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Capítulo 2
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Día XX, Mes XX, Año 20XX
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Santuario de Athena, Grecia
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Ya unos cuatro meses habían pasado desde que las reconstrucciones habían terminado. Saori había tenido que volver junto con sus demás caballeros a Japón, puesto que aún seguía a cargo de la fundación Kido y demás empresas; además de que no podía dejarle todo ese trabajo al pobre de Tatsumi. Desde entonces la calma y tranquilidad seguía en todo el Santuario, cada quien tenía obligaciones por cumplir. Cada soldado, amazona y caballero entrenaba por las mañanas y parte de las tardes a excepción de los viernes por la tarde, ya que la tenían libre así como todo el sábado y domingo. Días en los que eran libres de hacer lo que quisieran, ya fuera descansar o salir a algún lugar, al principio aquella idea no le gusto demasiado al Patriarca Shion pero al ver la insistencia de la joven diosa además de los ojitos de cachorro que pusieron los doraditos más jóvenes, además de que Dohko le convenció diciendo que así ellos tendrían tiempo a solas pues, no le quedo de otra más que aceptar.
— Siempre y cuando no causen ningún problema… —Esa había sido la única condición mientras que Dohko a sus espaldas hacia la señal de la victoria. Los más jóvenes vitorearon a su diosa por aquella idea, a Dohko por convencer al peli verde y a este por aceptar.
— ¡Gracias por esto Patriarca Shion! –Chillo un emocionado Aioria tal cual chiquillo junto con el joven Regulus, quien ya estaba emocionado por salir y conocer cosas nuevas.
— ¿Eso quiere decir que puedo ir a visitar a mis compañeros? —Pregunto el Ex Dragón marino mientras alzaba la mano, Shion le vio confundido por unos segundos pero después recordó a quienes se refería. Y es que justo días después de que ellos habían sido revividos, se terminaron encontrando con los generales marinos de Poseidón así como los espectros de Hades e inclusive los gemelos Hypnos y Thanatos, y ni que hablar de aquella joven heraldo y hermana del dios del Inframundo; quienes habían venido en son de hacer las paces.
— Claro Kanon, puedes ir a verles pero… Nada de meterse en problemas… —Ya hasta parecía el padre de los pollitos dando órdenes y regañándoles, aunque tan lejos de la realidad no estaba porque para ellos Shion había sido una figura paterna y bueno, el también así se sentía al ver a aquellos jóvenes que él había cuidado desde que llegaron al santuario.
— Ya no te esponjes, Shion… —Rio Manigoldo al ver al ahora Patriarca con aquella mirada sobre los más jóvenes— Ya hasta pareces el papá de los pollitos…
— No parece… —Le interrumpió Kardia, quien se encontraba apoyado sobre un pilar y en todo ese momento se había mantenido en silencio algo raro en el— Más bien ES –Corrigió para luego echarse a reír, a unos cuantos metros de él, Degel le observaba de manera discreta y sin hacer comentario alguno. Manigoldo igual se echó a reír junto con el escorpio mayor, mientras que los caballeros mayores tan solo trataban por todos los medios de no reír.
— Bueno, ya estuvo bueno todo esto ¿no creen? –Una enorme venita había aparecido en la sien izquierda de un molesto Shion que tenía los brazos como jarra. Pero lejos de calmarse, Manigoldo y Kardia parecían estar sufriendo un severo ataque de risa.
— Cálmate Shion, no es para tanto… —Intento calmarle el asiático, pero aquello solo ocasión que Kardia salía con más comentarios con respecto a la relación que tenían.
— Ya ni se porque esconden tanto, como si no supiéramos la relación que ustedes han mantenido. —Se burló el italiano mayor, quien aún tenía restos de lágrimas en sus ojos por haber reído tanto. Los intentos homicidas del peli verde cesaron al escuchar aquellas palabras, el templo entero se fundió en un profundo silencio que fue roto por la estridente risa de Mascara de Muerte y Kanon, a quienes después se les unieron Kardia y Manigoldo.
— Así que el viejo maestro y usted… —Saga solo le miraba sin saber qué cara poner ante la exclamación de Mascara de Muerte, pero debía admitir que se encontraba curioso por saber.
—Maestro, ¿es eso cierto? –Pregunto Mu con algo de timidez, mientras pateaba una motita de polvo imaginario. Shion parecía hecho de piedra sin saber que hacer o decir por otro lado, Dohko tan solo sonreía como si aquello no fuera nada grave.
