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Ni siquiera la sangre por AbiHummel3007

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Notas del fanfic:

Los personajes de CDM no me perteneces, son de la maravillosa ChiNoMiko, lo único mío es la historia

Notas del capitulo:

Este pequeño one-shot tiene dedicatoria pespecial a mi querida Honey27, lectora asidua de mi fic "No tengo que ser el peor de los dos" Espero de todo corazón que te guste, un beso!

Ni siquiera la sangre

One-shot

 

Desde que tenía memoria había estado siempre a su lado, desde que tenía memoria lo había amado profundamente, con un amor inocente… Al menos al principio, no supo en que momento aquel amor fraternal por su hermano mayor se había vuelto apasionado, no supo en que momento aquel cariño que sentía por Leigh se había vuelto algo más.

 

Simplemente comenzó a sentirse atraído hacía él, si aceptar que uno es gay es difícil lo era aún más aceptar que esos sentimientos son provocados por tu hermano mayor, a la tierna edad de trece años se había dado cuenta de aquella sensación y llevaba ya un par de años escondiéndose, huyendo de sus emociones, volviéndose cada vez más cerrado, cada vez más ensimismado.

 

Sin embargo cuando el moreno anunció que se mudaría a la ciudad y le preguntó si deseaba acompañarlo no dudo ni un segundo en aceptar, alejarse de la granja y conocer a más personas probablemente lo ayudarían a salir de su “confusión” a fin de cuentas un clavo saca a otro clavo ¿no es así? Se mudaron y Leigh puso una tienda de ropa, fue entonces cuando la conoció, Rosalya.

 

Al conocerla creyó firmemente que por fin podría dejar todo atrás, al parecer hasta sus preferencias se estaban “corrigiendo”, era una chica grandiosa, sin embargo su alegría duró poco pues ella se fijó en su hermano, como si todo aquello no fuese más que una mala broma del destino, sus sentimientos por Leigh no fueron más que confirmados y con ellos apareció aquella nueva emoción los celos.

 

Nunca antes en su vida había sentido algo como eso, cada que Rosa aparecía en su casa para ver al de cabellos negros sentía la imperiosa necesidad de echarla, de arrancarle la cabeza, de alejarla de SU hermano, pero así no lo habían criado, él siempre era cortés y educado, especialmente con las mujeres, era lo correcto y hacía su mejor esfuerzo por ello pero el monstruo de los celos no hacía más que crecer en su interior.

 

El instituto y Castiel era lo único que le permitía mantenerse relativamente calmado, incluso por un tiempo deseo enamorarse del pelirrojo, enamorarse de su mejor amigo sonaba increíblemente tentador, al menos tendría más posibilidades pero terminó desechando es idea rápidamente, el pelirrojo era sólo esa su mejor amigo… Casi su hermano, lo cual era casi una burla del destino, no se sentía cómodo con la idea de tener una relación con su compañero pero con Leigh, su hermano de sangre, era una historia totalmente diferente.

 

La situación estaba llegando un poco más allá de lo insostenible, la peliplata estaba cada vez más en casa y eso comenzaba a sacarlo de quicio, hasta que irremediablemente explotó, no era que quisiera hacerlo, tampoco que lo hubiera deseado o planeado, pero verla el día del cumpleaños de Laigh a primera hora de la mañana era más de lo que podía soportar, había quedado con el moreno que ese día sería de ellos dos como familia, al menos esa era la idea.

 

-Hola Lysandro…- saludo alegremente la chica apenas abrir la puerta

-Rosa… ¿Qué haces aquí?- no quería verla ese día

-Leigh me invitó, dijo que celebrarían su cumpleaños- la gota que derramó el vaso, no lo iba a soportar

-Lo siento Rosa, debes haberte confundido, hoy es familiar- trato de mantener la compostura en la medida de lo posible –Supongo que mi hermano hablaba de mañana…- vio a la chica sonreír y negar con la cabeza

-Estoy segura que Leigh dijo que hoy…- cerró los ojos un segundo, no estaba en su personalidad ser brusco pero eso era demasiado

-Adiós Rosa…- gruñó –Hoy no… ¡Estoy harto!- y dio un portazo importándole poco la chica que parecía perpleja por su pequeño arrebato

 

Se cubrió los ojos con una mano tratando de recuperar la calma, seguramente Rosalya no tardaría en irse a quejar con el moreno de lo que había hecho, suspiro y camino a la cocina, no había actuado bien… Seguro el pelinegro estaría realmente molesto cuando se enterará, suspiro de nuevo, prepararía el desayuno de los dos, tal vez disminuiría el impacto con eso.

 

Terminó de preparar y Leigh aún no daba señales de vida así que decidió ir a investigar, entró sin llamar a la puerta, lo hizo sin pensar, lo había olvidado, su hermano aún dormía, se tomaba muy a pecho la idea de flojear en su cumpleaños, se acercó a la cama y lo movió muy a penas, lo escuchó murmurar algo y moverse sin despertar.

