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La sombra del Amante por Silvia_Riffie

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Notas del capitulo:

Hola, cómo están yo me enfermé jajaja, estuve todo el domingo en el Hospital y ahora estoy en cama por eso me demoré en subir los fic, pero ya subo los otros dos que me fatal.

Muchas gracias por sus comentarios, me alegran y me animan a escribir. 

Disfruten de la Lectura

 Tres años después.


Naruto caminaba distraídamente por las calles de Tokio, rumbo a su pequeño departamento, con la música a todo volumen de su ipod, jugaba con una caja de caramelos Nerd, en su mundo, uno al cual siempre se desdoblaba de su ser para estar ahí, en un perfecto mundo con sus hijos y Sasuke.


Sigilosamente una sombra se le acercó por la espalda, cuando Naruto se dio cuenta de lo que sucedía era demasiado tarde, un paño con un fuerte químico tapada su boca y nariz, trato de patalear pero en escasos segundos perdió la conciencia, en medio de un tornado de pensamientos aterradores…


Su cuerpo le pesaba, todo en sí, como si alguien le hubiese propinado una paliza, su cabeza punzaba dolorosamente, sus ojos trataban de ver algo atreves de la oscuridad y nada, las preguntas obvias se hicieron presente, dónde estaba, qué sucedía y etc.


Decidió lo mejor era actuar, él no era paciente, y haciendo un esfuerzo casi sobre humano recordaba lo sucedido la última vez que estuvo consiente.


-Hay alguien aquí-Gritó con voz ronca-Hola-Volvió a elevar su voz a pesar del dolor.


La puerta hizo un chirrido antes de abrirse por completo,  la luz se encendió repentinamente que hizo escocer los cerúleos del menor, un hombre alto y fornido entro en el lugar, de cabellos ébanos largos, ojos rojos como la sangre, de cuerpo vikingo. Le recordó tanto Sasuke, pero no era él.


-Qué miras tanto, acaso me encuentras deseable-La voz profunda pero estéril del hombre le molestó.


-No-Contestó molesto-Te pareces a un varón que conocí hace unos años, con la misma bocata arrogante y ese cuerpo de bárbaro, pero mucho más viejo-Fundamentó-Pero deseable no eres, no al menos para mí-Agregó furioso.


-Con que fuego-Susurró más para él, que para el muchacho-Tú nombre cuál es-


-Namikaze Naruto-Respondió cediendo ante el dolor de cabeza, le dio su nombre y todo lo quisiera, no tenía caso llevar la contra, quizás qué le harían-Perdón pero qué hago acá, ¿usted desea hacerme daño?, no tengo un duro, si quiere dinero se equivocó de persona-


-Oh no, querido Naruto, eres tú lo que necesito, a tu cuerpecito-Sonrió con malicia acercándose a él, lo tomó de la barbilla cosas que al menor le molesto trató de separarse, pero no tenía a donde escapar, entonces se fijo que estaba en una camilla, qué diablos estaba haciendo en un camilla-Oh no, no te preocupes, no te hemos hecho nada, las ganas no nos faltaron, pero solo te tuvimos que arreglar para que parecieses un tanto sofisticado, aunque sigues con un aire de rebeldía inocentona-Murmuró-Es verdad que eres idéntico a Menma-Sus ojos se cerraron mientras le examinaba-Pero eres diferente, pensé que serías igual que él, un maldito hijo de puta, frío y malvado-Dijo furioso.


-Menma, mi hermano, qué tiene que ver con esto-Inquirió sin aire ante las palabras de odio contra su gemelo.


-Todo Muchacho-Acarició el cabello dorado del menor-Si fueras unos años mayor te tendría atado a mi cama sabes-Comentó-No tendrás un papito de bombón verdad, porque si es así preséntamelo- Pidió con burla


-Señor quién es Usted y qué desea de mi hermano y de mí-Susurró perdiendo su paciencia.


