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El trono de los reyes por alessa san

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Notas del fanfic:

Disclaimer: los personajes de Kuroko no basket son pertenecientes a Tadatoshi Fujimaki. Fate/Stay Night a su creador que no recuerdo el nombre. La finalidad de esta obra es solo la de entretener.

Notas del capitulo:

Esta idea me había estado dando vueltas desde hace tiempo, sobre todo cuando termine de ver Fate/Stay Night. Aunque la temática de este fanfic va por esos lares con magos (masters) y seres que son invocados (servants) peleando por algo en comun como lo es el trono de los reyes (el santo grial). Muchas cosas cambian con este fanfic, incluso la terminología usada en Fate será diferente, solo se mantiene el centro o la esencia de dicho anime.

En advertencias tengo que dejar en claro que va a haber vastantito OOC.

El fanfic va para long fic, aunque por ahora solo publico un solo capitulo para tantear el terreno. Quiero ver que tan muerto esta el fandom y que tan bien recibido es el fanfic. Así que no, NO será un oneshot.

Sobre las actualizaciones tratare de tenerlas lo más pronto que pueda, aunque no estoy segura si en los siguientes meses subiré nuevo capitulo ya que la universidad me consume demasiado.

Disfruten del capitulo y espero leer sus opiniones :)

ADVERTENCIA: multipairing crack, muerte de personajes y demasiado, si, DEMASIADO OOC, la personalidad de varios personajes va a cambiar, pero solo es para mantener la trama del fanfic.

Sólo para aclarar, porque hay quien no lee las advertencias en la cajita de comentarios.

.-.-.-.-.-.-. 

El lugar donde vivía tenía un ritmo muy extraño. Había días en los que el tiempo pasaba lento, otros en el que era demasiado rápido. Por ejemplo, en la mañana tuvo que correr para poder entrar en un pequeño espacio entre la gente antes de que las puertas del tren se cerraran y llegar a tiempo a la escuela.

Las clases de los profesores últimamente comenzaban con un pequeño sermón de que ya eran estudiantes de tercero y que tenían que mejorar calificaciones si querían quedar en buenas universidades.

Para Mayuzumi Chihiro era otro día rutinario en su joven vida. No se quejaba, simplemente se dejaba llevar. Miró una vez más por la ventana que se encontraba a lado de su pupitre y suspiró. Justo en ese momento la campana dio por terminada la última clase del día.

-Aquellos que no tengan un club por favor traten de retirarse a sus casas lo más pronto posible, y los que tienen club traten de regresar con algún amigo después de sus actividades – recomendaba el maestro en turno.

Su club era sencillo, o eso quería creer. Cuando abrió la puerta del aula el grito de una chica le hizo negar con la cabeza.

- ¡Yahoo! Con este ya son tres seguidos… el día de hoy es mi día de suerte-. Mencionó la chica entusiasmada, levantando dos dedos en forma de V.

-Momoi-san, debería de calmarse un poco-. Susurró uno de los chicos alrededor de la mesa.

- ¿¡Calmarme!? Dime, si sacas un 90 de calificación con la profesora Yamanaka ¿no te gustaría seguir conservando ese 90 en los siguientes parciales? –.

- ¡P-Por supuesto!... ¿pero eso que tiene que ver?... –.

- ¡Absolutamente nada! Pero necesitaba sonar algo cool… Entonces… ¡que sigan rodando los dados! -.

El club de juegos de mesa y rol parecía un buen lugar al principio. Chihiro se unió a ellos pensando que jugarían en silencio, nunca se imaginó que terminaría rodeado de un montón de chicos raros disfrazándose de personajes mitológicos. Aunque ninguno de ellos le llegaba en amor al club como su actual presidenta, Momoi Satsuki. Había días en los que la chica incluso jugaba con un cosplay muy revelador. De seguro es por eso que atraía a nuevos miembros ocupando hasta la última bacante del club.

