La primera vez que vi esos hermosos ojos, fue cuando estaba en clase, mis compañeros voltearon a ver a alguien que entraba al salón a dejar unos cuantos materiales, era serio, pero recuerdo que no observé otra cosa que no fuera su rostro… por un momento me llamó la atención, sólo que no supe disimular y agaché la mirada cuando el sin querer volteó a verme.
Desde entonces pensaba continuamente en él, recordaba su rostro y me sentía completamente extraño, triste, nostálgico, adolorido, solitario, feliz, enojado, de todo, hasta irascible y cansado, me la pasaba recordando aun en clases, en la calle, en mi casa, en mi cuarto, en mis sueños, en todas partes, hasta en el cielo podía verlo.
-Sawamura ¿Qué tienes?-
Mis compañeras no me volteaban a ver y me preguntaban con insistencia, pues en la última semana, no había hecho nada que no fuera suspirar al ver a la derecha, a la izquierda, enfrente, atrás, arriba, abajo, y cerrando los ojos, en mi centro, todo me causaba esa misma reacción.
-Nada…. Hhhhaaaaa…-
Volví a suspirar y una de ellas tenía una gotita en la cabeza que me decía con mucha claridad que no se creía mi respuesta.
-¿Estás enamorado Sawamura?-
Otra me preguntó y en ese momento, tu mirada se me vino a la cabeza, no sabía porque, sólo que de nuevo estabas allí, presente en mi mente, en mi corazón, en mis ojos, en mis recuerdos, en la piel y en la sangre, estaba volviéndome patético.
-¡No! ¡¿Qué tonterías dices?!-
Negué con toda la fuerza de mis pulmones y estómago, era completamente imposible que aquello me pasara, y te vi, mi pecho brincó con la emoción, no pude quitarte la vista de encima por unos minutos, después, volví a agachar la mirada, seguro de que nunca te fijarías en mí.
Los días volvieron a pasar, te extrañaba, deseaba verte, quería mirarte desde la distancia por lo menos, saber sobre ti, escuchar las muchas burlas que mis compañeras te hacían diciéndote que eras un bombón, aunque me doliera en el fondo escucharlas, y más cuando tu sólo guardabas silencio ante sus palabras.
Esa misma tarde te vi con otra chica, me sorprendí, una que estaba hablándote cerca de un árbol, suspiré una vez más y lloré un poco, a pesar de no saber ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué tenía que verte? O ¿Por qué tenía que llorar por ti? Ya… ahora lo entiendo, si estoy enamorado de ti.
Ella te estaba confesando sus sentimientos, y yo no había hecho otra cosa más que mirarte desde lejos, sobre todo, había tenido que soportarlo, puesto que no podía acercarme, soy un extraño para ti, un simple desconocido, la nada en tu camino, como el aire, que está presente, pero no lo vez, lo sientes raras veces y no puedes rastrearlo, porque es invisible a tus ojos.
Después, una amiga nos presentó.
-Sawamura, él es Okumura Koushuu, Okumura, él es Sawamura Eijun-
Fue simple coincidencia, de eso estoy seguro, porque no pudimos conocernos de otra forma, el destino no se pondría de mi lado para dejarme conocerte.
Más de un mes pasó, nos conocimos mejor, hablamos más, incluso fuimos a fiestas con las chicas, a pesar de que eras menor que yo. Al final, reuní el valor para confesarte mis sentimientos, me confesé con la esperanza de que sintieras lo mismo que yo, eso fue un sueño, una falsa ilusión, un momento de debilidad, un triste y doloroso error.
-Okumura-san… tengo algo que decirte-
-Suena como las chicas cuando se confiesan, es absurdo y estúpido pensar que voy a corresponderles-
Guardé silencio por unos segundos
-¿Qué iba a decirme?-
-Nada… no te preocupes-
Agaché la cabeza, y él me sujetó la mano por la muñeca
-¿Sempai?-
Las lágrimas rodaron por mis mejillas, caían sin pedirme permiso, mientras tú me mirabas directo a los ojos
-¿Qué le pasa?-
-Okumura… tú me gustas-
Lo dejé salir y me soltaste en seguida, te alejaste dos pasos de mí, y con voz algo molesta me contestaste
-Yo no puedo corresponderle, no me gustan los hombres-
¡Qué tonto soy! ¡Claro que no te gustan los hombres, porque tanto tú como yo somos hombres! Así que di un paso para atrás y salí corriendo lejos de ti, me habías rechazado, ya no tenía por qué seguir allí, debía dejar de molestarte, pero dolía, mucho…
A la semana siguiente, una alumna llegó a mi salón, era realmente bonita, de cabellos rojizos, Haruno, una linda dama, que se sentó a mi lado, me dio pena verla sola y nerviosa, sin amigos, tanto que me acerqué a ella para hablarle, nos fuimos haciendo amigos, dejamos de lado las formalidades y entonces, volví a verte…
-¿Okumura?-
-¿Sempai?-
-¿Pasa algo Ei-chan? ¡Oh! ¿Quién es él?-
-Haru-chan… él es Okumura Koushuu, es un menor, del grupo A en primer grado-
-Ya veo-
Mi amiga se colgó de mi brazo como siempre solía hacerlo y frunciste el ceño, extrañamente…
Dejé de prestarte atención por un tiempo, puse toda clase de actividades en mi rutina y ella, era parte de las personas con las cuales más me relacionaba.
-¿Ei-chan?-
Volteé cuando escuché que me llamaba la voz de un hombre de esa manera, de forma sarcástica y molesta…
-¿Okumura? ¿Por qué me llamas así?-
-Esa fastidiosa puede llamarte así, ¿Por qué yo no?-
-Haruno es especial, así que no te metas con ella-
Te acercaste y pusiste una de tus manos en mi cintura mientras con la otra me tomabas el brazo izquierdo
-¿Especial? ¿Qué significa eso? ¿Te gusta? ¿Has cambiado tus preferencias?-
-¡Suéltame! ¡Me haces daño!-
Traté de zafarme y sentí algo en mis labios, una extraña humedad, llena de calor, mientras… me sujetabas con más fuerza.
-¿Por qué lo hiciste? Dijiste que yo no te importaba…-
La voz casi se me quebraba, ni mi tono era normal, no podía gritar, porque el dolor no me dejaba.
-¿Por qué será que me molesta verte muy feliz tomado de la mano de esa mujer?-
-¿Qué?-
-Vuelve a mí, te amo, te necesito… sempai, no quiero volver a verlo con alguien más-
Me fijé en tu mirada, esa que me atrapó, parecías preocupado, ¿Estabas celoso?
-Yo…-
Me diste otro beso, no pude contenerme y te correspondí, con segundos, minutos o no sé cuánto tiempo, nos soltamos y mire tu rostro nuevamente, para después decirte.
-También te amo-
El abrazo que continuó fue más fuerte.
-Por un momento pensé que…-
-Koushuu… no cambiaría tu mirada por nada en el mundo-
-¿Mi mirada?-
-El verde de tus ojos… hay un verano en ti, tan fresco y hermoso, que quiero vivir en él, por eso… me enamoré de ti-
-Si yo soy verano, tú eres otoño, cálido y perfecto-
Un nuevo beso, uno… de muchos otros más.