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Girasoles Negros por Quien Eres

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Notas del fanfic:

Aún seguiré mi otro fic, pero esto es algo que no pude evitar al volver a ver parte de 02 y recordar cuánto amaba a Blackwargreymon y su relación con Agumon.

Notas del capitulo:

Originalmente el fic sólo iba a ser un capítulo, pero me extendí un poco más de la cuenta, por lo que lo publicaré en tres partes.

Ya habían pasado algunos días desde la derrota de BelialVamdemon, y aunque el sacrificio de Oikawa logró solucionar parte del daño causado al Mundo Digital, aún había un largo camino por recorrer para poder lograr traerlo a su antiguo estado de antes del incidente del choque entre él y el Mundo Real o del Digimon Kaiser.

El trabajo para lograr tal labor era bastante, por lo que Gennai, al ser a los que más confianza les tenía, les pidió a los compañeros Digimon de los Niños Elegidos si le podían ayudar en las labores de reconstrucción, dándoles la capacidad de evolucionar a voluntad sin la necesidad de sus niños para facilitarles las labores, dado que el balance de ambos mundos se había restaurado y ya no había necesidad de mantenerlos separados y pudiendo utilizar todas energías sin restricciones.

Los seres digitales aceptaron con gusto, pues sentían era su deber ayudar a su mundo en sus momentos de necesidad, y no sólo cuando esto involucrara luchar. Aunado al hecho de que los Niños y los Digimones de los sucesores estaban demasiado ocupados en el Mundo Real lidiando con los problemas de allá y con la gente para hacer que pudieran aceptar que el mundo de ellos y el Digital estaban ahora vinculados como para poder ayudar, por lo que necesitaban ayudar en lo que más pudieran.

Los días terminaban siendo agotadores tras todo el trabajo que hacían en la reconstrucción en sus evoluciones Perfectas o Definitivas, pero al final de éste, los Digimones solían regresar a su nivel de Niños a relajarse en grupo, ya fuera jugando o simplemente conversando hasta el anochecer, preparándose para continuar sus labores el día siguiente.

Excepto por Agumon, o más bien dicho, Wargreymon, pues aún tras acabar de en las labores de reconstrucción, insistía en mantenerse en su nivel Definitivo por alguna razón desconocida para los demás

Wargreymon pasaba los atardeceres tras trabajar yendo siempre al mismo precipicio. Ese sitio por el que aquel Digimon de aspecto similar al suyo que buscaba su identidad se había sacrificado en poder sellar.

¿Por qué lo hacía? Sinceramente, el Digimon del Valor no tenía la respuesta ni él mismo.

Quizás lo hacía en señal de respeto por el noble sacrificio que el ser nacido de las Dark Towers realizó al dar su vida para proteger a los demás.

Quizás lo hacía porque hubiera querido que las cosas hubieran terminado diferente. Que todo acabara sin que el Digimon oscuro tuviera que morir, terminado de forma en que ambos talvez hubieran podido haber sido amigos.

Wargreymon sacudió la cabeza. Posiblemente serían ambas, o quizás algo que ni siquiera él sabía cómo explicarlo, pero no es como que realmente fuera importante.

—Hola Blackwargreymon, te traje un regalo —dijo el Digimon guerrero, sabiendo que no recibiría respuesta alguna. Éste se agachó, y con su Dramon killer de su mano derecha cavó un hoyo en el suelo, cerca de donde estaba las baldosas del sello, plantando una enorme flor de girasol, que le había pedido a Taichi le trajera del Mundo Real.

El guerrero de la oscuridad siendo un amante de las flores.

Cualquiera que sólo hubiera escuchado sobre la destrucción y terror que causó en el Mundo Digital pensaría que estarías loco por pensar siquiera en eso.

Pero Wargreymon pensaba que le quedaba como anillo al dedo esa pasión. Era el símbolo de lo que él por tanto tiempo estuvo buscando.

