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Una Nueva Oportunidad por Arizt Knith

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Notas del capitulo:

Agradezco los reviews y espero que los capítulos que estaré publicando estos días, sean de su total agrado. Esta historia la he creado junto con mi querido clon Khian-sama... De no ser por el, jamás hubiera conseguido tener esta enorme inspiración y pasión por escribir de nuevo.

 

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Capítulo 5

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Día XX, Mes XX, Año 20XX

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Santuario de Athena, Grecia

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Muchos otros de los dorados se sentían de la misma forma que Kardia lo hacía, ¡aquello seguía siendo algo nuevo y difícil de creer! La vida de un pequeño estaría en sus manos y ellos serían los responsables de que este se convirtiera en la nueva esperanza para las nuevas generaciones por venir.

Esa misma noche Shion volvió a partir hacia Star Hill para consultar las estrellas, justo como los demás días todo seguía en calma. Las estrellas no presentaban nada fuera de lo normal, pero justo a eso de las once de las noche una de las constelaciones empezó a emitir un fuerte brillo. Los ojos amatistas del peli verde se llenaron de asombro al ver aquel brillo tan fuerte en la constelación de…

¡Era la constelación de Libra! Aquello, ¡aquello sin duda era algo totalmente increíble! Nunca pensó que el primero en aparecer fuera el aprendiz del asiático pero, aquello no acababa ahí. Al principio solo era Libra pero unos minutos después las constelaciones de Leo y Sagitario empezaron a brillar de igual forma. Las buenas nuevas seguían llegando para el Santuario, el cual muy pronto se llenaría con la nueva esperanza de la humanidad.

— Al parecer las cosas se pondrán muy bulliciosas por aquí… —Una tenue sonrisa se formó en los labios del Patriarca, quien aún seguía observando con parsimonia aquel bello cielo estrellado, el cual ahora mostraba aquellas tres constelaciones brillando con gran intensidad. Nuevamente el Patriarca volvió a su recinto y sin borrar aquella sonrisa de su rostro. Por lo que había visto, Dohko no la tendría tan difícil de ir a buscar a su pequeño aprendiz en cuanto a los caballeros de Sagitario y Leo, si la tendrían un poco más difícil por el lugar al que tenían que ir; pero confiaba en que ambos lo lograrían.

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A la mañana siguiente y aunque fuera domingo, el Santo Pope volvió a convocar a los caballeros dorados al Templo Principal. Pero esta vez se encargó de hacerlo a una hora en la que todo el mundo se encontrara despierto.

— Lamento volver a llamarles en su día libre pero, justo anoche estuve consultando nuevamente las estrellas… —El peli verde guardo silencio por breves segundos mientras su mirada amatista se paseaba por los rostros de todos los caballeros, corroborando si estos estaban prestando atención a lo que decía, cuando vio que así era decidió continuar- La primera constelación en mostrarse fue la de Libra…

Cuando el peli verde dijo aquello, inmediatamente la mirada del antiguo maestro se encontró con la de él; todos los demás presentes guardaron silencio al ver que el Patriarca parecía tener más por comentar.

— Pero no solo ha sido Libra la única en mostrarse, también lo hicieron las constelaciones de Sagitario y Leo –Ahora fue el turno de los santos correspondientes a esas constelaciones quienes vieron sorprendidos al Patriarca, nunca antes se habían mostrado tres constelaciones en la misma noche. Por lo regular, siempre era una o dos las que se mostraban pero nunca tres.

— ¿Estás seguro de ello? —Pregunto Dohko mientras caminaba hacia el peli verde, el mencionado tan solo sonrío tenuemente y afirmo con la cabeza. Al ver que no había duda en la acción de su amante, Dohko no pudo evitar soltar un chillido de la emoción; pues debía de admitir que aquello le emocionaba. El disfruto de todos esos años entrenando de Shiryu y Okko, cuidándolos a ambos como sus hijos y la idea de tener a otro pequeño era algo emocionante para el— ¿Cuándo deberemos partir? –La sonrisa del santo Pope se ensancho aún más al ver a su compañero de aquella forma, sabía que desde que les anuncio aquello ayer por la mañana, el chino no había dejado de hablar del tema y de tener un pequeño rondando por el Templo de Libra.

