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Más allá del afecto de una noche por Tengaru03

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, agradezco enormemente a Masashi Kishimoto por ellos.

Notas del capitulo:

Hola.

Les traigo un nuevo fanfic de esta serie (Pretendo que sea breve a diferencia de los demás pues es una narración corta de capítulos más cortos que los otros) Espero sea del agrado de quienes pasen a leer y disfruten de la lectura. 

 

Capítulo I: Intuición

Giró el pomo de la puerta para cerrarla y al fin salir del departamento con calma. Se acomodó por última vez el cabello cuando bajó las escaleras y llegó al automóvil grisáceo que le esperaba en la entrada. Subió y lo primero que sintió fue su mirada. -¿Dejaste cerrado?-.

-Sí-.

-¿Las ventanas?-.

-Hey, nadie subirá hasta allí-. Hizo un ademán con la mano para que el conductor comenzara la marchar por la larga avenida.

-¿Trajiste el paraguas? -.

-Descuida, no lloverá-.

-Ah, nunca me escuchas…-. Se quejó mirando por la ventana para distraerse un segundo, de pronto molesto por aquel comentario ¿Acaso le hería tanto el orgullo darle la razón de vez en cuando?

El hombre de ojos oscuros le miró de reojo. No le agradaba discutir por banalidades como esas, pero en ocasiones se superaban a sí mismos. Los días de casados en ocasiones quebraban las expectativas que cada uno tenía al idealizar el concepto o bien toda la humanidad. Casarse era toda una eventualidad para el futuro, significaba estar con él en las buenas y en las malas, significaba velar por su bienestar y felicidad, significaba… ¿Responsabilidad? Claro, responsabilidad por otra persona.  Cuando le propuso casarse no buscó responsabilidad ¿o sí? En días como aquel se preguntaba aquello de pronto pues la vida no era tan sencilla. Sin embargo, ordenando sus prioridades decidió que ese no fuera el momento.

Suavemente acercó la mano a la contraria por sobre el asiento del auto y entrelazó los dedos acoplándolos ya acostumbrado a esa sensación, sin embargo a pesar de todas las veces que había realizado esa acción seguía siéndole agradable. –Si te escucho… no quería subir de nuevo, ya vamos algo tarde ¿Bien?-.

El rubio se giró para mirarle, un momento antes de sonreír con suavidad, acercándose a él para apoyar la cabeza en su hombro. –Claro que está bien, además es tu noche, no creerás que la quiero arruinar ¿verdad? -. Besó su mejilla y suspiró más tranquilo.

Situaciones así eran cosa de todos los días. En ocasiones se peleaban y no hablaban, en otras llegaban a un acuerdo al saber que debía realizar algo importante y sabían guardar las apariencias ante los demás. Pensó de pronto en el tiempo que llevaban juntos y se le hizo algo más llevadero. Naruto no podía quejarse, Sasuke era todo lo que había imaginado y su vida con él también lo era. Se entendían más que bien. Eres mi compañero de vida.

-Ya llegamos-.

Ambos bajaron. El azabache hizo que le tomara del brazo para bajar e ingresar al elegante lugar. Se dieron un respiro antes de poner un pie dentro del local. Aquel día era el ascenso de Sasuke, un gran paso dentro de la firma de empresarios asumiendo la presidencia del más grande proyecto que se había generado en la ciudad en términos constructivos y relaciones extranjeras. Todos estaban felices por su triunfo y no dudaron en dedicarle una celebración privada.

Recibió halagos de su jefe anterior y de sus colegas. Dichosos de contar con su liderazgo y tenacidad para las inversiones. Pero quien no daba más de orgullo era el rubio. Estaba tan feliz de que hubiera llegado tan lejos siendo tan joven. A sus 26 años asumir toda esa responsabilidad era un paso gigantesco. Le miraba con admiración, siempre había sido así. Siento que eres tanto para mí.

-¿Qué tanto me ves?-. Murmuró con esa seriedad que le caracterizaba ante la cual el rubio sonrió.

