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~Nuestra vida juntos~ por Syo Kurusu Love Love kokoro

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Notas del fanfic:

El capítulo es relatado desde la perspectiva de Akashi y la segunda parte es por Murasakibara.

 

Notas del capitulo:

Este fic, participa en el concurso del mes MuraAka, para la página MuraAka Fans, a 5 de Junio.
Temáticas: Romance. MPreg. Omegaverse.
Espero y les guste la historia.
P. D. Disculpen ese final, pero no quería darle algo que fuera del todo esperado. Espero y me dejen saber lo que opinan. Gracias. :3

Esto sonará ridículo, lo sé y sin embargo, lo debo decir, porque Atsushi ha sido mi primer amor y pese a todo este tiempo, yo lo sigo amando, aunque sea un amor no correspondido. Estoy agradecido con nuestras madres, que tras largas platicas, acordaron comprometernos y nos hicieron volvernos “novios".

El día de hoy... Fue único y todo inició en el festival de verano, donde finalmente conocí a mi pareja, cuando menos lo esperaba y a quien nunca creí posible. Aún lo recuerdo claramente. Estabamos al termino de un juego con mi viejo equipo (Teikō), Kazunari y Taiga. Ya estábamos cansados y decidimos ir a cambiarnos de ropas, para ir al festival. Fue algo muy divertido, ya que Tetsuya y Kagami parecían niños pequeños mientras peleaban con Kise y Takao por una apuesta. Siendo sincero... No recuerdo con exactitud en que momento me separé de ellos por accidente y al voltear ya no había nadie. Yo mantuve la calma y pensé en ir a buscarlos, pero esa idea se desvaneció tan pronto mis pies comenzaron a arder por las getas, así que me senté en una banca cercana y cambié mis getas por zapatos, tomé un descanso, pero no tomó mucho tiempo y mi celular sonó. Era Atsushi y sonaba agitado.
–¿Atsushi?
“–A-Aka-cchin... ¿Dón-Dónde estás?"
–Estoy cerca del templo, frente a un puesto de kakigori. Me senté en una banca cercana.
De repente no logré escuchar nada al teléfono y corroboré que siguiera la llamada, pero en ese instante se cortó y de un momento a otro me exalté al sentir a alguien rodeándome por la espalda y de respiración agitada.
–Al fin, te... Encontré.
–¿A-Atsushi?
–Akacchin... No vuelvas... A hacer eso...¿Qué estabas... Haciendo para separarte?
Hice que Atsushi se sentara y recuperara el aliento, para poder explicarle, pero entró una llamada de Tetsuya.
–¿Qué pasa?
“—Akashi-kun. ¿Dónde estás? Murasakibara-kun fue a buscarte y no sabemos donde está.”
–Él está conmigo. Estamos cerca del templo, frente a un puesto de kakigori.
“—Akashi-kun. Quedense ahí, vamos por ustedes."
Tetsuya colgó y yo seguí hablando con Atsushi un rato.
–Por cierto... ¿Porqué corriste a buscarme?
—Me preocupé cuando no te vi y corrí a buscarte.
—No te entiendo, ¿sabes? Yo-
Me callé al ver a Kise correr hacia nosotros. Nos reincorporamos al festival. Fuimos a comer, nos acercamos a algunos juegos y cuando dieron las once de la noche, nos retiramos. Atsushi me llevó a mi departamento, porque se quedaría a dormir (ya que últimamente lo hacía al ser mi prometido) y fue en ese momento que supe quien era mi pareja. Había olvidado tomar mis supresores y de un momento a otro, comencé a emanar demasiadas feromonas, por lo cual sentí algo de miedo, debido a que Atsushi es un “alfa" y yo un “omega".
–A-Akacchin... Tú...
Atsushi se acercó a mí y yo sólo intenté retroceder apenado, pues me sentía hirviendo. Era la primera vez que sentía una gran necesidad de ser tocado.
