Cierto joven de cabello color nieve remueve su cuerpo en la cama, ha pasado la peor noche de su vida, por culpa de su irresponsable jefe ha podido pegar ojo solo media hora ¡En tres días! ¿Por qué tiene que ser así?
Siendo francos esta cansado de tener que cubrir su espalda todo el tiempo ¡ni que fuera su madre! Se ha dicho una y otra vez que dejará que cometa sus propios errores, solo de ellos aprenderá, pero cuando le ve perdido y desesperado entre tantos documentos, simplemente no puede abandonarlo, si el apenas logra cumplir con lo que le corresponde, seguro el oji miel muere en cuestión de horas, y no puede darse ese lujo, ante todo es su mejor amigo...¿qué estaba pensando cuando aceptó su amistad? Seguramente nada, si pudiera viajar en el tiempo se evitaría semejante tortura.
¿A quién engaña? Si el no le cuida ¿quién lo hará?
Se levanta del lecho con las nulas reservas de energía que aún le quedan, abre su armario y se pone como puede vestimentas decentes, se mira en el espejo para verificar que lo ha hecho correctamente, pero se queda pasmado al notar que se ha puesto un disfraz del hombre que te ataca en las pesadillas, si ese del suéter a rayas.
¿Qué hacia eso ahí? Oh es verdad Sin lo dejó el último Hallowen ¿Se cree que su ropero es bodega? Suspira y se lo quita, decide tomar un baño con agua fría para quitarse lo atontado, no vaya siendo que termine disfrazado de algo más raro, aunque no debería haber más trajes, pero nunca se sabe, por eso tomar precauciones, la ducha le aliviano a un nivel increíble, se vistió y bajó a desayunar, abrió su alacena y se encontró con que no había cereal, cierto, que el peli morado se lo acabó la última vez que estuvo en su hogar, y no ha tenido tiempo de hacer las compras, pero ¿enserio? ¿si siquiera se tomo la molestia de tirar la caja vacía a la basura?
La tomo con una mano y la estrujó pensando que era su amigo y jefe, podrá tener mucha, muchísima paciencia, pero también tiene su carácter, y ese hombre se acerca peligrosamente al limite.
Sin nada para comer decide salir para desayunar en la calle, no es muy fan de ello, pues en más de una ocasión le ha hecho daño, pero no tiene otra opción.
Decide desviarse, después de todo lo que le ha hecho el mayor no va a matarlo el que llegue tarde por una vez, el también necesita relajarse o terminara sufriendo un colapso nervioso fruto del estrés, mala alimentación y poco descanso.
Ahora que lo nota, este camino es muy lindo, esta lleno de árboles frutales y flores ¿cómo se lo había perdido todo este tiempo? De pronto su estómago hace un ruido extraño, necesita comer y pronto, ya no le importa que, no puede ponerse exigente, en cuanto vea un lugar para comer entrara.
Pasan un par de minutos, hasta que se encuentra con una cafetería Alma Toran se lee en la entrada, se ve curiosa, no es común su estilo arquitectónico, pero no le desagrada, es como si perteneciera a otro mundo, hasta el ríe un poco creyendo que fue un bizarro pensamiento.
Se adentra y se queda maravillado con el lugar, pero aún más con la hermosa sonrisa que tiene un pequeño niño de cabello azul que parece ser el encargado.
-Bienvenido.
Dijo el menor, vaya hasta su voz era hermosa y sonaba amable, no supo que hacer, jamás se había encontrado con alguien así. -¿Sucede algo malo onisan?-preguntó con un inocente gesto de preocupación.
-¡Ah no! ¡Es que...!
La reacción tan original del albino hizo reír al pequeño que se sonrojo debido a ello, el mayor se acercó hipnotizado por su pureza, sentía que caminaba como en una nube, si tenía trabajo, y este siempre fue lo más importante, pero por ahora no puede pensar en ello, solo toma asiento en la barra que sirve a la vez de mostrador, podría hacerlo en una de las quince mesas del establecimiento, pero desea estar cerca del niño, que nuevamente volvió a sonreír.