Y no podía pensar en una mejor flor que lo representara que el girasol: pétalos amarillos, como los cabellos rubios del Digimon oscuro, siempre buscando su camino en la vida al seguir al sol.

—Te dije que tenías alma, Blackwargreymon. Sólo era cuestión de creerlo —decía el Digimon del Valor, mientras sentía como unas lágrimas brotaban de sus ojos y caían en donde había plantado el girasol.

Wargreymon se quedó un rato más ahí antes de ‘despedirse’ de Blackwargreymon y regresar con el resto de los Digimones a descansar para poder seguir con las labores de reconstrucción al día siguiente. Al volver con el resto, el Digimon guerrero se dio cuenta de que ya todos estaban dormidos. Parecía que había tardado más de lo que él pensaba, pero decidió no darle importancia y sólo regresar a su etapa de Agumon para proceder a dormir bajo uno de los árboles del bosque.

Los siguientes días se repetía la misma rutina para los Digimones: Se levantaban, evolucionaban al nivel Definitivo o Perfecto cada uno, ayudaban en la reconstrucción de algún área del Mundo Digital, y al atardecer volvían al mismo claro en el bosque para descansar, regresando a su forma original para relajarse más plácidamente.

Excepto para Agumon.

Todos los atardeceres, él volvía al mismo precipicio, portando un nuevo girasol entre sus manos, y lo sembraba a lado del original, quedándose en ese sitio observando al sol ponerse en horizonte hasta que cayera el anochecer, marcando el momento en que debía regresar con el resto a dormir, siendo ese el único momento en que volvía a su etapa de Niño.

Los demás seguían encontrando la rutina del Digimon del Valor rara, pero ninguno realmente decía nada. Los demás sabían que él había sido el que mantuvo más contacto con el Digimon oscuro, y querían dejarle su tiempo para que pudiera tratar de lidiar la pérdida.

Aunque eso no significaba que se dejaran de preocupar por él.

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Ya habían pasado casi un mes desde el incidente contra BelialVamdemon, y el Mundo Digital ya había vuelto casi por completo a lo que era antes, por lo que las labores de reconstrucción de los Digimones de los niños ya no eran necesarias.

Sin embargo, ya nuevamente se podía observar el atardecer en el horizonte, y se podía ver al Digimon del Valor aún en el aquel precipicio. Pero ahora, en vez estar en ese sitio vacío salvo por las baldosas que se habían usado para cerrar el portal, se encontraba sentado al lado un gran campo de girasoles, el cual con el atardecer sólo parecía radiar más de vida de lo que ya estaba.

—¡Wargreymon —llamó la voz de un chico que sacó al Digimon del Valor de sus pensamientos, poniéndose de pie para poder ver quién era.

—¡Taichi! —exclamó animado el Digimon guerrero al ver a su compañero corriendo hacia él, viniendo a visitarlo por primera vez que no fuera detrás del monitor.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el chico castaño recuperado un poco el aliento— le pregunté al resto dónde te encontrabas y me dijeron que estabas en el precip-

Taichi quedo enmudecido al darse cuenta del basto campo de flores que se hallaba en aquel lugar, el cual no había notado por las prisas de llegar rápido.

—Oh, veo que ya lo notaste —dijo Wargreymon un poco apenado.

—¿Para esto me habías estado pidiendo todos estos girasoles? —preguntó impresionado el castaño. A Taichi le tomó unos segundos reconocer el lugar debido a la vegetación, pero finalmente recordó qué era ese sitio— Espera ¿no es aquí dónde Blackwargreymon…?

El chico se quedó callado antes de terminar la frase al darse cuenta de la expresión que su amigo había puesto por la mención de aquel nombre.

—Lo siento —se disculpó Taichi bajando la cabeza para mirar al suelo.

—No tienes de qué hacerlo —respondió el Digimon guerrero, fingiendo seguridad en sus palabras—. Es solamente que, sigo pensando que es injusto que las cosas hayan tenido que acabar así.

