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(No) Problematic • || ChenMin || por MillenAry

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Notas del fanfic:

• Autora: MillenAry
• Pareja: ChenMin || Leve ChanBaek y SuLay
• Género: Romance || Fluff || AU || Slash
• Extensión: One-Shot || 5,7K
• Estado: Terminada.
• 05.09.16 || 09.10.16


Serie (No)

Tomo I e40; (No) Selected • || ChanBaek ||
Tomo II e40; (No) Blind • || SuLay ||
Tomo III e40; (No) Problematic • || ChenMin ||

• Esta historia está publicada en Wattpad con el mismo nombre y bajo el seudónimo de MillenAry.

LuHan miró a su alrededor y rodó los ojos.

—¿Podrías dejar de reírte? —El chico lo apuntó con el dedo índice mientras hacía sonar las estruendosas carcajadas dentro de la habitación.

A LuHan le gustaba más el chico bajito, BaekHyun, era una pena que este hubiera sido llevado a un dormitorio más bajo. De seguro se hubiera llevado mejor con él que con JongDae.

Dormitorio D, por favor diríjanse al salón Muestras.

LuHan se apresuró en entrar al baño para mirarse en el espejo y arreglarse un poco el cabello. JongDae mientras tanto, se aseguró de meterse un dulce a la boca para entretenerse con algo mientras estaba en la jodida exhibición.

—LuHan, apresúrate —gritó mientras se acercaba a la puerta para abrir esta.

Una vez puso un pie fuera LuHan se acercó por detrás de él con rapidez y cerró la puerta. Cuando estuvieron afuera ambos fueron obligados a seguir la fila de chicos para llegar al salón.

A JongDae no le hacía ninguna gracia estar en esa mierda. Desde pequeño se le había dicho que ese era su futuro y a él no le importaba mucho en verdad, ni antes ni ahora.

—JongDae, ¿qué tienes en la boca? —Miró hacia su derecha, encontrándose así al rubio guardia con el ceño fruncido.

—Es un dulce, SeHun. Estaré toda la jodida tarde detrás de una vitrina, merezco entretenerme con algo mientras tanto.

—Sabes que no puedes comer nada. Escúpelo.

—Oblígame.

JongDae le dio una última gran sonrisa al guardia antes de echarse a correr por entre los demás chicos, provocando así que terminara chocando con alguno de ellos mientras corría de SeHun para que no lo atrapara.

Terminó por llegar hasta el salón Muestra cuando fue estampado en una de las paredes por culpa de los fuertes brazos del guardia, el cual se negaba a soltarlo antes de que botara el dulce.

Si JongDae fuera otra persona, de seguro le hubiera importado más el hecho de tener a tantos hombres mirándolo, pero ciertamente a él le daba lo mismo, de igual forma no quería que ninguno de esos hombres asquerosos lo comprara.

—Dios, JongDae, compórtate. —Su cuerpo retumbó al escuchar las palabras de SeHun detrás suyo, aún así no le hizo caso y logró zafarse.

Volvió a correr con grandes expectativas de llegar a los jardines del recinto, pero no alcanzó a mover los pies ni unos pocos metros cuando chocó con otro cuerpo. Debido al impacto ambos cayeron al suelo.

Nunca había visto a alguien tan... guau.

Pero ahí estaba, mirándolo con el ceño fruncido. El chico no parecía molesto, pero si muy extrañado de encontrarse con un SL* infringiendo las leyes de El Selectivo.

—Te tengo.

Un fuerte agarre se situó alrededor de sus codos, viéndose obligado a apartar la mirada del cautivante hombre para poder dirigir su ceño fruncido a SeHun.

—Escúpelo —exigió otra vez el rubio.

JongDae le sacó la lengua mostrando en la punta de este el dulce para luego rápidamente cerrar la boca y tragárselo. SeHun arrugó el rostro ante su comportamiento.

—SeHun, lleva a ese chico a la sala de aislamiento.

En su rostro se situó una ceja alzada mientras que giraba la cabeza para encontrar al hombre del cual provenía esa voz. No tuvo más que hacer una mueca cuando se percató de que este se trataba del vicepresidente.

SeHun acentuó más su agarre a la hora de levantarlo y el chico enseguida lo empujó para que caminara hasta las zona aislamiento.

Por mucho que su cabeza girará para buscar al chico con el que había chocado, no logró verlo por ningún lado.

Se vio obligado a permanecer en una habitación blanca por más de tres horas. No tenía nada más que la puerta metálica con la pequeña rejilla que permitía mirar a los guardias y la fuerte luz que estaba sobre su cabeza.

