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Especial por SumTheHeaven

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Notas del fanfic:

Bueno, ya saben. Este fanfic contará distintos momentos en la relación KaiShin que no tienen nada que ver unos con otros, todos con momentos especiales, ya sea románticos, dramáticos o cómicos de la pareja. 

Esto realmente está basado en cosas lindas que he visto, me han pasado o en dramas que quiero representar con esta pareja en específico♥

Detective Conan & Magic Kaito no me pertenecen, si no a su original creador, Gosho Aoyama. 

Notas del capitulo:

¡Empecemos! Esto no tiene límite ni termino definido aún, pero me es entretenido agregar OneShots aquí muy melosos que he estado haciendo cuando me aburro, generalmente solo para desahogar la idea, así que aquí vamos><.

I l u s i ó n

.   .   .

Kuroba Kaito♥

28 de Junio de 2016

«¡Deja de hacer eso! Si me dejarás hablando solo, mejor ahórrate ello.» 12:05pm

Kaito: «Bueno...» 12:06pm

«Ah... yo...» 12:09pm

«Perdona, no debería tratarte mal para después disculparme...» 12:09pm

«¿Sabes qué? Mejor no me hagas caso...» 12:11pm

Kaito: «No importa... Me lo merezco» 12:12pm

«Mentira... Te hago mal ¿no es así?» 12:13pm

Kaito: «Si quieres no te hago caso...» 12:13pm

Kaito: «Lo hago, voy a obedecerte» 12:14pm

«Si quieres hacerme caso, está bien. Realmente sé que es culpa mía» 12:15pm

Kaito: «Adiós...» 12:16pm

Vistod3;d3; 12:19pm

 

.   .   .

Apagó la pantalla del móvil y escondió su rostro en las almohadas. Nada tardó en dejar escapar un par de lágrimas que no querían aguantarse, no entendía porque de las discusiones estúpidas y sin sentido que tenía con aquella persona a la que tanto amaba, quería disculparse, pero esta no era la primera vez y posiblemente no fuese la última, le sentaba aún peor estarse disculpando siempre, además de que Kaito era reacio y se culpaba así mismo dejándole hablar solo. Como ahora, en que finalmente pasaba de estar enojado, a estar arrepentido de tratar mal al mago. Dio otro suspiro más ahogado, y su vista se nubló aún más. 

Después de todo, estaba solo. 

Así es como siempre acababa sintiéndose, pese a que Kaito trataba de hacerle sentir que ya no lo estaría nunca más, en estas pequeñas discusiones, volvía a sentirse perdido. Entre su, ya cansada vista, limpiándose algunas lágrimas, hundió su rostro en los cojines y perdió el conocimiento. No quería caer en el sueño, pero era muy tarde, no daba más del estrés que en tanto solo unos minutos sucedió.

No, no quería discutir con Kaito. 

 

Despertó una hora más tarde, los ojos le pesaban y todo su cabello estaba desarreglado, se miró al espejo, viéndose patético y un dolor despertó dentro de él. 

Kaito podría conseguir a cualquiera más atractivo que él.

Su corazón tembló al revisar la pantalla del móvil con cinco llamadas perdidas y doce mensajes, todas de Kuroba Kaito el que, en la actualidad, era su pareja. Tanto tiempo le había costado volver a amar de una forma tan intensa, que ahora temía hasta por lo más mínimo en perder a aquella persona que le hacía sentir tan bien. Miró un poco el contenido de los escritos y, como siempre, el temor creció rápido en su interior, con la imaginación volando, pensando en las miles de posibilidades de que quizá su mago le abandone por alguien más, que acabaría aburriéndose de él por inseguro. 

«Juntémonos hoy, en la Plaza Central, 15:30, por favor, Shinichi...»

Escribió un corto sí que envió sin pensárselo dos veces, con cierta preocupación. A paso lento, penumbroso, se dirigió al baño, quitándose la ropa casi inconscientemente para meterse bajo el cálido rocho de agua, que limpió los restos salinos de las lágrimas en sus mejillas. 

Recordó, en su desconcierto, parte del costoso camino para la relación con aquel mago. 

Comenzando porque en su historia, él salía en ese momento, con Ran Mouri, y Kuroba, salía con Aoko Nakamori, dos compañeras de la universidad. Cuando ellos comenzaron su primer momento, las cosas estaban complicadas, pues Kuroba aún no terminaba del todo su relación con Nakamori, mientras que Shinichi había terminado hace nada su relación con Mouri, quién todavía no aceptaba del todo la separación. Fue un encuentro casual, Kudou pensó poder guardarse los sentimientos hasta ahogarlos y hacerlos desaparecer, pero aquella tarde en que estuvieron en el salón de la Mansión de los Kudou, cuando él dejó aquellas secretas palabras en el aire, no pudo resistirse al siguiente contacto en que Kaito Kuroba le robó un beso. 

Después de eso, todo iría de mal en peor en un camino de espinas en que trataba de resistir, sonreír, y mostrarse feliz y estable para el resto, mientras su interior estaba carcomiéndose con ansia, con desesperación por probar nuevamente esos labios, pero a su vez saber que pasaba por la mente de Kuroba, ¿Jugaba con él? ¿O tenía otras intenciones cuándo le robó aquel beso?

No entendió nada, y el camino fue difícil, hasta quebrarse. Todos supieron y amistades se perdieron, pero valió la pena, porque ellos eran felices. 

