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Parte de mí por Pandora09

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[Ojos mirándose el uno al otro.
Un par de ojos restantes,
ojos que han perdido su camino…

What if…? ~ Exo]

 

 

  ¿Cómo se había dejado convencer de semejante idiotez? Él no era el tipo de hombres que dejaba su vida de lado por perseguir quieras, menos si estas no eran sus propias quimeras, ¿entonces por qué puñetera razón estaba haciendo su maleta? Fácil: Estaban a un mes se contraer matrimonio y BoMi, su prometida, había decidido que era buena idea adelantar luna de miel y viajar a una isla paradisiaca.

- No deberías ir si no quieres –susurró Lay recostado sobre el sillón doble frente a su cama. Se suponía que estaba ahí para ayudarle, no para burlarse de él.

- Si no viniste a ayudar, ¿qué mierda haces acá?

Lay, por primera vez, despegó los ojos de la pantalla de su celular y lo miró, con una sonrisa que remarcaba el hoyuelo en su mejilla derecha.

- Ha pasado más de un mes desde la última vez que nos vimos, no hay día en que tus padres no estén encima de ti, al menos hasta hoy, ¿y tienes el descaro de reclamarme algo? –su primo habría sido un actor perfecto, porque Luhan casi había creído sus palabras y la indignación de su rostro, pero tuvo que agregar una frase más y toda su farsa se fue a la mierda-. Sehun viajó a ver a su familia a… no lo sé, Mokpo, Incheon, Busan, Marte…

Por supuesto, porque desde que Lay había conocido al bailarín, no había espacio en su, de por sí, diminuta cabeza para otra cosa que no fuera el aspirante a estrella del pop.

- Están planeando una boda, mi madre revolotea encima de mí todo el tiempo –gruñó cuando creyó que su maleta tenía todo lo esencial y la cerró. Estaba seguro de que BoMi o cualquier otra persona llegaría a revisarla y, cuando la abriera en el hotel, no encontraría ninguna pertenencia reconocible.

- Bien, tal vez deberías desligarte de esa boda.

- Es mi boda.

Lay simplemente se encogió de hombros y no supo si reír o llorar por la falta de empatía. Lay era el primo repudiado, la vergüenza de las familias Lu y Zhang y él mismo se pasaba por el forro todas las opiniones retrógradas que habían llevado a sus padres a desheredarlo solo por reconocer abiertamente su homosexualidad. A Luhan no le molestaba, por el contrario, era su persona favorita. Tal vez lo envidiaba un poco, pero solo un poco y sanamente. Mientras Lay había podido desligarse de su familia y correr detrás de Sehun, dejando a su hermano mayor a la cabeza de la empresa de su familia, él no tenía a nadie que tomara su lugar, ni siquiera en esa idea descabellada de matrimonio forzado donde los únicos sentimientos reales eran el cariño y la gratitud que sentía por Yoon BoMi.

- Así que… ¿dos aviones?

Como respuesta, solo pudo gruñir y lanzarle un cojín a Lay para que se callara. Sabía que ese viaje sería horrible y no necesariamente por la cantidad de aviones que debería abordar, de alguna forma sabía que sería una simple y soberana mierda.

 

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  BoMi lo despertó sacudiéndole el brazo. No recordaba haber hecho el transbordo en algún momento, pero por la mirada extasiada de su compañera, podía asegura que estaban aterrizando en la tan famosa isla paradisiaca a la que BoMi tanto había deseado ir y él ni siquiera se había molestado por preguntar el nombre.

La vio conversar alegremente con una mujer desconocida y no se molestó incluyéndose en la conversación, aún se sentía un poco aletargado por las pastillas para dormir que había tomado antes de subir al primer avión. Conociéndose tan bien como lo hacía, sabía que, entre el jet-lag y el efecto de los calmantes, estaría despierto toda la noche. Detrás de la mujer con que hablaba BoMi venían dos tipos, uno rubio y demasiado alto para el gusto de Luhan, junto a un moreno más bajo pero con mirada aterradora.

Soltó un suspiro cansado y siguió caminando detrás de BoMi, no tenía idea del lugar adónde debía ir y esperaba a ella sí, de otra forma estarían más que perdidos.

