Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una Nueva Oportunidad por Arizt Knith

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

.

(***)

.

Capitulo 14

Día XX, Mes XX, Año 20XX

Santuario de Athena, Grecia

.

(***)

.

¡Escena del capítulo anterior!

.

(***)

.

-- Tan solo espero que les tengan cuidado –Aspros bufo molesto pero asintió. Ni el, ni Saga podían negar aquella duda que aún seguía latente en los demás pero por eso mismo día a día se las apañaban para demostrar que habían cambiado y que en sus corazones ya no había rastro de maldad--

-- Así será maestro, por cierto… ¿piensa salir del Santuario? –El castaño negó ante la pregunta echa por Saga, quien ahora sostenía en sus brazos al peli negro menor--

-- No, tan solo ando buscando a Jian ¿lo han visto? –Los griegos mayores negaron, inclusive Klaus quien ya se encontraba más calmado, quizás por tanto ajetreo había logrado ayudarle a quemar todos esos azucares en su cuerpo--

-- Yo lo vi –Cuatro pares de ojos se enfocaron en Lean quien les miraba con extrañes- Se encuentra en el templo de Tauro –Aquello es extraño, pensó el chino--

-- ¿Estás seguro? –Pregunto de vuelta, a lo que el menor asintió seguro de su respuesta- Bueno, de ser así gracias… -Y acto seguido hizo una leve reverencia para despedirse de los demás y partir al Templo del Toro Dorado, como solían llamarle. A medida que se acercaba a segundo templo podía empezar a distinguir los cosmos de los que se encontraban ahí. Se sorprendió al sentir el cosmos de Mu, Kanon, Defteros, así como el de los brasileños, también se encontraba el pequeño Kiki y. el inconfundible cosmos del pequeño.

El santo de Libra se encontraba totalmente shockeado a medida que entraba al templo del toro dorado. Desde que dio los primeros pasos al interior del recinto, pudo sentir un delicioso olor emanar de este además de que se podían escuchar claramente las voces de otras personas, entre ellas reconoció a los gemelos menores de Géminis, también estaban Mu y su aprendiz, Kiki pero quien más le sorprendió fue escuchar la voz de Jian. Era raro verle hablar con los demás, pues a pesar de ser un niño de apenas ocho años él era alguien muy serio, casi no hablaba mucho pero a medida que se adentraba al segundo templo, podía escuchar su voz y risa. ¡Jian estaba riendo! Y no era una risita cualquiera, era una con ganas!.

-- ¡Ah! ¡Dohko! -Se escuchó la inconfundible voz de Hasgardo. El chino dio un respingo al escucharle, pues venia tan inmerso en sus pensamientos que ni cuenta se dio en el momento que había arribado a la cocina del templo. Y justo como le había dicho Lean, el pequeño librano se encontraba ahí. El menor se encontraba sentado en una mesa redonda que había en la cocina, y junto a él, se encontraba Kiki quien lucía una radiante sonrisa y un tenue sonrojo en sus mejillas--

-- Maestro Dohko, que bueno verle -Sonrío Aldebarán.- Justo íbamos a avisarle para que se nos uniera al almuerzo

-- ¿Almuerzo? -Preguntó. A lo que los de Tauro asintieron--

-- Lo que sucede aquí, viejo maestro -El Chino solo entrecerró los ojos al escuchar aquella forma que Kanon había usado para dirigirse hacia él. El peli azul tan solo sonrío travieso mientras se alejaba de la pared en la que se encontraba apoyado y dejaba el vaso de jugo que momentos antes había ingerido, sobre la isla de mármol que se encontraba en medio de la cocina--

-- Es que aquí nuestro amigo Alde y su maestro han preparado un almuerzo para todos los dorados!

-- Jajajaja ¡hace tiempo que no hacemos algo como esto! -La voz grave de Hasgardo retumbo, junto con su risa siempre alegre y vivas-- ¿No crees Dohko? ¡Seria como revivir los viejos tiempos! Todos reunidos en el mismo templo y compartiendo una deliciosa comida mientras contamos algunas anécdotas de nuestras vidas -Debía admitir que la idea de Hasgardo sonaba tentadora, además, las cosas estaban calmadas en esos días y pues, ¿que había de malo en compartir un almuerzo con todos?.

