Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Happy Birthday Kuri-chan~! por 1827Forever1827

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Holis~

Kuri espero te guste tu regalo, llego un poco tarde pero recien lo terminé, así que lo dejo con la esperanza de que te agrade.

 

Lo hice lo mejor que pude con lo que me pediste, así que a leer se ha dicho XD

Broken.

 

 

El caso de la Lluvia:

 

 

No había nada más triste que llegar a casa donde estaba su más amada persona y no poder acercarse a él. Eso le entristecía. Lo amaba, estaba loco por él desde hace años. Pero aún así no podía llegar a su corazón, la coraza que lo protegía no se habría con nada de lo que intentaba hacer, y comenzaba a perder las esperanzas.

 

 

Nunca quiso que Hayato lo odiara, ni tampoco le hablara. En su momento lo único que pudo pensar, lo único que le importó fue salvar su vida, sin saber ni importarle lo que Hayato pensara o sintiera al respecto. Pero en ese momento estaba tan desesperado que no quería perderlo.

 

 

Había salido juntos, otro de los muchos intentos de salida para ganarse su corazón, siempre había procurado ir despacio, ser amigos e ir avanzando poco a poco. Pero iban distraídos hablando, o más bien hablando de vez en cuando y él recibiendo los reproches de Hayato, siempre con una sonrisa aunque supiera que le molestaba que sonriera tanto. No se dieron cuenta que un delincuente estaba escapando de la policía.

 

 

Y entonces pasó, una bala impactó directamente en el pecho de Hayato, sin que ninguno pudiera reaccionar, y él solo atinó a llamarlo desesperado en la calle, tomándolo entre sus brazos todo el tiempo incluso cuando la ambulancia apareció.

 

 

Habían logrado estabilizarlo pero no duraría mucho tiempo, lo sabía. Y no podía aceptar que su amado fuera a dejarle solo en el mundo, por lo que contactó a un amigo, si podía llamarlo sí, para que lo ayudara. No importaba lo que tuviera que darle a cambio.

 

 

Fue en la madrugada donde velaba por el sueño de su precioso cristal de Jade que su amigo apareció, por la ventana como de costumbre, y con su pareja al lado. No le sorprendía pues este era demasiado posesivo y no se despegaba nunca de él.

 

 

Ambos eran vampiros.

 

 

Tsuna y Kyoya... Tsuna antes humano fue convertido en vampiro por Kyoya hace muchos años, lo conoció a él y se hicieron amigos cercanos, algo que casi le cuesta la vida en algunas ocasiones por los celos del vampiro mayor. Mientras que Kyoya nació siendo un vampiro, no sabía su edad y si le preguntaba no se lo diría… Vivían juntos algo lejos de la cuidad pues les gustaba la privacidad y que la gente no sospechara de su No-envejecimiento.

 

 

Tsuna se había acercado a darle su apoyo incondicional con su pareja casi pegada como lapa y acuchillándolo con la mirada, prometiéndole que haría lo posible. Pero ni bien intentó acercarse al dormido Hayato, Kyoya lo detuvo y tomó su lugar.

 

 

Sin decir nada se cortó la muñeca con una de sus uñas largas- las cuales habían crecido al instante- y le ordenó a él acercar la suya para cortarla, no dudó y se aguantó el dolor, luego dejó caer algo de esa sangre que se mezcló con la suya y ambas mezcladas cayeron en los labios y boca del durmiente, quien al momento de tragarla comenzó a convulsionar y jadear de dolor… Lo único que pudo hacer fue sujetarlo y abrazarlo fuertemente, pues lo que sufría su joya era una transformación, y para un humano era sumamente dolorosa. Luego de minutos se desmayó, no sin antes regalarle una mirada de tristeza con esos ojos ambarinos líquidos, los cuales se cerraron ante el cansancio. Tsuna se había acercado a comprobar su estado y cuando supo que estaba bien pudo respirar en paz, al menos hasta que Tsuna comenzó a explicarle que las cosas ya no serían igual.

 

 

Y ciertamente que todo cambió desde ese día.

 

 

Ahora a sus 67 años de vida permanecía postrado en una cama, agonizando, cuando no dormía recordaba su pasado, su muy injusto pasado. No fue justo que esa noche Hayato resultara herido de muerte, hubiera preferido mil veces haber recibido la bala y morir en la fría acera, al menos Hayato hubiera sobrevivido, se hubiera casado, tendría hijos y envejecería como todo humano normal.

 

Cualquier pena no se comparaba a la suya, porque él conocía lo sobrenatural, el chico que más amaba era un vampiro, sus amigos también, pronto moriría pero ellos seguirían viviendo aunque ya no lo quisieran. Al menos Tsuna y Kyoya se tenían en uno al otro, pero Hayato permanecería solo.

 

 

Y lo peor es que parecía preferirlo así.

 

 

Ni una vez desde que fue confinado entre las cuatro paredes de su recamara había ido a verlo, le hubiera bastado con verlo y que se quedara un rato con él, o importa que no le hablara, sentir su presencia hubiera sido maravilloso. Al menos no se sentiría tan solo.

 

 

Y aunque sabía que todo esto terminó así por su decisión ¿Tanto mal había hecho? ¿Tan malo fue que no deseara morir al amor de su vida? ¿Tanto rencor le podía tener Hayato como para no volver a hablarle? No era justo, era consciente de que le robó el tiempo y muchas posibilidades, pero jamás en su triste y solitaria vida albergó la intensión de lastimarlo, de herirlo, de hacerlo infeliz.

 

 

No era justo, simplemente no era justo que tuviera que sufrir así.

 

 

En el corazón nadie manda, se enamoró de un chico solitario, inteligente y gruñón, no estaba seguro de si era el único que había podido verlo, pero sabía que Hayato se sentía solo como él. Si se acercó a Hayato en un principio fue porque pensó que podrían entenderse, ser amigos y compañía, pero cada rechazo que le daba solo le hacía querer acercarse más, más y más.

