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MALDITAS APARIENCIAS por Miley_lio

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Notas del fanfic:

 Les traigo un nuevo fic inspirado en  esta inusual y controversial pareja (una de mis favoritas)

Les comento que habrá drama, romance, violencia, masoquismo y muuuchas cosas más, así que espero sigan y les guste esta nueva historia. 

No podía creer lo que sucedía, la decisión repentina que había tomado  la otra persona lo tomo por sorpresa y su mente no podía procesar tanta información junta, además de que sus sentimientos no ayudaban en nada.

-no, Aioros….- trato de tocarlo, pero el otro re huyó su contacto, lastimando enormemente a la otra persona.

-es lo mejor. – dijo con un nudo en la garganta. Sabía que la decisión que había tomado los estaba matando a ambos por dentro, pero él  no podía más y pensaba que esa era su única salida.

-¡qué demonios dices! – la ira consumió a Aioria, odiaba cada palabra que Aioros decía.

-tu y yo lo sabemos, esto es lo mejor para todos. –

-¿lo mejor?  ¡De qué carajo estás hablando! esto no es lo mejor para ninguno de nosotros. – grito furioso a unos cuantos centímetros de distancia de él.

- no pienso seguir discutiendo esto contigo, me iré, está  decidido y…y tal vez así olvidemos lo que paso…el terrible error que cometimos. – cada palabra desgarraba su corazón.

Error, así que para Aioros todo había sido solo un error. Entonces Aioria  lo miro con odio, una mirada que jamás antes le había dedicado.

– sabes que Aioros… ¡puedes irte al infierno! –  lo empujo contra la pared, para después salir  corriendo rumbo a su recamara.

-Aioria…- alzo su mano como si quisiera detenerlo, pero sin fuerzas para hacerlo.

-¡mierda! – grito Aioros, golpeando con fuerza la pared.

No podía más y el solo hecho de saber  que lastimaba de esa manera a la persona que más amaba en el mundo lo estaba destrozando aún más.

-no podemos…nosotros… no podemos…-

Arrastró su espalda por la pared y lentamente cayó al suelo, completamente derrotado, las primeras lágrimas salían de sus ojos y la vertiente cristalina que dreno de ellos solo se incrementó más y más.

 

’’’’’’/’’’’’’’

 

Aioria lloraba desconsoladamente postrado en su cama. El dolor que invadía su corazón era tan fuerte que no era capaz de soportarlo.

Realmente no esperaba esa reacción por parte de su hermano, después de lo que vivieron.

-por qué me haces esto Aioros…si…si yo…yo te lo entregue todo, ¡todo! – el llanto lo inundo, mientras parecía que su vida se iba al infierno después de aquella noche, aquella noche en la que había tocado el cielo en los brazos de su hermano.

 

Flash back…

 

El mayor estaba en la sala mirando una película, pero al parecer  no parecía muy entretenida pues Aioros no dejaba de mirar por el rabillo del  ojo a su hermano menor, quien hacia lagartijas más halla.

-yyy…100.- Aioria se reincorporo rápidamente, cansado y agobiado mientras el calor hacia estrados en su cuerpo y el sudor resbalaba por su piel bronceada.

-no veo porque te empecinas en hacer esa rutina todos los días, no es necesario. – hablo Aioros con una sonrisa, Aioria mientras se acercaba a él y se recostaba a su lado.

- quiero tener un cuerpo perfecto, así como el tuyo. – le hablo Aioria, Aioros se puso rojo, esa  acaso era una indirecta?

-Aioria…tú acabas de cumplir  15 años  y yo tengo 21, no puedes  compararte conmigo,  así que mejor  ya deja esa obsesión tuya. – Aioros dijo esto entre burla y provocación, sabia lo vanidoso y competitivo que era su hermano y que esas palabras pronto harían mella en él.

-quieres, ver que yo sí  puedo compararme contigo.- Aioria se puso en pie rápidamente. – vamos a hacer un prueba, de agilidad, ¿qué te parece? – Aioria le sonrió mientras  comenzaba a calentar,  Aioros solo sonrió y desvió su mirada.

-no creo que me ganes, así que mejor déjalo así. – hablo Aioros nuevamente provocativo,  incluso se puso a prestarle más atención a la tv que a su cada vez más  cabreado hermanito.

