No había nada que a BaekHyun le gustara más que los días soleados, porque eran los días en que de mejor humor estaban todos y podía aprovechar cualquier excusa para poder invitar a su mejor amigo a pasear, ya fuera por un helado o a tontear junto al lago de la ciudad. Cualquiera era lo suficientemente buena para bromear un rato más y despejar la mente luego de un árduo día de universidad.
Ese día no fue la excepción.
Estaba sentado en la banca donde siempre se sentaba junto a SeHun para lanzar piedras al agua mientras competían por ver quién la tiraba más lejos cuando éste apareció, pero no iba solo. A su lado iba una chica que creía haber visto alguna que otra vez por los pasillos de la facultad, pero sólo era una teoría.
La presentó como SeoHyun, la persona que fue capaz de hacer que odiara aquellos días, su nueva novia.
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A principios del segundo año en la facultad, encargaron un proyecto en binas que consistía en crear una teoría de un sentimiento que se les iba a asignar. Pensó en SeHun, y cuando estaba a dos pupitres de él, sus planes se vieron frustrados por la niñita que le impedía salir cualquier tarde con su mejor amigo. No se lo pidió esa vez, y lo tuvo que hacer con un nuevo compañero de la clase con una boba sonrisa y una actitud demasiado positiva para su gusto, que luego terminó por ser la persona con la que desayunaría a cada receso (porque sí, SeHun dejó de hacerlo de poco a poco desde que inició a salir con SeoHyun).
De casualidad se le asignó los celos, y una llamarada de coraje le asaltó cuando el tal ChanYeol le dijo que le describiera la sensación, porque era un celoso de primera. Estúpido gigante, pensó.
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A mediados del tercer semestre ChanYeol le comentó, mientras caminaban a casa al terminar las clases, que le veía diferente, a lo que BaekHyun se limitó a reír y golpearle el brazo mientras negaba con la cabeza.
Sin embargo, ChanYeol no dejó de observarle durante los siguientes días.
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Dos semanas más tarde, en el almuerzo, recuerda haber escuchado a ChanYeol comentarle que le veía más delgado. Frunció el ceño y le sacó la lengua, luego fue jalado por las mejillas y rió a la par que su amigo. O al menos lo intentó.
Al timbre, ambos jóvenes se levantaron, dejando las bandejas sobre la mesa, una muchísimo más llena que la otra. ChanYeol lo notó, pero prefirió callar al ver a BaekHyun mirar con tristeza a SeHun abrazar a SeoHyun por la cintura y besarle la frente, pensando que nadie le vería, luego siguió caminando.
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El invierno estaba terminando, los días soleados volvían a comenzar y el humor de BaekHyun cada vez era más inestable. ChanYeol se la pasaba insistiendo en que sonriera y de vez en cuando le sacaba una carcajada de la boca, pero en las clases que no compartía con BaekHyun, éste se la pasaba mirando a la ventana con el ceño fruncido y recibiendo llamadas de atención de los maestros.
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Tres meses más tarde, el calor estaba en su máximo punto, a pesar de ser primavera. Qué decir del sol, que parecía reírse de ellos al calentarles tanto y hacerles transpirar, sin embargo BaekHyun siempre tenía mucho frío y nunca se quitaba el desgastado suéter gris que se negaba a tirar.
Muchas veces fue cuestionado por ChanYeol, pero todas y cada una de ellas fueron contestadas por una triste mirada y un susurro que pronunciaba un "es un regalo de alguien importante". Ya no insistió cuando vio que éste no iba a cambiar de parecer respecto al suéter, sino que le abrazaba cuando podía con la excusa de mantenerlo en calor.
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Faltaban dos meses para terminar el cuarto semestre y todos estaban preparándose para los exámemes en la biblioteca, pidiendo libros y desperdiciando sus tardes en llenar hojas y hojas con temas relacionados al razonamiento humano y qué conducta se debe seleccionar al momento de contratar en una empresa.
Sin faltar, de lunes a viernes, en la mesa de la esquina, ChanYeol y BaekHyun se reunían ahí para estudiar sus respectivos asuntos, callándose los unos a los otros cuando se hacían reír para que la gruñona de la bibliotecaria no los sacara.
