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El chico del tren por Milkin_Black

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Notas del fanfic:

Hola de nuevo.

Simplemente quería escribir algo tierno y cursi sobre esta pareja a la cual amo completamente, y que por alguna razón me inspira solo cosas lindas.

La historia parte de un evento de la vida cotidiana que en lo particular considero bastante estresante, y el cual decidí convertir en un tierno escenario para una historia de amor.

No me queda más que agradecer a quienes lo lean, y desear que sea de su agrado.

Notas del capitulo:

Hola hola, he aquí el único capitulo de la historia.

Me emociona mucho compartir con ustedes este cursi fic, porque bueno, amo la pareja de Shaka y Afrodita, la cual me parece sumamente dulce, y disfruto escribiendo historias en las ellos son felices.

La historia se inicia en los andenes del tren/metro, en un día cotidiano.

Creo que eso es todo.

Espero que les guste este pequeño one-shot, o al menos les robe una sonrisa...

De antemano gracias por su lectura.

8:15 am, estación Elyseus del tren ligero.

Como cada mañana, en los andenes atiborrados de gente que  buscaba llegar al trabajo o a la escuela, se encontraba un lindo joven rubio leyendo tranquilamente algo alejado de la multitud. Miro por instante su reloj, cerciorándose de que aun era temprano, y ya que su escuela se hallaba solo a un par de estaciones, no se precipitó en forzarse a entrar…”Será en el siguiente”…pensó calmado dando vuelta a la pagina, sumergiéndose en su propio mundo mientras a su alrededor las personas iban y venían caóticamente.

En medio de toda aquella confusión, lanzado desde algún punto en el segundo nivel que unía las escaleras de ambas direcciones, un pequeño avioncito fue deslizándose suavemente por el viento hasta estrellarse con la cabeza del rubio.

-Auch…-se quejó por instinto, buscando con la mirada a lo que fuese que  lo golpeó. Lo que halló justo a un lado de sus pies fue un pequeño avión de papel perfectamente doblado.

En cualquier otra ocasión habría suspirado, pensando en aquello como la travesura inocente de algún chiquillo, pero por alguna misteriosa razón sentía que aquel avioncito lo instaba a levantarlo.

Así pues, dio un rápido vistazo alrededor, y velozmente se inclinó tomando la sencilla figurilla del piso.

“Esto es tan tonto Shaka…” se dijo a sí mismo, indeciso sobre qué hacer con él. Mientras observaba los finos y pulcros dobleces pudo percibir un suave aroma a rosas que aunque era dulce le pareció bastante agradable. Pero definitivamente lo que llamó su atención fueron unas cuantas líneas que sobresalían del interior.

Curioso, desdobló el papel, hallando en el interior algo que le hizo abrir los ojos completamente sorprendido, mientras un tierno rubor se esparcía por sus mejillas…

-Soy yo…-musitó incrédulo, admirando el que era sin lugar a dudas un increíblemente bello y preciso dibujo de su persona.

Por inercia levantó la vista, buscando entre aquel mar de gente alguna mirada, un gesto que delatara al creador de aquel extraordinario dibujo, pero justo en ese instante llegó el tren, tomándolo tan distraído que sin poder hacer nada fue arrastrado por aquella multitud de personas hacia el interior de uno de los vagones.

 

 

Cuando las puertas se cerraron, un lindo muchachito de larga cabellera peliceleste apareció detrás de  una de las columnas de las escaleras donde hasta ese momento había permanecido escondido. Con el rostro completamente ruborizado, y sus hermosos ojos celestes brillando ilusionados vio partir al tren donde viajaba su persona especial. Cuando el silencio volvió a la plataforma, tomó su bloc de dibujo, y se marchó corriendo  pues su escuela estaba algo retirada, y de no apresurarse llegaría tarde.

Durante el resto del viaje en tren y  a lo largo de la corta caminata hacia la escuela Shaka no pudo dejar de pensar en lo ocurrido esa misma mañana. Sin embargo en cuanto a las clases iniciaron, el rubio guardó cuidadosamente entre sus cosas el lindo dibujo, dejando todo lo concerniente a él  como una curiosa anécdota más.

