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Orgullo vs Amor por Shinjimasu

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Desde el aviso de la próxima llegada de los androides, Vegeta entrenaba día y noche para conseguir su ansiada victoria sobre ellos y posteriormente sobre Kakarotto. En ningún momento se había olvidado de su objetivo principal, pero por ahora tenía cuestiones un tanto más importantes para solucionar.

Por otro lado, Yamcha y Shitagi continuaban con su aparentemente sólida relación.

Tal vez lo que él sentía en un principio, que era  amor, fue cambiando con el paso del tiempo; ahora ambos se veían no como pareja sino como algo cotidiano de sus vidas, como si el abrazarse y besarse fuera algo normal y de alguna forma, cotidiano; dejando a un lado los verdaderos sentimientos de amor que deberían ser básicos en cualquier relación, pero aun así, Shitagi se mantenía fiel a su novio; sin embargo Yamcha no era un hombre reservado, pues siempre estaba dispuesto a conocer amigos nuevos. Y principalmente amigas. 

Los días dentro de la Corporación Cápsula eran cotidianos. Transcurrían dentro de los laboratorios, en los jardines, alrededor de la ciudad, eran como los que cualquier persona común tendría, salvo el hecho de que dentro de las instalaciones vivía un sujeto capaz de destruir la ciudad con tan solo levantar un dedo, por lo que era de suma importancia pasar desapercibidos para que el inestable saiyajin no tuviera intenciones de causar problemas.

Una mañana Shitagi se encontraba sentado en el sillón de la sala leyendo uno de sus libros de estudio. Yamcha tenía “cosas que hacer” y Vegeta estaba en la cámara de gravedad, por lo que se sentía algo abandonado pues incluso Tama se había olvidado de él. Pudo haber pensado en salir a dar una vuelta, pero antes de que aquello cruzara por su mente un fuerte azotón de la puerta de la cocina lo hizo detener su lectura, fijándose en el molesto saiyajin que se acercaba con mala actitud.

-Oye, muchacho- lo llamo molesto –Quisiera saber por qué demonios no has reparado los robots que utilizo para entrenar-

-En primer lugar- respondió el chico haciendo su libro a un lado –Sabes perfectamente que detesto que me llames así, te he dicho cientos de veces que me llames por mi nombre: soy ¡SHI-TA-GI! Detesto que me llames “muchacho” o “terrícola”… y siento mucho que no puedas entrenar por ahora, no he tenido tiempo de repararlos-

-Pues te veo muy tranquilo- contesto molesto mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.

-No soy tu sirviente ¿Sabes? Yo también tengo que ocuparme de mis cosas- dijo haciendo una pequeña pausa, observándolo –Además no es culpa mía no sepas controlar tu fuerza- concluyo, tomando una posición similar a la de él.

<Grr> -¡Yo tengo todo el control que necesito! ¿Crees que de no tenerlo tú seguirías con vida? ¡Eres un terrícola exasperante!- gruño

-¡Bien, basta ya! ¡Creo que es momento de que comiences a tratarme con más respeto y a ser más educado conmigo! ¿Acaso no eres un caballero? Supongo que no te molestara que de ahora en adelante hagas las cosas tú mismo si tanto te molesta mi manera de hacer las cosas- respondió levantándose del sillón y parándose frente a él.

-¡Tú haces lo que yo te ordeno!- exclamo, pero Shitagi no mostro miedo alguno, en cambio y contrario a una reacción normal que pudo haber tenido cualquiera, él lo observo fijamente y coloco sus manos en su cintura.

-¡No voy a permitir que me hables de ese modo! ¿Me escuchas? ¡Eres un grosero y un desconsiderado! ¿Tanto te cuesta decir “por favor”?-

-¡Yo no tengo por qué pedirte absolutamente nada! Es tu obligación servirme en todo lo que necesite, tu solo debes obedecer mis órdenes- contesto Vegeta con superioridad.

-En ese caso tendrás que entrenar solo, porque yo no reparare nada- respondió el chico mientras le daba la espalda, alejándose de él.

<Grr> -¿Cómo se atreve? Maldito terrícola…- gruño en voz baja, siendo escuchado infortunadamente por el chico que estuvo a punto de irse.

-Disculpa ¿Cómo me llamaste?- pregunto molesta, deteniéndose en seco.

-Nunca antes me había visto en tales situaciones de desobediencia- contestó Vegeta – Y menos aún por parte de un humano-

-Pues más vale que te acostumbres, porque yo NO te obedeceré. Creo que olvidas que estas en MI CASA- le dijo Shitagi irritado –Y tampoco quiero que me amenaces, porque sé que nada de lo que me digas lo harás-

-No se te ocurra retarme humano inútil- gruñó él, dándose la vuelta para dirigirse a su habitación.

