Era época de invierno, las calles de la ciudad de Tokyo estaban copadas de nieve en la cual los niños, y hasta algunos adultos, disfrutaban armando muñecos y cualquier otra figura típica de las fiestas próximas, pues sí, faltaban pocos días para navidad.
Una época como esta, llena de regalos y unión familiar era sin duda una de las más esperadas del año. La gente se atiborraba en toda tienda comercial que estuviese abierta, ya sea para comprar víveres u obsequios para sus seres más preciados. Si bien estos lugares eran los más concurridos, provocando que el personal que trabajaba atendiendo al gentío estuviera más que extenuado, no eran los únicos que se colmaban de personas.
Un café muy conocido de nombre “Sweet fragrance” era uno de esos sitios a los cuales luego de ir una primera vez, tienes el ansia de ir una segunda. Ya sea por la exquisita bebida amarga que allí se disfrutaba o ya sea por su inigualable y agradable atención, “Sweet fragrance” se había convertido en el paradero favorito de muchas personas y sobre todo de muchas parejas.
-Buenas tardes ¿en qué puedo servirles?- el joven mozo pronunció estas palabras de forma delicada y con una sonrisa, poco más que angelical
-Gracias, no me decido entre si ordenar café brulé o un frappé, ¿Cual me recomiendas?- preguntó un hombre de traje negro mirando fijamente al chico
-Oh, muy buenos gustos, me atrevería a decir que por la ocasión especial- el chico observó por un momento a la hermosa mujer que se encontraba frente al hombre de negro, lucía un vestido color rojo algo escotado, la chica sonrió al escuchar las palabras del muchacho, quien dejó de mirarla para observar muevamente al señor- sería excelente que disgustase de un frappé y si me permite recomendar un aperitivo con qué acompañarlo, propongo un pastel de vainilla, especialidad de la casa
-Pues que así sea- el hombre sonrió y se giró hacia su rubia acompañante- ¿decidiste ya que es lo que pedirás amor?
La mujer asintió y miró al mozo
-Un café caramel macchiato y un pastel de manzana si fueras tan amable
-Por supuesto que sí, dentro de un momento les traeré su orden, disfruten la estancia- dicho esto el castaño se giró y fue lo más rápido, pero sin perder su elegancia al caminar, a informar sobre la reciente orden
Horas después…
-Ahhh- se escuchó un suspiro en el local tiempo antes lleno de personas- hoy fue un día de lo más agotador- se quejó un castaño ojos caramelo peinando hacia atrás con una de sus manos alguno de los mechones rebeldes que caían por su frente
-Es cierto, quizá sea porque en solo 5 días es navidad, que la clientela se duplicó- respondió un peliplata, que al igual que el castaño, apenas se mantenía en pie debido al cansancio
-Menos mal que no tenemos clases, porque si no créeme que no tendría fuerzas ni para tomar un libro así repruebe todo un semestre- el chico de 21 años llevó ambas manos a su cara y palmeo sus mejillas-¡bien!, debo ir a casa, mis padres me esperan
-Yo también me voy ya, el idiota me espera en el parque que está a unas cuadras- el peliplata se colocó su chaqueta color negro y tomó su bolso de cuero
-Ehh?... no que “Ni crea ese maldito que se convertirá en alguien cercano a mí”- el castaño rió con fuerza al notar el rostro algo sonrojado de su amigo al terminar de decir la frase que él mismo dijo luego de que en la cafetería de la universidad, el idiota de nombre Yamamoto Takeshi, estudiante de negocios internacionales, se acercara a la mesa donde ellos dos disfrutaban de su almuerzo
El mencionado saludó a Gokudera con una gran sonrisa, la cual fue respondida con un “Tsk”, por parte del estudiante de economía. El castaño tan solo saludó cortésmente al chico pelinegro de ojos grandes para luego invitarlo a sentarse con ellos ya que intuyó que era un conocido de su amigo y compañero de carrera.
-E-Ese maldito friki de los negocios es muy insistente- respondió el peliplata desviando la mirada algo nervioso
-Nunca me dijiste como lo conociste Gokudera-kun- Tsuna se moría de la curiosidad acerca de la primera persona que hacía que su amigo se sonrojase. La personalidad del albino era demasiado explosiva respecto al trato con las demás personas, pero sabía que si uno se le acercaba apropiadamente, Gokudera era mucho más que confiable.