-¿Qué vas a ordenar?-le extiende el menú.
Sus ojos iban y venían de un lado a otro, no se decidía por algo, todo parecía ser muy bueno, reviso el panfleto unas diez veces, pero no podía decidir, por el lo pedía todo, tiene el dinero, pero nadie en el mundo come tanto.
-¿Qué sugieres?-pidió consejo.
-Pues...-el niño se veía algo nervioso-...estuve experimentando con unas crepas, me parece que saben bien, pero no se, si quieres puedo hacerlas, y si no te gustan no las pagues.
-¡¿Cómo crees?!-se escandalizó-¡Claro que las pegaré y yo creo que deben saber bien! ¿Son dulces o saladas?
-Dulces.
-Bien, en ese caso quiero un par y un café por favor-sonrió con amabilidad.
-¡Enseguida!
La verdad es que el albino no es adepto de los productos dulces, pues suele empalagarse con facilidad, pero al ver su carita de ilusión, simplemente no podía decirle que no, para eso pidió el café.
Se quedó mirando al pequeño que preparaba las crepas, se nota que tiene práctica, al juzgar por los movimientos mucha, jamás había visto que alguien las hiciera con tanta agilidad y elegancia, más parecía una danza que otra cosa, no tenía ni diez minutos en el sitio y ya estaba a los pies del pequeño, este le sirvió el platillo bellamente decorado, era un crimen destruir semejante obra de arte, pero sería una grosería no probarlo.
Tomo el cuchillo y tenedor, hizo una pequeña cortada y lo probó, ahora venía el momento de la verdad, sus ojos se abrieron bastante y brillaron con emoción.
-¡Por dios esta buenísimo!!
-¡¿Enserio?!
-¡Si!
-¿Podrías hacer otras veinte?
-¿Te vas a comer tantas?
-Ja ja ja, no, quiero que mis amigos prueben esta delicia.
El menor se sonrojo y asintío con la cabeza, no estaba muy acostumbrado a los halagos.
Estuvieron platicando un rato en lo que el niño preparaba el pedido, tardó poco, muy poco para gusto del oji esmeralda que deseaba conversar más con el, se retiro despidiendose ambos de manera cordial, el peli blanco prometió volver cuando tuviera la oportunidad.
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Jafar había llegado tarde a la oficina ante la sorpresa de muchos, pero nadie le reclamó, es más, si por ellos fuera le mandan a unas vacaciones eternas, con tanto trabajo es lo menos que merece, todos cumplían en tiempo y forma con sus obligaciones salvo como es de esperar el mandamás que no lo parece tanto debido a su lloriqueo.
Pero ni eso le puso de mal humor, fue una magnífica mañana, bueno, en realidad fue a lo sumo una hora con todo y caminata, pero valió la pena, repartió las crepas entre todos sus amigos guardando dos, una para el peli morado y otra para el, pues en verdad le gustaron. -Toma, animate-le dijo entregando el postre.
Este lo probó y quedó maravillado, hasta de sus problemas se olvido, recibió agradecimientos de todos en el sitio, era lo mejor que han probado en la vida, eso le hizo muy feliz ¿Qué expresión tendría el menor al escuchar tantos halagos?
Todos preguntaron donde las adquirió, pero se negó a responder, era su secreto después de todo, pero les dijo que si querían más, podía llevarles, y las peticiones no se hicieron esperar, ahora que lo piensa, el pobre tendrá mucho trabajo.
Decidió acomodarse en su escritorio y empezar con el trabajo, pero se sorprendió al ver la enorme fila de documentos, contratos, balances, nóminas, correcciones de otros documentos ¿cómo se acumuló tanto trabajo en solo una hora? Aún así no estaba arrepentido.
El resto del día se la pasó trabajando como loco, pero por más que lo intentó no terminó de revisarlo todo, tendría que llevar su trabajo a casa, suspiró y se llevó todos los que pudo.