-- ¿Shion lo sabe? -Preguntó, pues a pesar de que todos fueran muy buenos amigos, aun así no podían pasar por alto la autoridad del peli verde--

-- Sí que lo sabe, es más, creo que el ya debería de estar aquí -Menciono en tono pensativo el toro mayor mientras chequeaba la ternera que se encontraba en el ornó, todos los presentes vieron con deleite aquella jugosa carne que seguía cocinándose, además de que el olor de aquellas hierbas que llevaba encima y demás aderezos, termino por llenar todo el templo con ese aroma; de seguir así los demás santos llegarían en cualquier momento.

-- Es muy seguro que mi maestro venga en cualquier momento -Acotó el peli lila, quien también se encontraba en la mesa junto con los pequeños--

-- Quizás aún sigue ocupado con tanto papeleo --Todos voltearon a ver a Defteros quien se encontraba vigilando un guiso en la estufa, mas que todo la carne antes que las verduras. El moreno solo frunció ligeramente el ceño mientras probaba un poco de aquella comida--

-- Le falta sal! -Chillo molesto y viendo con malos ojos al otro griego--

-- No ha sido culpa mía -Se excusó Kanon. Defteros tan solo todo los ojos y se dispuso a buscar dicho mineral para darle algo de sabor a la comida-

.

(***)

.

Y así continuaron los mayores terminando sus deberes, de por si la cocina del Templo de Tauro era la más grande de los doce templos. Las paredes eran de un tono cremoso que contrastaba bien con los pilares negros, porque si, los pilares que estaban en esa habitación eran negros. Al ser ellos tan aficionados al arte culinario, el templo de Tauro contaba con dos cocinas, un enorme refrigerador que siempre se encontraba lleno con las mejores comidas, su closet en el cual guardaban los alimentos enlatados, especias y demás. Un ornó de ladrillos, pues los italianos les habían dicho que la mejor forma de cocinar una pizza era en un ornó de ladrillos, justo como lo hacían en casa. También aquella isla en medio de la estancia, la cual también servía como fregadero.

-- De ser así, yo también quiero ayudar! –Acoto el castaño con una idea en mente de que platillo preparar--

Los de Tauro dieron el buen visto, total, entre más comida mejor para todos ellos. Los caballeros de Tauro se encargaban de preparar bien aquella ternera además de marinar la carne que pondrían a asar. Defteros seguía encargado de terminar el guiso de carne con verduras, además del arroz blanco. Por otro lado, esa misma mañana Kanon había ido al mercado de Rodorio a comprar los mejores mariscos, entre ellos camarones y hacerlos salteados mientras eran acompañados por algo de arroz y verduras.

Por otro lado el Gran y Viejo maestro se había arremangado las mangas de su camisa para no ensuciarse. Mientras tanto Mu les anuncio que iría a los demás templos a informarles que el almuerzo estaría listo en poco tiempo y de por sí, iría a ver porque su maestro seguía tardando tanto.

-- De ser necesario, ¡usa la fuerza para traerle! –Dijo el castaño mientras le apuntaba con el cuchillo que segundos antes había utilizado para picar unas verduras; el peli lila tan solo le vio algo intimidado para luego asentir y empezar por su ascenso.

Mientras lo hacía, tuvo la grata sorpresa de encontrarse con los de Géminis quienes venían descendiendo por las escaleras que había entre ambos templos. Los mayores venían cargando unas bandejas con comida.

-- ¡Maestro Mu! –Chillaron los pequeños peli negros corriendo como un rayo hacia el tibetano, quien sonrió al ver como los pequeños competían entre ellos para ver quien llegaba más rápido hacia donde él.

-- ¡Yo gane! –Chillo el menor de los gemelos mientras se paraba frente al peli lila, Lean tan solo apoyo las manos en sus rodillas y bufo molesto--

-- ¡Es obvio que hiciste trampa! --Klaus simplemente mosto una sonrisa victoriosa que hizo enfadar mas al mayor--

- Me recuerdan a… -Una pequeña sonrisa se formó en los labios del peli lila al ver a los pequeños pelear entre ellos-

-- Ni siquiera lo digas –Le corto. Saga sabia claramente lo que el otro le iba a decir, es más, casi todos sus compañeros solían decirle de como aquellos peli negros se parecían a ellos cuando eran más jóvenes, siempre peleando por algo tan insignificante y armando una gran contienda por ello.

