Era bastante irónico que el mundo en ese día en particular, al caminar por el centro de Domino, viera a muchas caras desconocidas que si bien era muy cierto que no conocía a nadie de ahí, esas personas venían con su pareja y vaya que eso era algo raro, nunca había visto a Domino ser una de las ciudades más románticas, pensaba que dicho título lo tenía París, en algún momento, mientras que sus pasos seguían caminando y sus manos se metían en los bolsillos para calmar la incomodidad que estaba sintiendo por estar rodeado de parejas, pensaba y pensaba.
Su incomodidad no era porque estaba rodeado de personas que mostraban a los cinco vientos que se aman, por supuesto que no, él no era así, pero si lo pensaba con mucha atención, se daba cuenta que su pareja y él no era ese tipo de personas que se soltaban de amor a cada rato y las palabras cubiertas de miel saliera de los labios de ambos, era una relación completamente “extraña” a los ojos de un gran conjunto de personas que esperaban manipularte hasta hacer lo que “socialmente correcto” deberías de hacer para ser felices a la sociedad de tu país.
Si pensaba con mucha atención, el pequeño Yugi Mutou de unos dieciséis años, cabellera completamente extraña que daba la forma de una estrella, con tres colores, rojo, negro y rubio, cabello natural y no dudaba el pequeño Yugi, que la sociedad en la que le toco vivir pensaba una y mil posibilidades él porque su cabello era así, pero ninguna de esas estadísticas se acercaba a la realidad que era que así era su cabello. Pero a palabra de sus amigos la característica más importante de Yugi no era su baja estatura y su cabello, eran sus ojos de un color vivo amatista.
Yugi vivía con su abuelo, Suguroku y su hermano mayor Atem, el cual del ultimo era igualito a él, solo exceptuando que se miraba mucho más maduro que él, unos cuantos mechones rubios extra y sin contar aquellos ojos rojos y más alto que Yugi. Ambos hermanos son muy unidos, Atem cuidaba de Yugi como su hermano mayor, por eso, cuando se enteró cuando Yugi ya tenía una relación y que era precisamente “él” el mismo demonio se apodero del más alto de los tricolores y una santa de amenazas de muerte cayeron su pareja que no le prestaba atención.
El pequeño Mutou siguió caminando cuando llego a su parada, el parque de Domino donde ahí encontraría a su pareja, mientras tanto, las personas seguían caminando en parejas y los corazones y flores sobre ellos, no estaban en febrero, pero parecía como si lo fuera, después de todo el 14 de febrero había sido un mes exactos, por lo cual era un poco incómodo ver a todas esas personas en plan de románticos, posiblemente si él fuera una persona más abierta, estaría dando ese espectáculo a toda la ciudad y no le importaría la opinión ajena, lamentablemente ese no era el caso.
Perdido estaba en sus pensamientos, recordando cómo se hicieron novios en la preparatoria después de clases, casi salido de un manga shoujo, si no fuera porque que su novio, era todo menos un romántico, entendía que él tuviera su forma de expresar ese sentimiento llamado amor, pero en ciertas circunstancias él quisiera que por lo menos, una vez, estar como esas parejas que ese día en particular, tomadas de las manos, haciendo comentarios que no tuvieran la mayor importancia pero que sacaría la risa de ambos, pero como una persona como su pareja no era muy posible, al menos no se lo imaginaba.
- ¡Ey! Enano
La voz que tanto conocía llego a sus oídos, levanto un poco más la vista para encontrarse a una persona completamente más alto que él, cabellos largos albinos rebeldes a la vista, ojos color castaño, piel demasiado pálida tal cual cadáver y una sonrisa maléfica pegada en su rostro, si lo vieras sin esa sonrisa, era muy claro que era un impostor o algo realmente muy grave estaba pasando, afortunadamente para Yugi, nunca había llegado a esos extremos a excepción de una vez que su hermano menor, Ryo estuvo en el hospital por complicación de una enfermedad.
- Hola Bakura – saludo a su pareja mientras que trataba de quitarse las ideas anteriores que habían llegado a su cerebro después de ver… – Kura ¿Qué es eso?
No lo había notado, pero el albino tenía una pequeña adornado con un papel azulado y con el símbolo de la sortija de milenio bañándolo y un pequeño moño lila, dándole contrasté a tan pequeña cajita, ahora que lo pensaba no era un día especial, no era su cumpleaños, no era su aniversario de novios y no hizo nada extraordinario para que Bakura de la nada trajera un regalo, al menos que quisiera hacer una broma, recordando la que le hizo a Malik, pero esa ocasión la caja en cuestión no estaba tan hermosamente decorada como la que tenía en esos momentos su novio.
- Solo ábrela, enano – comento Kura con un gesto de fastidio, pero dicha muestra de enojo no fue mostrada, debido a que miraba a otro lado y tenía un sonrojo notable en sus pálidas mejillas.
Yugi no se hizo de rogar al escuchar la petición del albino, sin más, comenzó a abrir la caja con cuidado, tratando de no hacer un desastre con el papel y apartando el moño de color lila y abrir la caja para ver su contenido. No sabía si reír o lanzarse para abrazar a Bakura, era cierto que a simple vista era una simple pluma, pero era una pluma que tenía impresa a su alrededor fotos de la feliz pareja, un regalo muy simple a la vista, pero hermoso si poseía esos detalles, Bakura no era romántico, por lo que en ese instante lo hizo.
El motivo de dicho regalo se debió a que ese día en particular era 14 de marzo, día del chocolate blanco, el mes pasado Yugi le dio un pequeño detalle a Bakura, que consistía en chocolates caseros hechos por él (con un pequeña ayuda del abuelo) y con un pica-dientes pegadas unas fotografías impresas donde tenía escrita la fecha del acontecimiento. Pero realmente, su corazón estaba conmovido, él no pensaba que él día del chocolate blanco las parejas también tendrían razones para estar completamente enamoradas y sobre todo, que Bakura tomara ese día para regarle esa pequeña pluma.
El resto del día paso como una pareja, no se tomaban de las manos, no hablaban de cosas que posiblemente sería muy vergonzoso para ambos, pero no era el caso, solo caminaban como si fueran amigos a los ojos de sociedad, cosa que a Yugi no le importaba, si el mundo se enteraba que tenían algo, no importaba, tal vez caras de odio y con asco estarían los rostro de algunas personas, pero eso era algo sin cuidado, su hermano y su abuelo y claro, su “cuñado” lo aceptaban y eso era lo más importante, ser feliz con la persona que se había enamorado.
Todo hubiera salido perfecto, un día que no cambiaría por nada, pero como todo “pero” en la historia, algo tuvo que arruinarlo, como por ejemplo cuando llegaron a la residencia Mutou y el albino sin decir nada tomo la cintura de Yugi y le dio un apasionado beso al pequeño tricolor que hizo que se pusiera más rojo que parte de su cabello y que su retaguardia fuera apretada por un par de manos pálidas y fuertes, hicieron que Yugi tomara aquello como una manera de demostración de amor de Bakura, lo que no se esperaba, es que en cuestión de segundos, la puerta principal fue abierta mostrando a un furioso Atem.
Y ahora, Bakura sujetando a Yugi como portafolios corría a toda velocidad para que Atem no lo atrapara y dejara “viudo” a Yugi y a la lejanía, Malik con un ataque de risa que amenazaba con llevarse su vida.
¿Quieren saber más? Tal vez en otra historia, suenen las pequeñas campanas de la iglesia o de una cita en un restaurante carísimo, eso se los dejo a la imaginación