-¡Taxi!- grité agitando mi mano, espero que uno se pare pronto y pueda llegar a tiempo. –¡Taxi! ¡Por favor!- estúpido vestido, me hace sentir incómodo y lento. –¡¡¡Taxiiiii!!!- vamos Taemin, no has hecho todo esto para nada.
Tengo que llegar pronto porque si no, todo esto habrá sido inútil.
-¡Por favor! ¡Sólo necesito uno!- todos los taxis me pasaban como si no existiera. –¡Taxiii!-
-¿A dónde lo llevo, señorita?- suspiré agradecido porque uno se detuvo, tomé mi vestido para levantarlo y no caer al subir al auto. –A la iglesia, por favor.- cerré la puerta cuidando de no estropear el vestido.
-¿Se va a casar?- me miré en los espejos laterales del auto, estoy un poco despeinado pero la diadema de flores no se me cayó, seguramente el sudor pudo escurrir un poco de maquillaje pero no me veo tan mal.
-Así es.- contesté suspirando, tomé el ramo de flores que estaban también maltratadas pero completas. –Y ningún taxi se paraba.-
-Bueno señorita, yo opino que no debería de usar un servicio de taxi si va a llegar a su boda.-
Sólo me reí por eso pero sin sonar ofensivo.
-Es que mi auto se averió de último momento.- el auto que no tengo, claro.
-Espero poder ayudarla a llegar a tiempo, el tráfico ahora está un poco pesado.-
-Yo también lo espero.- susurré mirando por la ventana. –Espero no llegar tarde.- y que Minho… no, ni siquiera quiero pensarlo.
-No se preocupe, llegaremos pronto.- asentí efusivamente y al instante sentí cómo me fundía en el asiento porque pisó el acelerador, mi corazón comenzó a latir fuerte, ¿y si no llegó? ¿Pero no por el tráfico sino por la imprudencia del chofer?
-Nos meteremos en problemas si sigue conduciendo así.- volteé por encima de mi hombro para ver como una patrulla de policía encendía su sirena. Lo que me faltaba.
-Descuide, todo saldrá bien.- sólo quiero llegar a la maldita iglesia. Vivo. Pero llegar.
-No estoy seguro de esto.- susurré nervioso, quizá la boda terminé siendo una y yo terminaré en prisión.
-Ya llegamos.- casi me golpeó contra el asiento de adelante por la manera brusca en la que frenó. –Listo señorita.-
-Gracias.- metí mi mano a las copas del vestido para sacar mi billetera, vaya, yo sabía que ese era un mal lugar para ponerla pero sin las bolsas del pantalón, ¿en dónde más lo hacía? –Tome, quédese con todo.- abrí la puerta del taxi para salir pero los policías ya estaban frente a mí.
-Mire oficial, me voy a casar y ya voy retrasado.- esos ojos yo los conozco. Porque además, qué otro oficial usaría pupilentes café claro.
-Claro señorita.- asintió tendiéndome la mano para tomarla, aún estaba con duda porque igual me puede arrestar pero terminé dándole la mía. –Cásese pronto.- alcé una ceja pero igual asentí, tomé de nuevo el vestido para no pisarlo y comencé a correr hacia la puerta de la iglesia.
Por favor, espero llegar a tiempo.
Bien Taemin, es ahora o nunca.
-¡Un momento!- grité abriendo las puertas de la iglesia. –¡Me opongo!- espero que sí sea esta iglesia.
-¿Taemin?- sonreí aliviado, sí es esta.
-No te puedes casar con esta mojigata.- dije tomando mi vestido con los puños de mis manos para levantarlo y poder caminar hacia Minho y su pareja; sentía y oía que todos estaban hablando por supuesto de mí y de lo que estoy por hacer o haciendo.
-¿Minho?- creo que del público se levantó su papá, sí, es su papá.
-No te puedes casar.- repetí quedando a la mitad de distancia de él y ella. –Porque yo te amo.- susurré mirándolo a los ojos.
Minho alzó las cejas sorprendido mientras la multitud exclamaba sorprendida.
-¿Qué es esto, Minho?- preguntó su novia, je, je, sonreí divertido porque sí pude conseguir el mismo vestido y a mis ojos, a mí me luce mejor. –¿Quién es él?- soltó las manos de Minho e incluso le dio una pequeña cachetada.
Caminé un poco más, con cautela de lo que fuera a pasar.
-Es Taemin pero…-
-¿Pero qué?- pregunté nervioso pero mi tono de voz salió bastante firme. Puede que esto no haya sido buena idea después de todo. –No puedes negar nuestro amor, menos con esto.- le mostré mi mano en la que tenía el mismo anillo que él tiene también.
-¡Ah!- gritó ella y tuve que cerrar los ojos cuando le dio otra cachetada, pero no sólo eso sino que le abofeteó con el ramo de rosas y lo empujó haciendo que se tambaleará un poco. –¡Vete al infierno, Choi Minho!- me hice a un lado porque ella pasó corriendo.
Presioné los ojos porque me empujó pero solo me tambaleé.
-¡Espera!- gritó Minho comenzando a correr hacia ella pero le tomé del brazo para detenerlo. –No Taemin, ¿estás loco? No puedes…- sólo para dramatizar más el asunto, tomé sus mejillas para besarlo.
Sólo que no esperé que me correspondiera, ni sentir su lengua en mi boca. Menos que sus manos se pusieran en mi cadera y presionara mi cuerpo contra el suyo.
Se separó de mí y pude ver sus ojos más claros, lo que es mejor aún vi mi reflejo en los suyos ahí me di cuenta de que seguía teniendo la diadema. Y que se me veía muy bien.
-¿Me tardé mucho?- susurré poniendo mis manos en sus hombros.
-Después hablamos.- puso sus manos en mi mejilla y sólo pude asentir sin dejar de verlo.
Retrocedí un poco para dejar que se fuera tras la chica, suspiré un poco más tranquilo pero recordé en dónde estoy y qué fue lo que hice, así que relamí mis labios un poco nervioso, asentí lentamente y volteé a ver a las personas de la boda de Minho.
-Pues…- susurré incómodo. –Buen día.- hice una pequeña reverencia para girarme y salir lo más rápido que pudiera de ese incómodo ambiente.
Cuando me giré para salir aun escuché que hablaban de mí, su papá sí que me reconoció porque él contestaba algunas preguntas. Continúe caminando hacia la salida, sentí el frio de la tarde, eso me tranquilizó.
Ahora lo difícil será explicarle todo lo que ocurrió a Minho.