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Una Nueva Oportunidad por Arizt Knith

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Notas del capitulo:

Hola, hola, muy buenas!!! Espero que hasta el momento les vaya gustando el fic!!!

Aqui les dejo un capitulo nuevo asi que, disfrutenlo por favor!!!!

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Capítulo 3

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Día XX, Mes XX, Año 20XX

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Santuario de Athena, Grecia

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Al final todos habían optado por ir a comer de por sí ya era la hora de la cena, y los caballeros antecesores aún no se acostumbraban del todo a esta nueva época así que lo mejor era ir con calma. Por otro lado Camus y Milo habían optado por lo mismo, y el galeno ya conociendo los gustos de su amigo decidió llevarlo a un restaurante de comida francesa. Y mientras cada quien se dirigía a su destino, las miradas de todas las personas se posaban sobre ellos creyendo que se trataba de algún grupo de modelos o actores.

Hombres y mujeres miraban a aquellos hombres caminar ajenos ante las miradas, aunque claro para alguien como Mascara de muerte eso no pasó desapercibido. Su brazo derecho rodeo la cintura de SU Dita, y este que ya conocía cuan celoso podía llegar a ser su cangrejo tan solo le dejo hacer si decir nada. Y justo algo similar paso con Albafica, quien parecía un niño pequeño mirando todo lo que estaba a su alrededor con gran detenimiento que ni cuenta se había dado de las miradas que un grupo de jóvenes le dirigían; Manigoldo inmediatamente fue al rescate de su amigo, pasando su brazo por los hombros de este y soltando varias bromas o chistes mientras le hacía caminar más rápido diciéndole que no debían de alejarse de los demás.

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Mientras tanto Milo y Camus caminaban tranquilos de la vida bajo aquel manto de distintos colores en anaranjado, amarillo y rojo. Desde hacía varios minutos Camus había notado como Milo atraía la mirada de varias mujeres y hombres, todos viéndole con gran lasciva. ¿¡Y quien no lo haría?! Si Milo era todo un Adonis con aquella piel morena, esos largos y ondulados cabellos azules, y como olvidar esos zafiros que tenía por ojos además de tener un cuerpo escultural. El escorpión sin duda destilaba una mezcla entre peligro y sensualidad, atrayendo a más de uno a la trampa del escorpión celeste.

Pero mientras Camus iba inmerso en aquellos pensamientos, él no se había dado cuenta de que también estaba en la mira de varios hombres y mujeres, pero claro, Milo al ser quien era lo había notado y aquello era algo que no le gustaba en lo absoluto. Nadie, absolutamente NADIE podía ver de aquella forma a SU cubo de hielo con patas.

— Oye Camus… —La mirada del escorpión se dirigió hacia un grupo de jóvenes que desnudaban con la mirada al galo que ni cuenta se daba— Conozco un buen restaurante de comida francesa, ¿te apetece ir ahí? –Pregunto con una sonrisa mientras pasaba su brazo derecho por los hombros del galo y juntaba su cuerpo al de este. Camus entonces dejo de pensar en las demás personas a su alrededor y se dedicó a ver aquellos zafiros del heleno. Milo sonrió para sus adentros al notar aquella mirada tan fija sobre él, perdiéndose también en los aguamarina de su… ¿amigo? Si, amigo, pero con el tiempo serian algo más que simples amigos o camaradas. Él quería a ese francés solo para él- Vamos, sé que la comida de ahí te encantara y, por lo que aún recuerdo… Hace unos días mencionaste que tenías deseos de comer algo de tu patria, ¿o me equivoco?

Sin dejarle decir nada más Milo se lo llevo consigo hacia aquel lugar ya mencionado, no sin antes dedicarles una mirada de advertencia a aquel grupo de jóvenes. Nadie, absolutamente nadie debía meterse con lo que era suyo. Por otro lado la cabeza y corazón del galo eran todo un caos, nunca había estado tan cerca del otro y aquella cercanía lo ponía nervioso; tan así que ahora maldecía aquel calor en su rostro y el sonrojo en sus mejillas. Se abofeteo mentalmente, ya debía de dejar de pensar en aquellas cosas y no arruinar el momento, tan solo debía de disfrutar el momento y cercanía con el galo.