Y quizá así habría seguido de no ser porque a la mañana siguiente otro pequeño avioncito con un lindo dibujo fue a caer de nuevo frente a sus pies. Bastante sorprendido, comenzó a buscar nuevamente entre la gente al posible autor, pero como siempre le fue imposible dar con el mínimo indicio.

Y así la historia comenzó a repetirse todos los días, haciendo que Shaka naufragara entre sentimientos de vergüenza ante la posibilidad de tener un admirador secreto, y los de miedo ya bien podría tratarse también de un acosador o incluso un pervertido…

“No, no puede ser”…terminó de desechar la idea, pues mientras más miraba los ligeros y suaves trazos de lápiz sobre la hoja, podía percibir cierta tranquilidad e incluso ternura, como si mediante el dibujo pudiera descifrar pequeñas cosas sobre la persona que lo hizo.

Entonces en algún punto, su corazón comenzó a latir agitado por ese admirador sin rostro ni nombre, que cada mañana sin falta le hacía llegar un perfecto mensaje anónimo de grafito, más nunca se dejaba ver.

Tan absorto estaba en ello, que un buen día llegó a la escuela con el dibujo del día en la mano, y confiado de que era el primero en su salón, se permitió admirarlo detenidamente…

-Wow, ¡eres tú!...-gritó de la nada un simpático jovencito peliazul haciéndolo saltar asustado.

Instantáneamente Shaka volteo el papel, avergonzado por haber sido descubierto.

-¿Tú lo dibujaste?- continuo el vivaracho Milo tratando de tomar el dibujo.

-No…-fue la escueta respuesta del rubio que sin más, optó por guardar la hoja en su mochila.

Milo lo miró con los ojos entrecerrados, leyendo el rostro sonrojado de su amigo -¿Y bien?- cuestionó totalmente intrigado.

-¿Bien qué?

-¿Quién te lo dio?...-cuestionó curioso como un niño pequeño acomodándose en la silla, esperando escuchar el relato completo.

Tal pregunta terminó por poner más nervioso al rubio, quien no sabía en realidad que contestar –Nadie…no me lo dio nadie…-terminó por decir tontamente, pues con eso solo logró intrigar más y más a Milo.

-Oh, vamos, no seas así…¡Anda, dime quién fue!...¿Va en nuestra escuela?-inquirió tirando de su brazo.

-¿Quién va en nuestra escuela?- cuestionó esta vez un guapo castaño llamado Aioria, quien junto con un francés de nombre Camus, llegaba justo a tiempo para unirse a la conversación.

-Shaka tiene un admirador que le hizo un dibujo…-resumió Milo dejando atónitos a todos, y cada vez más apenado a Shaka que solo quería salir corriendo de ahí.

-¿De verdad?...¡Quiero verlo!- pidió Aioria contagiándose de inmediato con la actitud de Milo, instando al rubio a mostrarle el dibujo, pero ante la negativa del joven hindú, hizo un lindo puchero -¡¡Eso no es justo!!...¿Por qué a Milo si le lo enseñaste y a mí no?...¿Acaso no somos mejores amigos?

-¡Yo no se lo mostré!...Milo me encontró viéndolo…

-¡No importa, lo quiero ver!- insistió el castaño cruzándose de brazos.

-¡Si, lo tienen que ver!...¡Es un dibujo grandioso, y Shaka quedó idéntico!...-dijo Milo echando más leña al fuego.

-¡¡Shaka, déjame verlo!!

-¡¡Claro que no!!

-¡¡¡¿Pero por qué eres así?!!!...¡¡Solo un vistazo pequeño!!

El francés que hasta ahora se había mantenido callado, sintió pena por su pobre amigo, viéndolo como nunca totalmente rojo, nervioso y sin saber qué hacer o cómo salir de ese lío…

-Chicos, dejen de molestarlo…Si no quiere que lo vean no pueden obligarlo…-intervino tomando asiento junto a los demás.

Lo dicho por el francés calmó por un momento a Milo y Aioria, pero fue un momento muy breve, pues pronto recordaron  algo importante…

-A todo esto, ¿quién te lo dio?- cuestionó Aioria, dispuesto a sacarle la verdad.