Si bien, Mayuzumi nunca se dio el gusto de rodar los dados, o de intercambiar un par de palabras con respecto a los juegos; para los miembros no era ningún problema en tener un chico alejado de todos y leyendo en silencio. Después de todo, siempre se necesita un rarito en el grupo.

Y así pasaba sus horas con los chicos del club. Leyendo una novela ligera o revisando los correos en su celular. Sin embargo, ese día un correo llamó su atención. No tenía remitente y de título decía en letras mayúsculas “Felicidades”.

Por un momento estuvo tentado a borrarlo, pero simplemente deslizo el dedo sobre la pantalla hasta terminar de vaciar su bandeja de entrada, quedando solo ese molesto mensaje.

¿Qué sería? ¿Algún tipo de broma? ¿Una ridícula extorción? ¿O simplemente un virus disfrazado?

- ¿Ocurre algo malo, Mayuzumi-sempai? – Momoi llamó la atención de Mayuzumi.

Chihiro regresó la mirada a la pantalla un poco indeciso - ¿Tu qué opinas? – volteo el aparato a la chica y ella sonrió.

- Sea lo que sea, después puede borrarlo, ¿no cree? -.

Al abrir el mensaje se veían pequeñas detonaciones animadas en la pantalla, saliendo confeti de ellas. El texto, con una letra grande y llamativa ponía de título un “felicidades” hecho con globos de colores.

“¡FELICIDADES!

Me es grato hacerle saber que es uno de los siete elegidos para la gran guerra por el gran trono de los reyes, peleando en nombre de una de las siete casas. Recuerde que tiene que invocar a su familiar para poder obtener la victoria.

Nuestros corazones se regocijan en volver a tener a alguien de su muy distinguida familia entre los participantes.

Sin más por el momento, le deseo buena fortuna.

Atentamente: K”

- Vaya broma de mal gusto -.

- Yo creo que fue muy creativo… sin embargo, si para Mayuzumi-sempai fue algo molesto lo mejor es cerrar ese mensaje y borrarlo -.

Y fue lo que hizo, haciendo desaparecer el mensaje.

- Oigan, ¿escucharon acerca de que secuestraron a otra chica de una escuela cerca de aquí? –.

- ¡Si! Incluso salió en las noticias –.

- Dicen que el secuestrador usa una rara capucha negra y que es muy bajito –.

- Imposible, si es un enano entonces no podría secuestrar chicas –.

- ¡Solo te estoy diciendo lo que escuche! –.

Momoi guardó silencio y bajo la mirada con una expresión de tristeza. Recordar que hace poco una de sus mejores amigas fue secuestrada le dolía demasiado. Al ver eso, Chihiro tuvo que callar a los de primero.

*****

El atardecer llegó y los del club se fueron a sus casas. En la entrada de la escuela Mayuzumi fue alcanzado por Momoi.

- ¡Sempai! Muchas gracias por lo de hace rato, no tenía que hacerlo –.

- Estaban siendo demasiado molestos… así que tuve que hacerlo… por cierto, siempre te ibas con Riko, ¿verdad?... es peligroso que andes sola por la calle a estas horas. Te acompaño –.

- No tiene por qué hacerlo sempai –.

- No importa, al fin y al cabo, también voy para la estación –.

- Pero usted baja mucho después que yo, además… mi casa queda a una estación de aquí… no se preocupe –.

- Insisto –.

Momoi no le quedo de otra más que aceptar su compañía, no es que Mayuzumi le caiga mal o algo por el estilo, simplemente no tenía mucho que hablar con él, ni un tema que supiera que al chico le gusta, el mismo Mayuzumi es un enigma para ella.

- Sempai… ¿Qué opina acerca de Riko-chan? – la mirada de Mayuzumi mostraba duda ante sus palabras, poniendo nerviosa a la chica de cabello rosa – quiero decir… verá… usted era su compañero de clase, y ella lleva una semana desaparecida… me preguntaba qué opinaba acerca de ella… - la voz de Momoi se apaga lentamente, mostrando en su cara tristeza.