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— Ya hombre, no te hagas que nosotros bien que lo sabíamos… —La voz de Manigoldo se escuchaba cansada después de tanto reír y sus ojos estaban aguados después de soltar aquellas lagrimas traviesas— Ahh… -Suspiro ya más calmado y levanto la mirada hacia los demás— Es como si habláramos de la relación entre este alacrán baboso y el cubo de hielo
Fue ahí y solamente ahí cuando Kardia dejo de reír para tensarse al haber escuchado aquello, inesperadamente, la temperatura del templo principal bajo unos cuantos centígrados y eso todos lo notaron.
— Kaaarrrddddiiiaaa…. –Una risilla nerviosa se escapó del octavo custodio mientras limpiaba sus ropas de civil y se rascaba la nuca.
— Veras cuatro ojitos… esto… yo… —Mas el galo no escuchaba, el pobre tenía el rostro ojo por la furia y la vergüenza, ¿desde cuanto sus compañeros sabían de su relación con el bicho impulsivo? Es más, será que su maestro alguna vez se dio cuenta? O quizá el Patriarca Sage y la mismísima Athena de aquella época—
—Bueno, bueno… Aquí esas cosas no se escapan… —Interrumpió nuevamente Manigoldo con una gran sonrisa en el rostro mientras se cruzaba de brazos y les miraba a todos. Degel tan solo alzo una ceja mientras agarraba del cuello de la camisa a Kardia, y este solo le miraba con una sonrisa coqueta— ¿Oh me van a decir que ustedes no son así? –Pregunto viendo a los dorados menores, quienes solo se vieron entre si disimules.
— A mi hermano le gusta Shura~ —Chillo a modo de canturreo el leonino. El mencionado al escuchar mención de su nombre salir de la boca de Aioria, inmediatamente volteo a ver a Aioros quien tenía el rostro tan rojo como un tomate.
— ¿Aioros? –La cabrita menor no perdió tiempo y salto a abrazar al arquero quien parecía a punto de llorar por causa de la rabia y vergüenza que su hermanito le había hecho pasar; pero al sentir los brazos de su cabrita española se puso aún más nervioso.
— ¿S-shura? Yo… esto… no… —Los brazos del español rodearon la cintura del griego, y sus labios acallaron los balbuceos de este. Aioria sabía que después su hermano se las iba a desquitar pero, ya estaba cansado de ver como su hermano se complicaba la existencia al no confesar lo que sentía además, por lo que tenía entendido Shura también sentía lo mismo por el así que… todos salían ganando.
—Vaya… No sabía que era momento de confesarnos pero… —La voz burlona de Mascara de Muerte corto aquel beso que el español le estaba dando al griego. Atrayendo todas las miradas a el quien caminaba directo al pisciano menor y le tomaba de la muñeca— De ser así creo que me toca a mí también…
La mirada de Afrodita se llenó de incredulidad, aquello no podía ser cierto ¿o sí? Aquello era demasiado bueno para ser verdad, además Mascara de Muerte no era para andar haciendo aquellas cosas enfrente de todos.
— Sé que no soy bueno en estas cosas, además odio las cursilerías en público y todo eso pero, si es para ponerles en claro que esta bella fiore mio… Pues, si, lo declaró abiertamente… —Milo, Aioria y Kanon parecían estar a punto de soltar una risotada pero, la mirada severa de Shion les advirtió que no hicieran o dijeran nada que arruinara aquel momento salido de telenovela— Mi bello Afrodita de Piscis, "Tu sai che per me tu sei molto importante, per me tu sei una bella fiore a la quale amo con tutto il mio cuore"–Algunas lágrimas traviesas se escaparon del peli celeste, quien miraba con atención los ojos del italiano.
— Sniff sniff… ¡Masky! —Afrodita sintió su cuerpo estremecerse por la declaración; era como una sensación calida en su ser al ver aquella mirada carente de burla pero llena de amor y sinceridad en los ojos del italiano.
— La verdad es que nunca me espere algo como esto… —La mirada de Shion seguía puesta sobre Mascara de Muerte quien abrazaba de forma posesiva a Afrodita- Ni yo –comento Dohko mientras le abrazaba, Shion estuvo a punto de regañarle pero al sentir como este le besaba la mejilla decidió callarse y dejarse abrazar total, aquello ya no era un secreto.
— Bueno, ya basta de cursilerías –Mascara de muerte tan solo frunció el ceño a punto de soltar alguna grosería, pero al suave voz de su Dita le detuvo, alegando que no era bueno que pelearan… Al menos no en un momento como ese.
— Tienes suerte que mi Dita haya intercedido por ti, araña con cola –Ante ese simple comentario Mascara de Muerte y Milo se enfrascaron en una discusión, que ni las palabras de la Virgen de Shaka pudo calmar hasta que Asmita cansado de tanta elocuencia sin sentido termino alzando su voz y callando a todos, no sin antes amenazarles con quitarles los cinco sentidos.
