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You'll be ok, Matt. [ONE-SHOT] por Lizzy-chan

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Notas del fanfic:

HOLAAAA.

Sí, ya sé. Debería actualizar los fics que tengo pendientes, pero se me ocurrió esto en la noche, y me emocioné mucho al escribirlo entre clases.

No sé, esto me animó un poco. Espero que haga lo mismo con ustedes.

Notas del capitulo:

Este fic está narrado en segunda persona, porque me parece gracioso escribirlo así xd además me gusta y me pareció lo mejor, ah :'u

La alarma está sonando, despierta.

He dicho que despiertes.

¡Maldita sea, Mail Jeevas, despierta de una buena vez!

Bien, despertaste. Tus ojos se ven cansados, ¿no dormiste bien? Como sea, eso no importa ahora. Estuviste pensando toda la noche en este día, ¿verdad? En las cosas que ya no pasarían más y todos los cambios que surgieron este año. Sueltas un suspiro al levantarte; tu cuerpo parece un costal de huesos, débil y pálido, como si te fueras a desplomar en la primera zancada. Te diriges al baño (al parecer no te desplomaste) y ves tu reflejo en el espejo. Sólo puedes pensar en una palabra para describirte: Caca.

Vamos, muchacho, hasta tus pecas lucen cansadas, tu murada está muerta y tus labios parecen no tener color, ¿acaso tus ojos son verde esmeralda? Parece popó verde. Anímate, chico, las cosas no son tan malas como las sientes.

Decides no ducharte, estás demasiado deprimido como para hacerlo (y si lo hicieras, tardarías horas y te perderías la escuela); aunque no importa mucho, después de todo, anoche estuviste dándote un baño que terminó en varias horas, hasta que casi toda tu piel se arrugó y tu madre te obligó a salir.

Sólo lavas tu cara y cepillas tus dientes con tanta pereza que me causa bostezos con tan solo mirarte. Sé que lo extrañas, ¿bien? pero no volverá aunque lo pienses las veinticuatro horas del día.

Abres el armario y decides ponerte la típica camiseta manga larga a rayas y unos pantalones de mezclilla holgados, junto con un par de botas negras; el día está nublado, así que no llevas tu chaleco. No quieres que se moje, ¿verdad?

Bajas las escaleras, dejando el móvil en la mesita de noche de tu habitación; no querías enviarle algún mensaje o recibir alguno de él. Sabes que si lees algún mensaje del rubio al comienzo del día las lágrimas brotarán de tus ojos, y no quieres ir a la preparatoria con ojos tan rojos como tu cabello, ¿cierto? No querrás ser el marica de la clase. Bien, buena decisión, Mail, no regreses por tu móvil.

Te vas sin desayunar, caminando con tanta inercia que hasta a un ladrón le darías tanta pena que te dejaría libre. ¿Quieres que te asalten para no ir a clase? Lástima, ni siquiera tienes suerte para ser asaltado.

 

¡Bien, llegaste sano y salvo a la escuela! ¿Eso era malo? Basta, Mail, no importa que él no esté, grandísimo llorón, tienes que estudiar y esas cosas que se hace en una escuela.

Entras a tu nueva clase y decides sentarte, en un fugaz acto de nostalgia impulsiva, en la quinta fila, dos sillas después de la primera. Sí, ése era el asiento donde solías estar en la secundaria, y él solía estar detrás de ti. Muy nostálgico de tu parte, la verdad.

Eso es, Matt, recuéstate en la butaca mientras esperas a que el timbre suene. ¿No quieres hablar con tus demás amigos? Ellos saben que estás triste, pero no se acercan; al parecer conocen tu mal genio cuando estás en plan emo. Saben que no tiene caso tratar de animarte.

Esperas a que alguien toque varias veces tu cuello hasta hacerte enfadar y por fin voltear y darte cuenta de que es el idiota de Mello, con esa sonrisa juguetona y su cabello recogido en una pequeña coleta.

—Hey, Matt, despierta. — solía decirte, acercándose a tu oído. — Estamos en una escuela, maldito vago.

 

Pero nadie toca tu cuello.

¿Hasta cuándo te darás cuenta de que no está aquí?

 

El timbre suena, y todo te parece monótono de repente, como si hubieras estado aquí desde varios meses aunque apenas es el primer día; te preguntas por qué es tan difícil divertirte sin los chistes malos de un egocéntrico rubio. Sueltas un bufido, exasperado.

—Puto. — murmuras. Nadie te escuchó, lo que es una suerte, ya que el profesor acaba de llegar justo en este momento.

 

Las clases son tan aburridas como estar viendo un montón de documentales sobre hormigas. Miras hacia la derecha, donde solía estar el estúpido de Matsuda, con sus risas tontas y chistes raros. Él y Mello solían estar juntos casi todo el tiempo, ¿lo recuerdas? Sí, claro que lo recuerdas, por eso estás tan deprimido. Mihael era un orgulloso y cuando se enojaba con Matsuda, nunca pedía perdón. Esa parte te exasperaba de él, aunque igual no podrías haberlo cambiado. Le daba carisma.