- No lo sé – al ver que la chica ponía cara de asombro por sus palabras decidió arreglar su respuesta – no fui muy cercano a Riko. Así que no tengo mucho que decir sobre ella… sin embargo, muchos compañeros no pierden la esperanza de que ella regrese a casa con bien. Incluso en su pupitre pusieron una flor… realmente era popular –.

- Pero todos son unos hipócritas… -.

- ¿Qué quieres decir con eso? –.

Satsuki negó con la cabeza y esbozo una enorme sonrisa – Nada… sempai, yo voy a la derecha y la estación de tren queda más para allá – señaló la dirección contraria – por cierto… Cuídese Mayuzumi-sempai – sonrió una última vez antes de alejarse trotando del chico.

Chihiro la miró alejarse y hasta que se perdió de su vista decidió continuar con su camino.

Llegó a una intersección del tren, donde los brazos de seguridad bajaban lentamente. El sonido del tren se escuchaba acercándose y Mayuzumi paró su andar. La vibración de su celular captó su atención, un mensaje que de título llevaba un “suerte” con un remitente desconocido.

Al levantar la cabeza pudo ver gente del otro lado, un grupo pequeño de amigos al parecer de secundaria. Pero una cabeza que parecía no hablar con ellos llamó su atención, de repente, su mirada gris se topó con unos ojos azul cielo muy llamativos.

El tren dejó de pasar y los brazos de seguridad se levantaron. Sus pasos lo llevaron a pasar a lado del sujeto quien susurró algo para él.

- Si no te das prisa… vas a morir –.

Volteo para reclamarle, pero este parecía haber desaparecido.

Cuando llegó a casa lo primero que hizo fue ir directo a la cocina por algo de comer, llevándose el plato hasta su cuarto. Cambio sus ropas por algo más cómodo y dio una mordida al frio emparedado.

La pantalla de su celular se iluminaba ante cada mensaje y notificación, pero terminó por ignorarlos, simplemente cayó en un sueño profundo. Su cuerpo lo necesitaba; al final terminó caminando desde la escuela hasta su casa, aunque el trayecto no era tan largo si lo suficiente como para contar como ejercicio.

*****

Sabía que soñaba, pero igualmente todo parecía ser verdad.

Se siente extraño. Alrededor de su cuerpo se siente caliente, y en ocasiones frio, puede sentir que esta entre algo viscoso, pero al abrir los ojos no hay más que simple oscuridad.

Parpadea varias veces hasta que siente que está sentado, y al voltear a los lados puede ver varias figuras a su alrededor. Una persona a la derecha y cinco más a su izquierda.

De repente unas luces son encendidas y frente a él hay un escenario… algo parecido a la plataforma de un circo. El suelo pintado en franjas de color rojo y amarillo, y en el centro del escenario hay una persona vestida como un bufón. Su rostro está cubierto con una máscara de perro y detrás de él otro bufón, pero con una máscara de gato. Las manos del primer bufón están detrás de su cuerpo y lentamente las extiende hacia los lados.

- Bienvenidos sean los siete jugadores… se preguntarán ¿Qué hacen aquí?... verán, me aproveche de sus sueños para poder traerlos a este sitio. Espero sea de su agrado… ahora… ¿¡Cómo han estado!? –.

La voz eufórica y alegre no hace efecto en ninguno de los presentes que se mantienen en silencio.

- Yo soy su anfitrión, K… mucho gusto en conocerles, mis señores. El personaje silencioso de atrás es M… me agrada hacerles saber que el último de los jugadores se ha integrado con nosotros… ¿no cree señor dos? –.

Las miradas recaen en Mayuzumi haciéndole sentirse incómodo, agachando la mirada para evitar las otras; solo cuando hace eso puede darse cuenta que debajo de su mano, en el descanso para brazos de su asiento se encuentra grabado un numero dos en números romanos. Parece ser una silla con respaldo alto, pues cuando hace su cabeza hacía atrás esta se encuentra contra una superficie plana.