-Nada, pensaba en que eres grandioso, es todo…-. Le guiñó un ojo antes de apartarse de él, notando que los colegas de su esposo le llamaban para saludar y conversar de cosas laborales que curiosamente divertían al resto. Naruto se llevaba con ellos y en aquellas circunstancias era más fácil conocerles a todos. Además de eso estaba el hecho de que era lo suficientemente sociable como para lidiar con las reuniones de ese tipo.

Sasuke le vio marchar y sintió muy bien su comentario, le gustaba que le admiraran y le dijeran aquellas cosas y si era su esposo… bueno jamás dejaría de ser especial. Era lo bueno que encontraba en Naruto, amaba esa capacidad para comentar impulsivamente algo que le hiciera sentir mejor. Estaba nervioso después de todo con la situación y él, con esas simples palabras, ya le generaba más autoconfianza.

-Mira nada más, lo lograste al fin-.

El azabache levantó la vista y de pronto se olvidó de todo e hizo un gesto suave de amabilidad. –Sí, quién lo diría ¿no?-. Bajó la mirada como ocultando una leve sonrisa. Sakura, su colega reciente  y su próxima mano derecha estaba allí, comentándole con toda confianza su ¿felicitación? Por su  logro.

-No seas modesto, todos sabíamos que lo conseguirías, siempre lo supe-. Sonrió demasiado cordial, tanto que de pronto llamó la atención de una persona que no había dejado de mirarles hasta ahora.

-Gracias por eso-. Respondió formal viendo que llegaba Naruto a su lado. –Sakura, te presento a mi pareja, Naruto Uzumaki-. Murmuró tomando al rubio por la cintura, en un abrazo muy sutil para presentarle como era debido.

El rubio sonrió educado. –Un gusto, Sakura-.

-Digo lo mismo-. Murmuró la joven en lo que llegaban más compañeros de trabajo sumándose a una conversación entre risas y chistes de los cuales poco a poco pasaron a ignorarse, al menos por parte del azabache y la pelirrosa que se miraban cómplices o así le parecía al rubio. Ellos no parecían reír con los comentarios de Karin, no, parecían reír entre ellos dos ¿Qué está pasando?

-Sasuke ¿me traerías una bebida?-. Pidió el rubio dulcemente ante lo cual el azabache aceptó sin dudar caminando a las escaleras para bajar al bar.

La conversación siguió y el rubio no alcanzó a notar cuando Sakura se había marchado también, pero si vio desde el segundo piso cierta situación. Desde dónde estaba podía ver la barra de bebidas y a Sasuke entregando  la bebida que era para él a la joven y subía las escaleras para volver a su lado. Naruto omitió cualquier comentario pues, como lo prometió, no arruinaría nada esa noche, pero la sensación de que diera algo que era para él a una chica como aquella, le hizo sentirse, tan solo un poco, despreciado. –Sasuke… ¿y la bebida?-.

-Oh, se me ha olvidado, ya sabes… conversaciones allí abajo y demás, ¿quieres que vaya de nuevo o…?-. El azabache miró abajo notando a la pelirrosa allí, no sería problema ir pues tampoco era tan lejos.

-No, descuida, ya no importa-. Le acarició el cabello afectivamente para ignorar aquella sensación, pero, siendo sincero consigo mismo, no resultó.

Emociones encontradas de pronto surgían en el ambiente o al menos eso le parecía al rubio. Suspiró profundamente controlando sus especulaciones, sonriéndole a la gente como siempre, mostrando su más alegre y amigable rostro, siempre acompañando de buena manera a su esposo. Nunca se había mostrado reacio a aquello, la sociedad que les rodeaba, su relación. Claro que no era agradable para todos, pero tenían el apoyo de sus cercanos y, en la actualidad, una pareja homosexual en esas circunstancias era bastante normal, no era ese el punto de su incomodidad, sino… Sino tus miradas con las de ella. ¿Qué te pasa? Aquí estoy ¿es que no me ves?

Las horas de la noche pasaron y junto a ellas la sonrisa del rubio se apagó lentamente tras ver constantes reacciones venideras de su esposo con aquella joven.

De nuevo en el automóvil, de nuevo en el hogar.