Mientras tanto Aspros mantenía la mirada esmeraldina fijo en los pequeños, que seguían enfrascados en su mundo mientras se jaloneaban el cabello y mejillas.

-- Ustedes dos, ¡dejen de pelear! O los mandare a otra dimensión –Y dicho y hecho los menores detuvieron su conflicto al escuchar la orden tan demandante del mayor de los géminis. Y aunque los menores dejaran de pelear y aparentaran una tregua entre ellos, era bien sabido que de un momento a otro se pondrían a pelear por la cosa más pequeña.

– ¿Una carrera para ver quien llega más rápido al templo? –Pregunto el menor, quien ya se iba poniendo en posición de partida, siendo imitado por el mayor quien le sonreía con prepotencia. Mientras que los mayores solo observa a los pequeños, siendo Klaus el que daba el conteo hasta tres para luego salir corriendo. Los de Géminis bufaron molesto, por sobre todo Aspros quien había sido ignorado por aquel par de demonios, pero ya después se las cobraría. 

– Bien, yo creo que mejor voy subiendo por mi maestro

-- De ser así, avísales a los demás que se reúnan en el templo de Tauro El peli lila asintió y se giró sobre sus talones para seguir ascendiendo por las casas zodiacales. Así como los peli azules decidieron continuar con su descenso hacia Tauro.

.

(***)

.

Mientras subía, Mu se alegró enormemente al ya no tener que ver aquella tétrica decoración en el templo de Cáncer. En Leo se fue encontrando al pobre de Aioria quien corría como loco con una toalla en mano, mientras perseguía al pequeño Nikolas para secarle. El menor no quería o más bien lo hacía por jugar, mientras Regulus solo los observaba apoyado desde una pared.

– ¿Qué está pasando aquí? –Regulus sonrió al ver al guardián de Aries verle con enorme terror y confusión en el rostro.

–Es solo que… -Entonces el castaño empezó a relatarle lo que había sucedido momentos atrás. Marín había acabado de bañar con gran éxito al menor quien sonreía al encontrarse limpiecito en eso, Aioria entro alegando que él se haría cargo del pequeño, pero si bien este escucho eso, salió corriendo del baño justo como dios lo había traído al mundo, mientras el agua aun escurría de su cabello. Y desde entonces el menor no le había dado tregua y había corrido por todo el templo, mientras que Aioria le seguía como loco y con toalla en mano – Y eso fue lo que paso –Termino de relatar, Mu solo le vio con una enorme gotita de sudor bajándole por la siente. Mientras que aun al fondo se podían escuchar los gritos de Aioria y la risa del menor

– Entiendo – Fue lo único que contesto el mayor.

Ambos caballeros se estuvieron viendo el uno al otro por varios minutos mientras que el bullicio no cedía en el templo; siendo acompañados por mas gritos por parte de Aioria y la voz de una mujer, a lo que Mu supo que se trataba de Marín quien al parecer le había dado alcance al menor y lo tomaba entre una toalla celeste que se había conseguido. Aioria solo suspiro derrotado al ver como el de hebras castañas se abrazaba a la peli naranja, debía admitirse que era un hermoso cuadro.

–Bien, tu ganas –Murmuro–

Nikolas volteo a ver a Aioria quien tenía los brazos como jarras. Ninguno de ellos se dio cuenta de que seguían siendo observados por el otro guardián de Leo, y el joven de cabellos lilas. Aquello basto para que el Lemuriano comprendiera lo que estaba pasando, tal vez Regulus no lo notara al ser tan joven pero el sí. Con solo observar escenas como esas Mu pudo descifrar lo que el menor de los de Leo trataba hacer. Era increíble ver como alguien tan pequeño podía crear un plan como aquel.