-Madara Uchiha, un gusto joven Namikaze-Se Sentó al lado del menor- Soy el Tío, y algo así como un segundo padre de Uchiha Sasuke, el chico que conociste hace unos años en una disco-Los ojos de Naruto se abrieron como plato al escuchar el nombre de su ex amante-El que ahora es el esposo de tu hermano Menma-


-Qué, qué, Oh, no, no-Ttebayo-Naruto sintió como si manos invisibles retorcieran sus pulmones quitando todo rastro de aire en ello, cómo que su hermano casado con Sasuke, no podía ser su Sasuke.


-Naru-Susurró Madara complacido por la expresión del menor, eso le confirmaba todo, más guardo reservas se haría el desentendido-Escucha tu hermano se casó hace unos tres años con mi sobrino, tienen dos hermosos hijos, pero tu hermano es un malvado hijo de puta, robó unos cuantos cientos de dólares a mí familia, tratando de exponernos al ridículo, como soy un hombre precavido tengo dinero para sustituir el que tu paria se ha robado, pero no tengo nada excepto a ti para sustituir a tu hermano-Explicó.


El Namikaze no procesaba la información, que Menma había hecho qué, siempre supo que era avaricioso, y sediento de dinero y cosas muy costosas pero de ahí a robar como una rata, “Idiota te robó a Sasuke en tus narices” Dijo una voz en su interior y él contándole sus sentimientos, compartiendo su amor por un hombre, que su hermano por alguna razón también deseó para sí, se sentía como el emperador de todos los idiotas.


-Entiendes lo que digo-Consultó Madara, pero al ver el rostro desencajado de Naruto se daba cuenta que no, así que sin paciencia lo tomó de los hombros y lo zamarreó-Tienes que hacerte pasar por tu hermano frente a Sasuke y sus hijos y pobre si mi sobrino sospecha que no eres Menma-Advirtió feroz- Me importa una mierda cómo lo hagas, pero si  no me ayudas a mantener a Sasuke a tu lado te haré ver el eterno atardecer sangriento junto a toda tu familia y amigos, vas hacer que mi sobrino vuelva a perder la cabeza por ti y te adore, su padre tiene una carrera política en juego gracias a tu hermano y la estúpida mujerzuela que supuestamente es la mejor amiga de él, que solo ha tratado de todos los medios de llevar a Sasuke a su cama, y eso no es todo Naruto, son tus sobrinos, a quienes trata Menma con una frialdad que ni un animal tiene para con sus cachorros-Observó.


-Qué les diré a mi familia, qué quieres que haga, qué…-No comprendía su cabeza comenzó a dar vueltas, y de pronto sintió las ganas de devolver el mundo, se convulsionó furioso soltando una arcada, Madara le alcanzó un cuenco de plástico donde devolvió hasta el alma.


El Uchiha le observó, cuando Sasuke le había hablado de un muchacho de fuego con una sensualidad única, pensó que le mentía cuando conoció a su “Naru” un tipo de mirada vacía, sonrisa débil y solo con un gran apetito de tener cosas, Sasuke le disculpó por el embarazo, pero con tres años de desastroso matrimonio le confiaba que ya ni siquiera recordaba que había visto en él para que lo hubiera traído de cabeza.


La razón era obvia, no estaba con el doncel correcto, era ese muchacho de grandes ojos azules expresivos, esa bocaza afilada y extraño raciocinio que poseía en ningún momento se alteró ni mostró miedo, era un  doncel extraño, a diferencia de su hermano que detonaba la palabra Doncel en cuanto lo veías con Naruto la cosa era distinta si bien tenía un culo de padre y señor nuestro, una estrecha cintura, sus modos, su manera de hablar, la pequeña expansión en su lóbulo derecho, su cabello todo, incluso con las ropas que llevaba puesta el día que lo “raptaron” parecía más bien un joven varón de diciemuchos, pero Naruto tendría que tener casi veintisiete años, era un maldito vampiro se dijo para sí, ahora que lo observaba con detenimiento hasta las líneas de expresión eran distintas, Naruto tenía muy marcadas las líneas de expresión de su rostro, las sonrisas. Cómo demonios el idiota de Sasuke había confundido a semejante espécimen con una fotocopia descolorida, claro era la labia y esa gran mente manipuladora de Menma, una que al parecer Naruto carecía por completo, cómo mierda los habrían criados sus padres.


