Había rechazado la primera petición que la mujer le hizo en cuanto se acomodó en la mesa. No iba a ordenar nada, iba a esperar a que su acompañante llegase así podían, al menos, disfrutar de una taza de bebida caliente entre tanto frío.
El gran ventanal le permitía ver fuera del recinto. La oscura noche le daba paso libre a las decenas de focos iluminando la calle. Era realmente lindo de ver cómo algunos negocios se tomaban la molestia de adornarlos haciendo figuras o clocándolos en hileras en las puertas de entrada, mientras que otros simplemente estaban agarrados de un cordón y caían libremente de forma irregular. Daehyun era muy observador, siempre se quedaba mirando muchas de las cosas que la mayoría de gente pasaba de largo, como cuando lo conoció por primera vez, portando unas gafas de borde negro y el cabello largo castaño. Adorable, fue lo primero que pensó, y luego de conocerlo lo siguió creyendo.
¿Cuánto había pasado? ¿Un año? Tal vez un poco más, no lo recordaba con exactitud. Dejó de llevar la cuenta cuando entendió que era en vano seguir esperando.
Extrañamente, aquella vez se parecía bastante a ese día, al momento, más no es lugar. O mejor dicho, ese momento le recordó a cuando conoció a Youngjae.
Daehyun no actuaba por actos impulsivos, no decía las cosas sin pensarlas antes o sin ver las consecuencias. Eso se reflejaba mucho en la personalidad, pero era malo tratando de ocultar sus expresiones ante las emociones. Es por esto que nunca cambió de número, confiaba en su autocontrol y siempre lo hizo, y es por ello que no se sorprendió cuando recibió un mensaje de él y luego una pronta llamada una semana atrás. Vagamente recordaba su viejo número, porque este era uno nuevo, Youngjae debió haberlo cambiado pero conservando sus contactos. En su corto diálogo, lo citó en ese restaurante a las siete de la tarde. Accedió, estaba libre en ese día y tenía curiosidad de saber a qué se debía su repentina aparición.
Quince minutos más tarde, Youngjae arribó al lugar. Escaneó el lugar con la mirada y al conectar con la de Daehyun sonrió levemente dirigiéndose allí.
Estaba igual, salvo que ya no traía el cabello castaño sino un tono caoba rojizo, un color similar que no supo ponerle nombre.
‘Siento la tardanza’
‘No hay problema’
Entre una orden de bebidas con cafeína y un postre para acompañarlo, transcurrieron varios minutos, muchos, poniéndose al tanto de la vida del otro, como si fuesen viejos amigos que no se ven por un largo tiempo. Cualquiera que haya estado cerca lo hubiese creído, pero la realidad era otra. Y es que ellos, fueron pareja. Al menos un año atrás.
‘Lo siento’.
Después de un minuto en el que ninguno habló, donde no había ni comida ni bebida de por medio, Youngjae rompió el silencio presionando sus manos por debajo de la mesa. Ese era el verdadero motivo de su cita, no comentarse cómo les había tratado la vida en más de trescientos días atrás.
‘Está bien Jae, ha pasado un tiempo’
Jae…
Daehyun sonrió al llamarlo de esa forma. Le trajo recuerdos, momentos incluso, tiempos en los que estaban juntos y queriéndose. Lo llamaba así casi siempre, y Youngjae le dedicaba lindas miradas al inicio porque sonaba muy infantil y tierno, pero le hubiese mentido si le decía que no le gustaba.
Supo, en el instante en que recibió el primer mensaje, que se trataba de un encuentro para hablar de lo que había sucedido.
Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué se disculpaba luego de un año? Tuvo mucho tiempo para buscar un omento en el que pudiesen sentarse y aclarar las cosas, terminar todo bien, sin temas inconclusos o de la peor forma. Pero ni siquiera eso le había dado, ni siquiera tuvo un final con enojo, sólo fue un final repentino que llegó de la peor forma. Para Daehyun, enterarse por otras personas fue doloroso, pero saber que a Youngjae ni siquiera le importó y tampoco le fue sincero de frente, le dolió aun más.
Un año.
Dos años atrás lo conoció por primera vez en un restaurante cargado de un libro y un cuaderno sobre una de las tantas mesas. Un año más tarde se confesó, y nuevamente otro año después, se reencontraban siendo nada más que un par de conocidos.
‘Lo sé, sé que pasó bastante pero tenía que decírtelo, lo siento mucho Daehyun’.
Tan sólo hubiera querido aquellas palabras oírlas cuando le preguntó si lo que le dijeron sus amistades era verdad. Sin embargo, lo que recibió fue un desinterés enorme y una fría despedida. Entonces era cierto… sólo fue un pasatiempo.
‘No debí haberme comportado así, no debí haber terminado las cosas tan abruptamente. Y me arrepiento tanto. Porque no supe ver que yo te importaba mucho y que tu cariño era verdadero’.
Lo escucharía, Youngjae habría acumulado aquél remordimiento tal vez por mucho tiempo y ya era hora de sacarlo, aceptaría sus disculpas pero hasta ahí llegaba. No obstante…
‘Daehyun…’
Sus ojos se agrandaron al sentir el contacto de la mano de Youngjae con la suya. Cuánto había pasado desde que tocó la piel del menor. Cuánto tiempo había deseado poder volverlo a hacer. Y ahora estaba sentado allí, frente a la persona que amó alguna vez hasta sentir que su corazón se agitaba de sobremanera. La mirada viajó del rostro de Youngjae hacia sus manos, y sintió tanta nostalgia… y pena.