-¿Fue un chico o una chica?

-¿Es de nuestra escuela?

Con estas y otras tantas preguntas, comenzaron a bombardear al pobre Shaka que pasaba la mirada de uno a otro de sus amigos, deseando que en algún punto se olvidaran del asunto.

No lo hicieron…

-¡¡Ok, les diré!!...¡Solo…dejen ya de hablar, por favor!…-dijo Shaka poniéndose de pie totalmente colorado.

De inmediato todas las miradas se enfocaron en él, haciéndolo ponerse más y más nervioso.

-En realidad ni yo mismo sé muy bien lo que pasó…-así fue como comenzó a relatarles lo ocurrido desde aquella mañana en que por primera vez chocó contra él aquel primer avioncito de papel, observando cómo sus semblantes pasaban de la sorpresa, a la ternura y finalmente a la emoción.

-¡Qué historia tan genial!- gritó el peliazul totalmente conmovido.

-Milo tiene razón, es algo cursi pero romántico, ¿no lo crees?- secundo Aioria.

“Un detalle dulce”…pensó el hindú.

Sin embargo, a pesar de la emoción general, en todo grupo siempre debe existir la voz de la razón, que en este caso era Camus…

-Aunque es cierto que puede tratarse de un inocente admirador secreto, ¿no han pensado en la posibilidad de que se trate de algún viejo pervertido?

En silencio los otros  intercambiaron miradas, un poco asustados ante la idea de que lo dicho por Camus fuera real.

-Camy tiene razón. Mi hermano Kardia me comentó una vez, que uno de sus amigos conoció a una linda chica en internet, y luego de conversar por meses, dedicarse canciones y escribirse publicaciones cursis al fin decidieron conocerse. Al parecer el amigo estaba muy emocionado, pero se quedó en shock cuando en lugar de la linda jovencita apreció un señor de unos 50 años, gordo y calvo, quien le explicó que se de verdad estaba muy enamorado de él y un montón de cosas más.

-¡Que horrible!...Shaka, ¿qué tal si tu acosador también resulta ser así?

-O peor aún, ¡¿qué tal si te secuestra y te hace cosas terribles?!-gritó de nuevo el guapo Milo, imaginando los peores escenarios posibles.

Shaka aguardó en silencio y bajó el rostro pensativo…-Lo  cierto es que también tuve ese tipo de dudas y preocupaciones al inicio. Pero cada que observo sus dibujos, siento como si a través de los trazos pudiera percibir la pureza, la timidez, la personalidad cálida y suave de su creador. Siento que se trata de alguien noble, de personalidad apacible y dulce, por lo que no creo correr peligro…Además, tengo la ilusión de algún día poder conocerlo.

Tales palabras, expresadas de esa bella forma por el lindo rubio hicieron que Milo y Aioria se conmovieran profundamente y tomaran una decisión, que permitiría al mismo tiempo cuidar de la seguridad de su amigo…

-¡¡Está decidido, te ayudaremos a conocerlo!!

 

 

El plan era sencillo. Al día siguiente todos quedaron de verse a las 7:45 en la estación. Luego de un discreto saludo los tres amigos se colocaron en sus respectivas posiciones dejando al rubio solo en la  plataforma.

Milo y Aioria estaban en el segundo nivel, uno a cada lado del corredor que conectaba a las escaleras de ambas direcciones, mientras que a unos metros de Shaka, sobre la plataforma se hallaba Camus, quien fungiría como su guardaespaldas en caso de que algo raro ocurriera.

El tiempo paso, y el joven hindú se sentía cada vez más nervioso y emocionado. Trató de leer un poco para distraerse, pero su pulso temblaba tanto, que prefirió guardar su libro y concentrarse solo en el ir y venir de gente desesperada luchando por entrar en vagones colmados de personas.

 

 

Con asombrosa puntualidad, a las 8:17 un pequeño avioncito de papel, surco el aire hasta caer suavemente frente a los pies del rubio, que sentía a su corazón latir desesperado.

