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En un café. por Tsuki no Megami

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Notas del capitulo:

Buenas tardes a todas y todos en el hermoso fandom, historia para celebrar el cumpleaños de Kise Ryota el chico dorado de Aomine 😘😘.

 

 

Los personajes de Kuroko no Basket pertenecen a su creador Tadatoshi Fujimaki.

En un café.

 

Lunes por la mañana para muchos es el peor dia de la semana, más a aquellos que fueron de fiesta, lo mejor para ellos era tomarse un café cargado con poca o nada de azúcar y así  recuperarse, un joven de tez morena, cabello azul oscuro idéntico al de sus ojos, con un traje gris perla entró al establecimiento más cercano de su oficina con poca gente, no esperaba que justo en ese lugar conocería a una persona que cambiaría su percepción del mundo.

 

- Buenos dias caballero que desea ordenar. Con una sonrisa radiente, sus ojos dorados destellaban, el cabello rubio cual rayo de sol, la piel blanca como porcelana, el traje de mesero enmarcaba muy bien su silueta, eso descolocó al moreno que sólo miraba al otro. - Puede tomar asiento la mesa está disponible.

 

- Gracias y un café negro está bien. No supo en que momento lo guió a la mesa, sólo se perdió en la belleza del mesero, inspeccionando el sitio pudo notar que no era el único al que le llamaba la atención el rubio, las otras ocho personas hacían lo mismo, mirarlo a donde quiera que fuese.

 

- Algo más que desee, caballero. Con elegancia colocó la taza de café caliente sobre la mesa. 

 

- A ti. Su pensamiento exterorisado, provocó una dulce risita en el contrario, giro el rostro para que no viese lo avergonzado que estaba e intento corregir el error. - A ti que te gusta comer del lugar.

 

- Me gusta el chocolate. Guiñando el ojo de forma coqueta. - Los panecillos no son mala idea también puedes probar los waffles con miel y frutas, son mi especialidad. Aunque el era mesero debes en cuando podía usar la cocina y preparar los famosos waffles dorados de Kise.

 

Su mente divagó a un escenario donde el y rubio jugaban con chocolate derretido sobre sus cuerpos desnudos, su amigo empezaba a despertar por lo cual tendría que quedarse a comer. - En ese caso, traeme una orden de waffles con todo.

 

- Ya vuelvo con su orden, jov...

 

- Daiki, Aomine Daiki ese es mi nombre.

 

- De acuerdo, joven Daiki enseguida traigo su pedido. De vuelta a la cocina pudo sentir la mirada penetrante de alguien observando toda su fisionomía, no le dio importancia de alguna forma ya se había acostumbrado a ello, preparó la orden con detalle, tal vez estaba loco pero sentía atracción por ese hombre antes de entregar el platillo desecho la idea que pasase algo entre ellos, el sujeto a su parecer no era del tipo que sale con hombres. - Espero sean de su agrado, buen provecho.

 

- Gracias Ryota se ven deliciosos. Probando un bocado, eran dulces con un toque salado para nada empalagosos. - Mis felicitaciones al chef y... sucede algo luces algo sorprendido.

 

- Como supo mi nombre, acaso nos conocemos de algún lado. Trataba de recordar al moreno antes le provocase un dolor de cabeza, irrumpió su meditación.

 

- Tu uniforme tiene el nombre grabado por eso lo se Kise Ryota y ahora debo decir que pareces una  cereza.

 

- Eh!! Disculpame debo seguir trabajando. Dio media vuelta apuntó de irse un brazo lo detuvo. -Me gustaría seguir hablando con usted pero los clientes están llegando.

 

- Estoy en el despacho de enfrente salgo a las ocho esperame.

 

 

- Será alrevez cerramos a las nueve. Safandose del agarre, camino a otras meses tomando las órdenes.

 

- Bien, yo vengo por ti. Con la sonrisa que le dedicó el rubio dio por entendido que lo iba esperar, término su café junto a los waffles, dejando el pago y una propina sobre la mesa, salió de la cafeteria de regreso a su oficina.