- ¡Oh, cariño! –BoMi, de golpe, se dio vuelta y jaló su mano para acercarlo a ella, después apuntó a la mujer y al hombre moreno-. Ellos son los Bang; él es Luhan, mi prometido.

Escuchó un poco más de la apresurada presentación y la retahíla sobre comida de su prometida, comprendiendo que la mujer estaba casada con el moreno y que el rubio era su hijo, quien estaba o había estado de cumpleaños y quería celebrar en aquel lugar. Asintió y fingió reír un par de veces hasta que llegaron a la entrada del hotel, con una especie de comité de bienvenida los esperaba.

Tenía pocas expectativas con ese viaje, después de todo no era el tipo de personas que disfrutara de las cosas buenas de la vida, pero cuando fijó la mirada al frente y se encontró con una par de felinos ojos almendrados, su opinión cambió completamente. Para su sorpresa, el tipo se acercó a ellos.

- ¿Los señores Lu? –tal fue sorpresa al escuchar su voz y ver su perfecto rostro con forma de bollo chino, que no se molestó corrigiéndole o reclamándole a BoMi por haber hecho la reserva para ellos como un matrimonio-. Los acompañaré a su habitación y, si quieren, les haré un recorrido por el hotel y los al rededores.

Asintió en silencio y siguió sus pasos, ignorando a BoMi que se despedía de la familia Bang.

- Espero que su estancia sea placentera y, si me necesitan, pueden llamarme a cualquier hora –el tipo le tendió una tarjeta blanca con la palabra Xiumin plasmada en ella sobre un número telefónico, y luego desapareció.

- ¡El lugar es precioso! –comentó BoMi con la mirada fija en la imagen proyectada al otro lado de la ventana-. La señora Bang me dijo que conoce bastante bien el lugar, podríamos salir a explorar. ¡Oh! También dijo que conoce los mejores lugares para comer, podríamos probar los platos típicos de la isla, tal vez aprender a cocinar algo y…

Como hacía constantemente, en especial si BoMi comenzaba a hablar sobre comida y no se detenía, simplemente la ignoró y asintió cuando creyó que era necesario, dejándose caer sobre la cama y sintiéndose más despierto de lo que esperaba.

 

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  El segundo día fue un poco más de lo mismo, conversaciones unilaterales con BoMi y ni un rastro de aquella sonrisa que había llamado su atención.

Estaba sentado frente a una mesa elegantemente decorada. A su lado, BoMi conversaba animadamente con la señora Bang, a quien no le conocía el nombre, pero le parecía agradable. Al lado de ella, se encontraba su marido, el moreno llamado YongGuk y este se entretenía cuchicheando con JunHong.

- ¿Puedo preguntar tu edad? –soltó repentinamente, ganándose una mirada de reproche de parte de BoMi y una risa grave por parte del aludido.

Esa tarde habían salido a caminar por un sendero que recorría la montaña que era la principal atracción de la isla, algún día la subirían completa y no podía imaginarse escalar ese lugar y no morir en el intento; también había acabado escapando de un extraño animal que lo persiguió durante casi quince minutos cuando se desvió del sendero y perdió al grupo, de forma que estaba demasiado cansado para preocuparse por las reacciones que podía ganarse con sus palabras.

- ¿Te preocupa que mi padre se vea tan joven? –fue JunHong quien respondió y BoMi aprovechó ese momento para desviar la atención de su nueva amiga a las actividades que tenían planeadas para el día siguiente-. Nos llevamos por seis años.

Bueno, él ya se había figurado que no eran padre e hijo realmente, pero no le molestaba tener la confirmación, aunque le impresionaba que el menor se tomara tan bien la relación de su madre con un hombre tan joven.

- Hyung y yo nos conocimos antes –susurró el rubio como si se tratara de un secreto de estado y luego agregó mirando a su padrastro con un sonrisa infantil-, he aprendido un montón de cosas de él.

Sonrió asintiendo, le habría gustado tener una relación tan cercana con alguno de sus padres; aunque más adelante se arrepentiría de ese pensamiento.