En su hogar continuó con la ardua labor, hasta que terminó por quedarse dormido.
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El sol en su rostro le despertó, siendo consiente de que no terminó con todos sus deberes, se dio una ducha rápida, salió del lugar y se dirigió al trabajo, sabía que no debía desviarse, pero no pudo evitarlo, quería ver al pequeño otra vez, quien por cierto le recibió con una bella sonrisa, le comentó el éxito que habían tenido sus crepas y lo dicho por todos, tal como lo espero, el niño se sonrojo escondiendo su rostro entre sus manos, sin duda alguna era muy tierno.
Le preguntó si había hecho algún nuevo platillo, a lo que recibió una respuesta afirmativa, esta vez era un pastel, lo ordenó junto a su confiable café, y otra vez, una delicia, de seguir así el niño le mataría de felicidad, pidió varias rebanadas para sus amigos y las crepas que querían, el peli azul puso manos a la obra, con pesar el oji verde no pudo admirarlo, tenía muchas cosas que hacer en lo que esperaba, leía, revisaba y corregía documentos pasando de un montoncito a otro los que ya habían pasado por sus manos, pero comenzó a quedarse dormido, por lo que le pidió amablemente al niño le indicará donde estaba su baño para refrescar su rostro con agua fría y así poder despertar.
Se tardó un buen rato, pues por más que lo intentaba no podía evitar quedarse dormido recargado de la puerta, el agua ayudó bastante, pero se sorprendió al mirar la pila de documentos, estaba seguro de que había revisado menos, muchos menos.
-Ya esta todo listo onisan.
-¡Vaya que eres rápido!
El pequeño le sonrió orgulloso, tenía que serlo si no quería hacer esperar a los clientes, pero que se lo dijeran le hacia muy feliz.
-Por cierto, no te he dicho mi nombre, soy Jafar.
-Yo me llamo Aladdin.
Por fin sabía como dirigirse a el, se despidió y salió del lugar.
En el trabajo se repitió la escena del día anterior, pero cambiando los pedidos por pastel.
Volvió a su casa al final del día y volvió a quedarse dormido sin acabar el trabajo.
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Pasaron un par de semanas de esa manera, la relación de Aladdin y Jafar se volvió más estrecha, incluso se habían hecho amigos. Continuaba con el mismo ritmo de trabajo, pero por alguna razón no estaba cansado, incluso se atrevería a decir que se había recuperado, por lo que comenzó a notar algo, aunque no estaba muy seguro de que no fuera su imaginación, tenía la impresión de que el pequeño le estaba ayudando con su trabajo, pues siempre que volvía de su ritual de refrescar su rostro los documentos a revisar habían disminuido bastante.
Pero no quería presionarlo, suponía que si no le había dicho era por algo, pero también le incómodaba, pues sentía que se aprovechaba de el, y lo peor no podría agradecer lo que ha hecho, pues si continúa con vida esta seguro de que ha sido gracias a su amabilidad.
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Pasaron seis meses, de que se habían vuelto amigos, en ese tiempo el mayor descubrió con asombro que el peli azul a pesar de ser tan solo un niño, había terminado la universidad en el extranjero, lo que explica el que le haya podido ayudar con los documentos y que aún no ha podido agradecer, y el que no vaya al colegio, aunque siempre pensó que iba en las tardes.
También se enteró de que sus padres habían fallecido en un accidente, y aún así sonreía, no pudo evitar admirarle, desde esa ocasión estuvo al cuidado de su abuelo, aunque en realidad le tenía sin cuidado, lo que no le parecía justo, Aladdin era tan buen niño, no merece más que amor.
También le ha contado que tiene el deseo de estudiar algún día en París para mejorar sus habilidades culinarias, solo que aún le falta el dinero del hospedaje y viaje, pues ya cuenta con el suficiente para pagar por sus estudios.
