La primera vez había sido casi indetectable, al menos Greg nunca se había dado cuenta de ello, pero cierto día, de casualidad, observó de más. Sabía que no era de su incumbencia pero la realidad era que tenía demasiada curiosidad. Jamás había pensado en ello hasta ahora.
Fue después de terminar un caso, Sherlock y John habían entrado a la oficina de Lestrade justo detrás de este. No recordaba muy bien que cosa era acerca de lo que hablaban, solo recordaba lo que había pasado antes de que comenzara su conversación.
“Tomen asiento.” Dijo Greg con una sonrisa señalando dos sillas delante de su escritorio entre tanto él se sentaba.
John asintió y jaló una de las sillas sentándose, sin embargo, Sherlock no lo hizo, se quedó ahí parado, le había dado una mirada algo extraña al asiento y luego se movió incomodo en su lugar. Parecía frustrado, pero Lestrade no lo había podido ver.
Unos segundos después de pensarlo un tanto, Greg lo dejó en el olvido, si Sherlock no quería sentarse tenía derecho a no hacerlo. Aunque desde ese momento en la mente de Lestrade había quedado grabado esto para recordar en alguna próxima ocasión.
(…)
La segunda vez Lestrade ya tenía el recuerdo de aquella ocasión en su oficina, tan vivido, solo dos días después de que ello había pasado.
Estaban en la casa de un testigo, los tres; John, Sherlock y él. De nuevo, les habían ofrecido sentarse. John lo hizo y solo unos segundos después Lestrade también, el testigo había ido a la cocina por las bebidas que al principio ofreció a los hombres en la habitación.
Lestrade aún no veía nada extraño, no hasta que fijó su vista en Sherlock que continuaba de pie. No parecía observar como siempre lo hacía, buscando pistas, repasando el crimen en su mente, estaba… ¿nervioso? De nuevo se movía incomodo en su lugar mirando con odio el asiento que le habían ofrecido. Greg pensó que quizás Sherlock esperaba a que el testigo regresara y entonces se sentaría.
Un momento luego, el testigo apareció con las bebidas dejándolas en la mesa de centro, por igual, se sentó en un sillón al lado de donde se encontraban John y Lestrade y Sherlock le quedaba de frente aún parado.
“Puede sentarse.” El testigo sonrió señalando el sillón detrás de Sherlock y él miró hacia atrás incómodo para luego contestar.
“Prefiero trabajar desde aquí.” Sherlock le sonrió mientras se sentía abrumado.
Nadie protestó y Sherlock maldijo en silencio sin que ninguno en la habitación se diera cuenta. O al menos eso pensó porque John claramente lo había escuchado. Y al escucharlo John rió en voz baja, Lestrade que estaba a su lado lo notó, y estaba seguro que era una risa acompañada de burla. Ahora Greg se proponía a averiguar el porqué de la risa de John.
(…)
Para la tercera vez, Lestrade tenía un propósito, quería saber más, dos veces podía ser coincidencia pero una tercera, posible pero no tanto.
En esta ocasión el asunto no era sentarse o algo parecido. El criminal había escapado, salido corriendo de las manos de Sherlock y John. Lestrade corrió, John corrió y Sherlock… bueno Sherlock se mantuvo en su lugar viendo como ambos corrían detrás del criminal.
Varios de los demás oficiales igual fueron a ayudar mientras Sherlock se quedaba en la escena, eso sí, no se sentaba, seguía parado con esa eterna expresión de frustración. Greg la vio cuando observó a Sherlock por el rabillo del ojo antes de salir corriendo.
Los primeros en regresar a la escena fueron claramente, Greg y John, cansados y con la respiración agitada, venían caminando y Sherlock los observaba, en su cara se podía apreciar el aburrimiento.
Al llegar, Lestrade se fue hacia una de las patrullas porque tenía algo que hacer y John había ido directo al lugar en donde estaba Sherlock. Mientras John se acercaba, una sonrisa se formaba en su rostro y luego rió burlonamente. Los demás oficiales que aún continuaban en la escena estaban demasiado ocupados como para prestar atención.
“¿Problemas para correr?” John se burló mientras Sherlock desviaba la vista y se sonrojaba, John aprovechó que medio mundo estaba distraído para darle una palmada en el trasero a Sherlock que nadie pudo ver. Lo único que hizo el detective fue pegar un pequeño salto por el toque y sonrojarse aún más, esperando a que nadie lo hubiera visto.
Permanecieron ahí unos momentos, entonces Lestrade terminó lo que hacía y se dirigió hasta donde estaban los otros dos. Sherlock no había corrido ¿por qué? Greg no tenía ni idea. Pero ahora que se acercaba a él se daba cuenta de que estaba nervioso y sonrojado. Esto cada vez se ponía más interesante.
