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Nuevo novio, nuevo hijo por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Gente!! me equivoque en subir los capitulos, lo lamento mucho, asi que agregue el capitulo 3 que era el que originalmente me salte...

 

La casa estaba llena de cajas, pero a leguas se podía notar que era mucho más grande que la que solían tener, había sido bastante tiempo, pero con sus ahorros por fin había logrado comprar algo mucho más cómodo, no solo para él, también para Keiji, recordó cuando le habían mostrado la casa, en ella podría darle muchos espacios al menor, para sus cosas, para su música, apretó la caja que llevaba en sus manos, aquella que guardaba sus recuerdos, aquella que escondía cosas que debía haber dicho hace demasiado tiempo.

 

 

 

—Tío Kei. — la voz del pelinegro lo volvió a la realidad. — ya está todo en su lugar, aunque es tarde quizá sea mejor que mañana ordenemos.

 

 

—Sí, lo mejor es que por hoy simplemente veamos las camas, para que podamos descansar. — el rubio vio al menor subir, el de lentes esperaba que le gustara la habitación que había dejado para el menor.

 

 

Kei suspiró, tomó aire, esperando la reacción del moreno, sabía que su relación se había vuelto tensa con los años, Keiji era distante, no solía compartir con él, ni mucho menos tener algún tipo de muestra de cariño, aunque realmente no lo culpaba, sabía que era su culpa en totalidad.

 

El de lentes pidió una pizza, finalmente subió las escaleras, pero su sorpresa fue grande al notar como el moreno sacaba las cajas que se encontraba en la que se supone sería la habitación del menor.

 

 

—Keiji…— Kei sintió un nudo en su garganta.

 

—lo siento tío, creo que se equivocaron de habitación, pusieron mis cosas aquí, pero si me das un tiempo cambiare de lugar…

 

 

—No era un error, pensé que te acomodaría esta alcoba.

 

 

—ohh, entonces no te molesta…—un silencio incomodo se formó entre ambos, Kei lo meditó un par de minutos, sería buena idea que hablara con el menor, miró la caja entre sus manos, sería minuto de disculparse por sus errores.

 

 

—Keiji…— el sonido del timbre lo distrajo, probablemente había llegado la pizza. — pedí pizza, favor recibela. — Kei se fue a su habitación, nuevamente se había sentido incomodo de hablar el tema con el menor, era bastante patético.

 

 

La cena transcurrió en silencio, el moreno se quedó mirando el plato de Kei, quien simplemente había comido medio trozo de pizza.

 

 

 —Tío Kei, deberías comer un poco más, te vas a enfermar.

 

—Tranquilo, realmente no es para tanto…

 

Keiji suspiró, sabiendo lo negativo y evasivo que podía ser el rubio cuando se trabaja de temas que involucraba su salud o temas personales.

 

Una brisa helada podía sentirse esa noche, pero Kei no quería cerrar sus ventanas, se sentó en la cama con un cigarrillo en los labios, junto con la caja azul que tanto había cuidado durante la mudanza.

 

—Nii-san, arruine la vida de tú hijo, arruine su niñez y parece que solo logro arruinar su vida, realmente estoy lejos de ser bueno nii-san, realmente lo siento.

 

Apagó el cigarro y simplemente se recostó, esperando el amanecer, con el mismo nudo en su garganta que sentía desde que había roto el regalo del menor.

 

Por su parte Keiji no podía dormir, la habitación era enorme, no podía entender la actitud de Kei, se removió un poco inquieto por lo que había comido su tío ese día, no quería que terminará enfermando, miró junto a la cama, donde descansaba la foto de sus padres.

 

—No puedo imaginarme a mi tío contigo mamá.

 

Keiji despertó cuando el sonido de la puerta llamó su atención, alguien llamaba a la puerta con desesperación, miró la hora notando que eran si quiera eran las seis de la mañana.

 

Bajó las escaleras con pesadez, miró la ventana, un chico de cabello negro y llamaba a la puerta, muy en contra a lo que Kei le había enseñado, simplemente abrió la puerta, se concentró el mayor, evitando al joven de poleron gris que se escondía a espaldas del moreno.

 

—Lamento molestar, soy su vecino, me llamó Tetsuro Kuroo, mi hijo perdió su gato, quería saber si no entró por su… —la frase quedó a medias, cuando un fuerte grito y un rubio bastante molesto bajaba las escaleras.

 

Keiji pudo ver como su tío bajaba con un gato negro apresado a su cuello, parecía que le enterraba las uñas, aunque el menor no pudo evitar reír, ya que aunque su tío no era un gran fanático de los animales, ellos parecían encariñarse rápidamente con él.

—Keiji, quien está…— el de lentes sintió su pecho apretarse, era como si el aire no entrara a sus pulmones, simplemente lo hacía sentir incomodo, era extraño, era algo que en realidad no podía siquiera describir. —Hola…buenos días.

 

—Buenos días. —Kuroo actuó cortes, pero en el fondo se sentía extraño, la mirada del rubio era diferente, sus ojos había tenido una conexión, algo que todo su cuerpo había sido capaz de sentir en un simple segundo. —Soy su vecino y creo que mi gato le está dando algunas molestias.

 

El pequeño gato negro maulló fuerte al sentir la voz de su dueño en la entrada, era como si supiera que se le avecinaba un regaño.

 

—Si bueno, encontrarse con un gato durmiendo a tú lado, no es la forma más agradable de despertar, si realmente no tengo mascotas, pero al menos no me araño.

 

Kei le entregó el gato a su dueño, notando como esté se lo pasaba al muchacho a sus espaldas, quien simplemente agradeció y se marchó de regreso a su casa.

 

—Lo siento, mi hijo no es muy comunicativo con los extraños, aunque si agarra confianza será peor que el gato. —Kei sonrió, aunque no entendía el motivo, si finalmente la broma del moreno no le había causado gracia alguna. —No me ha dicho su nombre.

 

El de lentes salió de su trance, para un poco titubeante señalar. — Kei…—sabía que sus mejillas se habían sonrojado. —Lo siento…Kei Tsukishima, es un placer.

 

—¿Kei Tsukishima? ¿el doctor? — Kuroo lo miró fijamente, tocando suavemente la mano que el de lentes le ofrecía. —quien lo diría, seremos vecinos y compañeros de trabajo, soy abogado, estoy a cargo de los resquicios legales en el hospital. —pero de la nada una corriente eléctrica recorrió sus cuerpos, era un sensación desconocida para Kei y algo realmente preocupante para Tetsuro.

 

El ambiente cambio entre ambos, hablaron un par de segundos, cuando un sonido de algo rompiéndose hizo imaginara a Kuroo, que Kotaro estaba preparando el desayuno.

 

Kei cerró la puerta sintiendo como el color subía a sus mejillas, su corazón latía como loco en su pecho, no estaba seguro de que era lo que estaba pasando con él, pero al parecer la nueva casa le traería más de una sorpresa.


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