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Capítulo 7
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Día XX, Mes XX, Año 20XX
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StarHill, Santuario de Athena, Grecia
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Esa misma noche el patriarca Shion volvió a ir a Star Hill, justo como había estado haciendo cada noche desde que estas le habían mostrado aquel brillo. Se sentía feliz fe que Dohko había vuelto sano y salvo con el pequeño Jian, quien parecía sin duda ser el elegido a la armadura de Libra, además de que prometía ser alguien muy disciplinado y eso era bueno.
--Las cosas van marchando bien... -Sus orbes amatistas volvieron a fijarse en aquel cielo no tan estrellado, pues algunas nubes obstaculizaban la vista. Aquello pareció algo extraño pues, todas las noches anteriores habían sido despejadas-- Que extraño... -Murmuro para sí mismo y se sentó sobre aquella enorme roca que había estado usando. Sus orbes seguían fijas en el vasto cielo, esperando por alguna señal de las estrellas, pero nada ocurría. Las nubes oscuras poco a poco se iban haciendo más y más grande, pero solo se mantenían en una parte del cielo. Los puntitos morados del pelo verde se juntaron al realizar una mueca de desagrado; no entendía cómo era posible que gran parte del cielo estuviera despejado pero aquellas nubes de empeñaran en cubrir parte de...
-- No puede ser... -Fue entonces cuando cayó en cuenta de lo que pasaba. Once constelaciones eran las que brillaban tenuemente, pero una de ellas era la que se mantenía atrapada entre las nubes oscuras, las cuales parecían anunciar algo malo.
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Día XX, Mes XX, Año 20XX
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Abadd Sindria*, Medio Oriente
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Los caballeros de Leo y Sagitario habían llegado hacia dos días a aquel país. Según las predicciones que el Patriarca había recibido de las estrellas, los pequeños aprendices de Sagitario y Leo se encontrarían en aquel país extranjero.
— Sí que las cosas están muy animadas por aquí... —Murmuro Aioros mientras caminaba con cuidado por las abarrotadas calles iluminadas de Sheisan. Abbad Sindria era un rico país que se basaba en la venta de ricas y exóticas especias, así como también la producción de joyería y muchas otras cosas. Sísifo solo asintió ante las palabras de su alumno y continúo caminando junto al joven Regulus; quien parecía encantado por conocer aquel país.
Por otro lado, Aioria parecía querer huir de las miradas que varias mujeres en trajes traslúcidos y maquillaje bien trabajado, le dirigían. Abbad Sindria también era un país muy conocido por brindar una agradable estadía a los turistas.
— Esto no me gusta... —Murmuro el leonino mayor sin dejar de caminar y buscar alguna presencia de cosmos-energía, pero hasta la vez seguían sin tener ninguna pista del paradero de los pequeños, mucho menos algún mensaje por parte del Patriarca.
— Tan solo debemos ser pacientes y seguir buscando, además esta fue la ubicación que nos dio el Patriarca Shion —Por mucho que le costara aceptarlo, Aioria sabía que las palabras de Sísifo eran ciertas así que decidió guardar silencio.
Mientras tanto el pequeño Regulus se mantenía al margen de la plática que se tenían los tres adultos, el parecía más emocionado con los olores, colores y aquella habla extraña de aquel país. En todo ese tiempo que llevaba viviendo en esa época, los únicos lugares que él había ido eran a las villas vecinas al Santuario, además de verlos por televisión pero claro… Una cosa era verlo atreves de aquella pantalla y una muy distinta era estarlo viviendo el mismo, así que esto era algo demasiado emocionante esperaba que no fuera la única vez.
— Agh… Lo sento… —Murmuro un pequeño de al parecer cuatro años, quien al haber ido corriendo de forma despistada no se había fijado de quien tenía al frente y choco contra la espalda de Regulus, quien al igual se encontraba en las mismas.
— Oye… No tienes por qué disculparte… —La mirada azulina del leonino se encontró con la de aquel niño, que le miraba con una mezcla de nervios y miedo. Por alguna extraña razón Regulus sintió conocida aquella mirada del pequeño, además de que su preocupación aumento al notar el rostro sucio del infante y algo pálido.