Sentado en el sillón luego de la ducha pensaba en todo lo que había visto aquella noche. Pensaba en cómo se sentía, pensaba en las posibilidades, pensaba en su relación, pensaba en él, en ella… pensaba en su futuro y de pronto todo llegaba de golpe, todo apedreaba en su mente de forma estrepitosa. El tarareo de los labios de Sasuke no ayudaba, su indiferencia con la situación y con lo que sentía en ese instante, era tan molesto.

-Sasuke…-.

-Mmh…-.

-¿Qué tanto la conoces?-.

-¿De quién hablamos?-. Murmuró en lo que trataba cambiar una ampolleta tras cortar la electricidad de la habitación. Podía oír el tono del rubio a pesar de estar lejos. Además su departamento era muy acústico y ellos dos solos allí, no había mucho más que pudiera escuchar.

-De Sakura ¿qué tanto la conoces?-.

-Lo suficiente para confiar que es buena con las finanzas-. Respondió con calma alcanzando al fin la ampolleta de remplazo sobre un mueble alto y cercano de donde estaba.

-Una buena financiera no se comportaría así a no ser que tenga demasiada confianza contigo, ninguna de tus colegas es así contigo, no como ella-.

Sasuke, tras terminar de hacer lo que hacía bajó de la silla y suspiró meditando lo que sugería el rubio. Gruñó bajo intuyendo a dónde se dirigía la conversación. Se acercó a él y le miró de pie. Apreció su postura relajada en el sillón, con una toalla cubriéndole los hombros y parte del cabello, mirándole como buscando mentiras. No le gustaba esa sensación, no le gustaba dar explicaciones ni que se las exigieran.  -¿Sucedió algo? -.

-Le gustas-.

-¿Qué?-.

-¡No te hagas el idiota!, le gustas-. Confirmó el rubio desviando la mirada a un lado. De pronto sentía que las cosas habían pasado sin notarlo y que detalles de su relación se le escapaban. –Se nota que le gustas mucho, ella es gentil con todo el mundo pero no notaste que te siguió a todos lados durante toda la fiesta, que pasaste más tiempo con ella que con cualquier otra persona además de mi…-.

-Ah… por favor-. Subió los hombros un tanto irritado con la situación. –No puedes decir eso-.

-Claro, no lo notaste ¿y sabes por qué no lo notaste?-.

-¿Por qué no me interesa?-.

-Porque te agrada…-. Hizo un gesto que al parecer no le agradó a Sasuke. Un gesto de ¿repulsión?- Te gusta o al menos te atrae… ¿verdad?-.

-¿Qué? -. Negó enérgicamente. –Para nada, estoy casado contigo ¿crees que es un chiste?-.

-Eso no tiene nada de influencia en lo que digo, perfectamente sabemos que tú disfrutabas también de la compañía de las mujeres y digo…  “pues tal vez ahora se ha arrepentido de estar conmigo y…”-.

-¡Alto!-. Le tomó de los hombros con cuidado, tan solo para hacerlo entrar en razón de todas las estupideces que decía. –Ya basta… Tú no eres así ¿qué sucede?-. Se sentó a su lado tratando de abrazarlo. –Ahora peleas por todo, pequeñeces estúpidas, discutes porque no cierro la ventana, porque olvido el paraguas, porque no te abrazo en la noche… me da calor ¿está bien? Eso no significa que te engañe y tampoco es motivo para que te molestes…-.

-Sí, lo sé, lo siento… sé que son tonterías pero esto es diferente ¿entiendes?-. Se separó un tanto de él para abrazarse a sí mismo, no quería sentir su tacto, no cuando estaba así de molesto y frustrado. –No quiero que vayas… no quiero que vayas mañana-.

-Sabes que tengo que ir ¿cómo crees que faltaré a mi primer día como líder de la empresa? No puedo… Tendré al mejor equipo y…-.

-A Sakura-.

Sasuke le miró y frunció el ceño- ya estoy cansado de esto, si quieres seguir con esta especulación entonces continua con ella… pero no puedo dejar todo tirado, deberás entenderlo… ¿qué? ¿Qué haces?...-. Vio que el rubio se levantaba totalmente molesto dirigiéndose al cuarto en el cual dormían y atinó a seguirlo nada más. -¿qué estás haciendo?-.