Ni bien lo levantó, escuchó a lo lejos un grito…

-¡¡¡Shaka, lo tenemos!!!

De inmediato levantó la vista, y pudo ver entre Aioria y Milo a un precioso jovencito peliceleste, que lo miraba con las mejillas completamente ruborizadas y una expresión entre asustada y avergonzada en el rostro.

 

 

Debido a la conmoción ocasionada por los gritos de sus amigos, Shaka y su lindo acosador tendrían que conocerse hasta salir de la estación….más específicamente en una pequeña cafetería a lado de la entrada.

-¡Confiesa!...¡¿quién eres tú y que intenciones tienes con nuestro amigo?!- preguntó Milo muy metido en su papel del policía malo, mirando muy seriamente al lindo peliceleste.

Éste al instante se replegó contra el asiento de su silla algo asustado por toda la situación, y completamente avergonzado por haber sido descubierto de aquella forma tan bochornosa.

-¡Ah!, parece que no quieres hablar…¿acaso eres algún tipo de acosador? ¿tal vez un pervertido?-cuestionó de nuevo el peliazul acercándose peligrosamente a su ruborizado rostro.

-Milo basta…-pidió Shaka llegando junto con Camus.

-Milo, ¿Qué rayos estás haciendo?- preguntó el francés al ver al pobre peliceleste sentado  entre Aioria y Milo quienes al parecer lo interrogaban como si se tratara de un delincuente, ante las miradas divertidas de los empleados de aquel lugar.

-Solo estamos tratando de sacarle la verdad- explicó Aioria muy inmerso en su papel de policía bueno.

-Así es, denos 5 minutos con él y lo haremos confesar todo.

-¡Ustedes no harán nada de eso!- los regañó el francés bastante molesto –Ellos necesitan hablar solos, así que ustedes dos ¡fuera!…¡¡Ahora!!

Asustados por el repentino mal genio de su compañero, al instante Milo y Aioria se levantaron para salir apresuradamente, antes de que Camus los alcanzara para darles un típico sermón.

-Bien, entonces los dejo para que conversen…Estaremos afuera Shaka…-indicó Camus para después salir a alcanzar a su par de amigos con quienes tendría una seria charla sobre modales y buen juicio.

 

Así pues, en la pequeña mesa quedaron solo los dos, ambos ruborizados hasta las orejas y los dos sin saber cómo iniciar una conversación…

-Yo…lamento mucho haberte molestado –dijo al fin el peliceleste sin ser capaz de levantar la mirada del curioso mantel de flores sobre el que descansaba su bloc.

-Para serte sincero, no has sido una molestia…de hecho…quiero agradecerte, son unos dibujos muy lindos…-confesó el rubio mordiéndose los labios por el nerviosismo.

Al instante el peliceleste alzó la mirada sorprendido -¿De verdad?...¿en serio no estás molesto?

Shaka entonces pudo constatar que aquel jovencito era realmente hermoso, todo en su rostro, hasta el más mínimo detalle gozaba de gran armonía, era sin duda bellísimo…perfecto…pero no fue tanto su físico, lo que en ese instante realmente hizo saltar el corazón del rubio fueron esos ojos, esos enormes y expresivos ojos que lo miraban con alivio y con cierta dulzura que se sentía vagamente familiar.

Cuando Shaka no contestó por estar sumido en la observación del otro, el peliceleste pensó que quizá si se hallaba algo enojado después de de todo…

-Aun así, se  bien que todo lo que hice fue muy atrevido, pero nunca fue mi intención molestarte…es solo que cuando volví a verte, me sentí muy feliz, porque siempre quise agradecerte por lo que hiciste ese día…

Shaka entonces buscó entre sus recuerdos, sin lograr comprender a que se refería.