— Lo más pronto posible –Respondió mientras metía las manos en los bolsillos de su túnica- Sísifo, Aioros, Aioria y Regulus, ustedes también deberán partir lo más pronto posible…

Los nombrados hicieron un gesto con la cabeza y sin más que decir, el Patriarca dio la orden para que cada quien volviera a sus respectivos Templos a excepción de los ya mencionados. Los caballeros de Sagitario y Leo, se quedaron junto con el Patriarca y el antiguo maestro; aun había algunas cosas que el peli verde debía de comentarles acerca de su próxima misión.

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A la mañana siguiente los caballeros de Leo, Sagitario y Libra se despidieron de sus demás compañeros y Patriarca, listos para empezar aquella búsqueda de los elegidos a caballero. Más de uno noto las grandes ansias que el antiguo Maestro de los Cinco Viejos Picos se cargaba. El peli castaño casi no había dormido por causa de la emoción que sentía recorrer cada fibra de su cuerpo.

— Que Athena les acompañe en su camino y regresen con bien… —Esas fueron las últimas palabras que el Gran Patriarca pronuncio antes de que los cinco caballeros partieran a sus destinos; deseando en lo más profundo de su corazón que todos regresaran con bien y con los futuros caballeros dorados.

Los rayos del sol llenaron cada centímetro del Santuario, el cual brillaba con todo su esplendor y gloria justo como en antaño. La mirada amatista de Shion se perdió en aquel bello horizonte de tonos anaranjados y amarillos, con pequeñas pinceladas en rosa que pintaba el amanecer. El Santuario lucia como nuevo y dentro de poco volvería a hacerse ruidoso con la llegada de aquellos elegidos por las estrellas.

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Día XX, Mes XX, Año 20XX

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╰ ╮ Tianshenkín*, China╰ ╮

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Era justo el lugar al cual Shion lo había mandado, sonrío mientras acomodaba su sombrero de paja y seguía caminando por aquel enorme sendero lleno de bambú que hasta parecía algún laberinto. Por un momento sintió algo de nostalgia, pues ese lugar le recordaba a los alrededores que había en los Cinco Picos.

— Es como estar en casa –Se dijo para sí mismo y continúo caminando por varias horas, llenándose de aquella paz y tranquilidad que ese lugar transmitía y preguntándose mentalmente si lograría encontrar a aquel pequeño. Llevo ambas manos a sus caderas y se detuvo bajo un enorme árbol que se encontraba por ahí, las enormes ramas y copa frondosa creaba una enorme sombra en todo el lugar y a decir verdad ya se sentía un tanto cansado de tanto estar caminando- Creo que un descanso no me hará daño

Sonrió a medida que se iba sentando bajo el árbol y apoyaba su espalda en este; dejando sus manos detrás de su cabeza y que el sombrero de paja le cubriera el rostro, estaba muy emocionado por encontrarle pero también ya llevaba varios días buscándole y seguía sin tener ninguna pista que le llevara hasta donde aquel pequeño, así que un pequeño descanso no le haría daño. Y así fue, todo el cansancio que había estado acumulando estas dos últimas semanas de búsqueda le terminaron pasando factura al pobre chino.

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— Oiga señor, despierte… despierte… –Pedía un pequeño mientras zarandeaba al pobre castaño hasta hacerlo despertar.

— ¡Eh..?! ¿Qué? …. –El menor tan solo retrocedió unos cuantos pasos al ver que el otro se levantaba para despabilarse aún más.

— Oiga señor, usted no es de por aquí, ¿verdad? –Las esmeraldas de Dohko viajaron hasta el dueño de aquella vocecita, encontrándose con un pequeño de al parecer ocho años, cabello corto y de un tono castaño anaranjado, ojos turquesa y piel ligeramente morena, además de estar usando las ropas tradicionales de aquel país las cuales eran de un tono beige con negro, además de estar algo viejas. El pequeño tan solo le observaba con una expresión estoica.

— Ah… ¡Hola pequeño! –Saludo enérgicamente y se arrodillo enfrente del menor que solo le miraba con seriedad- Pues la verdad no, al menos no de estos lugares –El pequeño solo observaba al mayor en silencio, era la primera vez que él se encontraba con un pequeño así y por lo general todos los niños a esa edad no eran así de serios- ¿Cómo te llamas? –Pregunto con una sonrisa, el pequeño solo entrecerró los ojos como debatiéndose mentalmente si responderle o no; al cabo de unos segundos dio una respuesta.

