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It's not crazy por RoronoaD-Grace

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Notas del capitulo:

Holaaaaa. 

¿Qué tal, pastelitos de limón? ¿Cómo les va? Yo espero que muy bien.


Como pueden ver, aquí estoy de nuevo, con esta que la última actualización oficial de este fanfic. Hay mucho que quiero decir, pero no quiero alargarme tanto. Solo que wa llorar fuerte luego publicar esto.
Perdonarán ustedes por los horrores ortográficos, lo revisé bastantes veces pero soy medio ciega y pendeja.

Espero que el epílogo sea de su agrado.

POR FAVOR, LEAN LAS NOTAS FINALES

EPÍLOGO

xxxxxxxxxxxxxxxxxx

 

 

En el Hospital de Konoha, una camilla era conducida por enfermeras y médicos por los pasillos.

Una persona de género masculino, de aproximadamente treinta y cinco años de edad, había estado involucrada en un accidente automovilístico. Sufría de traumatismo craneoencefálico; la sangre salía a borbotones desde la parte izquierda de su cabeza. Así mismo, también sufría traumatismo en el Tórax. En el impacto, varias costillas habían sufrido rotura, por lo que había una alta probabilidad de que las astillas de estas perforaran el pulmón.

Mientras era conducido por los pasillos hacia la sala de Urgencias, rápidamente se le proporciono oxígeno de forma manual, así como también trataron de mantener su flujo sanguineo y tener estable su presion arterial. Una vez allí, fue cambiado de camilla con especial cuidado, pues el paciente sufría de una lesion en la espina dorsal. El médico a cargo se apresuró a hacer una revisión más completa. Sin embargo, en medio de dicha revisión, el paciente comenzó a toser de forma aparatosa y la sangre manó de su boca.

Tal como el Médico había temido, la lesión pulmonar era grave.

Debían practicarle cirugía.

 

~•§•~

 

Naruto veía, con una sonrisa en el rostro, como el Médico a cargo notificaba a la familia del hombre, que este se encontraba estable luego de la cirugía que duró tiempo indefinido.

Esa era la mejor parte de su trabajo, ver los suspiros de alivio y las sonrisas de esperanza en el rostro de los familiares. Eso no quería decir que todo el tiempo eran buenas noticias. Lamentablemente, no todas la vidas podían ser salvadas.

El rubio giró sobre sus pies, alejándose de la escena.

Se encaminó por uno de los pasillos, específicamente en ese donde había una máquina expendedora; necesitaba llevar algo de líquido a sus labios antes de continuar con su trabajo.

Era enfermero.

Si bien la decisión de estudiar esa profesión había sido tomada por egoísmo, como una forma de poder estar cerca de Sasuke, Naruto había llegado a amar en demasía su trabajo. No había sido fácil, claro que no, pero tampoco iba a darse por vencido. El camino había sido largo pero al fin había llegando a su meta. Por supuesto, no estuvo solo en el transcurso.

Fugaku e Itachi Uchiha le habían brindado un gran apoyo en todo ese momento, y Naruto no podía estar más agradecido con ellos. Le ayudaron a conseguir un nuevo trabajo, uno mejor y con horarios accesibles, que le permitieron trabajar y estudiar al mismo tiempo. A diferencia de la carrera que Sasuke había elegido, enferemería era una que sí se impartía en Konoha. Habían sido años de mucho esfuerzo y dedicación, y al fin lo había logrado.

Las cosas había cambiado de alguna forma, aunque alguna que otra seguía igual. Por ejemplo, él seguía viviendo en el bosque, y de vez en cuando recibía miradas extrañas o quizá veía a alguien burlarse de él. Pero ahora tenía un mejor trabajo y en el, lo respetaban. Había sido el mejor en su promoción y se había ganado, sin lugar a replicas, ese puesto en el que ahora se encontraba. Sí, quizá habían cosas que aún resultaban raras, pero respecto a que era un chico dedicado, excelente en su trabajo y muy listo, no quedaba duda alguna.

Una vez frente a la máquina expendedora, sacó unas monedas que guardaba en la bolsa de su pantalón de trabajo, lo introdujo en el aparato y marcó donde la figura de una botella de agua saborizada yacía. Un click y pronto él tuvo su bebida en las manos.

Una sonrisa triste se dibujó en sus labios mientras se tomaba un momento para contemplar la botella plástica.

Aunque trataba de darse ánimo y no perder la esperanza. Cada vez era más difícil para él. Y no hablaba de su trabajo, eso iba de maravilla, o la situación fuera del hospital con algunos que querían hacerse los graciositos, esos que aun no superaban esa etapa en la que Naruto había hablado de las criaturas mágicas que yacían en el bosque. Y no es que si le preguntarán ahora lo fuera a negar o dar una respuesta diferente, porque él nunca negaría a su familia. Era solo que, la mayoría, sólo ignoraba ese tema.

No.

No se refería a ello.

Hablaba de Sasuke.

Desde hacía más de un año, él ya no se comunicaba con el rubio. No por vídeos llamadas, no por llamadas normales, y mucho menos por mensajes en WhatsApp o Messenger.

Al principio, todo había sido color de rosa.

Naruto recordaba perfectamente como había sido su primera vídeollamada. La verdad había estado tan o más nervioso que colegiala en su primera cita. Kurama había tenido que darle un buen zape en la cabeza para que se dejará de tonterías. El Zorro se había simplemente hartado de verlo yendo de un lado hacia otro, cambiando de vestimentas en cada vuelta. Aunque lo cierto era que había sido sumamente adorable.

Había ocurrido una semana después de que el Uchiha se marchara, pues había tenido pendientes que resolver. Aunque en ese tiempo estuvieron enviandose infinidad de mensajes. Pero claro, las vídeollamadas no habían sido utilizadas. No hasta ese momento.

—Es mi primera cita telefónica —había dicho Naruto, camiendose las uñas—. No tengo idea de qué podríamos hablar… —admitió, casi dándole un colapso.

Pero el tema del que quizá era apropiado hablar pasó a segundo plano cuando el vídeo conectó. Naruto sintió que casi se le salía el corazón cuando el atractivo rostro de su novio se mostró en la pantalla. Él, con sus ojos negros que lo atraían a su campo gravitacional y lo hacían rotar alrededor de su eje. Con su cabello color carbón increíblemente suave. Con sus labios atrayentes que incitaban al pecado.

Oh, joder, lo había extrañado tanto.

Y apenas había pasado una semana.