Una nula esperanza ciega tu sentido común de repente, y decides voltear hacia atrás, con la esperanza de verlo de nuevo, la persona que no dejaba de joderte todo el año pasado, jalando tu silla hasta hacerte caer, o simplemente moviéndola de adelante hacia atrás mientras hacía gestos obscenos.

—Matt, Matt, Matt. ¿Tu garganta es profunda? — y dicho eso, no dudó ni un segundo en meter uno de sus dedos dentro de tu boca, provocándote arcadas. — ¡No es para nada profunda! — agrega entre risas. — No podrás hacer buenas felaciones.

Soltaste una risa al recordar eso… ¡Eh! ¡Tu primera risa en días! Tienes que festejar eso, después de lo mal que has estado, esa pequeña carcajada fue un gran paso.

Elle te mira de manera extraña, hasta que caes en la cuenta de que volteaste hacia atrás, y el que estaba no era Mello, era él. Ese chico de cabello negro y ojos tan cansados como los tuyos. Arquea un poco la ceja, con expresión divertida. Volteas de nuevo hacia tu lugar con una velocidad increíble.

Tu cara es extraña, Mail. Nunca te he visto tan rojo.

Y de nuevo, decides recostarte en tu pupitre, sin prestarle atención a las bienvenidas de los maestros, siempre las mismas. Sólo esperabas a que llegara la maestra de química y empezara a hacer sus dinámicas absurdas para pegarte un tiro.

Cierras los ojos, y de pronto, se te ocurre algo sumamente ridículo y cursi para pasar el tiempo: Leer sus papelitos.

¿Acaso podrías olvidar si quiera las conversaciones que se mandaban por papelitos? No, ¿cómo podrías, después de todo? ¿Tanto te importó? Sacudes la cabeza. Creo que fueron muchas preguntas, me disculpo.

Abres tu mochila y sacas varios papeles partidos en trozos diferentes. Recordabas cada una de las conversaciones y por qué surgieron, por más incoherentes que fueran.

«Te quiero mucho, Matty».

Oh no.

Un nudo apareció en tu garganta, y tus ojos comenzaron a cristalizarse. ¡Basta, Mail! Hablamos sobre esto, ¿lo recuerdas? No quieres que te llamen el marica de la clase, no eres un llorón repítete eso hasta que el sentimiento se te pase.

—No eres un llorón, no eres un llorón. — Vaya, realmente no esperaba que me obedecieras, pero veo que funciona. Poco a poco tu respiración se controla y tus ojos vuelven a la normalidad.

Decides dejar que las clases pasen con normalidad, evitando recordar algo que te hiciera volver a sentir mal, lo cual, es lo más inteligente que has decidido hacer hoy.

 

Al llegar a casa, enciendes tu móvil: 0 mensajes.

Tu corazón se encoje, por un momento crees que podrías vomitarlo y mantienes la boca cerrada, entrecerrando los ojos para no llorar de nuevo, pero es inevitable. Eres un llorón, y lo sabes.

—Soy un llorón. — fue lo que dijiste entre el llanto, bloqueando tu móvil, echándote en la cama, buscando una almohada la cual abrazar. ¿Tan poco le importabas? Tú contestarías en un minuto cualquiera de sus mensajes, por triviales que fueran o por ocupado que estuvieras. Te he visto, muchacho, y sólo puedo describirte de una manera: Rogón.

A veces las cosas no son como parecen, y no, no hablo de magia. Hablo de…

Te estoy hablando, Mail, deja de llorar y hazle caso a la voz que te habla desde dentro de tu cabeza por un minuto, ¿quieres?

Como decía…

Las personas suelen irse a veces, y no puedes detenerlas, porque no eres dueño de sus vidas. Mello decidió irse, pero está bien, seguramente es más feliz de esa manera. Y tú… Bueno, tú… Estarás bien, Matt. Lo digo en serio esta vez. Sé que me he burlado mucho de ti y he hecho comparaciones feas con tus ojos  (me retracto: No son verde popó), pero esta vez de hablo desde lo más sentimental de mi ser. Siempre encontrarás una forma de seguir sonriendo; estás pasando un mal rato, pero las cosas pasan, como las estaciones, así como el verano pasa a otoño y del otoño al invierno. Ahora sientes que estás en uno de los peores inviernos, ¿no es así? Pero tranquilo, sabes que después viene la primavera.

Puede que la persona que más quisiste se fue, pero las cosas siempre se superan, sólo tienes que… dejarlo ir, sí, eso es lo que quise decir desde el principio.

Estarás bien, Matt.

Lo prometo.

 

 

 

 

Notas finales:

Sí, es corto y un poco extraño pero bueh, me gustó mucho, siento que estoy narrando algo de Homestuck. (?)

Espero que les haya gustado uwu


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