Los minutos pasaron y la comida fue servida tan rápido como fue devorada, apenas se dio cuenta y la cena ya estaba siendo considerada acabada.

Imitó a BoMi y agradeció la compañía de la familia Bang por su compañía para luego dirigirse al lobby. No tenía ganas de subir a encerrarse en su habitación y escuchar la eterna conversación de su compañera, por lo que decidió salir a caminar y respirar el aire nocturno del lugar, que de día era precioso, pero de noche era maravilloso.

A tientas, llegó hasta la piscina del hotel, que estaba de cara a la playa. Innecesario, para su gusto, pero de todas formas se sentó al borde y, antes de que pudiera darse cuenta, se encontraba completamente sumergido en el agua. Odiaba su torpeza, que por andar descalzo lo llevó a caer dentro de la piscina, pero principalmente odiaba el hecho de no saber nadar.

 

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  Abrió los ojos de golpe mientras el alma se le escapaba por la boca y escupía agua, sangre y uno que otro órgano vital. Frente a su rostro, una figura borrosa se movía de un lado a otro.

En las películas pintan los ahogos tan lindos y románticos.

- ¿Quién eres? -¿esa era su voz? Bien, Luhan tenía claro que siempre había sido un hombre, pero era la primera vez que la voz le sonaba como un grito ronco dentro de una caverna.

- ¡Estás vivo!

Por el dolor que azotaba su cuerpo, habría preferido que no.

- Eso creo –entonces fijó la mirada en su salvador y, como si la situación ya no fuera lo suficientemente patética, su sonrojo aumentó de forma exponencial cuando reconoció al tipo con rostro de baozi.

- Soy Xiumin –susurró el otro luego de unos largos segundos de silencio y Luhan solo pudo asentir. Aún conservaba la tarjeta con su nombre y el número de teléfono, no la había usado, pero la tenía.

- Luhan.

- Mucho gusto, señor Lu –no pudo evitar notar la burla en la voz del contrario, por lo que frunció el ceño. Ahora podía respirar mejor, pero eso no significaba que el pecho no le doliera como si una aplanadora le hubiese pasado por encima-. ¿Debería llamar a su esposa?

Luhan frunció el ceño y negó con la cabeza.

- Ella no es mi esposa.

- Bueno, eso explica lo del nombre y todo.

Miró con curiosidad al tipo de se sentó a su lado, ya que permanecía recostado sobre un charco de agua. La ropa le escurrió y sintió un tirón en el pecho, pero lo ignoró y siguió mirándolo.

- Muchos hijos de familias acomodadas vienen a pasar sus últimas horas de libertad en este lugar, usan nombres falsos y se inventan vidas diferentes, como si solo por estar acá fueran otras personas.

Luhan no respondió, pero suspiró y fijó la mirada en el cielo, las estrellas parecían brillar con más fuerza esa noche.

Tal vez las mentiras eran parte de su vida.

Los minutos pasaron en silencio y ninguno dijo nada, ni siquiera cuando sus miradas se encontraron y sonrisas tontas aparecieron en sus rostros. Luhan se permitió fantasear en silencio por primera vez en su vida, imaginándose cómo sería ser otra persona. Tal vez si no amara su trabajo tanto como lo hacía, no hubiera aceptado las condiciones de su padre para obtener el puesto de CEO de la compañía Lu. Tal vez si su familia no viviera tan arraigada a las tradiciones, él podría ser feliz siendo libre. Tal vez, tal vez, tal vez… Tal vez si él fuera alguien diferente.

Entonces volvió a fijar la mirada en Xiumin, que no había dejado de mirarlo en ningún momento, y comprendió que era su segundo día en aquel lugar y, durante los próximos cinco días, podía ser alguien diferente.

Así que estiró el cuello y conectó sus labios con los ajenos.

 

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  El tercer día BoMi decidió que sería bueno hacer algo por su cuenta, tal vez pasear por las tiendas, comprar regalos y comer junto a la señora Bang, idea que a Luhan le pareció perfecta, alegando que él no tendría tan buen gusto y que se aburriría demasiado buscando y nunca encontrando algo de su agrado.