 

 

Luego del cambio en vampiro de Hayato pensó en convertirse en vampiro, pero no sabía si era lo correcto. Si se convertía Hayato iba a odiarlo y reprocharle por toda la eternidad, pero si no lo hacía y vivía su vida como humano, envejeciendo y viviendo todo lo que Hayato no podía también iba a ser odiado. De cualquiera de las dos formas Hayato lo seguiría odiando… Así que, con el tiempo, se terminó inclinando por quedarse como humano, ya que aunque lo amara con locura, le dolía demasiado su indiferencia hacia su propia existencia, por lo que desistió de pedirle perdón y dejar que el tiempo hiciera lo que debía hacer, llevárselo lejos.

 

 

No sabía si creer en la re-encarnación, pero si llegaba a re-encarnar esperaba no volverse a encontrar con Hayato. Solo por dos razones, la 1ra porque sabía que si lo recordaba volvería a buscarlo inevitablemente y volvería a enfrentarse al desprecio y la indiferencia de este, y no quería eso. Y la 2da, porque después de haber soportado todos sus gritos, insultos, desplantes, y todo ese tiempo intentando obtener su perdón, dentro de él comenzó a surgir cierto odio, no lo podía creer cuando la idea se le cruzó por la cabeza, pero después comprendió que era normal. Él no hizo nada malo, solo quiso salvar la vida de la persona que amaba, que esta no lo supiera apreciar no era su problema.

 

 

Las cosas hubieran sido distintas si Hayato no se hubiera puesto a ignorarlo, su terquedad la mayoría de las veces no le gustó, y esa terquedad hizo que las cosas terminaran así. Bien pudo decidir ser un vampiro y quedarse a su lado toda la eternidad aunque tuviera que suplicar su perdón un infinito número de veces hasta que le perdonara, si Hayato solo se hubiera enojado por un tiempo ahora ambos podrían estar juntos y llenar ese vacío llamado soledad.

 

 

Pero esto es lo que les tocó a ambos vivir, y ya no hay nada que se pueda hacer para cambiarlo. Era demasiado tarde…

 

 

OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO

 

 

El caso del Cielo, la nube y la Tormenta:

 

 

Una tras otra cachetada resonaba en aquella habitación donde Hayato acostumbraba  pasar las tardes viendo por la ventana hacia el jardín lleno de flores silvestres que se mojaban con lluvia eterna, pues Londres era de climas fríos y húmedos.

 

 

Sobre él Tsuna, el amigo de Yamamoto Takeshi ahora difunto, golpeándolo con furia sin contenerse mientras su pareja miraba aburrido el espectáculo, bostezando de vez en cuando, o a veces perdiéndose en sus pensamientos, sin inmutarse ante los salvajes golpes que su pareja le daba al de cabellos plateados.

 

 

Hayato hacía lo posible por quitárselo de encima o detenerlo, pero no podía, no había forma, Tsuna tenía mucho fuerza y él se sentía tan débil, esos golpes le dolían pero no podía hacer nada, salvo esperar a que se cansase.

 

 

Lo cual podía tomar horas siendo que un vampiro no se cansaba ni debía recuperar el aliento. Hayato nunca se preocupó por aprender cosas sobre la especie de la que forma parte desde hace años, si se hubiera informado, habría sabido que el único y principal alimento de los vampiros es la sangre- lo cual es de conocimiento común- pero lo que no sabía es que si no bebía sangre su fuerza podía disminuir hasta ser prácticamente nula, como la de un bebé recién nacido.

 

 

Los vampiros vivían la vida eterna y gozaban de fuerza sobre-humana, pero solo si se alimentaban correctamente y de forma regular, si no serían presas fáciles para otros vampiros. Si bien podían sobrevivir sin sangre su fuerza disminuía, y sus ganas de vivir también, su voluntad, todo.

 

 

-¡¡Basta!!

 

-¡¡¿POR QUÉ?!! ¡¡Hijo de puta, maldito!! ¡¡Malagradecido!! ¡¡Ojalá te hubieras muerto aquella vez!!- lo seguía golpeando sin parar- ¡Ojalá te hubieras muerto, así Shi-chan…!- le temblaba la voz y empezó a temblar dejando de golpear- Él no hubiera sufrido tanto…- lo separaron del débil Hayato.

 

-Tsunayoshi- Kyoya lo sostuvo y lo abrazó para consolarlo.

 

-Shi-chan te amaba tanto, te necesitaba- hablaba con la cara enterrada en el pecho de su pareja que le acariciaba la espalda.

 

-No me importa- con dificultad Hayato se pudo medio sentar.

 

-¡Malagradecido!- por más que quería voltearse y encararlo Kyoya no lo soltaba para que no volviera a lanzársele encima- Te lo dio todo, te salvó la vida ¡Te amó como nadie y lo lastimaste!

 

-¡¡No quería ser vampiro!!- gritó con todas su fuerzas, las lágrimas se deslizaban sin control- ¡¡No quería ser un monstruo como ustedes!! ¡¡Nunca quise esta vida de mierda!!

 

-Callate- a pesar de ser un tono de voz mucho más bajo al de Tsuna y Hayato, este pudo sentir la amenaza en la voz de Kyoya.

 

-¡Si de verdad Yamamoto me hubiera amado no me hubiera convertido en esto!- se señalaba a sí mismo con desprecio- Hubiera preferido morir, él sabía cuánto detestaba a los vampiros, se lo dije, recuerdo cuando se lo dije- sollozaba- Y aún así…

 

-No importa lo que seas, importa la razón por la que nos suplicó que te transformáramos- ya más calmado Tsuna se alejó de su pareja para encarar a Hayato que sentado en el piso los miraba con asco y odio, claro que notaba el brazo alrededor de su cintura, pero no objetaba nada- No es terrible ser vampiro.

 

-¡A ustedes que les gusta chupar sangre no les molesta, pero yo fui humano, tenía una vida antes de esto, era feliz y todo se arruinó por culpa de Yamamoto. Así que no me vengas con que no es terrible ser vampiro!- Tsuna empezó a reír levemente- ¿¡De qué te ríes!?

 

-¿Feliz?- lo miró con burla y furia claramente marcadas en sus facciones- No me vengas con idioteces, Takeshi sabía que no eras feliz, que estabas solo igual que él, que te sentías triste aún aparentando ser un rebelde solitario, por eso se te acercó, y desde ese día vivía casi pegado a ti todo el tiempo.

 

-¡¡Cállate, no me conoces!!