- ¡VAMOS! – Aioria  molesto desconecto la tv y lo miro retadoramente, Aioros nuevamente lo ignoro, tomo el vaso con jugo de naranja que tenía en la mesita a su lado.

Al ver esto Aioria  enfureció más, si había algo que no podía soportar era la indiferencia de su hermano.

Aioros lentamente se llevó el jugo a su boca para degustar un poco, sin embargo, gracias a su hermano la mayoría del líquido se derramo en su camisa azul.

-¡carajo! – Aioros por reflejo  tiro el vaso y se puso en pie rápidamente, ahora no solo su camisa sino su pantalón también estaban mojado. Molesto por la acción de su hermano levanto la mirada hacia él.

-¡ups! Se me paso la mano. – le sonrió maliciosamente, mientras lo miraba provocadoramente.

.- ¡era mi camisa favorita!- Aioros intentaba limpiarse mientras sentía su cuerpo mojado. -  Aioria, ahora si me la pagas. -

-eso lo veremos…. - Aioria poco a poco fue retrocediendo.  -  ¡alcánzame si puedes! –grito antes de salir corriendo hecho un rayo.

-¡Aioria! –le grito  molesto, pero termino sonriendo. Salió corriendo para darle alcance a su revoltoso y travieso “hermanito”.

Se escabulleron por toda la casa. Ambos corrían y esquivaban obstáculos ágilmente ninguno de los dos parecía querer darse por vencido. Hasta que  Aioria fue a resguardarse a su recamara con Aioros siguiéndolo de cerca.

-¡te tengo! – Aioros lo tumbo en su cama, postrándose sobre él, sujetando sus manos a los costados.

- ahora sí, no vas a  huir más, eres mío. – tanto Aioros como Aioria tenía las respiraciones agitadas y descontroladas, no solo por la corrida emprendida, sino por las sensaciones que comenzaban a invadirlos al tener el cuerpo del otro tan cerca.

-¿qué piensas hacerme, he? – Aioria le reto, sin dejar de mirarlo a los ojos, desafiante.

- puedo hacerte lo que quiera, recuerda que nuestros padres no están y que estamos solo nosotros dos. – entonces Aioria, sin ánimos ni mucha fuerza, intento soltarse, pero Aioros apretó su agarre mucho más, estrujado su cuerpo contra el suyo.

Sus labios estaban a unos centímetros de distancia, no dejaban de mirarse a los ojos, esos ojos que parecían tener un brillo especial, Ambos sentía su repisaron agitada y  hasta podían sentir el retumbar de sus latidos, no sabían  exactamente que les pasaba en esos momentos, pero ninguno de los dos quería apartarse del otro.

-muéstrame… quiero ver de lo que eres capaz. – le dijo provocadoramente y sonriéndole lascivamente. 

Ante las palabras y la mirada de Aioria, un fuego interno despertó en Aioros, sintió la parte baja de su cuerpo despertar, si, el deseo  invadió sus sentidos.

Y   sin pensar en el  por qué o en las consecuencias, apretó violentamente los labios de su hermano contra los suyos. Aioria rápidamente abrió la boca para permitir el ingreso de la lengua ajena, comenzó una batalla donde el mayor demostraba lo experto y domínate que podía ser.

Si, la conciencia y la cordura los  abandonaron, para dar rienda suelta   a sus instintos; a la satisfacción de sus deseos reprimidos. Y aunque nunca ninguno de los dos lo haya admitido conscientemente,  ambos deseaban ese acercamiento desesperadamente y ante la oportunidad no pensaban detenerse aunque el cielo se cayera sobre ellos.

Aioros desesperado y ansioso comenzó a tocar por debajo de la ropa de su hermano, sacando unos quejidos suaves le los labios del menor, aun presos por la boca del mayor.  No falto mucho para que Aioros, sin  cuidado, arrancara la camisa de  Aioria dejando al descubierto su bien formado abdomen, si definitivamente Aioria no tenía mucho por envidiar le ha Aioros.

Sonrió, para luego devorar su cuello, lamio, succiono, mordió, dejando huellas muy notorias en la piel virgen de su hermano.

Pronto los pantalones comenzaron a ser un estorbo, así que Aioros se deshizo de esa prenda, sonrió lascivamente al notar que su “hermanito” no traía nada más puesto.