JongDae acostumbraba a pasar esas horas sentado con las piernas cruzadas en medio del pequeño espacio. Cerraba los ojos he intentaba pensar en alguna otra cosa, quizás tratar de proyectar en su mente el recuerdo difuminado de lo que eran las calles de la ciudad.

Las mujeres siempre habían escaseado y cada vez se veían menos por las calles. Solían esconderse, JongDae lo sabía porque el mismo había mantenido oculta a su hermana mayor. No quería que se la llevaran, que la reclutaran y la hicieran pasar por lo mismo que él estaba pasando en ese momento.

Su familia siempre había consistido en ser liberal, no les gustaba para nada la ley autoritaria que se estaba ejerciendo sobre el país. Todo lo tenían tan bien controlado. La familia, las relaciones interpersonales, los estudios, los alimentos, sus vidas. A JongDae no le gustaba, nunca le había gustado.

Luego de que sus padres fueran finalmente atrapados y desterrados, su hermana fue llevada hasta las grandes élites para poder fecundar a los futuros gobernantes. Él, totalmente destrozado, se dejó llevar por los policías hasta El Selectivo. Por motivos que él no logró comprender, lo ascendieron sin rechistar hasta el dormitorio D, algo bastante bueno para ser alguien que no tenía ni siquiera las esperanzas de ser aceptado en la comunidad.

A pesar de su grado de belleza, su inteligencia y su anticuada virginidad, siempre era quien sobresalía y hacían castigar por su actitud. Con el tiempo comprendió que los guardias no eran del todo malos, ni siquiera el vicepresidente con su pequeño novio de buen trasero, sino que ellos intentaban mantener la calma y las leyes inquebrantables. El único problema es que JongDae tenía espíritu revolucionario y voz fuerte, era escuchado.

—Eres un idiota. —Levantó la cabeza para ver cómo JongIn abría la puerta y se agachaba para dejar la bandeja con comida—. Se te ocurrió jugar con SeHun justo a la hora de almorzar.

—¿Ya se fueron los cerdos? —El moreno bufó.

—Se llaman SS*, JongDae. ¿Cuantas veces tengo que decírtelo para que aprendas a respetarlos?

—No tengo por qué respetarlos, son unos asqueroso.

El guardia terminó suspirando mientras se rascaba una de sus cejas. Dejó finalmente la bandeja en sus manos y caminó hacia la puerta para afirmarse del marco.

—Aún te queda una hora, JongDae. Comete todo, en cuanto salgas de aquí empezarán tus clases de deporte. —Bufó de solo escucharlo y finalmente la puerta se cerró pesadamente.

Solía visitar seguidamente la zona aislamiento, aunque no por eso cambió mucho su registro. El vicepresidente Park había hablado con él, al principio le había dicho que claramente sus infracciones a la ley se verían lo más transparentemente reflejadas en su ficha personal, pero luego llegó su pequeño y consentido novio. ChanYeol se puso muy extraño y enseguida cambio su actitud para ser un total novio empalagoso. Gracias a eso, JongDae había logrado salir ilesos de los altercados. Quizás simplemente debía comportarse mejor, es lo que siempre LuHan le decía, pero él nunca había sido bueno para hacerle caso a la gente.

Escuchó como la puerta se estaba abriendo con urgencia, de detrás de esta salió JongIn con una expresión de susto tatuada en la cara.

—El vicepresidente Park te mandó a llamar.

Chasqueó la lengua y se levantó con la bandeja a medio comer. Se la entregó al guardia y pasó por el lado de este.

—¿Está en su oficina?

Ante el asentimiento decidió caminar él solo hacia dónde estaría el vicepresidente, ni siquiera esperó a que JongIn le diera órdenes directas de qué hacer.

JongDae solía frecuentar la oficina de Park, aunque después de lo ocurrido con el novio del tipo habían sido menos sus estadías en el lugar. El caso es que conocía el sitio, y no necesitó de las explicaciones de JongIn para adentrarse a la habitación.

—¿Qué es lo que sucede, jefe?

ChanYeol inmediatamente frunció el ceño cuando lo reconoció y le hizo un gesto con la mano para que entrara de una vez a la oficina.

—JongDae, hay algo importante que debo mencionarte.

—¿Qué sucede ahora?

—Te han comprado.

Sus ojos se abrieron al máximo y quedó rígido en su lugar para luego empezar a hiperventilar. Miró a ChanYeol con la intención de que este le dijera lo que en verdad ocurría pero el chico parecía muy serio con su expresión.

—¿Estas bromeando?

—Tenme respeto, soy tu autoridad.