A pesar del tono de su voz, Taichi podía notar por el cómo su amigo apretaba los puños que realmente sí le molestaba. No tenía idea de que la muerte del Digimon oscuro le hubiera pesado tanto a su mejor amigo, y se sentía culpable de haberlo dejado lidiando con eso sólo por todo ese tiempo.

El chicho se acercó y posó su mano derecha sobre el brazo de su compañero, ganándose la mirada de éste.

—Estoy seguro que dónde sea que él esté ahora, él se encuentra feliz —aseguró el castaño esbozando una cálida sonrisa.

El Digimon no pudo evitar sonreír ante el gesto de su amigo. Escuchar aquellas palabras lo hacían sentir un poco mejor consigo mismo.

Taichi le indicó que deberían volver con el resto de los Digimones al claro, pues él no era el único que había ido ese día al Mundo Digital, y quería que viera de nuevo al resto. Wargreymon aceptó, cubriéndose de una luz blanca mientras volvía a su etapa de Agumon, tras lo cual se fue corriendo junto a su amigo para ver a sus demás compañeros.

Aunque algo que ninguno de los dos notó tras irse, fue una pequeña luz que surgió enfrente de aquel campo de flores, de la cual parecía materializarse un pequeño objeto de forma ovalada.

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A la mañana siguiente, ya no teniendo que seguir trabajando en la reconstrucción, los Digimones aprovecharon para poder seguir durmiendo en compañía de sus amigos humanos.

Todos se hallaban durmiendo aun tranquilamente, excepto por Agumon. Pese a lo del día anterior, sentía como si algo en aquel campo de flores lo estuviera llamando. El Digimon dragón no aguantó más y se levantó, escabulléndose lo más sigilo que pudo procurando no despertar a nadie.

Una vez se alejó lo suficiente del claro, envolvió su cuerpo en una luz blanca para transformarse en un Wargreymon, mientras se dirigía al sitio de siempre.

Al llegar a la cima, se acercó corriendo hacia aquel campo de flores, pero se detuvo en seco al observar el extraño objeto frente a él.

Un Digihuevo.

Pero no era un Digihuevo que hubiera visto antes. Se trataba de un huevo de un color negro intenso, que contrastaba a gran medida con las franjas amarillas atigrados que lo envolvían.

—¿Qué hace esto aquí? —pregunto para sí mismo mientras tomaba aquel huevo para observarlo de forma más detenida.

—¡Sabía que te encontraría aquí! —exclamó una voz que casi hace se resbalara el Digihuevo de la impresión.

—Taichi ¿Qué haces aquí? —preguntó el Digimon dragón mientras se daba la vuelta para ver a su compañero.

—Me desperté temprano —explicó el niño del valor mientras caminaba para acercarse a su compañero Digimon —, y pude ver cómo te ibas, tratando de que nadie te viera. Traté de seguirte, pero después de que evolucionaste a Wargreymon te perdí el resto, aunque parece que acerté en suponer vendrías aquí.

Taichi esbozó una sonrisa tras decir eso, pero su expresión cambió a una de curiosidad al darse cuenta de lo que su amigo portaba en sus brazos.

—¿De dónde sacaste ese Digihuevo? —interrogó lleno de intriga el chico mientras tomaba el huevo de los brazos del Digimon guerrero— Pensé que todos los Digimones que estaban por renacer llegaban a la Ciudad del Comienzo. ¿Cómo terminó éste aquí?

—No tengo idea, a decir verdad —respondió el Digimon dragón mientras negaba con la cabeza. Wargreymon posó su garra derecha bajo su barbilla mientras la rascaba en gesto pensativo—. Aunque, me pregunto de qué Digimon será el huevo.

—¿Y si le pedimos a Koushiro que lo analice para ver si puede decirnos de qué es? —ofreció Taichi— Quizás y hasta así podemos saber cómo llegó aquí.

Wargreymon estuvo de acuerdo con la idea de su amigo, con lo que ambos partieron caminando con dirección de regreso con el resto del grupo, ahora con el nuevo acompañante en los brazos de Taichi.

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