— ¿Está todo bien? –Pregunto Sísifo al ver a su sobrino con aquel infante que parecía titiritar del frio de la noche, o ¿acaso era de miedo? Aioros y Aioria se acercaron al más pequeño, quien fue retrocediendo al sentirse intimidado por las miradas de aquellos extranjeros- Tranquilo pequeño, no te haremos nada malo…
Como siempre la voz dulce y cálida de Aioros logro hacer efecto y calmo al infante, quien dio un largo suspiro y asintió con la cabecita, creyendo en las palabras de aquel castaño quien le hacía recordar a su hermano. El pecho del león mayor se llenó con orgullo y admiración a su hermano.
— ¿Por qué andas solo por estas calles? ¿Acaso te has perdido? –El menor solo asintió nuevamente con la cabecita mientras bajaba la mirada y se ponía a jugar con sus deditos. Los de Sagitario solo se vieron entre sí, sin saber exactamente que hacer pero al escuchar un pequeño rugido provenir del estómago del infante tuvieron que postergar sus planes, pues ahora tenían que ayudar a aquel pequeño en apuros- Ven, iremos a comer algo y de paso buscaremos a tus padres
El menor quiso negarse varias veces pero al sentir nuevamente el rugido de su estómago decidió hacer caso a los mayores, de por si el solo era un niño de cuatro años y el hambre era algo que lo estaba matando. Además aquellos buenos hombres se habían ofrecido a ayudarle, nada malo podía salir de eso.
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Mientras tanto en el Santuario, el Patriarca Shion se había encargado de mandar a llamar a los caballeros de Géminis. Los dos pares de gemelos habían llegado en menos de cinco minutos para hablar con su Ilustrísima, quien se encontraba con un rostro preocupado- Patriarca… -Los cuatro geminianos guardaron silencio desde donde se encontraban, esperando a que el peli verde se animara a hablarles.
— Los he mandado a llamar por motivo a quien o quienes serán sus aprendices –Los griegos se miraron de reojo entre si y después al de mirada amatista quien volvió a hablar— Lamentablemente las estrellas no han mostrado nada bueno para esos jóvenes –Hizo una leve pausa mientras se levantaba de aquel trono y daba unos cuantos pasos al frente de los griegos- Enormes nubes oscuras cubrían por entero la constelación de Géminis, era como si anunciara algo malo para estos jóvenes…
Nuevamente era lo mismo y todos lo sabían, desde la época del mito estaba que cosas malas pasaban a los gemelos nacidos bajo la constelación de Géminis. Tanto Saga como Aspros bajaron la mirada avergonzados por todo lo que habían hecho contra sus hermanos menores, pero ellos al ser la contra parte de los mayores, supieron al instante lo que pasaba por las cabezas de ellos. Ni Defteros o Kanon seguían guardando resentimiento contra sus hermanos. Uno, porque sabían que de eso nada ganarían, mucho menos recuperar todos esos años perdidos. Y dos, ¿para qué mal gastar el tiempo en odio y resentimiento, cuando ahora eran libres de disfrutar de sus vidas sin ninguna preocupación?
— Patriarca Shion… ¿Al menos sabe dónde se encuentran? –El peli verde asintió ante la pregunta de Defteros, quien suspiro aliviado. Al menos el peli verde sabía la ubicación de sus protegidos.
— Lo sé y por eso mismo los llame… Ustedes cuatro deberán partir cuanto antes –Nuevamente volvió a hacer otra pausa y con ella se acercó al enorme ventanal para contemplar la luna, aquel astro que brillaba con intensidad y alumbraba todo el Santuario de la diosa- No sé en qué clase de situación se encuentren ellos pero, si no los encuentran a tiempo es muy posible que cosas malas lleguen a pasar en un futuro. Su misión, es partir en cuanto antes y traer a esos jóvenes al Santuario, ¿entendido?
Los cuatro geminianos asintieron sin dudar, ambos con rostros serios y miradas decidías a cumplir con aquella misión. El futuro de dos jóvenes se encontraba en sus manos, y al ser ellos los futuros caballeros de Géminis, no dudarían en entrenar y educar a esos jóvenes para que fueran los mejores y no cometieran los mismos errores que ellos hicieron. Tal vez así lograran librarse de aquella oscuridad que rodeaba a la constelación de los gemelos.