Sin importarle el regaño de más alto, apoyó ambas manos sobre el respaldo de la silla que estaba delante de él para poder mantener el equilibrio mientras boqueaba en busca de aire, aún muy sorprendido por lo que acababa de decirle su jefe.

JongDae nunca pensó que realmente alguien se interesaría en él, tenía un expediente perfecto, si no hubiera sido por los pequeños detalles de comportamientos que inevitablemente quedaban instaurados en sus expedientes.

—Los papeles están listo y en tu última revisión médica se confirmó que estas correctamente, así que puedes marcharte.

Las palabras contrarias demoraron un poco en ser procesadas, pero en cuanto esto sucedió sus ojos enseguida se llenaron de lágrimas y rodeó el escritorio para llegar hasta ChanYeol y dejarse caer de rodillas delante de los pies de este.

—No dejes que me lleven, por favor.

El vicepresidente pareció quedar bastante sorprendido por eso, tanto así que estuvo unos cuantos segundos intentando encontrar las palabras correctas para responderle. Aún así no pudo hacerlo por los suaves toque en la puerta. Esta se abrió al no obtener una respuesta, dejando ver a SeHun con su rostro sereno, el cual rápidamente se deformó asqueado al verlo en el suelo.

—Señor Park —dijo el rubio incómodo mientras se apoyaba en el marco y dejaba a la vista al chico que estaba detrás de él.

Se trataba de un chico más pequeño que el guardia, el cual tenía el cabello rubio y usaba unas lentillas de color verde que hasta JongDae pudo notar, el cual aún estaba en el suelo.

ChanYeol se levantó con urgencia de su gran silla de escritorio para luego dar un paso hacia la puerta, tropezando con él de paso. Nadie se rió, JongDae lo hubiera hecho si no hubiera estado tan sorprendido y SeHun solo se permitió morderse los labios mientras aparentaba seriedad con el resto del rostro, según a los ojos de JongDae, el guardia se veía bastante extraño.

—Señor Kim —dijo ChanYeol mientras se acomodaba el traje y extendía la mano hacia el chico que estaba detrás de SeHun.

Ambos se saludaron cordialmente mientras JongDae se paraba con rapidez y le enviaba miradas a SeHun con los ojos aún acuosos, este no hizo más que mirarlo con las cejas fruncidas mientras le sacaba la lengua debes en cuando, al parecer muy ajeno a entender por lo que él estaba pasando.

—SeHun, puedes retirarte.

El guardia obedeció de inmediato y ChanYeol hizo pasar al rubio para después cerrar la puerta a sus espaldas.

—Tengo buenas noticias —mencionó ChanYeol hacia el nuevo sujeto en la estancia. El más alto se acercó hasta JongDae y pasó un brazo por sobre sus hombros—. Lo encontré.

Los ojos del rubio parecieron brillar y fue en ese momento en que JongDae lo reconoció, había sido el chico con el que había chocado mientras escapaba de SeHun, aquel mismo día en el salón muestras.

—¿Él es?

Solo bastó un asentimiento por parte de ChanYeol para que el chico se acercara hasta él y lo abrazara con fuerza, sofocándolo y asustándolo al mismo tiempo.

—Me lo llevó —dijo una vez que se separó.

JongDae pudo notar cómo el sujeto se pasaba las manos con urgencia por sobre los pómulos para borrar el rastro que las lágrimas habían causado.

—¿Por que lloras? —Inmediatamente la mirada de ChanYeol se posó sobre él, al parecer regañándolo silenciosamente por el atrevimiento de su pregunta.

—Estoy emocionado —le respondió con simpleza el otro mientras le miraba a los ojos y asomaba una pequeña sonrisa. Le sonrió de vuelta sin darse cuenta.

—Entonces, ¿hay algún inconveniente?

JongDae miró hacia el vicepresidente al ver que este le hablaba a él y decidió meditarlo por unos segundos, quizás lo hubiera hecho por más tiempo, pero una vez que giró la cabeza y se encontró con el rubio y su mirada llena de ilusión, no hizo más que negar.

—Excelente. Traeré de inmediato el contrato.

ChanYeol pasó por un costado de ellos para salir de la habitación, dejándolos solos. Fue justo en ese momento en que JongDae pudo percatarse de la situación, de lo que verdaderamente estaba pasando.

Apartó la mirada del rubio con urgencia y miró hacia una de las paredes de la oficina en busca de alguna solución.

—Mi nombre es Kim MinSeok.

Vio la mano extendida hacia él y la brillante sonrisa de su portador. No podía dejarse comprar, era su propia ley moral no impuesta.