- Bien… de que va todo esto, se preguntarán ustedes… les daré una breve explicación. Ustedes han sido elegidos para competir en nombre de una de las siete casas para poder obtener el gran premio… Pero K ¿qué es eso? – fingió la voz un momento – El gran trono de los reyes, aquel que resulte ganador de esta guerra será poseedor de reinar todas las casas en este trono y su más grande deseo será cumplido. Un trono que aquel que le posea es por ser el más valiente, bravo e inteligente guerrero –.

A lo lejos, un reflector se enciende dejando ver un trono que parece estar completamente hecho de oro, sin embargo, este es diminuto, como una proyección a escala del original.

- Sin embargo, se preguntarán como obtenerlo… bueno, eso es sencillo. Algunos aquí ya saben cómo hacerlo por la experiencia que tienen, otros se han estado preparando toda su vida para esto y algunos otros lo hacen por intuición… solo uno debe tomar posesión del trono, solo uno puede coronarse rey de las siete casas, solo uno es capaz de cumplir su deseo aplastando el de los demás… si, solo uno debe de quedar de pie y reclamar a su trono. Pero no todos son tan fuertes, así que esta guerra permite un poco de ayuda, ustedes sabrán… que se puede invocar a un familiar para tener cierta ayuda… si aún no han invocado a su familiar, deben darse prisa o morirán sin siquiera haber dado pelea… -.

Sus brazos se extienden de nuevo y pequeñas tarjetas blancas aparecen al frente de cada uno de los presentes.

- Si aún tienen alguna duda, estoy a sus servicios… sin más que decir… mi corazón se regocija ante tan excelentes magos que nos acompañan… enhorabuena mis señores. Que sus deseos se hagan realidad y que gane el mejor contendiente –.

K hace una reverencia, y todo comienza a verse distante, alejándose a una velocidad sorprendente. La oscuridad alrededor de Chihiro se siente sofocante y en respuesta solo cierra los ojos, pero, cuando los abre, se encuentra en su habitación.

Su respiración agitada y pequeñas gotas de sudor perlan su frente.

- Que sueño tan extraño – susurra, pero al salir de la cama un pequeño papel en el suelo llama su atención.

Era de color blanco completamente, pero de igual tamaño que el de su sueño, como una pequeña tarjeta de presentación. Mayuzumi tiembla ante su presencia, pero solo piensa que es casualidad. Tiene que darse prisa o llegará tarde a la escuela.

*****

Puede que no haya llegado tarde al instituto, pero el timbre de la primera hora suena y tiene que apresurar el paso para poder llegar a tiempo al salón, aunque no lo logra, tiene que pedir permiso al profesor y este muy forzosamente acepta. Cuando su profesor se da la vuelta los murmullos de sus compañeros de clase comienzan, sin embargo, en vez de hablar sobre su retardo el tema de conversación es diferente.

- ¿Escuchaste lo de esa chica del salón 2-B? No llegó ayer a su casa –.

- Imposible, ¿quieres decir que han vuelto a secuestrar a otra chica de nuestra escuela? –.

- ¿Cuántas van con esta? ¿cinco? Que miedo regresar sola a casa –.

La campana del descanso sonó y muchos abandonaron el salón. Un grupo de chicos cambiaban la flor marchita de un florero que descansaba en uno de los pupitres del frente. En él, había una foto de una chica castaña quien tenía una enorme sonrisa, Aida Riko, desaparecida desde hace más de una semana. Los rumores de la escuela decían que fue otra víctima del encapuchado, un supuesto secuestrador de adolescentes a las que torturaba, pues, gracias a los medios de comunicación se sabía que habían encontrado un par de cuerpos de chicas desaparecidas donde claramente habían sido apuñaladas o atravesadas con algo filoso. Sin embargo, el cuerpo de Riko aún no se encontraba. Eso daba esperanza a los padres de la chica y a sus amigos más cercanos.