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Mientras tanto las cosas en el Santuario se encontraban en total calma, desde hacía unas horas el sol se había ocultado y había dado paso a la dama lunar. Como cada noche desde que habían sido revividos, Shion había tenido que ir a Star Hill, aquel lugar sagrado en el cual se encuentra a las afueras del Santuario. Aquella montaña alta y rocosa de forma vertical. En esa montaña donde los Patriarcas van a hacer sus oraciones y predicciones observando a las estrellas. Debido a la altura del lugar, es considerado la zona más cercana al Cielo. Siendo Star Hill puede el "Axis mundi", ya que representa el eje del mundo del Santuario puesto que presenta un punto de conexión entre la Tierra y otros lugares. Este espacio sirve de microcosmos ordenador porque es conocido y está asentado. Además de ser un lugar prohibido para todos los caballeros, incluso para los de oro, siendo el Patriarca el único humano que tiene permitido el acceso, aparte de la diosa. Además es muy difícil llegar al lugar incluso para los Santos.

Pues según lo que le había dicho la joven diosa antes de marcharse, era que extraños acontecimientos iban a ocurrir. Por un principio creyó que una nueva amenaza iría a amenazar la paz en la que se encontraban, pero Athena le calmo diciendo que nada de eso iba a pasar y que solo se dedicara a ir a StarHill y ahí lo entendería todo. Y así ha sido desde hace dos semanas, pero hasta el momento nada había pasado.

— Me pregunto, ¿que habrá querido decir con eso? –pregunto a la nada mientras la brisa de la noche se encargaba de mecer sus cabellos y acarar su rostro. Ya tenía alrededor de dos horas de estar ahí y nada pasaba— Ahh… ya será mañana… —Murmuro para sí mismo mientras se levantaba de aquella roca en la cual se encontraba sentado y limpiaba su blanca túnica. Pero justo cuando se daba la vuelta dispuesto a marcharse a la comodidad del templo principal, una enorme brisa le amenazo con tumbarle— Pero que… —Sus orbes amatistas se llenaron de asombro al sentir varias cosmos-energías.

Los enormes árboles que se encontraban a la cercanía de aquella montaña empezaron a moverse de manera brusca, soltando varias hojas que se perdían en el frio de la noche. Fue ahí cuando la mirada amatista de Shion fue a dar en el cielo estrellado, ahí fue cuando entendió las palabras de la joven diosa. Fue ahí cuando vio las doce constelaciones emitir un fuerte brillo, un brillo tan raro y único el cual anunciaba que muy pronto aparecerían los nuevos portadores de las armaduras doradas. Aries brillaba con gran esplendor, recordándole a aquel joven de cabellos naranjas que siempre correteaba por todo el templo de Aries; si, sabía que Kiki llegaría a ser el futuro caballero guardián del primer templo. Aquel era un bello espectáculo que solo los Patriarcas podían presenciar, nuevamente una gran emoción embargo su corazón justo como lo hizo la primera vez que vi aquel brillo en las doce constelaciones.

— Al parecer… El Santuario se volverá más ruidoso que nunca… —Pero, ruidoso o no aquello lo llenaba de gran emoción. Con estas buenas nuevas decidió marcharse directo al templo principal; ya mañana por la mañana les daría las buenas nuevas a los demás.

Lo malo fue aquello que Shion no logro notar y fue un extraño brillo provenir de tres constelaciones que brillaban de manera inusual…

Continuara…

Notas finales:

Bueno, ese ha sido el final del capitulo, espero que les haya gustado y si quieren que suba otro capitulo, por favor haganmelo saber por medio de un comentario C:


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