Así que ahí estaba, como un adolescente hormonal de manos sudadas y corazón agitado, caminando lentamente por la orilla de la playa junto a Xiumin. No hablaban mucho, tampoco habían vuelto a besarse, pero se sentía más cómodo de esa manera de lo que se había sentido en toda su vida.

Justo en medio de la playa, se encontraron a una pareja chapoteando en el agua. Para ser una isla tan famosa y paradisiaca, había muy poca gente.

La pareja se acercó a ellos cuando los reconoció y los cuatro se sentaron en la arena a sentir el sol acariciándole la piel, pero los coreanos mayores prontamente se sintieron aburridos y se dirigieron al agua, dejándolo solo con JunHong. Observó al menor, que miraba el horizonte con una sonrisa y enterraba las manos en la arena, se veía realmente feliz de esa forma. Entonces reparó en sus pies y frunció el ceño. El menor se dio cuenta y soltó una risa cantarina, sacudiendo los dedos enfundados en unos graciosos calcetines con deditos de Bob Esponja.

- No me gustan los pies, pero me gustan los calcetines.

Y esa fue toda su conversación, el resto del tiempo lo pasaron escuchando las olas y sus propias respiraciones.

Una de las cosas que Luhan más apreciaba era el silencio, sumergirse en sus pensamientos y ahogarse en ellos. BoMi era capaz de llevar sola una conversación durante horas, sin la necesidad de recibir respuestas más elaboradas que simples asentimientos y por eso disfrutaba el tiempo con ella, ya que tampoco se molestaba pidiendo conclusiones finales cuando creía que podía dar por terminado algún tema. Le gustaban las personas que disfrutaban tanto escuchando sus propias voces que no lo necesitaban a él para decir algo, pero ahí, en silencio, junto a alguien que se veía tan cómodo como él, se sintió repentinamente alegre.

- Debemos volver al hotel o tu madre se enfadará si sabe que nos escapamos –vio a JunHong levantar la cabeza y sonreírle abiertamente a su padrastro para luego fruncir la boca, era completamente adorable.

- Vamos.

Xiumin, que había aparecido a su lado, se despidió de la pareja y él los imitó, mirándolos con curiosidad.

- Son especiales, ¿verdad?

- Ni te imaginas cuánto –sintió una mano recorrer una parte de su muslo y miró a Xiumin recostado sobre la arena a su lado. Se fijó en las gotas que agua que escurrían de su cabello, recorrían su rostro y desaparecían por el cuello de la camiseta mojada. Quiso ser algo más que simple carne y huesos condenados a perecer, quiso ser agua-. Entonces, señor Lu, ¿qué desea hacer esta tarde?

Sin dudarlo un segundo, Luhan respondió:

- Quiero aprender a nadar.

 

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  En la tarde del cuarto día aún podía sentir los roces del cuerpo de Xiumin ayudándolo a mantenerse a flote. Sus brazos sosteniéndolo en la superficie del agua y los incontables besos que se ganó cuando pudo mantenerse a sí mismo sin tocar la arena y sosteniéndose solo del agua; mientras BoMi parloteaba sobre lo bien que había pasado la tarde anterior con la señora Bang.

- … Así que tal vez mañana o pasado podríamos ir a ver qué tal es ese restaurant de comida marina, porque no alcancé… El tiempo pasa tan rápido cuando uno se divierte.

Asintió y tomó un sorbo de su lata de cerveza, cuando devolvió la lata a la mesa, le sonrió. Para BoMi el único verdadero sinónimo de diversión era comida.

El calor se estaba volviendo insoportable, por lo que volvió a beber y, más rápido de lo que esperaba, su lata estaba vacía. Nunca le había gustado la cerveza, pero en aquel lugar todo parecía tener un sabor diferente.

- ¿Qué hiciste ayer? –repentinamente, BoMi lo incluía en su monólogo, al menos era algo a lo que Luhan podía responder sin romperse la cabeza intentando comprender a qué se refería la mujer.

