Capítulo 1
No sé si llamarlo destino
El “cirujano de la muerte” bonito el apodo que le habían dado los marines, no era que le molestará en lo más mínimo, le gustaba ese sobrenombre, no se quejaba de nada de lo que su vida como pirata le había traído… Ni siquiera de “eso”, se miró en el espejo de cuerpo completo de su camarote, repaso sus propias facciones, sus tatuajes visibles y se detuvo en el pequeño vientre de 5 meses que ya evidenciaba su estado ¿Quién diría que alguien como él llevaría un bebé en su interior? ¿Quién diría que justo él, con la fama que se cargaba, podría amar tanto a otro ser?
Acarició despacio el pequeño bulto en su cuerpo y cerró los ojos sintiendo el movimiento bajo sus manos, una sola noche lo había llevado a ese momento, una sola noche bebiendo sake… Ese día que conoció a Eustass “Captain” Kid ¿Cómo habían acabado en la cama? Ni él mismo estaba seguro… Simplemente había despertado desnudo a su lado, envueltos los dos en ese abrigo peludo que llevaba el pelirrojo, ni siquiera lo había despertado, lo único que había atinado a hacer había sido vestirse y huir.
Sabaody… Ese archipiélago… La casualidad o tal vez el destino era lo que había reunido a todos los supernovas al mismo tiempo en ese lugar… Ese extraño evento era el causante de todo… Mugiwara-ya podía ser considerado el verdadero culpable, ellos tal vez ni siquiera se hubieran conocido si la curiosidad por ver a aquel extraño pirata no le hubiera jugado en contra, había conocido al pelirrojo… Y una vez fuera de peligro se reencontraron… Una casualidad o tal vez destino… No tendría que haber pasado…
El moreno se alejó del espejo sin dejar de acariciar a su hijo, no tendría que haber pasado pero no se arrepentía… Suspiró y se sentó en la cama, desde que se había enterado él y su tripulación básicamente se habían escondido… No quería arriesgar a esa criatura además de que ninguno de sus compañeros se lo hubieran permitido, Bepo, Shachi y Penguin eran peor que madres preocuponas.
Se recostó en la cama, no podía salir del submarino desde que se le notaba… Estaba aburrido de estar encerrado pero por supuesto con el gobierno tras sus pasos lo que menos deseaba era arriesgarse… Le quitarían al niño de inmediato… Cerró los ojos cansado, no solo los marines… Tenía miedo de que su hijo se pareciera a su padre, no le había dicho a nadie quien era pero si el niño se parecía a Eustass…
-Capitán…- abrió un ojo al escuchar a Bepo asomándose a la habitación –Por la tarde llegaremos a una isla… ¿Necesita algo?- se estiró un poco y se sentó en la cama para verlo mejor
-Nada Bepo…- susurro –Supongo que cosas para el niño…- suspiró –Pero yo quiero elegirlas…- ya sabía la respuesta que le daría pero no perdía nada por decirlo de nuevo
-Capitán no puede dejar el submarino aún…- bufó y se dejó caer en la cama de nuevo –Nosotros le traeremos algo…- no dijo nada, no estaba de humor para discutir con él –Lo siento capitán…- giró el rostro para ver su espada recargada en la pared –¿Nunca nos dirá?- apretó los labios un poco
-Algún día Bepo…- respondió sin mirarlo aún, escuchó los pasos ajenos retirándose de la habitación y volvió a levantarse, no se arrepentía de ser un pirata, no se arrepentía de nada de lo que había hecho… Todo eso le había permitido tener a ese pequeño ser dentro suyo, pero había tantas cosas que no podía hacer por él en su situación –No te va a faltar nada…- susurro acariciando su vientre –Te amaré tanto como mis padres me amaron… Te cuidaré tanto como Cora-san me cuidó a mí…-
Tener un hijo a los 24 años no estaba en sus planes mucho menos ser él el que lo cargará en el vientre, ni siquiera sabía que eso era posible… Pero al parecer la dichosa enfermedad del plomo blanco le había provocado ese extraño efecto secundario, no entendía del todo pero eso era lo menos, a esas alturas lo único importante era llevarlo a término, caminaba en la habitación sin dejar de mimar a su bebé.
Le gustaba imaginarlo… Cabello rojo, la blanca piel y sus propios ojos grises… O a veces con el cabello negro, la piel morena y los ojos anaranjados, se lo había imaginado ya de más de una manera… Eso solo lograba conflictuarlo más, en su imaginación siempre veía al niño con algún rasgo de su otro padre pero le aterraba que se supiera… El hijo de dos piratas de “la peor generación” Seguramente lo matarían apenas nacer.
Disolver a los piratas Heart y desaparecer había sido una idea que había estado rondándolo últimamente, no quería dejar su vida como pirata… Pero había días en los que no se sentía capaz de poder con todo… Salió de la habitación y camino al comedor del submarino, moría de hambre, al menos ya podía comer casi de todo… Los primeros meses el niño no lo dejaba comer casi nada, lo hacía vomitar cada bocado… Agradecía que esa etapa ya estuviera superda.
-¡Capitán!- suspiro, Shachi esta vez, se giró para encararlo -¿Cómo se siente?- desventajas de ser todos médicos… Cada paso que daba era vigilado…
-Estoy bien… Bepo dijo que llegaríamos a tierra más tarde…- pudo ver como ocultaba aún más la mirada bajo su gorra
-¿Necesita que le traigamos algo capitán?- bufó un poco
-Quiero bajar…- ¡Basta! Él era el capitán, necesitaba respirar algo de aire fresco –Creó que estamos en una isla lo suficientemente alejada…
-Es imprudente capitán- Shachi y Penguiin eran mucho más directos que Bepo en ese tipo de cosas –En su estado es peligroso que deje el submarino…- ¡con un demonio! Él era calmado por naturaleza, era difícil alterarlo pero estaba harto de estar encerrado
-Basta Shachi, sigo siendo el capitán- el otro no dijo una palabra –Estoy esperando un hijo… No estoy muriendo…- se aseguró de no alterarse… De no alzar la voz
-Pero capitán…- alzó una mano para callar sus comentarios
-Bajaré a tierra con ustedes… Será solo un rato hay cosas que quiero hacer por mí mismo…- tenía miedo de que lo descubrieran pero se habían alejado ya bastante de las islas “comerciales” así que en teoría estaba un poco más seguro, además solo serían un par de horas.
-Como ordene capitán…- susurro el pelirrojo
Entró al comedor sin decir nada más, comió un poco y regresó a la habitación, se arregló un poco, era difícil vestirse con ese vientre… Tomó su espada y salió, se reunió con sus otros tres acompañantes para salir, Bepo no se veía feliz mientras que Penguin parecía estar reprendiendo a Shachi a susurros, carraspeo un poco para llamar la atención de los tres que en seguida se callaron, el submarino empezó el ascenso a la superficie sin que ninguno dijera nada, era un ambiente extraño.
Abrieron la escotilla y su oso polar acompañante salió primero para ayudarlo a salir, se estiró un poco y respiró profundamente llenando sus pulmones, que bien se sentía, los otros dos salieron tras ellos y bajaron en el puerto, rodeo cariñosamente su vientre con un brazo, y emprendieron al camino al pueblo, bendito destino… O tal vez maldita casualidad, si hubiera sabido que el pelirrojo también estaba en ese lugar nunca habría deseado bajar…