[Segunda Desaparición]
–Anoten: La teoría de cuerdas nos dice que todo lo que existe está compuesto por átomos. Los átomos están constituidos por:
Protones, electrones y neutrones. Y estos, a su vez, se componen de QUARTZ.
Pero si nos encogemos, millones de veces más que una hormiga, podremos encontrar “las cuerdas” como pequeñas dimensiones enroscadas en pequeños nudos. La forma de estas otras dimensiones determinan los rasgos fundamentales de nuestro universo. Podríamos llamarlo el “ADN” del universo.
Las cuerdas pueden asumir diferentes propiedades dependiendo de cómo se muevan.
Las cuerdas, también, se manifiestan como partículas de campo llamadas “bosones” estos producen los efectos de: Gravedad, fuerza electromagnética, y fuerza nuclear fuerte y débil.
Matemáticamente una cuerda ocupa:
Espacio, tiempo y 6 ó 7 dimensiones superiores.
Sus vibraciones crean efectos que se pueden medir, como: el Spin, y la carga de una partícula (ya sea positiva o negativa).
La energía de vibración de una cuerda determina la masa de la partícula (E=mc2).
A lo lejos sonó la chicharra.
–Muy bien, es todo por hoy jóvenes-
Por fin había terminado la última clase, Furihata recogió sus cosas, las guardó dentro de su mochila y se fue directo a casa. En el camino decidió tomar un atajo, era muy rara la vez que pasaba por allí, pero estaba realmente agotado, pues había estado estudiando y acudiendo a clases de apoyo para las clases de Física, todo porque al maestro se le había ocurrido extender los temas hasta “Inflación” “Multiverso” y “Teoría de cuerdas”. La verdad era que no tenía ni la menor idea de a qué hacía referencia su profesor cada vez que “explicaba” algo nuevo. A veces pensaba que él no servía del todo para esa materia.
Sus auto-reproches llegaron a su fin cuando sintió una mano sobre su hombro y otra tapándole la nariz y boca, poco después, lo estaban halando hasta el interior de un auto, posteriormente, con ayuda de un pañuelo color blanco le volvieron tapar la boca, solo alcanzó a oler algo dulce. Y al final todo se volvió negro.
___-µ_-___
Algo no estaba bien, en cuanto abrió los ojos, se encontraba recostado sobre su cama… en su propia habitación… salió corriendo de su cuarto solo para encontrarse con su madre, su padre y su hermano terminando de desayunar.
–Hasta que despiertas, creímos que te la pasarías durmiendo todo el día y que incluso no asistirías a clases- Habló un joven azabache con rasgos semejantes a los de Kouki pero un poco más maduros.
–…Yo…es que… mamá, papá yo…-
Kouki no sabía por dónde empezar, su mente era un desorden. Comenzó a dudar de la credibilidad con respecto al… ¿rapto?
–Creo que tuve la peor pesadilla del mundo-
Todas las miradas se posaron sobre él, la primera en hablar fue la Sra. Kotori.
– ¿Qué tan mala hijo?-
La Sra. Kotori estaba claramente preocupada. Pues su “bebé” de diecisiete años no solía tener pesadillas ni mucho menos alterarse por ellas.
–Bueno, no importa, fue solo un mal sueño- El cachorro decidió que lo mejor era olvidar todo lo relacionado con ese “mal sueño” seguramente el estrés (al que ha estado sometido desde hace poco) le jugó una mala pasada y por eso soñó un secuestro. Sí seguramente, era eso.
Volvió a subir a su habitación, encendió el pequeño televisor que reposaba justo en medio de una mesita, con el control remoto subió el volumen para poder escuchar las noticias mientras tomaba una ducha:
~Hoy recordamos con tristeza la desaparición del joven: Himuro Tatsuya, que incluso, 13 meses después, aún se desconoce su paradero. Para todos aquellos que no recuerden al chico (habló la dirigente del noticiario), él era hijo de un buen funcionario público, su padre se dedicaba a otorgar oportunidades y becas a niños de bajos recursos, el joven Tatsuya…~
Ash, Kouki repudiaba los noticieros, demasiada… información. En fin, se vistió con su uniforme y bajó a desayunar.