- Fui a nadar a la playa –BoMi lo miró con los ojos completamente abiertos, pero no alcanzó a hacer algún comentario, ya que justo apareció el camarero con sus bebidas y este no era otro más que Xiumin-. ¿Qué es esto? –preguntó tomando uno de los objetos sobre un pequeño plato cuadrado.

Xiumin simplemente río y tomó la lata de cerveza vacía y la puso sobre su bandeja.

- Una galleta de la fortuna, señor Lu.

Luhan frunció el ceño y tomó el plato con las dos galletas y lo puso sobre la bandeja de Xiumin.

- Soy chino y esto debe ser una broma.

Xiumin tomó el plato y volvió a dejarlo sobre la mesa, sin que esa sonrisa de roedor abandonara su rostro.

- En este lugar puede ser lo que quiera, señor Lu, incluso puede ser libre.

- ¿Libro? –preguntaron Luhan y BoMi al mismo tiempo, divirtiendo al camarero.

- Lo que quieran, realmente.

Luhan simplemente negó con la cabeza e ignoró las galletas, a diferencia de BoMi que las tomó y revisó ambos papeles luego de probar la masa dura de una y dejar el resto de lado.

- La tuya dice ‘la vida es muy corta para vivir enjaulado’. Números siete, nueve, doce, veinte y noventa y nueve.

Tomó un trago de la cerveza que Xiumin dejó frente a él antes de alejarse y miró a BoMi leer su tarjeta en silencio, pensando seriamente que en su vida no había espacio alguno para algo como la libertad.

 

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  El quinto día fue el primer día en que estuvo completamente con BoMi, permanecieron encerrados en su habitación y solo pidieron comida cuando sintieron que era necesario, aún había muchos platos que ella quería probar y ese sería su día.

Tal vez no llevarían el matrimonio más feliz de la historia, tal vez sus hijos en el futuro se dieran cuenta de que solo se casaron por obligación, pero ellos eran amigos antes de ser pareja. Eran como hermanos y podía compartir cada respiración si eso era lo que querían, así que Luhan se sentía cómodo con ella mientras su mente no se llenara de fantasías etéreas.

- ¿Crees que Lay vaya a la boda? –preguntó BoMi mientras hacía zapping con el control de la televisión.

- No, no vendrá, pero dijo que nos mandará su regalo un par de días antes –BoMi conocía los prejuicios de su familia y los cientos de desplantes que su primo había tenido que soportar debido a sus gustos, pero eso no significaba que supiera que Luhan bateaba para el mismo lado que Lay.

- Es una pena, su novio es adorable.

Le sonrió a su prometida, casi agradeciéndole a Dios por tenerla en su vida y que fuera alguien tan abierta de mente. Podría haberse sentido culpable por estar condenándola a ese infierno de matrimonio falso, pero ella era tan consciente como él de en qué se estaba metiendo cuando aceptó.

- ¿Crees que el Capitán América realmente se quede con Bucky?

BoMi se retorció en su lugar y soltó el control cuando encontró la transmisión de una de las películas de The Avengers y comenzó a devorar las palomitas que Luhan había dejado sobre el sillón entre sus cuerpos.

- No lo sé, con esto de que siempre haya sido agente doble, ya nada me sorprendería, ni siquiera que se esté acostando con Tony y Thor al mismo tiempo.

No pudo hacer otra cosa más que darle la razón.

 

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  Después de pasar todo el día anterior enclaustrados en su habitación, BoMi decidió que el sexto día lo volvería a pasar con la señora Bang, debido a que al día siguiente se marcharían, quería pasar unas cuantas horas con su nueva amiga y poder invitarla oficialmente a la boda, aparte de que aún habían muchos puestos de comida que no había alcanzado a probar.

No le molestó mucho, Luhan sabía que era su último día completo en aquel lugar y no podría irse sin hacer algo realmente memorable, así que buscó a Xiumin por entre los comensales –a esa hora estaba trabajando de camarero- y lo secuestró.

Más tarde, sudando y temblando, gruñó para sí mismo y tomó fuerzas de los dedos firmemente agarrados a los suyos, odiaba las alturas con cada parte de su alma, pero en ese momento sentía que flotaba y hacia arriba era el único sitio al que podía dirigirse.

