Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El rey que obligaron a convertirse en tirano por ami4alice

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aqui empezamos con la verdadera historia, espero que les guste.

Esta historia me quedo larga, fueron 70 hojas en total... asi que por eso decidi dividirla en dos <3

como siempre KKM no me pertenece, le pertenece a su creador. 

¿Por dónde debería de empezar?
Tal vez por el final. Después de todo esta historia se va contando partiendo del final de la historia.
Es un cuento que su inicio y final tienen el mismo aspecto. No es un final ni un inicio feliz.


Hacía mucho, mucho tiempo había dos reinos. Uno era el reino humano, siendo gobernados por la familia Shibuya. El reino humano tenía la característica de ser un reino completamente unido y carismático, todos los ciudadanos amaban y respetaban a su familia real que siempre se encargaba de que sus vidas fueran satisfactorias. El otro reino era el reino de los demonios, siendo dotados por poderes más allá de la comprensión, pero siendo demasiado avaros por dicho poder, siendo a través del control y jerarquía la manera en que se gobernaba. El reino de los demonios era gobernado por la familia Spitzberg.


En busca de aumentar sus tierras por la avaricia, el reino demonio estaba siempre en constante pelea con el reino humano. Era una guerra tras otra para obtener más tierras y para resguardar las que ya se poseían. Esas fueron las guerras más largas que vivieron ambos reinos. Ya luego de unos años sus actuales gobernantes buscan la paz. Acordando un matrimonio arreglado entre un hijo del reino demonio y un hijo del reino humano, con esa unión dejarían ante ambos reino su tratado de paz. El reino humano tenía dos hijos, igualmente el reino demonios poseía dos hijos, como el segundo hijo del reino humano era quien iba a heredar el otro, los actuales gobernantes de ambos reinos tomaron la decisión de que ese heredero y el segundo hijo del reino demonio se comprometerían.


Yuuri Shibuya, segundo hijo del reino humano y heredero al trono y Wolfram Von Bielefeld Spitzberg, segundo hijo del reino demonio, ambos estarían unidos en matrimonio dejando en evidencia el tratado de paz que iban a sellar ambos reinos. Con eso ya no habrían más guerras por territorio, ambos reino vivirían de nuevo en paz.


Esta historia comienza aquí. Con la unión en matrimonio de los dos segundos hijos y de cómo su amor tendrá que enfrentar un sinfín de cosas para poder buscar la felicidad. Una felicidad que con el tiempo estará cada vez más lejos, hasta que finalmente desaparece. Terminando con un final lleno de completa tristeza.

Era un día como cualquier otro en el reino humano, como siempre su heredero Shibuya Yuuri se levantaba temprano para ir a entrenar con su padrino Conrad. Siempre despertaba segundos antes de que se escuchara el golpeteo de la puerta, indicando mientras se sentaba en la cama que podrían entrar a sus aposentos. Como siempre era Conrad con su sonrisa y su saludo matutino.


-Buenos días Heika.


-Buenos días Conrad, y ya hemos hablado de esto. Tú puedes llamarme Yuuri. –Comento mientras de un brinco terminaba de separarse de la cama.


-Cierto, pero debo de acostumbrarme de ahora en adelante. Dentro de poco usted tendrá el título de su padre. –Comento parado a un lado de la cama.


-Lo sé, lo sé. Todo es culpa de Shori. ¿Por qué de pronto soltó con que no era acto y renunció a la sucesión? –Dijo el moreno en un suspiro mientras comenzaba a quitarse su piyama.


-Las razones solo las sabrá su hermano mayor He…Yuuri. –Comento mientras se giraba para darle la espalda al moreno mientras se cambiaba. Era descortés ver al príncipe desnudo, solo la persona que fuera a casarse con él tenía el derecho de verlo, era una norma del reino.


-Aun así, ahora tengo yo que seguir con todo esto. –Soltó con fingido enojo terminando al fin de cambiarse por su ropa deportiva para ir a entrenar –Listo.


-No se ve muy molesto sobre el asunto. –Inició Conrad girándose para verlo directamente –Aunque creo que Shori-sama era consciente de que el reino lo prefiere a usted como sucesor. –Dijo después en un suspiro.


-No lo sé, a pesar de como es, yo realmente considero a Shori. Aunque si el tomo esa decisión no hay vuelta atrás. –Soltó el moreno con una sonrisa.


Sin más, ambos comenzaron a caminar a las afuera de la habitación para ir al mismo lugar que siempre iban para entrenar. Duraron unos pocos segundos en llegar, fuesen llegado más rápido si el moreno no se hubiese detenido todas las veces a saludar y preguntar cómo estaban a cada uno de los empleados que veían en su camino. Esa era una de las razones por las cuales nadie estuvo en contra del declinamiento del hermano mayor.


-Cierto. –Soltó Conrad mientras estaban en su estiramiento para correr –Acabo de recordar que su padre me había mencionado que hoy llega su prometido He… Yuuri.


-¿Prometido? –Y le llevo unos segundo caer en cuenta al asunto –Ah, sobre eso. Realmente no estoy muy a favor de ese asunto. Tal vez si fuera una linda princesa no lo dudaría, pero… ¡Es un hombre! Además, jamás nos hemos visto, realmente no sé qué pensaban mis padres en aceptar ese trato.


-Hei… Yuuri. Sus padres estaban buscando la paz con el reino demonio, usted es consciente de las guerras y lo que esos conflictos han traído a todo el reino. Por eso han acordado este matrimonio. –Soltó en un suspiro el castaño.


-Lo sé, entiendo esa parte, pero no deja de ser un hombre y un completo desconocido, además… -Comento cruzándose de brazos y luego desviando la mirada avergonzado.


-¿Está hablando de la señorita Himeko? –Comento con una pequeña risa el castaño.


Yuuri se encontró aún más avergonzado cuando se vio descubierto por su padrino, aunque era algo bastante evidente. Al moreno le había gustado su amiga de la infancia desde hace muchos años y Conrad era testigo de esos intentos por enamorarla del moreno. Himeko, una chica de cabello largo completamente liso y negro, con ojos tan azules como el cielo, una de las cosas que resaltaban más con aquel negro cabello y piel clara como la porcelana. La chica de los sueños del príncipe Shibuya.


-Además… -Inició aun con la vergüenza encima –Es un hombre, ¿Qué pasara con los herederos? –Pregunto usando eso como excusa.


-Sobre eso. No hay ningún problema Yuuri. –Comento un tanto pensativo el castaño.


-¿Qué? ¿De qué hablas?


-Bueno, en el reino demonio no le prestan atención al género. A ellos lo que les importa es el tipo de sangre que son, si son demonios puros o impuros.


-¿Demonios puros o impuros? –Comento el moreno sin entender.


-Sí. Ellos tienen una diferencia de nosotros los humanos, es cierto que las mujeres pueden tener hijos, pero hay excepciones entre los hombres. Los hombres demonios que son sangre noble, o sea, son demonios completamente puros, también pueden tener hijos. –Comenzó a explicar el castaño.


-¿Qué? ¡¿También pueden tener hijo los hombres?! –Soltó en su sorpresa el moreno.


-Sí. Y para su suerte el segundo hijo de la familia Spitzberg es un demonio puro. Él podrá tener a sus herederos He… Yuuri. –Dijo con una sonrisa mirando al otro.


-¡Puede tener a mis hijos! –Fue lo único que salió por su boca en la sorpresa, se llevó de inmediato la mano a la boca durando unos minutos pensativo –Aun así, aunque pueda tener a mis herederos, sigue siendo una persona que no conozco para nada. No me quiero casar con un completo desconocido.


-Dele una oportunidad Heika. Usted no sabe las cosas que puedan pasar.


-¡No! –Dijo entre dientes –Mí corazón le pertenece solo a Himeko. –Continuó con completa seguridad, sin saber que eso iba a cambiar sin que se diera cuenta.


El castaño suspiro ante aquella rotunda negativa y afirmación. Él más que nadie podía saber que eso no era mentira, pero aquel matrimonio era para la mejora del reino, aunque no le gustara, Conrad sabía que Yuuri tendría que aceptarlo. Sin decir o agregar más nada luego de su suspiro comenzó a correr sin avisar, teniendo una reprimenda por parte del moreno antes de iniciar su andada detrás de él.


Después de correr por una hora completa, haciendo sus respectivas pausas, venían los entrenamientos con la espada. Como futuro rey, el príncipe Shibuya tenía que aprender a manejar la espada, para así poder defenderse de cualquier inconveniente. Luego de su práctica con espada venía la defensa personal. Conrad era el encargado del príncipe Shibuya, desde que era pequeño esa había sido su única tarea. Educar y cuidar al futuro soberano.


Al acabar con su rutina diaria de entrenamientos regresaban a la habitación donde el moreno se adentraba en el baño para tomar una ducha y colocarse su ropa diaria para estar en el castillo. Al salir de la habitación se encontraba de nuevo con Conrad. Ahora que su entrenamiento diario había terminado se iría a tomar su paseo diario por el pueblo, era su rutina diaria. Cuando iban llegando a la entrada principal se encontraron con sus padres.


-Majestades. –Dijo Conrad con una reverencia.


-¿Por qué se encuentran aquí afuera? –Pregunto el moreno curioso. Era raro ver a sus padres en la entrada.


-Que oportuno Yu-Chan, estamos esperando a tu futuro esposo. –Comento Miko con alegría.


-Sí. Hoy mismo llegara la carroza con el segundo hijo del reino demonio y su cuidador personal. –Le continuó el padre de Yuuri.
-¿Era hoy? –Soltó el castaño en su sorpresa.


-Sí, pero no se preocupen, lo íbamos a recibir nosotros. –Dijo Shoma con una pequeña risa.


-¡Pero si es mejor que este Yu-chan! –Chilló Miko mientras tomaba ligeramente el brazo de su esposo –De esa manera podrán conocerse más rápido. –Continuó después con una pequeña risa.


-¡Oh! ¡Tienes razón! –Soltó con sorpresa como si lo que hubiese dicho su esposa era lo más inteligente del mundo.


-¿Pueden parar con eso? –Dijo en un suspiro el moreno, a veces sus padres podían comportarse tan infantilmente –Igual lo tendré que conocer, sea ahora o después…


El moreno se iba a excusar para no tener que quedarse a recibir a la persona con la que tendría que casarse, pero antes de poder realizarlo se pudo escuchar la voz de los soldados señalando que había llegado una carroza y que por la bandera que llevaba era evidente que venía del reino demonio.


-¡Ha llegado el príncipe del reino demonio! –Dijo de manera alta un soldado cuando la carroza se detuvo a unos metros de la entrada principal.


-¡Vamos a recibirlos Yu-Chan! –Soltó la mamá del moreno antes de bajar junto a su esposo aquellas escaleras.


Conrad siguió a los actuales soberano esperando a que el moreno le siguiera, era una norma de etiqueta que lo recibieran en la entrada. Yuuri por su parte solo se quedó parado ahí con la mirada fija en aquella carroza. No se movió ni nada, no estaba emocionado por conocer aquella persona con la que tendría que estar que no conocía. Entonces la puerta de la carroza se abrió dejándose ver primeramente a un hombre rubio mayor, Yuuri dedujo que debía ser el cuidador del príncipe con que se casaría.