Después de unos cuantos minutos, con paciencia, que él, como buen Uchiha carecía, le explicó lo que le estaba pidiendo, Naruto palidecía a cada momento, mientras Madara le daba toda la información posible, después le dejó unos folders sobre sus muslos para que los ojeara. La verdad no quería lastimarlo, ni introducirlo en esa pesadilla pero le necesitaba, y Sasuke también, iba a tratar de que su sobrino idiota se diese cuenta solo de la verdad, en el caso que las cosas para el menor se volvieran difíciles, él lo protegería de la furia de Sasuke cuando se enterase del engaño, aunque al que habría que proteger sería a Menma.


Naruto, consulto por el paradero de su hermano, pero el Uchiha le dijo que no tenía idea, solo había dejando una nota y el anillo de bodas, Sasuke estaba en un viaje de negocios, llegaría en dos días, casi le dio un infarto cuando supo que hacía tres días que estaba en aquel lugar, otro paro sintió en su corazón, cuando se vio en el espejo, qué diablos era esa ropa, una camisa celeste con una humita verde agua, un suéter abotonado palo rosa, unos pitillos color crema y calzaba un par de zapatos blancos estilo Oxford, si lo pensaba detenidamente era lo que su hermano vestiría, pero él, jamás, o sea, era un mocoso ñoño rockero alternativo y etc., vivía para ese estilo, los cueros, eco cuero, tachas, negro, grises, rojos, naranjos, o eran colores muy obscuro o colores muy chillones, nada de pasteles ni nada de eso, lo suyo eran soleras estampadas, zapatillas de lona. Dios su cabello iba casi lengüeteado por una vaca, su rebelde pelo domado por un exceso de gomina, llevaba en sus labios brillo labial rosa, ¡¿Quééééé?! El no usaba esas como decirlo sin sonar ofensivo contra su mismo género, ¿afeminado?, esa era la palabra, no sabía si era la mejor, pero fue la primera que pasó con su cerebro tránsfuga.


 Era un Doncel no una mujer para el maquillaje, si bien era un costumbre donceliana, cada vez más arraigada en su género, maquillarse, no era de su gusto. Él con suerte usaba un gel de duchas, una exfoliante corporal,  crema hidratante y con suerte, solo tenía un bálsamo labial de cacao y cera de abeja natural, que si bien le dan un pequeño brillo a sus labios no era el artificial que llevaba en grandes cantidades en sus labios, para el colmo le colocaron unas gafas de marco cuadrado Ray-Bans de color azul, parecía lucecita de navideña todo color, y no le hacía gracias.


Se cansó perdiendo tanto la paciencia que le grito a Madara que se metiera por el culo sus malditas amenazas, y sus estúpidas carpetas que solo producían asquearlo al ver tanta barbarie junta que su hermano cometió. El Uchiha soltó una carcajada bastante larga cuando le escucho decir que dejara de provocarlo porque se convertía en zombi y lo mordería hasta comer su cerebro, después dijo que no, que no se comería su cerebro para no contagiarse lo hijo de puta. ¡Vaya lengua se gastaba el zorrito! Y cuando se lo hizo saber el menor levantó y dejó caer sus hombros espetando que no conocía a Deidara, su otro hermano doncel. Le entró curiosidad quizás que petardo de crío sería ése.


Lo dejaron frente una gran mansión estilo contemporáneo pero aburrido, no había gracia en esa casota tan cuadrada, Naruto prefería las estructuras antiguas, suspiró nervioso, tomando bocanas de aire, llamó a su padre explicándole lo que ocurría ante la furia de Madara, pero Naruto había dejado claro que si no lo dejaba hacerlo no haría nada que le pidiera.


Minato colocó el grito en el cielo, tanto que pidió hablar con el tipejo que se había atrevido a secuestrar a su niño, Madara había quedado de una pieza al escuchar al hombre en la otra línea, después de explicarle toda la situación lejos de Naruto, a regañadientes el mayor acepto la locura.


