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Hawaii por kdcr

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Notas del fanfic:

Los personajes de Osomatsu-san no me pertenecen.

 

Este Fanfic estaba planeado para ser un oneshot, pero mientras más iba escribiendo, mas ideas se me ocurrían hasta terminar en lo que ha quedado. Espero que les guste; me esforcé mucho por terminarlo, aunque lo estaré subiendo por algunos periodos de tiempo.

 

Quiero agradecer tambien a Yos, quien me dió la idea principal y me animó por escribirlo. Espero que si te haya gustado.

 

Notas del capitulo:

Bien, empezamos con el primer capitulo; como les había mencionado antes no es un fanfic muy largo, pero espero que lo disfruten al leerlo, como yo lo disfrute al esribirlo.

 

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Se podría empezar esta historia como cualquier otra, después de todo los sextillizos seguían sin empleo y unos más que otros estaban acostumbrados a sus horas de descanso y ocio más extendidas de lo que se podía considerar “sano”. Lo único malo que podía encontrar alguien como Osomatsu en esos momentos de aburrimiento era la falta de dinero que a veces no lo dejaba hacer todas esas cosas que le gustaba hacer… como las apuestas en las carreras de caballos, o pasar horas jugando pachinko… y claro, estaba totalmente acostumbrado a las quejas de Choromatsu sobre que “todos debían encontrar trabajo”, suspiró pesadamente y después de detener un poco su caminata, sonrió y siguió adelante -debería relajarse un poco- susurró antes de dar la vuelta en una de las esquinas de esa parte de la ciudad, no muy concurrida.

 

*En otra parte no muy lejos de ahí*

 

El encapuchado corría entre los callejones, intentando burlar a los miembros de la policía que le perseguían. El botín del banco que había robado era más pesado de lo que en verdad podía sostener, pero hacía todo lo posible para cargar con todo, evadiendo a una que otra persona que se cruzaba en su camino, empujándola a un lado y evitando perder el equilibrio a la vez que seguía corriendo. Podía sentir como lentamente iba perdiendo velocidad y fuerzas para continuar con aquella persecución, entonces como si un foco hubiera iluminado sus ideas, decidió esconder el maletín lleno de dinero en un lugar y volver a buscarlo más tarde, mientras él buscaba refugio en otro lugar.

 

Se adentró en otro callejón, ocultando el maletín detrás de unas cajas y unas bolsas de basura, quitándose la capucha y la chamarra que lo cubría, cambiando así un poco su apariencia; aventó la chamarra hacia el lugar donde había ocultado el maletín y salió corriendo de ahí, nervioso porque lo encontraran en ese callejón… sin darse cuenta que al momento de arrojar la prenda hacia ese lugar, las bolsas de basura habían colapsado, dejando al descubierto aquello que había ocultado con esmero.

 

Una vez que visualizó a los miembros de la policía acercarse, fingió tranquilidad y se quedó observando hacia el aparador de una tienda, mirando en el reflejo las siluetas de todos aquellos que antes lo habían estado persiguiendo. Se quedó rondando por el lugar hasta que vio seguro el volver por su botín. Cuidaba su espalda y volteaba muchas veces para asegurarse que nadie lo siguiera… pero al llegar al lugar donde había escondido todo ese dinero, desesperado se encontró con que no había nada de lo que antes había dejado ahí.

 

*De vuelta con Osomatsu*

 

Se había detenido en una tienda de conveniencia, leyendo algunos artículos de revistas que no compraría, aunque siempre terminaba leyendo aquellos que solían promocionar viajes al extranjero; uno en particular había capturado su atención: “5 días y 5 noches en Hawaii, las vacaciones de tus sueños para ti y tu pareja en un resort que jamás podrán olvidar. Vuelve a conquistarla, nosotros nos encargamos del resto”, había imágenes de las habitaciones y la hermosa vista al mar que ofrecía cada una de ellas. Dio un suspiro más al ver el elevado precio del viaje, y resignado dejó la revista en el lugar de donde la había tomado, saliendo de la tienda, mientras colocaba sus manos dentro de sus bolsillos y volviendo a caminar por esas calles casi vacías.

 

Últimamente solo tenía en la cabeza lo mucho que deseaba viajar a algún lugar, vacacionar, sin ninguna preocupación más que el de disfrutar y relajarse. Se encontraba tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera fue capaz de notar cuando un sujeto se acercaba corriendo hacia él, empujándolo a un lado y tirándolo al piso. Había cerrado los ojos por el golpe que se había dado al caer, casi inmediatamente había levantado la mirada para reprocharle por ello… aunque el sujeto no se había detenido, había seguido corriendo, desapareciendo en una esquina más adelante. No le quedó más remedio que levantarse completamente molesto por el poco tacto del sujeto que lo había empujado de esa manera… realmente empezaba a creer que lo seguía la mala suerte.

