EL PRIMER PASO HACIA EL FUTURO
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Sasuke se encontraba en su habitación, recostado en la cama y con un par de textos sobre esta, así como un tercero en sus manos.
Itachi le había dicho que esa noche descansara, que fuera temprano a la cama y relajara su mente y cuerpo. Y no es como si el menor no hubiera estudiado ya lo suficiente, era solo que incluso si ya se encontraba muy bien preparado para presentar el examen en la escuela de Medicina el día siguiente, quería llegar más que muy bien preparado.
Mentiría si dijera que no se encontraba nervioso, pues estaba de los nervios, y era en parte por eso que estaba repasando una vez más los textos, así podía tranquilizarse un poco y centrarse en la lectura.
Se escucharon unos toques en la puerta.
—¿Puedo pasar? — cuestiono la voz de Itachi al otro lado.
—Claro.
El mayor ingreso y, como había supuesto, su hermano no había seguido su consejo. Suspiro y negó con la cabeza. Cerró la puerta detrás de sí y camino hasta llegar a la cama de su hermano y tomar asiento en el borde de esta. Itachi paseo la vista en los textos alrededor del menor y luego sus irises se encontraron con los de este.
Sonrió.
—Y pensar que hace no mucho corrías detrás de mi gritando Nii-san esto y Nii-san lo otro. Eras un adorable renacuajo en ese entonces — su sonrisa se volvió melancólica. Sasuke hizo una mueca —. Ahora eres tan alto y ya no me llamas Nii-san. Pronto comenzaras una nueva etapa en tu vida. Una que tú estás escogiendo sobre los deseos de padre de forma muy valiente. Yo… estoy tan orgulloso de ti.
Un calorcito muy reconfortante inundo el pecho del azabache. Y sin evitarlo ni un instante, sonrió ante las palabras de su hermano.
—Ni si quiera me han aceptado en la Escuela de Medicina, es más, ni he ido a presentar el examen siquiera. Y sobre todo, tampoco se lo he dicho a padre. Creo que es un poco temprano para decir que estas orgulloso de mi… Nii-san.
La enorme y hermosa sonrisa que se formo en los labios de Itachi fue… de alguna forma, muy parecida a las sonrisas que su madre solía regalarle. Sasuke la encontró bella, muy bella.
Itachi le acaricio los cabellos azabaches.
—Sí, muy cierto. Pero también es cierto que hace no mucho tenias esa estúpida idea de estudiar una profesión solo porque padre quería que lo hicieras — en verdad que había estado golpeándose contra la pared en esos tiempos, sin saber que más hacer para que su hermano no cometiera una equivocación —. Pero aquí estas… con estos textos, repasando una última vez antes del gran día que será mañana. Y sé que lo harás de forma impecable. Será así porque es lo que en verdad quieres, pondrás el corazón en ello porque lo anhelas — claro que era lo que anhelaba, por supuesto —. Estoy orgulloso de ti, Sasuke. Y puede que aun no le hayas dicho a padre nada de esto, pero tú y yo sabes el porqué de ello —Sasuke asintió —. Porque quieres demostrarle que no son solo palabrerías que pueden quedarse en el olvido con una simple orden que él te dé. Quieres que vea que eres firme. Que eres completamente capaz de tomar tus propias decisiones. Quieres que cuando al fin puedas hablar de lo que quieres hacer en la vida…
—Ya tenga la carta de ingreso en mis manos, junto con la notificación de la beca del 50% de los gastos, para así demostrarle que ya no necesito depender de él, y puedo ir tras mi sueño sin que nada me detenga — Sasuke sonrió hacia su hermano.
El ojeroso le devolvió la sonrisa a la vez que tiraba de él y lo rodeaba con los brazos.
—Mamá también estaría orgullosa de ti, Sasuke — susurro.
Sasuke estrujo la tela de la playera de Itachi bajo sus manos.
—Siento mucho no poder acompañarte mañana — se disculpo cuando se separaron del abrazo —. No puedo pedir un día libre cuando apenas acabo de comenzar en el trabajo — el menor negó con la cabeza.
—No te preocupes… es el día libre de Naruto — sonrió —. Él ira conmigo.
—Pues mejor compañía no podrías tener.
Itachi pensaba que el brillo en los ojos de su hermano era algo muy hermoso. Le agradecía grandemente a Naruto por ello.
—Deberías de ya dejar los textos. Tienes que descansar. Recuerda que debes levantarte temprano mañana. Si llegas a presentarte con ojeras frente a Naruto, seguro y te noquea.