 

-No necesito conocerte- más tranquilo se dejaba abrazar por detrás por Kyoya, debía tranquilizarse- Shi-chan sabía juzgar a las personas muy bien, sabía quién era bueno y quien malo, quien triste y quien absurdamente feliz, quien estaba aburrido o preocupado por algo. Él supo que te sentías solo, al igual que él. Me lo contó todo, y le creo. Tú eras un estúpido que no hacía nada para no estar solo, Shi-chan no quería estar solo, detestaba la soledad, y no podía verte alejando a todo el mundo aún cuando anhelaras no estar solo.

 

-¡Nunca me sentí solo monstruo!

 

-Mírate al espejo antes de insultarnos- sonrió satisfecho cuando Hayato apretó los dientes con furia.

 

-¡Demonio!

 

-Idiota.

 

-¡Chupasangre!

 

-Maricón.

 

-¡Cara de muñeca!

 

-¿Soy hermoso verdad?- volteó a ver a Kyoya que lo miraba con diversión- ¿Soy hermoso?

 

 

Como respuesta obtuvo un beso suave y una respuesta afirmativa susurrada en el oído, lo que le causó cosquillas y una ligera risa. Todo visto por Hayato que se intentaba levantar, los veía con asco y repulsión, pero además furia por estar tan tranquilos.

 

 

-Okey, así están las cosas- Tsuna se cruzó de brazos mirando a Hayato con burla y superioridad- Takeshi te amaba tanto que no quiso perderte, por eso nos pidió que te convirtiéramos, pero te aferraste tanto a tu orgullo que no pudiste perdonarlo, y por esa decisión ahora vas a vivir eternamente solo, pudriéndote en soledad, porque nosotros que al menos entendemos lo que significa ser vampiro nos vamos ya- tomó la mano de Kyoya empezando a ir hacia la puerta- En el mejor de los casos los sirvientes que ahora quedan te dejan tranquilo y se van, o siguen sirviendo aquí hasta que se mueran. Pero lo peor que podría pasar es que te denuncien y te lleven a un laboratorio para ser un experimento… De cualquier forma todo está bien, Takeshi no me odiará por haberte dejado sufrir todo eso, él se cansó de amar, y de intentarlo. Cúlpalo si quieres, pero no vas a poder encontrarte con él en el más allá para reclamarle. Addio- y con eso a puerta se cerró, con un sonido aterrador y contundente, y ahora Hayato, de una vez por todas, quedó solo.

 

 

Tiempo después las palabras de Tsuna se hicieron realidad, Hayato se encontraba sufriendo inmensos y constantes dolores sobre una camilla de hospital, en un laboratorio escondido de los ojos de las personas. Era tratado peor que una rata, le sacaban sangre, tomaban varios de sus órganos todos los días, los cuales siempre se regeneraban para reponer los perdidos, le inyectaban venenos y otras cosas para averiguar qué efectos tenía, lo ahogaban en agua helada o hirviendo, etc.

 

 

Tsuna y Kyoya sabían dónde estaba e imaginaban lo que podría estar sufriendo, pero no hacían nada al respecto. A Kyoya no le interesaba, y a Tsuna le hacía feliz todos los sufrimientos que padecía, porque lo veía como un castigo, por hacer sufrir a su amigo que en paz descanse.

 

 

“Ojala me perdones Takeshi, se que lo amabas con locura y no querías que sufriera. Pero todo tiene un límite, y ahora Hayato está pagando las consecuencias de aferrarse a su orgullo… Como tú, yo también creo en el Karma, y esto no es algo en lo que deba intervenir. Hayato debe asumir todo el peso de sus decisiones.”

 

 

FIN.

 

 

 

 

 

Extra: Soul

 

 

Suspiro- Por dios, mira que volver justo en este lugar.

 

 

No podía ser más irónico pensó Tsuna, quién con 253 años vampíricos de edad volvía a encontrarse con su mejor amigo una vez más, Takeshi, re-encarnado en un tierno bebé que era ajeno a todo a su alrededor, lo cual Tsuna agradecía a quien sea que le permitiera tener esa inocencia casi ilegal.

 

 

El motivo de la ironía consistía en que Takeshi renació en el mismo laboratorio donde Hayato había sido llevado hace años. Al parecer según el informe la madre biológica de Takeshi había muerto al dar a luz, porque tuvo una complicación y los doctores le dieron más prioridad a la vida del niño. Según la tablilla que tenía la incubadora los doctores decidieron que el destino del niño fuera ser un conejillo de indias implantándole todo lo que le sacaran a Hayato.

 

 

¡Sí claro! Como si les fuera a permitir tal cosa.

 

 

Envolvió al bebé en una manta blanca y se acomodó su traje de enfermero, debía ser rápido y volver con Kyoya para salir de ahí o serían capturados y usados como conejillos de indias… Claro que le daba pena dejar a otros pequeños en ese lugar para morir o vivir un infierno. Así que uno por uno los fue envolviendo bien y acomodándolos para levárselos, hasta que llegó a los últimos dos bebés…

 

 

-Vaya, así que aquí terminaste- la mirada ensombrecida viendo a uno de los bebés que quedaban, uno de dos gemelos- Solo puedo decir que no lamento tu destino, te mereces lo que te hagan- sonrió diabólicamente antes de tomar a la única niña y salir sin hacer ruido alguno.

 

 

El único bebé en los cuneros era un pequeño niño de unos 2 meses de edad, poco cabello oscuro y unos raros mechones que se asemejaban a una piña. Era el mayor de los gemelos, la niña era la menor y tenía los mismos mechones asemejándose a una piña, solo que Tsuna decidió arreglarlos para no ver ese peinado que tanto detestaba.

 

 

Y quien no detestaría ver ese peinado, y más aún, a la persona que casi te quita al amor de tu vida, o mejor dicho al amor de tu inmortalidad, por puro capricho. Tsuna por supuesto detestó ese encuentro, pero se desquitó al dejarlo ahí.

 

 

-“La familia Estraneo seguro duplica la seguridad luego de semejante robo”- pensó divertido.

 

 

Con la suerte de su lado llegó donde Kyoya antes que la alarma se disparara, cargando ambos con dos bebés corrieron a toda velocidad por los conductos de ventilación, y no se detuvieron ni siquiera aunque salieran de ese edificio, solo hasta que se subieron a un Jeep y arrancaron para alejarse de ese infierno.