Naruto tragó duro antes de ir hacía la verja metálica y abrirla, entró al ante jardín, un desastre, pensó, al ver flores de distintas especies con diferentes cuidados compartiendo el suelo, a centímetros de otras, unas cuantas figurillas de decoración para jardín, sin gracia, el jardinero de Menma no tenía idea de lo que estaba haciendo, con el juego de  llaves que Madara, a quien Naruto llamó con ternura de un clavo “Don” por Vito Corleone, le entregó, abrió la puerta de la que sería su hogar, por mil quinientas vez se preguntó qué estaba haciendo, debía correr hacía el aeropuerto más cercano llamar a su padre y hermanos, tomarlos e huir del país, quizás a América del sur, a algún pueblito pequeño de Perú, sí, sería un buen lugar, pensó, Madara no iría tan lejos de ir a buscarlo al otro lado del mundo.


Sintió bilis en su boca, estaba más nervioso que un hámster y eso era mucho. La entrada era un hall de distribución blanco, rodeado de marcos dorados con cuadros minimalista, Naruto se preguntó que demonio tenía que ver esos marcos estilo barroco con lienzos contemporáneos, Menma no tenía gusto para esas cosas, aunque en ingenio nadie le superaba; existían uno que otro espejo de diferentes tamaños y figura, unas mesitas a los lados con jarrones de vidrio y flores blancas, habían camelias, rosas, orquídeas, margaritas, tanta florecita lo mareaba.


Había una puerta corrediza con paneles estilo español, la abrió y se encontró con la sala de estar, todo, obviamente blanco, por un segundo pensó que estaba en un siquiátrico, un gran y autorreferente retrato de su hermano sobre la chimenea, ahora sí, quiso vomitar pero no por nervios, quizás Deidara tenía razón que Menma sufría delirio de grandeza y deseaba ser casi un Dios y amado por todos, llamar la atención de todo, nunca antes quiso creerles a sus hermanos cuando le dijeron que Menma le tenía manía, porque él llamaba la atención de manera espontanea, fresca y ensombrecía a su gemelo, había decidido creer que sus hermanos solo hablaban estupideces, pero viendo es retrato donde estaba de vestido de blanco con una sonrisa de autosuficiencia, con un gesto y mirada tratando de parecer sensual pero con esfuerzo que el pintor plasmó con gran realismo, pobre hermano suyo.


Su padre tenía razón Menma se esforzaba demasiado por ser él, Naruto, imitarlo en todo, tanto que perdía ser él mismo con los demás por eso la gente no lo apreciaba de manera correcta.


-Señor Padre-Una voz aguda y casi temerosa se escuchó a sus espaldas, Naruto se giró tratando de esconder el dolor que seguramente sus ojos demostraban.


-No, Izuna-Sama, su padre llega hoy- Una voz desesperada llegó desde el hall, cuando entró la que debía ser la niñera quedo congelada-Oh, Señor-Susurro apenada-Lamento que Izuna esté acá-Casi llorando le pedía disculpas.


Más Naruto no le escuchó veía los pantaloncillos verde lima del niño mojaditos, obviamente se había hecho, el niño no le miraba y sus bracitos se abrazaban a sí mismo con temor, maldita seas Menma, maldijo a su hermano era obvio que el niño temía de él.


Caminó hacia él, con paso delicado, el niño se movió levemente pero con esfuerzo no caminó hacia atrás, el mayor lo observó, cabello negro azulado como el de Sasuke, unos hermosos ojitos azules, su piel era suave y tenía sus mismas marquitas de nacimiento, era obvio saber que era un doncelito, tímido para sus tres años y meses, no pudo reprimir la punzada de dolor en todo su ser, si sus hijos estuvieran vivos uno sería como el hijo de Menma, tan hermoso, tenía la belleza única de Sasuke.