 –Regulus, debo seguir por los demás templos hazme el favor de decirle a Aioria que se ha preparado un enorme almuerzo en el Templo de Tauro, y que todos están invitados

¿Un almuerzo? –Pregunto a lo que el otro afirmo-- ¡Bien! ¡Le iré a decir a Aioria! –La mirada esmeralda del carnero dorado siguieron la joven figura de Regulus, quien corría hacia los otros tres. Sonrió al verles, no sabía porque pero aquel cuadro les hacía ver como una pequeña familia--

Siempre había intuido que el león dorado y orgulloso de Aioria, sentía más que una amistad por aquella amazona. Siempre los había visto juntos, pero con la llegada de Nikolas los encuentros entre ellos se hacían más seguidos; a veces se preguntaba si aquellos dos irían a darse cuenta de sus verdaderos sentimientos. Negó divertido y les dejo estar, aun le faltaba otras casas por recorrer y guardianes a los que avisar.

El ariano tan solo negó con la cabeza divertido y continuo con el ascenso hasta Virgo, el cual curiosamente no se encontraba en silencio. El de cabellos lilas no pudo evitar alzar uno de sus puntitos al escuchar voces conocidas provenir de la cocina. 

– Bien, creo que con esto será más que suficiente – Decía Asmita mientras cargaba unas bandejas de aluminio, las cuales despedían un delicioso olor mientras que Shaka le seguía detrás con otra bandeja también. Ambos hindúes se sorprendieron al notar al invitado que tenían de frente.

-- ¡Mu! –Los ojos de Shaka se abrieron al notar al primer guardián a unos cuantos metros de él, el peli lila no pudo evitar sonrojarse levemente al ver aquellos profundos ojos azules sobre su persona. Asmita quien observaba todo desde su lugar, sonrió levemente al notar aquel brillo en la mirada de su pupilo. Nuevamente el templo se sumergió en un pequeño silencio, donde las miradas de los jóvenes estaban sobre la otra, Asmita negó levemente con la cabeza y dijo– Me iré adelantando –Tanto Shaka como Mu vieron al otro custodio que tomaba con cuidado la bandeja y salía del templo, dejando a los más jóvenes a solas.

-- Yo… Tengo que seguir hacia los demás templos… -Murmuro el ariano y con un sonrojo un más notable, el cual intento ocultar al ladear su rostro, aunque fue lastimoso que Shaka no lo notase y solo notara el apuro en el otro, haciéndole creer que su presencia le incomodaba--

Mientras el rubio descendía por las escalinatas y el peli lila ascendía, ambos rememoraban aquellos recuerdos. Tenían tanto tiempo de conocerse, tanto tiempo en el cual habían compartido tantas tardes mientras platicaban o paseaban por los alrededores o tan solo se quedaban en silencio y disfrutando de la compañía del otro.

Pero acciones como esas podían llegar a crear algo más fuerte. Una mirada, un simple toque, el tono de su voz al hablar había ocasionado que los sentimientos de ambos jóvenes fueran convirtiéndose en algo muchísimo más grande. Ya no solo era camarería o amistad, ahora aquello era distinto. Era grande, era bello, sublime. Era amor. Pero ninguno de los dos se atrevía a decir nada, ninguno lograba saber si el otro sentía lo mismo o tan solo era mera amistad. A veces el amor era engañoso, te ilusionaba, te corrompía y te destrozaba. Por eso mismo ninguno de los dos decía nada, ambos solo esperaban a que el otro diera algún paso, algún indicio de que eran correspondidos. Pero el miedo era más grande, el miedo al rechazo provocaba que ninguno hablara y callaran lo que en verdad sentían.

.

(***)

.

Los últimos dos templos los paso tranquilo pues el maestro Dohko se encontraba abajo con Aldebarán y los demás, mientras que los guardianes de Escorpio aún seguían en su misión. Al llegar al templo de Sagitario, se pudo dar cuenta de que nadie se encontraba a la vista. Fue hasta después que vio al pequeño Azarias que corría de un lado a otro con una cesta de mimbre en los brazos. El menor al sentir la presencia del primer custodio detuvo su andar, diciéndole que en cualquier momento descenderían al templo del Toro Dorado y que sus maestros se encontraban en la cocina preparando algunas cosas. Mu no quiso hacerle perder tiempo y dijo que todos estarían halla abajo esperándoles.