“¡Qué imbécil!” pensó Vegeta cuando estuvo en su habitación, desvistiéndose para entrar al baño y ducharse, dejando caer el agua caliente por su cuerpo “¡Ese tonto terrícola no sabe en lo que se está metiendo! Yo podría asesinarlo en cualquier momento… solo por eso debería tenerme más respeto” se dijo “Es agresivo y arrogante ¿Acaso cree que en verdad no voy a volarle la cabeza?  Si espera que sea agradecido con él por alojarme en este lugar está completamente equivocado. No solo es una carita bonita…” pensó.

Para ese punto, Vegeta ya había dejado a un lado su enojo y se mostraba más relajado, pensando, fantaseando en su mente y dándose el lujo de divagar. Irremediablemente había empezado a pensar en el prepotente chico, no logrando entender aún de dónde sacaba todo ese valor que presentaba siempre que discutía con él: Shitagi era un hombre bastante delicado, poseedor de un cuerpo perfecto y de un magnifico carácter, uno que a él le encantaba a pesar de que lo sacara de quicio. Sus ojos eran hermosos, de un azul celeste que nunca antes había visto e irradiaban una tranquilidad sorprendente que contrastaba con sus fuertes palabras en una discusión; su cuerpo delgado (bastante diferente al de un hombre saiyajin) era delineado perfectamente por su ropa pero que se mostraba firme ante él, sus manos cerradas con delicadeza a sus costados cuando lo enfrentaba…

-Que chico…- se dijo Vegeta en tono despectivo, pero irremediablemente tuvo que reaccionar casi en seguida al sentir una presión debajo de su cintura, obligado a observar sorprendido esa involuntaria erección. Cerró el agua caliente y dejo salir la fría para intentar bajar el calor que comenzó a sentir sin poder evitar mostrar una gran sorpresa.

¿Cómo era posible que en tan poco tiempo lograra terminar en esa situación? ¡Y ante tales pensamientos! ¿Qué demonios había sucedido con su mente? Obviamente se había relajado más de lo normal y había reaccionado al ambiente extraño de la Tierra, solo eso. Después de todo, el calor de ese lugar era muy alto a comparación del frío del espacio.

Paso la tarde y Vegeta decidió no entrenar después de su pequeño “incidente” en la ducha: lo mejor sería relajarse y tratar de no apresurarse para evitar más problemas como ese.

Bajó a la cocina para comer algo antes de dormir y al cruzar por la sala se topó con el libro que el chico había estado leyendo en la mañana. Lo tomó y se dirigió a su laboratorio: se sentía fresco para protagonizar una discusión nocturna antes de irse a dormir, pero cuando llegó lo encontró dormido sobre su escritorio. Lo observó entonces. Notaba su suave respiración, tan tranquilo e indefenso. Sería tan sencillo matarlo en ese momento que la sensación que comenzó a recorrer su cuerpo lo hizo sentir realmente muy bien.

Se inclinó hacia él y sujetó su cabello para alzarlo y mirar su cara. Tan tranquilo en verdad... sería divertido asustarlo un poco. Sonrió y dejó caer fuertemente el libro sobre la mesa.

Shitagi se sobresaltó de inmediato  –¡Vegeta!- lo llamó en un suspiro, reposando el susto –¿Pero qué te…?-

-¿Y dices no tener tiempo? Al menos podrías crear una excusa más creíble- lo interrumpió Vegeta.

-Solo descansaba un poco, sabes que tengo mucho trabajo…- comenzó a decir mientras tomaba su libro y se dirigía al librero para colocarlo en sus lugar –Si quisiera dormir pude irme a mi habitación y hacerlo en mi cama, no aquí en un escritorio frío. Yo tengo que trabajar, soy una persona ocupada; en cambio tú no tienes nada que hacer, ni obligaciones y deberes, solo te la pasas encerrado en la cámara de gravedad…- dijo, iniciando con uno de sus irritantes sermones.

Vegeta estaba por hacerlo callar pues obviamente no estaba ahí para ser regañado ni mucho menos, pero cuando pensaba asustarlo de nuevo y acorralarlo contra la pared se detuvo para mirarlo de espaldas. Se perdió tan pronto que no supo cómo comportarse e ignoró todo lo que le Shitagi le decía; no lo escuchaba, solo lo miraba de espaldas a él: su cabello azulado revuelto hasta sus hombros, sus piernas cubiertas por un pequeño short marrón y el borde de su blusa moviéndose junto con su cintura parecían adoptar un efecto hipnótico en él. Era tan delicado que fácilmente podría hacerse pasar por una chica.

-Y lo peor de todo es que…- dijo Shitagi volteándose para verlo – ¿Vegeta?- lo llamó al notar su mirada perdida – ¿Sucede algo?-

El guerrero no había terminado de reaccionar cuando volvió a perderse. Ahora, en sus profundos ojos azules acompañados de unos ligeros y suaves parpadeos.

-Vegeta ¿Te sientes bien?- le preguntó acercándose a él tocando gentilmente su mejilla, obligando al saiyajin a despertar de su fantasía.

-No te atrevas a hacer algo que interfiera con mi entrenamiento- le dijo serio mientras se apartaba de él y salía del laboratorio.

-¡Espera, Vegeta!- lo llamo él, pero fue ignorado por el guerrero.


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