Su vista siguió fija en la carroza al igual que su cuerpo estaba estático en la parte alta de las escaleras. Y entonces lo vio. Rubia cabellera, tan brillante y amarilla como el sol, el moreno sintió que si miraba mucho tiempo ese cabello bajo los rayos del sol se iba a quedar ciego. Unos orbes verdes que se quedaron fijos en él cuando sus miradas se encontraron. O quizá había sido su imaginación, después de todo dejo de ver aquellos hermosos ojos verdes. Un traje azul con detalles dorados y blancos, haciendo resaltar la suave y clara piel que tenía. El cabello, los ojos, la piel y el traje que llevaba iban tan bien juntos que la única palabra que le paso por la mente al moreno era hermoso.


Agito su cabeza con una leve vergüenza. Aun no se creía que había pensado que un hombre fuera hermoso, pero era inevitable. Miró de reojo hacía donde estaban sus padres conversando con aquel chico. Fue en ese momento que le vio sonreír con el saludo que se estaban dando mutuamente, pero el moreno se quedó perplejo. No porque creyera que la sonrisa era fea, por el contrario, lo hacía ver mejor, pero… Sintió que aquella sonrisa era demasiado vacía.


-¡Yu-chan! –Escucho la fuerte voz de su madre sacándolo de sus pensamientos. Todos le estaban viendo fijamente -¿Qué estás haciendo? ¡Baja para acá a recibir al príncipe Wolfram! –Grito de nuevo refunfuñando.


-Lamento mucho el comportamiento de mi hijo. –Dijo a continuación Shoma con una risa.


-No tiene de que preocuparse. –Comento Wolfram con una sonrisa –Es normal que tenga ese tipo de reacción, no es normal que todos los días te aparezca un prometido. –Continuó sin quitar aquella sonrisa.


-Eres tan considerado príncipe Wolfram. –Dijo con una risa Miko -¿Puedo llamarte Wolfram a partir de ahora? Es algo molesto llamarte príncipe. –Comento con sinceridad y otra risa traviesa.


-No tiene de que preocuparse. Me sentiría honrado de tener esa confianza con usted. Además, a partir de ahora seré su yerno, así que no dude ni un minuto. –Comento con una leve reverencia Wolfram.


-¡Kyaa! –Grito de emoción la mujer viendo como su hijo al fin llegaba a donde se encontraban.


-No tienes por qué gritar. –Comento mirando un instante en otra dirección avergonzado.


-Bien, ya estás aquí. –Dijo Shoma uniendo sus manos. Entonces, tomo una de las manos de Wolfram y una mano de su propio hijo –Yuuri, Wolfram. A partir de ahora tendrán todo un mes para conocerse mejor, después de todo, dentro de un mes será la boda. –Dijo con una risa.


-No tienes porque decirlo… -Refunfuño el moreno sintiendo como su mano era unida a la del rubio.


-Es todo un honor conocerlo al fin príncipe Shibuya, por favor cuide de mí a partir de ahora. –Comento con una reverencia Wolfram mientras tenía su mano unida a la de Yuuri.


-Igualmente. –Fue lo único que dijo el moreno.


-¡Bien! Aprovechemos esta oportunidad entonces. –Dijo con alegría Miko para comenzar a empujar a ambos jóvenes –Vamos, vamos, vayan a conocerse. Yu-chan, muéstrale todo el castillo a Wolfram. –Comento después con una risa traviesa.


-¿Eh? –Dijo mientras era empujado.


-Entonces yo… -Iba a decir Conrad pero fue interrumpido por el padre del moreno.


-Vamos Conrad. Tú tienes asuntos con el guardián de Wolfram. –Dijo señalando a Waltorana que todo ese rato había estado parado en silencio.


-Un gusto. –Dijo al fin con una leve reverencia. Entonces el castaño entendió que no debía ir con Yuuri.


Una parte del camino fueron empujados por la reina Miko, pero después ambos se dieron cuenta que no podrían escapar de esa situación así que decidieron continuar sin necesidad de ser empujados. Yuuri suspiro ante toda la situación, a veces sus padres podían ser necios ante ciertas circunstancias. Entonces caminaron hasta que se encontraban completamente solos en una parte del gran jardín del palacio.


Yuuri en ningún momento se había dado cuenta que todo ese rato había estado de la mano con Wolfram. No fue sino hasta que el otro con brusquedad se soltó por si solo que se dio cuenta de ese hecho. Miró al rubio sorprendido por la manera tan brusca que había usado para separar sus manos, y no solo eso, también había sacado un pañuelo para limpiar su mano. Le vio fruncir el ceño levemente mientas se limpiaba su manos, el moreno aun a esas alturas no salía de su asombro.


-Diablos, ¿Era necesario que me hiciera ir todo el camino tomado de la mano? Ahora tendré estos gérmenes de humano. –Comentaba el rubio mientras se limpiaba.


-Espera… ¡¿Qué?! –Dijo al fin el moreno.


-Por favor no te acerques más. –Dijo dando un paso hacia atrás cuando notó que el moreno iba a acercarse a tomarlo –No quiero tener nada que ver con los humanos. Ni siquiera estaría en un lugar tan vulgar como este si no fuera por el dichoso compromiso.


Fue en ese preciso momento que Yuuri cayó en cuenta. Aquella persona sonriente y cortes que había mostrado ante sus padres no era el verdadero Wolfram, por eso había sentido tan vacía aquella sonrisa, porque era una sonrisa falsa. Wolfram había montado todo un acto y Yuuri quizás se había dado cuenta desde el momento en que sus ojos se habían cruzado. Ninguno de los dos quería aquel compromiso al que estaban sometidos. Aun así, hubo algo que le molesto en todo eso.


-Oye, no insultes a los humanos, nosotros no somos menos que ustedes. –Comento frunciendo el ceño.


-¿El príncipe se ha enojado? ¿Sabes qué? No me importa lo que tú pienses. No importa lo que los demás piensen, yo solo estoy aquí para ayudar a mi reino, nada más para eso, no vengo a hacer amistades con los humanos. –Dijo el rubio notándose en su voz el odio.


-Pues yo tampoco deseo tener amistades con los demonios, ustedes son seres crueles que solo se dejan llevar por la gran cantidad de poder que poseen. ¡No son más que seres egoístas y vanidosos! –Comento el moreno igualmente molesto.


-¡Ja! ¿Acaso ustedes son diferentes? ¡No es así! Los humanos también lo son, la única diferencia es que ustedes lo saben ocultar con aquello que llaman amistad. Por lo menos nosotros somos sinceros con lo que queremos.


-¿Qué no somos sinceros? ¡No digas estupideces! ¡Ustedes no tienen ni un toque de sinceridad!


-¡Si la tenemos! ¡Son ustedes los asquerosos humanos quie-!

¡BAM!


El fuerte ruido que hizo la mano de Yuuri al golpear la mejilla izquierda de Wolfram sonó en todo el lugar. El rubio miró con sorpresa al otro quien tenía una expresión de enojo ligado con tristeza o esa fue la impresión que había tenido Wolfram. El rubio llevo su mano a su propia mejilla sin dejar de ver al otro.


-Eres un Henakochi. Ahora no puedes volver atrás. –Dijo con severidad en su voz.


-¿Qué? –Soltó aliviando un poco la expresión de su rostro.


-En mi reino esta como tradición que al golpear la mejilla izquierda de alguien le estas proponiendo matrimonio, pero como ya nosotros estamos comprometidos con este gesto estas señalando que has aceptado el compromiso. –Dijo con el mismo tono severo.


-¡¿Qué?! –El enojo se le había pasado, dejando paso a la sorpresa.


-Ahora oficialmente estamos comprometidos, tanto en tu reino, como en el mío. –Finalizo con el ceño fruncido.


-Espera…yo no… -Soltaba con evidente confusión llevando su mano a la cabeza –No es…


-Ya no hay vuelta atrás. –Dijo el rubio mirándolo fijamente –Pero que te quede una cosa clara. Yo te odio con todo mí ser. A ti y a tu estúpido reino. –Sentenció antes de girarse dándole la espalda al moreno para marcharse del lugar.


En aquel lugar termino quedando completamente solo el moreno. Solo y rotundamente confundido, ¿Qué era lo que acaba de pasar? ¿Le había pedido matrimonio? No, eso no era lo importante. Lo que de verdad estaba en la mente del moreno era haber descubierto como era en realidad la persona que sería su prometido. Se había mostrado tan obediente ante sus padres, pero con él de una vez no dudo en mostrarle su odio, ¿Por qué?
Duro un segundo parado en el lugar donde solo se dedicó a mirar su mano procesando toda la información que había llegado. Luego de un rato se dio cuenta que era inútil quedarse ahí solo pensando, así que sin más se marchó encontrándose en el camino con Conrad. No pregunto nada y Yuuri tampoco saco a relucir el tema de Wolfram, así que ambos se marcharon al pueblo a su visita diaria.


Como siempre llego al caer la noche. Normalmente siempre llegaba tarde de su visita al pueblo, Yuuri amaba estar con su pueblo por eso no podía negarse a estar junto a ellos ayudando en cualquier clase de trabajos. Al llegar al castillo fue regañado por su madre pues ahora en el castillo estaba su prometido, debía de pasar más tiempo con Wolfram que en cualquier otra cosa. El regaño aumento cuando se notó como Yuuri no deseaba hacer eso. Cuando acabo se fue por el pasillo junto a Conrad. En su camino se encontraron con Wolfram quien venía en sentido contrario.


-Entonces, si me disculpa He…Yuuri. Me retiro por hoy. –Comento Conrad deteniendo su andar.


-¿Eh? ¿De qué estás hablando? Solo es ese tipo.


-Es inútil. –Logro escuchar detrás de él luego de haber visto la espalda de Conrad alejarse.


-¿De qué estás hablando? –Pregunto el moreno frunciendo levemente el ceño.


-Tus padres han tenido la grandiosa idea de que nos dejen a solos cada vez que nos encontremos para “mejorar” nuestra relación. –Comento tranquilamente cruzándose de brazos.
-¿Qué? ¡Esa no es para nada una gran idea! –Casi grito el moreno llevando su mano a la cabeza. A veces sus padres se metían donde no debían.


-Pues ahora tenemos que aceptarlo, fue su decisión y todos seguirán su orden. –Comento frunciendo ahora el ceño –Tampoco es que me agrade tener que quedarme a solas con alguien como tú.


-¿Cómo yo? –Dijo evidentemente enojado el moreno -¿¡Qué te pasa!? ¿Por qué tienes que atacarme cada vez que nos vemos? ¡Es realmente molesto!


-¿Molesto? –Chasqueo en su enojo el rubio -¿Estas molesto? ¡Pues bien para mí! ¡No es como si quisiera estar en buenos términos contigo! ¡Yo solo estoy aquí porque es mi deber! –Casi grito en su molestia.


-¡Deber! ¡Deber! ¡Deber! ¡Eso es lo único que oigo de ti!


-¡¡Porque es la única razón para que me encuentre en estas tierras plagadas de asquerosos humanos!!


En el impulso del momento y por la electricidad que corría por su cuerpo en esos momentos Yuuri levanto su mano lista para lanzar el primer puñetazo, pero logro controlarse. Tal vez se debió a que pudo ver la expresión que le había mostrado el rubio. No era una expresión llena de odio, más bien parecía ser una expresión llena de desesperación. Yuuri bajo su brazo respirando hondo unos minutos. No iba a resolver nada de esa manera.


No sabía si fue por el hecho de ver esa expresión o qué, pero no pudo evitar querer ayudarlo. Normalmente nadie le mostraría ese tipo de expresión a él. Todos siempre le mostraban una sonrisa, quizá por eso fue que no pudo evitar querer ayudarlo. Sin más llevo su mano hasta el otro y sin darle tiempo a reaccionar a Wolfram lo jalo por el brazo a través de los pasillos.


