló y obedeció el mandato de su padre.

¡Oh Zeus! Sí que era un buen hombre –dios-, y por eso mismo se había ido a las Bahamas por un merecido descanso. No sin antes dejar a Hermes e Iris al cargo de su trabajo, y esconder su cosmos. Porque, solo el sabría de lo que Hera sería capaz de hacerle si lo encontraba en tal situación.

Después de aquella larga explicación con lujo de detalles, todos entendieron, bueno casi todos… Aun había algo de desconcierto y más aún en Albafica que grito espantado al estar tan cerca de los demás, pero el cosmos cálido y la dulce voz de Athena le reconforto diciéndole que ya no debía de preocuparse más por esa maldición; que por su sangre ya no corría aquel veneno y que ahora en esta época de paz ella ansiaba que todos la disfrutase con tranquilidad. Nadie, cabe destacar que nadie tenía palabras para expresar lo que sentían pero… Albafica fue el primero en romper en un suave sollozo, y Manigoldo como buen amigo masoquista que era se le acercó para abrazarle.

Ese fue el momento donde palabras llenas de arrepentimiento y perdón se escucharon. Los gemelos mayores pidiéndole perdón a sus gemelos menores, Shura disculpándose muchísimas veces con Aioros, Milo con Camus… Saga con Shion, pidiéndole perdón con algunas lágrimas en los ojos mientras le miraba arrepentido al Santo Pope. Reencuentros, reconciliaciones, lágrimas, risas y sonrisas era lo que se vivía en ese momento de ver de nuevo a sus camaradas, a sus amigos y hermanos.

Ese día y al ser quien era, la señorita Kido organizó una fiesta en grande para todos los caballeros del Santuario, inclusive aquellos que estaban en el exilio como Geist y otros volvieron para pedirle perdón y servir de nuevo a su diosa. Después de todo, las personas que se arrepienten de sus pecados, son merecedoras del perdón y de otra oportunidad.

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Al ser alguien de poder y en todos los sentidos, la joven Kido se encargó de que cada una de las edificaciones del Santuario volviera a lucir bellas como antes de que se libraran tantas guerras. Cabe destacar que fue algo difícil cuando los templos ya habían sido reconstruidos nuevamente y esta vez un poco más modernos y cómodos para sus habitantes. Siendo así las paredes y pisos de mármol blanco y con varios detalles que distinguían los templos de cada signo zodiacal, además de que ahora había más vegetación que antes; lleno de distintas plantas, árboles y flores además de un suave y verdoso pasto que cubría aquellos caminos de tierra que antes era árida.

Ahora sí, el Santuario de la diosa se encontraba más vivo que antes

 
Notas finales:

Este solo ha sido el prologo pero ya luego publicare el primer capitulo, espero que les guste. 


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