Le abrió las piernas para posarse entre ellas, Aioria solo se mostró sumiso, no opuso resistencia y más bien cooperaba con las acciones de su hermano.

Aioros volvió a tomar posesión de sus labios, mientras acariciaba lascivamente el cuerpo bajo suyo Aioria comenzó a acariciar también el cuerpo de su hermano,  sintió la humedad y la piel melosa del mayor, al restregarse contra su cuerpo desnudo,  gracias al líquido dulce que había corrido por su cuerpo antes,

Aioros al sentir su toque, se apartó de Aioria y se deshizo de su camisa, para después tirarla al suelo, con urgencia se acercó nuevamente a sus labios, no pensaba alejarse del cuerpo del menor por nada del mundo.

-eso es culpa tuya. – hablo Aioros al sentir su cuerpo húmedo y pegajoso.

 -no te preocupes…voy a limpiar mi desastre. -

Aioria  se acercó a sus pectorales, lamio su pezón, para después dejar su rastro húmedo en el resto de su pecho,  el dulzor de la piel de Aioros hizo más gustoso ese contacto.

-ha…- Aioros  sintió las manos indecorosas de su hermano bajar su cremallera, y meter su mano para acariciar el glande del mayor que parecía querer ser liberado.

 Aioria solo sonrió laciamente al notar la condición en la que se encontraba su hermano y  ayudado por el mismo se deshizo de su pantalón  juntamente con la ropa interior.

Aioros disfruto de ese momento como nuca antes, con urgencia, volvió a besar sus labios, mientras comenzaba un lento vaivén de sus caderas. Los movimientos se fueron incrementando, estimulándolos a su vez.  Los gemidos de Aioros y Aioria inundaban la recamara.

Lo que pasaba en esos momentos era inexplicable y ninguno de ellos se detuvo a pensar en porque, solo querían disfrutar de eso glorioso y único momento.

Aioros algo impaciente se sumergió en el cuello de Aioria sin dejar de acariciarlo y atraerlo más a su cuerpo.  Aioria solo se relamió los labios disfrutando de las caricias de su hermano.

 Ambos estaban llegando al momento cúspide, pero necesitaban ese último contacto, ese contacto que los uniría y los haría sentir por completo el uno con el otro. Aioria entendió eso, así que abrió   más las piernas  mostrándose de manera muy sugestiva.

Aioros sonrió  complacido ante la imagen gloriosa de su hermano.

 Si, Aioria  se estaba mostrando muy sumiso, y eso le  excitaba, pues generalmente siempre oponía su resistencia al momento de  hacer las cosas.

-te mostrare  de lo que soy capaz…- Aioros le abrió las piernas, y se recostó sobre él impaciente.

 Aioros en esos momentos no se mostró paciente, mucho menos ahora, necesitaba sentirse dentro de Aioria, y esa necesidad lo obligo a penetrarlo de golpe, sin preparación alguna.

¡Ha!- grito de dolor, al sentir el sexo de Aioros incrustarse de un solo movimiento en su interior. Aioria no se esperó ese empuje repentino, pero lo soporto, apretó los ojos con fuerza y estrujo las sabanas bajo de el con fuerza mordiendo sus labios hasta que el líquido rojo dreno de ellos.

Aioros se retiró un poco, al sentir la presión, era notoria la tensión en el cuerpo de Aioria, no estaba cómodo ni preparado, llevado por el deseo olvido que esa era la primera vez que su hermano tenía un encuentro así.

Entonces Aioros intento  retirar su miembro, no quería lastimar a su hermano.

-no…-Aioria se abraso a él son brazos y piernas.- no te atrevas…-Aioros  se sorprendió, al sentir la resistencia de Aioria.

-pero…-Aioros no pudo articular más palabra, el placer que lo inundo,  al sentir el movimiento de caderas de su hermano borro todo pensamiento. Aioria  con algo de dolor, comenzó a moverse de arriba hacia abajo, sin dejar de presionar con sus piernas y brazos.

Entonces Aioros tomo el control, cogió la cadera de Aioria e hiso movimientos lentos primero, disfrutando como nunca de ese momento, poco a poco el lento vaivén, tomo una fuerza y profundidad avasalladora.

