Tu camino ya está marcado, los fuertes vientos traerán a la persona que provocará un vuelco de emociones en tu interior.
No podrás escapar de ellas ya que si intentas negarlas por cuarta vez, la peor de las tragedias les deparará.
Una tragedia que no solo te arrastrara a ti y a esa persona sino a todo lo que les rodea.
El rey quién poseía un gran poder dentro de él, siempre había dicho que el destino ya estaba escrito, pasará lo que pasará uno no podía cambiarlo, y la última visión que tuvo ese día estaba pronto a suceder, su hijo, un joven y bello tritón de unos 29 años, quien era él más querido en todo el reino iba a conocer a su persona predestinada.
Hace Cinco Meses...
La tragedia los perseguía...
Meses atrás habían perdido al rey debido a una terrible enfermedad y ahora la prometida del heredero al trono había sufrido un terrible accidente, él cual le costó la vida.
Fue una cruel y terrible noticia para el reino que esperaba pronto coronar a sus nuevos gobernantes, pero sabían que no era el momento.
Los meses pasaron y la tristeza aún no se iba del heredero al trono, Akai Shuichi. Sus hermanos e hijo Preocupados por ello decidieron preparar una pequeña sorpresa, la cual al final se convertiría en una aventura que NUNCA olvidarían.
El Heredero al trono del reino Overland nunca se imaginaria que sus hermanos y su pequeño hijo harían lo que a la siguiente mañana ocurriría.
La brisa marina y las olas golpeaban el barco fuertemente, el sol poco a poco empezaba a salir dando una excelente vista del amanecer.
Akai Shuichi se empezaba a levantar de su letargo sin notar todavía que no estaba en su habitación... Un breve momento fue lo que tuvo que pasar para que por fin se diera cuenta de ello. Se levanto rápidamente y se dirigió hacia la cubierta, el azul del cielo se podía reflejar en el extenso mar que los rodeaba, miles de preguntas se empezaron a formar hasta que escucho la voz de su pequeño hijo.
Papá, Ya despertaste. — dijo sonriente el pequeño Shinichi de tan solo siete años.
Shinichi, tuviste que ver con esto, ¿verdad? — dijo el pelinegro a su hijo.
Si, pero recibí un poco de ayuda.
Ustedes... Regresemos al reino. — dijo .
No, debes relajarte y no pensar en nada, si no lo haces los esfuerzos de tía Masumi y tío Shukichi serán en vano. — dijo el pequeño Shinichi. — Estamos preocupados por ti, Papá debe recuperarse.
Shinichi. — lo miro con dulzura, a pesar de que el pequeño Shinichi no era su hijo de sangre sabia que un lazo especial los unía, su mejor amigo al fallecer dejó en orfandad a su amado ahijado y él no tuvo reparo hasta conseguir su adopción, sabía que sería mal visto pero si su madre lo apoyaba y sus hermanos estaban con él, defendería a ese niño a Costa de todo. — Ven aquí.
Lo abrazo por unos minutos mientras divisaba la maravillosa vista que tenían, el silencio era hermoso, solo escuchaban a las olas que chocaban contra él barcos y a algunas aves que seguían su camino.
¿Papá? — pregunto el pequeño.
Bueno, ya que estaremos un largo tiempo fuera de casa, espero que le hallas avisado a Ran de nuestro viaje. — mencionó con una sonrisa. Aunque al escuchar el nombre de Ran, el rostro de Shinichi se puso completamente azul... Había olvidado avisarle.
... Lo olvidé. — dijo.
Bueno... Tendrás que hacer méritos. — dijo mientras empezaba a reír imaginado la escena a su regreso. — Ran, te recibiera con una gran sonrisa y de paso te enviará al hospital por unos meses.
Papá. — la pequeña Ran a pesar de su edad había sido instruida en las artes marciales desde muy pequeña, su padre el gran Kogoro Mouri era miembro de la guardia real y ella estaba muy orgullosa de ello. Así que era un hecho que Shinichi estaría en el hospital por unos meses si ella lo recibía a golpes, nunca debías subestimar a una Karateka.
Después de esa conversación tanto padre como hijo disfrutaron del viaje, los días pasaron lentamente y todo estaba en calma hasta que una estruendosa tormenta los envolvió, relámpagos que chocaban con el mar, el capitán del barco trataba de controlar la situación y dar las órdenes a sus marineros, esa tormenta no los derrotaría.
La lucha fue arduo hasta que uno de los rayos impactó contra el mástil principal ocasionando que este calles de manera estruendosa, el pánico empezó a invadir a los tripulantes y los gritos no se hicieron esperar.
Tomen los botes. — ordenó el capitán.
La tormenta demostraba su furia ante ellos y no los dejaba marchar, los botes estaba listos, el príncipe y su hijo estaban a punto de abordar el ultimo bote hasta que otro rato choco, la marea los alejo y al final vieron ante ellos como el barco se hacía pedazos.
Akai Shuichi sostenía fuertemente a su hijo, no se separaría de él por nada del mundo, las olas los golpeaban cruelmente que no le dejaba respirar... perdían la conciencia y sus sentidos se alejaban...
Una figura empezó a divisar el príncipe, algo se acercaba hacia dónde ellos se encontraban, no podía más ... Su conciencia lo había dejado.
La figura que había visto el pelinegro lentamente se hizo más grande hasta que llegó ante ellos, un especie mitad hombre, mitad pez era lo que se podía apreciar, de inmediato este ser los sujeto y trato de llevarlos a la superficie, aún no era tarde, ellos podían sobrevivir, tenían que sobrevivir, por alguna razón cuando vio al pelinegro su corazón dio un vuelco de emoción, no sabía que era ese extraño sentimiento que tenía hacia ese hombre que recién acababa de conocer, aleteo rápidamente hasta llegar a una playa cercana y los auxilio, les dio respiración boca a boca a ambos hombres, primero al menor, quien reaccionó de inmediato y recobró la conciencia unos segundos después, luego al hombre que hizo que su corazón se sintiera extraño, al tener contacto con sus labios una sensación peculiar lo invadió, su rostro se empezó a ruborizar y aún no sabía porque, trato de olvidar su sentir y empezó su labor, el pequeño Shinichi miraba absorto el hecho, su padre estaba ahí, tirado y no reaccionaba, las lágrimas se empezaban a formar hasta que...Su padre empezó a toser y a expulsar el agua que había ingerido.
Padre e hijo estaban a salvo.
Continuará...