 

-Vamos Laigh…- lo movió un poco más y de nuevo murmuraba algo inentendible –Leigh…- lo movió y esta vez se inclinó para escuchar mejor

-…Me gusta…- era lo único que se podía entender, seguro soñaba con Rosalya

-El desayuno está listo…- lo movió un poco más fuerte

-Lys…- ¿Desde cuándo su hermano tenía el sueño pesado? Suspiro resignado y se vio forzado a básicamente sacudirlo sin mediar palabra -¡Que rayos!- ¡por fin! El otro había casi saltado de su lugar -¿Qué te pasa Lys…?- bostezó mientras se tallaba un ojo –Que manera de despertar

-No despertabas… vamos ya está listo el desayuno…- sonríe un poco, el otro asintió y se estiró antes de tomar su celular de la mesilla de noche.

 

Su sonrisa se volvió un poco tensa cuando vio eso, seguramente ya habría un largo texto de la peliplata quejándose del incidente de una hora antes, salió rápidamente de ahí antes de que el moreno dijera cualquier cosa, cada segundo que pasaba más se arrepentía de su pequeño arranque, se puso a servir los platos concentrando sus pensamientos en alguna otra letra para Castiel.

 

-Lysandro…- demonios, el nombre completo y el tono no auguraban nada bueno para él –Rosa me mandó un mensaje….- ¿de verdad no podía quedarse callada? -¿Qué te pasa Lysandro? ¿En serio le cerraste la puerta?- se mordió el labio inferior –Yo la invite, es mi cumpleaños

-Ya lo sé…- susurro a media voz dándole la espalda ¿Cómo iba a justificar eso?

-¿Entonces?- no lo veía pero casi apostaba que tenía los brazos cruzados y esa expresión serena pero firme

-Se supone que era familiar…- susurro finalmente –Esta siempre aquí…- suspiró y miro por la ventana de la cocina un poco distraído

-Es mi novia, es lógico que este aquí…- cerró los ojos y luego se giró para verlo de frente –Nunca habías dicho nada

-No me agrada, es todo…- suspiró –Serviré el desayuno… Dile que regrese si lo deseas Leigh…-

-Eso no parecía cuando la conociste- golpe bajo, sabía que su hermano se había dado cuenta de su breve enamoramiento con ella –Si estas molesto por que me eligió a mí debes madurar Lysandro…- quiso golpearlo en ese momento, ¿tan ciego era?

-No digas tonterías…- se mordió el labio inferior

-¿Entonces? No me estas explicando nada Lysandro- sintió de nuevo el coraje, los celos, cegarlo, no podía más con esa situación

-¡Me gustas tú!- se sorprendió de su propia voz, de sus palabras, había salido con tanta naturalidad que lo asustaba, pero parecía haber abierto un grifo que no estaba dispuesto a ser cerrado de nuevo –Desde que tengo memoria… Me gustas… Te amo Leigh…- susurro muy a penas al final, quiso huir de inmediato, no quería oír las palabras de rechazo, no podría soportar el desprecio del moreno.

-Lysandro…- sintió la mano ajena detenerlo antes de poder escapar de ahí -¿Qué…? ¿Por qué….? ¿Por qué hasta ahora tú…?- Leigh no era del todo expresivo y además se notaba que no sabía cómo expresarse en ese momento

-No digas nada…- susurro tratando de zafarse de su agarre –No dije nada…- de verdad no quería oírlo, ni siquiera se atrevía a mirarlo.

 

Para su sorpresa el moreno no lo dejó, al contrario, lo hizo girar y lo siguiente que sintió fue al pelinegro besándolo, un beso gentil pero que le transmitía tanta calidez que poco a poco lo hizo relajarse e incluso le permitió profundizar el contacto, sentía la lengua ajena explorar su boca y él solo se dejaba arrastrar por las sensaciones, sintió al otro abrazarlo apegándolo a su cuerpo suavemente mientras él pasaba sus manos por el cuello del mayor, se sentía en la gloria de al fin poder probar esos labios que tanto lo habían tentado.

 

La falta de aire al fin se hizo presente y ambos se separaron despacio mirándose a los ojos un segundo, ninguno emitía sonido alguno, como si hablar fuese a destruir aquella sensación, el momento que habían creado, el moreno volvió a besarlo suavemente arrebatándole el aliento una vez más, aquello era más que suficiente para saberse correspondido, tal vez nunca podrían tener una relación “normal”, pero ni eso podría evitar lo que sentían, porque a veces ni siquiera la sangre puede separarte de quien amas… Ni siquiera la sangre puede detener lo que el corazón siente.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, dejen un review, no sean fantasmas...


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