Capricornio estaba vacío por el, y al pie del templo de la ánfora pudo encontrarse con los moradores de esta. Tanto Degel como Camus descendían de aquella forma tan elegante que les caracterizaba.

– Buen día, Mu –Saludo el galo mayor, quien traía consigo una cajita mediana y de color blanco al igual que Camus.

-- Buen día Degel-sama, Camus. Veo que ya van preparados para el almuerzo en la casa de Tauro –El joven francés le dedico una tenue sonrisa a modo de respuesta.

– Así es… - Dijo el – Y he de imaginar que tú vas hacia donde el Patriarca Shion para avisarle y que se tome un breve descanso –El menor tan solo asintió y en cuanto se despidió de los descendientes de Ganimedes a unos cuantos pasos vio como el Patriarca Shion descendía junto con Afrodita y Albafica. Aunque tanto el Santo Pontífice como el caballero actual de Piscis, trataban de convencer a Albafica a que les acompañara a ir al templo del Toro Dorado.

-- Albafica-sama, vamos tiene que acompañarnos –Insistía afrodita quien sonreía ampliamente mientras cargaba consigo una cajita blanca de cartón, en el cual traía lo que era un chessecake con jalea de fresa. El peli celeste mayor tan solo miraba sin saber que decir, aun se sentía extraño eso de compartir tiempo con los demás.

– Pero…

Albafica… -Esta vez fue el peli verde quien hablo, las amatistas de Shion se posaron sobre los cerúleos del joven quien le miraba cohibido– Eres libre y debes de disfrutar de momentos como estos, ya no debes temer a nada. –Los demás presentes, inclusive los de Acuario quienes parecían esperar a los demás miraban al santo Pontífice hablar con tanta dulzura hacia el antecesor de Piscis, quien era el que más aislado había estado. Pero aun en esta época el sueco sentía miedo, creía que solo era una mera ilusión y que un toque suyo podría matar a los demás, todo parecía tan irreal, tan…

- No pienses y disfruta –Volvió a repetir – Albafica de Piscis, ahora eres libre de tu maldición y disfruta de esta nueva vida que se te ha dado. Cada uno de ustedes debe de hacerlo– Los demás caballeros asintieron y dieron palabras de ánimos al pequeño Albafica, quien a pesar de todo seguía siendo alguien joven, alguien inocente –

-- Chop, chop menos platica y más acción – Todos rieron ante la actitud del peli celeste menor, quien sonrió ampliamente. Los demás solo rieron por los gestos que el sueco había echo, inclusive Degel, soltó una risa por la actitud del peli celeste menor. Shion tan solo observaba a sus camaradas y aquellos que habían, no, que seguían siendo sus niños, aquellos niños que el había logrado cuidar por algunos años y los quería como a sus hijos.

– Bien, será menor que nos demos prisa. Degel, Camus –Los mencionados subieron unas cuantas escalinatas más hasta estar a pocos pasos del Patriarca, quien les observaba con una sonrisa – Agarren bien esas cajas, me encargare de tele-transportarnos hasta el templo de Tauro.

Y dicho y hecho el Patriarca al ser el único autorizado en usar la tele-transpiración, les llevo a todos hasta el segundo templo del zodiaco, donde ya todo el mundo les estaba esperando en el jardín trastero de la casa de Tauro. El lugar era más que amplio, lleno de gran vegetación tales como árboles frondosos y bien cuidados. En el gran jardín, había dos mesas situadas. Una para los mayores y otra, donde los pequeños pudieran estar ellos tranquilos mientras hablaban y hacían de las suyas. Lo más sorprendente de era que, cada trazo y detalle de las mesas y sillas, habían sido hechos por el gran Aldebarán, quien tenía un gran don para el Arte Culinario, la carpintería entre otras cosas más. Además, el tipo se la había zarpado al poner en cada silla el signo correspondiente, inclusive las sillas de los menores tenían sus insignias, aun para aquellos que aún no aparecían tales como Tauro, Cáncer, Virgo, Escorpio, Capricornio, Acuario y Piscis.

.

(***)

.