Sin perder más tiempo el Patriarca les dio la ubicación de los jóvenes aprendices, los cuatro caballeros de Géminis se despidieron del Santo Pope con una leve reverencia y partieron hacia la tercera casa del zodiaco, dispuestos a ir a preparar sus cosas y partir lo más pronto posible de ahí esperando poder cambiar el futuro de los santos de géminis y evitar que la misma tragedia volviera a ocurrir.
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Día XX, Mes XX, Año 20XX
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Abadd Sindria*, Medio Oriente
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Mientras tanto en las calles de Abadd Sindria, los caballeros de Leo y Sagitario se encontraban con el pequeño Nikolas, el menor de apenas cuatro añitos que se habían encontrado hacia una media hora atrás. El pequeño castaño de ojos azules como el zafiro, se encontraba sonriente mientras disfrutaba de lo que era la mejor comida del mundo. Los mayores del grupo, siendo en este caso Sísifo y Aioros, observaban con gran cuidado y preocupación al pequeño infante quien devoraba con ansias la comida al igual que Regulus y Aioria, quienes parecían estar haciendo alguna clase de competencia de quien comida más.
— ¡NIKOLAS! –Se escuchó a lo lejos el llamado de alguien, el pequeño infante dejo de comer y volteo a ver con los ojitos brillantes a aquella persona. Los mayores y si, hablo de los caballeros de Sagitario. Voltearon a ver también a ver en la misma dirección, encontrándose con otro niño de al parecer no más de siete años, quien venía corriendo en dirección de ellos- ¡Nikolas! ¿Te encuentras bien? ¡Te he estado buscando todo este tiempo! ¿Acaso no te das cuenta de lo preocupado que estaba por ti?
El infante solo bajo la mirada apenado y con los ojos aguados por las lágrimas que se avecinaban a correr, el recién llegado solo suspiro derrotado; el jamás podría enojarse tanto tiempo con su hermanito pero aun así, aun así la preocupación seguía latente en el.
— Descuida, él se encuentra bien –Los ojos zafiro oscuro del recién llegado se fijaron en los de aquel castaño, alzo una ceja al ver a los dos arqueros que lucían un tanto similar en especial por aquella bandita roja que llevaban en la frente.
— Az-nii-chan… ellos han sido muy buenos conmigo… -Azarias, porque si ese era su nombre. Vio con una mueca confusa a su hermanito y después a aquellos hombres que sin duda eran extranjeros. Los santos más jóvenes se mantenían al margen, esperando que los de Sagitario se hicieran cargo del asunto.
— Bueno… supongo que debo agradecerles –Murmuro serio y haciendo una leve reverencia, que fue imitada por el pequeño Nikolas mientras sonreía. Aioros no pudo evitar sonreír al ver el gesto de ambos hermanos, en especial del pequeño quien trataba de lucir serio pero al tener restos de comida en sus sonrojadas mejillas solo le hacía ver más adorable.
— Descuida, no fue nada pero… Debes tenerle más cuidado –Azarias asintió con la cabeza, tomando la mano de su hermanito con la suya. El arquero menor sonrió por el gesto del joven, en cierto modo le recordaba a él de pequeño, y debía de cuidar a Aioria.
Mientras tanto Sísifo se mantenía al margen y observaba a ambos pequeños, no sabía porque pero, aquellos dos jóvenes emitían una extraña aura. No estaba muy seguro de aquello que emanaban los pequeños, en especial el mayor de los hermanos. Tal vez aquello fuera una corazonada, como le llamaban, pero sentía que esos pequeños eran los que habían estado buscando pero aun así, debía de estar completamente seguro.
— Espero que tengan cuidado, y esto no se vuelva a repetir –Nuevamente el mayor de los hermanos asintió y Sísifo sonrió por ello- Bien, será mejor que vayan a casa… Ya es muy tarde para que se encuentren ustedes dos solos por estos lugares–Los hermanos solo asintieron y se despidieron de los mayores, no sin antes agradecerles por haber cuidado de Nikolas. El mencionado solo sonrió y se lanzó a abrazar a Aioros, a quien le había tomado cariño en ese corto lapso.
