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Time To Move On por Na Na

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Notas del fanfic:

La sexta parte :3

Notas del capitulo:

Ya la sexta parte! :D

Lamento la demora.

Dsfrútenlo :3

— ¡HeeChul hyung! —el aludido sonrió.

—Mocoso, no me grites que sí puedo escucharte —escuchó a SungMin reír al otro lado del teléfono.

—Hyung, hagamos algo divertido hoy en la noche.

— ¿Hoy en la noche? —El menor hizo un sonido de aprobación—. De acuerdo, no tengo problema alguno. Pero, ¿irá KangIn?

—No. Será salida de amigos, cómo los viejos tiempos —HeeChul rio ligero—. Paso por ti al trabajo.

—Más te vale no llegar tarde.

—Tú no salgas muy temprano —HeeChul rio y luego colgó.

Era jueves por la tarde. Había terminado de almorzar cuando el rubio lo había llamado.

Salió del comedor y regresó a la oficina, en donde YoonAh lo llenó de mensajes y millón papeles que firmar.

************

—Te pedí que no vinieras —HeeChul llevaba su portafolio, su chaqueta y su teléfono, todo en la misma mano.

El pelinegro a su frente tenía una sonrisa que él no correspondió. Estaba molesto.

—Necesitaba verte —el pelinegro lo miró, suplicante, intentando eliminar la molestia en la cara de su antiguo amante—. Necesitamos hablar —HeeChul suspiró.

JaeJoong estaba estacionado afuera de su edificio, apoyado en el auto con los brazos cruzados y usando un elegante traje de color rojo. HeeChul debía admitir que se veía apuesto. Suspiró de nuevo eliminando ese pensamiento de su cabeza.

—Ya te dije que no tenemos nada de qué hablar.

Y era cierto. Cuando HeeChul habló con JaeJoong, fue muy claro al decir que lo de ellos había terminado. Y que no lo buscara de nuevo. HeeChul no quería nada con el menor, así que se alejó de él. Y estuvo evitándolo por todo el tiempo en que no estuvieron juntos. O gran parte del tiempo en que no estuvieron juntos. 

—Hay muchas cosas que no quedaron claras entre nosotros, Rella.

—Te he dicho que no me digas así —el mayor miró su teléfono que estaba vibrando. SungMin lo estaba llamando.

—De acuerdo, pero ven conmigo. Te extraño —se acercó a HeeChul quien retrocedió un paso y levantó una mano para detenerlo.

—JaeJoong, es mejor que te vayas —ignoró la segunda llamada de SungMin.

— ¿Por qué? Prometo que no haremos nada indebido —le sonrió. HeeChul lo miró serio. Si SungMin llegaba en ese momento y los veía se molestaría con él. Y mucho.

—No. Vete —demandó.

—Pero, HeeChul…

—No, Jae —bufó—. JaeJoong. Vete, ¿sí?

—No hasta que me digas cuándo podremos hablar —hizo un puchero.

—JaeJoong, no seas así. Vete, ¿bien?

—Ya te dije la condición con la que me iré —su voz se tornó seria al igual que su expresión.

—Tú y yo no...

— ¡HeeChul hyung! —cerró los ojos con fuerza. Esa era la voz de SungMin.

Escuchó sus pasos acercarse. Suspiró ligero y miró al chico frente a él. Ya podía imaginar el enojo del menor.

—Hola —el rubio saludó al nuevo con una venia—. Hyung, te he estado llamando y no me contestas —se dirigió a HeeChul hablando con un ligero puchero en sus labios.

—Lo siento, estaba ocupado —no lo miró. Se fijó en que JaeJoong tenía una sonrisa en dirección a SungMin y le dieron ganas de abofetearlo.

—Eso creí así que vine a verte —SungMin empezó a balancearse de adelante hacia atrás con las manos entrelazadas—. ¿No vas a presentármelo? —quiso saber el rubio.

—No —se apresuró a decir en su dirección. Sólo entonces HeeChul lo miró y SungMin vio desesperación en el rostro de su hyung. Y sospechó de quién se trataba.

— ¿Por qué no? —quiso saber JaeJoong. Miró a su antiguo amante sin quitar la sonrisa, miró en dirección a SungMin y se presentó. Hizo una leve venia y cuando levantó la mirada pudo ver una expresión de furia en el recién llegado.