 

 

-¿De qué te ríes?- preguntó Kyoya sin dejar de ver el camino, podía sentir a su pareja muy satisfecha y sonriendo.

-De que acabo de ajustar cuentas con alguien- la sádica sonrisa no se iba, menos mal que Kyoya no podía verla por ver el camino, y porque Tsuna miraba el camino hacia atrás.

-¿Viste al Herbívoro?- preguntó refiriéndose a Hayato.

-No. Vi a una sabandija.

-…

-Solo diré que Shi-chan no fue el único en renacer.

 

 

Luego de esa conversación todo fue en silencio, Tsuna por su parte miraba a los niños que dormían mientras él les tarareaba una canción de cuna. Mientras que Kyoya pensaba en quien podría ser la persona que volvió a la vida, tenía unas cuantas opciones en mente, no quería sacar concusiones apresuradas pero Tsuna no solía odiar a alguien hasta el punto de abandonarlo en un laboratorio para vivir un infierno, siendo un bebé claro, porque Hayato no contaba… No muchos nombres se le venían  la mente, pero prefería dejar el pasado en el pasado, no quería volver a preguntar y abrir viejas heridas. El pasado es el pasado, el presente es ahora, y ahora estaba muy bien con Tsuna a su lado. Prefería no arriesgar nada.

 

 

Unas horas más tarde llegaban a su mansión, donde en la puerta los esperaba una de sus sirvientas, la cual parecía toda un manojo de nervios.

 

-Hahi, Tsuna-sama y Kyoya-sama, ¿Y los niños?

-Están bien Haru- contestó Tsuna con una sonrisa- Ahora necesito que me ayudes a llevarlos adentro, luego tienen que comer.

-¡Si, como usted diga!

 

 

Mientras Kyoya llevaba a dos pequeños, Tsuna y Haru llevaban uno cada uno. Tsuna llevaba a Takeshi, mientras que Haru llevaba a la única niña, y Kyoya llevaba a  un pequeño pelinegro y un castañito. Los cuatro bien dormiditos.

 

 

-“Sin duda Viper nos va a dejar sin dinero por este favor”- suspiro. Pero era verdad, de no haber sido porque la codiciosa vidente les dijo sobre el renacer de su mejor amigo en ese maldito lugar nunca se hubieran enterado, y esos pobres niños hubieran sufrido sin la oportunidad de defenderse- “Pero, vale la pena por ellos”- agregó sonriendo felizmente viendo a los 4 pequeños dormir juntitos y bien acurrucaditos en la gran cama de la habitación de huéspedes.

-Tsuna-sama, ¿Tienen nombre?- le preguntó la sirvienta Haru viendo a los pequeños.

-Bueno…- señalando a uno de ellos- Se que ese se llama Takeshi, pero le diremos Shi-chan de cariño.

-Es lindo- ambos rieron.

-Los demás no creo que tengan nombre, debemos nombrarlos.

-Si…- era en verdad triste que esos pequeños ni siquiera tuvieran un nombre- La pequeña es muy linda, creo que le pondré Nagi. ¿Cree que está bien?- acariciaba la mejilla de la pequeña que dormía con sus manos hechas puñitos pegados a su pecho.

-Sí, es muy lindo. Le queda bien- acariciándole la cabeza a la pequeña- “Espero no seas como él, no quisiera tener que hacerte daño. Quisiera que la maldad se la haya quedado él”

-Tsuna-sama ¿Y los demás?- le llamó Haru.

-Ah sí, para ellos no se me ocurre alguno. Ya mañana pensaremos con más calma- se desordenaba el cabello con nerviosismo.

-Entendido. Bueno, si eso es todo yo me haré cargo de ellos.

-¿Podrás tu sola con todos?- le preguntó el azabache que hasta ese momento se había mantenido en silencio.

-Le llamaré a Kyoko-chan para que me ayude, así nos las apañaremos mejor- reía nerviosamente con un sonrojo mientras desviaba la mirada de la del azabache.

-Bueno, es hora de decir “Buenas noches”- se acercó a Haru que había tomado en brazos a Takeshi- Buenas noches Shi-chan- le besó la cabecita- “Mejor aprecia tu vida antes de abrirte de piernas, porque te juro que te saco todos los órganos si vuelves a mostrar interés, insinuarte a MI novio o siquiera mirarlo. Y eso va para Kyoko también. Que no se les olvide”- terminó por susurrarle al oído a la sirvienta que quedó pálida y temblando de miedo al ver esos ojos rojos como la sangre junto con los colmillos.

 

 

Por su parte Kyoya suspiró negando con la cabeza, con su fino oído pudo escuchar todo. Sin duda su novio nunca cambiaría, era un celoso sin remedio.

 

 

Salieron dejando a la empleado seguir con su trabajo mientras ellos fueron a comer algo y a dormir, era de noche pero no tenían ganas de hacer nada, así que mejor se dormían juntos. O hacían otras cosas…

 

 

OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO

 

 

Las sirvientas Haru y Kyoko jugaban con los pequeños niños de la casa que ya tenían 3 años y los cuidaban para que no tropezaran, pues las ganas de explorar y correr no podían controlarlas, y como aún eran algo torpes era mejor vigilarlos para que no se lastimaran.

 

 

A lo lejos Tsuna y Kyoya los miraban con pequeñas sonrisas, en la mansión se respiraba una paz y tranquilidad desde que los pequeños llegaron, claro que al comienzo despertaban a media noche a todos los sirvientes humanos- ellos dormían en el día- y pues ellos iban a ver lo que pasaba, aunque más Tsuna que era a quien se le daban mejor los niños.

 

 

Kyoya debía admitir que al final fue algo no tan malo rescatar a los niños del laboratorio de los Estraneo, eran agradables hasta cierto punto y Tsuna era más feliz, pues se comportaba como una mamá con ellos, aún cuando Kyoko y Haru quisieran tener ese papel y vieran con celos como los 4 niños preferían llamar a Tsuna “mami” antes que a ellas. Eso le daba gracia y a veces le encantaba molestar a Tsuna con eso.