Solo que a veces, como cualquier pareja, tropezaba con pequeñeces que ahora le preocupaban más de lo normal, y ahí él, alistándose un sábado más para ir al lugar de encuentro dónde estaría con Kaito, aunque persistía en él ese mal sabor de boca, imaginándose que quizá Kuroba le terminaría, esas típicas pesadillas de la chica enamorada, como él estaba comportándose. 

¿Qué le estaba pasando? Shinichi Kudou, el detective de más renombre, estaba imaginándose cosas sin ninguna base sólida que nacían de sus propias inseguridades. Era estresante querer a una persona de tal forma, con tanto apego que se le hacía imposible pensar en estar sin él. 

Maldita obsesión. 

 

Esquivaba su mirada con la del resto, no queriendo que nadie viese sus ojos cielo, aquellos de color cerúleo que cada que recordaban los motivos de la discusión, acababan nuevamente al borde de las lágrimas. Caminó ausente, pensando en que diría o como saludaría, o si es que lo haría siquiera cuando lo viese, pensaba en que posiblemente tendría que seguirle en silencio porque el mago no querría hablarle, algo bastante posible. 

Es difícil tener relaciones. Suspiró. Cabizbajo, no quiso siquiera asomarse a ver si Kaito ya estaba ahí, solo sintió como este se colocó frente a él obstruyéndole el paso, y al verle, le sonrió. No reaccionó, pues inmediatamente y con una sola mueca, se dio cuenta de que su mago se hallaba herido, probablemente resultado de días de práctica para sus siguientes espectáculos. Días en los que habían estado dolorosamente alejados. 

—No deberías estar aquí... Deberías estar descansando —reclamó con voz baja, sin mirarle demasiado.

—No, estoy aquí, contigo, eso es lo que quiero —expresó sonriente, tomándole de la cintura y haciéndole caminar a su lado.

El detective se sonrojó, pero no dijo nada, siguiéndole. —Estás loco —suspiró, caminando con lentitud, a sabiendas del cojeo de Kuroba que este trataba de ocultar.

—Claro que sí... pero loco por ti. —declaró el de cabellos revueltos con gran sonrisa, cogiéndole la mano y jalándolo solo un poco más para después llegar a una de las bancas, en aquel día bastante aislado a causa del exagerado frío. 

—Bueno... —su voz fría y distante dolía a Kaito, mirándole de reojo con Shinichi aguantándose las lágrimas a su lado. Se sentía culpable, no quería mirar a Kuroba después de estar siendo constantemente el que no aguantaba las ganas de decir incluso las cosas más dolorosas, siempre siendo el que dañaba y el que era mimado. 

—¿Qué te pasa? —cuestionó el mago a su lado, notando que los cabellos de su amor se hallaban húmedos y este temblaba ligeramente por el frío. 

Sin pensarlo dos veces, se sacó su única chaqueta colocándosela sobre los hombros al detective, y escondiendo el cabello húmedo en el gorro de esta. Este sollozó bajo. 

—Nada... No me pasa nada. —acurrucándose sobre sí mismo, escondió su rostro entre las piernas negándose a decir más.

—Shin... —murmuró Kaito, asustado. Siempre que las actitudes de Shinichi se volvían lejanas para él, el miedo crecía de forma inexplicable, temeroso de perder a su amado detective.

Sin ganas, Kudou se quitó la chaqueta de Kaito encima, colocándose de pie y con pequeña sonrisa, volviendo a colocársela encima al mago que tanto amaba. Volvió a sentarse, apoyando esta vez la cabeza en el hombro, con un suspiro cansado. El mago estuvo a punto de volvérsela a colocar al detective, parándose frente a él y rozándole la mejilla en un dulce contacto. Para este punto, Shinichi ya no aguantaba las lágrimas.

—Quédatela tú... por favor —rogó, limpiándose las gotas que habían escapado resbalándose por sus mejillas. Kaito asintió, utilizando sus dedos para ayudarle a retirar las lágrimas y darle un dulce beso, que el detective respondió gustosamente, acabando con una sonrisa tímida.

—Me la quedo yo, solo si me prometes no llorar por discusiones pequeñas. No sé qué pensabas, pero yo sigo amándote. —le tomó de las mejillas obligándole a mirarle, recibiendo un asentimiento de Shinichi ante sus palabras. Sonrió —Vamos a mi casa, quiero tenerte entre mis brazos, aunque sea un poco más.

—Debería parar de hacerte daño con cada cosa que digo... —interrumpió Shinichi, caminando a su lado. 

—No, cálmate. Supongo que es típico, pero hey, si no te conociera, no te amaría como lo hago. —confesó, sonriendo al ver las sonrojadas mejillas de su amor. 

 

Kaito sonrió al darse cuenta de que en cuanto llegó a su casa, Jii ya se había retirado y estaba solo, con Shinichi. El detective, por otro lado, disfrutó durmiendo con su cabeza apoyado al mago, bajo todas aquellas mantas que les mantenían cálidos. 

—Eres un idiota, a veces, Shinichi... —Kaito dijo, para sí mismo, y besó una de las mejillas del otro.

Abrazándolo aún más, Shinichi respondió. —Tranquilo, amor, ya lo sabía. 

Notas finales:

Supongo que eso es todo, gracias por leer uwu.


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