Por extraño que fuera, Sasuke en verdad pensaba que el rubio era capaz de hacerlo. Incluso si tenía ese aspecto tan jodidamente adorable y de niño bueno, tenía su carácter. Sobre todo, el azabache sabía lo mucho que le importaba que él presentara el examen del día siguiente. También le había dicho que descansara, que se relajaba y que durmiera tranquilo. Si veía que no le había hecho caso, posiblemente si lo golpearía y se molestara con él.
Y aun así se vería tan lindo.
—Sí, será lo mejor — acepto.
Guardo los textos y luego se acurruco debajo de las cobijas, Itachi lo observo con una sonrisa y luego fue hacia la puerta. Antes de salir y cerrar la habitación dijo:
—Buenas noches, Sasuke.
—Bunas noches, Nii-san.
Entonces apago la luz y luego salió y cerró la puerta.
A la mañana siguiente, muy convenientemente para los chicos, Fugaku se marcho muy temprano en la mañana. Estaban trabajando en otro caso y este tenía toda la atención del Uchiha mayor, así que Fugaku, sabiendo la hora que era, no molesto a los chicos para que desayunaran con él por primera vez en mucho tiempo, es más, él ni siquiera desayuno. Ya conseguiría algo en la Jefatura luego.
En la noche antes de ir a dormir, había hablado con Itachi y le había dicho que podía presentarse a la misma hora que los dos días anteriores. Que era la hora preestablecida para todos los del equipo. Pues quien estaba adelantándose a la hora era Fugaku solamente. Itachi entendía porque su padre estaba tan metido en la investigación. La víctima había sido una mujer, una esposa que había sido asesinada y había huérfanos de madre a dos niños. Incluso el ojeroso también quería encontrar al culpable.
Es por ello que, casi inmediatamente después de que su padre se marchara, Itachi también se fue, no sin antes ir a la habitación de su hermano y darle un gran abrazo y pedir a Sai que lo acompañara a la estación de buses, lugar en el que se encontraría con Naruto para luego partir hacia la cuidad de Sunagakure.
Cuando llegaron, el rubio lo recibió con una gran sonrisa y un fuerte abrazo. No perdieron tiempo, se despidieron de Sai y luego fueron comprar el boleto y abordar el bus.
En el camino, no dijeron mucho, solo se tomaron de las manos y Naruto recostó su cabeza en el hombro de Sasuke. Estar ambos así relajo mucho al azabache. De vez en cuando uno de los dos hacia algún comentario que tenía como función principal sacar una sonrisa en el otro. Cuando finalmente llegaron a la estación de buses de la cuidad, pidieron un taxi y se pusieron en marcha hacia la escuela de Medicina. Sasuke sonreía observando la expresión en el rostro de su novio, pues este parecía un niño pequeño y emocionado viendo por la ventana. Recordó entonces que Naruto le había dicho que jamás había salió de Konoha. Se prometió a si mismo que un día no muy lejano lo llevaría a pasear a donde quisiera.
La Escuela de Medicina era intimidante, pues contaba con su respectiva asignación para las diferentes áreas de Medicina, por lo cual era enorme. Y Sasuke mentiría si dijera que no se sintió pequeño al plantarse frente a esta. Pero a la vez también había sentido una gran y desbordante emoción.
Estaba ahí.
El camino hacia su futuro.
Por medio de internet había hecho el pago correspondió para poder presentar el examen, cabe decir que Itachi le había ayudado con una parte del dinero. Le habían enviado cierto documento que tuvo que imprimir, así como el folleto de temas a evaluar, para poder presentarlo al ingresar y luego dirigirse hacia el salón asignado.
—Estaré aquí cuando salgas. No voy a moverme ni un centímetro — le dijo Naruto acariciándole la mejilla y regalándole una de esas hermosas y deslumbrantes sonrisas que Sasuke amaba.
—Volveré pronto.
Y sin importarle el lugar en el que se encontraba, y que chicos ingresaban y salían de las instalaciones, lo tomo de las mejillas y lo beso en los labios. Le hubiera gustado que Naruto ingresara con él, pero no estaba permitido que ninguna persona a parte del que iba a tomar el examen ingresara.