Con grandes zancadas se dirigió a la puerta, abriendo está y escapando de allí, como siempre solía hacer cuando no podia realmente con los problemas. Corrió a lo largo del iluminado pasillo de El Selectivo.

—¿JongDae? —Apresuró su andar una vez que escuchó la voz confundida de SeHun por detrás de él.

Cuando vio las dos grandes puertas metálicas las empujó con fuerza, encontrándose con la oscura tarde nublada, había anochecido demasiado temprano para su propia conveniencia. Corrió a través del patio de El Selectivo, deteniéndose solo cuando sintió un gran cuerpo caer por sobre el suyo. Sabía que era SeHun, el guardia siempre hacia eso.

El rubio dijo algo a la radio que estaba en su pecho, cosa que él no logró escuchar por estar intentando zafarse, pero al parecer era algo importante, algo que debió haber escuchado, porque luego sonó una fuerte alarma que casi lo dejo sordo y pudo ver una luz roja desde las edificaciones.

—¡JongDae!

Siguió moviéndose con desespero desde los brazos del guardia, pero al abrir los ojos se encontró con JongIn desde uno de los costados, también afirmándolo fuertemente. Un poco más allá, pudo ver a un ChanYeol con traje y las manos en los bolsillos mientras su pequeño novio se le colgaba del brazo con expresión asustada. El doctor Do también estaba ahí, acercándose a paso rápidito por un costado del vicepresidente hasta llegar a su cuerpo con una pequeña jeringa en las manos.

—Hazte a un lado. —KyungSoo empujó a JongIn para que pudiera ponerse a un lado de JongDae, pero este aún estaba muy alterado y una vez que su mano quedó libre rasguñó la mejilla del más pequeño—. Maldito bastardo.

JongIn volvió a sujetarlo del brazo y KyungSoo, ahora mucho más molesto, se sentó sobre sus caderas con fuerza y acercó la jeringa hasta su cuello.

—No, por favor —rogó mientras las lágrimas empezaban a salir y negaba con la cabeza—. No dejen que me lleve.

—JongDae —llamó el doctor, mostrándose un poco más tranquilo—. Confía en mí, MinSeok es un buen chico.

—¡Pero no quiero irme!

Lo vio a lo lejos, al tal Kim MinSeok que lo quería comprar. El chico se veía un poco asustado, pero sobre todo preocupado, estaba cruzado de brazos a un costado del pequeño novio del jefe, parándose en las puntitas de sus pies para verlo mejor.

—JongDae, confía en mí —habló otra vez KyungSoo mientras ponía la jeringa cerca de su cuello. JongDae no hacía más que retorcerse, dificultándose el trabajo a su doctor—. Vete con MinSeok, confía en mí. Él tiene algo tuyo, JongDae. Debes ir a buscarlo.

Se detuvo de improvisto y dirigió la mirada enseguida hacia los ojos de KyungSoo, este parecía serio, como siempre, pero JongDae pudo ver sinceridad en sus expresiones.

El doctor Do aprovechó la oportunidad e inyectó la jeringa en la vena sobresaliente del SL al encontrarlo tranquilo.

—¿Qué... qué es lo que él... —Su frase no logró ser correctamente formulada cuando finalmente se desmayó.

|•••|

Una vez que despertó se encontró con un techo color crema, color ajeno a él. Usualmente nada dentro de El Selectivo era de color crema, todo acostumbraba a ser blanco.

—Señor MinSeok, su SL ya ha despertado —escuchó decir a una voz femenina desde su costado derecho.

Una vez que giró la cabeza pudo comprobar que se trataba de una mujer que estaba parada a un costado de la puerta, por detrás de esta entró un alterado MinSeok.

—¿Como te encuentras? KyungSoo me dijo que el calmante pasaría luego de unas pocas horas pero has dormido bastante. Me tenías asustado.

Abrió la boca con la intención de responder con palabras toscas y secas, pero de su boca no salió más que un tartamudeo bastante patético que no logró comprenderse del todo.

—Tranquilo, no te esfuerces. Traeré algo para que puedas comer.

JongDae guardó silencio al ver cómo MinSeok y la mujer salían de la habitación, dejándolo solo, aunque no tuvo que esperar mucho ya que el chico volvió enseguida con una bandeja en sus manos. Se sentó a un costado de él en la cama y esperó que se acomodara mejor sobre el colchón para luego ponerle la bandeja sobre las piernas.

—Soy Kim MinSeok —se presentó sonrientemente el chico, como si lo que hubiera pasado el día anterior no hubiera sucedido.

