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Misión: Tú por NaniMe

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Notas del fanfic:

Haikyuu! No me pertenece, así como ninguno de sus personajes.

Siendo esto un AU me disculpo por cualquier cosa que pueda parecer un poco loca respecto a los personajes o a la vida como tal (?), para darle lógica y argumento voy a tener que alterar un poco las vidas y comportamientos de algunos.  A unos más que otros, pero trato de mantenerlos tan apegados a sus personalidades como puedo.

Este fic es exclusivamente KuroTsukki, no habrá ninguna otra pareja.

Notas del capitulo:

¡Hey! Antes que nada, gracias por darle una oportunidad a este fic. Empecé a escribirlo porque quería hacer algo KuroTsukki que incluyera mafia o asesinos o algo así, pero cuando ya le había avanzado me di cuenta de que los chicos en cuestion -Kuroo y Tsukishima- casi no salían, así que lo reesrcibí. Por eso, aunque ya lo revise, puede que se me vayan algunas cosas que parecerían incompletas, si es así son libres de decirme y trataré de arreglarlo para el prox cap.

Este es el segundo fic de ellos que escribo, pero el otro es demasiado... menso, asi que consideremos que este es el primero con seriedad, espero que sea de su agrado!

—¿Y entonces? —El hombre rodeó detrás de la silla deslizando suavemente sus dedos por el respaldo de madera. Hablaba despreocupadamente—. A mí no me molesta seguir con esto toda la noche, sin embargo, me preocupa que tú no lo soportes antes de contestarme. Sólo habla ¿sí?

Como respuesta el rubio únicamente se movió dolorosamente en un intento de cambiar de posición su cuerpo ya cansado, cosa que sabía de antemano no lograría por las cuerdas que tan fuertemente sujetaban sus miembros para inmovilizarlo.

—¿Por qué? ¿Cómo? Y ¿Para quién? —El hombre que se encontraba de pie se inclinó y bajó la cabeza hasta que sus ojos se encontraron a la misma altura. Una mirada de sus ojos negros, directa, ya sin la protección de los lentes que normalmente enmarcaban los iris cafés del otro. Se acercó hasta que sus frentes prácticamente se tocaron y con una sonrisa careciente de cualquier rastro de alegría y llena, en cambio, de intenciones ocultas, continuó preguntando—. ¿Te están pagando?

—No lo hacen —contestó otra persona. Un rubio con raíces cafés que imitaban la apariencia de un pudín. Era un poco más joven que quien estaba de pie y mayor que quien estaba amarrado. Hasta el momento sólo se había limitado a observar sentado desde una esquina ensombrecida de la habitación. Igual que si acechara—. Él está calmado a pesar de la situación en la que se encuentra, se niega a dar ningún tipo de información y en los registros no hay nada sobre él, como si no existiera. —Levantó la mirada felina de la computadora portátil que tenía en las piernas al tiempo que la cerraba. Una mirada intensa se asomó entre los cabellos rubios y castaños que cubrían en parte su rostro.— Forma parte de una familia.

—Ho, ho, ho. —La sonrisa se incrementó con hostilidad cuando el secuestrador vio un rastro de inquietud en los ojos del otro.— Ya veo, una familia. ¿De cuál se trata? De tu respuesta podría depender si continuas con vida o no.

No sabía ya cuánto tiempo llevaba sentado en esa silla, tal vez en realidad no era tanto, pero sentía que había pasado una eternidad. El dolor punzante de su rostro dejado por los golpes no hacía más que aumentar. Sentía el sudor frio empapar su cuerpo. Sus piernas y brazos se encontraban agarrotados, probablemente aún si lo soltaran no podría moverse. A pesar de que no había dicho nada hasta el momento, ese cabeza de pudín, cada cierto tiempo, descubría más y más cosas sobre él. El hombre frente a él… Kuroo Tetsuro, el jefe de la familia Nekoma, tenía una presencia increíblemente potente. Con esa sonrisa falsa era difícil mantener la compostura. Estaba agotado física y mentalmente. Y harto.