-Te parece Tsuna si vamos caminando y te voy contando- habló el peliplata mirando de reojo su reloj de mano
-¿No lo quieres hacer esperar mucho no? Jaja- el castaño no pudo evitar reír nuevamente, sin duda las expresiones de su amigo eran de lo más divertidas
-¡N-No es eso!
-Está bien no te enfades- Tsunayoshi lo miró sonriente- vamos de una vez que tampoco debo hacer esperar a mi familia
-Ya te dije q…
-¿En qué íbamos?, ahh sí, en como lo conociste
Los dos chicos salieron del café y se fueron caminando tranquilamente sobre una vereda mientras charlaban sobre “la primera vez que vi al idiota” narrado obviamente por Gokudera.
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Caminaba rápidamente a través de los pasillos de la Universidad, a pesar de que no tenía clases el peliblanco de ojos grises se había comprometido en ayudar a su sensei con algunas tareas que para el mayor eran un poco estresantes.
Sasagawa Ryohei era un chico muy atento y risueño, además que su personalidad un tanto “extrema” lo hacía parecer un niño pequeño. Su pareja se lo había dicho muchas veces y esto ocasionaba a menudo que su boca formara adorables pucheros…
“No soy un niño”… era todo lo que salía de su boca antes de girar su rostro, para dar a entender su indignación
“Esos gestos me hacen pensar lo contrario”… le respondía Koyo Aoba antes de atrapar al chico peliblanco en un abrazo de lo más cariñoso
Ahora el peliblanco tenía el tiempo en su contra, habían pasado 10 minutos de la hora fijada para su cita y ni siquiera había podido salir de la Universidad… ¡No quería que Koyo se enfadara con él!
-Sensei…- dijo al abrir la puerta de la oficina donde un alto rubio se encontraba sentado tras su escritorio tecleando en una portátil- le traigo los papeles que me pidió revisar- Ryohei se acercó al contrario y dejó la pila de papeles sobre el pupitre de color marrón y suspiró por el cansancio de haber cargado por tanto tiempo esos papeles que pesaban un demonio
-Muchas gracias- sonrió el alto rubio de ojos azules- en verdad te agradezco Ryohei, no sabes que sería de mí sin tu ayuda-kora
-No tiene que decir eso Colonello-sensei, usted siempre me ayudado en todo, solo retribuyo un poco de su amabilidad
-Eres un gran chico- el maestro de Botánica se reincorporó del asiento y se acercó al menor- sé que te convertirás en un gran Biólogo-kora- dicho esto desordenó los cabellos que desde que conoció a su estudiante estaban mucho más largos
-Usted también me trata como a un niño- Ryohei hizo un puchero y frunció el ceño mientras su sensei lo despeinaba
-Jaja… como no hacerlo- el joven de 29 años alejó su mano de la cabeza del peliblanco, para luego dirigirse a uno de los cajones del escritorio- tengo un regalo para ti
-¿En serio?... no se hubiese molestado Colonello-sensei, ya le dije que lo ayudo porque me agrada hacerlo
-Lo sé y créeme que en verdad lo aprecio, pero no lo hago por eso- el mayor sacó un libro de tapa gruesa y muy gordo del cajón- sé que amas las plantas y cuando lo vi en la librería no pude pensar en otra cosa que a ti maravillándote al leerlo, espero que aceptes este presente-kora
El peliblanco quedó atónito al ver el libro que tenía su profesor en las manos, era una obra extranjera y por ende costaba mucho dinero, lo vio varias veces pero nunca pudo comprarlo
-Ese libro es… no puedo creer que me lo esté regalando…yo no sé si deba aceptarlo
-No digas eso, tómalo como un presente por navidad, ¿qué dices?-kora
-Pero este libro cuesta mucho dinero y…-Ryohei se calló al ver la expresión sonriente y calmada de su sensei… “Nunca he podido decirle que no cuando pone esa mirada, de seguro así manipula a Skull-sensei” – está bien Colonello-sensei, se lo agradezco en verdad