No hablaron de nada en concreto. Tan solo se dijeron una y otra vez lo mucho que se amaban. Hablaron de cualquier tontería que les llegara la mente, y a cada ciertos minutos soltaban un «Te amo», «Te quiero», «Te adoro».

Se sintió como si la distancia entre ellos fuera inexistente. Como si el mundo entero cupiera en el teléfono y ellos estuvieran a tan solo centímetros de distancia. Los minutos pasaron volando y no se detuvieron, pero ellos apenas y notaron el tiempo. Todo se sentía hermoso, era incluso como si pudieran oler los aromas que el otro olía. Los sonidos al otro lado del celular hacían que se sintiera aún más real.

Pero entonces una cosa llevó a la otra y Kurama, que aún se encontraba en la habitación, un tanto enternecido pero asqueado por la actitud de ambos chico, tuvo que salir por patas cuando la conversación subió de temperatura. Naruto había dicho que Sasuke era un pervertido, pero a la primera oportunidad fue él quien comenzó el sexo telefónico.

La idea había cruzado por su cabeza y lo excitó tanto en ese instante, pero no se detuvo ni un segundo a pensarlo. Solo comenzó a toquetearse frente a la pantalla soltando un:

—Sasuke, estoy muy caliente…

Sus mejillas sonrojadas y mirada deseosa, junto a su voz en tono suplicante, habían hecho que Sasuke se pusiera duró en un santiamén.

Lo que pasó luego fue algo que Kurama logró evitar. El Zorro había salió corriendo, muy enojado, en el mismo instante en el que el rubio habia dicho eso, mientra soltaba una retahíla de insultos a viva voz. Algo referente de lo jodidamente pervertidos y calenturientos que eran los jóvenes de ahora. En realidad Naruto no le prestó mucha atención, pues estaba más concentrado en lo que hacía Sasuke al otro lado de la pantall…

«Uzumaki Naruto, se le solicita en la Unidad de cuidados postanestésicos».

Un anunció por los altavoces lo sacó de sus divagaciones. Él destapó rápido la botella y tomó el líquido saborizado de un solo sorbo; lo dejó en un recipiente para basura antes de encaminarse a la UCPAs.

Su vida y su trabajo marchaban muy bien, había días en los que no podía ni tomarse un tiempo, metafóricamente, para respirar, pues las cosas en el Hospital se ponían caóticas. Pero en general todo marchaban genial… excepto si hablaba de Sasuke, claro.

Al principio, no quiso pensar mucho en ello.

Sabía que para el azabache resultaría muy difícil y que habría ocasiones en las que no revisaría sus mensajes hasta luego de cierto tiempo, y que incluso sus respuestas no serían tan efusivas como los primeros meses. Estaba bien, por supuesto que entendía eso, no era un idiota como para armarle una escenita por algo así. Al final, Sasuke siempre respondía y lo hacía tocar de nuevo el cielo con las manos desnudas.

Lo hacía sentir nuevamente amado y seguro de todo.

Pero entonces las llamadas se volvieron tan escasas. Primero era todos los días, luego unas tres veces a la semana, después una vez. Luego dos veces al mes…

En ese transcurso de tiempo, el semblante de Sasuke se veía cada vez peor. Más cansado, con ojeras oscuras bajo sus ojos. Varias veces, incluso se quedo dormido a media vídeollamada. Naruto lo había regañado, que si en serio estaba tan cansado no tenía porque llamarlo, que descansará, que un mensaje deseándole buenas noches sería suficiente para él. No quería que se esforzará de más.

—Pero quería verte… te he extrañado tanto. Te amo tanto —le dijo en una ocasión, medio despierto medio dormido.

Y con ello el corazón de Naruto se había derretido de amor una vez más.

Pero entonces las cosas fueron de mal en peor.

Naruto había perdido la cuenta de cuantas veces había llorado en su habitación luego de hacerse el fuerte frente a Itachi o Fugaku, incluso Sai y Gaara… en realidad, frente a toda su familia. Excepto de Kurama. Jamás podría ocultarle algo al Zorro aunque lo intetentara; pero, desde luego, no lo hizo. Luego de desahogarse llorando solo, hablaba con Kurama. Gracias a él la esperanza volvía de nuevo, se sentía más fuerte y confiado.

Las llamadas pasaron a ser una en un mes. Luego una en varios meses.

Lo peor no fue el hecho de que ya casi no se llamaban, lo peor tampoco fue que incluso los mensajes eran casi escasos. No, lo peor fue enterarse, por Itachi, de que Sasuke hablaba con ellos todas las semanas, una o dos veces; que estaba muy bien y que le iba, si bien no de maravilla, mejor de lo esperado.

Fingió que lo sabía, que por supuesto que le contaba como le iba, que hablaban seguido; fingió que no acababa de enterarse de que su novio, al parecer, había estado evitándolo todo ese tiempo. Estaba cenando en casa de Fugaku esa noche, no quería ponerse a hacer algún drama. Solo permaneció allí, sin dejar de fingir mientras sentía que el nudo en su garganta presionaba más fuerte. Respirar se volvía difícil. Quería llorar, gritar. Abandonar la esperanza.

Pero luego Sasuke lo llamó, y todo fue perfecto de nuevo. Hizo que las dudas se diciparan y él se sentía recostado nuevamente sobre los prados del séptimo cielo. Pero nuevamente quería llorar porque todo era tan difícil, y no quería decirle a Sasuke porque no quería hacerlo sentir mal. Aunque al mismo tiempo queria golpearle su perfecta cara y gritarle que era una maldito ingrato por tenerlo de esa forma. Por, con una sola llamada suya, enamorarlo una vez más.

Lo amaba y lo odiaba.

Infeliz desgraciado.

El dueño de su corazón y sus pensamientos.

Las cosas mejoraron notablemente luego de esa última llamada. Sasuke se comunicaba mucho más con él. Incluso le hizo una vídeollamada. Naruto había estado más que sorprendido cuando lo vio por primera vez luego de ese largo tiempo. Estaba preocupado y angustiado. Sasuke tenía el cabello más largo, ojeras feas bajo sus ojos y se notaba tan cansado, sin energías…

El chasquido del elevador abriendo sus puertas lo distrajo un momento de sus pensamientos. Naruto ingreso sin mayor cosa y presionó el botón del número de piso al que necesitaba ir. Una vez la caja metálica volvió a cerrarse, él soltó un suspiro mientras restregaba sus ojos cerrados con las palmas de sus manos.

Lo cierto era que él también estaba muy cansado.

