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Nuevo novio, nuevo hijo por Samantha0507

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Notas del capitulo:

Hola, este capitulo la personalidad de los personajes no es muy acorde, pero es para dejarlos con una personalidad posterior mas parecida a la del manga o la serie.

Espero no lo odien.... nos leemos 

 

 

 

Kei era bastante arisco, cortante e incluso frío, no confiaba en muchas personas, ni demostraba lo que le pasa, pero cuando su madre había roto en llanto esa mañana de marzo, el rubio había dejado que las lágrimas bajaran por sus mejillas.

 

Subió al cuarto donde su hermano solía estar, a ese cuarto donde cada noche cantaba una canción de cuna.

 

—¡Akiteru! — gritó, pero solo se encontró con los ojos llenos de lágrimas del pequeño Keiji.

 

Kei lo miró enfurecido, continuo su busqueda por el lugar, gritó por la casa, le marcó a su celular, hasta que sus rodillas golpearon contra el suelo, por la desesperación, su hermano había muerto, simplemente se había ido siguiendo a su amado o al menos eso era lo que podía escuchar.

 

Keiji bajó las escaleras, con su pequeño conejo entre los brazos, miró a su abuela quien lloraba desolada, luego se acercó a su tío, el no solía estar a su lado, ni hablarle, pero ya no tenía a su mamá.

 

— Kei-cha…

 

—No te parecer nada a Akiteru nii-san, eres la viva copia de tú padre…— el de lentes le dio la espalda, aunque para Keiji ser parecido a su padre no era algo malo, por un segundo deseo haber nacido con los rasgos de su madre.

 

El funeral fue triste, era extraño para el pequeño, pero ya sabía lo que tenía que hacer, lo había vivido con su padre meses antes, ahora su mamá estaba en el cielo también.

 

Cuando estaba por cumplir seis años, su abuela había enfermado, habían decidido internarla, ya no había nadie que lo cuidara, se sentía un poco solo, fue ese día que los fríos ojos de su tío habían topado con los suyos nuevamente.

 

—Te quedaras conmigo, me haré cargo de ti desde ahora…

 

Kei Tsukishima estaba estudiando medicina, era un muchacho brillante, sus notas lo hacían destacar, pero su actitud siempre terminaba por hacerlo un poco más obvio para todos.

 

Luego de que su madre enfermara, Kei sabía que su pequeño sobrino quedaría a su propio destino y por un segundo la idea de llevarlo a un orfanato se le hizo sumamente lógica, pero no fue hasta que lo vio guardando sus cosas que pudo percatarse, si había un extraño parecido con su hermano, algo no físico, sus movimientos, sus gestos, ese extraño brillo en sus ojos, era un vínculo, algo como lo que solía tener con su hermano.

 

La relación entre Keiji y Kei no era cercana, al menor no le faltaba nada o al menos materialmente hablando no faltaba nada, pero el afecto y el apoyo que necesitaba era algo que el pelinegro desconocía.

 

Fue una noche de otoño, las clases estaban por terminar Keiji entraría a la primaria y su maestra lo había felicitado, llegó feliz a casa dejando el regalo que con mucho esfuerzo había preparado en la clase.

 

Las madres de sus amigos habían ido ese día, había una celebración, pero para Keiji ese era simplemente un día más, en sus fotos no hubo nadie que posara con él, tomó el regalo que había preparado para su mamá, junto a sus compañeros, pensó en dárselo a Kei esa noche, se sentía pleno de por primera vez haber hecho algo que era remotamente digno de estar en manos de su tío.

 

Keiji tenía una rutina, calentó su comida y se cambió el uniforme, Kei tenía la mala costumbre de cambiar de lugar las cosas, pero el menor no le importaba.

 

Tsukishima había tenido un pésimo día, una de las materias le estaba costando más de lo que el mismo deseaba, sus notas no habían bajado en forma considerable, pero si lo suficiente para que rubio se sintiera molesto, su trabajo de medio tiempo tampoco había sido de las mejores, odiaba esas fechas, siempre que las tardes se volvían frías, trabajar en el café se hacía realmente una molestia.

 

Entró a casa, todo estaba igual que siempre, no tenía hambre, ni mucho menos ganas de tener alguna clase de conversación con el menor, simplemente se fue a su cuarto.

 

Ya pasada las ocho, Keiji caminó con el regalo en las manos, había pensado tanto en que hacerle de regalo al mayor, con mucho esfuerzo había logrado preparado una especie de pote para sus lápices.

 

—Kei-chan…— Habló bajito, sabía que al mayor estaría estudiando, después de unos minutos abrió la puerta. —¿Kei-chan? ¿Puedo pasar? — el menor notó la oscuridad en la habitación, estaba asustado, encendió la luz, tenía miedo de entrar.

 

—¿Pero qué demo…— Kei se puso los lentes, le dolía la cabeza y la luz no era realmente de ayuda. —¿qué quieres?

 

—yo…hoy hubo una celebración y como no pudiste asistir…

 

—te dije que no tengo tiempo para participar en cada cosa que se les ocurre en tu escuela, ya es bastante difícil hacerme los horarios para hablar con tu maestra.

 

—Si lo sé, pero yo quería…

 

—¿Si lo sabes, entonces me puedes explicar a qué vienen esos reclamos?

 

—No estoy reclamando. — Keiji subió la voz.

 

—No grites. — Kei se oprimió el puente de la nariz, como si la presión que sentía en sus ojos se concentrara en ese lugar, se levantó molesto. — eres igual de enérgico que tú padre, te pareces tanto a él, no entiendo como mi Akiteru-niisan pudo fijarse en alguien como él, ese idiota, destruyó su vida.

 

—pero mamá…— Keiji dejó caer lo que llevaba en las manos, cubriéndose la boca al darse cuenta lo que había dicho.

 

—No vuelvas a llamarme de esa forma, nunca, vete a tú habitación. — alejando al menor de los trozos de greda que se esparcían por el suelo.

 

Keiji corrió a su habitación, quería llorar, tomó la foto de sus padres, ese donde su mami sonreía, con el de bebé, mientras su padre lo rodeaba en un abrazo.

 

—Es verdad, yo no tengo papis…— esa noche las lágrimas habían terminado por dormir al pequeño moreno.

 

 

Kei por su parte se quedó observando los restos de greda en el suelo. — que patético. — se recriminó entendiendo lo que había provocado, tomó los restos del regalo, esa noche no estudio, simplemente pegó el proyecto del niño, esperando poder disculparse.

 

A la mañana siguiente, Kei abrió los ojos notando el sonido de su teléfono, estaba dormido sobre el escritorio, salió del cuarto, pero Keiji ya no estaba.

 

Kei intento disculparse varias veces, pero no había podido cruzar palabra con el menor, su orgullo se lo impedía.

 

Los años pasaron rápidamente y la distancia entre ambos se hizo más grande, Keiji era cortante y distante, pero un buen chico, ambos se bajaron del auto, su nueva casa los esperaba.

 

Kei miró a su alrededor, esperaba que esa nueva vida le ayudara a reparar sus errores del pasado.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Nos leemos 


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