-Hola pequeño-Susurró con amor buscando su mirada-Nos hicimos en los pantalones, que pasó, tomaste más refresco de lo normal-Preguntó con dulzura, que la niñera casi se asustó no recordaba una voz tan dulce, siempre había sido fría y molesta cuando hablaba con los niños, mejor dicho gritaba.


-Lo siento padre-Miró el suelo meciendo su cuerpito-Tomé más juguito del que está permitido, no me castigues por mojar y manchar el Channel-Naruto parpadeo unos segundos procesando la información, Menma se preocupaba por una pieza de ropa de diseñador que de su hijo, en primer lugar para qué demonios compraba vestimenta para niños tan cara.


El rubio tomó en brazos al pequeño, besando en el acto la cabecita morocha del menor, agradeció a “Don” por haberle dado un plano de la casa y saber dónde estaba cada habitación y cosa de la gran casota.


-Dónde está Naru-percibió un sabor amargo en la boca al pronunciarlo, Menma se las había hecho todo, le colocó a uno de sus hijos, ambos donceles, su nombre abreviado.


-En clases de ballet como usted deseaba-Contesto la chica extrañada-Y después tiene clases de francés, y luego de arte-El Namikaze quiso morir, un bebe teniendo ese tipo de clases.


-Cuéntame, por favor, la verdad, Naru disfruta con alguna de esas clases-La mujer lo miró con sospecho-Tranquila no me enojaré solo quiero la verdad-La chica rubia media regordeta hizo una mueca.


-No, de hecho odia el ballet, sus compañeros lo molestan de que es gordo como una rana para ser bailarín, y la verdad señor Uchiha, se me hace un poco cruel tenerlo a dieta a esta edad, y las clases de francés y arte no las disfruta tampoco todos son mayores que él-Midori, como se llamaba la nana, estaba que moría seguramente la iban a echar.


-Izu-chan-Llamó Naruto a su “hijo”, provisorio, mientras quitaba la polo azul marina, el chaleco de cachemira Dolce & Gabanna línea niños, y el pantalón verde lima, también los zapatos Dior-Vamos a buscar a tu hermanito y vamos de paseo-El niño le miró casi con sospecha, pero cedió a la tierna idea de salir a pasear con su hermanito, solo asintió con la cabeza tímidamente-Midori ve arreglarte para salir-


-Pero señor este es mi uniforme-Susurró.


-No, por favor, ponte algo lindo, mira el día, cómo vas andar con ese pijama tan horroroso, yo me encargo de Izu-chan, ve ponerte linda-La mujer le miró como si mirara a un marciano, pero lo dejó pasar, si el jefe estaba de buenas era mejor aprovechar.


Naruto tomó al pequeño y lo llevó al baño especialmente diseñado para los pequeños, pero como todo en esa casa en blanco, nada de color, tendría que hablar con Sasuke, buscar alguna manera de darle vida al menos a los cuartos de los pequeños que se intercomunicaban entre sí.


Le dio un rápido baño de agua tibiecita al infante, jugó con él unos minutos con unos pececitos y tiburones de hule en el agua.  Lo sacó del agua, lo secó, lo entalcó y perfumó, le colocó protector solar en su carita, cuello, y bracitos, después le pregunto que deseaba colocarse, la elección le divirtió, una solera naranja chillón, color que odiaba su gemelo y él amaba, unos jeans con los coches cars, un chándal azul marino con estampado de gatitos, y tenis para correr, le pregunto si irían al parque para llevar su pelota, cuando le dijo que sí, el pequeño soltó un gritito de alegría, se bajó de la cama en busca de su pelota una de goma con imagines de Doki el perrito del Discovery Kids,  la pelota estaba muy bien escondida, quizás la escondían de él.


-Oh que linda pelota-Dijo tratando de colocar una voz maravillada-Quién te la regalo-


-Papi-Dijo el menor sonriendo-Dijo que padre Menma no la iba querer, pero tú no te enojas con mi pelota verdad-Inquirió esperanzado.


-No, no, es muy linda-Acaricio los cabellos desordenados del menor, si no fuera por el color de cabello, sería un cabello calcado al suyo, alborotado.