— Me llamo Jian… —Respondió quedito.

— ¡Ah! ¡Un gusto! –Respondió- Yo me llamo Dohko –El menor nuevamente volvió a entrecerrar los ojos al ver que el mayor extendía su mano para estrecharla a modo de saludo y después vio las suyas, sintiéndose un poco mal al ver las manos de aquel hombre limpias a comparación de las suyas que se encontraban sucias y lastimadas. El mayor comprendió aquello y sin necesidad de nada tan solo sonrío y le revolvió los cabellos al pequeño- ¿Qué haces en un lugar como este? ¿No deberías de estar con tus padres?

— Estaba buscando algo de leña además, había ido al rio a pescar algo –El mayor cruzo los brazos sobre su pecho e hizo una mueca, vio que detrás del pequeño había una pequeño saco el cual llevaba amarrado a la cintura y el cual parecía traer lo que sé que había pescado, además de que sus bracitos cargaban con unas cuantas ramas que servirían como leña para el fuego. Él sabía muy bien como era vivir en las zonas como esas pero no le agradaba que los pequeños anduvieran ellos solo sin ningún adulto que les vigilase, puesto que era muy peligroso ya fuera por los animales salvajes o ladrón.

— ¿Tus padres saben que estas aquí? –Jian tan solo afirmo a modo de respuesta- ¿Y ellos están de acuerdo con eso? –Nuevamente volvió a asentir— Entiendo…

La mirada del pequeño Jian recorrió cada centímetro del mayor quien parecía no borrar aquella sonrisa de su rostro, nunca en todos sus ocho años de vida había visto un adulto sonreírle de aquella forma, por alguna extraña razón esa sonrisa le recordaba a alguien.

— Señor Dohko… -El mayor alzo una ceja al escuchar aquel apelativo que el menor había usado para referirse a el- Debo retirarme… Mamá y papá se enojaran conmigo si llego tarde a casa —El mayor concordó con las palabras del pequeño y volvió a revolverle los cabellos.

— Tienes razón pequeño, ve a casa antes de que se haga más tarde –El pequeño asintió nuevamente y acomodo los pedazos de rama que llevaba en sus bracitos para luego empezar su camino a casa, el peli castaño acomodo su sombrero de paja mientras miraba al pequeño partir. No sabía porque pero Dohko sentía una pequeña y extraña sensación en su ser, como si algo no estuviera bien. Sus pensamientos se vieron esfumados al escuchar aquella vocecita llamándole de nuevo.

— Señor Dohko… —El mayor volteo a ver al pequeño que le miraba con la misma seriedad pero con una tenue sonrisa en sus labios— Tenga cuidado, por estos lugares rondan muchos animales salvajes además de que hay un grupo de personas que aprovechan a robarles a los viajeros –El antiguo maestro sonrío ante la advertencia del pequeño.

— Claro, gracias por la advertencia Jian! –El pequeño sonrío esta vez un poco más amplio e hizo una leve reverencia para luego girarse sobre sus talones y retomar su camino a casa; dejando nuevamente al mayor con aquella extraña sensación en su ser que por más que intentara ignorar, no podía. Sus ojos esmeraldas siguieron fijos en la pequeña figura del pequeñín hasta que este dejo de serle visible.

Poco a poco el cielo se fue tiñendo con los colores del atardecer, el mayor suspiro y se arrasco la mejilla izquierda, al parecer este sería otro día en el que tendría que buscar alguna posada y descansar, ya mañana seria otro día para buscar a su pequeño protegido. Mientras el sol iba desapareciendo de a poco, las estrellas iban abriéndose paso en el cielo oscuro y las luces de algunos establecimientos de ahí empezaban a iluminar el camino para los viajeros. Lo que el viejo maestro no noto, fue la constelación suya que brillaba con intensidad en una pequeña y humilde casa; donde un niño de apenas ocho años observaba con gran detenimiento las estrellas y aquella enorme luna, siendo solo el en la soledad de su humilde hogar. Los ojos turquesa del menor se perdían contando las estrellas y sus cabellos entre castaño y anaranjado, se mecían un poco por causa de la brisa nocturna, deseando desde lo más profundo de su corazón que su suerte cambiara para bien.

Continuara…

 

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