–Atsu-
Él me rodeó la cadera con su mano derecha y tomó mi mentón con delicadeza con su mano izquierda, para después posar sus labios en los míos. Este beso era único y no fui capaz de resistirme, al darme cuenta de que este beso transmitía; amor, necesidad, lujuria, ternura y mucho más. Finalmente nos separamos y yo perdí la fuerza en mis piernas, así que Atsushi me cargó y me dejó en mi cama, colocándose sobre mí.
–Lo siento... Akacchin.
Él estaba evidentemente excitado y comenzó a desvestirnos.
—Akacchin. Eres tan lindo.
Me sonrojé ante su comentario y él comenzó a lamer mis pezones, mientras acariciaba mi miembro, después se separó de mí y colocó mi miembro en su boca.
—¡Atsushi! No-No hagas eso... Ahhhh.
Atsushi envolvió con cuidado mi miembro y comenzó a lamerlo sin pudor alguno, mientras tocaba constantemente mi prepucio.
—Eso fue rápido.
—C-Callate.
—Pero me alegra que yo sea el primero.
—¿C-Cómo puedes decir esas cosas?
—Akacchin. Tu sabor es muy dulce.
Al decir eso, saboreó sus labios y me sonrojé violentamente. Él tomó mi semen y con cuidado me giró, para introducir uno de sus dedos, lo cual fue un poco doloroso, pero soportable. Él continuó lamiendo mis pezones y ya había introducido el segundo dedo, así que respondí entre jadeos.
–¿Edtád dien? (¿Estás bien?).
—S-Si.
Cuando logré acostumbrarme, él me acomodó de frente a él.
—Akacchin. Levanta tus caderas. Prometo ser cuidadoso.
Levanté las caderas con algo de temor y Atsushi colocó su miembro en mi entrada, de manera lenta y cuidadosa, hasta que entró por completo.
—Y-Ya te... Ya te puedes mover.
—De acuerdo.
Atsushi me comenzó a dar estocadas leves, que se fueron haciendo cada vez más fuertes, y yo me aferré a su espalda, dejándole algunos rasguños. Esto se sentía realmente bien y Atsushi tocaba “ese punto" constantemente, mientras depositaba besos en mi cuerpo, haciéndome excitar más.
—A-Atsushi. Estoy en mi... Limite. Yo ahhhh.
—Y-Yo igual.
Intentó sacarlo, pero yo envolví mis pies alrededor de su cadera y me abracé a su cuello.
—No lo saques...
—Pero si no lo hago, tú-
—Por favor. Dentro... Correte dentro.
Atsushi se corrió en mi interior y yo solté un gran gemido que me avergonzó, pero realmente quería más.
—Más... Por favor... Da-Dame más, Atsushi.
—Como tú digas...Akacchin. Te amo.
—Y-Yo también te amo, Atsushi.
Esa noche fue sólo nuestra, hasta que caímos dormidos, unidos por un cálido y dulce abrazo.
Desperté al sentir una mirada sobre mí y me percaté de que Atsushi me miraba embelesado.
—Buenos días, Akacchin.
—Bu-Buenos días.
Al decir eso, me giré dándole la espalda y cubrí mi sonrojado rostro. Poco después sentí a Atsushi besar mi espalda.
—No te avergüences, Akacchin.
—Callate. No estoy avergonzado.
—¿No?
Atsushi lamió mi oreja y después la mordió.
—*Así que quieres competir.*
Me giré, me coloqué sobre él y deposite un beso provocativo en sus labios, mientras rosé mi trasero contra su miembro, logrando que soltara un gemido ahogado.
—Yo quería dejarte caminar, pero veo que tú no lo quieres así.
—¿Qué di-?
Él me penetró de frente, haciendo que me sentara sobre él.
—Mueve tus caderas, Akacchin.
Me sonrojé y sólo me abracé a su cuello, mientras susurré en su oreja.
—N-No puedo hacer e-esto.
—Vamos. Tú puedes hacerlo, yo sostendré tus caderas.
—Pero-