 

 

Tsuna suspiró de gozo en los brazos de su novio, recostados sobre una manta a cuadros donde habían comenzado a beber algo de vino y sangre cortesía de un doctor migo suyo. Eso había iniciado como un picnic, pero los niños prefirieron ir a jugar en lugar de comer lo que Kyoko y Haru les prepararon, así que decidieron dejar que se cansasen un poco y les entrara el hambre.

 

 

Aunque a Tsuna le molestase que ambas chicas estuvieran “fascinadas” con su novio debía admitir que no eran rencorosas y que el que se ocuparan de los niños le daba un tiempo extra a solas con Kyoya, les daba crédito por eso, ya sus amenazas eran más flojas, no bajaba la guardia pero estaba más relajado.

 

 

No pudo evitar abrazarse al cuello de Kyoya cuando este lo tumbó en la manta y o besó, lo amaba con locura, y sabía que Kyoya sentía lo mismo, en las noches no paraba de decírselo cuando se quedaban completamente solas y la casa era tan silenciosa. Se separaron un poco y mordieron sus lenguas hasta hacerlas sangrar, para volver a unirse y degustar el sabor del otro, era una sensación intoxicante y refrescante al mismo tiempo. A sangre de Kyoya mezclada con la suya era un manjar, ya sentía sus ojos volverse rojos, sus mejillas rojas, sus colmillos crecer y rozar con ambas lenguas y sus uñar hacerse más pronunciadas y filosas, y a Kyoya le pasaba lo mismo, salvo porque él nunca se sonrojaba, siempre era tan sereno y controlaba sus emociones tan bien. Pero podía sentir los latidos de su corazón y la velocidad de su sangre aumentar, así como el calor de esta- algunos de los órganos más importantes de los vampiros se mantenían funcionando, como el corazón, aunque entre hombres y mujeres vampiro podía variar.

 

 

Tsuna no sabía que pasarían dentro de unos años, le gustaría que Takeshi se convirtiera en vampiro y así volver a ser amigos para siempre, aunque esa decisión era del y nadie más. ¿Estaba preocupado? Claro que sí, pero por esa razón disfrutaba de los momentos con él y los demás pequeños, apreciándolos como los tesoros que son.

 

 

Pero bueno, sabía que sin importar lo que sucediera, Kyoya estaría apoyándolo siempre.

 

 

Confrontation

 

 

A sus 15 años Yamamto Takeshi era un joven alegre, conocido en la cuidad como una gran persona, un modelo a seguir y el ideal de un ser humano con un corazón impío y puro. Tenía 3 hermanos geniales a los que quería mucho, un par de tías bastante… como decirlo, ah sí: Locas, obsesivas, insistentes, melosas, regañonas y sentimentales, pero las quería mucho.

 

 

Una persona a la que respetaba era Hibari Kyoya, era un gran hombre- a pesar de verse de su edad y ser más bajo de estatura que él- que se hacía respetar, inteligente, directo con sus pensamientos, cortante a veces, malhumorado y sediento de una buena pelea y claro, sangre. Sabía que Kyoya era un vampiro, desde que era niño tanto él como Tsuna se los habían explicado para que no se extrañaran al no verlos envejecer como les pasaba a los demás, realmente no entendía mucho del tema, pero lo aceptaba, total no era algo malo o extraño. No señor, claro que no.

 

 

Por otro lado estaba Tsuna, sería algo así como su “madre”, pues realmente desde niño lo había visto como una mamá aunque este fuera hombre, y aunque eso no cambió se le hacía un poco vergonzoso ahora que ya estaba grande, suponía que era debido a la pubertad o algo así, realmente no sabía cómo explicarlo. Para él era su mamá, pero más que nada como su mejor amigo, eso le agradaba más y le daba menos vergüenza, se sentí más cómodo llamarlo amigo, era como si lo hubiera hecho siempre, como si su relación hubiera sido esa desde el principio.

 

 

Pensaba en eso caminando por las calles de la cuidad luego de terminar las actividades de su club, le había gustado la idea de practicar Béisbol, pero no sabía si realmente le gustaba, en general amaba todos los deportes pero aún así debía probar cosas nuevas, uno nunca sabe si algo le gusta o no hasta que lo prueba.

 

 

Se estaba haciendo tarde, el cielo se teñía de un raro color entre anaranjado y violeta que daba paso al cielo oscuro con estrellas nocturnas, no creyó haber tardado tanto, sus hermanos, Tsuna y Kyoya tal vez se empiecen a preocupar… Pero un inesperado dolor en la cabeza lo desorientó y entonces cayó al suelo, todo estaba borroso y su conciencia amenazaba con desaparecer, hasta que por fin terminó por desmayarse.

 

 

Mientras que detrás de él una figura encapuchada con cabellos largos rubios ondulados se acercaba a él hasta subírsele encima, olfateando y lamiendo su cuello dejando ver unos colmillos largos.

 

 

Luego de eso, la noche cubrió a la cuidad.

 

 

OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO

 

 

En la mansión el ambiente estaba más que tenso, se podían sentir las ansias asesinas de Tsuna quien sentado en el sofá apretaba los dientes y los puños para contenerse y no saltarle encima al “invitado” que bebía una copa de vino blanco. A su lado Kyoya simplemente observaba al otro beber hasta que terminó, y fue entonces que Tsuna quiso empezar a hablar.

 

 

-Ya están saldadas las cuentas- sin embargo el intruso habló primero.

-Te refieres a que le quitaste su derecho a decidir- Kyoya afirmó interviniendo antes de que Tsuna dijera algo, le estaba dando tiempo para calmarse, aunque sabía que no había mucho que pudiera hacer.

-Así es. Él decidió por mí hace años, sin pensar en lo que yo deseaba. Así que a cambio hice lo mismo.

-Ahora oficialmente es tu pareja, aunque eso no significa que puedas llevártelo de aquí. Takeshi tiene el poder de decidir.

-Ya lo sé, pero no importa- se acomodó sus cabellos platinados detrás de la oreja, necesitaba un corte de pelo urgente- De una u otra forma vendrá a mí.