El peliceleste entonces sonrió con nostalgia y dulzura…-Es posible que ya no lo recuerdes, después de todo eso pasó hace ya varios años…Recuerdo que ese día había ido con mi familia a la Capital para visitar a mi tía, quien vivía muy cerca de un gran parque llamado “Jardín de los Sales Gemelos”, un lugar hermoso y enorme. Apenas llegamos,  le pedí a mi madre, o mejor dicho, prácticamente le exigí  que me llevará, pues en aquella época era un chiquillo bastante odioso e insoportable. Mi madre al principio dijo que no, pero luego de uno de mis berrinches se resignó, y  permitió que fuera con mi hermano mayor. Yo realmente no estaba muy contento de que me mandaran con él, es decir, ya era un niño de 8 años, y jaja, en esa entonces me sentía ya muy grande y capaz de cuidar de mi. Recuerdo que apenas acabábamos de llegar al enorme parque, cuando mi hermano se encontró con un amigo suyo y se pusieron a hablar. Y bueno, como ya dije, yo era un chiquillo muy difícil, así que comencé a apurarlo para que se despidiera, y como no me hizo caso, en cuanto dejó de verme comencé a correr lo más rápido que pude sin fijarme siquiera por dónde iba…Debo decir que al inicio me sentí muy feliz, era como si ya fuera un adulto y pudiera andar por ahí solo. Me acuerdo perfectamente que corrí por todos lados, me revolqué en el césped e hice un par de travesuras a algunas parejas que encontré, pero luego de un tiempo quise volver a casa, y entonces me di cuenta de que estaba perdido. Había sido tan inconsciente que nunca me fije de algún señalamiento, o cualquier cosa que me sirviera de guía para regresar, sin embargo,  aunque estaba muy asustado decidí solo seguir caminando, tratando de encontrar la salida. Pero al parecer solo logre perderme más…entonces me sentí tan solo, tan desesperado que comencé a llorar. Ja, seguro armé un gran escándalo, porque las personas que pasaban a mi lado me miraban como si fuera un niño extraño, pero nadie se acercó, nadie se detuvo para ver que me pasaba…nadie excepto tú…En esa entonces eras mucho más pequeño, tanto como yo, y aun así me miraste de una forma tal, que de pronto supe que estaría seguro…Recuerdo que pusiste tus manos sobre mis mejillas, y limpiaste mis lagrimas mientras decías…”Vas a estar bien…”…yo solo asentí llorando, pero algo dentro de mí decía que podía confiar en ti, por eso cuando tomaste mi mano decidí aferrarme a ella con todas mis fuerzas. Luego las cosas son un poco confusas, recuerdo que llegamos a un pequeño claro donde parecía haber una fiesta, había muchos niños, y todos corrieron hacia nosotros. Recuerdo que me pusieron un pequeño gorrito y me ofrecieron muchos dulces. Entonces se acercó una bellísima mujer rubia que al instante supe que era tu madre, y tú le comentaste algo que yo no oí por el bullicio de los demás niños. Luego de eso solo hay en mi mente imágenes de risas, pequeños pastelillos, y una mesa de dibujo donde estuvimos un buen rato, pues aunque los demás niños nos invitaban a jugar, yo estaba aun muy preocupado por lo que preferí permanecer ahí sentado, y tú estuviste todo el tiempo a mi lado contando historias para tratar de hacerme reír, e incluso hiciste caras graciosas. Poco después mi hermano llegó junto con un hombre muy parecido a ti…Recuerdo que en cuanto me vio me abrazó con fuerza, diciendo algo de que no lo volviera a hacer y que había estado preocupado, luego solo agradeció y tomó mi mano para llevarme a casa…Pero la cosa es que yo no me quería ir, sentía algo raro en el pecho mientras nos alejábamos y veía tu rostro sonriente mientras nos despedías. Entonces aunque en el aquel momento no lo entendí, me sentí muy triste y de nuevo me puse a llorar…Fue entonces que vi algo caer suavemente frente a nosotros, era un pequeño avioncito de papel, cuando lo abrí me di cuenta que era uno de los dibujos que habíamos hecho juntos mientras esperábamos, y detrás había tan solo una palabra…”Sonrie”…De inmediato me giré y te vi aún parado en el mismo lugar, agitando tu mano alegremente…

-Y tu gritaste…”Nos volveremos a ver”…-completó Shaka, quien ahora podía reconocer perfectamente aquel bello rostro apenas transformado por los años, esa brillante y ahora larga cabellera de un incomparable color celeste, y sobre todo aquellos ojos, brillantes y expresivos.