- En la antigüedad las personas construían pirámides porque querían sentirse más cerca de los Dioses, yo creo que solo querían sentirse más lejos de la tierra y sus cadenas.

Volvió a hacer fuerza contra los dedos ajenos y apenas se atrevió a levantar la vista, solo para encontrarse esa mirada felina que no lo dejaba tranquilo por las noches. Era su penúltimo día en aquella isla y temía que, al marcharse, abandonaría una parte de su cordura en aquel lugar.

- Yo también lo creo –su cuerpo se agitó y el pecho se le estremeció cuando se dio cuenta de que estaba en el mismo medio de toda la isla y que, a su alrededor, solo podía ver el horizonte cubierto de mar-. Mierda.

Y si pensaba que todo lo que veía era maravilloso, la perfección absoluta explotó en su pecho cuando sintió un par de labios finos colisionar contra los suyos.

Nunca había besado a un hombre antes de Xiumin y eso no lo detuvo la primera vez, pero seguía pensando que siempre lo había deseado y estúpidamente nunca lo había hecho. Criado de la forma machista en que creció, siempre supo que sus más profundos deseos permanecerían eternamente ocultos en la oscuridad de su mente, que tendría que contentarse con meras fantasías para poder cumplirle a su esposa y poder darle los nietos que sus padres tanto deseaban. Pero ahí estaba Xiumin, un tipo al que ni siquiera le conocía el verdadero nombre, tocando cada fibra sensible de su cuerpo, despertando su alma marchita para tomar bocanadas de aire en los pocos segundos en que sus bocas permanecieron unidas.

Si alguien se lo hubiese pedido, Luhan habría permanecido de aquella forma eternamente, simplemente acariciando los brazos y la espalda del mayor mientras este se sumergía sin pudor en su boca, pero el sonido de hojas moviéndose y ramas quebrándose bajos pies indiscretos los obligó a separarse y esconderse detrás del primer tronco lo suficientemente grueso que encontraron.

- ¡Hyung, estoy cansado! –una voz grave que ambos conocían perfectamente se esforzaba por sonar aniñada y Luhan, a pesar de la situación, no pudo evitar la sonrisa que se abrió paso por su rostro.

- Vas a hacer que te escuchen hasta en Japón, niño.

- Pero, mierda, siento que ya no puedo respirar –lo pasos se detuvieron y Luhan se tensó en su lugar, jurando que los habían descubierto, pero entonces los sonidos de las hojas meciéndose con el viento y los animales rumiando fueron ahogados por un par de risas, una adorablemente infantil y la otra ronca y baja.

- Tal vez deba darte respiración boca a boca.

- Tal vez mamá quiera matarte cuando sepa que estás corrompiendo a tu hijo.

Tragando saliva con fuerza y completamente inconsciente de sus actos, comenzó a respirar con dificultad y enterró el rostro en el cuello de Xiumin cuando las risas se volvieron besos sonoros y, los besos, gemidos apasionados.

Él conocía perfectamente a esa pareja. Un joven de veinte años que había viajado a la isla para celebrar su mayoría de edad junto a su madre y el esposo recién adquirido de esta. Había pensado que era curioso lo bien que ambos se llevaban, pero solo en ese momento comprendió todo, sus miradas extrañas, sus bromas inentendibles, la forma en que ambos siempre se aseguraban de estar juntos, olvidándose completamente de la mujer que había unido sus vidas como padre e hijo.

- Te amo, nunca lo olvides.

- Lo sé, hyung, lo sé.

Y luego de lo que pareció una eternidad en la que Luhan no sabía qué hacer con su humanidad, el aire en su cuerpo y el calor de su piel; la agitación, los gemidos y los sonidos de piel contra piel se acabaron.

Pasados unos segundos, Luhan no se atrevía a levantar la mirada y esta vez ya no era por su pánico irracional a las alturas. Había algo en la forma en que Xiumin dibujaba círculos en el torso de su mano con el pulgar que nunca antes había sentido. Pero cuando se atrevió a mirar hacia el frente, solo fue para encontrarse a un par de ojos marrones mirándolo con pánico.