-¡¿Qué dem…?! –Soltó Wolfram en la sorpresa.


Iba a quejarse y soltarse de inmediato de aquel agarre, pero cuando levanto su vista para ver al otro y notó aquella espalda delante de él, sintió un misterioso hormigueo en el estómago. Era la primera vez que alguien lo tomaba de la mano y lo llevaba a rastras a quien sabe qué lugar. Por su status muy poca gente tenía contacto con él, además de la familia, Wolfram no se relacionaba con otras personas. Esa había sido la primera vez que alguien le obligaba a seguirle.


Terminaron en una especie de área para entrenar. Wolfram miró un momento el lugar antes de dejar su mirada fija en su mano que aún seguía unida a la del moreno. Se sintió grandemente avergonzado por no haber ni siquiera hecho nada para terminar el agarre que tenían, habían ido todo el camino tomados de la mano, cosa que era algo completamente nuevo para él. Sin poder evitarlo cuando detuvieron su andar se soltó bruscamente y se giró dándole la espalda al moreno. Quería ocultar su vergüenza.


-¿Eh? –Soltó el moreno cuando sintió el brusco movimiento de Wolfram.


-¡No es necesario que estuviéramos de la mano! –Grito en mitad de su vergüenza sin mirarlo directamente.


-Toma… -Entonces cayó en cuenta del hecho. Sin poder evitarlo, hasta el mismo moreno se avergonzó -¡N-no es así!


-¿Y? –Dijo aun sin mirarle, aun sentía sus mejillas ardes de la vergüenza -¿Para qué me has traído a este lugar? –Comento volviendo a mirar a su alrededor, buscando así calmarse.


-Ah… cierto. –Soltó ya más calmado el moreno –Tengamos un duelo Wolfram. –Dijo, no dándose cuenta que lo había llamado por su nombre.


-¿Un duelo? –La duda le quito la vergüenza, girando al fin para ver al moreno -¿De qué estás hablando?


-Un duelo, peleemos con espadas para ver quién gana. El perdedor le tocara hacer lo que quiera el ganador. ¿Qué te parece? –Dijo con una sonrisa en su rostro el moreno.


-¿Lo qué sea?


-Sí. Lo que sea, de esa manera será más cómodo para ambos. Si vamos a estar casados luego de este mes, por lo menos debemos estar bien entre nosotros, si no, entonces sería demasiado incomodo, ¿No te parece?


Wolfram le miró un instante sin creer que de verdad le estuviera proponiendo algo así. Luego de haberlo insultado y tratado mal dos veces, ¿Le estaba diciendo que tenían que llevarse bien? De verdad que estaba demente. En ese momento no pudo evitar pensar en las palabras de su tío y guardián. Como su tío Waltorana le había dicho, aquel chico frente a él era todo un misterio lleno de amabilidad. Wolfram suspiro antes de clavar sus orbes verdes en el moreno.


-Está bien.


-Bien, bien. –Soltó el moreno para darle la espalda y caminar en dirección a donde se encontraban las espadas de práctica. Saco dos y regreso junto al rubio –Aquí está la tuya.


-Bien. –Soltó mientras la tomaba –No vayas a arrepentirte después Henakochi.


-¿Eh? ¿Arrepentirme? Eso es lo que debería decir yo. Soy bastante bueno.


-¿Bueno? No te veo lo bueno Henakochi.


-¡Ya deja de llamarme así! Te demostraré que soy bueno. Y de esa forma tendrás que llamarme por mi nombre.

-Eso veremos.


Y mientras caminaban para tener una distancia, preparándose para la pelea que iban a tener no pudieron evitar tener una conversación. Quizá ninguno de los dos quería estar en un ambiente silencioso. Aunque ninguno de los dos se dio cuenta de que en realidad eso se debía a que se sentían cómodos hablando el uno con el otro.


-Bien. Comencemos de una vez. –Dijo Yuuri luego de unos minutos estando a unos pasos separados de Wolfram.


Sin más luego de aquellas palabras ambos levantaron sus espadas colocándose en posición para atacar. El que ganara esa batalla tendría la potestad sobre el otro. El primero en dar el paso para atacar fue el moreno. Con determinación fue hacía adelante para atacar a Wolfram, quien de inmediato se defendió impidiendo su ataque. Yuuri dio un paso hacia atrás para poder volver a atacar, pero Wolfram aprovecho ese momento para atacar por su costado, golpeo con la espada de madera el costado del moreno y luego con su mano hizo presión para que terminara cayendo después de haberlo hecho perder el equilibrio con su pie.


Al estar en el suelo Wolfram se paró a un lado del moreno mostrándole la espada de madera. El moreno suspiro con pesadez, se sintió un poco frustrado por la situación, pero aun así acepto que aquel reto que había propuesto lo había perdido. Había perdido ante Wolfram, al parecer tenía mejores reflejos de lo que él mismo poseía, debía mejorar aún más su entrenamiento para las batallas, aunque particularmente prefería no tener que pelear.


-Supongo que esta es mi derrota. –Comento desde el suelo.


-¡Ja! Te dije que no me ganarías tan fácil He-na-ko-chi. –Comento resaltando la manera en que lo llamo. Yuuri levanto una ceja en su molestia.


-Así que seguiré siendo llamado de esa forma. –Dijo en un suspiro largo sin ánimos de levantarse.


-No eres tan malo, pero no debes precipitarte para atacar, no todo el tiempo es bueno ser el primero que da el golpe. –Comento de manera tranquila –Ahora… ¿Qué debería pedir? –Canturreo de manera traviesa.


-Por favor que no sea nada peligroso. –Dijo cerrando los ojos esperando a ver que sería lo que tendría que hacer.


-Llévame al pueblo. –Dijo de inmediato.


-¿Qué? –Soltó abriendo los ojos levantándose de golpe, pero eso había sido un error, se encontró directamente con el rostro del rubio cuando lo hizo -¿El pueblo? –Soltó buscando que no se notara lo nervioso que eso le hacía sentir, estaba demasiado cerca.


-Sí. Quiero ir a ver algo. –Comento con completa seguridad.


-Algo…Pero.


-¿No debías hacer lo que yo quisiera? Esa es mi orden.


-Supongo que sí, pero tendrá que ser mañana. Ya es muy tarde hoy.


-Bien, ¿A qué hora?


-Supongo que después de mis entrenamientos.


-¿Y cuándo sería? –Y Yuuri se iba sintiendo más nervioso al ver que lo miraba tan fijamente y parecía estar acercándose más mientras más preguntaba.


-¿A mitad de la mañana…?


Yuuri sintió un gran alivio cuando pareció que esa respuesta había satisfecho a Wolfram, después de todo se separó de él cuando la dijo. Relajo los hombros que hasta el momento los había tenido tiesos. Levanto su mirada para seguir al rubio quien caminaba a la puerta. El moreno primero creyó que se iba a ir sin más, no es como si se esperara una despedida o algo, por esa razón comenzó a levantarse del suelo con las dos espadas.


-Ah, sí. Buenas noches Henakochi. –Wolfram se había detenido en la puerta, se giró hacía el moreno y con una sonrisa soltó aquellas palabras.


-¿Eh? –Las espadas de madera resonaron en el piso cuando sin darse cuenta el moreno las soltó.


Aquello le había tomado por sorpresa. De verdad que Yuuri jamás se había esperado que Wolfram se girara para desearle buenas noches, pero eso no era lo que le dejaba más en shock. Lo que de verdad le había dejado en shock había sido aquella sonrisa, al verlo lo único que había pasado por la mente del moreno había sido: hermoso. De nuevo había pensado que el rubio era hermoso. No solo eso, pensó de todo corazón que se veía hermoso sin sonreír, pero sonriendo se veía aún más hermoso.


Se agacho mientras llevaba sus manos al cabello y las pasaba de manera desesperada, sintiendo como sus mejillas ardían con gran potencia. Se encontraba completamente avergonzado de sus propios pensamientos. Aun no quería aceptar que había pensado que un hombre era hermoso, no, era imposible que tuviera esa clase de ideas. Revolvió un poco más sus cabellos antes de tomar las espadas de madera de nuevo y así guardarlas, para sin más ir a su habitación a dormir. Era la falta de sueño lo que le causaba tener raros pensamientos.


A la mañana siguiente se levantó como de costumbre a la misma hora, siendo Conrad el primero que le daba los buenos días. Como normalmente hacía fue a entrenar temprano indicándole a Conrad que debía mejorar su defensa. Al castaño le sorprendió pero tomo como positivo ese tipo de cosas, normalmente no le enseñaba mucho a pelear al moreno porque este parecía no gustarle, por eso se sorprendió y alegro cuando le ordeno que sus entrenamientos fueran más fuertes.


Iban de regreso a las habitaciones como de costumbre para que Yuuri tomara una ducha y continuara con sus tareas diarias. Termino más rápido que otras veces así que iban a ir más rápido al pueblo. Al estar de regreso de las habitaciones iban de nuevo caminando por el pasillo, todo fuese salido como costumbre sino fuera porque en mitad del camino que iban recorriendo el moreno de pronto se encontró siendo jalado, impidiéndole continuar su camino por el pasillo con Conrad.


-¿Eh? –Soltó al momento de estar siendo jalado.


-¿Ya terminaste? –La voz de Wolfram cerca de su oído le hizo sentir más nervioso.


-¿Eh? –Volvió a soltar en su nerviosismo. Por su parte Wolfram frunció el ceño.


-¿Ya podemos ir al pueblo? –Pregunto con molestia sin soltar el brazo del moreno que sostenía.


-¿De qué estás hablando? –Duro unos segundo en caer en cuenta -¡Ah! ¡Eso!


-¡Lo olvidaste! –Soltó con molestia en tono alto -¡No puedo creer que olvidaras la promesa! –Dijo soltando bruscamente el brazo del moreno.


-No, no. Es que tengo varias cosas en mi cabeza, pero ya me acuerdo.


-No importa. –Dijo mientras le daba la espalda –Deja las cosas así. No importa. –Comento ya sin muchos ánimos.


-¿Eh? ¿Seguro?


-Está bien, supongo que no era nada. –Dijo aun sin mirarle encogiéndose de hombros.


Yuuri aún no se creía las palabras de Wolfram, dudaba de que le estuviera diciendo la verdad sobre el asunto. Lo podía saber, al ver por un corto tiempo aquellos hombros contraídos, llenos de desilusión. El moreno apretó los labios arrepentido de haberse olvidado sobre ese asunto, era una promesa que había hecho con el rubio, ¿Cómo había sido tan desconsiderado para olvidarlo? No pudo evitar llenarse de valor cuando pudo notar que el rubio iba a empezar a caminar. Sin más dio un paso hacia adelante para tomar al rubio del brazo y hacer, no solo que se detuviera, sino que se girara a verlo.


-¡Claro que sí importa! ¿Querías ir, no? –Dijo sintiendo varias emociones recorrer su cuerpo.


-¡Por supuesto que sí! Si no fuera así no te lo habría pedido. –Comento mientras fruncía levemente el ceño, pero no de enojo, si no de tristeza.


-¡De verdad lamento haberlo olvidado! –Dijo el moreno en su impotencia –Prometo no olvidar otra promesa, así que vayamos al pueblo, ¿Bien? –Comento con una leve sonrisa, viendo como el otro asentía con la cabeza a su pregunta.


-Esta bien. –Dijo aligerando su expresión.


-Bien, entonces iré por Conrad para… -Y ahora era el rubio quien le tomaba del brazo.


-¿Por qué lo vas a llamar a él? –Dijo notándose el enojo en el rostro.