-Sé que te ayudará mucho y ah!- el mayor caminaba hacia Ryohei pero tropezó con sus pies, Colonello era algo torpe así que no era la primera vez, solo que al no querer que el libro cayera al suelo se llevó a su paso al peliblanco, quedando los dos en el piso, con Colonello entre las piernas de Ryohei y sobre él, una situación de lo más comprometedora y que daba mucho que pensar
-Itte… ¿estás bien Ryohei?- dijo el botánico analizando la condición de su alumno
-Sí, no se preocupe sens…
El ruido de la puerta al abrirse interrumpió su frase, solo atinó a voltear y ver a la persona que estaba bajo el umbral de esta lo aterró
-P-Pero tú…
-Así que por esto te demorabas tanto- el peliverde de anteojos lo miraba seriamente y con el ceño fruncido
-No es lo que…- Ryohei se dio cuenta de la posición en la que se encontraba- Colonello-sensei estaba sobre él, entre sus piernas, y para colmo su camiseta, por el choque, estaba desordenada y dejaba un poco de su piel expuesta
-Ahórratelo… ahora mis asunto es con este idiota- el peliverde se acercó al botánico, lo levantó del cuello de su bata blanca y le asestó un golpe que hizo que el labio del rubio sangrara casi de forma inmediata
-¡Pero qué haces Koyo…¡detente!- el peliblanco no podía creer lo que estaba sucediendo en ese momento
-Te enseñare a no tocar o que no te pertenece- Koyo iba a acertar otro golpe, pero fue detenido por la palma del mayor
-Cálmate, lo que viste no es lo que parece- el rubio se limpiaba la sangre de su labio mientras miraba con serenidad el rostro del chico enfurecido frente a él
-¿qué no lo es?, no soy un idiota- Koyo se dispuso a golpear nuevamente al ojiazul pero una voz lo detuvo
-¡Ya basta Koyo!, ¡deja en paz a Colonello-sensei!- el menor se asustó al ver la sangre que manchaba la manga de la bata de su profesor, sabía que este nunca golpearía a un estudiante y a pesar de que Koyo no fuese su alumno, lo era de la facultad de arquitectura
-Ja, ahora lo defiendes, déjame romperle la cara al menos… ¡¿No merezco siquiera eso luego de que me viste la cara de imbécil todo este tiempo?!
-¡Cállate!, no sé cómo puedes pensar que yo…- Ryohei luchaba por que las lágrimas que agolpaban sus ojos no se derramasen
-¡¿Y qué quieres que piense?! El cómo te vi me lo dijo todo Ryohei, me viste la cara y yo fui un completo idiota por…- la bofetada que recibió por parte del peliblanco hizo que se callara
-Lárgate…no quiero verte… ¡vete!- Ryohei bajo la mirada mientras apretaba sus puños fuertemente
-No tienes que decírmelo, ¡me largo!- Koyo pasó por su lado y se fue del lugar azotando la puerta al salir
El peliblanco cayó al suelo de rodillas y dejó que sus lágrimas siguiesen su curso, estaba muy dolido, no podía creer que la persona que amaba pensase eso de él
-Hey Ryohei- Colonello estaba muy triste por cómo había resultado aquella situación, le dolía ver sufrir a al alumno que consideraba como un hermano menor- no me gusta verte así- el mayor se acercó y envolvió en un abrazo al de ojos grises dejando que llorara en su hombro
-¡es un idiota!... –decía entre sollozos el estudiante mientras dejaba que el mayor lo reconfortara
-Lo es, pero créeme que los celos, a pesar de ser malos concejeros, demuestran cuánto ama una persona a otra…hasta yo soy celoso a veces
-…lo sé- el menor se alejó del cuerpo del rubio- Skull-sensei me lo ha dicho- el menor trató de sonreir y limpió sus lágrimas como pudo
-Jaja, eso no lo sabía- Colonello revolvió los cabellos del peliblanco- si quieres puedo hablar con él y aclararle la situación, estoy seguro que actuó por impulso
-No es necesario Colonello-sensei- el menor se paró del suelo siendo seguido por el botánico- ya pensaré que hacer después, ahora solo quiero ir a mi casa, quiero dormir un poco