—Me estás otorgando una esperanza ¿Eh? —Dijo por fin luego de tanto silencio mientras levantaba la cabeza en un gesto que buscaba denigrar al otro. No muy efectivo con su expresión agotada y llena de sudor y sangre. —¿Las cabezas de ustedes están tan vacías que ni siquiera se les ocurre nada mejor?

El hombre de cabello negro revuelto se levantó ofendido. Ese mocoso lo llevaba a los límites, y a cambio de ello, le propinó un golpe justo debajo del ojo izquierdo aún más fuerte que todos los anteriores. Ambos estaban sangrando. Él de la mano. El otro del rostro.

—¿Qué familia puede tener a alguien tan bueno que logre robar información que fue encriptada por Kenma? —Fue una pregunta al aire más que a alguien en específico de parte del hombre de pie en medio de la habitación del edificio vacío que se limpiaba el puño con un pañuelo que tenía en el bolsillo de su traje.

Dentro de la cabeza del acompañante silencioso ya se estaba procesando todos sus conocimientos de las demás familias de Tokyo. Fukurodani estaba descartado inmediatamente, eran aliados y ambos jefes se tenían plena confianza, además eran tan simples que si Bokuto quisiera información se la iría a pedir directamente a Kuroo y este le respondería que sí. Estaba familiarizado con todos y cada uno de los integrantes de cada familia, aun si ellos no supieran de su existencia siquiera, a Kenma no se le pasaba ni un detalle. Pero a él no lo conocía.

“Alto. 1.90 tal vez. Rubio. Usa lentes. Piel clara. Menor que ambos. Arrogante. Inteligente. Poco comprometido, pero fiel. Fuerte. Capaz. ¿Quién es esta persona? Nunca lo había visto. No es de Tokyo. Vino específicamente a robar esos datos. Ya debe haberlos mandado. ¿A dónde? ¿A quién? ¿Para qué? ¿Qué buscaría una familia ajena a Tokyo algo sobre las familias de aquí?” Kenma movió la cabeza negativamente para indicar a su jefe que no podía resolver sus cuestionamientos.

Kuroo regresó su atención a la persona que estaba atada a la silla frente a él. Era interesante. Nunca antes habían resistido tan bien a su tortura ni a su ataque psicológico. Aunque se le notaba que estaba agotado, que se acercaba a su límite, aún se esforzaba. Era lo suficientemente inteligente para rivalizar en ese aspecto con Kenma y había ocultado a la perfección a dónde había enviado lo que robó, ni siquiera parecía que para empezar lo hubiera mandado, pero era lo más lógico. Ese era el tipo de persona que más le gustaban al jefe de la familia Nekoma, pero otra familia lo había atrapado primero y lo habían mandado contra ellos. La peor decisión porque como buen jefe que era, ahora debería deshacerse de él.

—¿Qué te parece si nos hacemos amigos? De esa forma confiarás en mí y me lo contarás todo. ¿Te agrada la idea?

—¿Ni siquiera intentas hacerlo más sutil? —El rubio bufó e inclinó la cabeza con desdén— Parece que alguien en realidad no tiene tanta paciencia como presume.

Kuroo mostró una expresión de molestia, pero en el fondo sonrió “Parece que tú lengua está empezando a soltarse, chico de los lentes.” No que los tuviera puestos, Kuroo los tenía con él, pero parecía un lindo apodo. Aunque tampoco era que necesitara ponerle un lindo apodo. La verdad no, ¿Por qué lo había hecho?. Debía dejar de pensar en eso.

Tsukishima se dio cuenta de que cada vez le era más y más difícil mantenerse en silencio. Cada palabra que salía de la boca de su secuestrador era una provocación, indirecta o directa, y empezaba a costarle mantener la compostura ante eso. La sangre de las primeras heridas se había secado creando costras en su rostro, podía sentir la mayor parte de su rostro hinchada, era incómodo, quería limpiarse y claramente sus “anfitriones” no le tenían tal consideración.