— ¿Vas a venir conmigo o no, hyung? —las palabras fueron dichas con los dientes apretados. SungMin no se molestó en devolverle el saludo.

—Sí, Min. Yo tan sólo...

—Te espero en el auto —el rubio se dio la vuelta y se alejó de ellos dos.

HeeChul miró a su amigo irse. Luego miró a JaeJoong y le pidió que se fuera, de nuevo.

—Dime cuándo nos veremos y me voy —HeeChul negó con la cabeza.

—Adiós —giró sobre sus talones y dio dos pasos hasta que una mano sujetando su brazo con fuerza lo detuvo.

—Necesito hablar contigo, Kim HeeChul —los ojos del alto bailaban mirando a las orbes del mayor—. Y no voy a irme, ni tú tampoco te irás, hasta que me digas una fecha en la que nos veamos —HeeChul miró al pelinegro y suspiró rendido.

—De acuerdo —JaeJoong sonrió complacido.

************

—No puedo creer que te sigas viendo con él, hyung —HeeChul estaba en el asiento del copiloto, mirando por la ventana. No quería ver la furia en la cara de su rosado amigo, suficiente tenía con escucharla—. Se supone que ya no tienes nada con él, ¿qué hacía afuera de tu trabajo?

—Se supone que los mayores son quienes hacen los interrogatorios, no los menores —trató de mantener un tono neutral.

—Ahora no me importa eso, HeeChul —lo regresó a ver—. ¿Qué hacía él ahí? —volvió a mirar la carretera.

—Vino a verme, aunque le dije que no. ¿Qué querías que hiciera?

—Que lo ignoraras, eso quería. Eso quiero. ¿No que quieres conquistar de nuevo a SiWon?

— ¿Qué tiene que ver SiWon en esto? —lo miró haciendo una mueca.

—HeeChul hyung, no me hagas lanzarte del auto de una patada —dijo Min con toda la paciencia que podía tener en ese momento—. No lo vas a volver a ver y fin de este cuento. ¿Me escuchaste, hyung? —el aludido asintió—. Bueno —suspiró—, ya que me he puesto de mal humor. Ya no quiero karaoke, quiero comida. Y tú pagarás —HeeChul bufó. A veces dudaba de que él fuera el hyung entre ellos.

************

El viernes de la siguiente semana había llegado rápido. HeeChul ya dudaba de todo eso. Ni siquiera debió aceptar ver a JaeJoong de nuevo. El aura de peligro que rodeaba al menor le atraía, y no era algo de lo que se sintiera orgulloso.

Se miró de nuevo frente al espejo, se acomodó un mechón de cabello, se arregló la chaqueta y suspiró. No quería ir, pero quería acabar todo con JaeJoong de una vez por todas.

Tomó las llaves del auto, la billetera y salió.

—El peligro siempre te atrajo —lo recibió JaeJoong, parado en la puerta, mirándolo de pies a cabeza.

—No esta vez —habló indiferente—. ¿Vas a dejarme entrar o no? —el alto sonrió de medio lado y se hizo a un lado dejándolo pasar.

HeeChul vio el departamento. No había cambiado mucho desde la última vez que había estado ahí.

— ¿Quieres algo de beber, precioso? —HeeChul lo fulminó con la mirada y JaeJoong no pudo evitar reír—. Sabes que estoy jugando, Chul —levantó las manos en señal de rendición—. ¿Te ofrezco jugo de naranja? ¿O algo más riesgoso?

—Agua estaría bien —el alto volvió a reír, negando con la cabeza, yendo hacia la cocina por la bebida del mayor. Lo llevó a la sala, envuelto en una servilleta de tela, junto con un portavasos—. Dime, ¿qué quieres que hablemos, según tú?

—De nosotros —el pelinegro se sentó a su lado, muy cerca, algo que no le gustó mucho a HeeChul. Se removió a un lado, tratando de alejarse, pero el menor se unió a él. El mayor evitó hacer una mueca.

—No hay un nosotros. Ya no más —le dio un sorbo al vaso.

—Y no entiendo por qué. Ya no estás con SiWon. No estás atado a nadie —el bajo dejó su vaso en la mesa—.  ¿Por qué no regresas conmigo?

—Porque lo nuestro fue sólo una aventura, JaeJoong. Una que ya terminó —enfatizó la tercera palabra.