-Muy bien- el mayor recogió el libro que irremediablemente llegó a parar en el suelo- ten, todo empezó por esto, creo que sería un desperdicio no quererlo luego de todo lo que ocasionó ¿verdad?- dijo el rubio entregándoselo a Ryohei
-Tiene razón- el menor lo tomó entre sus manos- muchas gracias de nuevo y apenas lo termine de leer, le haré saber que tal me pareció
-Lo esperaré- Colonello sonrió
-Hasta pronto sensei- Ryohei hizo una pequeña reverencia y salió del aula no sin antes ser despedido por un gesto de mano por parte de su profesor de botánica
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-¿Así que de la nada se te acercó?, jaja que extraño- dijo un castaño con una sonrisa divertida
-Es verdad, el día que te fuiste apenas acabó la clase de microeconomía porque tenías algo importante en tu casa, yo me fui a caminar mientras escuchaba música, de pronto sentí a alguien caminar a mi lado, al principio no le presté atención porque pensé que seguiría su camino pero luego de que pasaran 10 minutos me di cuenta que me estaba siguiendo. Paré en seco para reclamarle y luego él…
Flashback
-¿Porque me sigues idiota?- el peliplata estaba irritado
-Perdona, pero no pude evitar hacerlo, mi nombre es Yamamoto Takeshi, un gusto- dijo extendiendo la mano y sonriendo el pelinegro
-No me interesa quien seas, solo deja de seguirme- Gokudera se giró dispuesto a irse pero un ligero toque en su brazo se lo impidió
-¡Espera!, sé que no me creerás pero, desde que te vi no puedo evitar pensar en ti, lo siento
-Pero que dices, nunca te he visto, ni siquiera he hablado contigo- el peliplata no entendía la actitud de ese chico ¿algo estará mal con su cabeza?-pensó
-Lo sé pero te he seguido con la mirada desde hace tres meses cuando te vi por primera vez, te he seguido desde entonces
-¡Tres meses!, pero yo nunca me di cuenta- Gokudera estaba cada vez más exaltado, y quién no lo estaría si alguien te ha seguido durante tanto tiempo sin que tuvieras la más mínima idea
-Es verdad, fui muy precavido, mi facultad está muy cerca a la tuya, así que no fue tan difícil verte, pero hoy tomé la decisión de hablar contigo, ya no pude esperar más
-¿Qué es lo que quieres de mí?- el peliplata lo miró fijo y esperando una respuesta
-Yo… yo quiero que me dejes ser tu amigo
-¿Qué?- esto sí que es extraño…- ¿por qué querría serlo?, además de que ¿Por qué precisamente quieres tú ser cercano a mí? ¿No tienes amigos o qué?, ¿Por qué tengo que ser yo?- había tanto que quería preguntar, de la nada un desconocido que lo ha seguido por tres meses le pregunta si puede ser su amigo…un día más loco que este no había tenido nunca
-Tengo amigos, pero tú…eres especial para mí- Yamamoto habló serio y observó los hermosos ojos verdes del peliplata
-¿Especial?, pero qué dem…
-Me gustas, desde la primera vez que observé tu sonrisa en el festival de setiembre, llevabas una chaqueta guinda de cuero y un pantalón negro, estabas con un chico castaño mientras observaban un acto de magia
-Tú, no puedes estar hablando en serio- Gokudera no pudo estar más que sorprendido, se le habían confesado muchas veces pero nunca lo había hecho ¡un hombre!, su rostro se sonrojo ligeramente de lo avergonzado que se sentía que un chico le dijese esas palabras
-Hablo muy enserio, pero no quiero nada más que ser tu amigo, no tiene nada que ver lo que siento, solo quiero llegar a ser alguien cercano- Yamamoto sonrió dulcemente mientras esperaba lo peor, había seguido al peliplata tanto tiempo que sabía de su personalidad explosiva, lo fácil qu era irritarlo y que resultaba agresivo de vez en cuando