Él lamió el lóbulo de mi oreja y sostuvo mis caderas. Nuevamente hicimos el amor y yo me quedé dormido. Desperté a las tres de la tarde y Atsushi ya no estaba a mi lado, así que intenté pararme para ir a buscarlo, pero tan pronto me giré, sentí una punzada en mi cadera y regresé a mi posición, poco después llegó Atsushi con un café para mí.
—¿Cómo estás?
—M-Me duele la cadera.
—Lo siento. Pero para compensar, mañana te llevaré a la feria.
—¿A la feria?
—Sí. Tú descuida...
Atsushi soltó una risita y me miró con ternura.
—¿Quién diría que tú eras mi pareja, no?
—¿Porqué lo dices?
—Porque yo te amo desde que nos conocimos y creí que nunca podría tenerte, pero cuando me enteré de que tú y yo estábamos comprometidos, eso realmente me alegró.
Eso hizo que me diera una gran felicidad, platicamos un buen rato y después fuimos a comer. Cuando anocheció se fue y yo me podía mover un poco más. Me fui a dormir nervioso por nuestra “cita" de mañana y cuando amaneció cogí lo más cómodo(unos jeans negros, mi polera blanca, un suéter rojo holgado y mi boina), debido a que aún me dolía un poco el trasero.
—¿Estás listo, Akacchin?
Atsushi vestía unos jeans cafés y una sudadera morada. Él actuaba normal, así que decidí seguir su juego. Nos subimos a varios juegos y en la noche fuimos a ver los fuegos artificiales desde la noria. Lo que me sorprendió fue que él tomó mi mano y señaló hacia afuera, donde habían fuegos artificiales, que decían:
“AKACCHIN. TE AMO. ¿ME DARÍAS EL HONOR DE SER TU NOVIO?"
Mis ojos se rizaron y volteé a verlo sorprendido.
—¿Qué dices, Akacchin?
Atsushi besó mi frente y me miró fijamente, yo sólo me abracé a él y comencé a llorar.
—Claro que sí. Te amo. Te amo, Atsushi.
No lo entendía, nunca alguien me había hecho actuar como un idiota y mucho menos me había enloquecido de este modo. Creo que después de todo, por algo se les llama “pareja", pero más que eso, él era “Mi primer amor".
—Akacchin. Te amo.
Nos unimos en un cálido beso y cuando salimos de la noria, nos fuimos a casa, para ver películas toda la noche.
El día siguiente, Atsushi tenía su turno como chef de un gran restaurante en la mañana, así que se fue temprano y yo fui al doctor. La próxima semana, nosotros tendríamos que ir con nuestras madres a revisar que todos los detalles de la boda, que sería en dos semanas, estuvieran en orden.
— Seijūrō. Mañana iremos por tu kimono blanco, y los zapatos.
—De acuerdo. Le avisaré a Tetsuya, a Ryōta, y a Kazunari.
—No te preocupes. Ya les avisé yo.
—Gracias, madre.
Continuamos revisando los pocos detalles que faltaban, y después nos fuimos a mi departamento. Nos sentamos frente al sofá a ver la televisión y Atsushi me abrazaba por detrás.
—Akacchin. Ya casi nos vamos a casar.
Él tenía una inmensa sonrisa y me abrazó más fuerte.
—Atsushi... Gracias.
—¿Eh?
—Me diste el mejor regalo que podría desear.
—¿Ah, si? ¿Cuál fue?
—Atsushi... Me diste mi primer verda-
Me giré hacia él, sin romper nuestro abrazo y lo abracé del cuello.
—Ya olvidalo.
Él soltó un respiro pesado ante mi mirada y se resignó.
—Está bien, pero quiero que me lo digas antes de casarnos, ¿está bien?
—No. Te lo diré antes de lo que piensas y cuando menos lo esperes, pero prometo que no esperaras por mucho tiempo. ¿Está bien?
Seguimos platicando un rato y después nos fuimos a dormir. Dos días después recogí mis resultados médicos, que decían que no estaba embarazado, gracias a que tomé las píldoras que iban antes de los supresores. El tiempo transcurrió y llegó el día de nuestra boda...

