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Estaba completamente segura de que ganaría el duelo, no te perdería, ni siquiera por mi príncipe, aunque no sabia muy bien por que lo hacia…solo sabia que deseaba protegerte, deseaba que fueses normal.
Me dirigí decididamente a la arena de los duelos, al llegar te vi parada el lo alto de las escaleras, tan frágil me pareciste en ese momento, tan bella, me detuve para admirarte y cobrar valor, cuando mis ojos se encontraron con los tuyos y al extender tu mano y tocar la mía supe que no te dejaría perder, aunque una duda aun asaltaba mi corazón.
Cuando colocaste la rosa en mi chaqueta, te mire fijamente y te sonreí, con una mezcla de amor y seguridad que no podía evitar sentir cada que te tenia cerca, tu también sonreíste, confiabas en mi.
El duelo comenzó, Thouga era un contrincante extraordinario, burlaba con relativa facilidad mis ataques mientras que yo apenas podía esquivar los suyos, el me reprendió al ver mi falta de convicción y me exigió mostrar el poder de Dios, como en anteriores veces sentí como una calida presencia me invadió, y sentí el poder de Dios, me lance en la estocada final…pero…Thouga se parecía tanto a mi príncipe, me había salvado de Saionji ¿seria posible que el…fuera mi Príncipe?
Sin percatarme comencé a disminuir la velocidad y baje la guardia, Thouga se aprovecho de eso, de esa duda en mi corazón; cuando recobre conciencia del duelo mi rosa había sido desprendida, todo había acabado.
La espada de Dios desapareció, no se que me impulso a rogarle a Thouga, pero solo sabia que me era imposible separarme de ti, no sabia por que solo se que me halle diciéndole que no te llevara, que querías ser normal, tener amigos.
Thouga se rió, dijo que tú lo habías dicho para complacerme, luego te ordeno que me dijeras lo mucho que te gustaba tu vida y la soledad…y…tú…lo hiciste.
Cada una de tus palabras ardía en el alma como fuego; era el momento de irse, tu te abrazaste de el y terriblemente fría me dijiste
- Anímate Tenjou-san
Al oírte algo muy dentro de mi se desgarro dolorosamente, caí de rodillas, desmoronada, viendo impotente como te alejabas, algo corría por mis mejillas ¿Estaba llorando?, si, por primera vez desde que papá y mamá murieron, ahora lloraba de nuevo…por ti.
Nunca podré recordar como fue que llegue a casa, pero solo sabía que no tenía fuerzas para salir de la cama.
Wakaba, preocupada había ido a visitarme, hablaba de algo pero no le prestaba atención, solo me limitaba a escuchar mientras interiormente me torturaba con tu imagen despidiéndote; Ella se horrorizo al ver mi uniforme desgarrado a causa de la pelea, y amablemente se ofreció a repararlo, pero me negué, usarlo de nuevo seria demasiado doloroso, ese era el traje de un príncipe y yo no lo era, te había fallado.
-No te preocupes tengo otro uniforme.
Cuando salí con el uniforme normal de la escuela, todos se sorprendieron, murmuraban cosas, aunque yo no prestaba atención, para mi no eran mas importantes que el zumbido de miles de insectos. Pero de pronto una voz se alzo de entre las demás, una voz angelical, tu voz.
Me quede de una pieza, al irte, mi corazón dio un vuelco, te saludé, tu te limitaste a contestarme fríamente y te fuiste, dejándome ahí. Yo me recompuse y me repetí que tenia que ser normal…normal.
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Cuando te vi subiendo los últimos peldaños de la escalera para ir a la arena de los duelos, te mire con toda mi confianza sabia que mi príncipe me salvaría.
Tuviste una breve conversación con Thouga-sempai antes de comenzar el verdadero duelo.
Yo como siempre miraba de lejos el combate, sabia que con tu destreza todo acabaría pronto, pero repentinamente dejaste de atacar, Thouga aprovecho esto y te venció.
Al ver como era desprendida tu rosa sentí una gran alarma, pánico y furia, habías perdido y con esto tú promesa de protegerme también, pero ¿Por qué me dolía? ¿Por qué me sentía profundamente decepcionada? Creía que la prometida de las rosas no tenía corazón, pero entonces ¿Qué significaba este dolor?