Había tenido vela la noche anterior, pues un compañero le había pedido que le cubriera el turno. Pensó en no aceptar pues, de hecho, él también estaba saliendo de un turno de vela, pero su compañero no tenía a quien más pedírselo.

—Por favor, Naruto, prometo recompensartelo —había rogado el muchacho de cabellos castaños—, mi madre fue hospitalizada de emergencia en mi cuidad natal, debo ir a verla. Por favor…

Oh, Naruto odiaba ser tan débil.

Y ahí estaba con una noche pasada en vela y un turno que comenzó desde las ocho de la mañana. Eran las cinco de la tarde y sentía que podría quedarse tirado en el pasillo en cualquier momento.
Tuvo el fugaz pensamiento de qué estaría haciendo Sasuke en ese momento. Desde luego, no tenía ni la más mínima idea. Llegados a ese punto, Fugaku e Itachi ya estaban al tanto de su situación, y según Naruto sabía, oficialmente Sasuke ya era un Médico.

Él rubio nunca había llorado tando desde que Sasuke se marchara, como el día en el que supo de la noticia. Claro, tuvo que enterarse por terceras personas, pues ya con Sasuke no mantenía comunicación de ningún tipo.

Todo había estado mejorando, todo había estado mucho mejor. Pero entonces, ese mismo año, para el final de este, la videollamada que siempre aparecía sin falta en su celular, nunca apareció. Naruto esperó toda la noche y madrugada, pero Sasuke no lo llamó, no le envió ningún mensaje… nada. No supo en que momento se quedó dormido pero, cuando despertó, el rastro de las lágrimas de tristeza que había llorado, aún permanecía en la piel de sus bronceadas mejillas.

Naruto también lloró en ese momento, y en la noche, y a la mañana siguiente. Hasta que perdió completamente la cuenta de cuanto había llorado y en cuantos fragmentos se había roto su corazón.

En el momento en el que se entero de la titulación oficial de Sasuke, Naruto salió corriendo de la casa de Fugaku. No se quedó a escuchar si había habido una ceremonia, que desde luego creía que sí, o si había sido pequeña, grande, emocionante, sí habían ido a verlo o cualquier cosa que hayan hecho.

Él solo corrió, alejándose de todos. Quería llegar a su casa y llorar como no lo había hecho antes… y así lo hizo.

—Debe tener sus razones —le había intentado consolar Kurama, acariciando suavemente sus cabellos dorados—. El final de la carrera siempre es más difícil, tú lo sabes bien. Estoy seguro que sus motivos no son los que tú crees —Naruto se había abrazado a si mismo mientras se encogía más en la cama, tratando de creerse las palabras de Kurama y no perder, aún no, la esperanza en Sasuke—. Pero, en todo caso, si es por lo que crees, solo tienes que decirlo e iré de inmediato a cortarle las bolas.

El rubio había soltado una risita en parte divertida y en parte dolorosa.

—Ten fe, Naruto, no la pierdas aún. Él amor que sienten no es tan débil. Y sé que duele, lo entiendo perfectamente. Pero estuvieron ocho años separados luego de lo de Mikoto y, aún así, el amor que siempre sintieron por el otro nunca desapareció. Ya han soportado mucho, la espera esta a nada de terminar, no abandones, no todavía, no pierdas la esperanza. No tires por la borda todo lo que han soportado hasta ahora. Sigue creyendo en él y en el amor que se tienen.

Y el rubio no lo sabría pero, en su mente, Kurama ya le había cortado las bolas unas mil veces a Sasuke, así como hecho un collar con sus intestinos. Eso y lo había también obligado a tragarse su aparato reproductor masculino. Sí, eso era muy «iigghh», y el Zorro esperaba no tener que hacerlo en serio.

Luego de ello, Naruto se prometió no volver a llorar. Algo sumamente difícil, considerando las circunstancias, pero que había logrado llevar a cabo. No mentiría, cada vez se volvía más y más difícil contener las lágrimas detrás de sus ojos. Las noches y los días se sentían eternamente largos sin saber de Sasuke, preguntándose qué estaría haciendo, cómo le estaría yendo. ¿Acaso pensaba también en él?

La puerta del ascensor se abrió, haciendo que el Rubio pegara un brinquito. Al otro estaban dos compañeras de trabajo, quienes lo saludaron cuando el pasó al lado suyo.

—Te lo digo, es él —escuchó que dijo una de ellas mientras también ingresaban al elevador. Él volteó a verlas mientras se alejaba y las chicas soltaron un risita observando en su dirección.

Naruto intento no darle importancia y continuar con su camino, debía apresurarse a llegar al UCPAs. A veces sucedía, los escuchaba cuchichear a sus espaldas o no les importaba ningún poco si el los veía hacerlo, es más, su intensión parecía ser completamente que él los escuchara. Y no importaba, podían decir lo que quisieran, ya no importaba. Pero en ese momento, no pudo evitar sentir una pequeña punzada en su pecho. Él era amigo de una de ellas.

Habían conversado y le caía muy bien. No entendía porque ahora estaba comportándose de ese modo. Aunque, era extraño, en realidad no sintió que estuvieran hablando cosas de él, o si quiera burlándose. Quizá solo estaba imaginando cosas.

Sacudió la cabeza intentando alejar cualquier pensamiento, mientras apresuraba el paso. En el pasillo, se encontró con otros compañeros quienes lo saludaban, así como con algunos pacientes que él ya conocía.

Una sonrisa sincera se instaló en sus labios mientras avanzaba. Realmente amaba su trabajo. Había momentos que resultaban demasiado difíciles. Con la convivencia era inevitable encariñarse con algunos pacientes, y las cosas no siempre salían bien. Perder a uno siempre rompía un poco más el corazón del rubio. Dolía, de verdad que lo hacía. A diferencia de lo que algunos podían decir, que las enfermeras podían ser incluso groseras, Naruto era un pan de leche, a quien no podían evitar querer. Y en esos momentos la tristeza lo invadía, pero no se arrepentía de haber escogido esa profesión. Él entendía que no todo podía ser color de rosa. Pero ayudar a salvar tan siquiera una vida, era tan gratificante que no podía ponerlo en palabras.

En ese momento, se permitió durante un instante fantasear con su vida junto a Sasuke, juntos salvando el mundo. Bueno, salvando a las personas que los necesitaran. Era una visión hermosa que llenó su corazón de calidez. Se veía lejano, un panorama que quería alcanzar pero con cada paso que daba se alejaba de él. Aún así, era una vista preciosa que Naruto anhelaba con la intensidad de mil soles.

Y entonces, fue como si una lucesita brillara sobre su rubia cabellera.

