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Juguemos a ser humanos por Park Feer

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Notas del fanfic:

Disfrutenlo

Juguemos a ser humanos.

Kyung Soo se sentía muy confuso.

          - ¿Qué pasa?

-nada

- ¿Acaso no es lo que querías?, no es lo que desde un principio establecimos Jong In

-no

-Acaso no puedes ver que yo lo odio- levanto la voz – Lo odio con todo mi ser, odio engañarla, odio no poder estar junto a ti, odio no poder ser yo-

- ¿y tú crees que yo amo esto? - señalo la habitación

- Tu y yo lo sabíamos desde un principio y lo aceptamos- suspiro – Te amo y me amas, pero no podemos estar juntos hasta la próxima vida.

El coloco una mano en el torso de Jong In.

-         Si te besara ahora, ¿Qué pensarías de mí? – pregunto Jong In acercándose a él.

-         Si me besaras ahora, solo pensaría que somos dos amantes que se aman con locura

-         No, siempre tendría en cuenta que no me perteneces

-         Y, mientras me beses yo no podría si quiera pensar en mi nombre

Kyung Soo pudo notar que Jong In aún tenía dudas y negó con la cabeza. Y para desmostarle que él no dudaba se acercó a él y lo beso.

Cuando Jong In reaccionó ante aquel beso, todo su cuerpo se estremeció, la furia con la que lo besaba Soo era descomunal, como si ese fuera el primer beso entre los dos. Podía sentir cuanto se deseaban. Sin esperar atacó sus labios de igual manera con ansias y dulzura.

Jong In había podido dejarlo sin respiración. Y como nunca antes sintió despertar en su interior un deseo descomunal por aquel pequeño hombre de piel nívea, que jamás había sentido. Claro que había tenido otros besos, pero ninguno como los que compartía con Soo, en especial este.

Ambos sabían que el destino era cruel, y que jamás los dejaría estar juntos, por eso, sin importar, aprovechaban esos pequeños momentos en los que podían convertirse en humanos y disfrutar. Él era un hombre casado y el un estudiante.

Jong In dejó de besar esos labios esponjosos para descender a su cuello, hasta avanzar a su hombro izquierdo, fue apartando la camisa negra para poder besarlo mejor.

Soo no pudo evitar suspirar. Sentía un millón de sensaciones revoloteando su abdomen, por una sola vez sentía que se pertenecían, sin miradas o críticas.

-         Te deseo – susurro Soo

-         Y yo a ti

Jong In tomo el rostro de Soo, beso su parpado izquierdo, luego el derecho. Después beso la punta de su nariz, descendiendo hasta sus esponjosos labios gruesos rosados.

-         Cuando estoy contigo Jong In me siento completo, me siento yo

Jong In simplemente volvió a besarlo, lo tomo de los brazos y lo llevo hasta la cama, lo dejo sobre la cama.

Jong In se levantó la camisa, la dejo aun lado de la cama y se posiciono encima de él, procurando no incomodarlo. Levanto la camisa de él y comenzó a lamerle el abdomen, sin ni siquiera haber llegado a los pezones, Jong In pudo sentir que los pezones de Soo estaban ya erectos.

Jong In se quitó su pantalón.

Soo se quitó también su camisa y pantalón.

Jong In tenía un cuerpo espectacular que dejaría en blanco a cualquiera. Estaba entre las piernas de Soo, quien solo se encontraba en bóxer.

-         Eres precioso Soo, lo más bello que la vida puede ver

-         Jong In – susurro con los ojos cristalinos

-         No llores amor, te amo siempre recuérdalo – beso su frente

-         Te quiero adentro por favor –suplico de la forma más humilde que en su vida había pedido

-         Espera por favor, quiero recordar cada parte de tu cuerpo

Sin previo aviso quito su bóxer y el de Soo. Beso su pantorrilla, ascendiendo por sus piernas, sus muslos. Soo se estremeció cuando Jong In llego a su zona intima. Comenzó a besar la punta de su miembro, después a dar pequeños mordiscos que fueron aumentando de intensidad y fuerza. Cada movimiento era una nueva sensación para Soo, por supuesto que ya habían tenido relaciones sexuales antes, pero esto no se compraba en nada.