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Al cabo de dos semanas el albino ha comenzado a preocuparse, cada día ve más desanimado al menor, y hoy le encontró llorando, eso lastimó su corazón y le hizo entender algo, se ha enamorado de el, quiere ayudarle, protegerlo, lo que menos desea es verlo sufrir.
No puede concentrarse más en el trabajo, y decide salir para ir a verle ante la sorpresa de todos, jamás había hecho algo así.
Llegó agitado después de haber corrido y se sorprendió de ver cerrado el local, el peli azul estaba llorando fuera de el.
-¿Qué sucede Aladdin?
-Mi abuelo, dijo que iba a demolerlo para convertirlo en oficinas, dice que es más rentable, no podré juntar el dinero para estudiar en París.
-¿Y no tiene problemas con que no trabajes?
-No, para el no importo, es como si no existiera.
El oji esmeralda no podía entender como alguien podía tratar mal a tan bello ser, le tomo entre sus brazos en un intento de consolarle, pero al sentir su calidez no pudo contenerse más y tomo el rostro del pequeño depositando un suave beso en sus labios, que para su sorpresa fue correspondido, eso le lleno de alegría.
-Te quiero mucho Aladdin, estoy enamorado de ti.
-Yo también Jafar-onisan, has sido muy amable conmigo, me brindaste la seguridad que me hacia falta.
-No, fuiste tu quien salvo mi vida con tu dulzura y cuidados, en verdad te amo, y por eso te voy a proteger, ya que a tu abuelo no le interesa en donde estés, quiero que pasado mañana me esperes en el parque de la esquina, quiero que prepares todo lo necesario para no volver con tu abuelo jamás, nos iremos de vacaciones.
-¿No será una molestia? Podrías estar más cómodo solo.-No, si no estas conmigo no soy feliz. ¿Vendrás?
-¡Si!!
El niño se lanzó a sus brazos y volvieron a besarse, es probable que sus planes hayan cambiado, pero estar junto a la persona que ama le hace feliz.
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Al otro día en la compañía Sindria.
El oji verde se acercó serio a su jefe.
-¿Qué sucede Jafar?
-Me voy de vacaciones.
-¡Al fin!!
-¡¿Eh?!
-Me preguntaba cuanto tiempo más tendría que seguir fingiendo que era un irresponsable.
-Con razón eres más torpe que antes.
-Tu tienes la culpa, nunca tomas un descanso, hazme un favor y vuelve en muchos años, por tu trabajo no te preocupes, te seguirá esperando, claro no tan estresante.
-¡Sin!
-Voy a depositar una fuerte cantidad de dinero para que puedas divertite sin problemas, claro tu salario se pagará aparte, y ni se te ocurra negarte, que Sindria es lo que es gracias a ti, pero no quieres ser mi socio.
-No, la empresa es tuya, no mía.
-Yo digo que no, pero no voy a obligarte...¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?
-Ahora que lo dices...
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El peli azul esperaba en el lugar que le pidió el mayor, estaba un poco inquieto, sonrió cuando lo vio llegar.
-¿Nos vamos?
-¡Si! ¿A dónde viajaremos?
-A París, toma-le entrega un documento.
-¿Qué es?
-La inscripción para el mejor colegio de gastronomía en París, podrás hacer tu sueño realidad.
El menor dejó salir las lágrimas y se abrazó con fuerza al mayor.
-Muchas gracias Jafar-onisan.
-En realidad Sin me ayudó...Aladdin.
-¿Qué sucede?
-¿Quieres ser mi novio?
El niño se puso de colores ¡¿qué acaso el oji esmeralda planeaba matarle de felicidad?!!
-¡Si!!!-gritó con voz aguda llena de emoción.
Fue tomado por la cintura con cariño y volvieron a besarse.
El oji celeste había salvado su vida y le conquistó con su dulzura y cuidados.
Mientras este pensaba que estaba agradecido, tenía un sueño de toda la vida, que en algún punto fue frustrado, pero le fue cumplido por otro sueño igual de importante, por su querido Jafar.