Finalmente todos los santos dorados junto con el Patriarca y los pequeños aprendices, además de cierta amazona Águila que fue invitada por cierto leonino, se encontraban sentados en la enorme mesa del jardín oculto que tenía el templo de Tauro. Cada uno de los santos habían decido colaborar con algo. Debía admitirse que la mesa se veía más que bien con aquel mantel blanco y un jarrón de cristal con rosas para adornar. Además de todos aquellos platillos. Había desde carne asada con arroz, los camarones salteados con verdura que Kanon había preparado, el estofado de Defteros, la ternera al ornó que habían hecho los brasileños.

 También había algo de vino, agua y algo de jugo de manzana para los pequeños. Así como algo de ensalada, también pollo al curry con patatas y zanahoria que habían preparado los de Virgo. Inclusive algunos tiropitakia como aperitivos. Y para finalizar, unos Macaron que Degel había preparado, el cheesecake con jalea de fresa de Afrodita, y la tarta de chocolate blanco que Camus había preparado.

-- Debo admitir que se lucieron –Todos los caballeros sonrieron amenos ante las palabras del Patriarca, quien tomo asiento a la cabeza de la mesa. Y los demás caballeros y pequeños imitaron la acción del mayor y justo cuando iban a agarrar el primer bocado, se sorprendieron de sentir cinco cosmos, cuatro conocidos y el otro, el otro cosmos era desconocido pero era muy grande y cálido. Tanto los caballeros de Acuario como los de Sagitario se levantaron de sus asientos al sentir como los caballeros de Escorpio y Capricornio hacían acto de aparición.

-- Qué bueno que regresaron antes –La sonrisa de Aioros se ensancho mientras corría a abrazar al español, quien adquirió un leve tono rosáceo en sus mejillas al sentir como el otro le estrechaba– Me alegro que estés de regreso, Shura –El corazón del español sintió un skip a beat por las palabras de su pareja, el cual restregaba la mejilla contra la suya –

Mientras tanto, el mayor de los Escorpio no perdió tiempo y salió corriendo directo a abrazar a cierto peli verde. Degel solo se vio confundido y cohibido a la vez que el otro le rodeaba por la cintura y le elevaba unos cuantos centímetros.

– ¡Bájame idiota! – Mas el escorpión no hizo caso y siguió estrechándole. Aunque Kardia adorase la idea de salir del Santuario aun así no podía evitar sentirse extraño, cuando se hallaba sin el galo. Ahora más que nunca se daba cuenta cuan indispensable era aquel hombre con porte serio y elegante, aunque claro, esto no era algo que iba a decir abiertamente no, eso sería vergonzoso y más en frente de todos– ¡Kardia! ¡Ya bájame!

-- Ya, ya… Pero que amargado te volviste estos últimos días –El galo tan solo alzo una de sus cejas al verse ya en el suelo y como el otro inflaba los mofletes a modo de desagrado. No era un amargado como el otro decía, tan solo no se sentía cómodo con dar muestras de cariño enfrente de los demás, él siempre había sido reconocido por ser alguien frio, serio; aunque no para el Escorpión, no para aquel hombre que conocía cada faceta suya.

– Que… que bueno que estas devuelta –Aquellas simples palabras conmovieron al escorpión pero más que todo fue el tono que el otro había usado. Había sido suave, tierno. Apenas un susurro, pero aun así audible para él, además de que un pequeño sonrojo acompañaba las mejillas de aquel hombre de piel fría.

– Ahhh… me has hecho tanta falta… --Ambos se metieron en ese mundo donde solo existian ellos dos y se compartian miradas de amor o se robaban algunos besos--

Milo tan solo observaba desde su lugar a su maestro, quien buscaba por todos los medios recibir algo de atención por parte del peli verde, por un momento sintió algo de envidia; ¡él también quería estar así con Camus! Pero muy en el fondo sabía que no podía, el francés solo le veía como un amigo y nada más. Aquel pensamiento le hizo refunfuñar y patear una piedrita imaginaria.

–Me alegra que hayas regresado con bien –Los zafiros de Milo se toparon con un par de turquesas. Era aquel joven cuya descendencia francesa le hacía perder la cabeza. El muchacho de cabellera verde azulada miraba intensamente a su amigo, quien parecía verle con la misma devoción.