 

-¡haa! – Aioria gemía descontrolado, era la primera vez que experimentaba algo así, y le gustaba, le gustaba mucho, más aun al saber que quien lo poseía por primera vez y de esa manera tan desenfrenada, era su adoración, su  ídolo, su hermano.  Quien lo tocaba y lo sometía de esa manera casi salvaje.

Sentía que solo ante Aioros  podía mostrarse sumiso y obediente, entregándose de una manera completa y sin reservas.

Aioros por otra parte, se sintió un ser primitivo y salvaje, desahogando su placer y su libido contra ese cuerpo tan deseado. Sí, porque solo el cuerpo prohibido de su hermano se le hiso atrayente y deseable.

No había espacio alguno entre sus cuerpos y ninguno reprimió los aullidos, gritos, jadeos y  sonoros gemidos que denotaban abiertamente  el gran gozo y placer que sentían y  por el que atravesaban sus cuerpos.

Aioria quería más, así que abrió más las piernas y se aferró al cuerpo de su hermano moviendo sus caderas sugestivamente. Aioros capto rápidamente el mensaje de su hermano así que con mayor  fuerza empujo sus caderas contra las entrañas de Aioria, no le importaba nada más que sentir esa presión cálida en su miembro.

-¡Aioros! –Aioria grito su nombre al sentir sus uñas clavarse en sus muslos, el encuentro era violento y desenfrenado.

-ha…si…Aioria…este castigo te gusta !dime si te gusta! – Aioros no dejaba de embestir con ímpetu el interior de su hermano, desgarrándolo.

-sí, ha… me gusta, haa… quiero más, ¡dame más fuerte! Solo quiero sentirte, no me importa el dolor. – ambos desvariaban, presos del placer orgásmico, las palabras incoherexas que salían de sus labios solo incrementaban su placer y disfrute.

Ya casi culminaba ese encuentro, eso lo sabían ambos.

Aioros no lo soportaron más, embistió con mayor  fuerza. Aioria se descargó entre ambos y Aioros en su interior.  Ese  líquido blanquecino abandonaba sus cuerpos ante el orgasmo placentero que tuvieron.

Aioria respiraba agitadamente, aun sintiendo a Aioros en su interior. Aioros no encontraba el valor ni la fuerza de voluntad para abandonar esa cálida cavidad. Pero finalmente lo hiso, se sorprendió al ver  la sangre correr entre las piernas del menor, se sintió culpable por haber sido rudo y violento en esa primera vez.

Aioria entonces pudo relajar sus músculos. Aioros algo desconcertado se sentó en la cama tratando de relajar su respiración.

La calma poco a poco volvía  a sus cuerpos.

Aioros sintió el cálido toque de su hermano en su espalda. Aioria lo redero por detrás mientras acariciaba su pecho y su abdomen.

Aioros permanecía con los ojos cerrados y la boca abierta en un esfuerzo por normalizar su respiración agitada. Aioria entonces  se abraso a su espalda.

-te amo, Aioros…-– le susurró al oído, antes no estaba seguro de cuál era el verdadero  sentimiento que lo embargaba  cada vez que estaba con Aioros, pero…ahora, ahora que había vivido esa experiencia, que se habían entregado en cuerpo y alma, Aioria no tenía ninguna duda de lo que sentía hacia su hermano.

 -  ahora te lo puedo confesar abiertamente, …puedo decirlo sin miedo y sin dudarlo un poco que te amo, te amo, te amo.  – Aioria lo abraso fuertemente, no queriendo alejarse de su cuerpo jamás.

Aioros escucho a la confesión estático. Mientras la conciencia volvía a él de manera avasalladora  y los pensamientos juntamente con su razón hacían estragos en su cabeza.

Fue entonces que Aioros abrió los ojos en grande, al darse  cuenta de las palabras de su hermano, el significado de ellas y las consecuencias de sus actos.

Aterrado, se soltó de Aioria y se puso en pie. Aioria lo miro sin entender, no esperaba esa reacción por parte de Aioros.

-no…- Aioros pasó su mano por su cabello. – que hicimos…-

-que, ¿que hicimos? – Aioria sonrió casi incrédulo.- el amor, Aioros, hicimos el amor. – le dijo sin tapujos.

-no…-Aioros solo negaba con la cabeza, los pensamiento juntamente con sus sentimientos lo atormentaban cada vez más.