___-µ_-___
Ya en la escuela se enteró por parte de sus compañeros que uno de los alumnos del salón contiguo había desaparecido un par de semanas atrás. Y que no se había mencionado el tema para preservar el prestigio de la escuela, pues el joven, que respondía al nombre de Kuroko Tetsuya, no regresó a casa después de asistir a clases. “Se cree que fue un rapto”, escuchaba entre susurros a sus únicos dos amigos: Kawahara y Fukuda, ese par no solía poner atención a los rumores sin fundamento que constantemente atacaba al populacho oral entre los alumnos. Pero esta vez no parecía ser un simple rumor. Eso lo comprobó a la hora del almuerzo cuando vio (desde su salón) entrar por la puerta principal a unos hombres uniformados y armados con gigantescas metralletas. Dichos hombres pidieron al alumnado (con la autorización del director), que pasaran por número de lista al aula número tres, (para interrogar a los posibles testigos), donde estudiaban los chicos de ofimática. Pues ese día era el único salón disponible (debido a que los ofimáticos habían salido en un pequeño viaje escolar). Por lo que el director no dudó en prestarla.
Furihata se puso nervioso al ver que faltaba una persona para que fuera su turno. Observó en silencio como el susodicho se levantó y salió del salón. El poco alivio que se albergó en él, desapareció al ver que su compañero había regresado en menos de siete minutos. Y pasó lo peor. Era su turno. Pero no estaba listo.
El maestro repitió una vez más su nombre, pero asegurándose de que lo oyera, alzó exageradamente el tono de su voz:
– ¡Furihata Kouki! ¡Al aula tres de ofimática!-
El castaño se puso de pie, lenta y tortuosamente caminó por el pasillo hasta llegar a la puerta de su salón, giró rápido la perilla y salió de allí. Siguió caminando, el aula tres se encontraba en la planta alta del edificio, por lo que tendría que subir alrededor de treinta escalones para llegar. Tratando de quitarse los nervios comenzó a subir los escalones.
Cuando por fin estuvo frente a la puerta, tocó con el reverso de su mano para notificar el permiso de entrada. Recibió un:
~Paasee~
Por respuesta.
Así que temblando (Sólo un poco) entró.
En esa habitación había tres altos hombres de extrañas cabelleras, uno de ellos tenía verdes cabellos. El más alto no se destacaba por su altura, sino por el peculiar tono lila de su cabello. Y el tercer hombre poseía una piel morena y una cabellera azul. El más alto de los tres se acercó al castaño.
– ¿Tú eres Furi-chin?- Preguntó al mismo tiempo que le ofrecía un dulce.
–Sí, y… no gracias- Kouki rechazó el dulce (lo cual pareció hacer enojar al hombre).
–Mira. Iremos directamente al punto:
Al demente de Akashi le has parecido, dentro de sus extraños gustos, “adorable y tierno". Todo esto es una farsa necesaria, me refiero a esto de que somos policías, y que disque estamos investigando otras desapariciones. Vendremos a recogerte dentro de un par de semanas-
Habló el moreno.
– ¡Ahomine! Se supone que le explicaríamos las cosas con sutileza-
Le regañó el hombre con cabellera verde, quien ajustó sus lentes para después continuar.
–Furihata, nosotros, no pertenecemos a ésta dimensión. La única prueba latente de ello, son las continuas desapariciones de tu gente. No te hagas una idea equivocada. No les haremos daño, es tan solo que… bueno… necesitamos de organismos capaces de soportar un bebé dentro de ellos-
–Pues… yo no sé de qué demonios están hablando ¿Qué rayos tengo que ver yo en todo eso?- Ladró el castaño.
–Es simple- Esta vez fue el más alto, de los cuatro, quien habló. –Las mujeres de su dimensión no son compatibles con nosotros, y antes de que den a luz un bebito sano, pues, ellas se mueren. Pero descubrimos que podemos “embarazar” a ciertos hombres de tu dimensión y los partos son altamente favorables, de esta manera podemos evitar la extinción de nuestra raza-
Kouki miró confuso a los tres hombres, tratando de comprender un poco su disparate, entonces recordó al chico peli celeste, y se aventuró a preguntar:
– ¿Dónde está… Kuroko?-
– ¡Oh, te refieres a Tetsu! Pues él ya está esperando un bebé del idiota de Kagami, creo que lleva dos o tres semanas de gestación.-
Furi se quedó helado. Seguramente estaban jugando. Era imposible que un hombre quedara “en cinta”. ¿Y si no? ¿Tendría que hacer algo?
–Yo…le diré a… todos, y ustedes… no sé qué harán con ustedes… pero no permitiré que sigan con lo que sea que estén haciendo…-
–Inténtalo-
Respondió el peli verde.