-Tal vez- Kyoya y el otro miraron a Tsuna que se veía inusualmente calmado- Tal vez sea así Hayato, pero no tienes el control total sobre Shi-chan, lo que sea que pretendas será en vano, porque puede que entres a su mente y te comuniques con él, pero Shi-chan no es débil de voluntad, lo hemos criado de la mejor manera.

-¿Tienes idea de lo estúpido que suena eso?- respondió Hayato con una sonrisa de superioridad.

-Yo fui su mami- sonrió recordando esos días, lo cual hizo que Hayato chistara molesto- Él sabe que somos vampiros, le he contado algunos que otros secretos, y entre Kyoya y yo, soy yo quien está más identificado con él, porque al igual que conmigo él fue transformado. Y hay formas de resistirse al control mental- sonrió orgulloso- No le podrás poner una mano encima a mi hijo.

-Ni tampoco me dejaría.

 

 

Los 3 voltearon a la puerta y ahí, con una camisa blanca manchada de sangre, pantalones negros y sin calzado estaba Takeshi con sus ojos rojos como la sangre. Este se adentró a la sala antes que Tsuna se levantara, y se acercó a Hayato que lo miraba sin expresiones, aunque podía notar con sus nuevos sentidos que las comisuras de sus labios poco a poco se comenzaban a elevar.

 

 

Y sin que nadie lo esperara y con una fuerza monstruosa, Takeshi le propinó un puñetazo a Hayato, que salió volando hasta atravesar la pared. Tsuna suspiró recordando su época de Neófito, cuando no tenía mucho tiempo de volverse vampiro y su fuerza era descomunal, capaz de hacer cráteres en la tierra y superar la velocidad de… prácticamente todo. Sabía que Kyoya y él tenían que ayudarlo a que comenzara a controlar su fuerza y su cuerpo terminara de aceptar la transformación, para volverse un vampiro “común y corriente” Como si el ser vampiro no fuera algo fuera de lo común.

 

 

Hayato regresó dentro con algo de dificultad, diablos eso le había dolido, tenía que prestar más atención a os movimientos de Yamamoto.

 

 

-No te servirá de nada- todos miraron a Takeshi de forma extraña, solo Kyoya comenzó a hacerse una idea de lo que podían significar esas palabras- Ningún vampiro “normal” puede hacerle frente a un Neófito sin recibir golpes o heridas que luego se curen, aunque seas más precavido no podrás evitar mis ataques.

-Así que lees la mente- dedujo Kyoya, y por primera vez se sintió como un padre orgulloso, aunque no lo diría- O tal vez sea solo la Conexión.

-No sé, y no me importa- miró a Hayato con desprecio, y este le sonrió burlón- Solo se que detesto a este tipo.

-Pues aunque me detestes deberás venir a mi quieras o no, a menos que quieras morir de inanición- las caras de Tsuna y Kyoya eran de fotografía, Hayato se lamentó no tener un celular consigo, se burlaría de ellos por siempre.

-Le diste tu sangre- Tsuna se partió el labio con uno de sus colmillos.

-Si- se volvió a sentar sin importarle lo tenso del ambiente, o que su cercanía empeorara el humor de Yamamoto- Cuando bebí toda tu sangre y mi veneno corrió libre por tu cuerpo me corté la muñeca y te di a beber de mi sangre, eso creó un lazo inquebrantable, una conexión, un Pacto por describirlo mejor. De ahora en adelante solo puedes beber mi sangre, solo la mía te sabrá satisfacer. Cualquier otro tipo de sangre será amarga, y no querrás beber más sangre, por lo que te comenzarás a debilitar más y más, y solo “revivirás” por decirlo así con MI sangre.

-¡MALDITO!- Kyoya sostuvo a Tsuna que intentó aventarse contra Hayato, quien se reía de la escena. Mientras Takeshi analizaba las palabras dichas anteriormente.

-Quieres algo a cambio- aunque los gritos cesaron los movimientos de animal que hacía Tsuna por soltarse y acabar con la vida de Hayato no.

-Así es- se levantó acercándose a Takeshi que fruncía el seño, pensando en borrarle esa sonrisita de su rostro- Quiero algo a cambio de darte Mi sangre a ti.

 

 

Antes de que cualquiera pudiera reaccionar Hayato se mordió el labio y se sentó sobre las piernas de Takeshi, rodeando su cuello y besando sus labios, forzando la entrada de su lengua a la boca de un sorprendido Takeshi que no movía ni un musculo, debido al shock. Tsuna que salió rápidamente de este intentó soltarse sin éxito, quería alejar a ese idiota de Shi-chan, ¿Cómo se atrevía a besarlo después de todo lo que lo hizo sufrir en su anterior vida? Kyoya observaba todo con ojo crítico y suspiró, ya sabía las razones de Hayato de actuar así, al menos parte de ellas. Así que apretó a Tsuna con fuerza y le susurró al oído, haciendo que poco a poco el forcejeo se detuviera y la impresión y confusión empezaran a pintarse en el rostro de Tsuna, quien lo miró cuestionándolo.

 

 

Y mientras Kyoya le daba explicaciones a Tsuna, la pareja en el sofá estaba más ocupada en otras cosas, al parecer más importantes porque a pesar de sus sentidos, no escucharon ni una palabra de Tsuna y Kyoya. Estaban más ocupados comiéndose la boca.

 

 

Takeshi al principio no reaccionó, pero luego lo hizo al sentir el fuerte mordisco que Hayato le dio a su lengua, la cual empezó a sangrar, no supo por qué pero la sensación de ambas sangres mezclarse le gustó y correspondió con la misma intensidad. Hayato comenzó a frotarse contra él sin pudor alguno y él no tardó en seguirlo, se acariciaban, sus lenguas frotándose era tan erótico, una sensación nunca antes conocida. La sangre mezclada con la saliva se escapó de sus labios llenando el aire de ese aroma metálico, lo cual alertó a Tsuna y Kyoya que los miraron, y mientras Kyoya negaba Tsuna se ponía rojo… pero de la ira. Casi salió volando y le dio una patada para separarlos, arrojando a Hayato metros más allá y atravesando nuevamente la pared.

 

 

Mientras que Takeshi no sabía que había pasado, pero inconscientemente lamió la sangre que aún tenía en los labios, era dulce y picante, pero ácida al mismo tiempo. Sintió una mano en su hombro y vio  Kyoya que le señalaba la puerta, así que miró y vio a sus hermanos espiando, parecían preocupados. Les sonrió calmándose, bueno no creía que ser vampiro fuera malo, así que dejó su enojo y se fue con ellos.