Naruto tiró de unas cuantas cubiertas de algodón y las llevó todas al sillón acurrucándose allí. –Buenas noches, ten buen viaje mañana-.

-¡Ahh!… en serio eres insoportable en ocasiones-. Murmuró el azabache estampando un portazo para largarse a dormir al dormitorio en paz. –Buenas noches-.

Un sonido fuerte era aviso de un silencio doloroso.

Naruto no fue capaz de pegar un ojo para conciliar el sueño. No dudó en incriminarlo en ese sentido. ¿Cuándo Sasuke había sido infiel? … Pues nadie lo sabría ¿Cuántos sabían de infidelidades de sus parejas? No era un asunto poco común pero también era cierto que la mayoría eran mentiras. En este caso no lo sabía. Se  había guiado acorde a sus propias observaciones. Es que aquella joven no tenía una actitud normal y ¡vamos cualquiera con dos dedos de frente podría notar que le gustaba! El asunto era… el asunto es… ¿Te gusta también a ti?

Sabía que los días venideros serían una tortura, allí encerrado mientras que su esposo trabajaba fuera de la ciudad en compañía con sus colegas incluyéndola a ella. Lo encontraba injusto, pero había renunciado por voluntad a muchas cosas para estar con él y se sentía tan estúpido por desconfiar que en ocasiones se odiaba a sí mismo, pero debía admitirlo, tenía razones para dudar, sobre todo de él. No es que no te ame… pero si sé tus debilidades, todo lo que tuviste que pasar por estar conmigo… no te culparía si quieres aparentar ser otra cosa.

-Naruto…-.

El rubio escuchó un suave susurro que le hizo remover solo un poco en el sillón al sentir el tacto de su mano sobre el hombro.

-Lo siento mucho…-. Susurró suave mirándolo. El azabache se había puesto de rodillas en el piso para estar a su altura y besarle el rostro con cariño. –Pero por favor ven a la cama… en un par de horas me voy y me gustaría dormir un poco contigo… ¿Si?-. Le abrazó con cuidado sintiendo un suspiro por parte del rubio.

-Si te soy sincero… no tengo sueño…-. Susurró sutil contra su rostro antes de acomodar la cabeza en el hueco del cuello y el hombro. – Sé que no te puedes quedar, pero preferiría estar despierto lo que resta de horas antes de que te marches-.

-Entonces bebamos algo suave y escuchemos música ¿te parece bien?-.

-Sí, muy bien-. Sonrió sutil antes de besarle en los labios suave y permisivo. Se sentó mejor y esperó a que llegara la copa de vino blanco a su mano y el sonido suave de la música a sus oídos.

Al final pasaron las horas restantes charlando de cualquier banalidad de aquellos días. Debían cambiar las cortinas pues no les gustaba que no ocultaran bien el sol cuando no querían sentir demasiado calor. Debían comprar un par de plantas más para cambiar el aire solitario del departamento. Sasuke debía terminar varios informes y Naruto finalizar un proyecto de editor. Ambos tenían cosas que hacer, responsabilidades laborales, un tanto familiares y sociales. Pero en ocasiones como esas Naruto se preguntaba ¿y nosotros qué? ¿Desde hace cuánto no tenían relaciones por ejemplo? No era que fueran insaciables, pero al estar casados de pronto esos pensamientos o tentaciones, parecían menos frecuentes, más lejanos. Prefería no cuestionar aquello, en ese sentido no se podía culpar ni podía culpar al azabache. Estamos ocupados, no tenemos tiempo para nada más que convivir en lo cotidiano.

El rubio terminó de arreglar el traje de cambio que llevaría Sasuke para el segundo día de trabajo, sacudió las pelusas y lo dejó impecable. Uno que otro recuerdo le trajo aquella vestimenta y fuera eso o el deseo de no perderlo lo que lo hizo guardar algo entre los pliegos doblados de tela antes de meterla en la maleta de viaje, terminó siendo un pequeño gesto de su afecto por él.