—Creo que esta será una larga, larga noche para ti. —Kuroo volvió a rodear la silla por detrás en sentido contrario a la vez anterior. Luego, junto con Kenma, salió del lugar dejándolo sólo.

Tsukishima no podía relajarse. Por fin lo habían dejado solo, ya no estaban hablando y nadie lo golpeaba, pero no era capaz de descansar. Ya no soportaba la posición, le escocían las muñecas y los tobillos. Seguía sudando, tenía sangre seca en el rostro. Algo de odio empezaba a acumularse dentro de él dirigido a ese jefe también apodado: Gato Negro.

---

Hinata corría tan rápido como sus piernas se lo permitían. Ahora entendía por qué Tsukishima lo había obligado a vigilar desde tan lejos. Cuando vio a su compañero de lentes, a través de los binoculares, cerrar la computadora en ese café público se sintió aliviado “Tenemos lo que necesitamos para atacar a Seijo.” había pensado con alegría, cuando de pronto un tipo realmente alto, de cabellos levantados y ojos alargados que daba mucho miedo se le acercó y con discreción pero a la fuerza lo subió en una camioneta negra sin placas. Se había sentido tan impotente.

Tsukishima le había dicho:

—Si me atrapan, no intervengas o arruinaras todos los planes.

Y él le había contestado:

—No te ayudaría ni aunque me suplicaras, idiota —sacándole la lengua. Pero no era cierto.

Tuvo deseos hasta de lanzarse del edificio con tal de llegar más rápido. Para cuando alcanzó el lugar dónde instantes antes había estado su compañero, ya no había rastros de ellos. Avisó a su capitán, es decir, su jefe, pero ellos le decían capitán, y comenzó así su inútil persecución. Corría y corría por todas las calles que le eran desconocidas y que había admirado tan estúpidamente cuando la misión todavía no daba inicio. Hasta que en un cruce chocó con alguien que venía acompañado de un grupo, arrastrándolo por la fuerza que llevaba en su carrera y terminando ambos en el suelo.

—Bokuto-san —dijo alguien de inmediato aunque bastante tranquilo.— ¿Estás bien?

Hinata comenzó a levantarse, sabía que debía disculparse, pero el sentimiento de impotencia, de no poder hacer nada, de saber que había perdido a su compañero, por más molesto que fuera, lo tenía paralizado con una mirada perdida dirigida al suelo.

El jefe de la familia Fukurodani se levantó con velocidad.

—Hey Akaaashi, se supone que deberían reaccionar rápido a quitarme de encima a mi atacante, amenazarlo por acercarse a mí y asegurarse de mi bienestar mientras me jacto de mi posición tan elevada. ¡No quedarse viéndome en el suelo! —le reclamó a todos los que iban con él.

—No parecía que te estuvieran atacando, creo que puedes librarte de un chico delgado tu solo.

Bokuto se giró con toda la intención de gritarle cosas al de cabello naranja. En cambio, las palabras no salieron al verlo en ese estado de shock.

—Oye ¿Estás bien?

—Lo siento.

-¿Uh? Está bien, acepto tus disculpas, pero ¿Por qué lo dices de esa manera? ¡Ah! Ya lo sé, no te preocupes, no te haré nada. Lo que dicen los rumores de mí no es verdad ¿Sabes? Soy un buen tipo. No te dejes llevar por quién soy.

—Uh… ¿Quién eres? —Hinata ya no estaba pensando con claridad, estaba tan aturdido que no podía procesar lo que sucedía, necesitaba rescatar a Tsukishima, pero no sabía cómo, no sabía de dónde. No sabía si seguía vivo. Seguir la conversación era más como un acto reflejo. Bokuto, en cambio, se vio afectado por semejante comentario, dejando caer la cabeza.

—Es el jefe de la familia Fukurodani —contestó Akaashi en lugar del incapacitado jefe que tenía— Bokuto Kotaro —Quien a la par de este comentario recobró la compostura.