 

 

Mientras que Tsuna le pegaba tal paliza a Hayato que sus gritos se escuchaban a kilómetros. Kyoya suspiró fastidiado, más le valía tranquilizar a Tsuna o las autoridades aparecerían por el alboroto.

 

 

OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO

 

 

Bueno, las cosas desde ese momento fueron… raras.

 

 

Ante la indignación de Tsuna, Takeshi perdonó a Hayato, quien se mostró sorprendido y luego molesto. Claro no tenía mucho trato o acercamientos con el platinado, porque estos llevaban a una casi incontrolable excitación que no podía parar a menos que Tsuna estuviera presente o apareciera de improviso. Lo más seguro era que si no hubiera intervenido tal vez se hubiera encamado con Hayato quien sabe cuántas veces, no contaba las veces que este lo provocaba, salvo su hermano Lambo y Fuuta que hacían pequeñas apuestas.

 

 

Hayato no vivía en la mansión, pero parecía muy seguido por ahí, a veces incluso se colaba en la habitación de Takeshi en medio de la noche y lo sorprendía con la guardia baja, provocándolo, pero Tsuna siempre lograba salvarlo de perder su virginidad a manos de un vampiro Ninfómano.

 

 

Su hermanita Nagi se preocupaba por él, muchas veces se ofrecía a acompañarlo para que Hayato no pudiera hacerle nada. Claro Nagi seguía los pasos de Tsuna y evitaba que Hayato se aprovechara de Takeshi, por más que fuera tímida era muy decidida y no quería que su hermano se dejara llevar por una persona que ella no consideraba de confianza.

 

 

Claro que eso molestaba mucho a Hayato, de no ser por la “vigilancia” que Yamamoto tenía todo el tiempo ya hubiera logrado su cometido, pero no, además de los “padres sobreprotectores” y la niña que le impedía acercarse a Yamamoto. La hubiera matado, pero Yamamoto se ponía violento- más de lo normal, aún no superaba su fase de Neófito- se intentaba hacerle daño a ella, y eso le frustraba demasiado.

 

 

Así que aunque no quisiera, tendría que pedirle un favor a él.

 

 

OoooOOoooOOoooOOoooOOoooOOoooO

 

 

Hayato espiaba a Yamamoto desde fuera de la mansión, subido a un ´rbol observaba el mejor momento de atacarlo. Junto a él otra figura encapuchada.

 

 

-Tienes que encargarte de la chica, probablemente de los otros chicos también, los otros dos vampiros no serán problema, están fuera- sonrió ansiosa por la oportunidad.

-Será aburrido- contestó el encauchado suspirando.

-No tenías nada mejor que hacer, los trabajos no te llueven como antes.

-Solo lo hago por el dinero- saltó hacia el patio.

-Suena como esa codiciosa vidente- pensó negando con la cabeza.

-¡Apúrate! ¡Me quiero largar de aquí!

-¡No grites idiota!

 

 

Dentro de la casa todo estaba tranquilo, la servidumbre ya se había ido a descansar, al igual que Nagi, Lambo y Fuuta estaban con insomnio jugando videojuegos y Yamamoto dormía de día, o bueno, al menos hasta que dejara de ser un Neófito. A partir de ahí podría caminar bajo el sol aunque sea un rato, poco a poco como le había dicho Tsuna.

 

 

Repentinamente miró hacia la ventana donde Hayato lo miraba desde afuera exigiéndole con la mirada entrar, era peligroso que lo dejara entrar, pero si no lo hacía este rompería la ventana y el ruido atraería a sus hermanos y la servidumbre, y francamente no estaba de ánimo para empezar una pelea por defender a su hermanita que protegía su virtud. Así que resignado fue a l ventana y la abrió, dejando entrar a Hayato que inmediatamente se le colgó y comenzó a besarlo.

 

 

A Takeshi realmente le gustaría perder su virginidad con alguien que le gustara, pero la excitación que sentía lo hacía dudar y mandar la razón al carajo. Así que correspondió mordiendo la lengua de Hayato quien hizo lo mismo, y comenzaron su ritual inacabado acostumbrado.

 

 

Lo que Takeshi no sospechaba por perder sus sentidos por la abrumadora excitación, es que un intruso se había colado a su casa, parado frente a las puertas de las habitaciones de sus hermanos menores, vigilando que no salieran a molestarlo. Tenía carta blanca para eliminarlos.

 

 

Estuvo esperando unos minutos, nada, absolutamente nada, y comenzaba a aburrirse. Bostezó y al segundo una de las puertas se abrió, el se puso en guardia para eliminar a uno de los 3 mocosos, pero lo que vio fue… una niña medio dormida.

 

 

Nagi se había levantado con sed, y medio dormida salió de la habitación a buscar un vaso de agua en la cocina junto a su inseparable conejito de color azul con el que dormía a pesar de tener 15 años. Lo que no se dio cuenta es que el intruso la observaba y comenzó a seguirla para evitar que esta se metiera en los planes del platinado, necesitaba el dinero con urgencia, y si hacía un mal trabajo no le pagaban.

 

 

La siguió hasta lo que parecía ser la cocina, la chica ahora más despierta que antes se sirvió un vaso de agua y volvió por donde vino, siempre seguida por el encapuchado que no perdía detalle de sus movimientos… La vio entrar a su cuarto y se relajó, se acercó a la otra puerta y abrió sin hacer ruido, un par de mocosos dormidos en el piso fue lo que encontró, a consola de videojuegos encendida, bolsas de frituras y golosinas tiradas en el suelo, un desastre. Le desagradaba la gente desordenada, no podía esperar a que Hayato terminara pronto de copular y él pudiera irse de esa casa.

 

 

Esperó un rato más y los gemidos de platinado y el otro chico se empezaron a hacer algo audibles para su distancia, chistó molesto, cualquiera se podría despertar con ese ruido. Una de las puertas fue brutalmente abierta y la chica salió a toda la velocidad que su camisón blanco e permitía correr, el encapuchado la siguió rápido para atraparla.