— Al parecer los hemos encontrado… -Susurro Aioros con una sonrisa mientras miraba partir a los menores, Sísifo asintió a modo de respuesta mientras que Regulus y Aioria les miraban sin entender-
— No entiendo, ¿a qué se refieren?–Pregunto el leonino mayor con gran confusión y los brazos cruzados sobre su pecho-
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Avances del próximo capítulo…
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Según Sísifo y Aioros creen haber encontrado a los que serían los aprendices para Leo y Sagitario, pero aun así se mantendrán al tanto de los menores para comprobar sus sospechas. Por otro lado, Sísifo sigue sintiendo una extraña esencia emanar el pequeño Azarias, aunque según él, se debe a que el pequeño Azarias puede ser uno de los elegidos.
Mientras tanto los caballeros de Géminis han partido del Santuario antes del amanecer para cumplir con la misión que les ha encomendado el Patriarca Shion. Ninguno de ellos piensa regresar si no es con aquel par de gemelos, porque si, según las predicciones del Patriarca, otro par de gemelos había nacido bajo esa constelación.
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Día XX, Mes XX, Año 20XX
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Isla de Kythnos, Grecia
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Con el paso de los años aquellos mitos y leyendas van quedando en el olvido, mientras todo el mundo empieza a modernizarse pero, en algunos lugares esas historias fantásticas o las creencias en el destino siguen latentes. Son como una vara de hierro caliente que te marca y no te deja escapar de los hilos del destino.
Como ya se sabrá, el nacimiento de gemelos era algo de mal augurio. Esa era una creencia que se tenía en la antigua Grecia e inclusive en otros lugares del mundo. Eso era considerado como algo malo, algo impuro, y solo uno de los gemelos podía vivir en este caso siempre terminaba siendo el mayor quien vivía. Mientras que el gemelo menor era asesinado o abandonado en algún lugar para que fuera devorado por las fieras pero, algunas familias, al sentirse totalmente impotentes al hacer algo tan inhumano como eso preferían esconder al gemelo menor pero al ser así, debían de usar una máscara que escondía gran parte de sus rostros.
Preferían mantenerlo fuera del alcance de las otras personas que trataran de hacerles daño y, ese era uno de los casos que se daba en la Isla de Kythnos. Cuando Lean y Klaus nacieron, los padres de estos supieron que nada bueno iba a pasar, pero jamás se permitieron que las demás personas de esa Isla se enterara del nacimiento de los gemelos. Ambos padres prefirieron esconder a su hijo menor, para ambos era preferible que el menor creciera entre las sombras y que no fuera lastimado o asesinado.
Por eso mismo Lean, el mayor, se desvivía día tras día para crecer más y ser alguien fuerte y así cuidar de su hermano menor. Sí, es verdad ambos vivían en la actualidad y por lo tanto las creencias y mitos quedaban en el olvido. Pero en algunos lugares seguían creyendo, y el que nacieran gemelos no era nada bueno, por eso uno de ellos debía permanecer oculto.
ーAlgún día seremos libres, ya lo Veras... -El menor de los gemelos solo sonrió levemente mientras apoyaba su espalda contra la de su hermano, él creía en las palabras de su gemelo y sabía que algún día ambos lograrían salir de aquel lugar y ser libres. Libres de todo mal, libres de toda maldición y de las personas de aquel lugar.
ーConfío en que así será... -Murmuro contra la máscara que ocultaba gran parte de su rostro.
ー Así será hermano...–Ambos peli negros dejaron que sus cabellos se mecieran por la agraciaba brisa nocturna, mientras el mayor posaba sus verdes esmeraldas en el amplio cielo estrellado y el menor prefería mantener esas esmeraldas ocultas de los demás, pero aun así soñando que algún día podría ser libre con su hermano, sin temer al destino ni nada de eso.
Bien, nuevamente aquí les dejo el link del álbum… Si no les funciona aquí e.e pueden encontrarlo también en mi perfil! Por cada actualización que haga y en ella aparezca otro aprendiz para caballero dorad, estaré subiendo una imagen a ese álbum y así lograran tener una idea de cómo son los pequeños aprendices; así como también lo hare cuando ellos ya hayan crecido o aparezcan nuevos personajes.
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