Sin embargo no pude seguir con mis pensamientos al ver que Thouga-sama se acercaba y me ordenaba retirarnos, aunque estoy acostumbrada a obedecer no me moví, tú suplicabas por mí, querías quedarte conmigo. Thouga- sama me pidió que te dijera que no necesitaba ser normal, que me gustaba estar sola, y lo hice, tenia que obedecer a mi prometido y te lastime.
Cuando bajábamos la escalera pude oír un grito que me estremeció, gritabas que no podía ser…
A la mañana siguiente me aliste para ir a clases, caminé entre mares de gente, pero repentinamente vi a una chica con una hermosa cabellera rosa, al igual que la tuya, aunque no llevaba tu tan característico uniforme, creí que alucinaba como lo venia haciendo estos días, viéndote en todos lados, aunque cuando vi a Wakaba tras tuyo comprendí que no alucinaba.
Te salude y pude notar como te sobresaltabas, aun te dolía el haberme perdido, aunque volteaste y me saludaste con esa perfecta gana de amor mezclado con la vergüenza en tus ojos, de pronto lo comprendí, yo te hacia sufrir, no podía permitirlo, así que te salude y seguí mi camino, ni me permitiría el lujo de volverte a dañar, aun cuando yo sufriera por igual.
Ahora como Thouga- sama era mi prometido lo seguía a cualquier lado, aun al consejo, aunque no me agradaba estar ahí, el tema de la reunión eras tu, me sentía mal así que me incline y le pedí permiso para esperarlo afuera, mas el dijo que me quería a su lado así que asentí y me quede, impasible.
Después de un rato salimos con rumbo a la cafetería, donde estabas tú, hablando con Wakaba, aunque era ella quien gritaba y tu solo escuchabas perdida en tus pensamientos.
Thouga se mostró excesivamente cariñoso cosa que molesto a Wakaba, pero tú no dijiste nada. Solamente cuando ella arrojo un vaso con agua que por desgracia cayo sobre mi te vi reaccionar por fin, te levantaste intempestivamente y la abofeteaste, ella te la dio de vuelta pero tu no dijiste ni una palabra, solo cuando me viste dar media vuelta para irme me llamaste ofreciéndome tu pañuelo, te agradecí al recibirlo y me retire.
Una vez estando sola en el consejo ya que Thouga había salido dejándome ahí, pude dar riendo a mis sentimientos, al ver la silla vacía delante mío te imagine sentada ahí, sonriéndome ¿Qué significado tenia eso? ¿Acaso en verdad tenia corazón, y, tu te habías metido de lleno en el? Mire tu pañuelo fijamente…Utena-sama…
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Estábamos en la cafetería y Wakaba seguía con lo mismo, que mis actitudes no eran propias de mí, que que era lo que me sucedía etc. Etc.
Mas en ese momento Thouga apareció y tu con el, al verte baje inmediatamente la cabeza, dolía mas tu presencia que tu ausencia.
El empezó a hablar de salir a comer el domingo, pero yo no me inmute aunque Wakaba protestaba por su exagerada cercanía, en realidad nada importaba, mas repentinamente Wakaba lanzo un vaso con agua a Thouga, pero el lo esquivo, dándote de lleno, tu quedaste empapada, ella murmuraba excusas tontas, pero eso yo no lo pude soportar, puede que ya no fuera tu príncipe pero aun así no lo toleraría, me levante y le abofetee, aunque la devolvió no me importo.
Thouga dijo algo acerca de mis amigas antes de marcharse, mas lo único que me importaba en ese momento eras tú así que te llame y te ofrecí mi pañuelo, tu encantada lo aceptaste y te marchaste.
Le dije a Wakaba que me dejara en paz ¡Ella no entendía nada!...aunque ¿acaso yo si lo entendía?, al parecer esto le molesto mucho por que se alejo corriendo de ahí.