 

 

Y la atrapó justo antes que abriera la puerta, cubrió su boca y la alejó unos pasos de la puerta, pudo sentir como temblaba, no le sorprendía, debía estar asustada… Se acercó a la puerta que estaba entreabierta y pudo comprobar que si, efectivamente, Hayato estaba teniendo sexo salvaje con ese chico. Eso significaba que tendría su paga. Pero bueno, la chica en su poder aún era menor de edad, y no creyó que fuera prudente que viera alguna escena de lo que protagonizaba Hayato con el otro, podría ser traumatizante para una inocente mente joven.

 

 

Así que se alejó y fue de vuelta al cuarto de la niña, entró y la recostó en su cama, puso su frente con la de ella sin dejar de cubrir su boca y pronto ella se durmió. Suspiró, eso había sido relativamente fácil. Borrar la memoria de alguien era sencillo.

 

 

Admiró a la chica unos minutos, era muy joven, tal vez 14 o 15 años, cabello oscuro y largo y la piel muy pálida. Era linda. Incluso su cuello era lindo, agradecía a su autocontrol para no morderlo y marcarlo, solo crearía más problemas.

 

 

Nagi se dio la vuelta y el encapuchado suspiró, la volvió a arropar bien cuando reparó en un detalle, uno ligero y casi imperceptible. En el cuello de la chica del lado derecho había una mancha, debía ser una marca de nacimiento. Era similar a la suya, solo que esta estaba en el lado opuesto de su cuello.

 

 

Se mordió los labios pensando, ¿Sería ella su hermana menor desaparecida? Cuando acabó con todos esos científicos de pacotilla leyó su expediente descubriendo que su madre había muerto al dar a luz, y que había tenido gemelos. Pero en un robo se llevaron a su hermana y él se quedó en el laboratorio, solo, sufriendo todos los condenados experimentos que a esos pedófilos sádicos se le ocurriesen.

 

 

Las luces de un auto lo alertaron, y aunque quisiera quedarse más tiempo y perderse en sus pensamientos buscando respuestas debía irse. Así que le acarició el cabello a la pequeña que se removió pero no despertó, y salió disparado a buscar a Hayato.

 

 

Lo encontró sentado en la cama con una sonrisa de triunfo, visiblemente satisfecho. El chico en la cama se veía algo perdido en sus pensamientos, pero lo ignoró porque era hora de irse. Hayato entendió a la perfección y se despidió con un beso del chico, para escapar por la ventana luego.

 

 

No volvió a entrar a esa casa, pero si vigilaba desde las sombras a la pequeña, que investigó se llamaba Nagi y que, como él, resultó ser una cambia formas. Pues su período de maduración llegó meses después y con ello, las colas y orejas también. Era una linda gatita, solo que su cabello cambió de color a un morado brillante igual que sus ojos, sus orejas y cola.

 

 

Notó no muy contento al Castaño, pero no le prestó más atención porque aceptaba a Nagi como era… Sonrió divertido, sus orejas y colas salieron debajo de la túnica, eran idénticas. Al parecer si eran hermanos después de todo.

 

 

Finale

 

 

Tsuna no estaba para nada contento por como resultaron las cosas, su Shi-chan teniendo una “relación” con Hayato era inconcebible. ¡Ese maldito depravado lo violó aprovechando que ellos no estaban! Y aunque Kyoya le repitiera que eso no podía considerarse una violación seguiría insistiendo. No le agradaba Hayato, no le perdonaba lo cruel que fue en la anterior vida de Takeshi, y probablemente nunca lo perdonaría. Hiso un puchero molesto recordando las burlas de Kyoya diciendo que era como una suegra difícil.

 

 

Lo único bueno era que Shi-chan no le prohibía pelearse con Hayato, podía golpearlo todo lo que quisiera, pero lamentablemente no podía matarlo. Takeshi se lo dejó claro… Y para empeorar las cosas, ¡Esa maldita Piña rondaba otra vez! Y lo peor ¡A su linda Nagi!

 

 

Era un alivio que Mukuro no tuviera esa insana obsesión por Kyoya como en su vida pasada- al menos por ahora, no bajaría la guardia por nada, con él nunca se sabía- Pero convertirse en la sombra de su querida Nagi ¡SU bebita! ¡De ningún modo lo permitiría!

 

 

-Olvidalo de una vez- escuchó a Kyoya decirle, así que se volteó para enfrentarlo, estaban recostados en su cama- No es el mismo de antes.

-¿Cómo lo sabes? Podría estar fingiendo- los ojos se le pusieron rojos y su voz salió más grave- Lo mataré si se te acerca.

-Aunque lo haga, ¿Crees que me dejaría tocar?- lo acercó con su brazo- Me da asco cualquier tacto que no sea el tuyo, no pongas esa cara- dijo al ver el seño fruncido de Tsuna- Los chicos me agradan, pero solo eso, no tenemos contacto físico. El único chico que me puede tocar eres tú- lo besó.

-¿Por qué siempre sabes que decir para hacerme sentir mejor?- suspiró acurrucándose en el pecho de Kyoya quien lo abrazó, sus ojos perdieron el olor rojo regresando a la tonalidad chocolate acostumbrada.

-Te conozco desde hace años.

-…- puchero sonrojado- Te amo- susurró muy apenas, para que ni el viento pudiera escucharlo.

-…- sonrió de lado correspondiendo el susurro y el sentimiento- Todo estará bien, duerme.

-Sí.

 

 

Con renovada tranquilidad y la decisión de dar una oportunidad muy pequeña, Tsuna se durmió en los brazos protectores de su vampiro. Y Kyoya lo contempló un tiempo más antes de seguirlo, no sin antes acomodar algunos mechones de pelo.

 

 

Así que de alguna manera, todo estaba bien… Había un equilibrio bastante delicado, el cual podía romperse en cualquier momento, pero si los sentimientos eran fuertes, lo superarían.

 

 

 

 

 

                                                       FIN.

Notas finales:

Espero te haya gustado Kuri, espero hayas pasado un lindo cumpleaños y muchas cosas buenas te pasen :)

 

Cualquier comentario o duda me dejas un review, o simplemente nos encontramos por Face.

 

Nos vemos.

 

CIAO CIAO~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).