Él se quedó de pie, estático en medio del pasillo ante la vista curiosa de alguna enfermera o paciente que estuviera cerca. Una sonrisa irónica y un tanto burlona apareció en su labios.

¿Es que acaso era idiota?

Seguramente.

Se abofeteó mentalmente.

No tenía ningún caso quedarse lamentando y llorando por Sasuke, esperando que don/desgraciado/ingrato se decidiera a al fin mostrar su maldita y atractiva cara.

No.

Claro que no.

En su lugar, el mismo Naruto podía tomar su maleta, preparla, e ir a por él.

Si Sasuke no se dignaba a aparecer y darle una explicación, entonces, en realidad, nada le impedía al rubio ir a buscarlo y exigirle que se la diera. Oficialmente, ellos continuaban siendo novios, Naruto lo continuaba creyendo, todos sus conocidos lo sabían. Él estaba en todo su derecho de ir a buscarlo. Además, si Naruto no había ido con él ninguna sola vez, era porque no quería ser una molestia para Sasuke, pero ahora que ya no estudiaba más, que había acabado, no había nada que le evitara ir con él.

Fue una decisión de un instante. Tampoco necesitaba la aprobación de nadie, ni siquiera de Kurama, después de todo, era algo entre Sasuke y él.

Sonrió sin poder evitarlo, las circunstancias por las que iría no era las mejores, pero él tan solo podía pensar en eque al fin lo vería. Necesitaba hablar con Itachi, pedirle información acerca de donde pondría encontrarlo y en que horarios, después solo era de ponerse en marcha.

Lo haría inmediatamente luego de acabar su turno. Y le iba a importar poco el horario o que estuviera cayéndose del sueño. Debía aclarar todo de una vez; y si es que Sasuke ya no se sentía de la misma for…

Su vista se vio bloqueada de repente.

Un par de manos habían sido puestas sobre sus ojos, obstaculizando su visión. Naruto pegó un brinquito al haber sido tomado por sorpresa, pero pronto esbozó una sonrisa resignada.

Había cierto compañero de trabajo, y un muy importante amigo; un chico de cabellos negros y largos, recogidos en una media coleta; tenía ojos de un hermoso color marrón y, si a Naruto le preguntaba, la verdad no tenía problemas en admitirán que era lindo. Y es que Haku tenía una belleza que confundía y hacía dudar al más heterosexual. Con decir que el mismo Naruto había creído que era una chica la primera vez que lo vio.

—¿Algún me libraré de ti? —Naruto dijo, divertido.

Una sonrisita dulce fue su respuesta.

Haku solía pegarsele un poco, no en el sentido de querer algunos romance, más bien parecía que en serio le agradaba. Y era cierto, realmente le agradaba ty se llevaban muy bien. Él solía jugar un poco con él, cubriendo sus ojos cuando lo veía desprevenido y preguntando quién era. Obviamente Naruto sabía que era él, pero siempre le seguía el juego. Haku era un chico un tanto tierno, pero también tenía un carácter fuerte cuando las cosas se ponían feas.

—Nunca, me tendrás pegado a ti como sanguijuela —el muchacho dijo, detrás de él.

—¡Oh, estoy maldito! ¡Alguien, quien sea, salveme!

El rubio recibió un golpe cariñoso en su costado derecho ante su dramatismo. Ambos rieron un poco.
—Sigue caminando —lo alentó el chico de negros cabellos, Naruto no lo veía pero creía que continuaba sonriendo.

Hizo lo dicho. Pero un solo paso dio y entonces Haku lo hizo virar en una dirección completamente diferente a la que se dirigía.

—¿Qué ocurre? —Cuestionó el de ojos azules, curioso. Si hacía eso, el que lo llamaran a esa área del Hospital resultaba sospechoso—. ¿Qué estás planeando.

Haku soltó una risita cómplice.

—Ten paciencia, risitos de oro.

Naruto bufo, pero no volvió a cuestionar, tan solo continuó avanzando siendo guiado por el muchacho de ojos negros. Avanzaron en los pasillos con cuidado y giraron cuando correspondía, estuvieron en el elevador, cruzaron más pasillos y giraron en los cruces. Decir que el rubio estaba muerto de curiosidad no era exageración. Estaba ansioso, no sabía porque. Las manos le sudaban un poco y su corazón latía cada vez más fuerte.

Entonces al fin se detuvieron.

—A la cuenta de tres, ¿okay? —Él asintió, entendió que al llegar al número tres sus ojos serían descubiertos—. Uno… dos… ¡tres!

La luz se hizo de nuevo para Naruto.

—¡Sorpresa! —gritaron muchas voces al mismo tiempo.

El rubio pegó un brinquito y un chillido de rata por el susto, al mismo tiempo que pequeños tubos de confeti explotaban casi en su rostro, llenándolo de toda clase de papelitos y brillantes.

Realmente no había sabido con qué se encontraría al abrir lo ojos. Pero eso era algo que definitivamente no cruzó por su cabeza.

Ahí estaban todos sus conocidos y personas que eran importantes para él. Iruka, Gaara, Eurus, veía a Kurama en su forma humana en el fondo, claro, solo él podía verlo; estaba Sakura, Ino, Deidara, Sai, Itachi, incluso Shisui y hasta Fugaku. Claro también estaban algunos de sus compañeros de trabajo, Haku, su jefa. Todos al frente, gritando sorpresa y aplaudiendo mientras sonreían sin Naruto saber porque.

Hasta que alzó un tanto la vista y divisó un cartel en la pared.

 

«HAPPY BIRTHDAY, NARUTO»

 

Naruto tenía una expresión indescifrable.

—¿Es mi cumpleaños? —cuestionó, sin aún creerlo.

—Claro que es tu cumpleaños, tontito —Le dijo Haku acercándose a él, siendo el primero en darle un fuerte abrazo.

El rubio rio divertido y absolutamente conmovido con todos. Uno a uno los ahí presentes le felicitaron y desearon lo mejor en ese día, su día. Un día especial.

Cuando se vio libre de abrazos, Naruto se permitió observar el lugar, era un consultorio de uno de los Médicos. Estaba decorado con adornos festivos y había una mesa con aperitivos que le hicieron rugir el estómago.

—Si quieres alguno, tomalo —Haku le sonrió amable—. Son para ti, después de todo.

Las mejillas del rubio adquirieron cierto tono rojizo. Lo cierto era que no había comido casi nada. No sabía que tenía tanta hambre hasta que su tripas rugieron y exigieron diez de esos muffins de chocolate, esos mismos que se habían vuelto una obsesión para él.