El lugar era un laberinto, era lo que cruzaba por la mente de Sasuke una vez en los pasillos. Le habían indicado que pasillo tomar y que desvíos, pero el lugar era enorme y el azabache comenzando a sentirse muy ansioso. Pensó en pedir indicaciones pero los jóvenes que cruzaban a su lado se veían tan centrados en sus pensamientos o con un aura tan en penumbras que se abstuvo de hacerlo.
Estaba dispuesto a repasar una vez más la información que le habían dado, cuando una mano se poso en su hombro derecho. Se giro y encaro a la persona que había demandado su atención.
—Hola —lo saludo una chica.
Ella tenía el cabello rojo y usaba anteojos del mismo color de su cabello. Sus labios mostraban una suave sonrisa.
—Hola.
—¿Presentaras el examen de ingreso?
—Sí.
—No viniste al primer mini-recorrido de la semana pasada, ¿Cierto?
Sasuke negó con la cabeza un tanto avergonzado. De hecho lo había olvidado por estar acaramelado con Naruto.
—Con razón pareces tan perdido — ella sonrió suavemente —. ¿En qué salón te asignaron? — el azabache le mostro el documento donde lo indicaban y ella lo ojeo —. ¡Oh! Nos toco en el mismo. Qué suerte tienes de que te encontrara.
—Sí.
—Ven, vamos.
La peli-roja comenzó a caminar con Sasuke a su lado. El chico no pudo evitar pensar que ella parecía ser muy sonriente.
—Me llamo Karin, por cierto.
—Sasuke —respondió él.
—Mucho gusto, Sasuke-kun.
El azabache le regalo un intento de sonrisa.
La chica continua hablando de cosas varias, pero lo cierto era que Sasuke no le prestaba mayor atención. Sus ojos se desviaban de aquí para allá, observo todo a su alrededor. Cruzaron frente a un par de puertas en las que se veían a otros jóvenes que, supuso, iban también a presentar el examen. Normalmente en las universidades todos presentan el examen de ingreso en el auditorio, pero separarlos por grupos se les hacía más efectivo para tener mejor control.
Finalmente, después de cruzar pasillo tras pasillo, llegaron al lugar asignado. Presentaron el documente que indicaban que fueron asignados a dicho salón, y luego ingresaron. Con toda la confianza del mundo, Karin tomo asiento en el lugar más próximo a Sasuke, los lugares tenían una distancia prudente. El chico no dijo nada, pues ella le había ayudado. Sería muy descortés de su parte decirle que le incomodaba que le sonriera tanto y tratara de pegársele.
Luego de una media hora de esperar, al fin se presentaron los dos encargados de supervisarlos. Dieron un pequeño discurso y entonces Sasuke por fin tuvo el examen frente a él… y vaya que era extenso.
«Espero que Naruto no se aburra de esperarme — pensó con una sonrisa —. Aunque más que preocupado, estara ansioso».
Inhalo y exhalo hondamente antes de ingresar todos sus datos y comenzar el examen de una buena vez.
Naruto no supo cuantas horas estuvo esperando a que Sasuke saliera. Había tomado asiento en la banqueta al otro lado de la calle, frente a la entrada, y no se había movido de allí en ningún instante. Pero en algún momento había agarrado al poste de luz pública junto a él, como almohada.
Cuando Sasuke salió, iba con Karin pegada a él, se deshizo de ella amablemente y luego corrió hacia Naruto. No pudo evitar sonreír con ternura al verlo dormir en tal posición. Contuvo una sonrisita burlona al ver que babeaba un poco. En ese momento olvido todo el cansancio mental acumulado debido al examen, y tomo asiento junto al rubio. Con cuidado lo tomo de la cabeza y la apoyo en su hombro.
En la distancia, Karin había observado la escena con lujo de detalle. Giro sobre sus tobillos y continúo con su camino.
Sasuke sentía su pecho cálido. Y la estúpida sonrisa de su rostro era imposible de borrar. Levanto la vista del rostro de Naruto y observo hacia el otro lado de la calle, hacía la verja, hacia el gran jardín frontal, hacía la entrada del primer edificio.
Ya estaba hecho.
Ya había dado el primer paso.
El primer paso hacia su futuro.
—Te dije que estaría aquí, que no me movería ni un centímetro —susurro Naruto de pronto.
Sasuke esbozo una linda sonrisa aun con la vista fija en las instalaciones, antes de girar el cuello y observar a su rubio.
—Ya estoy de vuelta.
Naruto le regalo otra de sus bellas sonrisas. Y al igual que había sucedido horas antes, Sasuke unió sus labios con los del oji-azul.