Ambos tragaron saliva, vio perfectamente la manzana de Adán del menor subir y bajar por su cuello, acariciando suavemente un cardenal fresco que comenzaba a notarse sobre su piel más pálida que de costumbre. Ambos también se sonrojaron, pero nadie tuvo tiempo de decir nada porque un juego de risas femeninas fue suficiente para acallar hasta sus pensamientos.

- ¿Mamá? –el menor dio un paso hacia adelante y Luhan no pudo ver a la mujer, por suerte estaba bastante oculto.

- Cariño, te estábamos buscando –entonces la vio, envuelta en un vestido floreado con colores pasteles, la mujer se acercó al moreno y lo besó. Besó al tipo que acababa de hacerle el amor a su hijo y este ni se inmutó, menos lo hizo el menor-. BoMi buscaba a Luhan, así que decidimos buscarlos juntas y aprovechar de dar un último paseo.

Luhan se petrificó en su lugar y podría haber jurado que el sonido de sus latidos acalló el sonido del bosque. Xiumin, a su lado, percibió su turbación y volvió a dibujar figuras sobre el torso de su mano, mientras que con la mano libre le acariciaba el estómago y Luhan no podía decidir si eso le molestaba o le gustaba demasiado.

- No hemos visto a nadie por acá –volvió a hablar el menor de todos, lanzándole una mirada furtiva-. Nosotros subimos por el sendero del otro lado y no nos encontramos con nadie. ¿Su prometido dijo que vendría para acá?

Asumió que BoMi había asentido porque no hubo respuesta hablada, pero el menor volvió a hablar rápidamente.

- Tal vez está de vuelta en el hotel, nadando en la piscina o comiendo algo en el comedor, después de todo, ya está anocheciendo, ¿quién querría estar más tiempo acá?

Todos rieron y Luhan escuchó perfectamente el tintinear de la risa de su prometida, pero por su mente no pasó la idea de volver al hotel, menos aún de aparecer ahí y fingir encontrársela en medio de la arboleda.

- Nosotros también deberíamos volver, Jun estaba reclamando que le está afectando la altura.

Todos volvieron a reír y comenzaron a oírse sus pasos luego de llegar al acuerdo de que tendrían que bajar antes de que anocheciera completamente y perdieran el sendero de vista.

BoMi y el matrimonio se alejaron primero, dejando al menor de todos unos cuantos pasos más atrás, un corto periodo de tiempo que este utilizó para saludarlos y mostrarle el puño en señal de ánimos antes de correr a encontrarse con su madre y su padrastro.

¿Qué mierda había sido todo eso? Ladeó el rostro para buscar las respuestas en su compañero, pero este, al parecer, no tenía muchos deseos de hablar, porque apenas sus miradas se cruzaron, Xiumin lo besó como Luhan tanto lo había necesitado. Con intensidad, pasión y sin inhibiciones.

Luhan simplemente se dejó hacer cuando las prendas comenzaron a desprenderse de su cuerpo y todo lo que cubrió su piel fueron besos húmedos y sonoros que él atesoraría por siempre en su alma.

Cuando el cielo sobre sus cabezas se volvió negro para pintarse de puntos titilantes en su dirección, el firmamento entero se volvió testigo de la primera vez que Luhan se sintió verdaderamente amado en toda su vida. Con un gemido ronco y un nombre que no era el de su prometida en la boca, se prometió nunca olvidar esa noche.

 

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  Luhan le temía a las alturas y no era un temor cualquiera como a las arañas o a las palomas, como la fobia que tenía Lay, era un pánico ciego que lo paralizaba cuando se debía enfrentar a ellas, pero en ese momento, casi se sentía invencible, porque había descubierto que había algo absolutamente peor que enfrentar sus terrores con las manos desnudas.

- Que tengan un buen viaje –la voz ronca de Xiumin, acompañada de esa sonrisa de roedor, le rompía el corazón.

- Muchas gracias –fue BoMi quien respondió, estrechando al tipo en un apretado abrazo que Luhan envidió.