—Para mí no ha terminado —susurró el alto, mirándolo con una cara de súplica.

—JaeJoong, por favor —hizo un ademán—. No nos vemos desde hace meses. No me digas que te has enamorado de mí —bufó burlón, terminando con su bebida. Luego, cuando el silencio fue prolongado, HeeChul se dio cuenta de la situación—. Tú... ¿Acaso tú?...

—Sí, Kim HeeChul. Por eso no puedo dejarte ir —se acercó más al mayor—. Vuelve a mí —susurró, tomando el vaso y dejándolo en la mesita del centro, para luego tomar las manos del mayor entre las suyas.

HeeChul vio los ojos del menor brillar. Vio súplica, incluso un atisbo de esperanza. Pero HeeChul no podía corresponderle. Él no lo amaba.

—Sabes que no puedo corresponderte...

—Entonces dame una oportunidad para que lo hagas —el alto acercó una mano al rostro de Chul, pero éste se puso de pie enseguida.

—No debí venir —caminó en dirección a la puerta, pero se detuvo a medio camino cuando unos brazos rodearon su cintura.

—No me abandones —JaeJoong enterró su cara en el cuello de HeeChul, aspirando su aroma. No pudo evitarlo y le dio un beso suave, incitador, peligroso. HeeChul sabía a donde iba todo eso. Fueron muchas las veces en las que el menor lo convencía así de no irse. Ya se conocía el cuento a la perfección.

Trató de alejarse, pero Jae apretó su agarre y siguió repartiendo besos en su cuello. Él, en un acto involuntario, movió su cabeza a un lado exponiendo más su cuello, dándole más terreno a JaeJoong para besar. El menor sonrió satisfecho y continuó con su trabajo.

Y lo llevó lentamente a la habitación.

************

HeeChul estaba en el sofá de su departamento. Tenía una copa en las manos, una botella de vino en la mesita de café, y su cuerpo desparramado. SungMin entró usando las llaves de repuesto y cuando lo vio supo que no le tenía algo agradable que contar.

—Lo viste, ¿no? —HeeChul asintió. El rubio suspiró. Fue a la cocina por una copa y él también se sirvió vino—. ¿Y? ¿Qué pasó? —se sentó a su lado, manteniendo su distancia.

—Dijo que me amaba —Min se atragantó con la bebida luego de escuchar aquello. El mayor ya esperaba una reacción así—. Que por eso no me dejaba ir —le dio un trago a su copa—. Y no sé qué otras cursilerías más.

— ¿Y tú qué hiciste?

—Le dije que no iba a corresponderle —se incorporó y se sirvió más vino—. Que lo nuestro fue sólo una aventura, que ya terminó —miró a su amigo—. Pero él insiste.

Min se mantuvo en silencio. La copa pegada a sus labios.

—Y… ¿pasó algo por lo que deba lanzarte desde la ventana? —el rubio miró a HeeChul. El mayor suspiró y luego miró a Min.

—Estuvo a punto de pasar —lo susurró, esperando reducir el enojo que eso causaría en el menor.

—HeeChul... —la seriedad en su voz era un claro indicio de que cumpliría su amenaza si escuchaba algo que no le gustaba.

—Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando me detuve y me fui de ahí. Le dije que no me buscara más —bebió de su copa—. Eso es todo lo que debes saber —se incorporó.

— ¿No estás mintiéndome, hyung? —el aludido negó con la cabeza.

 HeeChul bebió de su copa. Min bebió de la suya. Pasaron unos minutos en silencio. Y Min recordó su conversación con SiWon.

— ¿Por qué no me dijiste que habías visto a SiWon el día de San Valentín?

—No lo creía necesario —el mayor se encogió de hombros—. No pasó nada extraordinario, de cualquier forma —se encogió de hombros nuevamente.

Min se fijó en que HeeChul no se encontraba de un gran ánimo así que quiso ayudarlo un poco.

—Y supongo que supones que ese par tuvo una cita, ¿no? —lo miró con una sonrisa ligera. Conocía tan bien a su hyung que cuando él se encogió de hombros supo que eso creía. Una sensación de orgullo lo llenó y se incorporó—. Pues, déjame decirte que, no fue una cita —canturreó y el mayor miró al rubio.

