Jean se pasa con dificultad el trozo de pan duro que se ha llevado a la boca , el comedor está lleno de gritos, habladurías y susurros, como siempre, pero él se encuentra en completo silencio, sus ojos bien puestos en un joven de cabellera rubia que se encuentra a unas dos mesas de él, la intensidad de la mirada es tal que el chico no tarda en darse cuenta, le sonríe con cordialidad y jean no puede evitar hacer una mueca en cuanto el chico se gira de nuevo y regresa gustoso a la conversación que sostiene con su mejor amigo.
le molesta la forma en la que sonríe, con esa ingenua tranquilidad, como si Eren fuera la persona más brillante del mundo, como si no le faltara nada a su lado, como si su rechazo no significara nada mientras pudiera regresar a la cotidianidad con Jeagger .
le parece que fue apenas ayer la noche en la que Armin se acercó a él mientras terminaban de lavar los trastes en la cocina principal, eran casi las once de la noche y aún faltaban tres ollas de las más grandes pero el escenario debió parecerle al rubio lo suficientemente apropiado para confesarle que estaba enamorado de él.
Jean recuerda casi con precisión cada detalle, estaban solos en esa pequeña cocina de madera, la ventana que daba al campo posterior de entrenamiento estaba abierta, desde allí podía verse la oscuridad del bosque que iniciaba a unos veinte metros. Olía a tierra mojada y a jabón en polvo de limón. Armin llevaba puesta su ropa de dormir, un pantalón del algodón holgado de color azul claro y una camiseta blanca de tela delgada, él tampoco llevaba su uniforme.
“solo quería que lo supieras” le dijo cuándo finalizó su confesión, después de mucho temblar e irse por las ramas. Por su puesto que Jean sabia o al menos sospechaba que Armin era homosexual, tampoco era un secreto que ellos compartían un montón de tiempo juntos desde que eran compañeros de cuarto y de misión. Pero a Jean no le gustaban los hombres, y eso fue lo que le dijo, que lo sentía muchísimo pero que él no era un marica, que estaba enamorado de Mikasa y que por favor no volviera a tocar ese tema.
Y así fue, Armin lavó los últimos trastes en silencio y se fue a su cuarto, cuando Jean llego el chico parecía estar dormido, al otro día, al despertar ya no lo encontró allí, había salido temprano a desayunar y desde entonces siempre era lo mismo. Ellos hablaban y compartían tiempo juntos en las misiones, pero ya nunca eran más que cordiales cuando se cruzaban fuera del trabajo o a la hora de dormir. Dejaron de ser amigos si algún día lo fueron.
La cuestión es que ahora Armin parecía más tranquilo, ya no cargaba esa pesadez, esa aura de oscuridad que lo persiguió por tantos meses después de que Jean lo rechazara. De nuevo había vuelto a sonreír y a pasar tiempo con sus amigos. Jean solía estar tranquilo, armin siempre estaba en algún lugar que el podía identificar, pero en la actualidad solía salir con mucha frecuencia y pasar los fines de semana fuera del cuartel.
Era molesto, no entendía bien porque pero le molestaba cuando jugaba al ajedrez con Reinner o iba de compras con Sasha. Le disgustaba ver como compartía sus estrategias con Rivaille, a veces se quedaban despiertos por largas horas conversando y a Jean le parecía muy extraño que un hombre como el capitán pasara tanto tiempo con un recluta.
Termino de pasar el ultimo trozo de pan duro, vio como Armin se levantaba de la mesa, con esa sonrisa tranquila que lo acompañaba desde hacía un mes, miraba a Eren a los ojos con un cariño que no había notado antes, era como si en cualquier momento fuera a besarle en los labios con naturalidad y a despedirse, como si estuvieran saliendo. ¿Y si lo estaban?, tenía que hablar con él.