–Nadie te creerá, y lo único que vas a conseguir será que disminuya tu tiempo de estadía en ésta dimensión, pues pensábamos darte un mes para que te despidieras de todos o para que empacaras tus cosas, pero ahora solo te daremos una semana, atrévete a desafiarnos y vendremos por ti mucho antes-
El de menor estatura se negaba mentalmente a creer en toda esa fumada historia, debido a que, viajar de “dimensión en dimensión” simplemente no era posible. Por lo menos no aún. Y fue entonces que se percató que él estaba envuelto en toda esa historia demente. Una semana. No… es que no era posible… ¿Akashi? En su mundana vida había escuchado semejante apellido. Realmente no comprendía la gravedad de la situación. ¿En siete días le pasaría lo mismo que a Kuroko?
Sin dirigirles la palabra salió del aula tres. Y se encaminó a su salón de clases. Trató de poner un poco de atención a lo que restaba de la clase. <Fue en vano> porque ni siquiera pudo tomar apuntes. De lo que sí estaba seguro era que iba a reprobar esa materia.
Cuando llegó a su casa se fue directo a su habitación, encendió su computadora y buscó en “google” Kuroko Tetsuya. Solo apareció poca información (pero no era lo que quería) y lo único que podría ser útil, era el facebook del chico, pero solo pudo ver algunas fotos y algunas páginas que le “gustaban”. Básicamente nada.
___-µ_-___
Después de su fallida búsqueda, se excusó con su madre para salir con sus amigos. Aunque en realidad fue en busca del hogar de Kuroko. Si mal no recordaba alguna vez escuchó la dirección:
<Cerca de la avenida revolución*, no es difícil llegar porque desde lejos se ve un enorme árbol de manzanas “No tan común”>
Subió a un autobús y llegó a dicha avenida.
Buscó con la mirada el manzano y cuando por fin dio con él, caminó en su dirección. Ahora el problema: ¿Cuál de todas las casas podría ser la correcta? Sabía que en las entradas se colocaba un letrero con el apellido paterno de la familia, pero exclusivamente en esa zona no había letreros… Bueno ¿Qué tan difícil es preguntar en diecisiete casas desconocidas? Se dijo a sí mismo para darse ánimos. Comenzando así con la casa que le pareció la más cercana al árbol. Tocó el timbre.
___-µ_-___
–Buenas… estoy buscando a Kuroko…- ¡PUM! Le habían cerrado la puerta en la cara por décima vez. Tenía que abortar la misión. La verdad era que no estaba encontrando respuestas a sus preguntas, pues solo se hacían cada vez más grandes.
Resignado, el castaño regresó a casa. Hizo sus deberes y se fue a la cama.
___-µ_-___
A la mañana siguiente, despertó, tomó un baño, y se arregló para ir a la escuela.
Ese mismo día su madre lo había llevado, lo dejó cerca de la puerta y se fue tan pronto como llegó. Kouki sujetó entre sus manos su celular, (Según él le daba un poco de seguridad hacer eso). Pero soltó el aparato en cuanto vio a los “policías” de ayer acercársele, trató de correr pero sus piernas decidieron no obedecer y, al igual que su celular, azotó contra el suelo.
–Te dijimos que sólo se te permitía comenzar a despedirte y empacar tus cosas- Habló el peli verde.
–Nadie te dio permiso de… investigar. Akashi está molesto, y va a castigarte. Nos vamos-
Sentenció finalmente.
El moreno lo atrapó del brazo y mientras lo levantaba lo iba arrastrando hacia un auto negro, el mismo auto que “había soñado”. Con su puño cerrado trató de golpear al que le sujetaba pero fue en vano porque el peli lila le detuvo.
–Furi-chin. A Aka-chin no le gustará que te llevemos herido, debes cooperar–
Furihata, como último recurso, gritó en busca de ayuda pero la gente parecía no darse cuenta de lo que estaba pasando, ni siquiera le voltearon a ver cuando un segundo grito de auxilio salió de sus labios. Finalmente lo metieron al auto. Y lo silenciaron con un poco de cloroformo.
___-µ_-___
Cuando abrió sus almendrados ojos recordó todo de golpe, se levantó, y notó que se encontraba en una enorme habitación sin muebles, solo una cama, (donde había estado recostado anteriormente) no era grande solo lo suficiente como para una persona, del otro lado de la habitación se podía ver un balcón y diametralmente opuesto a este, era donde estaba la puerta. Pasó sus manos por su cabello y bajando la mirada cayó en la cuenta de que llevaba puesta otra ropa, claramente no era su uniforme. Ahora llevaba puesta una bata blanca y estaba descalzo.
Fue entonces que escuchó ligeras pisadas del otro lado de la puerta, se asustó cuando fue abierta y la figura de un pelirrojo hombre se hizo presente frente a sus ojos.
–Por fin despertaste Kouki-
El castaño empalideció e inmediatamente le contestó:
– ¿Q-Quien… diablos eres tú? Yo… ¿¡Dónde estoy!?-