— ¿Qué? —fue su turno de incorporarse. Dejó la copa en la mesita y lo miró de nuevo. La incredulidad y la esperanza estaban pintadas en su rostro—. ¿Estás seguro? —SungMin asintió repetidas veces—. Pero... ¿Y la caja de chocolates?…

—KyuHyun la compró para su hermana —llenó su copa—. SiWon me dijo que KyuHyun quiso ser amable y comprarle dulces, pero SiWon no quería, así que el chico aprovechó para llevarle algunos chocolates a su hermana —le sonrió.

—Implica que tengo una oportunidad —habló más para sí mismo que para Min, quien bebió vino antes de hablar.

—De hecho, SiWonnie está decidido a empezar algo con KyuHyun, si es que se da la oportunidad —el pelinegro miró a su rosado amigo—. Y KyuHyun está decidido a conquistar a SiWon, hyung. Si vas a actuar, que sea pronto —HeeChul miró la botella, suspiró y se desparramó de nuevo sobre el sofá.

************

Sabía que siempre podía contar con su hermana. Ella siempre lo aconsejaba, y lo golpeaba cuando hacía algo mal. Cuando supo lo de SiWon no fue la excepción.

—No te lanzo por las escaleras porque debes seguir nuestro apellido —había dicho su hermana halándolo de la oreja.

HeeChul quedó con la oreja roja por dos días.

Y estaba en su casa, con un pedazo de tarta en su regazo y su hermana frente a él pensando.

—Nunca he estado en una situación como esta, Chul —lo miró—. ¿Cómo enamorar a un hombre gay? —Se quitó un mechón de la frente—. ¿Cómo lo hiciste antes?

—Antes fue él quien me enamoró —comió de la tarta—. Y yo no sé qué hacer.

—No hables con la boca llena —HeeChul tragó—. Pues yo tampoco —lo miró apesadumbrada —. Lo siento.

HeeChul se encogió de hombros y le sonrió. Ya buscaría una manera.

************

Era sábado de nuevo. Estaba ignorando las llamadas de su teléfono y estaba sentado en el piso de la sala con un montón de papeles regados. Eran papeles escritos y fotos de él y SiWon. Tenía que idear un plan de conquista que funcionara. Y lo haría como SiWon lo había hecho con él. El problema estaba en si SiWon aceptaría sus invitaciones.

—No puede rechazarlas —decía ShinDong, comiendo la manzana que les habían dado de postre en el trabajo, un miércoles. HeeChul le había contado su idea de conquistar de nuevo a SiWon—. Eres un hyung, los menores no pueden rechazar a los mayores —HeeChul miró a su amigo, y agradeció que él no lo detestara como los demás.

— ¿A dónde lo llevo?

—No se te ocurra una cena —lo apuntó con un dedo—. Puede ser un desayuno, o hasta un almuerzo si quieres que sea más íntimo. Pero no una cena.

— ¿Una cena es muy íntimo?

—Mucho —y dejó sus restos de la manzana a un lado.

HeeChul tomó su bandeja, la dejó en un mesón y fue a su oficina.

Pensaría a dónde llevarlo.

************

—Entonces quieres que yo lo invite y le diga que vas tú. Y como soy un hyung, no va a rechazar la invitación, ¿no? —HeeChul hizo un sonido de aprobación—. Hyung, estás loco.

—No necesito que me digas eso, Min. Necesito que me ayudes a reconquistar a SiWon.

—Hyung... —SungMin se sentó en la cama acomodando la sábana en su cintura. YoungWoon se acercó a él y le empezó a besar los hombros—. Hyung, este viernes no creo que sea.

— ¿Por qué?

—SiWon tiene una reunión en la mañana y un almuerzo con unos accionistas.

—Todo es negocio para él —Chul se quejó lanzándose a la cama.

—Sí... —SungMin se encogió de placer.

—Entonces, ¿crees que se pueda el lunes? —SungMin lo pensó un poco.

—Yo le digo y te informo si puede, ¿de acuerdo?

—Claro. Y, gracias por ayudarme.

—Claro, hyung —cortaron la llamada.

—Fue muy bueno de tu parte decirle que será un almuerzo de negocios, Min —KangIn besó el cuello del menor.

—No podía decirle de KyuHyun —dejó el teléfono en el buró y se dio la vuelta besando a su novio.

—Aunque merecía saberlo —susurró sobre sus labios.