 

Como un abogado respetable no tenía problemas serios salvo por uno que otro cliente insatisfecho nada peligroso, pidió un favor a sus amigos quería saber todo acerca del chico que en tan sólo unos minutos robo algo más que su atención, encontrándose con una sorpresa, pues el rubio un tiempo fue piloto hasta hace un año cuando un tipo queriendo abusar de el, lo golpeó en la cabeza provocando una lesión que según los doctores gradualmente perdería la visión, por ello no pudo ejercer su  profesión optando por un trabajo cerca de su casa y en un suburbio seguro. Ahora deberá esperar a su "cita" y ver si el rubio le cuenta parte de la historia. Las horas que faltaban para verse se hacían eternas, el primero en salir fue el abogado, esperando afuera del local hasta que su chico terminara el turno.

 

- Buenas noches Aominecchi siento hacerte esperar.

 

- ¿ Aominecchi?

 

- Cuando estoy trabajando tengo que ser cortes, afuera a mis amigos les agregó un cchi a sus nombres por cariño.

 

- Siendo el caso, me alegra que me consideres tu amigo, te puedo invitar un trago, conozco un buen lugar aquí cerca.

 

- No soy de los que beben mucho pero te tomaste la molestia de esperarme, aceptó la invitación.

 

 Caminaban y charlaban conociéndose mutuamente, Aomine se enteró que su chico podía dar a luz, se había enterado de algunos casos donde los varones nacían con matriz por lo cual quedaban embarazados, por su parte Kise encontró a alguien que lo aceptaba y no lo rechazaba diciéndole que era un fenómeno, cuando llegaron al bar se trataban como si fuesen amigos de toda la vida, tarro tras tarro estrechaban más su amistad, con el paso de los días su relación creció al punto de ya haberse dado uno que otro beso, dormían en la casa contraria, hasta en sus respectivos trabajos sabían de su romance, solo faltaba que se decidiesen a formalizar todo.

 

- Aominecchi que piensas sobre el matrimonio, has pensado en casarte alguna vez.

 

- Pienso que cuando se ama de verdad un pedazo de papel como ese no importa pero si es importante para ti podemos hacerlo.

 

Había escuchado bien, eso casi sonó a una petición de matrimonio. - Aominecchi tu quieres ... acaso me estas pidiendo que ...

 

- Vamos Ryota en estos días que hemos pasado juntos también te haz dado cuenta, tu y yo debemos estar juntos, jamás dejaré que alguien te lastime y ...

 

Afortunadamente estaban cerca del departamento que rentaron juntos porque con los besos que Kise le daba provocaban e insitaban a continuar en la alcoba. - Daiki las llaves ngh tu las tienes.

 

- En la bolsa de atrás del pantalón. Volteando al rubio, sacó las llaves entregándoselas. - Abre tu y será mejor que estés preparado para no dormir.

 

Apenas pudieron un pie dentro y la pasión se desbordo, el sillón doble fue el sustituto de la cama, la ropa salía disparada por los alrededores. - Mañana es tu día libre ¿¡ cierto !? te haré gozar toda la noche. 

 

- Agh ngh Daiki yo también quiero mng.

 

- Hazlo Ryota chupala... Antes que terminase de hablar su miembro ya se encontraba en la boca del rubio siendo succionado, jugaba con la lengua en la punta, subía y bajaba dándole una sensación de frío y calor. - No pares, solo trae tu trasero hacia acá. Ahogando un gemido hizo caso llevándose una grata sorpresa, empezó a sentir que su entrada se mojaba poco a poco gracias a la hábil lengua del moreno.

 

 Deteniendo todo movimiento saco el falo de su amante. -Aaaah Daiki no mgh no hagas eso agh. 

 

- Vamos Ryota, un poco mas. Con su mano empujó el rostro de su ojidorado sobre su hombria, continuando con la felacion podía sentir el paltitar del miembro  apunto de terminar, su cavidad anal era invadida no sólo por una lengua sino también por unos dedos que no dejaban de simular las penetraciones rozando la próstata, corriéndose al mismo tiempo uno sobre el pecho y estómago el otro bebió ávidamente hasta la última gota de semen.

 

- Daiki, eso fue grandioso.