Un día donde el sol entraba sin pudor y a todo lo que daba por la ventana, ChanYeol encontró a BaekHyun sentado, con la mirada perdida en un papel sobre la mesa y las manos temblorosas hechas puños. Preguntó qué pasaba, pero al parecer no le había escuchado. Entrando en pánico, tomó el papel y recorrió con la mirada lo escrito.
Sin dudarlo, a pesar de no saber la razón de su tristeza, le acarició el cabello y le abrazó fuertemente mientras éste se aferraba a su pecho. Fue ahí cuando notó que, efectivamente, BaekHyun estaba bajando de peso, por los huesos que sentía de su columna y costillas.
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La fiesta de graduación del sexto semestre estuvo llena de euforia y fotografías de jóvenes con trajes y damas con vestidos. Aquella vez, ChanYeol buscó con la mirada a BaekHyun, pero no lo encontró.
Confundido, se acercó a SeHun, interrumpiendo su charla con su prometida, y preguntó por su amigo. SeHun contestó que le había mandado un mensaje diciendo que estaba enfermo y que se la pasara bien de su parte.
Dudoso, agradeció aquello y condució en su regalo de graduado hacia la casa de su amigo, y sí, efectivamente, estaba gravemente enfermo de gripa.
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La segunda carrera que BaekHyun cursó fue de música, a pesar de que sus padres no estaban de acuerdo y lloraron porque su único hijo varón no se dedicaría a la empresa familiar, lo hizo. Incluso SeHun le dijo que era una mala idea, y estuvo a punto de no hacerlo si no hubiera sido porque su amigo de grandes orejas le convenció de que lo hiciera. Tres años después, se había graduado de la escuela de música como un cantante y excelente pianista.
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El día de la boda de SeHun, BaekHyun llevó como invitado a ChanYeol para no sentirse solo. Ambos iban con traje negro, pero a BaekHyun se le diferenciaba por la rosa roja que llevaba en el bolsillo del saco; le había pedido ser su padrino.
BaekHyun nunca le negó nada a SeHun, no podía. Estuvo enamorado de él desde que tenía quince años, incluso tuvo que superar el aceptar que era gay y que se había enamorado en secreto de su mejor amigo solo, sin atreverse a contarle por miedo al rechazo. Guardó su secreto ocho años, incluso el día de la boda de su amigo actuó feliz, sonrió mucho y salió en bastantes fotos; todo con ojos vacíos.
ChanYeol lo notó hasta que SeoHyun le pidió a su amigo que tocara el piano para que ella y su esposo pudieran bailar, por la triste mirada que le daba a SeHun mientras cantaba una canción de amor. Y suspiró aquella vez, por nunca haberlo notado ni hablerle ayudado en nada.
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Dos semanas más tarde, ChanYeol estaba tocando la puerta de la casa de BaekHyun. Llevaba un abrigo color azul marino para abrigarse del gélido aire y la brisa que la lluvia le traía. Miró hacia el cielo, y vio el espeso gris oscuro que le cubría, al igual que las gruesas gotas de agua helada que manchaban el piso con furia, como si el cielo estuviera llorando.
Cinco minutos pasaron y no recibió respuesta. El corazón comenzó a palpitarle frenéticamente y tocó con más fuerza una última vez, recibiendo la misma respuesta: silencio.
No queriendo recurrir a la alternativa que le quedaba, sacó la llave de repuesto que tenía y abrió su departamento. De inmediato, un profundo olor a humo le llegó, y por un momento pensó que algo se estaba quemando hasta que notó lo que eran: cigarrillos.
Había montones de cigarrillos y ceniza por doquier, regados en el piso y con señas de haber estado ahí por mucho tiempo. La casa era un desastre, las cosas estaban tan desordenadas y rotas que juraría que un huracán había pasado por ahí. Cerró la puerta y avanzó, gritando su nombre una y otra vez hasta que llegó al baño, donde encontró al fin a quien buscaba con una navaja entre los dedos, deslizándola sobre una de sus muñecas en un tajo profundo del que brotaba líquido negro intenso. De inmediato se acercó y le detuvo, le sujetó sin importar la escases de su ropa y le cargó entre sus brazos mientras éste lloraba para luego quedar inconsiente en sus brazos. Dándole una última mirada al rostro angustiado de ChanYeol, BaekHyun sonrió y cerró los ojos mientras soltaba su cuello para caer al asiento trasero de su auto, inherte.