-- Es bueno estar de regreso –Las orbes del francés recorrieron las facciones del griego, más atrás de ellos los demás seguían observando a aquellos jóvenes que seguían sin profesarse su amor abiertamente, y ¡esto que era más obvio que el agua!

-- ¡Ya dile lo que sientes! –Se escuchó decir a Kardia, quien abrazaba de forma posesiva a un sonrojado Degel y provocando la risa de varios y el sonrojo en los jóvenes enamorados. Las mejillas morenas del peli azul menor se tornaron de un suave carmín mientras alborotaba un poco sus cabellos con la mano–

-- Esto…

-- Maestro… -Pero una suave vocecita interrumpió el momento--

Fue ahí cuando los demás presentes echaron en cuenta al dueño del quinto cosmos. Las miradas de los curiosos se posaron sobre el pequeño infante de cabello rojizo y ojos carmín, vaya que era un pequeño sol, no solo por la intensidad de cosmos que manejaba sino también por su flamante personalidad y su constante derroche de energía que se notaba a simple vista por aquellos enormes ojos que tenía; sorprendiendo así a todos. En especial el Patriarca, quien no dudo en levantarse de su silla e ir a ver al menor. Ahora entendía aquel espectáculo que las constelaciones de Escorpio y Capricornio le habían mostrado, ese niño sin duda terminaría siendo alguien grande en el futuro.

-- Bienvenido al Santuario de Athena, pequeño –Saludo el peli verde, a lo que el pequeñito frunció ligeramente el ceño-

-- Vamos no seas tímido y dile hola al Patri –El pequeñín de cabellos rojizos vio a Milo, quien solo le sonreía ampliamente mientras que el Patriarca no pudo evitar alzar uno de sus puntitos al escuchar el diminutivo que el peli azul había usado. Al ver que era el centro de atención de todos no le toco de otra más que salir de su escondite improvisado y hacer una leve reverencia a lo que el mayor correspondió con una leve sonrisa y alborotando un poco los cabellos carmesí.

-- Bien, ¡creo que ahora tenemos otro motivo para celebrar! –Todos los demás caballeros e inclusive los pequeños aprendices asintieron ante las palabras dichas por el antiguo maestro; quien fue alzando su copa de vino–- Hay que brindar por este bello día, por esta deliciosa comida

-- ¡Kanon! ¡Deja de comerte los tiropitakia! –Chillo el peli azul mayor quien había visto a su gemelo comerse los aperitivos a escondidas de los demás--

Los demás presentes no pudieron evitar soltar una carcajada al ver a los gemelos pelear entre ellos, mientras que Aspros hacia lo imposible por ignorarles y Defteros se mantenía al lado de Asmita, quien tenía una tenue sonrisa en sus labios.

-- Bien como aquí nuestro queridísimo Dohko iba diciendo –Esta vez fue Shion quien volvió a tomar la palabra mientras le extendía un vasito de jugo de manzana al menor, quien lo acepto gratamente – Estamos felices de tenerte aquí con nosotros y doy gracias a los designios de las estrellas por habernos mandado a otro pequeño con un gran futuro

Y así todos los adultos alzaron sus copas y los menores sus vasitos, mientras que atrás de ellos Saga y Kanon seguían peleándose por los tiropitakia, Kardia trataba de besar en público a Degel. Milo buscaba plática con Camus, Dohko se había ido con su gordis y el grupito de los menores se dirigió hacia donde el nuevo.

-- Uh… ¿así que el nuevo, eh? –El menor de cabellos rojizos tan solo alzo una de sus cejas al encontrarse a dos niños idénticos y al parecer unos años mayor que él. Ambos tenían cabello negro y medio alborotado, piel pálida, y ojos color esmeralda. Los gemelos solo se vieron entre sí con una sonrisa juguetona, que fue borrada al instante de sentir como alguien les alborotaba los caballos – ¡Oye!

