Dame una señal – Roberto Jordan
Si tú me quieres dame una sonrisa
Si no me quieres no me hagas caso
Pero si ahora tú me necesitas
Lo tengo que saber y tú muy bien
Una señal me vas a dar
Un chico pelirrojo enamorado de un chico albino. Ese hombre que no debía tener corazón, dejo “accidentalmente” la caja de su más grande secreto abierta.
Pensó que si se dejaba llevar solo un poco no ocurriría nada pero jamás pensó que las cosas se saldrían de su control. Después de todo el amor no es algo que puedas simplemente manejar a tu antojo y él lo descubrió de la mejor ¿o peor? manera.
Solo dame una señal chiquita
Hay mijita que sepa que te gusto oh si
Solo dame una señal chiquita
Hay mi vida que tu también me amas así
Allen le guiñaba el ojo a Lavi al otro lado del comedor, había visto al mayor entrar y de manera coqueta hizo que se sentara con él. El pelirrojo respondió de la misma manera guiñando y mostrando una sonrisa seductora provocando una leve risa en el más bajito; el estomago de Lavi daba vueltas al ver esa tierna e inocente sonrisa ¿Quién dijo que enamorarse era tan malo?
Si no te gusto no me digas nada
Que tu silencio me diga todo
Pero si te gusto dame una mirada
Que sea la señal que bastara
Para saber que me amaras
Ahora el comportamiento de Allen había cambiado, habían pasado un par de semanas de aquello que ocurrió en el comedor. El peliblanco se la pasaba ignorando al conejo, si se este se acercaba el se retiraba con alguna excusa o si estaba solo y se iba el mayor le llamaba y se alejaba corriendo, huyendo de él.
Lavi no entendía lo que pasaba, esas dulces miradas y tiernas sonrisas, incluso el trato amable todo lo confundía y lo ponía a su favor de que sus sentimientos serian correspondidos, quizás estaba equivocado y veía lo que no era verdad. Simplemente había cometido el hermoso error de enamorarse de su compañero de batalla y deseaba ser correspondido y entender ese extraño sentimiento del amor.
Solo dame una señal chiquita
Hay mijita que sepa que te gusto oh si
Solo dame una señal chiquita
Hay mijita que tu también me amas así
Había encontrado al albino llorando en un rincón de la biblioteca, no había nadie cerca salvo él ya que siempre iba a ese lugar a estudiar, pero no entendía el porqué de su llanto. Lastimaría a quien lo había hecho llorar. Se acerco hasta donde estaba y puso una mano sobre su hombro.
-Allen… -el más joven se sorprendió de ese tacto y de la voz, sabía perfectamente a quien pertenecían.
-¡¿Lavi?! –levantando su rostro mostrando ese par de ríos recorrer por sus mejillas, intento levantarse y huir de él pero las manos del contrario sujetando sus brazos lo detuvieron.
-Allen ¿Qué pasa? –notaba preocupación en su voz.
-Nada…ahora déjame –controlando que su llanto no aumentara por su presencia.
-Tienes algo, dime… ¿Quién te lastimo?
-Nadie…
-Es por Mana… ¿cierto? –y como si hubiese tocado una fibra sensible el chico lloro con más fuerza, su cuerpo se volvía débil y se dejo caer siendo atrapado por el otro quien no dudo en abrazarlo con fuerza y cariño. Le dolía verlo sufrir de esa forma.
-Yo… yo lo decepcione… -decía con quebrada voz.
-¿Por qué dices eso? –acariciando sus cabellos intentando calmarlo.
-Porque…porque…me enamore…de alguien…yo le prometí que siempre estaría en mi corazón.
-No creo que se decepcione por eso…además… -levantando un poco el rostro del menor. Sus cristalinos ojos y sus mejillas sonrojadas lo hacían ver más adorable e indefenso, deseaba probar esos rosados labios. Probar todo de Allen. Que el chico fuese solamente suyo.
-Son dos tipos de amor diferente –sonriendo con dulzura.
-¿En serio? –Asintió el oji-verde –puedes amar a alguien pero Mana siempre será especial para ti.
Solo dame una señal chiquita
Hay mijita que sepa que te gusto oh si
Solo dame una señal chiquita
Hay mijita que tu también me amas así
Estaba decidido…ya no esperaría más señales confusas, esta vez seria directo y le diría lo que en verdad sentía. Si el menor no le correspondía entonces lo dejaría en paz un tiempo para calmar ese corazón que se agitaba cada vez que escuchaba la voz de su brote de habas.
-Allen…tengo algo importante que decirte –un leve rubor se apodero de sus mejillas, cuando el mencionado lo noto se extraño.
-¿Qué…que ocurre? –limpiando las pocas lagrimas que quedaron en sus ojos, un poco más tranquilo ahora que sabía que podía amar a otra persona sin sentirse culpable con su difunto padre.
-Creo…no –corrigiendo en el momento –estoy enamorado de ti –dijo con total seguridad y determinación.
-¿Ah? –no dijo nada más. Solo quedo como congelado en su lugar mientras su rostro se ponía tan rojo como el cabello de Lavi –Yo…yo… -completamente avergonzado –tu…tu… ¡Me gustas mucho! –abrazando al mayor ocultando la vergüenza que se desbordaba de su rostro.
El pelirrojo estaba feliz, correspondiendo aquel abrazo, por fin había tenido esa señal que estaba buscando.
Solo dame una señal chiquita oh mi vida, que tu también me amas
¡Ah sí!