-Aioros…- Aioria se puso en pie para acercarse a su hermano, el dolor entre sus piernas, lo hizo cojear.

Aioros entonces lo vio, su cuerpo desnudo, la sangre que corría por sus muslos,  mesclada con su propia esencia, el temblor en su cuerpo se incrementó mientras su cabeza daba vueltas.

-por qué actúas así…Aioros.- Aioria intento tocarlo, pero Aioros se alejó de él. Se veía aterrado y desesperado, lagrimas caían por sus ojos mientras la culpa y la vergüenza llenaban todo sus ser.

-no…Aioria…-lo miro a los ojos, con el rostro descompuesto.- perdóname…por favor…perdóname…-le dijo apenas, pues el nudo en su garganta no le dejaba articular palabras.

-¿perdonarte?- Aioria lo miro cada vez más confundido y molesto. – ¿por qué?

-por…por esto…yo…yo…-

-Aioros, no me hables como si yo no lo hubiera consentido. – Aioria se acercó a él y lo tomo de un brazo. – como si me hubieras obligado. – lo miro a los ojos, Aioros solo negaba con la cabeza, dijera  lo que dijera Aioria,  él se sentiría responsable y culpable por todo lo que había pasado.

-¿te arrepientes? – Aioria hablo triste y decepcionado.

Aioros desvió la mirada de su hermano sin tener el valor sufriente para siquiera míralo a los ojos.

- esto…esto jamás debió de haber pasado…nunca…– Aioros se soltó de Aioria y sin poder soportarlo más tiempo salió de su recamara sin importarle el estado en el que dejaba  a Aioria, quien ahora parecía confundido y muy molesto por su actitud.

 

Fin de flash back

 

Con mucho pesar, sintió el olor de su hermano impregnado en esas sábanas blancas, si, aun lo sentía y su aroma lo invadió por completo, esto,  solo hiso que su dolor se incrementara.

-Aioros…-susurró su nombre, llamándolo, queriendo que recapacitara y se diera cuenta del verdadero amor que sentían el uno por el otro, porque Aioria estaba convencido, tanto el cómo su hermano se amaban más que como hermanos.

…..

 

-¡Ya llegamos! – el grito de su madre lo hiso exaltarse, rápidamente se puso en pie mientras se limpiaba torpemente las lágrimas de su rostro.

- ya mandamos la solicitud, al ver tus notas y tu desempeño en la escuela y tus antecedentes. Los de la academia no dudaron en aceptarte, así que ya estas dentro.- hablo su padre serio, aunque se notaba el entusiasmo que sentía, su hijo al fin había optado por la mejor elección, según él.

-¿enserio? eso me alegra mucho, -   Les dio la espalda a sus padres, tratando de ocultar su estado de ánimo.

-bueno, ten todo listo, partirás en una semana. – le dijo su padre, para luego salir de la sala.

-Aioros, hijo, que tienes? – su madre se acercó a él afligida, pues a diferencia de su padre, ella si noto el estado en el que se encontraba su hijo.

-na...nada mamá. – respondió tratando de sonar normal y ocultar la tristeza que lo embargaba.

Entonces su madre, delicadamente tomo entre sus manos el rostro de su hijo,  e hizo que la mirara a los ojos.

-Aioros…- con ternura, limpio las últimas lágrimas que se presentaban en el rostro de su hijo. – ¿Por qué lloras?-

 

-nada, solo…creo que...voy a extrañarlos mucho. –hablo apenas, pues las ganas que tenia de llorar lo invadían.

-hijo, yo te conozco muy bien y sé que el dolor y la tristeza que te embargan son de una magnitud mucho más grande. – dijo suavemente tratando de calmarlo.

Aioros desvió  la mirada in capaz de ver a su madre a los ojos, sintiéndose el ser más abominable y  repulsivo  del mundo.

-no lo hagas si no quieres, es más si haces esto solo para complacer a tu padre, dímelo, no me importa lo que me cueste yo hare que respete tu decisión, pues mientras yo viva nadie va a  obligarte a hacer algo que no quieres. – Aioros entonces dejo caer nuevamente sus lágrimas, no podía controlarse por más que quisiera, el sentimiento de culpa y de vergüenza, lo invadían.

