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(Re) Enamorarse por -oOYUKI-NII-Oo

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∞ Titulo: "(Re) Enamorarse"

∞ Autor:YUKI-NII.

∞ Género: Friendship

Ranting NC17

∞ N/A Haikyuu no me pertenece. Todo es de su gran autor, Haruichi Furadate

∞ Resumen: El volleyball siempre formara parte de sus vidas con tazas rellenas de café, y videos de viejos campeonatos. Compañeros de preparatoria, finales de relaciones y con amores que jamás pudieron ser.  

 

Sostener (se)

La primera vez que Hinata se había emborrachado llevaba un pulcro traje blanco, una flor amarilla (un bebé girasol, regalo de Natsu) sobre salía del bolsillo del saco, cabellos pelirrojos peinados con mucha fijador y gel. Su hermana se había visto obligada, en algún punto del camino entre las copas, de tirar de la tercera botella de sake, apretándola contra su pecho y resguardándola de él y su hipo alcohólico. Hinata había fruncido el ceño automático, balanceándose hacia delante en un intento por recuperarla.

—Bien, bien. Alto ahí chibi-chan

La voz de Kuroo junto a su oído, la gran mano puesta sobre su hombro y la presión hundiéndole de nuevo sobre la silla fue suficiente para retomar el control de la situación. Natsu hizo un ruidito de alivio, Hinata un mohín con la boca, descarado e infame.

—Suéltame Kuroo-san

Hinata lo intento de nuevo, moverse hacia adelante, ante toda respuesta, Kuroo le hizo una señal con su mano libre a Natsu. Ella se levantó en el acto, ondeantes olas de crinolina y tela brillantes bailando entre sus pierna. Dio unos cuantos pasos hacia atrás para tomar velocidad, corrió hacia la salida, botella abrazada aun contra su pecho.

—Natsu no, espera, la necesito —. Hinata apenas si había podido balbucear, estirando una mano hacia su hermana. Ella no se detuvo ni miro hacia tras ni una sola vez.

­—Un baño de agua fría es lo que necesitas —. Kuroo le soltó, una vez y estuvieron solo ellos dos. Rodeo la mesa. Hinata entonces pudo verle, con la corbata deshecha, los dos primeros botones de la camisa abierta y el saco doblado sobre sus brazos.

Kuroo había estado rondando por el estacionamiento, acompañado de un irritado Kenma y un Sugawara angustiado. Todos de traje y con regalos cumulados en el porta equipaje del coche. Su celular fue el que recibió el mensaje de ayuda proveniente de Natsu y re direccionado por Tsukishima. El ex capitán de Nekoma regreso sobre sus pasos hacia el pequeño jardín decorado de lámparas de papel y grandes arcos florales.

Encontrándose con las mesas con largos manteles y platos blancos que jamás vieron la comida hecha una noche antes con tanto esmero. El ambiente silencioso, los adornos ondeando con el viento y el sol cayendo en una picada extraña y lenta. Hinata resaltaba entre todo ello, con su traje arrugado y sus mejillas sonrojadas. Copas de cristal vacías y botellas de sake derramado.

Hubo un leve tirón en el centro de su pecho que decidió ignorar mientras se acercaba a la lamentable escena.

—Pensé que todos se habían marchado — .Murmuro Hinata, con voz apagada y ojos vidriosos, Kuroo cerro los suyos.

—Y yo que tú eras un buen bebedor chibi-chan, pero míranos, sigo aquí y tu estas borracho. Muévete —. Kuroo había tomado una de las bonitas sillas revestida de tela blanca y un enorme moño rojo, arrastrándola por el césped para posicionarla frente al más bajo. Hinata dio un saltito cuando sintió las palmaditas dadas a su muslo para que encogiera las piernas por debajo de la mesa —. Ahora, sería muy bueno que digieras que vas a hacer. Si quedarte sentado aquí intentado beberte todas las botellas y entrar en un como etílico o levantarte e ir tras él.

— ¿Ir tras quien, exactamente?—. Hinata ladeo su cabeza, pestañando repetidamente. Sus dedos jugando con la servilleta húmeda sobre la mesa. Mientras sentía que era fácil fingir demencia. Ignorando los labios apretados de Kuroo ante su disgusto. Odiaba las mentiras, y más aún cuando estaban dirigidas hacia él.

— ¿Sabes que allá fuera están todos tus amigos tratando de entender cómo es que su pequeño gigante ha cancelado de pronto todo esto por lo que trabajo antes? —. Kuroo abre sus brazos, señalando el jardín, más concretamente el altar frente a la fuente. Hinata sigue sin verle — Kageyama ni siquiera ha venido —. El tono que emplea es calmado, voz suave tratando que cada palabra entrara en la cabeza pelirroja.

Pero parece inútil. Hinata ha dejado caer ambas manos sobre su regazo, ojos miel fijos sobre sus ansiosos dedos en movimiento, que ahora  apretaban la tela de su pantalón.

—Yo no lo he cancelado —. Dice, cuando han pasado el tiempo suficiente en silencio para sentirse incómodos. Se encoge sobre su propio sitio, como si quiera esconderse del mundo, de Kuroo.

— ¿Eh? No te escuchado chibi-chan —. El alto hombre se inclina hacia él. Hiante se contrae.

—Yo no lo cancele —. Repite esta vez un poco más fuerte. Kuroo pone una mano tras su oreja y mueve su cabeza hacia ambos lados. Hinata respira fuerte y alza su rostro —. ¡Yo no lo hice! Yo no hice nada de esto. Él lo dijo, él dijo: lo siento Hinata pero no puedo, no puedo —.

Hinata todo ojos miel acuosos, y un hilo de voz a punto de quebrarse. Le encaro. Kuroo no cambio su semblante. Como si las palabras no hubieran tenido el peso suficiente para derribarle.  

— ¿Quién Chibi-chan, quién lo dijo? —. Kuroo presiono, derroco la última barrera. Hinata sollozo.

—Kageyama, él me dejo.

Y lo rompió. El inestable dique que había sonreído hace menos de media hora a todos sus invitados, disculpándose por la cancelación de la ceremonia que lo uniría con el armador del equipo nacional de Japón.

Así que cuando se dio cuenta del hipeo de su corazón, estaba siendo sostenido entre los brazos de Kuroo. Y de pronto ese pequeño lugar se convirtió en el único en el que el pequeño gigante de la nueva generación quiso estar.

La primera vez que Hinata se emborracho tenía 22 años, cursaba el último grado de pedagogía y era practicante en un pequeño jardín de niños del área local. Llevaba un sucio traje blanco, lleno de lágrimas, líquido nasal y sake derramado. La primera vez que Hinata se emborracho se le resquebrajo más que el alma, se le quebraron las esperanzas y la ilusión. Hinata recordaría ese día como aquel que le provoco la peor resaca de su vida.

 

 

つづく

 

 

 


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