* * *
Lo siguiente que SeHun supo de BaekHyun fue por un papel que llegó a su buzón una mañana nublada. Al principio creyó que era una mala broma, pero al ver que no lo era lloró.
Sin tardar más de dos minutos, salió de su casa y corrió lo más rápido que pudo hacia la dirección que indicaba la tarjeta y al estar en el cementerio, frente al ataúd bajando por el hoyo en la tierra, cayó de rodillas. No lo podía creer.
Gruesas lágrimas surcaban por sus mejillas mientras sus manos tomaban la tierra bajo ellas, intentando aferrarse a ella como si de esa manera BaekHyun volvería a estar ahí, riendo junto a él y bromeando acerca de lo boba que fue su clase de cálculo, o frunciendo el ceño cada vez que ganaba una partida en el Xbox, ó ayudándole con la tarea cada vez que no le entendía. Deseaba poder verle por última vez.
Un nuevo peso en su hombro le hizo alzar la cabeza y lo siguiente que supó fue que estaba en el suelo, sobándose la mejilla derecha y que el tipo alto que siempre estaba con BaekHyun estaba siendo sujetado por los padres de su ahora difunto amigo.
…ste le miraba con rabia mientras lloraba, con tantos sentimientos que no supo cómo interpretarlo. Vio que logró soltarse del agarre, pero en vez de avanzar hacia él, metió la zurda a su bolsillo y le lanzó un papel.
Le escupió unas palabras que sonaban como un "ahora sí estarás contento", antes de que se diera media vuelta y que el cielo llorara a su lado, acompañando su dolor. No tardó mucho en sujetar el papel que le lanzó, lo guardó en su chaqueta, se levantó del suelo y caminó de vuelta a casa, dejando tras de sí la lápida con la frase:
Amado amigo, hijo y hermano, amando incondicionalmente hasta la muerte.
BYUN BAEKHYUN
1992-2016
* * *
El papel que le fue lanzado fue leído hasta que pudo llegar a casa, empapado y helado hasta los huesos, pero resguardando la nota para que solo unas cuantas gotas le cayeran, lo cual no sirvió de mucho, pues al leerla se llenó de muchas más.
Y lloró amargamente, apretando el papel contra su pecho con anhelo, mientras su esposa le observaba desde la puerta.
—Lo siento tanto, BaekHyun. Perdóname..
Pero era demasiado tarde, porque para ese entonces, BaekHyun ya no estaba, solo quedaba su última nota, y finalmente, SeHun sintió lo que era estar verdaderamente solo mientras se está acompañado.
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Aquella nota fue lo único que se encontró a salvo dentro de una maleta llena de ropa en el interior de un auto. Los forenses la sacaron de ahí luego de retirar el cuerpo del joven que sufrió un grave accidente mientras conducía en estado de ebriedad y, desgraciadamente, perdió la vida. Fue leída por última vez por ChanYeol, quien fue llamado para recoger las pertenencias de su primo luego de su fallecimiento al ser negadas por la ahora viuda SeoHyun, y mientras la quemaba, memorizó sus palabras una a una, pues siempre recordaría a BaekHyun en su corazón.
Hoy es un gran último día. Por fin el cielo llora a mi lado, y ya no estoy tan solo. He dejado de sentir dolor físico desde hace un tiempo, pero esto que llevo dentro no deja de atormentarme día a día.
No puedo callarme más, he aguantado lo suficiente sin decirlo. No puedo seguir, es demasiado doloroso enfrentarle, ver que es feliz con alguien más y lo peor es que solo me quedaba ser su amigo. Pero ya no puedo. Hoy ya no puedo más.
Oh SeHun, siempre vas a estar en mi corazón y has sido lo único que me mantuvo vivo hasta hoy, pero ya no puedo más.
Perdóname por amarte, por haber pensado que podías enamorarte de alguien como yo y perdóname por estorbar tanto tiempo. Ya no te debes preocupar por eso, hoy dejaré de meterme en su camino.
Sé que ChanYeol lo entenderá, y sinceramente espero que puedan perdonar mi existencia.
Sé feliz sin mí, sé que lo serás. Yo estaré en un lugar mejor. Te dedico mi último suspiro de amor, mi último latido y mis últimas palabras.
Te amo.
Byun Baekhyun.
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ChanYeol ya no supo qué días detestaba más, si el día soleado o el día lluvioso, pero no importaba más.
No sin el motivo de su alegría.
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