-¿Todo listo?-.

-Si…-.

-¿Teléfono, llaves… cerebro?-.

-En nuestra relación yo soy el cerebro -.

-¿Y yo qué soy?-. Dijo indignado el rubio mirándolo con algo de molestia, eso fue hasta recibir un beso de su parte.

-El corazón…-. Le sonrió suave antes de separarse un poco de él, antes de recibir un abrazo por los hombros que le atrajo un momento. El silencio, su respiración, era suficiente para extrañarle esos largos días venideros.

-Recuerda… que yo nunca te haría pasar por esa situación…-. Sasuke tras oír eso abrió los ojos, un tanto sorprendido y más por la seriedad con la que lo decía. De pronto sintió que el rubio podía ver en su interior, que se conocían tanto que hasta ahora notaba lo predecible que podía ser para él, porque podía serlo ¿o no? Se distanció de su cuerpo para mirarle fijo, notando sus ojos azules preocupados ¿En serio te angustia tanto la situación?

-Te amo-. Debatió el azabache acariciándole el cabello antes de marcharse. –En dos días estaré aquí… de vuelta contigo-.

-Si…-. Musitó el rubio cerrando la puerta de una vez tras verlo bajar por el ascensor. La incertidumbre seguía allí, posada en su interior. Y de pronto sintió que aquel lugar era tan grande y se sentiría tan vacío si Sasuke no estaba con él. Pensaba en como sobrellevaría esos días sin él, después de todo volver a casa luego del trabajo y verle leyendo o trabajando era dulce. En ocasiones sucedían cosas más de ellos como mirar una película, sabiendo que el azabache le daba en el gusto pues no le gustaban, pero luego pasaban una grata noche los dos. Tras dos años de casados y más los que estuvieron de novios las actividades que podían realizar juntos se reducían a dormir en la noche y de vez en cuando salir a una fiesta del trabajo. A veces se preguntaba si era eso todo lo que quería. Pero en ocasiones él le hacía cambiar la tierra por el cielo  y su mundo se sumía en felicidad. No tenía idea de cómo funcionaba todo eso, pero funcionaba.

Decidió meterse en la cama y descansar todo lo que no había descansado aquella noche. Dormir pues tenía aquellos días de libertad a pesar de tener que redactar. Era trabajo en casa y era lo mejor en ese instante. Debía sufrir sus penas y celos solo. Debía afrontar lo que viniera de la forma correcta. Después de todo… nadie sabe lo que pasará… estás viajando en este momento, volarás en un avión a otra ciudad y dormirás en otra cama, quedaste en llamarme cuando llegaras y salieras de tu reunión.

 Suspiró, contando los segundos antes de cerrar los ojos

 Aun así dudo de ti… 

Notas finales:

(Próximo capítulo)

Naruto movió los pies, frotándolos contra la alfombra a la entrada de la tienda en lo que sacudía su paraguas quitando el exceso de agua. Respiró un tanto agitado por caminar rápido al local para comprar algo que preparar a la hora de almorzar. Aquel día le esperaba una soledad inmensa y profunda sin Sasuke. No era que no pudiera vivir sin él, pero las dudas respecto a aquella mujer le seguían comiendo la cabeza  y era normal ¿no? Después de todo él quería a su esposo y no deseaba que aquello se terminara por algo tan burdo y bajo como aquello.

-Hola…-.

El rubio por un momento no creyó que le estaban hablando a él así que no prestó real atención hasta que escuchó algo más.

-Oye, pequeño zorro… ¿acaso ya no saludas?-.

Aquella expresión, aquella voz le hizo voltear lentamente para toparse con él. De pronto una lluvia de sensaciones le invadió el cuerpo pues los recuerdos se dispararon desde lo más recóndito de su cabeza. Aquellos que había escondido en un cofre de melancolías gloriosas y felices por más contradictorio que pudiera sonar, en aquel rincón de su mente y en lo más profundo de su corazón, recordaba aquella voz más vívida que nunca.

Entonces le sonrió…

Y descubrió que la vida era muy astuta para sus trucos.


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