Tal vez había sido muy dura así que decidí disculparme y fui a buscarla, aunque no sabia que le diría, la encontré y empecé a disculparme pero ella me interrumpió, preguntándome si el presidente era el culpable de mi situación, como yo no respondí ella se exaspero y comenzó a llorar y a gritarme
-¡Es como si te hubieran robado algo y te hubieran convertido en una cobarde! ¡No se lo que es pero si puedes recuperarlo, hazlo, recupéralo, RECUPERALO!
En ese justo momento viendo toda serie de imágenes nuestras comprendí que tenia que recuperar tu “yo”, tenía que recuperarte para recuperarme a mi misma.
Le bese en la frente y le agradecí antes de dirigirme hacia el invernadero.
Tú regabas las rosas mientras que Thouga detrás de ti besaba a una chica, entre decididamente y sin preámbulos le rete a duelo.
Todo se definiría me recuperaba o te perdía, sin mas ni mas.
Yuri-sempai me dio una espada, dijo que la necesitaría para colocar la última escena, y así lo haría.
Así que todo terminaría donde empezó.
Pero antes de comenzar el duelo Thouga me tenía una última sorpresa, te había pedido que abandonaras tu cuerpo y protegieras la espada. Tú te acercaste y te arrodillaste, no podía ver nada semejante así que aparte la mirada y espere.
Ahora la espada brillaba con un resplandor rojizo el poder de la prometida, el poder de Dios, y yo tendría que vencerlo.
Comenzó el duelo y Thouga llevaba la delantera, era un poder inmenso, me hirió innumerables veces, pero eso no me detendría, te recuperaría o moriría en el intento…pero era tan difícil… mi espada estaba rota, me hallaba en desventaja…estaba a punto de morir…
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Thouga-sama se hallaba con una chica, aunque eso no me importaba en lo absoluto, yo le limitaba a cuidar las rosas, aunque de pronto oí unos pasos, tan familiares, eras tu y te detuviste en la puerta un segundo mientras la chica salía corriendo, entraste tras ella y fuiste directo a Thouga-sama, el se complació de tu presencia y reafirmaba el hecho de salir a comer el domingo, pero tu sin escuchar le retaste a un duelo.
Al escuchar esto mis ojos no pudieron evitar mostrar sorpresa, Tenjou-san volvería a pelear por…mi
Estando ya los 3 en la arena, y habiendo entregado mi poder al la espada de Dios que ahora manejaba Thouga-sama empezaron a luchar; yo sabia que ese poder era invencible, Tenjou-san no tenia posibilidad, me compadecía de ella y deseaba que todo terminara pronto.
Sin embargo Tenjou-san no daba tregua a pesar de estar herida múltiplemente, era extraño ¿Por qué luchaba así aun pudiendo morir? ¿Por que seguía? Estaba ya derrotada, su espada rota, pero…pero…
De pronto recordé, esto se parecía tanto a la primera vez que se había batido en duelo contra Saionji-sempai, la espada rota, las heridas, la desventaja, estando a punto de morir…
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Repentinamente el poder de la prometida abandono a la espada, dándome oportunidad de rechazar a Thouga, esta era la escena final, me lancé contra el con toda la fuerza que pude reunir, el a su vez atacó…
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No se bien por que pero al recordar todo esto no pude contener las lagrimas…por primera vez la prometida de las rosas lloraba
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Ambos nos quedamos estáticos, mas el viento intempestivamente se levanto, llevando consigo perfumados pétalos rojos, todo había terminado, yo me había recuperado al fin…
Caminaba de regreso, ya había oscurecido y el pasillo se hallaba solitario, una fuerte sensación de Deja´vu me invadió al verla ahí, esperándome, como la primera vez.
- Himemiya
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Cuando la vi se sorprendió, pronuncio mi nombre, le dije que la había estado esperando, que ahora era su prometida y…, pero ella me interrumpió, diciendo que no importaba.
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- Vamos a casa – le dije, y le sonreí, no pudiendo evitar que mis ojos se enternecieran, y al oír esto pareció un poco turbada, pero enseguida me sonrió, no como lo hace con los demás, fría y mecánicamente, sino con verdadero calor, con amor
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-Tú…
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-Y Tú junto a mí…
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-¡REVOLUCIONAREMOS AL MUNDO!
S.R.R