—No empecemos a discutir —y el beso que le siguió a aquello los mantuvo ocupados parte de la noche.

************

SiWon estaba nervioso. Y no le gustaba estar nervioso.

Caminaba de un lado al otro pensando en el almuerzo de ese día. Sería su primer almuerzo con KyuHyun, sin motivos del trabajo.

Irían como dos personas adultas que estaban dándose una oportunidad.

SiWon sacudió la cabeza. No estaba dándose una oportunidad con KyuHyun. No todavía. Sería sólo un almuerzo. Sonrió ante la idea.

El sonido de su teléfono lo sobresaltó y llevó una mano a su pecho. Estaba realmente nervioso.

—SiWon, ¿listo para ir con KyuHyun? —SiWon pudo interpretar las intenciones ocultas de SungMin.

—Estoy nervioso —admitió, sintiéndose torpe—. Y no tengo por qué estar nervioso, ¿o sí? —SungMin  rio ligero.

—Debes tranquilizarte, SiWonnie. Piensa que es sólo un almuerzo.

—Eso estoy pensando, pero no ayuda —se sentó—. ¿Y si KyuHyun piensa que esto es cómo?...

— ¿Darle una oportunidad? —Min completó la frase—. Si tú no lo pensaras, no habrías aceptado —el menor suspiró —. Además, KyuHyun no es tonto —SiWon asintió—. Él te invitó a comer sólo como amigos, ¿no? —El alto hizo un sonido de aprobación—. Entonces él no está pensando en nada más que eso, Wonnie. Trata de tranquilizarte. No es una cita. ¿O lo es para ti? —SungMin sonrió de medio lado.

—No lo es. Es tan sólo que... —suspiró—. No he salido con nadie más que con HeeChul en cinco años. Siento que no sé hacer o qué decir.

—Sólo sé tú, SiWon. Además van como amigos, hombre. Sólo ve y conversa con él de... No sé, del clima si quieres —SiWon sonrió—. ¿Tú tienes que ir a verlo?

—No, él dijo que pasaría por mi oficina cuando se desocupe.

—Bueno. Te deseo suerte. Y, por favor, cálmate. No es una cita —SiWon asintió.

Terminaron la llamada y SiWon dejó su teléfono de lado. Suspiró y pasó una mano por su cara. SungMin tenía razón. No era una cita.

— ¿Hyung? —KyuHyun apareció por la puerta. SiWon miró en su dirección y le sonrió—. Ya podemos irnos —el mayor asintió y fue hasta el perchero tomando su chaqueta. Regresó al escritorio por su billetera y entonces se fueron.

************

— ¿Te sientes incómodo? —preguntó KyuHyun haciendo que el mayor lo mirara.

—Lo siento —regresó su mirada al plato.

— ¿Te incomoda estar conmigo? —el mayor negó. Estaba por decir algo pero el camarero llegó a retirar sus platos y darles el postre.

—No me incomoda estar contigo, KyuHyun.

— ¿Entonces? Has pasado toda la comida sin hablar y respondiéndome con monosílabas. ¿Hice algo mal?

—En lo absoluto —negó con la cabeza, asombrado que el menor se sintiera culpable—. Tan sólo estaba nervioso.

— ¿Por qué?

—No he salido con nadie en mucho tiempo y... —se mantuvo en silencio un momento, pensando en las palabras correctas que decir. Miró al menor y lo vio sonrojado.

—SiWon, esto no es una cita, y te lo dije —hablaba despacio y bajo—. Sé bien que aún no estás listo para una nueva relación y...

—KyuHyun, basta.

—Y te dije que no iba a forzar nada…

—KyuHyun...

—Así que no tenías que incomodarte.

—Creo que quiero darme una oportunidad contigo, KyuHyun —el aludido lo miró con los ojos bien abiertos—. Creo que es tiempo de avanzar —el castaño dejó su tenedor de lado.

— ¿Lo dices en serio? —el mayor asintió. Y la sonrisa que vio crecer en los labios de KyuHyun le dio algo de esperanza—. Entonces tengamos una verdadera cita mañana —SiWon asintió con una sonrisa—. De acuerdo —y continuó con el postre.

SiWon hizo lo mismo sintiendo el entusiasmo crecer en su interior.

Notas finales:

A todos quienes leen esta serie, muchas gracias.


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