-¿Eh? Bueno, porque es normal ir con él al pueblo.


-¡Sería muy incómodo! Sabes que nos deben dejar solos, es una orden de tus padres. ¿No sería demasiado incómodo para él? –Pregunto en un leve suspiro.


-Oh.


-¿Qué? –Dijo ahora con molestia al obtener esa respuesta.


-No, no es nada, solo que me sorprende que le tengas en consideración. –Y por haber soltado esas palabras recibió un golpe en su cabeza como respuesta -¡No tenías que haberme pegado!


-¡Te lo mereces Henakochi! –Dijo mientras comenzaba a caminar.


-Ah, ¡Espera Wolfram!


Al gritar aquello no le quedó más que ir detrás de Wolfram quien había comenzado a caminar. Fueron al establo en busca de los caballos para poder ir al pueblo, no es que quedara muy lejos, pero Wolfram se había negado a ir caminando hasta el pueblo. Yuuri no acostumbraba a ir a caballo, por eso no los sabía montar bien, por eso en vez de dos caballos terminaron por montar uno solo. Yuuri adelante y Wolfram detrás ayudándolo a manejar el caballo. Wolfram le explicaba la manera que debía hacer para poder controlarlo a su gusto. No tardaron mucho en llegar al pueblo.


-Príncipe Yuuri, buenos días. –Comenzaron de inmediato los saludos cuando lo veían. De una al llegar al pueblo los dos se bajaron del caballo.


-Príncipe ¿De nuevo por aquí? ¿Ahora a qué ayudara? –Soltaba uno de los del pueblo con una risa.


-Para nada, esta vez no es así. –Dijo con una risa rascándose la cabeza.


-Cierto, ¿Dónde está el señor Conrad? Le quería pedir un favor…
-Ah, él no vendrá por hoy, en su lugar esta… -Y no pudo terminar su oración cuando notó que Wolfram ya no se encontraba -¿¡Wolfram!? ¿Dónde te metiste? –Dijo buscando por todos lados. Termino encontrándolo agachado delante de una de las máquinas de los trabajadores del pueblo.


-Príncipe, ¿Quién es ese chico? –Pregunto una señora mayor acercándose al moreno.


-Ah, bueno…


-¡Henakochi! ¡Mira, mira! ¡Se mueve! ¡Se mueve si se le da a la palanca! –Yuuri no termino su oración cuando fue interrumpido por un animado Wolfram -¿Hay otras cosas iguales? ¡Quiero verlas!


-¿Eh? –A Yuuri le sorprendió ver esa actitud en Wolfram.


No es que no le viniera, no era eso. Yuuri había pensado que aquel comportamiento solo le hacía ver como si fuese un niño. Sí, era eso, Wolfram ahora mismo se veía como un niño emocionado al descubrir algo que no conocía. Fue con eso que el moreno entendió porque quería ir al pueblo con tanta insistencia.


-Oh, un amigo del príncipe. Y vaya que es hermoso, ¿Quieres ver otras cosas? –Dijo uno de los hombres trabajadores del reino.


-¡¿Hay otras máquinas como esas?! –Casi grito de la emoción -¡Quiero ver!


-Príncipe, su amigo es bastante infantil. –Dijo la esposa del trabajador entre risas.


-Je, je, supongo que tienen razón. –Comento rascándose viendo como Wolfram seguía al hombre para seguir admirando cada una de las cosas que le mostraban.


Al final Yuuri había hecho su típico recorrido por todo el pueblo junto a Wolfram, quien se emocionaba con cada cosa que veía y le hacía un sinfín de cosas sin parar. Lo bueno de todo era que los súbditos de su pueblo eran bastante amables, hasta los niños lo ayudaban a que Wolfram entendiera el uso de cada cosa. Por una parte había sido bueno, pues de esa forma su pueblo no estaría incomodo cuando de pronto descubrieran que iba a ser el consorte real.


-¡Yuuri! –El tono de voz agudo lo reconoció de inmediato.


-¡Himeko! –Soltó evidentemente emocionado.


-¡Ha pasado un tiempo! Aunque en realidad nos vimos ayer. –Soltó entre risas la morena.


-Cierto, aunque ayer no tuvimos el tiempo de hablar.


-Supongo que sí. –Dijo la chica con una sonrisa.

-¡Henakochi, mira! Me han dado una flor, ¿No es linda? –Soltó con alegría el rubio acercándose al moreno, quedándose callado cuando notó que estaba junto a una chica de pelo negro y ojos azules.


-Oh, eso es bueno. –Comento Yuuri por reflejo.


-¡Oh! ¿Quién es tu amigo Yuuri? –Pregunto con una sonrisa y curiosidad la morena.


-Ah, él es Wolfram. –Dijo centrando su vista en solo la chica. Ni siquiera cuando antes le contesto había visto a Wolfram.


-¡Wolfram! –Dijo animada para caminar y pararse enfrente del rubio –Un gusto. Yo me llamo Himeko. –Comento estirando su mano en forma de saludo. Wolfram correspondió al gesto sin muchos ánimos.


-Igualmente. –Fue lo único que se atrevió a decir mirando un momento al moreno, quien solo miraba a la chica fijamente con una boba sonrisa.


-Realmente que eres alguien hermoso, de verdad pareces como un príncipe de ensueño. –Comento la chica con una risa, aunque había acertado a lo de príncipe.


-De que hablas Himeko. Realmente que eres demasiado sincera. –Dijo el moreno igualmente con una risa.


-Yo me marcho, me vuelvo al castillo. –Comento de manera seria. No era necesario mirar mucho tiempo para darse cuenta de que al moreno le gustaba aquella chica.


-¿Eh? ¿Regresar? –Dijo Yuuri llevando su vista al rubio al fin, pero este ya había iniciado su andar -¡Espera Wolfram! Lo siento Himeko, nos veremos después. –Se despidió de la morena antes de irse corriendo detrás del rubio.


Yuuri a esas alturas no había entendido porque Wolfram había decidido regresar tan rápido. Aun les faltaba por recorrer, era un reino bastante grande, además que no le había mostrado la parte más amplia. No entendía porque quería regresar tan deprisa. Le siguió mientras le gritaba para que se detuviera, pero no fue sino hasta que estuvieron donde el caballo que detuvo su andar.


-¿Qué sucede Wolfram? ¿Por qué tan de pronto quieres regresar? ¿No estabas emocionado por ver más?


-¿Por qué me seguiste? ¿Querías estar más tiempo con aquella chica, no? –Dijo para al fin verlo directamente.


-Ah, bueno…Yo. –Comenzó a decir comenzando a invadirle la vergüenza.


-Debiste quedarte, yo iré de regreso, no es como si me pudiera perder. –Comento con una ligera sonrisa en su rostro que no convenció al moreno.


-No. –Dijo de una vez mirándolo fijamente –He venido al pueblo contigo y regresaré contigo. Después de todo andamos juntos, es descortés que te deje ir así no más cuando he venido contigo. –Comento igualmente serio.


-Realmente…Eres demasiado justo. –Murmuro el rubio en un suspiro.


-¿Eh? ¿Qué dijiste? –Pregunto mientras acariciaba un poco al caballo.


-No, nada, solo que ya tuve suficiente por hoy, he caminado demasiado. Además que tendré mucho tiempo para recorrerlo todo. –Dijo cruzándose de brazos.


-Tú realmente eres un caso. –Dijo en un suspiro.


Sin decir más nada de nuevo ambos se subieron al caballo para emprender su camino de regreso al castillo. Wolfram no lo había pensado con demasiada profundidad, ni tampoco se había dado cuenta por completo, pero el hecho de que el moreno fuese decidido seguirlo en vez de quedarse con aquella chica le había realmente alegrado. Sin darse cuenta Wolfram se había sentido feliz de que le fuese escogido y regresado con él al castillo.


El camino de regreso al castillo fue silencioso, ninguno se atrevió a decir más nada. Yuuri porque no se le venía nada a la cabeza para decir. Wolfram porque estaba ensimismado en el asunto de que el moreno hubiese tomado la decisión de regresar con él y no quedarse con aquella chica. Le alegraba de alguna manera pensar en el asunto, porque para él sería la primera vez que alguien lo escogía a él primero que otra persona. Cuando estuvieron en el castillo pudieron observar como el cielo comenzaba a teñirse de rojo.


-Henakochi, ¡Mira! –Dijo cuando bajo del caballo señalando el cielo sobre ellos. Yuuri quien aun lo montaba llevo su vista al cielo.


-Es un bonito atardecer. –Dijo para que, con un impulso, bajar del caballo.


-Es realmente hermoso… -Soltó el rubio sin dejar de verlo.
-¿Acaso no lo veías cuando estabas en tu reino? –Pregunto con curiosidad luego de entregarle el caballo a uno de los soldados.


-Podía verlos desde la habitación nada más. –Comento sin mirarlo. Aun seguía fascinado por el cielo.


-¿Solo desde ahí? ¿Por qué? –Dijo con bastante curiosidad, era la primera vez que alguien le decía algo como eso.


-Bueno… -Inició quitando la vista del cielo para llevarla al moreno –No tenía muchas libertades en el reino. –Comento para desviar la mirada, girarse y así comenzar a caminar. El moreno le siguió sin darse cuenta.


-¿Cómo así? –Pregunto. Yuuri no entendía por qué Wolfram no iba a poder tener libertades, Yuuri a pesar de ser el heredero tenía muchas libertades.


-¿Sabes de mi estatus de doncel? –Y tuvo una asentida de cabeza por parte del otro –Esa era una de las principales razones.


-Pero eso no es motivo suficiente para prohibirte salir.


-Henakochi. Tu posición y la mía son completamente diferentes. A pesar de que los dos somos el segundo hijo, tú has obtenido el derecho a heredar. Tu hermano mayor a desertado, pero en mi caso mi hermano no. Así que yo solo soy el segundo hijo.


-Eso no tiene nada que ver. Tú mismo lo has dicho, ambos somos el segundo hijo.


-Pero tú desde pequeño te han enseñado a ser el sucesor, ¿Me equivoco? –El moreno negó ante aquella pregunta –En cambio a mi me han enseñado tareas del segundo hijo. Yo solo soy un hijo para casar.


-¿Para casar?


-Sí. Me han enseñado a ser cortes, a ser sumido, a obedecer a la persona que será mi esposo. –Comento deteniendo su andar un momento –Mi deber es casarme con alguien conveniente para el reino, ni más ni menos.


-¿Deber? ¡Eso es demasiado cruel! –Soltó levemente molesto por lo que acaba de descubrir.


-Es algo bastante normal, pero bueno, hubiese tenido un poco más de libertades si fuese sido un demonio estándar, pero soy doncel. Así que han tenido más cuidado conmigo. –E hizo una ligera pausa donde suspiro –No podía salir a menos que estuviera acompañado por una guardia o mi tío. Ni siquiera al patio del propio castillo podía ir solo. Era bastante incomodo así que prefería quedarme en mi habitación.


-¡Eso es horrible! ¿No les dijiste que eso era absurdo?


-Soy el segundo hijo, más que para casarme por conveniencia no tengo potestad para decidir. –Sentenció mirando fijamente al moreno.


-Aun así… -Dijo apretando levemente los puños –Eso es injusto.


-Es algo normal para mí. Por eso quería ir al pueblo, esa era la primera vez que veía algo como eso.


Y al escuchar las palabras de Wolfram, Yuuri se dio cuenta de lo importante que era para el otro aquella promesa que habían hecho y él se había atrevido a olvidarla. No pudo evitar sentirse mal por ese tipo de pensamiento. En ese momento Yuuri prometió que no olvidaría ninguna promesa con Wolfram, cada una de las que hicieran la cumpliría puntualmente.