Y luego fue su turno. ¿Qué se suponía que tenía que hacer? Debía irse, volver a su vida y al mundo real. Repentinamente comprendía por qué todo el mundo decía que esa isla era un paraíso idílico. Fijó la mirada en el muchacho de veinte años que reía junto a su madre y su padrastro mientras abrazaba a ambos por los hombros para tomarse una foto de despedida. La mujer no lo veía, pero su esposo tomaba la mano de su hijo y la acariciaba suavemente, como si fuera el objeto más preciado del universo. Ellos también debían volver a la triste realidad.

Cuando Xiumin se acercó a abrazarlo, Luhan imitó los gestos de YongGuk y esperó a que el mayor comprendiera que le había entregado una parte de sí mismo la noche anterior en la colina. Que había descubierto el paraíso y que, en ese momento, debía volver al infierno de su vida. Aunque esta vez lo haría con una sonrisa en el rostro.

- Kim Minseok –susurró el mayor sobre su oído.

- Luhan –respondió y, asegurándose de que nadie veía su rostro, más que ese curioso adolescente que parecía divertirse por sus desgracias, le besó la oreja.

- Algún día me dirás el verdadero.

Más rápido de lo que hubiera deseado, el tiempo de las despedidas acabó y más pronto aún, estaba sentado en su asiento de primera clase con la mano izquierda entrelazando los dedos de la derecha de BoMi, como una pareja absoluta y completamente feliz.

- ¿Te gustó el viaje?

Estuvo tentado a decirle que no, que había sido un jodido infierno tener que subirse a dos aviones para llegar ahí y ahora tener que tomar dos más para volver a casa, que se lo habían comido los mosquitos por andar en el bosque a media noche, que aún le escocía la garganta por esa tarde en la que casi se ahogó en la piscina, que había quedado ligeramente traumatizado cuando escuchó a YongGuk y JunHong tener sexo a solo unos metros de él; pero en lugar de decir cualquiera de esas cosas y hacer referencia a que ninguno de los momentos grabados en su memoria lo relacionaban con ella, simplemente asintió y le besó la frente.

- Me gustó mucho.

- ¿Te gustaría volver?

Desvió la mirada hacia la ventana y sintió que el estómago se le fue a los pies cuando el avión despegó, era la misma sensación de subirse a un ascensor, como si su cuerpo estuviera luchando contra todas las leyes físicas para moverse en la dirección contraria al resto del mundo.

Nunca olvidaría aquel viaje, nunca olvidaría a Xiumin ni todo lo que había vivido a su lado. Porque vivió. Luhan a sus veintiséis años, durante una semana completa, se sintió vivo por primera vez. Y no se refería a las interminables caminatas a través de los árboles y las montañas, los paseos en kayak ni en helicóptero. No se refería a nada de lo que había estado en ese folleto que BoMi, con tanta emoción, le había mostrado para convencerlo de hacer su primer viaje de pareja a aquel lugar.

Cuando pensaba en su vida durante esa semana, recordaba haber estado a punto de ahogarse, haberse perdido entre los cientos de árboles idénticos y ese momento en que lo persiguió un animal cuyo nombre nunca conoció. Y en cada una de sus memorias, había una sonrisa de roedor que nunca olvidaría.

No podía decir que aquello fuera amor o algo parecido, pero se había sentido libre incluso cuando el mayor había apresado su cuerpo contra un árbol para poseerlo.

Porque era tan jodidamente feliz de haber ido a ese lugar incluso cuando el corazón se le estaba rompiendo tan agónicamente. Nunca olvidaría a Minseok ni los días a su lado, nunca olvidaría que en el fondo él siempre preferiría a los hombres por sobre las mujeres, pero nunca volvería. Había dejado una parte de sí mismo en aquel lugar, vaciando su alma a los pies de un hombre que olvidaría su rostro tan rápido como la Luna desaparecería en el horizonte y solo volvería para tenerla de vuelta, cosa que no pasaría en un futuro cercano.

Por lo que, cuando salió de sus pensamientos, cosa que ocurrió horas y horas más tarde cuando el estómago se le volvía a sacudir por el descenso del avión, sonrió para sí mismo y negó con la cabeza.

- No, no me gustaría volver.


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