-Podría golpearte ahora mismo, pero eres tan sincero que no creo poder hacerlo- el chico estaba tratando de asimilar todo lo dicho por el apuesto pelinegro frente a él, no sabía la razón por la que no podía golpearlo aunque lo mereciera por estar tanto tiempo siguiéndolo, hubo ocasiones en las que creyó que alguien lo observaba en la biblioteca, ¡pero creyó qu eran imaginaciones suyas!... ahora se daba cuenta que estaba equivocado
-En realidad pensé que lo harías- Yamamoto no pudo evitar sentirse un poco feliz, al menos no resultaría golpeado
-Y debería- Gokudera respiró profundo y lo miró- maldición no sé qué tienes en la cabeza- dijo el albino para luego peinar para atrás sus flequillo
-Jaja, me lo han dicho muchas personas créeme- Yamamoto rió sonoramente
-Pues tienen razón- el celular del Gokudera sonó y este al ver quien lo llamaba cortó la llamada- me tengo que ir, adiós- dijo dirigiéndose al pelinegro
-Antes… ¿puedes decirme tu nombre?- preguntó el estudiante de negocios haciendo que el albino detuviera sus pies
-¿Que acaso mi acosador no lo sabe?, pregunto Gokudera sonriendo de lado mientras miraba al moreno
-Lo sé, pero quiero escucharlo de ti
-Uhm…Gokudera…Gokudera Hayato- y dicho esto el albino se fue de allí no sin antes oír un
“No me rendiré Gokudera, nos veremos pronto” por parte del chico pelinegro
Fin del flashback
-Umm…por lo que veo “el que persevera triunfa” ¿no? Jaja- el castaño amaba fastidiar de vez en cuando a su amigo
-No es eso pero él…-el albino no pudo evitar su sonrojo- el idiota llegó a ser cercano, no sé cómo pasó, solo sé que cuando me di cuenta no me desagradaba su compañía
-Es amor Gokudera…“En el amor no existen reglas. Podemos intentar guiarnos por un manual, controlar el corazón, tener una estrategia de comportamiento...Pero todo eso es una tontería”1-
-No me salgas con eso Tsuna, ¿controlar el corazón?... yo no siento nada por ese friki- el peliplata desvió la mirada mientras sentía su corazón latir un poco más rápido de lo normal ¿A qué se deberá esto?- pensó
-Deberías comenzar a aceptarlo, ya pasó un mes desde su confesión, dale una oportunidad al pobre de Yamamoto- Tsuna se detuvo, pues ya había llegado al parque donde sería el encuentro de su amigo con el pelinegro de ojos grandes
- Nos vemos mañana Tsuna- se despidió Gokudera aún con un pequeño sonrojo en el rostro por lo antes charlado con su amigo
-Hasta mañana, me saludas a tu friki ¿ok? Jaja- dijo el castaño mientras se iba doblando en la esquina hacia su casa
Gokudera suspiró y caminó hacia el parque, pensaba en lo dicho por el castaño… “amor”, no podía tratarse de eso ¿cierto?
-Me alegra que llegaras Hayato, no podía esperar por verte- dijo el pelinegro mientras se lanzaba a abrazar al albino
-¡No me abraces!, Tsk…- Gokudera se sonrojó aún más y alejo a Takeshi de él- no iba a venir pero me diste pena ¿ok?- mentía…sabía que lo hacía, hasta apresuro a Tsuna a salir del café para llegar a tiempo al encuentro
-ma ma… lo entiendo, lo importante es que estás aquí- Yamamoto acarició una las mejillas del albino delicadamente
El toque del “idiota” como le decía frecuentemente Gokudera, estaba haciendo su cuerpo temblar ligeramente, sentía que una corriente eléctrica recorría toda su espalda y su estómago comenzaba a dolerle... “pero que me pasa…qué me haces estúpido friki”
-¿Nos vamos ya?
La sonrisa de Yamamoto lo hizo despabilarse, y asintió sin siquiera pensarlo
-Espero te guste el lugar al que te llevaré- dijo el moreno mientras caminaba junto a su persona especial
-Si no me gusta me iré de inmediato- respondió el chico con las manos en los bolsillos de su chaqueta negra mientras recobraba su usual comportamiento
“Espero que la exposición de alliens de tu película favorita te agrade”- pensó Yamamoto para luego tomar de la mano al peliplata, recibiendo como reacción un golpe en la cabeza seguido de un “idiota” por parte del albino
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