-Entonces, ¿Qué te parece si también me acompañas mañana? –Propuso de pronto sorprendiendo al rubio.


-¿En serio?


-Sí, aunque mañana si nos tendrá que acompañar Conrad, espero que no te moleste. –Comento levemente apenado.


-¡No importa! –Dijo con cierta alegría -¡Los acompañaré!


-Entonces quedamos así. –Dijo con una leve sonrisa el moreno.
-¡Sí! ¡Nos vemos mañana Henakochi!


Sin más luego de aquellas palabras el moreno pudo observar como Wolfram se iba corriendo por el pasillo. Duro unos minutos ahí parado mirando a la nada luego de haber visto desaparecer la espalda del rubio. Había hecho una nueva promesa con Wolfram, y esta vez si se encargaría de cumplirla debidamente. Sin más volvió a andar para llegar a su habitación, donde se cambio y se fue a dormir como de costumbre.


Llego la mañana de nuevo, dando inicio al tercer día en que Wolfram estaba en el reino humano. Como siempre Yuuri se levanto temprano para entrenar, la única diferencia era que cuando el castaño había tocado la puerta y entrado luego del permiso ya el moreno estaba listo. Salieron de una vez pero en mitad de su caminata de pronto Yuuri se detuvo, se le había venido una idea a la cabeza.


-Lo siento Conrad, espera un momento. –Dijo de pronto para girarse y salir corriendo por el pasillo.


El castaño se vio sorprendido por tal acción del príncipe pero aun así se quedo en el lugar. Por su parte Yuuri salió corriendo por los pasillos saludando a todos los sirvientes que veía de manera rápido, su recorrido término en la puerta de cierta habitación. Cuando estuvo delante de la puerta comenzó a caminar de un lado a otro lleno de duda, a pesar de haber tenido valor para llegar al lugar, termino dudando al final. Respiro hondo para sin más acercarse a la puerta y tocar tres veces.


A la tercera vez tuvo una respuesta así que se quedo parado en la puerta esperando a que se abriera. Se abrió solo un poco dejándose ver solo la mitad del cuerpo del rubio quien parecía que aun seguía algo dormido. Aun a pesar de que era poco lo que veía, Yuuri se había dado cuenta de la vestimenta que llevaba el rubio, así que sin poder evitarlo y por culpa de la vergüenza tomo la manilla de la puerta, auto cerrándose la puerta en la cara.


-¿Eh? –Pudo escuchar del otro lado de la puerta.


-Lo siento mucho por mi reacción, soy yo Wolfram. –Y de nuevo lo estaba llamando por su nombre sin saberlo –Soy Yuuri, he venido para preguntarte si quieres venir conmigo a entrenar… -Dijo aun avergonzado.


Pego su frente a la puerta en un suspiro mientras esperaba la respuesta de parte del otro que parecía que no iba a llegar. Había podido ver al rubio en pijama, aunque no había sido completamente, solo había visto una parte y aun así se sintió grandemente avergonzado. ¡No es como si fuera una chica! Y aun así se había avergonzado de verlo.


-Esta bien, puedes pasar Henakochi. –Escucho al fin como respuesta.


-N-no, esta bien, me quedaré aquí esperando a que estés listo. –Dijo mirando a un lado huyendo de la mirada del otro como si lo estuviese viendo fijamente.


-¡No seas idiota! –Escucho gritar al otro mientras también sentía como la puerta era forzada a abrirse.


Duraron un buen rato forcejeando la puerta, uno para abrirla y el otro para cerrarla. Ambos no daban su brazo a torcer así que les era difícil terminar en una decisión final. Wolfram termino dejando de forcejar soltando un suspiro, al parecer Yuuri se negaba rotundamente a entrar a su habitación y aun a esas alturas el rubio no entendía el por qué de su comportamiento.


-Bien, entonces no iré contigo, me quedaré aquí. –Comento cruzándose de brazos aunque el moreno no lo veía.


-¿Eh? –Dijo el moreno con un poco menos de vergüenza –Pero realmente quiero que vayas… -Comento de manera desanimada.


-¡Entonces si quieres que vaya abre la puerta y entra correctamente a la habitación! –Soltó enojado el rubio mientras pateaba la puerta.


El moreno dudo un momento en cual sería su próxima acción, dependiendo de lo que hiciera estaba en juego el que Wolfram lo acompañara a los entrenamientos. Duró unos minutos pensando en que sería lo que haría, pero al final termino suspirando, no venía al caso continuar con todo aquello, después de todo el moreno de verdad quería entrenar con Wolfram. Aunque a esas alturas el moreno no entendía porque él mismo insistía en querer algo como eso. Se separo un poco de la puerta para sin más terminar por abrirla al fin.


Al hacerlo se encontró con un Wolfram molesto con los brazos cruzados, pero eso no era lo que más le llamaba la atención. La pijama rosada que llevaba, el vestido con boleros que tenía como pijama, eso era lo que más atención le había llamado. No se atrevía a mirarlo fijamente así que centro su vista en un punto de la habitación. ¡No lo podía mirar porque de nuevo tenía pensamientos de que era hermoso! Yuuri se encontraba en una difícil pelea de aceptación.


-Ya, abrí la puerta. ¿Feliz? –Dijo en un suspiro el moreno cerrando la puerta tras de sí para que nadie más por casualidad viera al rubio vestido así. Un ataque de celos que no se percato estaba teniendo.


-No entiendo porque has actuado así. –Contesto con el ceño fruncido.


-¡Eso es evidente! –Soltó de manera alta sin darse cuenta, cuando se percató llevo una mano a su boca.


-¿Evidente? ¿De qué forma? –Comento curioso mientras daba unos pasos al moreno –Dime Henakochi, ¿De qué forma? –Volvió a preguntar.


-Bueno… -Y continuaba sin poder mirarle.


Por no estar observando a Wolfram fue que no se dio cuenta de que este se le había acercado de manera sigilosa. Cuando quiso enfrentar al otro para acabar con esa extraña conversación ya el otro lo tenía lo bastante cerca, ya Wolfram había invadido su espacio personal. Por reflejo dio pasos hacías atrás pero eso solo provoco que Wolfram insistiera, acercándose más, la cosa se detuvo al momento cuando Yuuri choco con la puerta de entrada de la habitación. Ya no tenía escapatoria.


-¿De qué manera es evidente que actuaras de esa forma? –Pregunto estando completamente en el espacio personal del moreno.


Yuuri quería contestar, pero Wolfram estaba tan cerca que podía sentir la respiración del otro, no solo eso, si lo miraba un corto tiempo podía ver como su pecho subía y bajaba en la respiración. ¡Pero que era lo que estaba viendo! No es como si estuviera observando el pecho de Wolfram, evidentemente no, después de todo era un hombre. Intento concentrarse en otra cosa, pero no podía, aquel hombro levemente descubierto le había parecido demasiado sexy, ¡Estaba pensando que un hombre era sexy! Estaba en definitiva fuera de sus cabales.


-Por favor cámbiate de ropa. –Comento al fin el moreno con una mano en su rostro.


-¿Cambiarme? –Dijo durando unos minutos en silencio.Entonces entendió porque el otro actuaba así, dio unos pasos hacía atrás para sin más dar un par de vueltas haciendo que la falda de la bata se elevara un poco -¿Por qué? ¿Acaso no me queda bien?

-No es cuestión de si te queda bien…No es correcto que te vea con ese aspecto. –Comento aun con la mano en la cabeza. No lo podía negar, no podía decir que a Wolfram le quedaba mal aquel pijama.


-Somos prometidos, esta bien de todas formas. –Comento Wolfram quitándole importancia al asunto.


-¡Aún no estamos casados! –Dijo alterado quitando la mano de su rostro para mirarlos fijamente. Wolfram aprovecho esa oportunidad para tomar ambas manos para así evitar que volviera a cubrir su mirada.


-Entonces dime que me queda bien y me iré a cambiar. –Dijo con una pequeña sonrisa.


-¿Eh? –Soltó sin entender la petición del otro.


-Dime que me veo bien con el y me iré a cambiar. –Volvió a decir sin soltar las manos ajenas.


-Eso es… -Dijo titubeando sobre el asunto. Estaría en contra de su orgullo soltar ese tipo de palabras.


-Ya veo…


Wolfram al decir aquello fue soltando lentamente las manos ajenas. Así que no iba a decir lo que le pedía, suponía que había sido demasiado. Solo había sido un pequeño capricho el que le había dado, pero si el otro no podía hacerlo no importaba mucho. Yuuri se vino a dar cuenta más adelante de que era débil ante las expresiones del rubio. Si le mostraba una expresión llena de decepción como la que en ese preciso momento estaba haciendo, Yuuri no iba a poder evitar querer hacer algo. Antes de que terminaran de soltar sus manos ahora era él quien tomaba las ajenas.


-¡Te queda bien! ¡Es lo más hermoso que he visto! –Casi grito tomando las manos ajenas con algo de fuerza. Por su parte Wolfram se vio sorprendido.


-¡¿Qué-…?! –Soltó notándose demasiado la vergüenza que eso le había provocado -¡Eso es evidente Henakochi! –Dijo poco después intentando cubrir la vergüenza que le había causado.


Un silencio cubrió la habitación cuando ambos se quedaron completamente callados. Uno por lo que acababa de decir y otro por lo que acaba de escuchar. Wolfram, a pesar de haber sido el que lo pidió, realmente no se esperaba que lo dijera de aquella manera. Yuuri ni siquiera sabía porque había soltado esa clase de cosas, y ahora se encontraba avergonzado de lo que había dicho. Ambos estaban cubiertos por la vergüenza mientras estaban tomados por ambas manos. Sin decir nada, sin hacer nada, solo ahí parados con sus caras de color carmesí.


-Wolfram, sobre el día de hoy… -Su tío quien había abierto la puerta fue el que rompió aquel silencio eterno. Al abrirla se encontró con aquella escena –Oh, lamento interrumpir, continúen con lo suyo. –Dijo volviendo a cerrar la puerta.


-N-no… ¡No es así! –Gritaron los dos al mismo tiempo mientras se soltaban de las manos.


-Henakochi, has estado demasiado tiempo en mi habitación. ¡Largo! –Dijo evidentemente apenado mientras le daba patadas al otro para sacarlo de la habitación.


-¿Eh? ¡Espera! ¡Wolfram! –Comentaba el otro protegiéndose de las patadas del rubio.


-¡Largo! ¡Largo! –Decía Wolfram sin dejar de patearlo o golpearlo para que saliera de la habitación. Yuuri por su parte llego a la puerta abriéndola, pero antes de salir correctamente recibió una patada de Wolfram haciendo que cayera en el piso de afuera de la habitación.


-¡Auch! –Dijo al estar en el piso -¡Wolfram! –Grito su nombre girándose para poder enfrentársele pero como respuesta tuvo una puerta en su cara -¡Auch!


-Heika. Lamento mucho el comportamiento de mi sobrino. –Comento Waltorana quien estaba parado a un lado de la puerta viendo toda aquella escena.


-Ah, no, no se preocupe. No ha sido su culpa. –Comento levantándose al fin del piso –Solo había venido a invitarlo. –Dijo rascándose la cabeza con una pequeña risa.


-¿Invitarlo? –Dijo enarcando una ceja interesado -¿Cómo así? –Pregunto.


-Ah bueno… -Soltó pero escucharon el ruido de la puerta a lo que el moreno se giro a ver de que se trataba. Wolfram había medio abierto la puerta de nuevo.