Haku río al ver sus ojos azules brillar de deseo.

Entonces sucedió algo extraño cuando Naruto volteo a verlo una vez más.

Todo se veía muy normal, demasiado normal. Los que habían sido invitados permanecían frente a él, todos. También la mesa de aperitivos. Y Naruto no pudo evitar recordar… cuando Haku le descubrió los ojos luego haber recorrido pasillo tras pasillo, incluso él estaba al frente y, a menos que fuera Flash, resultaba muy difícil que hubiera corrido al frente en un instante y el rubio no lo hubiera visto pasar junto a él. Además, cuando lo golpeo en el costado, antes de comenzar a dirigirse hacia allí, había sentido el tacto de sus dedos golpeando sus costillas. Si lo pensaba ahora, era imposible que Haku lo haya golpeado al mismo tiempo que cubría sus ojos con ambas manos, a menos que tuviera tres brazos.

Naruto soltó una risita inconsciente.

Sus ojos azules se pasearon en todos los presentes frente a él. No había nadie nuevo, eran los mismos que estaban cuando sus ojos fueron dejados libres. Si hubiera habido alguien más con el peli-negro, debería ser fácil detectarlo, pero no había nadie a parte de a quienes ya había visto.

A menos que…

—Ah —Haku emitió un ruidito, impidiendo que Naruto girara la vista hacia atras y haciendo que se enfocara en él—. Veo que al fin usas la cabecita —dijo sonriendo.

Sucedió que sus ojos marrones se enfocaron en algo de tras de él, detrás de Naruto.

Y eso le dio la confirmación al rubio. Había habido alguien más con él mientras llegaban al consultorio, y ese alguien aún permanecía detrás de él. Observando todo.

A Naruto el aire le dejó de entrar en los pulmones. Su mente se puso en blanco y él quedó inmóvil en su lugar.

¿Podia ser…?

¿Acaso en verdad era…?

Se giró, sin pensar en absolutamente nada más, si era o si no, Naruto ya lo había decidido.

Todo se sintió en terrible cámara lenta. Él girando sobre sus pies, el oxígeno ingresando de nuevo en su cuerpo, su pecho hinchandose dolorosamente. Sus ojos ardiendo por el llanto que sin duda alguna brotaría, pestañeando.

No estaba equivocado.

Sí era él.

Sasuke.

Sasuke.

Sasuke.

Sasuke, estaba un poco más alto y claramente sus facciones eran más maduras. Él, con sus cabellos negro azabache, aún largo igual a como se veía en la última vídeo llamada que tuvieron. Con sus ojos tan negros y tan profundos como el fondo del océano. Con sus pomulos afilados. Con sus labios finos y sensuales, sonriendo de medio lado con cierta burla pero con tanto cariño que hacia temblar sus rodillas. Sasuke, con un traje y corbata negra, camisa blanca, en un atuendo que quizá quería darle formalidad, pero le daba un aire despreocupado al estar recostado en el marco de la puerta y tener la corbata medio suelta, los primeros dos botones fuera del ojal, y el saco en una de sus manos mientras en la otra… había un ramo de rosas.

Un hermoso ramo de rosas rojas.

El mundo de Naruto se detuvo completamente durante lo que pareció una larga eternidad. Respirar pasó de ser una necesitad a algo sin importancia.

Sasuke lucía más apuesto que nunca. Tan diferente. Tan maduro. Cambiado. Pero al mismo tiempo seguía siendo el mismo Sasuke de siempre.

Su Sasuke.

—Hola… —dijo él, con su sensual voz impregnada de dulzura. Es voz que tanto había extrañado.

Un escalofrío le bajó al rubio por toda la espalda, haciendo que temblará levemente y que el aire entrara de nuevo en sus pulmones, como corriente de agua inundando todo, arrasando con cualquier cosa en su camino. Su pecho dolió, pero era un dolor que no sabía necesitaba.

—… Hola —El rubio dijo en medio de una sollozo—. Hola, hola, h-hola…

Sasuke sonrió enternecido antes de ir hacia él.

Pero tan solo alcanzó a dar un paso cuando Naruto se lanzó a sus brazos. Se vio rodeado y apresado con fuerza contra él. Lo sintió temblar contra su cuerpo mientras sollozaba. Las lágrimas comenzaron a humedecer su blanca camisa… pero eso no importaba en lo más mínimo. Le devolvió el abrazo con la misma intensidad que la de su novio, y hundió el rostro en el cuello de él, aspirando su aroma en el proceso y sintiendo que su corazón se oprimía por tantas emociones.

Él también lloró, claro que lo hizo.

Estuverion abrazados lo que bien pudo ser un instante o cientos de horas. El tiempo funcionaba de manera extraña cuando estaban juntos.

Naruto no dejó de sollozar en ningún momento, sin aligerar su agarre, tomándolo con fuerza temiendo que si lo soltaba, iba a salir corriendo lejos suyo, destrozando su corazón. Pero Sasuke no iba a irse si lo liberaba. Nunca más.

Naruto se sentía flotar en la más suave de la texturas, la felicidad desbordaba de él. Aunque quería, no podía dejar de llorar, las lágrimas solo salían una tras otras, empapando sus mejillas y las ropas de Sasuke.

Sasuke. Su querido Sasuke.

Al fin estaba de vuelta, después de tanto, tanto tiempo. Por fin podían estar juntos sin que la distancia los destrozara.

Por fin.

—E-Eres un dio…ta —sollozó el rubio.

—Lo sé —Sasuke susurró en su oído.

—Eres un im-imbecil.

—Lo soy.

—Te odio…

—Me amas… y yo te amo a ti.

Los sollozos de Naruto fueron imposibles de callar, así como el temblor en su cuerpo provocado por los mismos. Sasuke lo apretó aún más contra sí. Pegándose a a él como sanguijuela.

Había deseado tanto, tantísimo tiempo poder envolverlo en sus brazos otra vez, y todas las veces que quisiera y cuanto quisiera. Gritarle una vez más a él y al mundo, pero sobre todo a él, que su corazón era suyo y de nadie más, que la distancia no había disminuido en nada su amor.

Había sido tortuoso estar lejos, y sabía que lo había lastimado, y por ello siempre se lamentaría.

Pero tenía una vida completa para enmendar el cómo lo había hecho sentir.

Toda una vida a su lado.

—Lo siento… lo siento tanto —susurró contra su cuello.

Como respuesta, Naruto tan solo se aferró más a él. No dijo nada, pero Sasuke sabía que lo menos que podía hacer era decirle el porqué lo había dejado solo hasta ese momento.