—Kim JongDae —decidió mencionar luego de haberse quedado unos segundos en silencio.

—Lo se, estuve buscándote por mucho tiempo.

Lo mencionado lo llevó a fruncir el ceño, recordando un poco de la conversación que tuvo con el vicepresidente Park.

—Primero come, luego intentare explicarte todo.

JongDae prefirió quedarse callado y obedeció a su SS. Luego de comerse todo una de las empleadas se acercó a él para prepararle un baño mientras MinSeok parecía hacer algunos trámites fuera de la habitación. Accedió a todo sin rechistar, incluso dejando que lo vistieran con unos jeans, camiseta y suéter cómodo, alejándose completamente de aquel vestuario blanco que era obligado a usar en El Selectivo.

—¿A donde vamos? —preguntó cuándo fue sacado de la gran habitación en la que había despertado.

MinSeok le indicó que se subiera al auto y el obedeció mientras veía como el chico se sentaba a su lado.

—Necesito llevarte a un lugar, JongDae, y explicarte todo.

Aunque no quisiera, esas fueron palabras suficientes para convencerlo, especialmente esos ojos tan sinceros que no dejaban de expresarle calidez y hasta un toque de esperanza.

Su sorpresa fue grande cuando el lujoso auto en el que viajaban empezó a adentrarse a un espeso bosque, haciendo que el automóvil contrastara bastante con el lugar, aunque en ningún momento se dio algún problema con este.

Ya para cuando las copas de los árboles se iban separando cada vez más, se pudo encontrar de cara con una gran edificación antigua que llegó a asustarlo, pensado que definitivamente el chico lo había engañado y en verdad iba a ser vendido a la mafia o algo así.

—¿Un orfanato? —susurró en cuanto pudo leer las inscripciones talladas en piedra que había a un costado del edificio.

MinSeok no le dio ninguna respuesta directa, de hecho el chico se bajó apenas el auto se detuvo, aunque sorprendió bastante a JongDae cuando se acercó hasta su lado del auto para abrirle la puerta.

—¿Qué es lo que tienes que mostrarme allí dentro?

Esta vez se percató en la sonrisa nerviosa del chico y en sus ojos acuosos, mostrándose un tanto emocionado. Dejó el susto de lado de tan solo mirarlo y permitió que este lo dirigiera hasta la recepción de la instalación.

Efectivamente se trataba de un orfanato, y esa era una de las cosas que más le extrañó porque era inusual ver para esa época gente que no fuera utilizada para algo.

—Tienen niños —murmuró sin poder evitarlo mientras los veía correr por entre las habitaciones de la casa, todos varones.

Si, era obvio que hubiera niños dentro de ese lugar, pero estamos hablando de una nueva era, un nuevo mundo extraño gobernado por quienes definitivamente no permitirían que ninguna alma no esté bajó su control.

MinSeok le mostró una sonrisa de costado y se acercó hasta la recepción, en donde atendía una vieja mujer.

—Supongo que vienes otra vez a ver a HyeYou, ¿me equivoco? —soltó con tono pesado la mujer, como si estuviera enfadada. A pesar de eso MinSeok se veía muy entusiasmado.

—Si, hoy tengo algo muy importante que mostrarle.

La mujer miró por sobre el hombro de MinSeok, encontrándose con los ojos de JongDae. Ella dio un bufido y luego escribió algo sobre un gran libro. A JongDae se le hizo extraño que ese lugar no tuviera una buena tecnología, al menos la que se consideraba "básica" dentro de El Selectivo.

La mujer se levantó de su silla y ellos quedaron solos en la recepción. MinSeok se giró a mirarlo con una pequeña sonrisa en los labios que derrochaba mucha emoción y él sólo lo miró con el ceño fruncido mientras cruzaba los brazos, aún no creyéndose del todo que su SS fuera tan  aparentemente tierno.

—Aquí está, señor Kim.

JongDae se giró por inercia al escuchar su apellido, encontrándose frente a él a una pequeña niña de unos cuatro años que se veía bastante desaliñada por sus ropas.

—¿Tio MinSeok? —habló la más pequeña, no preguntando por el susodicho específicamente, sino que pidiendo una explicación por tener a otro hombre delante de ella.

—Lo encontré, HyeYou.

La pequeña frunció el ceño y movió sus redonditos ojos desde MinSeok a JongDae, una y otra vez, aún sin comprender del todo.

—Encontré a Tío JongDae. —La niña se llevó ambas palmas hasta la cara para cubrirse la boca, al parecer realmente asombrada.

JongDae no hizo más que fruncir el ceño, aún demasiado choqueado por ver una niña, una mujer pequeña, frágil y delicada.