-Estaré listo en quince minutos. –Fue lo único que dijo para volver a cerrar la puerta. Por su parte el moreno sonrió ampliamente satisfecho.


-¡Te esperare en la entrada entonces! –Dijo animadamente para sin más irse corriendo por el pasillo alegremente.


Waltorana quien había estado ahí observando todo se quedo mirando la espalda del moreno hasta que se perdió de su vista. Suspiro levemente antes de tocar una vez la puerta de la habitación de Wolfram y luego pasar viendo como el otro estaba sentado en la cama. Cerro la puerta tras de sí para caminar a donde estaba el otro, quedándose parado enfrente de Wolfram quien estaba sentado.


-Aun sigues usando ese pijama. –Comento con una pequeña risa.


-Por supuesto. –Dijo como si fuera demasiado obvio la respuesta –Es el último regalo que recibí de mi madre, evidentemente lo seguiré usando hasta que se desgaste. –Comento mientras sostenía con sus dedos una parte del pijama.


-Tu madre… Era una mujer extravagante. –Comento con una pequeña risa.


-Sí, lo era. Ahora me iré a cambiar. –Comento levantándose de la cama.


-¿Para tu cita con Heika? –Pregunto con una sonrisa en su rostro. Wolfram se giró avergonzado y enojado para mirarlo con el ceño fruncido.


-¡No es una cita! –Casi grito antes de irse rápidamente al baño para cambiarse con un traje deportivo azul.


Lo que Yuuri jamás se enteró fue de ese asunto. Aquel pijama con el que había alabado a Wolfram había sido el último regalo que había recibido de su madre antes de que muriera, por esa razón era que Wolfram lo usaba. Sin darse cuenta Yuuri había hecho de nuevo feliz a Wolfram con sus palabras y gestos. Que le dijera que era lo más hermoso que había visto con aquel pijama era algo que realmente había estado deseando escuchar Wolfram. Lo había deseado desde el momento en que su madre lo dejo de hacer.


Como había dicho Wolfram tardo exactamente quince minutos para encontrarse en la entrada donde estaba ya el moreno junto al castaño esperando a que llegara. Yuuri le saludo animadamente cuando se percato de su presencia. Wolfram termino de llegar a donde se encontraban y comenzaron sin más su típica rutina de ejercicio. Lo diferente de las otras veces es que esta vez Conrad había sido más estricto. Corrieron más kilómetros, hicieron más secuencia de ejercicios. Cuando fueron a la práctica con espadas el moreno no daba más, no estaba acostumbrado a tantos ejercicios.


-¡Es demasiado! –Dijo quejándose cuando dejaron de correr.


-He…


-¡Eres demasiado débil, Henakochi! –Conrad iba a decir algo pero fue interrumpido por Wolfram de golpe.


-¿Eh? ¡No soy ningún débil! ¡Es la primera vez que hago tanto! –Comento como excusa quejándose de la reprimenda recibida.
-Eres un gran Henakochi. ¿Solo por esto te vas a quejar? Mal, mal, que débil prometido tengo… -Dijo diciendo lo ultimo como forma de broma.


-¡Que no soy débil! –Chilló ante las palabras del otro. Por su parte Conrad no pudo evitar reír levemente por la escena que estaba presenciando –Además, ¿Cómo puedes estar tan bien si estabas encerrado? –Continuó con su queja.


-¡Ha! ¿Crees que me quedaría en mi habitación siendo solo una doncella? ¡Pues no! –Comento cruzándose de brazos –Siempre busque practicar para mantenerme en forma, nunca se sabe cuando voy a necesitar protegerme. –Comento de manera orgullosa.


-He sido robado… -Dijo entre dientes el moreno no muy contento.


-Ya deja de quejarte. Tenemos que continuar con lo otro, ¿Luego de esto vamos al pueblo, no? ¡Vamos! ¡Vamos! –Dijo con cierta emoción mientras empujaba al moreno para continuar.


-¡Ya! ¡Ya! –Dijo mientras era empujado –Puedo ir por mi cuenta… -Continuó en un suspiro rasgándose un poco la cabeza.


El castaño que todo ese rato había estado en silencio comenzó a caminar detrás de los otros dos. Al principio había pensado que se sentiría incómodo estando con los otros dos, pero en ese momento se dio cuenta que no era de esa forma. El moreno se había quejado con él cuando estuvieron en el pueblo la primera vez que llego Wolfram, pero según lo que sus ojos podían ver, ahora parecía que se llevaban bien. Conrad no tenía de que preocuparse.


Su entrenamiento diario pasó con tranquilidad, salvo unas peleas inofensivas entre el moreno y el rubio todo lo demás estuvo normal. Al acabar se dirigieron los tres a sus habitaciones para volverse a cambiar, no podían ir impresentables al pueblo, esas habían sido las palabras de Wolfram. Al estar listo de nuevo se encontraron en la entrada, esta vez Conrad había logrado convencer a Wolfram para ir caminando hasta el pueblo. Lo había hecho el castaño pues Yuuri parecía no tener poder de convencimiento, cosa que era extraña según el castaño.


Normalmente tardaban diez minutos en llegar al pueblo, pero en ese momento tardaron casi media hora. Hubiesen llegado normalmente si no fuese sido por un rubio que cada tanto se perdía por ver algo que desconocía. Si no fuera gracias a Conrad quien lo lograba encontrar, quizás el moreno fuese tardado más en llegar al pueblo. Tanto Conrad como Yuuri se dieron cuenta que con Wolfram era mejor llegar a caballo, de esa forma no iban a suceder ningún accidente ni distracción. De nuevo, al ser visto por los ciudadanos todos le saludaron con alegría.


-¡Yuuri! –La voz de Himeko llego a los oídos de Wolfram.


-¡Himeko! –Dijo Yuuri con alegría cuando se encontraron más rápido que otras veces.


-Como siempre vienes a la misma hora a colaborar. –Dijo con una risa viendo a los otros dos que acompañaban al moreno –Buenas, Conrad. Hola de nuevo Wolfram. –Comento. Wolfram por su parte levanto una ceja al ser llamado por su nombre.


-Buenas, señorita Himeko. –Contesto Conrad de inmediato.


-Je, je, me gusta mucho ayudar. –Comento rascándose la cabeza el moreno. La morena sin más sonrió como respuesta y dio unos pasos para quedar frente a Wolfram.


-¿Cómo le ha ido Wolfram? –Pregunto con una risa.


-¿Eh? –Soltó el rubio sin entender el comportamiento de la chica.


-¿Himeko? –Soltó Yuuri mirando a la chica que no dejaba de mirar al rubio.


-¡Ya sé! –Dijo de pronto uniendo sus manos –Escuche que le estabas enseñando el pueblo, ¡Tengo el lugar ideal para ir! –Continuó mirando al fin a Yuuri.


-¿El lugar perfecto? –Soltó Yuuri dudando.


-Sí. ¿Por qué no vamos al trabajo de cosecha que se hace cerca de río? Seguro será algo interesante de ver. –Dijo regresando su vista al rubio.


-¡¿Río?! –Dijo evidentemente emocionado Wolfram.


-Sí. Sí, vamos, vamos. –Comento tomando el brazo de Wolfram. Este no se dio cuenta pues estaba emocionado.


-¡Vamos rápido Henakochi! –Soltó no notando la cercanía de la chica mirando al moreno, quien si lo había notado.


-Ah, Heika yo…


-Señor Conrad. –Una mujer mayor llamo al castaño interrumpiendo lo que iba a decir –Que bueno que vino, necesito un gran favor de usted. –Comento con una risa.


-Ah, yo… -Comento dudando mirando al moreno.


-Esta bien, iremos nosotros tres. –Dijo Yuuri indicándole al castaño que podía dejarlos solos.


-Esta bien, Heika. –Comento en un suspiro.


A pesar de que había aceptado Conrad aun estaba en duda sobre el asunto. No estaría preocupado si solo fueran Wolfram y Yuuri, pero también se encontraba Himeko, la amiga de la infancia del moreno y de quien estaba enamorado. La amiga que ahora se encontraba colgada del brazo de Wolfram, quien de la emoción por ver el río no le prestaba atención a cosas sin importancia a su alrededor.


-¡Vamos Henakochi! ¡Rápido! –Grito Wolfram cuando estuvo lejos del moreno.


-¿Eh? ¡Esperen! –Comento antes de girarse e irse corriendo donde se encontraban los otros dos esperándolo.


Duraron poco en llegar al lugar que había mencionado la morena, era poco pero aun así Yuuri los sintió eternos. Himeko sacaba conversación para hablar con Wolfram, pero terminaba siendo Yuuri quien contestaba, Wolfram solo le interesaba el río y si no tenía que ver con él no le prestaba nada de atención. La chica siguió insistiendo colgándose más del brazo haciendo que el moreno se enojara sin poder evitarlo. Al llegar se sintió aliviado de que Wolfram se soltara para salir corriendo a ver el río más de cerca.


-Es realmente divertido. –Escucho decir a Himeko cuando se encontraron los dos solos –Además de guapo.


-Ah. Sí. –Fue lo único que se atrevió a decir.


El moreno ya no se encontraba con el ánimo para hablar animadamente. La chica que le gustaba no le estaba prestando ni un poco de atención, eso evidentemente a cualquiera lo desanimaría y más aun porque sabía que la chica le ignoraba por la presencia de Wolfram. No es que le echara la culpa, pero no podía evitar seguir sintiéndose celoso por todo el asunto. Wolfram regresaba corriendo emocionado, pero no hizo nada al ver como Himako reacciono para recibirlo, pero este por su parte solo le paso por un lado llegando hasta donde Yuuri se encontraba parado.


-¡Henakochi! –Fue lo primero que dijo a lo que al fin Yuuri miró directamente a Wolfram –Eres un Henakochi, deja de andar con esa cara y muéstrame el lugar. ¡Es tu deber! –Comento colocando sus dos manos en la cadera, mirándolo con cierto orgullo.


-¿Qué? ¿Por qué es mi deber? Puedes verlo tu solo. –Comento Yuuri, aunque no lo decía en tono serio, más bien era en broma. Con aquello había recuperado un poco el humor.


-¿Y si me secuestran en el proceso? –Dijo con dramatismo –Yo soy tu responsabilidad, así que ¡Hazte responsable! –Continuó.


-¿Responsable? ¡Ni que fueras un niño! –Comento con una pequeña risa. Con eso había olvidado por completo lo anterior.


-Vamos, vamos. –Comento Wolfram caminando a su espalda y comenzando a empujarlo.


-¡Esta bien! –Dijo dejándose arrastras por el otro.


Himeko quien había observado la escena en silencio se fue detrás de los dos mientras refunfuñaba. Aun no podía aceptar que Wolfram le había ignorado, no solo eso, que había llamado la atención de Yuuri tan fácil. No sabía si se debía a intuición femenina o que, pero por un momento Himeko había sentido que quizás entre aquellos dos había algo más que amistad, pero dejo tales pensamientos extraños de lado para ir detrás de los otros dos que se acercaban a los trabajadores.


-¿Para qué es eso? –Pregunto Wolfram cuando estuvieron al borde del río.


-Ah, estamos usando el barro para las artesanías que se venderán. –Comento uno de los trabajadores.


-¿Y esas piedras en mitad del río? ¿Para qué son? –Pregunto de nuevo.


-Wolfram, preguntas demasiado. Esas son parte del río, también funcionan para pasar al otro lado.


-¿Al otro lado? ¿De qué manera? –Dijo aun más interesado sobre el asunto.