Hinata sintió un miedo recorrer su cuerpo. Nadie sabía de ellos, de su familia: Karasuno, acababan de surgir recientemente, nadie debía saber de ellos. Encontrarse con otra familia, con el jefe de otra familia era peligrosísimo.

—Acompáñame, te mostraré quien soy. —Bokuto comenzó a caminar sin esperar respuesta. Porque en realidad, aunque no era muy consciente de eso, no había hecho una pregunta, acababa de dar una orden y sus seguidores esperaron a que Hinata caminara por si solo o lo empezarían a arrastrar, el pequeño se dio cuenta de ello y lo siguió por las buenas.

A sabiendas de las circunstancias y lo que debía hacer, y a pesar del miedo que sabía que debía tener, Hinata se sintió en confianza de inmediato. El grupo se separó. Bokuto, Akaashi y Hinata subieron a una camioneta blanca mientras el resto abordó diferentes autos.

—Sólo mira esto —Dijo el jefe que había subido junto con él en el asiento trasero—. Akaashi, acelera en línea recta sin detenerte.

Y así lo hizo. Hinata no encontraba sentido en eso, hasta que llegaron a una intersección que les indicaba que se detuvieran y no lo hicieron, los autos que tenían el paso tuvieron que frenar repentinamente para no estrellarse contra ellos. No se escuchó ninguna especie de reclamo. Cuando estuvo a punto de alcanzar algunos autos que estaban al frente, estos se quitaron dejándole el paso libre. Esa camioneta blanca, seguida por su caravana de autos pasaba sin problemas por donde quisiera sin importar lo que estuviera interponiéndose.

—Genial ¿no? Todos saben quién soy y que no deben interponerse en mi camino —El hombre con extraño peinado echó la cabeza hacia atrás y dejó escapar una carcajada de orgullo.

—Pero… —Hinata seguía preocupado por su compañero, solo que ahora tenía otras preguntas— Son una familia… de mafia. Las familias se esconden para que la policía no pueda atraparlas y tienen un perfil bajo.

—Eso estaría mal. Yo estoy aquí para que todos sepan de mi grandeza. La policía no se atreve a tocarme.

—Genial —dejó escapar por lo bajo Hinata. No podía ocultar el hecho de que le gustaría ser algo así. Conocido por todos. Brillante, como una estrella.

Akaashi los miraba por el retrovisor. El pequeño de cabellos naranjas ahora estaba asombrado con Bokuto y admiraba sus proezas, su jefe, por supuesto, estaba gozando de cada halago recibido. Lo conocía demasiado bien y ya se esperaba lo siguiente.

—Me agradas. Vuélvete parte de mi familia. —Allí estaba. Akaashi suspiró. De esa forma todos en la ciudad pasarían a ser de Fukurodani.

---

Se encontraba en ese momento en el que los músculos dejan de responder como es debido. Y su consciencia se escapaba.

—Oh, chico de lentes~ no te quedes dormido. —Kuroo se puso de rodillas y cruzó sus brazos sobre las piernas de Tsukishima para recargar su cabeza y verlo desde ese ángulo.— Hay cosas de las qué hablar.

Cinco minutos. Para no perder la consciencia y alejar su mente del dolor, Tsukishima había comenzado a contar los segundos que pasaban. Llegó al 300 cuando ese fastidioso rostro apareció frente a él de nuevo. Esos habían sido los cinco minutos más largos de su existencia.

—¿Tú crees que defender a esas personas vale más que tu brazo izquierdo intacto? —Kuroo deslizó la mano delicadamente hacia ese miembro del que hacía referencia— Tienes cara de ser de los que traiciona con facilidad. Siempre puedes pasarte a mi familia. Yo te aceptaré con gusto.

Tsukishima sonrió burlándose.

—No me gusta estar con el tipo de persona que acepta a otros que ya han traicionado con anterioridad. Pienso que no tienen demasiado cerebro.