Afrodita permaneció boquiabierto, sintiendo a su corazón palpitar al darse cuenta de que en todo ese tiempo el otro no lo había olvidado por completo…Entonces abrió su mochila y cuidadosamente sacó una vieja hoja de papel que extendió lentamente sobre la mesa.

-No puede ser, tú…¿lo conservaste todo este tiempo?- musitó asombrado Shaka, sosteniendo con cariño la amarillenta hoja, con el peculiar dibujo de dos niños, y una palabra garabateada torpemente en la parte de atrás.

-Tuve que hacerlo, sentía que si me deshacía de ella te terminaría olvidando…y yo no quería hacerlo…-confesó desviando la mirada al tiempo que apretaba nerviosamente los puños sobre sus piernas…-Además, siempre quise disculparme.

-Ya te dije que no…

-No es por eso…-interrumpió el peliceleste de nuevo con la mirada agachada –Tiempo después me enteré que esa fiesta era para ti, era tu cumpleaños y en vez de divertirte por mi culpa tuviste que estar todo ese tiempo a mi lado…Cuando lo supe me sentí muy mal, y juré que cuando te volviera a ver,  te pediría perdón y te agradecería por todo lo que hiciste. Por eso cada que podía volvía a aquel parque con la esperanza de encontrarte, pero al paso de los años la posibilidad de volver a verte se hacía cada vez más pequeña…Y fue en ese momento, justo cuando estaba por rendirme, que por casualidad me topé contigo en uno de los vagones del tren. Me sentí tan emocionado que quise correr y abrazarte, pero lamentablemente me puse tan nervioso que no pude ni acercarme. Sin embargo reconocí tu uniforme, así que al día siguiente volví, y aunque logré verte, ¡tampoco me atreví a hablarte!...Tenía tanto miedo de que me hubieras olvidado, de que no supieras quién era, que  nunca me atreví a acercarme, pero siempre te miraba…observaba detalladamente tu rostro comprobando una y otra vez que en verdad eras tú…y bueno, pronto comencé a dibujarte, y lo demás ya lo sabes…

-Lo siento…-dijo esta vez Shaka bastante avergonzado, comprendiendo completamente todo –Yo debí saberlo, debí comprenderlo cuando lanzaste los avioncitos…Pero lamento no haberlo recordado entonces…

-No te preocupes, yo estoy muy feliz porque pudiste acordarte de mi…además por fin pude decirte lo que sentía…-“o al menos casi todo” pensó el peliceleste sonrojándose por los sentimientos que en los últimos meses se habían ido desarrollando, transformándose en algo más que agradecimiento…algo más que el deseo de crear una fuerte amistad…

-¡Yo soy el que está agradecido por todo lo que has hecho para verme!...cualquier otro niño se habría olvidado de algo ocurrido hace tanto, pero tú no, tú me buscaste, e hiciste tantas cosas por mi…Y yo como un tonto no me di cuenta, ¡pero te prometo que a partir de ahora hallaré el modo de compensarte!- prometió el rubio tomando su blanca mano –Por cierto, creo que esta vez debemos empezar por lo principal, así que, mucho gusto,  mi nombre es Shaka, Shaka Rahav.

-Yo soy Afrodita Rose, y…el gusto es mío…-respondió el peliceleste con una enorme sonrisa.

A partir de ese momento Afrodita se convirtió en una parte muy importante de la Vida de Shaka.

Ya que asistían a escuelas distintas y algo alejadas una de la otra, al inicio solo salían cada fin de semana como buenos amigos  a recorrer juntos la ciudad, compartiendo historias sobre sus vidas, pasatiempos, sueños, además de gratos momentos de diversión y risas. Pero pronto dos días comenzaron a ser muy poco, por lo que empezaron a verse diario después de la escuela. Con cada momento que pasaban juntos, con cada cosa nueva que descubrían uno del otro, sentían cada vez con mayor seguridad que querían ser mucho más que amigos, que querían pasar juntos el resto de sus vidas.