Y lo haría.

Por supuesto que le diría

—Los últimos años fueron realmente difíciles —dijo, aún sin separarse de él. Su voz sonaba amortiguada debido a la cercanía y también un poco difusa, pero a Naruto solo le provocaba escalofríos en toda la espalda—. Hubo muchas veces en las que tan solo quise rendirme, correr hacia ti y refugiarme en tus brazos. Justo como ahora.

»Pero sabía que en lugar de darme refugio en tu pecho, me darías un patada en las bolas y me echarías de tu casa. Quizá Kurama al fin me arrancaría la cabeza de un mordisco.

Por un momento, Naruto soltó una risita, muy baja y dulce, pero que hizo que el corazón de Sasuke revoloteara como una parvada de grifos.

En una esquina de la habitación, Kurama hizo una mueca afirmativa.

—Sí renunciaba y rápidamente acudía a ti —continuó—… tú te culparías por ello y jamás te lo perdonarías… y yo tampoco me perdonaría por hacerte sentir de esa forma. Pero era tan difícil estar lejos de ti, era difícil no querer renunciar estando allí. Tanto estrés, tanta fatiga, tanta frustración. Sentía demasiado peso en mis hombros. Era difícil, doloroso.

»Mentiría si te dijera que no lloré en más de una ocasión, pero… tú sonrisa siempre me ayudaba. Los recuerdos a tu lado, las fotografías. Y, aunque eras un arma de doble filo, amor, me ayudaste cientos de veces a seguir adelante.

Naruto soltó un ruidito indignado, pero no se alejó de él.

Comenzaba a entender los motivos de Sasuke.

—No es que haya querido dejarte solo todo este tiempo. Creeme que me dolió tanto como a ti. Es solo que, así como me ayudabas a continuar, también sentía ganas de abandonarlo todo por ti.

»Tu voz, tu sonrisa, tus ojos preocupados, tus hermosos cabellos y esas nalgotas que te cargas —Naruto le dio un puñetazo en el estómago, lo que hizo reír a ambos—. Lo siento —dijo entre risas—. A lo que voy es que… —al fin se alejó del abrazo de oso que mantenía con el rubio, sólo para tomarlo de las mejillas y observarlo directo a esos hermosos ojos azules—. Te amo, Naruto. Y nada fue más difícil para mi que tener que dejarte solo todo este tiempo.

Las horas se hacían eternas. Las noches parecían nunca acabar y los días eran tortuosos. La fatiga, el cansancio. Todo parecía cada vez mas difícil y Sasuke tan sólo quería un poco de paz, y esa paz que anhelaba se encontraba en los brazos de Naruto. Pero se conocía muy bien, y sabía que era capaz de salir conrriendo en su búsqueda.

Quizá las personas creían que era fuerte y decidido, con esa aura de seguridad y misterio que desprendía. Pero Sasuke no se sentía fuerte. Era débil. Es por ello que cortó comunicación con Naruto. Sabía que, si volvía a verlo en el estado en el que se encontraba, acabaría echando todo por la borda. Todo por lo que había trabajado, solo porque era débil. Y porque estaba locamente enamorado
Pero también sabía lo que significana renunciar.

No solo para él, sino para Naruto también.

E incluso su familia y sus amigos.

Sasuke no podía renunciar, incluso si eso significaba alejarse más de Naruto. Pero no de forma permanente, todo eso que estaba haciendo, era para que los dos pudieran tener un increíble futuro juntos. Solo esperaba que Naruto no lo odiara.

Y sí, quizá debió hablarlo con él, quizá debió darle una explicación antes de hacer las cosas. Pero Sasuke era débil. Y estaba seguro que saldría por patas al momento de que Naruto le dijera que entendía sus motivos y no podía estar más de acuerdo. También sabía que Naruto quizá creería que él era una distracción.

Y oh, maldición, Sasuke no hubiera podido soportar su voz y su carita al momento de verlo, porque no era así y sabía que no importaba que dijera, Naruto continuaría pensando que estaba molestandolo.
Pero lo hecho hecho estaba.

Ahora solo le tocaba abrir su corazón y pedir perdón, esperando ser perdonado.

—Claro que te perdono —Naruto ni siquiera lo pensó.

—¿Qué? —Sasuke dijo, parpadeando repetidamente sin creerlo.

—Que claro que te perdono, idiota —Sonrió, con esas sonrisas que Sasuke tanto amaba y que había extrañado más de lo que podía imaginar. Sintió que las piernas le temblaban.

—¿Así como así? ¿Tan fácil? ¿No te tomarás ni siquiera un par de horas para pensarlo? Mira que lo que hice no fue ninguna broma.

—¿Quiéres que te perdone o no? Porque al parecer no —Naruto lo observó con cara de querer cortarle las bolas.

Y entonces sucedió algo mágico, y esto nada tenía que ver con Kurama o alguna criatura del bosque. No, era simplemente un pensamiento, un sentimiento. Era Sasuke regalándole su más sincera, tierna y seductora sonrisa. Esa con la que tantas veces soñó y llego a, si era era sincero, dudar de si alguna vez podría verla de nuevo; si alguna vez sería dirigida nueva y solamente para él.

Pero ahí estaba.

Ahí estaban.

Y todo era mágico. Todo era hermoso. Todo era perfecto. Él, Sasuke, su familia y amigos. Personas importantes para ellos. En ese instante supo que todo había valido la pena, cada lágrima derramada, todo para ese momento justo.

Ese primer momento… el inicio de todo.

—Eres increíble, Naruto… —susurró Sasuke, aún sonriendo de manera dulce—. Te amo tanto que siento que el pecho me va a explotar. Y no encuentro las palabras para expresarte cuan grande es ese amor, no creo poder algún día hacerlo; solo me queda tratar de demostrarlo todos y cada uno de los días de ahora en adelante.

»Y quiero que quede claro ante todos aquí presentes —por un momento, dirigió la atención a quienes aún permanecían en la habitación y los observaban. Naruto había olvidado que no estaban solos—, que el único dueño de mi corazón eres tu, de mis pensamientos y mi vida. Y es por es que ante ellos, ante quienes son importantes para nosotros, pero sobre todo por ti y por mi. Por que te amo y eres todo lo quiero en mi vida….

Sasuke hurgo en la bolsillo de su pantalón, mientras Haku le pasaba el ramo de rosas que, en un momento que no recordaba, le había dado para que lo sostuviera por él.