Soo no podía reprimir sus gemidos, cada nueva caricia era una nueva sensación desconocida que le provocaba un placer fuera de este mundo.

Los siguientes segundos, minutos o horas eran como alucinaciones, como un sueño, era como si verdaderamente Jong In fuera de él, y el de el, como si todo lo que la sociedad dictaba no se aplicara en ese cuarto de cuatro paredes, como que no importaba que Jong In fuera su hermano y que su madre les tuviera prohibido verse o que Jong In fuera un hombre casado o que su esposa fuera su mejor amiga y que su sobrino lo amara tanto, nada de eso le importaba, porque por una vez en su vida quería ser egoísta, quería entregarse a Jong In sin ningún remordimiento.

-         Te deseo Jong In

Necesitaba sentir a Jong In, lo necesitaba como el aire que respiraba

-         Nunca me había sentido a si Soo

Soo actuó lo más rápido que su cuerpo había actuado en su vida, le mordió el cuello, mientras se autopenetro, sería una mentira no decir que le dolió hasta el espacio, pero la necesidad de tenerlo dentro era más.

-         Estas bien – pregunto Jong In rápidamente buscando la mirada de Soo

-         Si – susurro quedito –solo espera

Sin palabras o gestos de por medio Jong In comenzó a llenar su rostro de besos, lo mimo y le susurró al oído.

-         Juguemos a ser humanos –

-         ¿Cómo? – pregunto intrigado Jong In mientras besaba su hombro

-         Hazme el amor como si fueran esposos, bésame como si fuéramos novios, tócame como si fuéramos amantes y ámame sin prejuicios, aunque sea solo esta noche – respondió llorando

-         Soo

Jong In salió y volvió a deslizarse dentro de el.

Si alguien pudiera notar que aquellos dos hombres que ahora se entregaban era hermanos, no podrían creerlo pues, la intensidad con la que se besaban era única.

-         ¡ahh, dios mío! – exclamo Soo con lo poco que le quedaba de oxígeno, las embestidas eran cada vez más acertadas en su próstata

Jong In siempre lo llenaba por completo, psicológicamente, física y sentimentalmente, para Soo, Jong In era su todo y viceversa.

Los movimientos, las embestidas se hicieron más intensos, mas rápidos, Soo Sabia que llegaría rápidamente al clímax, pero no quería llegar solo.

-         No… espera, juntos, por favor nini – suplico Soo y le mordió el hombro

-         No me esperes amor –

-         no! –

El placer los azoto con tal intensidad que unas cuantas lagrimas se derramaron por ambas partes. El orgasmo fue tan delicioso como los gemidos de Soo, aun sintiendo las embestidas de Jong In, por primera vez Soo veía estrellas, estrellas que brillaban y le opacaban la vista.

Sin salir de Soo, Jong In se inclinó y junto sus frentes

-         no te duermas Soo, aún falta mucho para el amanecer y aún tengo sed de ti

Aquellas palabras hicieron temblar a Soo, pero no de miedo, si no, de un exquisito placer.

La segunda, la tercera, la cuarta, todas fueron así, Jong In le demostró que todas fueron diferentes, esa noche, esa cama fue testigo de muchas cosas que se quedarían una eternidad.

Cuando el reloj estaba a punto de marcar las 6 de la mañana, Jong In se levantó, recogió su ropa y con movimientos carentes de sentido termino de vestirse. Echo un vistazo alrededor de la habitación.

Sin mirar a atrás salió de la habitación, donde dormía un ángel, con el cual había compartido un pecado doble 


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