‘Yo te quise mucho, y aun te quiero…’
Y el tiempo no le importó.
Youngjae siempre supo que él estuvo enamorado, que daba todo por su felicidad. Y tal parece que las cosas no habían funcionado con su otra pareja.
Jongdae.
¿A eso había venido? ¿A disculparse para intentar algo nuevamente?
De pronto, los recuerdos de tantas cosas que sus amigos le dijeron le llegaron como fuertes golpes en la cabeza.
‘No creo que sea el indicado para ti’; ‘Lo he visto saliendo con otro chico que no conozco’; ‘Lo vi llegar a su casa en la noche y salir en la mañana’; ‘Daehyun, ¡lo vi! Youngjae te engaña’; ‘Daehyun, ¿hasta cuándo seguirás cegándote?’
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Se lo habían dicho tantas veces, una tras otra pero él nunca quiso creerles. Confiado en que Youngjae lo amaba tal como él lo hacía y que el respecto era recíproco, confiaba en lo que le decía su pareja, hasta hubieron veces en los que un exaltado Youngjae le recriminaba cosas, tales como:
‘¿Qué yo te engaño? ¿Quién es el que anda cariñoso con Himchan hyung? ¿Con Jongup? Yo no te hago escenas por esas cuando veo que eres así con ellos, y tú le crees a otros cuando dicen que me vieron con otro, ¿en serio, Dae? ¿Tantos desconfías de mí?’
Nunca le dijo que lo amaba en esas frases, nunca le hizo saber que sólo se fijaba en él, nunca lo tomaba con calma.
Daehyun es cariñoso por naturaleza, y muy sentimental. Y eso debió saberlo. Si era así con Himchan era porque a él lo conocía desde hacía mucho tiempo atrás, antes de conocer a Youngjae. El mayor exageraba a veces, sus muestras de afecto a veces sobrepasaba lo esperado pero eran juegos, ninguna carga de romanticismo estaba allí. Con Jongup era similar, la única diferencia era que, al ser menor y tan metido en su mundo, era tan adorable mostrarse cariñoso. Sin embargo, Youngjae tomaba aquello como te le lanzas a cualquiera que busque cariño.
‘No.’
Daehyun retiró sus manos y en vez de que las de Youngjae cubriesen las suyas, él fue quien aprisionó las contrarias. El último contacto.
Youngjae le había sido infiel. Siempre le había sido infiel. Y cuando terminaron, se fue sin remordimientos con su amante.
Le dolió todo. Su partida, su pseudo despedida, su indiferencia, las mentiras, sus fingidos ‘te quiero’ y muestras de cariño, sus abrazos, sus besos, sus miradas, todas habían sido mentiras, falsas. Pero lo que más le dolió, es que Youngjae no haya tenido el valor siquiera de decirle frente a frente que fue un juego. Que Daehyun había sido un maldito juego.
A sus espaldas se veía con Jongdae, y éste lo sabía, se amaban de mil maneras mientras él pensaba en Youngjae recostado solitario en su cama, revisando la última conversación donde le mandaba lindos emoticones y un corazón. Mientras pensaba en que podía tener un futuro a su lado, Youngjae despertaba junto a otro.
‘No me pidas algo que sabes que no te daré’
¿Qué no puedo darte? No. No es que no pueda, es que no quiere.
‘Daehyun, nos quisimos y cometí errores, lo acepto…’
‘No, Youngjae. Fuiste una linda relación para mí. Te amé, pensé en ti viviendo a mi lado por el resto de nuestras vidas, pero estaba equivocado. Hubiera jurado que serías el libro completo, lo deseaba. Qué ciego fui, ¿cierto? Y te doy las gracias por todo lo que me hiciste vivir, por lo que sentí también, las cosas buenas me quedan y de las cosas malas, Jae, espero puedas aprender de ellas. Rompiste mi corazón una vez, sería un idiota si dejo que lo hagas por segunda. Tal vez se vuelva a agrietar, pero no serás tú.’
Youngjae parpadeó luego de escucharlo y las lágrimas agolpadas en sus ojos cayeron sus mejillas.
Daehyun no sentía ya dolor, un año lejos logró sanar las heridas que Youngjae había dejado. Y por suerte, no había estado solo. Uno de sus amigos se mantuvo a su lado, SuWoong. Amigo leal, como solía llamarlo.
‘Daehyun lo siento’
Susurró Youngjae sintiendo el agarre de sus manos deshacerse.
‘Estás disculpado, no soy quien para negártelo.’
Retiró sus manos de la mesa y antes de retirarse, finalizó:
‘Jongdae, tú y yo fuimos amigos. Ahora, no me queda nada más que el recuerdo de saber que ambos jugaron conmigo a mis espaldas. No te odio Jae, no podría. Sólo… sólo espero que sepas valorar más a las personas que tienes a tu lado’
La última vez que lo volvió a llamar así, la última porque no volvió a buscarlo.
Y era lo correcto, para ambos.