El atardecer llegó rápidamente, y el profesor en turno les dijo lo mismo que el de ayer.

Chihiro caminó por los pasillos hasta el club, no se había percatado, pero este se encontraba en un gran silencio. Uno de los chicos del salón volteo a ver a Mayuzumi, ningún otro se atrevía a dirigirle la mirada. Entonces, una cabeza de más captó su atención.

- Directora Araki – hizo una reverencia cordial antes de tomar asiento como los otros.

- Tal vez sepan porqué estoy aquí, tal vez no. Es duro lo que les voy a decir, pero, a primera hora del día vinieron policías a informarme que un miembro de su club no llegó ayer a su casa – uno que otro murmullo se escuchó entre los alumnos y entonces Chihiro se dio cuenta de que faltaba una cabellera rosa entre ellos – Momoi Satsuki, de la clase 2-B no llegó a su casa ayer, cualquier cosa que sepan de ella o la última vez que la vieron podría ayudar a encontrarla antes de que algo más pase – el silencio sepulcral entre los alumnos era abrumador, el ambiente se sentía pesado y extraño. Por la mente de Mayuzumi solo pasaban imágenes de la chica y ella despidiéndose el día de ayer con una sonrisa – eso es todo –.

Masako dejó el salón y los chicos se vieron entre ellos. Algunos ya conocían lo que la directora iba a decir, otros no y el impacto de las palabras de la directora les cayó como un balde de agua fría.

Una de las chicas comenzó a llorar y varios trataron de calmarla. Hubo quien se molestó y otros que trataban de dar aliento y esperanza con sus palabras.

Pero Mayuzumi no lo soportó, solo tomó sus cosas y salió del salón.

Uno de sus compañeros estuvo a punto de detenerle, pero antes de que dijera o hiciera algo otro ya le había detenido – déjalo, todos aquí necesitamos despejarnos y ese tipo no va a mostrar sus sentimientos frente a otros –.

Y era cierto, Mayuzumi caminó hasta salir del instituto, perdido en su mente y las imágenes del pavimento a sus pies. Caminó tal vez sin un rumbo, pero cuando regreso en sí, estaba justo en la esquina donde se separó de Momoi el día de ayer. Sin pensarlo por más tiempo tomó el camino a la derecha y unas cuadras después pudo ver a una patrulla en frente de una casa.

La señora de cabello negro, muy diferente que el Satsuki, hablaba con uno de los dos policías, entonces se dieron cuenta de la presencia del chico.

Mayuzumi hizo una reverencia y levantó su rostro inexpresivo – Tengo algo que decir –.

La señora Momoi le hizo pasar a la sala junto a los policías, sirviendo té para todos. Los policías acomodaban sus cuadernos y plumas para tomar nota de lo que el chico iba a decir.

- Ayer… acompañé a Momoi de la escuela a unas cuadras de aquí, justo antes de la pendiente en la calle – los policías esperaban que siguiera hablando, pero no hubo más palabras por parte del chico – eso es todo… esa fue la última vez que vi a Momoi –.

Ambos oficiales se miraron y después regresaron su vista al chico – eso servirá de algo, ahora podemos buscar alguna pista en un área más pequeña –.

- Yo… - sin querer con sus palabras llamó la atención de los tres adultos – espero que eso haya sido de ayuda – terminó de decir.

De alguna manera, Chihiro se sentía un tonto y algo impotente. En ningún momento tomó el té que la señora Momoi le ofreció amablemente, sus manos siempre estuvieron tomando la tela de su pantalón a la altura de sus rodillas.

El atardecer se acababa y pronto se volvería oscuro. Uno de los oficiales se ofreció a escoltar al chico a su casa.