Juntos eligieron una tenida más para Izuna y dos para Naru, Izuna también sacó de su escondite secreto unos Max Stell, y unos coches cars, para jugar con su hermano, Naruto le preparó una mochila con los juguetes que él pudiese cargar. Bajó con su niño de la mano, Midori se había adelantado a él y ya había pedido al chofer traer el automóvil, un Mercedes Benz, qué estilo, año y demás, no tenía idea, porque él apenas conocía de coches, Menma era el sabiondo de marcas y estilos de automóviles.


Era un coche hermoso y espacioso, Izuna iba en una de las sillas para niños del auto, jugaba con uno de su Max Stell, sonrió al verlo, aunque fuera doloroso, haría con los hijos de Menma lo que él siempre soñó hacer con los suyos, como cuando se escapaba a su mundo de ensueño.


La primera parada era en la academia de danza y artes, el mismo lugar donde Naru, su otro hijo, tenía que estar todo un día sábado, siendo torturado con las exigencias de los adultos, Naruto no es que no gustara del ballet, de hecho sí, pero le parecía injusto que un bebe, para él todo niño de menos de cinco años era un bebe, estuviera bailando, menos si lo odiaba.


Bajó junto a Izuna del automóvil, caminó hacía las entrañas del edificio, a su lado Midori, quien dejó que lo guiara, diciendo que no recordaba el camino al aula.


A unos cuantos salones de camino, llegaron a un salón, el estudio de ballet, todos las mujeres y donceles con esos tontos tutu, en las chicas se veía lindo, pero no en los donceles, un tutu celeste vomito, reconoció a Naru con tan solo verlo, se le parecía, bueno a su hermano, cabellos rubios, ojos azules, marquitas de zorro, aires despistados, una miniatura de él, pensó en su padre, se le caería la baba cuando los conociese, entro al estudio con Izuna de la mano, pero al llegar el menor se soltó y corrió para ir junto a su hermano, que lo miraba sin entender que estaban haciendo ahí.


Naruto trató de comprender porque decían que Naru era gordito como una rana, la verdad era que sí, estaba rellenito pero no era un pequeño gordo ni mal alimentado, camino hacía los pequeños.


-Padre-Saludó Naru-qué hace acá-


-Menma San, que bueno que está acá-La voz de la profesora lo hizo girarse levemente-Naru no quiere seguir las corografías, se escapó en la mañana y peleó con un compañerito-


-Ah sí-Dijo sin interés-Cuál fue la razón de la pelea-Inquirió mirando a Naru.


-Bueno vera, como siempre se ofendió porque le dijeron rana-Explicó la mujer con los brazos en la cintura-Tiene que hacer algo con ese genio que se gasta-


-Le preguntaba a mi hijo-Contestó Naruto, dirigiéndole una mirada furiosa a la mujer-Cariño qué te dijo o hizo ese niño para pelear con él-


-Me dijo que era globo rana y me pinchó con un alfiler, para haber si así me desinflaba-Susurró apenado, Joder no tenían ni cuatro años y ya eran víctima de acoso.


-Eso es gravísimo-Se giró por completo hacía la profesora, exigiendo una explicación.


-Menma nos conocemos, nunca te había visto molesto, por algo natural que hacen los niños- Dijo haciendo un movimiento con la mano como restándole importancia al grave asunto que estaban tratando -Tengo una dieta perfecta para Naru haber si adelgaza antes de espectáculo de la academia, hay un papel perfecto para él-El del árbol, pensó Naruto.


-Gracias pero sacaré a mi hijo de aquí de inmediato, me niego a dejar a mi hijo aquí sufriendo discriminación de parte de suya y de estos malditos niños-Tomó con un brazo al pequeño, quien se aferró a su cuello, mientras que su otra mano era sujetada por Izuna, salió de ahí sin escuchar queja alguna de la mujer.


Le cambió muda a Naru, le colocó un chándal naranjo con orejitas de zorrito, unos pantalones del mismo color y una solera blanca, y tenis con figuras de dinosaurio.