 

Sacudió su pantalón y estuvo a punto de irse de ahí, pero un ruido lo hizo detenerse, sonaba como si algo o alguien se hubiese caído. Movido por su curiosidad se acercó al callejón de donde escuchó el sonido, adentrándose lentamente vio el desastre que había -hmm, seguramente fue un gato- Dijo en voz baja al ver que solo se trataba de un montón de cajas y bolsas de basura; levantó su mirada hacia las ventanas que daban al callejón, buscando al gato responsable de dicho desastre, aunque no fue capaz de encontrarlo. Metió nuevamente sus manos dentro de sus bolsillos y justo cuando planeaba reanudar su camino, una chamarra negra llamó su atención… ni siquiera se habría acercado más a verla de no ser porque debajo de ella parecía haber algo más.

 

*Casa de los Matsuno*

 

Había contado aproximadamente 4 horas desde que sus hermanos habían escapado de casa. Todos sabían muy bien que cuando sus padres salían a visitar a la familia, se turnaban como responsables para hacer la limpieza y preparar la comida… y según el itinerario que había organizado especialmente para ese día, Osomatsu era el encargado, junto con él, de realizar esas tareas. Frunció el entrecejo y volvió a lo suyo; sabía que era común que su hermano lo abandonara en esas situaciones, pero no por eso se volvía una actitud menos molesta. Ajustó el mandil que se había puesto y se adentró en la cocina, pensando que es lo que podía hacer para comer.

 

-ugh… no sé cómo es que mamá hace esto todos los días- Se quejó mientras abría el refrigerador para sacar algunos ingredientes.

-no te quejes Choromatsu y deja eso un momento-

-tuuu...- Se había golpeado en la cabeza al espantarse por el repentino comentario del otro. Se sobaba mientras se acercaba molesto a su hermano mayor -¿Dónde estabas? Tenías que ayudarme con los quehaceres de la casa… Pero no te vas a salvar de…-

-Si, si, si, cállate un momento- Le puso la mano en la boca para evitar que le siguiera reprochando todas esas tonterías (a su parecer), por lo que el otro le dio una mirada más molesta que la que tenía anteriormente -pasó algo que no vas a poder creer- Guardó silencio por un momento, mirando a su enojado hermano menor por un instante quien esperaba escuchar lo que sea que tuviera que decirle… fue en ese momento que su cerebro se puso a funcionar, formulando una gran idea que antes no había vislumbrado.

-¿Entonces?- Se había quitado la mano del mayor para poder hablar -si vas a decirme algo, dilo ahora…porque ni así te vas a librar de…-

-Gane un premio especial en el pachinko- Mintió. Sabía que si le contaba lo que en realidad había pasado, Choromatsu le obligaría a dejar el maletín con el dinero intacto, en la estación de policía.

-¿Un premio especial?- Le parecía bastante sospechoso que Osomatsu viniera a contarle de esa manera que había ganado en el pachinko, por lo general, cuando alguno ganaba, no le decía a nadie y entonces era cuando el resto iba en su búsqueda, para cazarlo.

-Sí, verás…- Se había puesto un poco nervioso, conocía esa expresión en Choro y sabía que tenía sus dudas sobre lo que había dicho, además estaba observándolo de esa manera… tan cerca -no es dinero- Hizo un poco más de espacio entre los dos y se sintió un poco más relajado gracias a ello -se trata de un viaje todo pagado-

-¿Un viaje? ¿Ganaste un viaje en el pachinko? Nunca había escuchado algo como eso- Aún tenía sus dudas sobre todo eso, pero parecía que el otro hablaba en serio -¿A dónde?-

-A Hawaii- Sonrió abiertamente por la grandiosa idea que había tenido, mientras rascaba su nariz.

 

 

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Había sido todo demasiado rápido, en realidad Choromatsu no acababa de procesar bien lo que acababa de ocurrir; después de que Osomatsu le había dicho que había ganado un viaje a Hawaii en el pachinko, le había dicho que el viaje era solo para dos personas y que no tenían tiempo de avisar a los demás… y que como él era el único en casa, debía ser él quien lo acompañara… algo seguía sin parecerle normal, pero de alguna manera, se había dejado llevar por el otro. Y ahora ahí se encontraban, en el aeropuerto, a punto de abordar un avión directo a Hawaii; ni siquiera había podido terminar de hacer la comida, se había visto arrastrado por el mayor, a hacer una rápida maleta y salir casi corriendo de casa, únicamente dejando una nota a sus otros hermanos explicándole que era lo que había pasado.

 

Para el menor, era la primera vez que se subía a un avión, la primera vez que viajaba a un lugar lejano sin sus padres y la primera vez que sentía como si estuviera escapando de casa; quizá no fuera de la misma manera para el otro, pero igualmente parecía estar bastante emocionado con todo lo que estaba pasando. Una vez arriba del avión, miró por la ventanilla mientras comenzaban a despegar…

 

-¿Realmente está bien habernos ido de esta manera?- Más que un tema de conversación, parecía un pensamiento que había exteriorizado.

