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Bare Grace Misery por ghylainne

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Notas del capitulo:

Holas. Espero que no resulte demasiado trágico y les guste. La canción es Bare Grace Misery (igual que el fic, no se me ocurrió nada mejor -.-U) de Nightwish.

 Besotes.

 

Sweet boy, come in

I am the dark side of you

Die for my sins

Like the One once did

 

 

De pie en el salón del Patriarca, Saga sostenía en sus manos la daga de oro con la que había intentado matar a Atenea, y con la que también había atacado a Aiolos al ser descubierto. Resultaba irónico, porque años más tarde Atenea se había suicidado con aquella misma daga para poder enfrentarse a Hades.

Claro que Saga lo había hecho empujado por un ser oscuro que se había apoderado de él. Si no hubiera sido por Arles, Aiolos no habría muerto, ni él habría perdido la razón. Se había dejado dominar por él, por el lado oscuro del signo de Géminis. Y no se le había ocurrido una manera mejor de expiar sus culpas que suicidarse. La última muerte que Arles se había cobrado. Había causado un montón de muertes en su nombre y al final Saga no había podido sobrevivir.

 

 

Cinnamon bed

For your unashamed appetite

A figurante

This dance will hurt like hell

 

 

¿Por qué razón estaba vivo si no se creía con derecho a ello?

Llevó la daga hasta su cuello y durante unos minutos jugó con la posibilidad de hundirla en su carne, igual que Atenea, y acabar con todo de una vez. Podía regresar al reino de los muertos y todos serían más felices. La mayoría no lo echaría de menos.

Si moría, ¿Aiolos lo echaría de menos? Él sí lo había hecho en sus pocos momentos de lucidez. En aquellos instantes en los que podría haber puesto fin a todo y no lo había hecho.

Dejó caer la daga y se derrumbó sobre el trono que injustamente había ocupado durante trece años. Un ataque de pánico. Pánico a enfrentarse a todo lo que había causado, un miedo atroz e irracional a ser rechazado. Sólo era un ataque más de los muchos que había sufrido últimamente.

Desde que habían vuelto a encontrarse, Saga no podía dejar de pensar en todo lo que había hecho, y sufría como nadie podía imaginar, sobre todo por haber sido el causante de la muerte de Aiolos. No lo había matado directamente, pero se sentía como si lo hubiese hecho. Después de todo, la orden de su muerte la había dado él, aunque fuese la idea de Arles.

 

 

Oh, bare grace misery

Just a child without a fairytale am I

Dark but so lovely

A Little Match Girl freezing in the snow

 

 

—Te quiero.

¿Cuántas veces habría dicho Aiolos las mismas palabras? Saga se ruborizaba como una niña al oírlas, y se abrazaba con fuerza al guardián de Sagitario, tremendamente orgulloso de que aquel hombre tan extraordinario se hubiese fijado en él. Y así se hubiese quedado durante horas, si no fuese porque el centauro corría un serio peligro de asfixia.

¿Como podía haberlo traicionado? Había echado a perder lo más valioso que había en su vida: su amor. Y durante los trece años siguientes sólo había conocido la soledad y el sufrimiento. La culpa por la muerte de Aiolos no lo había abandonado ni un momento. Por eso había elegido el suicidio. No podía devolverlo a la vida, pero era lo justo: una vida por otra. Por todos los dioses que él no había querido, pero tampoco había podido evitarlo. Era culpable. En un sentido o en otro, era culpable.

 

 

Love lying, enticing

(Bare grace misery)

Crowning the moment

(Bare grace misery)

This is what I am

Bare grace for the end of days

 

 

Cogió la daga por el filo, hiriéndose igual que Aiolos al proteger a Atenea, y la arrojó con furia lejos de él. Otro día más que tendría que vivir con su culpa. Otro día en el que tendría que enfrentarse a su pasado.

El objeto de oro cayó al suelo de mármol con un ruido metálico, y se deslizó hasta los pies de un Caballero que había contemplado toda la escena en silencio: Aiolos de Sagitario.

Cuando Saga se dio cuenta de que no estaba solo quiso levantarse, pero tropezó y estuvo a punto de caer estrepitosamente al suelo, pero los brazos de Aiolos estaban ahí para sostenerlo en el último instante y ayudarlo a sentarse en las escaleras.

 

 

Romantic scent

Spoiled Lucrece lies warm for you

There's no such priest

That can pray me to heaven

 

 

—¿Pero qué has hecho? —dijo el castaño con una débil sonrisa, observando la sangre en la mano del peliazul.

Saga fue incapaz de responder, mientras el centauro se quitaba la cinta de la frente y vendaba su mano. Aquel hombre era el único ser capaz de quitarle el habla.

—Estoy muy preocupado por ti —explicó Aiolos—. Casi no sales de tu Templo, o te encierras en el salón del Patriarca durante horas, y ahora esto. Saga, ¿qué es lo que te ocurre?

—Nada —se levantó y se dio la vuelta sosteniendo su mano herida con la sana.

—Eso no es cierto. Huyes de todo el mundo, incluso de mí —dijo con la voz cargada de tristeza—. Nunca te quedas a solas conmigo, y no me hablas si no es estrictamente necesario. Saga, por favor, dime qué te ocurre.

Hizo un ademán de tocarlo, pero el gemelo se alejó de él, huyendo de ese contacto tan deseado. No se creía merecedor de nuevo de él. No ahora.

—Arles.

—¿Arles? Él ya no está aquí.

—¿Como puedes decir eso? —Saga se dio la vuelta gritando como un histérico y con las lágrimas rodando por sus mejillas—. Claro que está aquí, todos los días. Todo lo que pasó, lo que te hice, estará en mi conciencia hasta que muera. Nunca me dejará en paz.

Aiolos se volvió a acercar, y esta vez Saga no hizo nada por huir de su abrazo, llorando en su hombro como un niño.

—Déjame ayudarte —pidió Aiolos.

—No puedes. Nadie puede.

Saga se estaba hundiendo en un pozo oscuro lleno de remordimientos y culpa. Realmente quería escapar de allí, pero sentía que sus fuerzas se estaban consumiendo por todo el dolor que tenía acumulado. Apenas era capaz de pedir ayuda, pero Aiolos estaba allí sin que él le hubiera dicho nada, y se aferró con fuerza a él, a la única persona que realmente lo conocía, al único al que había entregado su corazón.

 

 

When done with me

Forget if you think I feel ashamed

A wild thing

Never felt sorry for anything

 

 

—Sálvame —suplicó el gemelo, temeroso de hundirse para siempre en el abismo que Arles le había preparado

—Claro que lo haré.

Aiolos lo abrazó con más fuerza. No iba a dejar que Arles se interpusiera entre ellos una vez más, no iba a dejar que le arrebatara a su gemelo otra vez. Si Saga no podía luchar lo haría él, Aiolos de Sagitario, y como que era un Caballero de Atenea que iba a ganar.

—Vamos.

Se levantó con el peliazul todavía apoyado en él, y lo llevó de vuelta al Templo, dejando la daga de oro olvidada en el mármol. Nunca más les haría falta. Ahora estaban juntos otra vez, y él se iba a encargar de que Saga no volviera a sufrir, se iba a encargar de recuperar lo que habían tenido.

 

 

Love lying, enticing

(Bare grace misery)

Crowning the moment

(Bare grace misery)

This is what I am

Bare grace for the end of days

 

 

~~FIN~~

 

 

Ferrol (Galicia), España  18 - Agosto - 2006


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