Comieron en un McDonald’s, Naruto no quería, pero los niños querían cajita feliz, la famosa e infame cajita feliz, mientras que Midori y él, se servían un Subway, los niños reían felices al comer papitas fritas, mientras jugaban con sus transformers, ambos habían pedido la cajita de varón, la señora de las cajas los había visto extraño, pero la mirada de Naruto la hizo abrir y cerrar la boca.


Después de comer, fueron en busca de ropita más holgada que pudiesen destruir sin importar la marca, ambos le rogaron por unos juguetes de toys story, Izuna un Señor y Señora Cara de papa, y el afamado Buzz Lightyear, en tanto Naru quedo embobado por Jessie, tiro al blanco y Woody, y ambos querían un Rex. Eran muchos juguetes, pero vamos, uno por cada año pensó Naruto. Accedió a comprarlos, “Vito” también le había dado una billetera, con cambio, con tarjetas de créditos, de casas comerciales, y chequera, todos con sus claves, pagó la ropa y los juguetes, se fijo como la niñera miraba embobada un vestido color verde con estampados de pájaros, el grito de moda.


La obligó a probárselo, como le quedaba encantador, se lo regaló, según él, por compensación por los días que le había hecho sufrir, la chica se lo agradeció de todo corazón. Después, el griterío fue grande cuando ambos niños quedaron prendados de un mismo perro, un labrador.


Después de pensarlo un rato lo compró, una mascota, no era mala idea, y él adoraba los labradores, si bien, el padrino le había dicho que nada de cosas raras, y él estaba rompiendo la primera regla, poco le importó al ver a sus sobrinos felices.


Midori y los niños fueron junto a él, a una tienda de sus favoritas a comprarse ropa de verdad, no esa porquería que tría puesta, se probó un atuendo muy parecido al que llevaba el día en que Sasuke no apareció a la cita, dudo de hacerlo o no, pero al mierda, lo compró y se quedó con la tenida puesta, así como mucha otras prendas, una vez terminadas las compras, fueron al parque ya cayendo la tarde, Naruto tomaba fotografías de los menores jugando con la pelota Doki, y el perrito, a quien los niños aún peleaban por el nombre, sin ponerse de acuerdo en uno.


Jugó con ellos lo que restaba de tarde, había creado una conexión con ellos, que estaba seguro Menma, nunca logró establecer en todo ese tiempo.


Sasuke llegó a las seis de la tarde a su aburrido y estéril hogar, odiaba tanto blanco, pero las peleas con Menma por el color de la casa, eran solamente una pelea sinfín, le pareció extraño el silencio, si bien Naru debía estar en esa estúpida academia de arte, que Menma aseguró era necesario para el crecimiento del menor, cuando le cuestionó por Izuna, su esposo le había dicho sin dolor, que el menor de los hermanitos sería un caso perdido de por vida.


Cómo demonios ese jovencito fogoso e inocentón que lo tentó al punto de perder su cabeza, había resultado ser una araña, bueno él sabía perfectamente la respuesta.


Una empleada fue a su encuentro, cuando preguntó por los niños, la chica le dijo que Menma se los había llevado de paseos, soltó un gemido furioso, el concepto de paseo de Menma, era llevarlos a un spa y dejarlos en la guardería mientras se hacía cada cosa en ese cuerpo frío de mármol.


Pidió un café a la muchacha y subió a su habitación, se descalzó, se quitó la corbata, se desabotonó los puños, y los cuatro primeros botones de la camisa, se sacó el cinturón y se dejó caer sobre la cama, tenía nudos en toda la espalda, el acoso de Sakura, la frialdad y malicia de Menma, el trabajo, las exigencias de sus padres, sus hijos, y de nuevo Menma, porque no había quedado siempre como Naru, cuando le explicó que usaba ese nombre solo para ligar, y que jamás lo hubiera usado si las cosas no hubieran terminado como lo habían hecho. Debió suponer que la cosa no podría salir bien, si ya le había mentido en lo único que ambos conocían del otro: el nombre.