 

- Espera a que la tengas dentro, te va a gustar mas. Dejandolo de espalda al sillón lo penetró de una sola vez, unas lagrimitas se escaparon por los ojitos dorados, la repentina intrusión le causaba dolor aunque sería por poco tiempo. - Quería ir despacio, pero al verte tan delirante no pude contenerme. Besaba sus ojos, la nariz, sus labios, succionando parte de su cuello, quitando las gotas saladas con caricias, cuando Kise movió sus caderas en busca de mayor contacto, comenzaron las estocadas primero lentas hasta que llegaron al ritmo perfecto.

 

Los gemidos inundaron la sala, estaban seguros que los vecinos escucharían todo pero no les importó, sentados uno sobre el otro, el peliazul dejó que Ryota llevase las penetraciones, moviendo su cadera por toda la hombría, subía y luego se dejaba caer en sentones que hacían delirar al otro. - Aaaah Daiki esta enorme ngh a este paso no podré ngh aaah caminar mgh. 

 

- Lindo cumplido, sigue así lo haces tan rico. Uniendo sus labios cada que podían hacerlo, el sudor en sus cuerpos se hacía presente y aún así no bajaron el ritmo al contrario fueron más rápido, recostándolo a lo largo del sofá Aomine elevó las piernas de Kise hasta sus hombros llegando más profundo, tocando el punto exacto que lo hizo gritar de placer. - Di mi nombre Ryota, que todos sepan quién te está llevando al éxtasis.

 

- Daiki aaah Daiki, Daiki aaaaah mgh. Enterrando sus dedos el la espalda de su amante era todo lo que podía hacer ante tanto placer que le estaban ortogando, con sólo unas penetraciones más termino derramando su esencia entre los dos, gritando el nombre de su amado, para Aomine bastaron un par de estocadas más eyaculó dentro de su Kise.

 

- Descansa lo que puedas, porque no hemos terminado.

 

- Mejor para mi. Apenas recuperaron un poco de oxígeno, siguieron con su noche de pasión esta vez en la habitación, el rechinar de la cama junto al choque de la cabecera con la pared no lograron amortiguar la voz de Ryota pidiendo más duro, profundo y rápido. Al otro día ninguno quizo levantarse.

 

- Entonces Ryota quieres boda o no. Girando el rostro quedando frente a frente.

 

- Esa es tu forma de pedirme que este a tu lado toda la vida. Acaricio su rostro besandole la nariz.

 

- Puedo hacerlo mejor. Se levantó para acomodarse arriba del rubio. - Kise Ryota me harías el honor de quedarte conmigo el resto de nuestras vidas.

 

-Si, si quiero, Aomine Daiki quiero estar a tu lado siempre. Sellando su pacto con un apasionado beso que los llevo a una ronda más de hacer el amor, después de eso comerían algo y empezarían a buscar una casa que sea solo suya donde puedan criar a sus futuros hijos.

 

Tres años después

 

En una casa en el centro de Tokyo, con dos hijos un niño de dos años de ojos dorados, cabello de color azul y una niña que cumplía su primer año de cabello rubio y ojos azules, ambos padres sentían dicha por ver uno de sus sueños hecho realidad, con un nuevo trabajo se las ingeniaban para estar más tiempo con sus retoños a su vez que convivian como pareja.

 

Se hicieron de amigos un poco raros pero al igual que ellos tenían hijos casi de la misma edad, cada fin de semana disfrutaban de una parrillada la cual llegaba a convertirse en un torneo de comida entre un pelirojo bombero y el ahora comandante Aomine, el resto de los amigos un doctor, su esposo empresario, un chef de repostería su esposo dueño de un restaurante estilo americano,  un asesor financiero cuya pareja es bombero convivían con el rubio modelo mientras vigilaban a los pequeños.

 

Desde que se vieron en esa cafetería se dieron cuenta que su destino era conocer, enamorarse, vivir juntos y tener hijos que reforzarían aún más su lazo, el tiempo los unió siendo el amor quien los mantuvo uno junto al otro hasta que el fin de sus días llegue, quizás aún después de eso sigan amándose con pasión desenfrenada por ahora verían crecer los frutos de su  unión esperando que ellos también encuentren un día a esa persona especial que los llene de felicidad como la que sus progenitores tienen.

Notas finales:

Sus comentarios son bien recibidos y serán contestados a la brevedad posible.

 

Excelente fin de semana 😉


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