Chihiro se despidió de la señora con una reverencia y caminó unos pasos por delante del oficial. Pero de alguna manera se sentía torpe e inservible. Un cobarde. Simplemente no se sintió con las agallas suficientes de decirle a la señora que tenía ese pequeño impulso de llevar a su hija hasta su casa y dejarla en su puerta, pero que no lo hizo ya que no se sintió con las ganas de seguirla y después retomar el camino de regreso a su casa. No pudo decir que fue un holgazán de primera, y que ahora por eso Momoi estaba desaparecida.

El sonido del tren se escuchaba a lo lejos, y los brazos de seguridad bajaron bloqueando la intersección. El sonido ensordecedor de las vías contra las ruedas del tren inundó uno de sus sentidos, pero, aun así, pudo ver una extraña figura al otro lado de las vías.

Una persona de estatura baja, llevando una capucha negra. Y como si de un deja vú se tratase palabras llegaron a su mente.

“Dicen que el secuestrador usa una rara capucha negra y que es muy bajito”

“¿Escuchaste lo de esa chica del salón 2-B? No llegó ayer a su casa”

“Imposible, ¿quieres decir que han vuelto a secuestrar a otra chica de nuestra escuela?”

“¿Cuántas van con esta? ¿cinco? Que miedo regresar sola a casa”

“Cuídese Mayuzumi-sempai”

Entonces, todo parecía ir en cámara lenta, justo como uno de los dos ritmos de esa ciudad.

El tren dejó de pasar y antes de que se diera cuenta el policía estaba en el suelo con tres flechas en el cuerpo. El extraño encapuchado se dirigía a él y lo siguiente que sintió fue un corte en su brazo de manera superficial que le hizo trastabillar hasta el suelo.

Un quejido de dolor salió de sus labios y de inmediato buscó con la mirada con lo que le había lastimado, entonces pudo ver una espada que era empuñada de nuevo contra su cuerpo.

Antes de que le atacara de nuevo, Mayuzumi giró por el suelo y después salió corriendo. La espada impactó contra el pavimento.

Chihiro corría por las calles esperando alejarse de aquella persona. ¿Ese era el famoso secuestrador? Estaba completamente loco al atacar de esa manera, pero algo no le cuadraba. Si solo secuestraba y mataba chicas, ¿por qué lo perseguía a él?

Su correr se detuvo cuando aquel encapuchado saltó de lo alto de un poste de luz frente a él, empuñando una vez más esa espada. Recordaba las imágenes crudas que estaban en internet sobre las chicas asesinadas con tal brutalidad.

No, él no quería ser otra foto más alimentando el morbo de las personas.

A expensas del dolor corrió por otra calle volviendo a alejarse de su agresor. Pero al dar vuelta en una esquina se topó con un callejón cerrado. Se sentía con cierta ventaja sobre el asesino así que regresaría por donde vino, pero, al momento de dar la vuelta para regresar corriendo la espada atravesó un costado de su abdomen.

La sangre fluía por su pierna izquierda, empapando su ropa y manchando de carmín el uniforme de color azul marino.

Aquel encapuchado sacó su espada del cuerpo, dejando que este quedara arrodillado frente a él. Chihiro no podía ver más allá que los zapatos de su agresor. El encapuchado blandió su espada levantándola cuan alto sus brazos le dejaban, listo para ejecutar a su presa, pero fue interrumpido. Su espada quedo detrás de él siendo tomado por sus dos manos cayendo al suelo, el ruido metálico retumbo en el callejón. Llevó el resto de sus brazos frente a él, notando que la mitad de sus antebrazos habían desaparecido, inmediatamente volteó a los lados para localizar a su nuevo agresor, pero lo único que se acercaron a él fueron otro par de proyectiles con una forma extraña, una espada y una lanza, las cuales quedaron incrustadas en el pavimento cuando el encapuchado las esquivo en fracciones de segundo.