—Es por eso que… —repitió, comenzando a inclinarse sobre su rodilla derecha—. Nar…

—¡Casate conmigo! —Naruto dijo en un impulso, dejando a todos con los ojos en blanco.

El ramo de rosas se resbaló de la mano de Sasuke.

—¿Eh? —Él tenía una expresión indescifrable.

—Casate conmigo —el rubio pidió de nuevo, más tranquilo, pero con una enorme y brillante sonrisa, llena de ilusion y sinceridad—. Es algo repentino —aceptó—. Y quizá solo estoy siendo impulsivo, pero todos están aquí, y tú estas aquí, y todo es perfecto. Y en lo único en lo que puedo pensar es en pasar mi vida junto a ti, en estar siempre a tu lado. No quiero nada más que eso, Sasuke, porque te amo. ¿Quién necesita una gran fiesta de compromiso? Yo no. Así como ahora es más que perfecto, solo quienes son importantes para nosotros. Así que...

Fue el rubio ahora quien comenzó a inclinarse, solo que él si terminó de posar su rodilla derecha sobre el suelo. Observó a Sasuke desde abajo, mientras alzaba su mano y tomaba la del azabache.

Ñ
—No tengo un anillo, lo siento, prometo comprarte uno pronto. En cambio, te ofrezco mi corazón, el cual siempre fue tuyo. Así que, Sasuke… ¿te casarías conmigo?

Todos los ojos fueron dirigidos hacia Sasuke, guardando completo silencio. Las chicas parecían querer llorar, conmovidas por la situación. Asi mismo Deidara, Gaara, Haku y Eurus. Sai sonreia de medio lado, igual que Shisui e Itachi, quien se había abrazado por detrás a la cintura de Deidara y posado su mentón en el hombro del rubio, tenía una risita mezclada entre la ternura y diversión. Fugaku de alguna forma parecía orgulloso y también divertido. Kurama lloraba a moco tendido, igual que Iruka.

El azabache observó a Naruto, sus azules ojos que desprendían un brillo hermoso, su sonrisa encantadora y contagiosa. Todo él emitía un aura de amor profundo y desbortante. De ilusión. Parecía un príncipe de otra época, tan bello y hermoso.

Sasuke se cubrió el rostro con la mano que Naruto no le sostenía.

—Tenías que quedarte con la propuesta de matrimonio, ¿no es así? —dijo él, aún ocultando su rostro—. ¿No podías dejarmela a mi?

La sonrisa de Naruto se ensancho más, sus ojos estaban brillozos.

—Lo siento —no parecía sentirlo en realidad—. ¿Eso es un sí?

—No, no es un sí —Sasuke descubrió su rostro. Naruto observó, asombrado y enternecido, que el azabache tenía las mejillas y nariz enrojecidas; un par de lagrimitas escapaban de sus ojos—. Es un: ¡Maldita sea, por supuesto que sí!

Naruto sonrió, aunque parecía querer llorar. Sus ojos achinados. Soltó un pequeño sollozo antes de ponerse de pie y plantarse frente a su ahora prometido. Sus ojos se encontraron por largos, largos segundo, azul contra negro, antes de finalmente hacer nula la distancia que los separaba.

De repente fue como si Naruto tuviera resortes en las piernas, pues se lanzó sobre Sasuke y se abrazó con toda su fuerza a su cuello; sus labios se pegaron a los de él como un terco chicle en el zapato. Tampoco es que Sasuke hubiera intentado separarlo, por supuesto que fue incluso más terco que él, tomándolo de la parte trasera de su cuello y profundizando más el beso.

Ese beso que por tanto tiempo quisieron darse, ese que desde el momento en el que sus ojos se encontraron de nuevo, lo sintieron ardiento en sus labios, cosquilleando con insistencia.

Todos los observaban con ternura y emoción, soltando silbidos y accionando más tubitos de confeti en dirección de ellos. Las chicas soltaban lagrimitas, junto con Haku, Deidara, Eurus y Gaaara. Kurama estaba de puntitas en la esquina, sollozando y balbuceando cosas acerca de lo rápido que los niños crecían y pensaban en dejar el nido, en cuan feliz estaba y que al menos fueran a visitarlo de vez en cuando. Iruka chillaba en silencio. Fugaku se limpió una lagrimita mientras continuaba sonriendo en dirección a su hijo y prometido de este. Itachi y Sai estaba enternecidos y asqueados. Shisui se había movido discretamente hasta Eurus, abrazándose a él igual que Itachi lo hacía a Deidara. El peli-azul le sonrió y acarició su mejilla un instante.

Hacía tiempo atrás que la familia de Shisui, sus padres y Fugaku, sabía de Eurus, no qué era, tan solo quién era. Su pareja. Y de igual forma lo hizo Sai con Gaara. Estaba claro que muchos descendientes Uchiha no iban a haber. Aún así, sus familias los apoyaron.

Naruto y Sasuke continuaran besándose por largo rato, y al principio fue algo muy tierno y los dejaron estar pues llevaban tanto tiempo sin verse, pero entonces pudieron ver claramente como Sasuke le metía la lengua en la garganta a su novio, y como este soltó un fuerte jadeo. Fue ahí que todos pusieron los ojos en blanco y algunos se sonrojaron.

Con la mirada, Fugaku le indicó a Itachi que ya era suficiente.

—¡Ya! ¡Alto ahí, par de pervertidos! Estamos en horario familiar, dejen esta escena para menores de 16 —Itachi intervino, yendo hasta ellos y separándolos de una buena vez.

—¿Eh? ¿Dónde estoy? ¿Qué dia es? ¿Qué año? —Naruto cuestionó, como desorientado; un pequeño hilito de baba le bajó por la comisura de sus labios. Su cabello alborotado y sus mejillas enrojecidas.
—No lo sé, tú dime —respondió Sasuke, en las mismas condiciones que él.

—Hoy es el 5 de Octubre del año 5,738. —Itachi dijo—. Pasaron unos 3,700 años desde que comenzaron a meterse la lengua, malditos pervertidos. Existen lugares privados para hacer ese tipo de cosas —Negó con la cabeza, con gesto decepcionado.

Los chicos enrojecieron y, con ellos, las risas de los presentes no se hicieron esperar.

Era como si nada hubiera cambiado.

Era como ambos pensaban.

Era un momento perfecto.

Las risas y burlas continuaron, y el bochorno en sus rostros era notable, pero antes de darse cuenta, ellos también estaban sonriendo. Hasta que Sasuke recordó que, antes de que Naruto se le adelantara, él estaba por hacer algo.