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Hoy era el día de nuestra boda. Un día tan especial. Yo me encontraba frente al altar, esperando a Akacchin y a su padre. Me sentí lleno de dicha al verlo llegar con su kimono blanco, que hacía resaltar su bella test blanca y haciéndolo lucir como un ángel. En ese momento me sentí la persona más dichosa del mundo.
—Más te vale que lo cuides.
—Padre.
Su padre se retiró y dimos inicio a la boda.
—Akacchin. Luces como un ángel.
Él se ruborizó y no respondió. La boda finalizó y comenzó la fiesta en el salón. Ambos fuimos a ver a los demás, platicamos un rato y nos fuimos. La boda se llevó a cabo exitosamente y era hora de ir a nuestra luna de miel. Subimos al coche, para ir al aeropuerto y comencé a conducir.
—¿Estás nervioso, Akacchin?
—Un poco.
Besé su frente y seguimos nuestro rumbo, al llegar a nuestro destino, la playa. Nos fuimos directamente al hotel, debido a que era noche cuando llegamos.
—Akacchin. Te amo.
—Te amo, Atsushi.
Ambos nos fundimos en un beso y comencé a desvestir a Akacchin. Cuando estuvimos en las mismas condiciones, masajeé nuestros miembros y Akacchin se vino. Él comenzó a soltar muchas feromonas de nuevo y entró en “celo". Lamí sus pezones y dejé algunos chupetones en él.Preparé su entrada y después esperé un poco.
—Atsushi. S-Sólo una vez, lo haremos s-sólo una vez.
—Está bien.
Entré en una estocada y él gimió. Lo hice tan rápido y fuerte pude.
—Atsushi. Me voy ahhhhh.
—Yo también...
Él se corrió y yo saqué mi miembro de él para correrme, después acomodé de nuevo mi miembro en su entrada y él protestó.
—T-Te dije que sólo una vez.
—No me corrí dentro, así que no cuenta.
Entré de nuevo y antes de correrme lo volví a sacar, eso lo hice dos veces más. Entré de nuevo y antes de venirme, Akacchin me rodeó el cuello con sus manos y la cadera con sus piernas.
—N-No. No lo saques.
Accedí y me corrí en su interior, estaba a punto de sacarlo, pero él se aferró a mí.
—No. Sigue. Más. Por favor, dame más. Por favor-
Al ver su cara, tan sonrojada, agitada y excitada, no logré resistirme y lo embestí de nuevo.
Esa noche lo hice totalmente mío, hasta el éxtasis. Al terminar hablamos un poco, tomamos una ducha y ambos caímos dormidos poco después. Al despertar fui a preparar el desayuno y volví para despertarlo, pero él ya estaba sentado al borde de la cama, usando una polera mía.
—Akacchin. ¿Quieres comer aquí o puedes ponerte en pie?
—Puedo ir.
Él se levantó y cayó, corrí a ayudarle, pero él me volteó a ver antes de agacharme.
—Creo que no tengo de otra...
—¿Eh?
Él levanto sus brazos hacia mí y me miró de manera muy tierna.
—Atsushi. Cargame.
Sentí algo que me hizo tan inexplicablemente feliz y lo cargué.
—¿A dónde?
—A la sala.
Comimos en la sala y en la noche salimos a dar un paseo. Después de una semana volvimos y entramos a nuestra casa propia. Luego de unos días, decidimos comprar un cachorrito, al que nombramos Tama. Pasaron dos semanas y cuando llegué del trabajo, Akacchin estaba en el baño vomitando, los días siguientes estuvo así y yo quería llevarlo al doctor, pero él no me lo permitía.