—¿Cómo es que ella...? —intentó preguntar, aún demasiado sorprendidos

—¡Tío JongDae está aquí!

La niña pegó un salto y con pequeños pasitos llegó hasta JongDae, abrazándose fuertemente a sus piernas mientras que reía sin parar de algo que él realmente aún no comprendía. Miró a MinSeok en busca de ayuda pero este parecía tan emocionado como HyeYou así que prefirió guardar silencio y esperar que la respuesta llegara sola.

—¿Recuerdas a HyeRa?

JongDae rápidamente levantó la mirada hasta chocar su pesada vista con la de MinSeok al escuchar el nombre de su hermana. Frunció el ceño, quizás un poco molesto porque el recuerdo de ella aún le duele.

—¿Qué tiene que ver mi hermana aquí? —Para su extrañeza, el chico le sonrió cálidamente.

—HyeYou es su hija.

—¿Disculpa?

Las pequeñas manos de la niña se alejaron de su cuerpo y él inconscientemente bajo la cabeza para buscarla, encontrándosela un poco más cerca de las piernas de MinSeok, sonriéndole tiernamente, mirándolo con sus grandes ojos, esperando que la aceptara.

—HyeRa falleció en el momento de dar a luz a HyeYou.

La presión en el pecho se instaló de manera potente, dejándole un gran vacío, luego llegó un dolor de cabeza y seguidamente un mareo. Se obligó a dar un paso atrás para mantener en equilibrio, costándole bastante porque aún no procesaba por completo las palabras de MinSeok.

—Tú... —Se detuvo un momento, simplemente para respirar e intentar encontrar la apalabras adecuadas—, ¿tú te atreves a decir estas cosas sobre ella...

—No estoy mintiendo, JongDae. —MinSeok guardó unos minutos de silencio, mirándolo fijamente con los ojos brillosos y las cejas fruncidas de preocupación.

—¿Por que me dices esto?

—¿Acaso no quieres saberlo?

Se quedó callado otra vez y se apresuró a tomar asiento en el viejo sofá que había en la recepción. Se tomó la cabeza entre las manos y apoyó sus codos sobre sus rodillas mientras intentaba controlar su respiración y no largarse a llorar.

—¿Me estuviste buscando por esto? ¿Por HyeYou?

MinSeok pareció comprender algo que él no capto, quizás sabiendo de antemano por donde iría la conversación. Miró a HyeYou con dulzura y posó ambas manos sobre sus hombros para luego inclinarse.

—Tío MinSeok hablará con Tío JongDae de temas de mayores. ¿Qué tal si vas a tu habitación e intentas verte aún más bonita para tío JongDae?

La niña asintió totalmente entusiasmada y con un pequeño trote desapareció por entre las habitaciones en dirección a la suya propia.

—Debe ser difícil para ti —intentó empezar MinSeok pero JongDae ya se estaba alterando poco a poco.

—¡Por su puesto que lo es! ¡¿Que esperabas?! Tengo una sobrina y ni siquiera lo sabía.

—Lo siento.

JongDae volvió a agarrarse la cabeza y negó, intentando buscar algo en su cabeza que pudiera concordar con lo que MinSeok le estaba diciendo.

—¿Y qué pintas tú en todo esto? ¿Eres el padre de HyeYou?

El chico empezó a negar efusivamente y se sonrojó suavemente, haciendo fruncir el ceño de JongDae.

—Por su puesto que no. No llegué a conocer a tu hermana.

—¿Y cómo te enteraste de HyeYon?

MinSeok lo miró nervioso, batiendo un poco sus pestañas al no saber que contestar. El chico miró de un lado a otro en busca de algún tipo de ayuda pero no tuvo que hacer más que responder.

—Bueno, supongo que deduces que soy un hombre de poder. —JongDae asintió, evitando que alargara las presentaciones—. Suelo trabajar recolectando niños para darle una mejor vida, ese es mi trabajo.

Frunció el ceño totalmente escéptico, aún sin poder confiar del todo a pesar del brillo significativo que se reflejaba en los ojos del hombre.

—Juro ser totalmente sincero. Cuido de ellos, de hecho soy su profesor.

—Ve al grano, MinSeok.

El chico agachó la cabeza y comenzó a jugar con sus propios dedos por su aparente nerviosismo, haciendo sentir a JongDae un poco incómodo por haberlo puesto en esa situación.

—Quiero llevarme a HyeYou, pero esta es una mujer y ellas son importantes y delicadas, difíciles de alcanzar. Sé que si aportó un poco de dinero no se me será difícil llevármela pero no es mi idea, es por eso que necesitaba encontrarte primero.