El encapuchado movió sus labios y después salió corriendo dejando un camino de sangre a su paso. Mayuzumi, demasiado herido, vio cómo estaba siendo perseguido por alguien que vestía muy extraño, una armadura.

Chihiro en parte se sentía rescatado, pero no duraría mucho con esas heridas. Haciendo un sobresfuerzo se arrastró hasta le pared, esperando un milagro. Su vista borrosa enfocó al inicio del callejón al mismo chico de ojos azules de aquella vez.

- Te lo advertí – dijo antes de salir corriendo y las armas desaparecían.

La sangre brotaba de esa herida, escurriéndose lentamente hasta el suelo, incluso había algo de ella saliendo de su boca. No pensaba en que así terminaría su vida. Fue completamente patética.

No terminó sus estudios. No hizo muchos amigos. Ni siquiera conoció a alguien con quien compartir momentos agradables. Mucho menos enamorarse.

Por ahora sabía que no llegaría a casa para comer la kusaya que tanto había guardado.

Entonces una figura conocida apareció frente a él, la capucha negra le cubría perfectamente. Esperaba que fuera solo producto de un delirio por la falta de sangre, pero al parecer se equivocaba. Una punzada de dolor le recorrió el cuerpo. El asesino se acercaba de nuevo, pero ¿Qué podía hacerle ahora que no tenía brazos? Sin embargo, sintió que su suerte se iba cuando este extendió el brazo derecho y una espada aparecía de la nada en su mano.

Su mirada se dirigió frente él encontrándose con la sorpresa de que aquellos brazos aún estaban tirados en el suelo.

- ¿Qué cosa… eres tú? –.

No hubo respuesta, solo cerró los ojos después de que la espada fue levantada para poder ejecutarlo.

Aunque el golpe nunca llegó.

Cuando sus ojos se abrieron frente a él había dos espadas. Una de metal, que parecía ser de plata, y otra, negra como la noche más oscura, pero con un grabado rojo en el centro. Para Chihiro era una espada hermosa en comparación con la simplicidad de aquella que trataba de matarlo.

El choque de ambas resonó en el callejón un par de veces, la persona que portaba la espada negra la movía con maestría y agilidad, a pesar de estar vestido con una armadura negra. En un movimiento el filo de su espada hizo una cortada en diagonal en el cuerpo del encapuchado, pasando de su cadera hasta el hombro.

El asesino dio un largo brinco hacía atrás y miró su propia sangre. Movió sus labios y después de un par de segundos llevó su mano hasta la altura de su boca levantando cuatro dedos, desapareciendo como un centenar de abejas.

Mientras más miraba menos creía. Aquella pelea se llevó acabo frente a sus ojos y aun así seguía sin comprender. Aquel que llevaba la armadura negra caminó hasta estar enfrente de él, se quitó su casco, dejando que su cabello se acomodara hasta que su flequillo le cubrió el ojo izquierdo. Chihiro miró directamente en el ojo visible, adornado en su mejilla con un lunar muy llamativo. El color de sus ojos, un gris profundo, un gris diferente al suyo provocó que su cuerpo se tensara.

La iluminación dada por la luna solo hacia resplandecer la armadura, como si esta estuviera recién pulida.

En su delirio antes de morir, Mayuzumi pensó que hubiese sido bueno haberlo conocido antes.

- Te pregunto, ¿tú fuiste la escoria humana que me invocó? –.

Pero después de esas palabras se dio cuenta que no hubieran congeniado bien. Simplemente sonrió tontamente y dejó que el cansancio y la falta de sangre le llevaran hasta su muerte.

 

 

Acto 1.
Bienvenido.

Notas finales:

De nuevo las advertencias para que quede claro, aunque las seguire publicando hasta el cansancio.

ADVERTENCIA: multipairing crack, muerte de personajes y demasiado, si, DEMASIADO OOC, la personalidad de varios personajes va a cambiar, pero solo es para mantener la trama del fanfic.


Espero les haya gustado.

Nos vemos y saludos!


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