-Que aburrido eres Pajamatsu, además ya estamos aquí, no hay vuelta atrás- Cruzó sus brazos detrás de su cabeza y se recostó en el asiento -Deberías estar agradecido de tu suerte al estar aquí-

 

De alguna manera el mayor tenía razón, por más que lo pensara y le diera vueltas al asunto, estaba a punto de conocer una de las islas tropicales más bellas del mundo… tan solo esperaba que todo eso no fuera un fraude o fuera uno de esos viajes donde lo único que intentan es vender casas en tiempo compartido.

 

 

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Día 1, Hawaii.

 

Habían llegado al aeropuerto después de algunas horas de vuelo. El clima al bajar del avión se había sentido un tanto sofocante, teniendo en cuenta que aún llevaban su ropa normal y que en Japón no hacía tanto calor como lo hacía en ese lugar, a pesar de que el sol se había ocultado ya. Al recoger su equipaje y salir del aeropuerto fue que Osomatsu se dio cuenta que no tenía ni idea de donde se encontraba aquel hotel que había leído en esa revista, lo único que se le ocurría en ese instante y para no despertar más sospechas en el otro, era subirse a un taxi e indicarle el nombre del hotel al conductor, si tenía aún algo de buena suerte, el chofer sabría a donde llevarlos.

 

Tuvo que ingeniarse para que todo le saliera bien, pero sabía que ese pequeño momento de “estrés” valía la pena, con tal de lograr el objetivo de ese viaje.

 

Nunca creyó que el lugar estuviera tan lejos del aeropuerto, ni tan lejos de la zona turística. Recordó vagamente que el anuncio de la revista decía que el lugar era bastante privado y que por ello era la mejor opción para parejas. Por otra parte Choromatsu se encontraba cada vez más nervioso, no sabía en donde estaba y no había ningún plan de viaje, ¿Qué hotel se encontraba tan retirado? ¿Qué actividades podrían hacer? Según sabía había muchas cosas que se podían hacer en Hawaii, pero no sabía que era lo que iba a pagar el supuesto premio.

 

A decir verdad, el viaje no estaba cumpliendo su “objetivo”… por ahora.

 

Las enormes letras ROYAL RESORT se perfilaban en la entrada del complejo y a lo alto del edificio de 10 niveles. Bajaron del auto y mientras Osomatsu aprovechaba la distracción del otro, hizo el pago respectivo. El sonido del mar se escuchaba del otro lado del hotel y se sentía la brisa húmeda en el aire. Hacía mucho tiempo que ninguno de los dos sentía algo similar y sin duda era bastante relajante, era como si los obligara a olvidar por completo su vida cotidiana en Japón, incluso olvidarse de sus hermanos y de sus padres… estaban en un lugar bastante alejado de todas sus preocupaciones. Era como si no importara nada de lo que hicieran en ese lugar, todo estaba permitido, todo estaba bien.

 

La sensación no fue muy distinta al entrar en la habitación; la vista era hermosa, el paisaje nocturno hacia que fuera difícil de identificar esa línea que separaba el cielo del mar, dejando solo ver un azul muy obscuro en el horizonte; la fresca brisa se colaba en las ventanas, moviendo delicadamente las cortinas blancas que las decoraban; el aroma dulce que se percibía llenaba por completo sus sentidos, mientras que lo único que los iluminaba era el tenue brillo de las lámparas de mesa que estaban encendidas.

 

Choromatsu dejó su maleta al pie de la cama King size y se acercó hipnotizado por la vista hacia el balcón, aunque no pudo poner un pie afuera sin antes sentir los brazos del mayor rodeándole por la cintura; hacía mucho tiempo que no tenían ese tipo de acercamiento, por eso y por la sorpresa del momento, se dejó abrazar, correspondiendo el contacto al colocar sus manos sobre las del otro. No habían intercambiado ninguna palabra desde que habían salido del taxi, ni parecían querer decir algo ahora… el simple hecho de encontrarse los dos solos en ese lugar, lo hacía de alguna manera extraordinario. Sintió un suave beso en el espacio entre su cuello y su hombro, haciendo que ladeara un poco su cabeza y después girándose sobre sí mismo para quedar frente a frente.

 

Se miraron directamente, el uno al otro, sin dar razón al paso del tiempo, hasta que sus rostros se vieron tan cerca que fue imposible seguir conteniendo el deseo por besarse.

 

La noche únicamente pasó entre besos y caricias, sin arriesgarse a pasar a más… tendrían tiempo para cosas más íntimas después, únicamente necesitaban de algunas demostraciones de cariño y algunos roces antes de caer dormidos.

 

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Notas finales:

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Nos vemos hasta el siguiente capitulo. Se agradecerán sus comentarios. Bye bye uvu.


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