Kuroo puso una expresión de fastidio. El rubio levantó la mirada en busca del otro integrante de la familia nekoma, pero no se veía cerca. Comenzaba a plantearse la idea de huir. Al principio no lo quería hacer porque pensaba que era demasiado molesto, pero soportar eso lo era todavía más. Si fuera cuestión de aguantar dolores físicos lo sobrellevaría. Para su mala suerte aparte de algunos golpes al principio, la mayor parte de la presión era de índole mental.

De pronto sintió unas manos que recorrían sus costados de arriba abajo. Se sobresaltó y devolvió la atención a la persona que estaba recargada en sus rodillas.

—Tengo varios métodos para hacerte hablar. Todos te harán gritar. —Las manos subieron poco a poco— Solo que en algunas puede que te gusten un poco.

—Poco predecible, pero dentro del rango de posibilidades —Dijo al entender a qué se referia, no que fuera difícil siendo manoseado por el otro. Si las proposiciones fueran tangibles, Tsukishima la habría pateado—. Solo porque te estás quedando sin alternativas, no me hagas ver esta parte patética.

Sin hacer ruido, Kuroo se levantó y salió por una puerta de metal que cerró desde afuera. Ese rehén era duro. Desde que Kenma le dijo que era parte de una familia había abandonado la idea de tortura física, eso jamás lo llevaría a nada, en cambio mentalmente solían ser más débiles, y cuando llegaba indecorosamente a insinuársele a alguien siempre había una grieta, ya fuera por asco o por interés. Y este no parecía tener ninguna. Tal vez era que aún no había llegado al punto en el cual presionar.

Recorrió unos cuantos metros del oscuro pasillo hasta llegar a otra habitación en donde su amigo lo esperaba.

—¿Algo? —preguntó mientras se sentaba en el suelo quedando por debajo del nivel que Kenma alcanzaba al estar sobre algunos escombros.

—Nada

El jefe de la familia Nekoma no podía tener una mezcla más imposible de sentimientos. Estaba enojado, claro, porque les habían robado y antes de pensar el castigar a quien lo hizo, que por cierto ya tenían en su poder, su preocupación le hacía tener que sacarle lo que sabía primero y recuperar esos datos. Estaba ansioso y desesperado por arreglar eso antes de que en Fukurodani se dieran cuenta de la metida de pata que acababa de cometer al no proteger eso como era debido. También se estaba divirtiendo con alguien que por primera vez no caía tan fácilmente. Le hubiera gustado tener más tiempo para ese juego de ir molestar, dejarlo solo y molestarlo otra vez, pero necesitaba respuestas más rápido.

Levantó las manos y pensativo se mantuvo viéndolas. “Es bastante delgado” pensó recordando el contacto que había tenido hace unos momentos. “Si le hago algo con demasiada fuerza ¿Se romperá?” Y ese algo que Kuroo imaginaba incluía todas las posibilidades.

Hasta ese momento el único sonido que llenaba el ambiente era el del tecleo que Kenma había tenido, el cual de pronto se detuvo. Kuroo giró la cabeza un poco hacia arriba y hacia atrás para verlo.

—¿Qué pasa? —Preguntó debido a que el conocimiento sobre su amigo lo llevó a concluir que había algo mal

Kenma continuó observando hacia la pared como si algo estuviera allí. Agachó la cara un poco sin alejar la mirada de ese punto.

—El rehén.

Los únicos integrantes de la familia nekoma que estaban presentes corrieron a toda velocidad a través del espacio que los separaba de la otra habitación, abrieron la puerta y se encontraron con una silla vacía y algunas cuerdas cortadas abandonadas como fuera por el lugar.

Notas finales:

Pienso que leer todo esto es una proeza así que felicidades! (?) y gracias por llegar hasta aqui.

read you~

(Eso no existe ¿cierto? O soy solo yo escribiendo cosas extrañas porque considero que "see you" no aplica... perdonen lo extraña que soy)


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