JongDae frunció el ceño, claramente confundido. MinSeok respiró hondo con la intención de calmarse y tomó asiento a un lado de él.

—Solo puede sacarla de aquí un familiar directo y definitivamente prefería recorrer todos los lugares existentes antes de dejar que esa pequeña intente sobrevivir sola en este mundo.

Guardó silencio y miró sus zapatos, debajo de ellos se encontraba un suelo polvoriento y una madera mal cuidada.

—¡Tio JongDae! ¿Qué tal? —Elevó la mirada para encontrarse a la pequeña niña, la cual batió los brazos mientras se daba una vuelta para lucir su vestido amarillo.

—Por favor piénsalo —dijo MinSeok a su lado mientras mantenía la mirada en la sonriente niña—, puedes quedarte en mi casa mientras tanto.

—¿Tio MinSeok?

HyeYou frunció las cejas con preocupación y JongDae se sorprendió de sobremanera cuando pudo ver una copia exacta de lo que recordaba de su hermana. La pequeña se acercó preocupada hasta el hombre que estaba a su lado, solo hasta ese momento se percató de que este se había cubierto el rostro con las manos y parecía soltar sonidos extraños.

—¿Por qué el tío MinSeok está llorando? —La niña se giró hacia JongDae en un intento de encontrar en él la respuesta, aunque este ni siquiera se había percatado de ese hecho antes.

—Es importante para mí.

MinSeok levantó la cabeza y en cuanto pronunció esas palabras lo estaba mirando directamente, siendo tan jodidamente sincero que a JongDae llegó a darle rabia al ver que era incapaz de decirle que no a ese rostro.

—¿Cuáles son los papeles que hay que firmar para llevarla?

Mierda, quizás no debió haberlo dicho de un momento para otro, con demasiada seguridad en su voz, como si realmente confiara en MinSeok. La niña no era un problema, para nada, y solo le bastó leer unos cuantos papeles para enterarse de que efectivamente la pequeña era su familiar directo.

En un principio le habían explicado que todo el papeleo sería sumamente fácil de realizar gracias a su prioridad como tío, aunque grande fue su sorpresa cuando finalmente le dieron la condición para llevarse a la pequeña.

—¿Me lo repite, por favor?

—Debe casarse, señor Kim. En un momento pensé que el otro señor Kim era su esposo, es por eso que los papeleos se hicieron con tanta rapidez. Lamento informarles que si no está casado no podrá llevarse a la pequeña.

Se llevó ambas palmas al rostro y se restregó este con frustración. Una vez que quitó las manos de su cara miró hacia MinSeok, quien lo estaba esperando en la puerta del orfanato con las manos en los bolsillos de su abrigo. El invierno ya había empezado y JongDae cada vez se fue encariñando más con HyeYou, por lo que la llegada de las bajas temperaturas lo llevó a una más grande preocupación de conseguir a la niña.

—MinSeok —lo llamó y caminó hasta él. El chico elevó ambas cejas y luego las frunció cuando vio su expresión molesta—, ¿cómo es eso de que me tengo que casar?

La boca del rubio se abrió y se cerró sin saber qué decir. Sacó ambas manos de su bolsillo y se despeinó un poco el cabello.

—Lo siento, nunca imaginé que te pedirían eso de requisito. Pensé que al ser un familiar directo no te pedirían nada más que...

—¿Cuál es tu idea ahora? —lo interrumpió, manteniendo siempre su ceño fruncido porque maldición, estaba enfadado.

MinSeok no contestó enseguida y demoró bastante en encontrar alguna solución. Sus ojos se desviaron hacia los árboles que crecían afuera de la edificación y sus labios temblaron antes de hablar.

—¿Qué tan malo sería si nos casáramos?

¿Qui tin mili siria si nis cisirimis? —se burló mientras ponía voz chillona y hacia una mueca con la labios—. La vida no se trata de llegar y casarse, MinSeok.

—¿Pero acaso hay alguna otra opción? —preguntó el rubio mientras fruncía el entrecejo y cruzaba los brazos—. Voy a sacar esa niña de aquí, JongDae. Contigo o sin ti.

—Entonces hazlo sin mí.

Estaba muy decidido a acabar con eso, a marcharse de ahí para no volver más. Una vez que se dio la vuelta para volver a ingresar al orfanato para buscar sus cosas, se encontró con su pequeña sobrina mirándolo con los ojos acuosos y las manos arrugando su nuevo vestido rosa que le había regalado su tío MinSeok.

