Hola, Minseok.
Últimamente, tengo miedo. Miedo de no ser recordado, miedo de ser olvidado por siempre, miedo de que mis temores me hagan hacer algo que no deseo. Tengo miedo de muchas cosas ¿Sabes?
Soy un chico lleno de miedos, eso ya lo sabes, no es algo nuevo. Cuando estabas a mi lado, siempre me protegías de todos mis miedos, me ayudabas a calmarme con tu sonrisa y unos cuantos besos y yo siempre me ponía de buen humor.
¿Recuerdas ese día que me quedé encerrado en el ascensor contigo? Temblaba como una hoja y tú me abrazaste y me susurraste que estabas ahí, que me ibas a ayudar, que todo saldría bien. Tu abrazo fue suficiente para poder aguantar esos malditos minutos. Sabes que soy claustrofóbico, sabes mejor que nadie todos mis miedos, incluido el miedo a los bichos, a las alturas y a quedarme solo.
Soy un chico lleno de miedos, pero eso no es nada nuevo.
Quizás haya desarrollado algunos miedos nuevos como ¿Qué será de mí después de esto? ¿Me dejaré llevar por mis pensamientos? Tengo miedo, mucho. Algunas veces recuerdo cuando todo estaba bien, cuando estabas ahí para apoyarme y darme ánimos y me entra la tristeza, pero sonrío porque sé que te gustaría que fuera de esa manera y no llorara por tu recuerdo, aunque sea difícil.
Desde que no estás, todo es más difícil. La vida es odiosa. No es que no me pasen cosas buenas, tengo muchos amigos, fans que me adoran y mucho dinero, pero desde que no estás todo eso ha quedado vacío. ¿Sabes? Desde que te marchaste para siempre, la vida es gris.
Me miro al espejo todos los días y lo que veo no soy yo. Yo no soy ese chico apagado, sin sonrisa en su rostro, tan delgado y con ojeras. Yo soy un chico con mucha vitalidad, con energías para rato y sonrisa casi permanente. No soy el que veo, no lo soy, pero supongo que eso también lo sabes ¿Cierto? Me conoces mejor que nadie, mejor que yo mismo.
La felicidad es relativa, dijo alguien aunque no recuerdo quien. Puede que sea así, pienso.
Nada es seguro, o quizás sí. La estupidez humana es una cosa asegurada, la muerte también. El amor no está nunca asegurado, tampoco la vida, la felicidad, la amistad o esas cosas que todos deseamos tener, ni siquiera la fama y el dinero están cien por cien asegurados por siempre. Supongo que eso también lo sabes.
Te escribo esta carta, no sé por qué. Quizás porque sé que no me responderás, quizás porque sé que de esta manera puedo desahogarme y no caer más profundo de lo que ya he caído. Parece que hayas muerto o algo, quizás yo sea el exagerado, pero solo estás en otro país, disfrutando de tu vida sin mí porque yo fui obligado del grupo y te dejé solo ahí. Lloraste tanto que me duele, joder. Me duele.
No me responderás, lo sé.
Escribo esto porque si al final la tentación es mayor y termino con todo, quiero que al menos sepas que yo lo he intentado, que estoy siendo fuerte e intento no hacerlo. No es una carta de despedida, porque si acabo con todo, no escribiré nada. ¿Qué puedo dejar yo, acaso, cuando muera más que un número más en la lista de suicidios anuales? No te preocupes, no habrán más cartas, solo esta.
No me respondas, no es necesario. No lo necesito.
No necesito la compasión de nadie tampoco.
¿Sabes qué? Creo que hasta te reirás de mí al leer esto pensando ¿Por qué hace esto? ¿Qué quiere conseguir?
Nada.
No deseo conseguir nada, solo desahogarme.
Antes podía hacerlo personalmente, ahora ya no. Te llamaría por teléfono, pero quedaría ridículo y creo que ni me cogerías el teléfono. Me lo merezco ¿Cierto?
En fin, creo que me he alargado demasiado. Suerte con el grupo, suerte con tu vida, rehazla y olvídame, sigue viviendo sin mí, vive por mí si al final la tentación a la muerte es más fuerte que mi voluntad por vivir y no llores si lo hago, no merezco tus lágrimas.
Atentamente: Luhan, solo un chico que ya no es nada, o menos que nada.