Dejando a un lado el periodo de amistad, pronto dieron inicio a un tierno noviazgo, que se extendió por varios años, sobrepasando  pruebas como el tiempo y cambios en sus vidas, tales como el ingreso a la universidad, que terminó por poner un océano de distancia entre ellos. Aun así, su relación se mantuvo fuerte, gracias a un intenso amor, y la ilusión de cartas románticas, constantes llamadas y lindos mensajes que intercambiaban cada día.

 

 

6 años después, estación Elyseus.

En el andén abarrotado de gente esperaba un hermoso joven peliceleste. Se veía sumamente emocionado, y es que luego de casi un año sin ver a su novio quien estudiaba economía en el extranjero, por fin se reunirían en esa estación que significaba tanto para ellos.

Miró una vez más su reloj, percatándose de que aun era temprano. A su alrededor una multitud de personas iba de un lado al otro, luchando por ingresar a los vagones atestados de gente.

Sonrió recordándose a si mismo tiempo atrás, espiando al que sin dudarlo siempre había sido el gran amor de su vida.

Entonces un nuevo tren llegó a la plataforma, ocasionando un gran bullicio. Entre todo ese caos, meciéndose suavemente con el viento un pequeño avioncito de papel se deslizó hasta los pies de Afrodita.

Éste, muy emocionado lo levantó, y dio una mirada rápida tratando de ubicar a Shaka. Al no encontrarlo, tomó el pequeño avión de papel desdoblándolo con cuidado…

“Afrodita…ya que no soy muy bueno dibujando, te contaré una historia. Había una vez un niño que festejaba su octavo cumpleaños en un inmenso parque de la Capital. Aunque cumplir ocho años no era tan especial, ese día para él fue muy importante, porque recibió el regalo más grande y más hermoso que pudieran darle…Ese día el destino puso frente a él al amor de su vida, en la forma de un niño pequeño y lloroso que parecía perdido…más nunca lo estuvo, porque ahora entiendo que lo que ocurrió ese día no fue un accidente o simple casualidad. Amor, tú siempre has sabido el camino hacia mí, hacia mi corazón, pero creo que es momento de que dejes de recorrerlo solo, así que Afrodita Rose, sonríe y mira hacia arriba…”

En el instante en que el peliceleste levantó la mirada, desde el segundo nivel se extendió una larga manta…

“¿Te casarías conmigo?” estaba escrito con una fina letra que bien conocía.

De inmediato la emoción le ganó, y sin poder evitarlo sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras veía bajar por las escaleras a Shaka quien se acercaba con un hermoso ramo de rosas entre todas aquellas personas que enternecidas, habían detenido por un momento su agitada rutina para presenciar la linda escena.

-¿Qué dices amor?…-susurró Shaka limpiando con una mano sus mejillas…-¿Aceptarías pasar a mi lado el resto de tu vida?- cuestionó emocionado sacando un pequeño anillo de compromiso.

Afrodita simplemente lo abrazó, tan feliz que le era imposible expresarlo con palabras.

Los aplausos no se hicieron esperar, y mientras Shaka colocaba cuidadosamente el anillo en la mano de su amado, desde arriba se podían escuchar los vitores de sus inseparables amigos, Camus, Milo y Aioria, quienes felices seguían sosteniendo la enorme manta.

-¡¡¡Siii!!!...¡¡¡Bravo!!!...¡¡Bien hecho!!

-¡¡¡Lo hiciste Shaka!!!

-¡¡¡Beso!!!...¡¡¡Beso!!!

 

Poco tiempo después, en cuanto Afrodita se graduó en Artes Plásticas, se llevó a cabo la boda…¿el lugar?...Decidieron volver a donde comenzó todo, así en el centro de aquel enorme parque de los Sales Gemelos, la pareja dio al fin el sí que sellaría por siempre su amor ahora como un feliz matrimonio.

 

 FIN

Notas finales:

Y ese fue...

No saben cuanto me gusta poner la palabra FIN...

Bueno, solo me queda agradecer a quienes llegaron hasta aquí, esperando que la historia haya sido de su agrado.

Les envío un fuerte abrazo.

Cuídense mucho

Bye Bye

 

 


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