-Bueno, ¿Saltas de piedra en piedra hasta el otro lado? –Comento el moreno dudando de su propia respuesta. Era difícil explicar algo que hacía con normalidad.


-¿Es seguro? –Pregunto acercándose un poco, pero no tanto porque estaban cerca del lodo.


-Claro que sí, además que es más fácil porque el río se encuentra bajo. –Comento yendo a donde estaba el otro.

-¡Crucemos al otro lado! –Comento con emoción Wolfram.


-¿Eh? ¿Cruzar? Bueno…


-No creo que sea bueno Yuuri. –Dijo al fin Himeko cuando estuvo a su espalda –Las piedras se ven algo resbalosas. –Comento resaltando ese detalle.


-Ah. Entonces no se puede… -Dijo un poco decepcionado el rubio. De nuevo podía ver esa expresión que le hacía realizar cosas que él solo no haría.


-¡Esta bien! –Comento animadamente –Es algo fácil, ya verán. –Dijo para sin más saltar a la primera piedra.


-Yuuri, no creo…


-¡Esta bien! Vez, todavía no me he caído…


Se iba a girar para demostrar el buen equilibrio que tenía en la piedra, pero al hacerlo termino provocando que se resbalara por el moho que había en la piedra. Por suerte el moreno tenía buenos reflejo y busco caer para el lugar donde menos recibiera daños. Al final el moreno cayó de nalgas en el lodo que antes habían evitado acercarse. Ahora estaba completamente lleno de lodo.


-¡Yuuri!


-¡Heika! –Soltaron al momento que vieron caer al moreno. Todos estaban preocupados, todos menos un rubio que luego de que terminara de caer al lodo el moreno, no pudo contener el comenzar a reír.


-Jajajajaja. ¿Qué ha pasado con que estaba bien? Jajajajaja. –Toda aquella escena había causado que Wolfram no pudiera controlar la risa.


En cualquier otro momento o situación quizás el moreno se hubiese enojado, pero cuando posó su mirada en Wolfram y vio la manera que reía no pudo hacerlo. Era la primera vez que le escuchaba reír de aquella manera, tan natural, tan sincera, por primera vez Yuuri escucho la risa de Wolfram. No lo quiso admitir pero había quedado cautivado con aquella risa, aunque se estuviera riendo de su persona. Con todo su corazón Yuuri había pensado que aquella era la risa más hermosa de todas.
-Que bueno que te alegre el día. Ahora ven y ayúdame. –Comento con fingida molestia.


-Jajaja, claro, claro. –Dijo acercándose para estirar su mano al moreno y ayudarlo a levantarse. Todos los presentes se habían quedado estáticos al momento de escuchar la risa de Wolfram, no se la esperaban.


Yuuri aprovecho el momento en que Wolfram le estiro su mano para tomarla, pero en vez de usarla de apoyo para levantarse lo que hizo fue aplicar toda su fuerza para atraer al rubio donde se encontraba. Como Wolfram aun continuaba distraído por la risa no se dio cuenta de la acción sino cuando ya se encontraba de rodillas en el lodo. Yuuri a propósito lo había tirado al lodo. Le miró con fingida molestia antes de tomar un poco de lodo y tirarselo en la cara. El moreno contesto a su ataque haciendo lo mismo.


Al final ambos terminaron como dos niños pequeños jugando con el lodo. No se detuvieron sino hasta que terminaron llenando por error también a Himeko, quien al verse ensuciada de esa manera los regaño a ambos antes de marcharse completamente molesta por toda la situación. Los trabajadores solo se reían por aquello, era la primera vez que veían al príncipe actuar tan infantil. Luego de que Himeko se marchara dejándolos a ellos dos decidieron regresar junto a Conrad quien ya los esperaba.


-¿Debo preguntar que paso? –Soltó en un suspiro viendo como estaban cubierto por completo de lodo.


-Sí. Ha sido culpa del Henakochi. –Comento Wolfram encogiéndose de hombros comenzando a caminar.


-¿Eh? ¿¡Toda es mi culpa!? ¡Tú también participaste! –Soltó para seguir al rubio. Ninguno de los dos se dio cuenta ni siquiera que habían dejando de lado y atrás al castaño.


Al llegar al castillo recibieron un segundo regaño por parte de la reina Miko, quien casualmente estaba en la entrada justo cuando llegaron. Ambos fueron regañados por andar con ese aspecto por todo el pueblo. A la reina Miko no le molestaba que actuaran infantilmente, hasta ella misma de vez en cuando lo hacía, pero no soportaba que anduvieran impresentables. Duraron unos minutos arrodillados mientras la reina Miko les regañaba.


-Por favor les pido que siempre anden presentables, nosotros somos la imagen de este reino, ¿Qué pensaran los demás si nos ven mal vestidos? –Decía la madre del moreno en su discurso.


-Esta bien Miko-sama. También ha sido mi culpa por no estar pendiente de ellos. –Intento apaciguar el regaño el castaño, pero con eso lo había empeorado.


-¡No es tu culpa! Pronto ambos serán dos adultos de la sociedad, ¡Deben comportarse! Tú no eres eterno Conrad, deben de aprender de sus actos. Ahora vayan a tomar un baño, como castigo… Tendrán que cenar con nosotros. –Dijo con una pequeña sonrisa al final.


-¿Cenar?


-Si Wolfram, cenaremos todos juntos, ese será su pequeño castigo.


-¡Todo menos eso! –Dijo el moreno en plegaría.


-Vamos Yuu-cham, no se porque siempre te molesta comer con nosotros. ¡Ah! Ya que vamos a comer juntos debería buscar las fotos…


-¡No! ¡Me niego rotundamente! –Soltó el moreno viendo fijamente a su madre.


-¡Que va! Wolf-Chan te enseñare las fotos de Yuu-chan cuando era pequeños, era tan adorable. –Comento con una risa tomando las manos del rubio levemente –Así que no faltes a la cena.


-Sí… -Fue lo único que se atrevió a decir sobre el asunto, no sabía como tomárselo.


-¡Decidido! Nos veremos en la cena. –Canturreo con alegría la mujer antes de marcharse dejando a los tres hombres solos.

-¡Conrad! –Dijo el moreno exaltando al castaño.


-¡Sí! –Soltó por reflejo.


-Tienes que ocultar todas esas fotos. ¡Me niego a que alguien las vea! –Dijo alterado.


-¿Tan malas son las fotos? –Pregunto con curiosidad el rubio.


-¡Horribles!


-En realidad son bastante adorables. –Dijo con una risa Conrad.


-¡Tu también Conrad! –Soltó de manera acusadora el moreno. Sin más tomo la mano del rubio para comenzar a caminar -¡Nos vamos!


En su enojo Yuuri arrastro por todo el pasillo a Wolfram hasta su habitación, específicamente el baño. No fue sino hasta que se encontró en el baño y giro su vista hacía atrás que se percato del asunto. Había traído todo el camino hasta su baño personal a Wolfram, quien le miraba con cierta confusión. De pronto se encontró avergonzado de su propia acción, pero no podía echarse para atrás en ese tipo de situación y menos por el hecho de que aun seguía tomándolo de la mano.


-¡Tomemos un baño juntos! –Dijo al fin. Cuando Wolfram cayó en cuenta se sonrojo.


-¡¿EH?! –Soltó avergonzado -¡D-de qué estas hablando Henakochi!


-Bueno, ya estamos aquí y como mi madre dijo debemos limpiarnos. –Comento mirando a un lado, evitando la mirada del otro.


Wolfram duro uno minutos en completo silencio. Ese silencio le había parecido eterno a Yuuri, quien miraba el piso de aquel baño, a pesar de que había sido su idea no había podido evitar avergonzarse de eso, no solo eso, no se sentía con el suficiente valor para soltar la mano de Wolfram y parecía que al otro tampoco le importaba estar de esa manera. Wolfram se lo pensó unos minutos y al final suspiro levemente.


-Esta bien. –Comento al fin haciendo que el moreno le mirara –Esta bien, pero nos bañaremos cada quien por su lado, es un baño suficientemente grande. –Comento notándose demasiado la pena que tenía.


-¡Esta bien! –Casi grito el moreno como respuesta.


A pesar de haber llegado a un acuerdo duraron unos minutos más antes de soltarse al fin las manos. Duraron unos minutos en aquella posición sin moverse, fueron luego de unos minutos que al fin se soltaron, teniendo pensamientos en su mente como que aquello había sido una lastima. Wolfram si se había percatado de esos pensamientos, él si se había dado cuenta de que había pensado que era una lastima soltar la mano del moreno. Por su parte Yuuri también los tuvo, pero su cobardía le gano dejando esos pensamientos “extraños” de lado.


Sin más ambos se dieron la espalda para comenzar a quitarse la ropa que llevaban encima. Sin siquiera atreverse a mirar al otro terminaron de desvestirse para entrar en el baño. Aunque la tentación existía en ambos lados ninguno tenía el valor de mirar en la dirección del otro. Tomando el jabón y un banquito terminaron por estar a una distancia prudente aun de espaldas. Comenzaron sin más a enjabonarse el cuerpo para quitarse el lodo que tenían en la piel.


-Por cierto… -Dijo Yuuri luego de aquel silencio que habían tenido -¿Qué te ha parecido lo de hoy? –Se atrevió a preguntar buscando conversación.


-Ha sido bastante divertido. –Dijo de una sin agregar más nada.


-Que bueno, se notó que te divertiste mucho… -Comento en un suspiro mientras pensaba que más decir -¿Cuál fue la mejor parte? –Pregunto.


-Uhm… -Y parecía que se lo estaba pensando –Creo que ha sido cuando te has caído al lodo. Realmente te viste como un Henakochi. –Dijo con una pequeña risa.


-¡Por qué tienes que acordarte de esa parte! –Casi grito en su vergüenza.


Con aquel grito el moreno se había levantado del banquito para girarse al otro con la toalla rodeando su cintura. Por el rápido movimiento la toalla se soltó cayendo de su cintura. Por coincidencia justo en ese momento Wolfram había girado para refutar las palabras del moreno, encontrándose al momento en que se giró con aquella escena. Cuando el moreno se dio cuenta no solo fue Wolfram quien se encontró cubierto por un color carmesí el rostro.


Wolfram giró su rostro de regreso teniéndolo rojo hasta las orejas, por su parte, Yuuri tomo rápidamente la toalla colocándola en su entrepierna y girándose para volverse a sentar en el banquito, también teniendo todo el rostro completamente rojo. De nuevo los cubrió un silencio, pero era diferente al anterior, este estaba lleno con un toque de vergüenza. Ninguno se atrevía a decir algo por la vergüenza.


Al final fue Wolfram que pasó más rápido la vergüenza. Duro unos minutos pensativo sobre el asunto de lo que había pasado, aunque le costo un poco al volver a recordar aquella imagen. Agito levemente su cabeza, no le parecía para nada justo que solo hubiese sido el moreno quien había profanado su cuerpo al dejarse ver. A pesar de todas las cosas Wolfram era una persona justa. Sin más se giró al moreno quien estaba encorvado, seguramente por la vergüenza.


En completo silencio se bajo del banquito y gateo hasta donde se encontraba el moreno quien parecía tan sumido en su vergüenza que ni siquiera noto cuando el rubio se le acerco desde atrás. Duro unos minutos en silencio mirándolo, no pudo evitar bajar un corto tiempo su mirada, pero pronto la subió agitando su cabeza. Miro un poco más antes de decidirse a hablar.


-Henakochi. –Dijo de una vez –No me parece correcto que solo tú te veas afectado. –Dijo de manera seria.