-- Ya chicos, no deberían de ser así con el –Lean bufo molesto ante la intervención de Jian, quien sonrió ampliamente hacia ellos. El de mirada como los rubíes miraba sin entender a aquellos niños, vaya que si eran extraños pensó el mientras volvía a darle otro sorbo a su jugo de manzana– No les hagas caso, ellos siempre son así

-- Jian tiene razón –Ahora fue un chico de cabellos naranjas quien hablo. El pequeño de mirada rojiza tuvo que hacer un esfuerzo por no gritar pues el pequeño de cabellera naranja se había aparecido detrás de el –

-- Kiki, no deberías de usar la tele-transportación de esa manera –El menor tan solo se alzó de hombros divertido a lo que Azarias negó con la cabeza y soltó un suspiro–

-- Ah! Niko! --El menor solo ignoro al otro por la presencia del leon menor a quien le habia cogido cariño--

-- ¡Kiki! –Azarias vio sorprendido a su hermanito, quien se había escapado de los brazos de la amazona de Águila para ir hacia donde el aprendiz de la primera casa zodiacal. Los gemelos solo vieron al pequeño caminar a duras penas mientras alzaba los bracitos hacia el peli naranja--

-- Basho… basho --Pedia con aquel tono infantil mientras alzaba los bracitos--

-- Jajaja si, ya voy, ya voy –Murmuro el pequeño carnerito para luego tomar al leonino entre sus brazos. El pequeño pelirrojo quien solo se mantenía en silencio, pudo notar como el tal "Jian" miraba con gran detenimiento al tal "Kiki" .Nadie más a excepción de él, había notado aquello. Desde hacía unos días la mirada del aprendiz de Dohko permanecía siempre fija en aquel jovencito tan alegre, tan vivaz y enérgico.

-- Veo que te has dado cuenta –Susurro un castaño a la par suya. Azarias sonrió levemente al ver la expresión del otro niño quien le miraba sin expresión alguna– Desde un tiempo le he notado así, ah… por cierto, mi nombre es Azarias

-- Yo… yo me llamo Khian… -Ambos pares de ojos. Rubíes contra zafiros se encontraron en ese pequeño dialogo. Por un momento la mirada del pequeño arquero tomo un pequeño brillo, justo como el de antaño así como una pequeña sensación le embargaba el cuerpo. Poco a poco los demás niños empezaron a presentarse como era debido y a decirle a cual templo zodiacal pertenecían. He de aclarar que cuando Kiki le pregunto a cuál templo pertenecería, todos se sorprendieron al escuchar que el seguía sin saber a cuál casa pertenecería, puesto que los caballeros de Escorpio y Capricornio se estaban luchando por su custodia.

Al final Jian tuvo que intervenir y dejar aquel tema a un lado y que lo mejor era disfrutar de aquella amena tarde entre ellos y conocerse mejor. Por unos minutos le fue difícil al pequeño pelirrojo, pues los recuerdos de antes de ser encontrado por aquellos cuatro hombres aun seguía latente en su mente y corazón. Pero entre los juegos con los demás niños, las bromas de Kiki y las constantes peleas entre los gemelos empezó a dejar la preocupación por un lado y a divertirse mejor.

..

.

-- Esto no se quedara así… -Murmuro Kardia mientras le daba una mordida a su manzana y miraba jugar al pequeño pelirrojo. El Cid tan solo bufo molesto y le dio un trago a su bebida. Muy compañeros, camaradas y amigos podían ser pero ninguno de ellos estaba dispuesto a dejar a aquella joya en las manos del otro-

-- ¿Quieres apostar, mi querido Kardia? –El español no se pudo privar de sonreír ladino al ver la mueca de desagrado en su camarada.

Todo el mundo seguía disfrutando de la fiesta, todos comían, todos bebían y platicaban. Todos jugaban y contaban algunas anécdotas o simplemente peleaban de manera juguetona, inclusive avergonzaban a los que aún no se declaraban y seguían de solterones; pero al final de cuentas la pasaron bien.

Shion no pudo evitar sonreír levemente desde su asiento, y Dohko lo noto. Sabía que el peli verde estaba feliz de ver a sus compañeros, a sus pequeños retoños y a aquellos niños que ahora formaban de esta gran familia, jugar entre ellos. Poco a poco el Santuario empezaba a volverse más bullicioso y esto que aún faltaban otros pequeños más por llegar.

Continuara...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).