El Mercedes se estacionó frente a la entrada, la puerta se abrió bajando primero Midori, Sasuke se levantó para verlos, después Izuna y Naru, había peleado tanto con Menma por los nombres de los niños, por alguna razón que no entendía el porqué  odiaba el nombre Naru.


El ladrido de un cachorro llamó su atención, frunció el ceño, un perrito bajaba de su costoso automóvil, un labrador, cómo era que los niños se habían salido con la suya, Menma no quería mascota, no más cosas sin sentido que criar, le había dicho la primera vez que le propuso comprarles un cachorro a los niños.


Sasuke tuvo afirmarse del marco de la ventana, cuando vio bajar a Menma, chaqueta negra de cuero, camisa a cuadros roja con negro, con capucha, una solera con una calavera, jeans negros y unas lonas rojo sangre, era como ver a su antiguo yo, ver a “Naru”, incluso la risa que había soltado hace nada por algo que uno de sus hijo dijo, observó como los criados sacaban paquetes del portamaletas, y como Midori y su esposo reían y hablaban tranquilamente.


Unos acalorados pasitos frenéticos llegaron a su oído, la puerta de su habitación fue empujada con fuerza entrando en ella dos excitados pequeñitos.


-Papi-Gritaron unidísimos lanzándose sobre él, Sasuke los estrechó con sus fuertes brazos, amaba a sus hijos con todo su corazón, eran su razón de vivir. Después del emotivo saludo, sus pequeños se enfrascaron contándole lo que habían hecho al día.


-Papito nos compró un perrito-Dijo Extasiado Izuna-Y juguetes, y ropa que podemos manchar-Su emoción era palpable en sus ojitos cielo.


-Papito dijo que no tenía que ir más a Ballet y a nada-Naru daba saltitos de felicidad-Comí una cajita feliz, y reto a la profesora, dijo nada de dietas para mí-Danzaba a su lado.


Sasuke sonrió más no poder, nunca había visto a sus niños tan felices y llamaban a Menma “Papito”, cuando éste les tenía prohibido llamarlo de cualquier manera que no fuera Padre, sus ojos captaron la imagen de una persona en la puerta, enfocó la vista y le vio…


Ambos perdieron el aliento, Naruto rezaba por no llorar al volver al hombre que tanto amaba, pero un cosquilleó molesto se filtraba cómo diablos lo había hecho Menma para que Sasuke no se diera cuenta que en realidad no eran la misma persona. Sasuke le miró sin pestañear, Menma ¿había sido siempre así de bello?, y su tono de piel canela tan brillante, sus ojos tan grandes, se veía tan joven, era como hace cuatro años atrás, percibió el nerviosismo en él, al verlo morder su labio inferior, un acto sensual e inocente, ahí estaba su “Naru” no Menma, Se levantó con cuidado y fue junto a él, llevó a una de sus manos al cabello rubio para acariciarlo y revolverlo más, escuchó el leve gemido que soltó su esposo.


-Hola-Saludó arrastrando las palabras-Naru…


Al escuchar el nombre Naruto levantó la mirada sorprendió, sus piernas le fallaron, ahí estaba Sasuke con su demoledor aire erótico y sin pensarlo lo atrajo a él y  se le fue encima besándolo con un violenta necesidad, esos labios que tantas veces en el pasado lo llevaron a perderse en la locura de placer, ese hombre por completo que amaba y deseaba como jamás antes ni después deseó.


Sasuke lo rodeo con sus brazos, olvidando a sus hijos, lo aferró a él, mientras contestaba con la misma pasión aquel beso necesitado, era como si esos más de tres años de casamiento no existieran como si la persona que tenía en sus brazos era su “Naru” y no al frío Menma…Sino su  Naru.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, Sasuke no tiene idea de que Menma Huyó, cuando lo hizo el Uchiha estaba de viaje, lo aclaro porque en los comentarios dio la impresión de que Sasuke sabía que iban a sustituir a Menma con Naruto, pero no, él es una víctima más de Menma, asi que seias buenas con él.


Gracias por leer, agradeceré sus comentarios, y nos vemos la próxima semana.


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