-nadie me obliga a nada mamá, créeme  si yo tome la decisión de ingresar a la academia, es porque así lo quiero. – Aioros forzó una leve sonrisa

-no es que no quiera creerte Aioros, pero me es muy difícil hacerlo, pues tú ya tenías tu vocación elegida. Si desde que eras niño, decías que ser pintor era tu  sueño a realizar; incluso no te importaba si tu padre se oponía, tú, hacías lo que te gustaba, por sobre todas las cosas porque pintar era tu mayor pasión. – le dijo afligida y melancólica.

Aioros, se sintió peor ante las palabras de su madre, pues tenía toda la razón,  su más grande pasión era la pintura, sin embargo, ahora estaba dispuesto incluso dejar todo aquello por lo que tanto había luchado, aquello que lo hacía sentirse realizado,  solo para mantenerse alejado de Aioria. Bien podía huir sin decir nada, escapar sin dejar rastro alguno, pero sus padres no merecían tan falta de consideración, además sabía que la reclusión con trato duro y mucha disciplina a la que sería expuesto y sometido,  le sería  como un castigo que estaba dispuesto a asumir por haber cometido tal pecado y por sentir lo que sentía por la persona que no debía.

-estoy bien, madre, no te preocupes por mí, solo….solo quiero pedirte un favor. – Aioros tomo entre sus manos, las manos suaves y blancas de su madre. – te pido que cuides a Aioria, no lo dejes solo, el…él va a necesitarte.-en los ojos de Aioros solo se podía percibir tristeza dolor y sobre todo preocupación.

-Aioria… él debe de estar muy triste por tu partida, si desde pequeños, ustedes no andaban separados, ambos se la pasaban juntos casi todo el tiempo. – hablo su madre mientras acariciaba los risos de Aioros con cariño.

- Sabes algo, me alegro mucho del vínculo tan fuerte que comparten tú y Aioria, si sé que ustedes jamás van a dejar de ser los mejores hermanos, sin importar el tiempo y las distancias pues el lazo que los une es único y el amor que sienten el uno por el otro es fuerte y duradero. – sonrió su madre, Aioros solo se sintió peor, el cuerpo entero comenzó a temblarle mientras su corazón latía desenfrenado y las palabras de su madre formaban una revolución en su cabeza. 

-te quiero mucho Aioros, a ti y a Aioria, ambos son mi vida. – le susurró al oído, mientras lo estrechaba entre sus brazos.  . -  no sé qué sería de mi  si algo malo les pasara. –

Aioros solo pudo abrasarse a su madre fuertemente sintiéndose desgraciado, desolado, indigno y sintiendo asco de sí mismo.  Estaba a punto de arrojarse a los pies de su madre e implorar su perdón, por el acto terrible que cometió, por el sentimiento que guardaba en su corazón hacia su propio hermano.

-descansa Aioros y trata de meditar bien las cosas, todavía puedes cambiar de opinión.- le sonrió. – sabes que cuentas conmigo para lo que sea, y que hagas lo que hagas, yo siempre me sentiré orgullosa de ti. – le dijo para después depositar un beso en su frente y alejarse.

 

Aioros sintió el peso de las palabras de su madre, lo sofocaban y martirizaban.  Con  la respiración  descontrolada, se dirigió rápidamente a su recamara donde se encerró. Poso ambas manos en su cabeza al tiempo en el que los recuerdos y las palabras de su madre llovían en su cabeza.

Cayo de rodillas completamente derrotado, de repente, los sollozos de su hermano llegaron  a sus oídos, rápidamente se acercó a la pared que  los separaba, recostó su cabeza contra la pared y escucho con mayor calidad el llanto y los lamentos de su hermano. Esto estrujo más su corazón,  de haber sido posible el habría hecho lo que en anteriores veces,   habría ido a su recamara y lo habría consolado, habría secado sus lágrimas, pero ahora, Aioros no podía ni siquiera acercarse a Aioria después de lo que paso; sabía que  Aioria sufría por su causa.

Si, su familia estaba en peligro…

No había otro remedio, estaba decidido, el alejarse de Aioria era la  única solución y esperaba con el alma que todo volviera a ser como antes, antes de aquella noche…

 

Continuara….

Notas finales:

Ya posteare la continuación.

 

 


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