-¡¿Eh?! –Soltó en su sorpresa.


-No puedes ser el único que muestre su cuerpo. –Dijo mirándolo fijamente. Antes de que el moreno pudiera reaccionar peor, Wolfram tomo tu mano y la llevo hasta su pecho –Como tu me dejaste ver… tu cuerpo, entonces como retribución, yo dejaré que toques el mío. –Continuó igualmente serio teniendo la mano ajena en el pecho.


-¿D-d-d-de qué estas hablando? –Soltó evidentemente nervioso.


Aun a pesar de todo, la tentación era demasiada, sin poder evitarlo paso su mano por el pecho ajeno sin quitarle ni un momento la vista de encima. Aunque no lo aceptaba Yuuri sentía cierta atracción por el pecho mojado de Wolfram. Tragó saliva un momento en los que dejo su mano fija, pero la tentación de tocar más se fue incrementando cuando desde el ángulo que estaba podía ver no solo el pecho de Wolfram sino también su cuello y mentón.


Wolfram por su parte alejo su mano dejando que el moreno tocara donde quisiera, eso era lo justo en ese momento. Él había visto la entrepierna del moreno, era justo que hiciera esa retribución, aunque no podía evitar sentir su cuerpo temblar levemente por el tacto, era la primera vez que le tocaban directamente la piel. Yuuri no se percato en que momento en vez de una mano estaban tocando las dos. Cada parte que pudiera tocar la recorrían sus manos. Sin darse cuenta sus manos buscaban aquellos puntos sensibles que hacían temblar levemente al otro.


El ambiente se había vuelto extraño de alguna manera. Ya no solo se encontraba solo tocando el pecho del rubio sino que también tocaba el cuello, su mentón, su hombro, hasta en un momento dado llego a su estomago. Yuuri no se estaba fijando de las zonas que tocaba sino de las zonas que estremecían al otro. Su rostro, que mostraba una expresión, que para aquel entonces, Yuuri no había captado como excitada. Sus labios levemente apretados, sus ojos medio abiertos mirando al suelo y su respiración que se iba acelerando levemente. Entonces en un momento dado sus manos por error pasaron por los pezones de Wolfram.


-¡Hmm!


Un sonido que fue sacado al aire, uno que ninguno de los dos se esperaba escuchar. Wolfram, quien había gemido sin darse cuenta llevo su mano a la boca al darse cuenta de lo que había hecho. Yuuri, con aquello volvió a caer en la realidad, sin más alejo ambas manos del cuerpo ajeno. No debía de tocar a Wolfram, eso no era para nada normal. Se giró para evadir la mirada del rubio, no quería volver a caer en la tentación, aquello solo logro que Wolfram se enojara.


-¡Henakochi! ¡No evites mi mirada! –Grito enojado.


-No se de que estas hablando. –Dijo como respuesta sin mirarlo.


Aquella respuesta solo provoco que el rubio se enojara aun más. No podía creer que le estuviera evitando. Sin hacerse esperar más busco de nuevo tomar la mano del otro, pero este reacciono a tiempo y evadió el agarre pero por el agua y la mala posición Wolfram se resbalo, Yuuri reacciono para agarrarlo y no se cayera, pero también se fue con el otro. El ruido de sus pieles deslizando en la baldosa fue lo que cubrió el baño.


-Auch… -Se quejo Yuuri mientras abría los ojos.


Fue un gran error abrirlos, cuando lo hizo se encontró con una escena demasiado para él. Se afincaba en sus dos manos que estaban una al lado de la otra de los costados de Wolfram. Ahora no podía huir de su mirada pues sus rostros estaban paralelos. Pero eso no fue lo que llamo más la atención del moreno, lo que lo hizo fue que ya los toallas se habían eliminado de la ecuación, ahora podía apreciar todo el cuerpo del otro sin ningún problema, y el otro también podía hacer lo mismo.


-Eso fue demasiado… -Dijo en su queja Wolfram mientras también iba abriendo los ojos.


Entonces sus orbes verdes se encontraron con los del otro. Nada más fue dicho, solo necesitaron de un segundo observándose directamente para que se dejaran llevar por sus impulsos. Sin decir más nada, Wolfram se separo un poco del suelo y Yuuri se inclino un poco más abajo. Como si sus labios hubiesen querido regresar a su estado original, como si era algo normal hacer ese tipo de cosas. Ambos se dejaron llevar iniciando un beso que ninguno de los dos había pedido, pero que ambos por igual disfrutaron.


-¡Hmm! –El beso fue interrumpido cuando Wolfram se separo para gemir. Yuuri por error había rozado su entrepierna.


-¿Estas excitado? –Como si no fuese obvio pregunto el moreno.


-¿Acaso tu no lo estas? –Le contesto con una pregunta. No la podía contestar, pues la respuesta no le gustaba.


-Ha sido tu culpa. –Comento el moreno buscando quitarse un poco el peso que ahora llevaba.


-¿Mi culpa? –Dijo con incredulidad, luego de un momento de silencio miró fijamente al otro –Entonces déjame hacerme responsable. –Comento sin ninguna duda.


-Igual iba a hacer que tomaras la responsabilidad. –Comento a manera de broma antes de volverse a inclinar para iniciar un segundo beso.


No sabía de donde había sacado el valor en ese momento, pero el segundo beso que inició fue diferente que el primero. Esta vez lo busco profundizar aun más, sin más busco que el contrario abriera la boca para introducir su lengua y recorrer todo el interior de la boca de Wolfram. El rubio no le impidió que continuara con su acción, aunque si se vio sorprendido de que hiciera ese tipo de cosas. Por su parte, Wolfram llevo una de sus manos a su propia entrepierna por la posición en la que estaban, la entrepierna del moreno rozaba con la suya haciendo que dejara salir varios jadeos que se perdían en el beso.


Con un gesto que el moreno capto de una vez, le indico que bajara un poco más las caderas, el moreno no puso demasiada resistencia a aquella petición que no fue dicha. Al estar más unidas sus entrepiernas le era más fácil al rubio tomar ambos miembros con su mano para comenzar a moverla. Yuuri no se podía considerar un santo, él ya se había tocado a sí mismo, no era raro, después de todo era un hombre, pero no pudo controlar tener pensamientos como que aquella masturbación que le estaban haciendo era mejor que cuando lo hacía solo.


No solo era la masturbación, que Wolfram correspondiera al beso siguiéndole el ritmo que él llevaba lo hacía cada vez más placentero. Se separaron de aquel beso cuando no tuvieron más aire, siendo un hilo de saliva el testigo de aquel largo beso. El moreno se lamió los labios respirando hondo antes de volver a atrapar los labios ajenos que estaban comenzando a tocar una sonata de gemidos. De nuevo un beso profundo, entre el beso y los gemidos no le permitían tragar con normalidad a Wolfram, le era difícil. A pesar de todas las cosas complicadas que estaba pasando podía sentir todo su cuerpo vibrar de excitación.


Por el contrario del moreno, esa era la primera vez que Wolfram se estaba tocando a si mismo. En realidad era la primera vez que sentía tanta excitación en su cuerpo. La sensación en su miembro era bastante exquisita a su parecer, le hacían sentir demasiado bien. Su mano más el roce del miembro ajeno era una sensación nueva para él, pero increíblemente excitante. También se le agregaba aquel beso erótico que le daba el moreno, era demasiado, era demasiado para su cuerpo que por primera vez conocía el placer.


-¡Yuuri…!


Sin poder evitarlo interrumpió el beso para gemir fuertemente su nombre. Su cuerpo no había podido con tanta excitación terminando por correrse en su mano, llenando un poco su pecho y el ajeno de semen. Su respiración era agitada y su cuerpo temblaba completamente, ya no podía más con todo eso.


-Eso es injusto, tú has sido el único que lo ha disfrutado. –La voz del moreno hizo que bajara la vista notando como tenía toda la razón.


-Y-yo… -Iba a decir algo, pero su respiración no le dejaba, su cuerpo había llegado al límite que podía tener.


-Esta bien. Me serviré el plato solo. –Dijo con una pequeña risa antes de inclinarse al cuello del rubio y lamerlo un poco, desde hace rato había querido hacerlo.


Como respuesta tuvo un pequeño jadeo de parte del otro. Yuuri continuó lamiendo el cuello ajeno mientras iba bajando por todo su pecho, Wolfram, que a pesar de aun estar cansado, con la mano que aun seguía en la zona de la entrepierna tomo solo el miembro del moreno y comenzó a hacer lo mismo que había hecho antes. Se detuvo de golpe cuando sintió un leve dolor en su pecho. Yuuri había mordido uno de sus pezones, causando que de la impresión gimiera fuertemente mientras encorvaba su espalda un poco.


-Eso ha sido cruel. –Soltó levemente agitado.

-Ha sido tu culpa. –Fue lo único que dijo.


Se volvió a acercar al rostro de Wolfram para de nuevo besarle. Yuuri jamás lo admitiría sino hasta tiempo después, pero besar a Wolfram era algo que le fascinaba y más si se trataban de aquellos besos eróticos que se habían dado y se darían después. Al separarse del beso Yuuri mordió levemente el labio ajeno antes de lamerlo por encima, esa acción solo estremeció al otro por completo. Wolfram intentaba mantener el ritmo con su mano pero parecía que era imposible, el moreno le daba demasiadas distracciones.


Yuuri se equilibro con un solo brazos para sostenerse, usando el otro para llevarlo a la entrepierna. Iba principalmente para acelerar el proceso, pero antes de iniciar su tarea no pudo evitar tomar el miembro del otro y apretarlo levemente, haciendo que este gimiera bastante cerca de su oído por la acción. Al final termino gimiendo el también, después de todo, como reacción Wolfram había apretado también su miembro.


-¿Te has vuelto a excitar? –Pregunto con una sonrisa traviesa.


-Eso no…


Antes de que pudiera terminar su oración Yuuri apego más sus entrepiernas, dando afinco en el roce que inició. Sin poder evitarlo Wolfram soltó un gemido. Había sido un roce demasiado profundo causando que no pudiera evitar dejarse en evidencia. Pudo escuchar la risa del moreno así que como venganza se inclino un poco hacía arriba y mordió levemente el hombro ajeno. Yuuri soltó un quejido por aquel mordisco pero aun así no hizo más nada que aquello. Su propia mano se puso a trabajar junto a la de Wolfram, volviendo a tomar ambos miembros para comenzar de nuevo una masturbación, aunque más excitante que la anterior pues no había nada que acallara sus gemidos.


Entonces, luego de acelerar el ritmo ambos sintieron su cuerpo ser cubierto por un corriente. Sin más ambos soltaron un fuerte gemido corriéndose al mismo tiempo. Ahora se encontraban más cubierto de semen que de cuando Wolfram se había corrido solo. Duraron un rato intentando recuperar su respiración normal. Yuuri alejo su mano de aquella zona usándola para sostenerse mejor, ahora la tenía toda pegajosa por el semen. Luego de unos minutos en los que se encontraron solo respirando logrando al fin normalizarla, cuando lo hicieron se miraron mutuamente un corto tiempo.


Y, como la primera vez, se sintieron atraídos e iniciaron otro beso. No tan profundo como los anteriores, pero lleno de un sin fin de sentimientos que no se daban cuenta que estaban comenzando a experimentar.


Porque el amor llega de pronto de cualquier forma. Aun si comenzó por un momento de excitación.

Notas finales:

Espero les halla gustado tanto como a mi e_e ... sobre todo el lemon del baño ojojo, esperence mas para la otra parte.

Esperense su hermosa boda en el siguiente xD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).