Hurgo de nuevo en el bolsillo de su pantalón, mientras tomaba al rubio de la mano y lo veía con intensidad. Los presentes parecieron presentir que sucedería así que poco a poco fueron quedando en silencio. Naruto, sin entender porque de pronto todos estaban callados, observó en dirección de su prometido, pues su mirada había estado en sus amigos y familiares.

La mano que tenía libre viajó de inmediato hacia sus labios, cubriendolos con gran sorpresa. Pues ante sus ojos, un hermoso anillo yacia en una cajita de terciopelo naranja.

—Tú no tienes anillo, pero yo sí.

El rubio tenía sus azules ojos fijos en él, su expresión era por demás asombrada. Naruto soltó un sollozo, y luego otro y entonces las lágrimas se desbordaron de su rostro una vez más.

Sasuke se hincó en el suelo, posando solo su rodilla derecha. Sin que nadie dijera nada, ni él, sacó el hermoso anillo de la cajita, la cual dio a Haku para que se la sostuviera, y luego lo colocó con ternura y cuidado en el dedo de Naruto. Este se encontraba llorando, hipando.

Darse cuenta que Sasuke había tenido todo planeado hacia que el corazón le doliera de tanto amor.
Era cierto que Naruto pensó en el matrimonio antes, pero cuando se lo propuso a Sasuke fue un acto impulsivo. Él creía que cuando ese momento llegara, ambos hablarían de ello y decidirían que hacer. Pero al tenerlo ahí, estando con su y familia y amigos, tan salo pensaba en lo mucho que lo amaba y quería no separarse de su lado. Entonces solo siguió sus instintos.

Pero entonces estaba Sasuke, que no sabía por cuanto estuvo planeado dicha proposición. Esperando el día correcto, su cumpleaños, para poder al fin pedirselo. Reuniendo a todos quienes eran importantes para ellos. Incluso hablando con su jefa. Comprando el anillo. Y quién sabe qué más.

Naruto no podía dejar de llorar.

Cuando el anillo estuvo puesto en su dedo, Sasuke depositó un beso en el, y luego se puso de pié. Eso tan solon intensificó el llanto en el rubio. Pero Sasuke solo sonrió y lo abrazo, Naruto rápido se aferró a él y ocultó su rostro en su cuello.

—Lo s-siento...

—Ya, ya. Tranquilo —susurró el de ojos negros contra su oreja.

—Perdon p-por arruinar t-tu pro-propuesta.

—No te preocupes —le dio un besito en el cuello, haciendo que el rubio temblará no por el llanto—. No la arruinaste, la mejoraste. Fue perfecta. ¿No crees lo mismo?

Naruto se mantuvo un momento callado antes de responder.

—Lo creo. F-Fue perfecta.

—Por supuesto que lo fue.

Las emociones desbordaban de ambos, no había forma de detenerlas, tampoco es como si lo intentaran.

Habían pasado por muchas cosas antes de estar juntos. Los dos había perdido personas irreemplazables. La vida no fue fácil y color de rosa. Tuvieron momentos en los que tan solo hubieran querido tirar la toalla. Estuvieron separados más años de los que hubieran imaginado.

Pero ahora tenían toda una vida para estar juntos. Una vida completa para amarse. Los temores se habían quedado en el pasado, las inseguridades. Y sí, quizá no todo fuera a ser tan sencillo de ahora en adelante, pero a diferencia de antes, ahora estaban juntos. Ahora podrían afrontar los altibajos uno al lado del otro.

Porque nada podía ser tan sencillo, pero teniendo el amor del otro, las cosas nunca podrían ser tan malas.

 

 

Notas finales:

Y esto fue todo. 

Aquí acabó.

Espero de corazón que les haya gustado, sobra decir que chillé feo escribiendo.

A todos quienes estuvieron conmigo desde el principio, y quienes se unieron en el trayecto. A ustedes que me soportaron y fueron pacientes conmigo, y vaya que sí lo lo fueron…

GRACIAS.

EN SERIO MUCHAS GRACIAS.

No hay más que pueda hacer, más agradecerles por tanto apoyo. Tantas palabras hermosas de animo, y tantas preciosas lecturas. Ustedes son los mejores.

También tengo que pedir perdón. Los hice esperar demasiado y eso es algo que siempre me atormenta. Es solo que no sé que sucedió esta vez. El bloqueo mental fue extremo. Espero y eso no los haya hecho decepcionarse de mi, pues me gustaría contar con ustedes en un proyecto futuro que tengo planeado.

Se trata de un crossover, y aún no esta listo, pues hay huecos argumentales que cerrar, pero que n duda comenzaré a publicar. Además de que debo terminar el AoKaga que también tengo pendiente. Solo que habrá cierto cambio.

Me hice una cuenta en Wattpad.

No hay lino porque esta cosa no sé porque no me dejó agregarlo. ;) pero dice: EISUKI15

si bien no fue desde el principio, luego me entraron esas ganas de publicar en esta plataforma, pero no me animaba porque no sabía que tal les parecerían mis ideas y escritura, aún así, he estado hablando mucho con mi mejor amiga y al final decidimos crear la cuenta. No sé si publicaré todos mis fanfics, editados, pero desde ahora en adelante comenzaré a publicar allí.
Y sería hermoso tener el apoyo de ustedes. Me gusta mucho Wattpad porque se puede subir el escrito de una forma más estética y además también se puede poner referencias visuales. Y vaya que este fic que quiero comenzar a escribir tiene demasiadas. Será un mundo completamente diferente, nuevo. Lleno de magia, romance y ajsksksmsmdkd. De verdad me emociona demasiado poder escribir esta historia.

Para dar un adelanto. Las parejas que estaré utilizando, al menos algunas de ellas, serán:

NaruSasu

KiriBaku

IwaOi

KuroTsuki

Y más, parejas de todo tipo jsjdksslsdidjdkw, okay no, pero sí. El asunto es que son varios anime que desde luego amo. Nunca había hecho esto, y me pone nerviosa, pero a la vez me emociona como no saben. Y claro que esta vez me esforzaré al máximo para hacer las actualizaciones semanales. Eso es una promesa.

No sé exactamente cuando comenzaré a publicar, pero desde luego subiré aquí el prólogo. Así que me gustaría contar con su apoyo, si se puede.

Esto es todo por ahora.

Pueden decirme si el cap del gusto o no, en un último comentario que desde luego estaré súper feliz de leer.

Gracias por todo, pastelitos, en serio gracias. Los llevo en mi negro corazón. Besos y abrazos para todos. Que Raziel me los cuide.

Judith fuera.

 


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