“¿Por qué no nos ayudaste?” Habló Greg en tono normal, pero era que en realidad Sherlock era el que estaba más cerca del criminal a la hora de su escape y siendo él, Sherlock Holmes, no le importó ni un jodido cacahuate que el criminal que gracias a él habían atrapado, escapara.
En ese instante Sherlock desvió su mirada hacia John, este tan solo trató de ocultar su sonrisa volteando a ver cualquier otra cosa que no fuera Lestrade o Sherlock y John por igual le dio su mirada cómplice al detective. Greg claramente se dio bastante cuenta de esto y aun esperaba una respuesta a su pregunta.
“No siempre tengo que atrapar a todos los criminales por ti.” Contestó sin saber que más decir. Para Lestrade no era tan extraña su respuesta, grosero y cortante, típico de Sherlock, pero no le molestaba, porque una parte de él sabía que era mentira y averiguaría la verdad.
(…)
La cuarta vez fue de nuevo en su oficina un día después de lo de la escena del crimen, para comprobar, Lestrade les dijo a ambos que tomaran asiento. Tal vez en esta ocasión Sherlock si se sentaría y todo lo que Greg había estado creyendo tan solo era su imaginación pensando estupideces.
Pero no ocurrió, es más Sherlock solamente suspiró mirando la nada, John observó a su compañero esbozando una sonrisa de nuevo. Lestrade decidió no hablar o preguntar nada con referencia a ello, quizás luego o nunca. En este instante tenía completamente claro que no era su imaginación, había algo, algo por lo que Sherlock no se sentaba, también evitaba correr y era claro que cuando le decían que tomara asiento se frustraba aún más.
Necesitaba un tanto más de observación para tener en claro todo de una vez por todas.
(…)
Esto ya, definitivamente no era normal, era más que una coincidencia. Greg llevaba tres semanas y unos cuentos días de observación, al pensarlo se sentía un tanto metiche ¿Y a él que le importaba que Sherlock no se sentará o corriera o hiciera cualquier otra cosa? Pero la verdad era bastante intrigante ese extraño comportamiento por parte de Sherlock.
En todos sus días de observación, solamente un día, solo UNA vez, Sherlock había colocado se bendito trasero en una silla. Eso había sido la pista final que Lestrade necesitaba, ¿El por qué? Era simple, en el momento en que el detective consultor había asentado su parte trasera en el asiento, su expresión al hacerlo, el pequeño quejido que dejó escapar y John tratando de no reír, era todo. Ni siquiera sabía si estaba sentado o conteniendo su peso porque en cada segundo estuvo movimiento sus piernas y elevándose cada que podía.
Pensaba, era una de las posibilidades que ¿Sherlock tuviera hemorroides? Era estúpido, por lo que sabía Sherlock si podía sentarse pero se quejaba, además, John, era su amigo, no tendría por qué estarse burlando de la condición de Sherlock. Greg tenía otras opciones pero la curiosidad le mataba ¿Qué era lo que escondía Sherlock?
(…)
“Ya deja de pensar en eso. Es molesto.” Dijo el detective que se encontraba en frente de Lestrade, sí, aun sin sentarse.
“¿Pensar qué?” preguntó Lestrade saliendo de sus pensamientos.
Está vez solamente estaban ellos dos porque Greg tenía cosas que decirle a Sherlock sobre un caso y se encontraban en la oficina de DI.
“En por qué no me siento.” Greg iba a protestar ¿Había sido tan obvio?, bueno, para Sherlock todo es obvio.
Casi fue un minuto de silencio por parte de los dos, Lestrade queriendo saber cómo preguntarle a Sherlock por qué no se sentaba y Sherlock pensando en que contestarle.
“¿Tienes hemorroides?” al fin preguntó Lestrade para luego apreciar la expresión confundida de Sherlock.
“¡No!” exclamó el detective estupefacto ¿Hemorroides? ¿En serio? “¿Por qué tendría hemorroides?”
“¿Entonces qué es?”
Sherlock se sonrojó de inmediato por los recuerdos en su mente, pensando que decirle, hubiera dicho que sí a las hemorroides pero claramente ya no podía hacerlo, era una buena opción. Que más daba, de todas formas no importaba tanto lo que dijera Lestrade.
Movió sus manos nerviosamente dentro de sus bolsillos, Lestrade seguía observándolo, se le hacía pesado el tiempo, tenía una opción más y era buena. Lento caminó hasta la puerta de la oficina de Lestrade y tomó el picaporte. Greg lo miró confundido.
“¡John y yo tenemos sexo y soy el pasivo! ¡¿De acuerdo?!” Sherlock abrió la puerta rápidamente y salió corriendo por ella para después azotarla.
La otra teoría de Lestrade era que Sherlock había tenido algún accidente pero igual estaba bien lo que Sherlock había dicho.
“Mycroft tiene que enterarse de esto.” Dijo al final Greg.