— Y yo que pensé que la violencia no era la solución a los problemas… —Murmuro Defteros a Asmita, quien solo sonrió levemente y beso la mejilla del gemelo menor.
— No lo es, pero a veces las mentiras blancas ayudan un poco… —Le respondió en un susurro, el demonio de la isla de Kanon alzo una ceja al ver que su pareja tenía los ojos cerrados, le era un tanto gracioso el ver que, a pesar de que el rubio podía ver, aun así se empeñaba en mantener sus ojos cerrados, era igual a su discípulo Shaka.
Vaya que lo mejor era no hacer enfurecer al de Virgo, pues cuando este perdía la paciencia era alguien de temer. Al final, el Patriarca tuvo que echar a todos del templo Principal alegándoles que debían de aprovechar ese viernes por la tarde y lo restante del fin de semana.
— Bien, bien ya nos vamos… —Chillo Manigoldo mientras llevaba sus brazos atrás de su cabeza- Si tanto querían estar a solas para hacer sus cositas haberlo dicho antes –Una enorme sonrisa retorcida se formó en los labios del canceriano, quien se echó a correr al ver el rostro deformado por la furia y vergüenza que tenía el Lemuriano mayor.
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Unas escaleras más abajo se podían apreciar a los grupitos ya formados y aportando ideas para lo que podían hacer o a donde ir. Mientras tanto Kardia se encontraba caminaba a unos cuantos pasos retirado de Degel, quien seguía con aquella aura fría alrededor de el pero al tener tantos años de conocerle Kardia sabía que el otro tan solo tenía vergüenza; él sabía que el galo no se avergonzaba de lo que ellos tenían, tan solo se avergonzaba por la forma en la que todo eso salió a la luz.
— Degel… -El mencionado detuvo sus pasos al escuchar la voz seria de Kardia llamándole- Oye… yo… tch… yo no quería que… -El peli verde tan solo meneo la cabeza y sin darle la cara, sabía que no podía enojarse con el peli azul pues él no había tenido la culpa de nada. Quien sí tenía la culpa era Manigoldo y ya después se encargaría de hacerlo pagar por tal atrevimiento.
— ¿Quieres quedarte en mi templo? –Pregunto sin verle, Kardia por un momento sintió que estaba en alguna dimensión desconocida por culpa del loco de Aspros pero al bajar unos cuantos escalones pudo alcanzar a ver parte de las mejillas del peli verde y se sorprendió al ver como las tenía tan rojas como las manzanas que él comía.
—¡Claro! Y no solo hoy, todo el fin de semana me la pasare contigo~ —Ambos mayores se dirigieron al interior del templo mientras eran observados por Milo y Camus, con una enorme gotita sobre la sien.
— Creo que por el momento no poder estar en el templo –Exclamo el galo con una sonrisa, Milo vio de reojo a "su amigo" vaya que amaba cuando el galo sonreía de aquella manera pero más le gustaría ver que lo hiciera de forma más amplia y que sus sonrisas fueran dedicadas para él.
—Si quieres podemos ir a alguna parte –Acoto el escorpio mientras pateaba una piedrita, Camus volteo a verle con un leve sonrojo apenas perceptible.
— ¿Te refieres a ir con los demás? –El galeno tan solo hizo se hizo el pensativo por unos minutos. No era realmente a eso a lo que él se refería, pero tampoco quería llegar a ser tan obvio con el francés y regarla de ante mano.
— Si o si quieres podemos ir solo nosotros dos… —Los largos cabellos ambos se mecieron un poco por la brisa del atardecer, Milo parecía entretenido viendo los matices naranjas y rojizos pintar el cielo, mientras que Camus se debatía mentalmente entre que decidió tomar.
— Sabes que no se me da de andar en grupos… —Murmuro sin ver al otro, al escuchar eso Milo volteo a verle con una expresión "aburrida" aunque por dentro sentía que se moría de la felicidad- Así que… vayamos solo nosotros dos –El brazo izquierdo del escorpión tomo el brazo derecho del otro, sonrió al sentir como Camus dio un pequeño brinco al verse tomado desprevenido. Nunca imagino ver a su amigo, el señor de los hielos, con aquella faceta tan tierna en él.
— Bien~ Vayamos entonces~
Y así poco a poco el grupo de los dorados se fueron organizando mientras salían del Santuario, a excepción de Asmita y Defteros, pues el gemelo menor tenía ya algo planeado para con el hindú. Todos los demás se dispusieron a ir al ya no tan pueblo más cercano, mientras que Camus y Milo habían tomado otra dirección todo para que el galo estuviera más a gusto. Aunque bueno, lo que ambos querían era estar solos; aunque claro, ninguno de ellos lo iba a aceptar de forma abierta no claro que no.
Continuara…