—¿Tío JongDae ya no me quiere? —La voz quebrada de la niña rompió algo en su corazón.

MinSeok pasó por un lado de él con rapidez y tomó a la pequeña en brazos para repetirle de que no se trataba de eso, aunque HyeYou no parecía muy creyente a ello.

—¿Por qué ya no me quiere? ¿Me he portado mal?

JongDae con el ceño fruncido por la preocupación y pasos rápidos se acercó hasta ella y MinSeok, pasando los brazos por alrededor de ambos para conformar un abrazo. La cercanía provocó que se encontrará con los ojos de MinSeok y ahí, viendo directamente el iris oscuro, pensó que no sería tal malo casarse con ese hombre, después de todo no conseguiría un futuro mejor que ese.

—Hagámoslo ahora. —El rubio bajó a la niña de sus brazos mientras fruncía el ceño—. Vamos a casarnos.

JongDae tomó con fuerza la ajena para tirarlo hacia afuera del orfanato. Le dieron una rápida aclaración de sus dudas a HyeYou, la cual estaba más que contenta por saber que sus tíos favoritos iban a estar juntos.

Su firma para el matrimonio civil fue rápida y MinSeok se había tomado la molestia de llevarle a su guardia favorito de El Selectivo, logrando así encontrarse con SeHun en la ceremonia. El chico, a pesar de que siempre pareció tener algo contra él, parecía muy contento por su gran logro.

MinSeok también se había encargado de llevar a su hermano, siendo así la primera vez que JongDae lo veía, cosa que fue muy incómodo, especialmente cuando se acercó su novio que era todo un amor entre hoyuelos y sonrisas.

Luego de la ceremonia que lamentablemente tuvieron que citar, se dirigieron con urgencia hacia el orfanato, ya habían pasado cerca de tres días y ellos dos, entre tantas cosas por el matrimonio, no había tenido el tiempo suficiente como para viajar todos esos kilómetros para ver a la niña.

Por suerte, una vez que llegaron y mostraron los papeles, la vieja de recepción los miró con una sonrisa ladina, algo que asustó a ambos pero que dejaron pasar porque finalmente HyeYou estaba entre los brazos de su tío JongDae y los tres se irían a casa para poder intentarlo, por HyeYou, MinSeok y por él.

JongDae, aún siendo un completo caos, llegó a encontrar cierto esplendor en su vida. MinSeok no era alguien malo, para nada, de hecho, era justo lo que él necesitaba para poder calmar su alocado corazón que reclamaba venganza.

Las cosas habían cambiado, estar al lado de MinSeok al poco tiempo de contraer matrimonio había dejado de ser una obligación, ahora el hombre le pertenecía un poquito más.

El primer beso que le robo JongDae fue en el cumpleaños de HyeYou, cerca de un mes después de adoptarla. MinSeok había estado cortando la torta y él lo pilló comiendo un trozo a escondidas, dejando la evidencia de crema color rosa en su labio superior. JongDae lo limpió con un beso, uno muy caliente en donde terminó empotrando al chico en la mesa que estaba a un lado del microondas mientras le comía la boca. Lamentablemente fue HyeYou la que los descubrió, volviéndose toda una escandalosa que gritaba por toda la casa de que por fin sus tíos se habían besado, dejando en claro lo contenta que estaba.

A JongDae se le hizo fácil acostumbrarse. Luego de unos cuantos besos más terminaron los dos acostándose en la misma cama, simplemente para compartir sabanas.

Y terminó de enamorarse aquella vez que HyeYou fue a quedarse a la casa de su tío JunMyeon, en donde estaba su tío chino muy lindo, el único que se tomaba el tiempo de jugar a las princesas con ella, según palabras de HyeYou, su tío favorito, siempre repite, poniendo un poco celoso a su tío JunMyeon, quien siempre quería robarle a su tío YiXing.

Al no tener a la pequeña en casa JongDae terminó de convertirse en todo un descarado mientras que MinSeok parecía correr de él con las mejillas sumamente sonrojadas porque Dios, JongDae, deja de decir esas cosas.

Finalmente lo amó, lo amó mucho, ahí entre las sabanas, con las respiraciones agitadas y los cuerpos sudorosos. Fue grato, jodidamente agradable para alguien como JongDae encontrar por fin a alguien como MinSeok, quien estaba dispuesto a ayudarlo con sus problemas o participar con él en ellos.


(No) Problematic 

*SL: seleccionado, nombre otorgado a los chicos que pertenecen a El Selectivo.
*SS: señor supremo, nombre otorgado a los compradores o dueños de un SL.

 


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