—Atsushi... Mañana te esperaré en el parque de la fuente de sodas a las seis de la tarde. ¿De acuerdo?
—Sí.
No entendía el motivo, pero cuando lo fui a ver, él estaba en una mesita y lucía ansioso. Llegué a su lado, besé su frente, y después me senté junto a él.
—Akacchin. ¿Qué tienes?
—Atsushi. Yo... Estoy esperando un bebé.
—¿Q-Qué?
No podía creerlo. Era el mejor día de mi vida, la mejor noticia que podía recibir... O eso creí hasta que Akacchin enfermó repentinamente. Fuimos al médico y dijo que su embarazo era peligroso, debido a que él tenía ulceras en el estómago y desafortunadamente preclamsia. Los días fueron muy difíciles, con Akacchin en cama de manera constante, y como yo no podía estar con él en todo momento, Kurocchin y los demás me ayudaban a cuidarlo mientras estaba en el trabajo.
Akacchin empeoraba más, escupía demasiada sangre, estaba bajando de peso drásticamente y constantemente tenía grandes mareos o ganas de vomitar.
Llegó el momento, Midocchin lo atendió y Akacchin dio a luz, no sólo a uno, sino a dos bebés sanos, de los cuales desconocíamos la existencia de uno.
—Murasakibara. Ya lo puedes pasar a ver, por favor sé fuerte si algo pasa.
—Gracias, Midocchin.
Akacchin estaba al parecer estable y fui a visitarlo, mientras llevé a ambos bebés para que los viera. Akacchin estaba muy pálido, débil y casi estaba en los huesos, y conectado a un electrocardiograma que me ponía más nervioso con su <BEEP, BEEP, BEEP> por lo cual casi comencé a llorar, Akacchin sostuvo a nuestros bebés y sonrió muy tiernamente al verlos.
—Son tan lindos.
—Akacchin. Serán grandes personas.
<Beep, Beep, Beep>
Él besó sus cabecitas y después me miró con... ¿Tristeza?
—Atsushi... Acercate.
Me acerqué a él y me besó en los labios.
—Te amo demasiado, Atsushi. Nunca olvides eso.
<Beep, Beep, Beep>
—Te amo demasiado, Akacchin.
Akacchin besó mi mejilla, cerró los ojos, sonrió y apretó mi mano.
<Beep, Beep, Beep>
—Sé fuerte.
—¿Qué signi-?
Su agarre se desvaneció, los bebés comenzaron a llorar y pasó algo que me desgarró el corazón.
<Beep, Beep, Beep, Beeeeeeeeeeeeeeeeeep>
Comencé a llorar y me lancé sobré él, con cuidado de no herir a los bebés.
—¡No! ¡Akacchin! ¡No me dejes!
Los enfermeros y Midocchin entraron a la habitación y las enfermeras se llevaron a los bebés, mientras intentaban sacarme los enfermeros. Lograron sacarme y Midocchin salió llorando, mientras habló con un nudo en la garganta
—Lo siento... Murasakibara.
Los demás comenzaron a llorar y yo corrí a la habitación de Akacchin, donde su cuerpo reposaba en la camilla, me acerqué y lo abracé, comenzando a llorar, tras el maldito <Beeeeeeeeeeep> que ahogaba la habitación. Midocchin y los demás se acercaron y todos presenciamos algo inexplicable, de repente la máquina volvió a emitir un <Beep, Beep, Beep>, la mano de Akacchin tocó mi espalda y susurró...
—Estoy bien. No llores.
Lo volteé a ver y entonces...

Notas finales:

Espero les haya gustado. Sé que está medio rarito. xD
¡Feliz mes del MuraAka! Sigan disfrutando y esperen mis próximos fics, para el 10 y el 15. Gracias por leer.


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